VEGUET'4 Número 1 octubre 1991. (85-95) 85
La teoría de la historia
de la ilustración.
Su incidencia en Canarias.
* rn.i.o i'e süi Tiíuidi de Eibiu~idi viudc r~~F~d~. ui~ddde Geografía e Hisroria.
Uriiversidad de Las Palmas de Gran Canaria
Iuai~ Manuel Santaiia Pi~eueí
L os hechos sociales siempre suscitan desiguales
interpretaciones por parte de los
estudioso.; de esos problemas. Cada una dc
estas interpretaciones de la realidad sc hace
fundándose en unos pensamientos. conocimientos.
tcorias, ideas económicas, muy conectadas
con el momento social y con el tiempo
histórico.
El Antiguo Régimen presenta unas carac
terísticas socioeconómicas diferentes con
rpspecto a la etapa anterior y a la posterior, esto
es admitido también en el terreno filosófico
y, todo ello. hace que la teoría de la historia
&"-L:A- ..--- &--: A:
~ cigia Laiiiuici i ui i a s iui i i iutaiiui ic> u i v c i >a>,
que al mismo tiempo, evolucionan a lo largo
del siglo XVIII.
t n esta larga etapa que denominamos Antiguo
Regirrieri, debernos anali~ar como un
momento teórico distinto, la segunda mitad
del siglo XVIlI con el desarrollo de la llustración.
SP SIIPIP decir ~ I IdPiir ante el predominio
intelectual de la Ilustración faltaba la perspectiva
histórica, pero esto no está tan claro Durante
e! siglo XVIlI se produce una reacción,
que hacía falta, contra la preocupación por la
historiografía militar, dinástica y diplomática
Se dio una nueva importancia a los factores
culturales e intelectuales y se atendió a la vida
del pueblo y a los hábitos v costumbres de
los hombres.
Lo que sí es cierto es que durante esta
centuria los historiadores fueron poco críticos
con las fuentes y estuvieron poco inclinados a
la investigación histórica No obstante, debemos
precisar que a parrir de esre siglo nabrj
una sistematización relativa de los procedirriieritos
de crítica documental pues se trataba
de una disciplina fundamentalmente empírica'.
Existen una serie de intentos para entender
la historia mediante el descubrimiento de
algún principio de explicación que pudiera
sustituir 3 !m pri~cipiort,e u!ógicos de !u Edad
Media y del Renacimiento.
El siglo XVlll ha sido atacado por valorar la
razón por encima de todo. Sin embargo. los
ilustrados aportaron ¿t ¡a historia del momento,
la tcoría y la racionalización de los hechos.
aunque nunca se preguntaron qué es la historia.
Los historiadores-filósofos de este siglo
se apresuraron en el desarrollo de sus síritesic,
sin embargo, ninguno de ellos tuvo un conocimiento
tactual lo suficientemente amplio
y exacto para que piidi~ra garantizar la construcción
de una filosofía de la historia
El pensamiento de Kant resulta paradig-
-:a:-,. -"-+:A- ".." "-----":---" ,.-
i i ia~icuc i i C>LC ~ C I I L I U V , 2 ~ L3V ~ I C C ~ C I V I L3Cc ~
formaron balo la influencia de la Ilustración
francesa e inglesa. en particular de Rousseau.
Kant fue un escritor consciente de que, los
intentos de la centuria por elaborar la historia,
no se basaron únicamente en aspectos filosóficos,
sirio tarnbiéri sobre temas ceritrddos
en la vida cotidiana. Sin embargo, como
sostiene M a n i i ~ I Sacristán, m la obra dr
Kant no se aprecia con nitidez qué es la historia
de la filosofía y, qué es la filosofía de la
historia. porque la primera prevalece siempre
sobre la segunda7, además, es que los escritos
sobre teoría de la historia son pocos y
breves y, la historia la estudia para desarrollar
una filosofía moral, intenta poner orden
en la historia. extrayéndole un sentido y hacicndola
profctizar.
Kant desarrolla el concepto de idea como
fruto de la razón, que sería todo aquello que
define a cada una de las ciencias.
Sobre la cientificidad de la historia se
pianrea:
«Es lícito esparcir en el curso de una historia presuiitione,
que llenevi lui layunus que ofre~enla s noticias;
porque lo antecedente, en calidad de causa lejana, y lo
consiguierite, tomo efecto. pueden ofrecernos una dirección
bastante segura pura el destubriiniento de las causas
intermedias que nos hagan corwpnnsihle el trdnsito.
Pero pretender que una historia surja por entero de pre-
; ~ i , , r i nmn r inn nnvnin A i f n i n ~ r i n v c nin ni i rLr i 1101 vivnlinrtli An .,",,C1",,'',," " " I ' " r ' Y L " L . ~ L YLL,. r."y""lY Y."
una noveh4.
Así, la idea del «mundo físico)) es el objeto
de estudio de la física, también la idea de
chomhrci, daría ciicrpo a la ética, sin embargo.
este autor, no se cuestiona qiié es la física o
qué es la ética, en definitiva, no se plantea qué
es la ciencia El hombre es uri ser que cuiiuie
y actúa moralmente, pero también es un ser
que disfruta, que siente placer, tanto a nivel
sensible y mediato romo en las formas específicds
de placer que proporciona la creación
artística.
Para los estudios históricos y filosóficos.
piensa que es necesario apoyarse eri la biologí..
E! cuncepto hor?.hre. pyra e!, estarfa com
puesto por dos nociones fundamentales:
a) Estudio del organismo físico, que evoluriuria
de Iorriid visible, y, fatalmente, pues
envejece y muere. Estc campo forma parte de
la biología.
b) Estudio del ser, que también se desarrolla,
pero no puede descubrirse empíricamente
porque es inrriaterial. Por tanto, se trata
de un desarrollo del que no es posible conocer
su forma final y, se corresponde con un cer
que es dibertadu.
Esta idea de libertad kantiana ha sido criticada
por Manuel Sacristán por considerarla
ambigua y oscura. Por ello, la desarrolla aun
más argumentando que la esencia del hombre
no es sólo desarrollo, sino autodesarrollo,
término éste que designa la forma final del ser
kantiano.
Además dcl concepto ccidea». Kant estudia
el de «progreso», dentro de su particular formd
de comprender la historia. Así este último
conccpto cngluba dos mestiunes
a) El autodesarrollo constante y dinámico
de la esencia del hombre.
b) La realización de una sociedad justa.
Por medio de esa concepción del progreso,
plantea que para saber si el hombre va a
rriejor, se debe hacer una historia profética de
los hechos futuros, haciendo esa elaboración
a nrim d~ Inq acontecimientos que van a m i i -
rrir. Esto es posible cuando el historiador-pro-
La teoría dc la historia de la ilustración Su incidencia en Canarias. 87
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feta, hace y ejecuta los hechos que anuncia
con anticipación. La creencia del progreso no
puede basarse en la experiencia, es también
una idea de la razón, en este sentido dice:
« .. la tarea del filósofo consiste en afirtnar que el des-
Lino del glneru huinana en su con/tinto es un progresar
ininterrumpido y la consuvizaciórz de tal progreso es m a
mera idea -aunque wuy prove~hosa desde cualquier
punto de vista del objetivo nl que hemos de dirigir nuestros
esfuerzos conforn~e con la intención de la Providencia
»'.
En definitiva, la historia para Kant, sería la
formd general y, necesaria para realizarse la
esencia dc! r;cr h::rnanu6
Eri Karit a partir de la década de los noventa
del siglo XViíí vamos a apreciar un
cambio en su concepción de la Historia. Fruto
del proceso revolucionario desarrollado
en Francia, que causó en él gran impresión.
hace que su filosofía de la Historia se encuentre
completamente orientada al futuro.
En la sociedad burguesa estará dada la posibilidad
de un rcino de la libertad; en ella da
comienzo el progreso indefinido, que en un
futuro irnprevisiblc habría dc culminar en su
realización7. La realidad de la vida histórica
no es el estado de paz, sino la lucha antagónica
e incesante entre la humanidad. El carácter
contradictorio del proceso histórico es
condición necesaria para el perfeccionamiento
del género humano. La esencia de dicho
carácter contradictorio estriba en que
los hombres se rniiestran simultáneamente
inclinados a asociarse y, en virtud de la hostilidad
que le es propia, a oponerse unos a
OtiO5, con )a coi-isigüieinte ailieiiaLa de destrucción
para la sociedad. Según Kant sin este
antagonismo y sin las calamidades y sufrimientos
que de él se derivan sería imposible
cualquier progreso. es decir, no podría haber
evolución.
Esta etapa ilustrada en Europa, debemos
caracterizarla, cn gran medida, por la visión racjon-!
ista de \Jo!tairp ( \ &IA+ 1778) nyllien pub!icó
un pequeño escrito titulado Elogio histórico
OUrvcrsdal <le Las Panias do Ira, Canara i t o e c a Unuestsrs a e m m D g a l e Caniris 2015
luan Manuel Santana Péres
de la razón, donde relata sobre la situación de
Europa desde la invasión de los bárbaros, pasando
por la epoca merovingia, por la rt-l,iI
Media, por la toma de Constantinopla y por
las luchas de religión de la Edad Moderna Según
Voltaire en todo este tiempo, reinó la ignorancia,
el furor y el fanatismo, mientras tanto,
la verdad y razón estuvieron escondidas y,
soiamcntc cn cicrtos momentos, salió a la luz
informada de lo que ocurría por la piedad
Para él la razón es algo que el ser hurrianu
debe conquistar y, será este continuo proceso
el que constituye la historia de la Humanidad,
.. . l _ _ .. yd quc ICI I~LUII IIUIIC~ >C ievela, sino que se
descubre.
Corazón y scntimicnto, cstupidcz y cgoísmo.
han hecho hasta el presente la historia,
pero tal historia viene a ser la historia de las
desmesuras, porque la mayor parte del género
humano ha sido insensato e imbécil, sobre todo
aquellos que han pretendido encontrar un
sentido a !as cosas ahsurdas, o !o que es igual,
poner razón d la locura Esto significa usar la
razón para apoyar lo que no es razonable, utiliiar
la iiiteligeiicia para ericubrir la igrioraiicia.
El descubrimiento de la razón no es suficiente
para convertir en civilización la barbarie.
Voltaire busca en la historia la verdad, a la
cual pretende limpiar de las fábulas, los mitos,
las leyendas, esto es. la mentira. Buscará la escueta
verdad de la historia sin darse cuenta de
que todo eso que parece adorno y gala (la fábula,
la leyenda) pertenecen también a la historia.
Si por un lado, intenta comprender la
historia y saber lo que verdaderamente ha
ocurrido, por orro, quiere criricarla üicna acritud
crítica frente a la historia se encuentra
pdra todd la Ilustrdción unidd a ese fino seritido
histórico que el siglo XVlil comienza a tener
frente al absolutismo racionalista del siglo
XVII.
La verdad de la historia es su espíritu. hay
que hallarlo debajo de la apariencia de los hec
h x remnuntes, de !m persc?nujes influyentes,
del fragor de las guerras y de la astucia de
los tratados, se trata en definitiva de encontrar
lo que la historia es. su verdad
I 1 I que Voltaire quiere es leer e! pasado a
la luz cit. la razón y de la crítica. Pero estos
conceptos, junto con la qiieja y la utopía, son
también una realidad que hay que tcncr en
cuenta en la historia, la cual no es excliisivamente
la historia de las guerras y de las paces,
sino adcm5s y muy particularmente la historia
de los deseos y de los afanes de los hombres
para que tiaya guerras o para que haya paces
A mediados del siglo XVIlI se produce un
suceso trascendental en la obra de Voltaire, el
L A - 1 - , : - 1 - - - A - , T C C t.... :-+--
KIICIIIULU uc Lisuua uc i I J J , yuc iuc i i i ~ c i -
pretado como si la naturaleza se resistiese a
los designios de los reformadores
Será precisamente a ese Voltaire racionalista
desesperado al que se debe una nueva
visión de la historia que si antes fue la lucha
del hombre contra la naturaleza y la pasión de
la naturaleza. ahora es ya la lucha contra ese
desconocido y mítico principio riel mal
La historia se convierte, así, en una cruzada,
en una organización de los hombres de
buena voluntad dispuestos a! rescate del principio
del bien.
Hay que hacer la historia buscando todos
aquellos indicios que nos permitan determinar
la contribución de cada pueblo a la gran
cruzada, no sólo de Occidente, sino de todo el
planeta. En csc amplio expectro. Voltaire
miie5tra preferencia por China. a la que supone
como ningún otro pueblo de la tierra, raLonable
y moderada. La historia occidental, la
sucesión de los pueblos judío. griego y romano,
envueiros por ios bárbaros, es esiirridcia
por tanto. como una de las historias posibles
y no la única.
La visión histórica de Voltaire es, dentro
de su concordia con el cristianismo, lo más
alejado que cabe de la visión cristiana, no tanto
por su racionalismo, como porque ve en la
historia una serie de hechos que sc cncucntrun,
cc?n relitivi independencia, en distintos
espacios y tiempos. Lo que hay de azaroso en
La teoría de la historia de la ilustración Su incidencia en Canarias. 89
la historia es precisamente lo que hay de tremcndo,
pero al mismo tiempo, también, lo
que hay de esperanzador, ya que la casualidad
y no la fortuna es lo que puede ser forzado. En
la historia han habido epocas civilizadas, lo
que significa, períodos en los que se ha dado
el ayuntamiento del poder y de la clara luz de
la razón que razona sobre las verdadesR
Johann Gottfried Herder (1 744- l oU3I trato
de ver la historia como un todo en Ideas para
una Filosofía de la Historia de la Humanidady Describe
la historia como una historia puramente
natural de las potencias, acciones y propensiones
del hombre. y sus modificacinneq m
función de los lugares y los tiempos
Cada nación tiene su propia historia 5; su
propia línea de desarrollo, prefigurada cn sus
dotes naturales y en sus relaciones al medio
natural. Al mismo tiempo, las diferentes líneas
de desdrrolío, forman una estructura, una gran
arnionía; y el proceso completo de evolución
es la manifestación de la obra de la providcncia
divina.
En Alemania, Lessing propuso una teoría
optimista del progreso histórico. Para él la
historia era la educación progresiva que a la
especie humana impone la madre naturaleza.
Hay retrocesos ocasionales y detenciones
en la senda del progreso, pero incluso
éstas entran en el esquema general y sirven
a ia reaiizacion de este a lo largo de los tiempos.
La historia viene a ser la educación de
la especie humana por Dios, pero sin que
haya una forma final y absoluta de creencia
religiosa.
Los historiadorw del sigln XVIII utilizaron
la historia para probar una tesis o como fuente
de moralización. pero ahora se trata de una
moralidad libre de presuposiciones y conexiones
teológicas. Por ello, se preocuparon
poco de entender la mentalidad y perspectivas
de las sociedades de tiempos pasados,
nunca llegaron a comprender la Edad Media,
que sólo era utilizada porque servía de contraste
a la Edad de la Razón.
La Revolución francesa incidió en el pensamiento
ilustrado general y en su teoría de la
Historia en particular. Los historiadores admitirán
que a un grado de desarrollo económico
corresponden unas determinadas formas de
organización dc la sociedad, unas leyes y una
política. pero no creen que baste el crecirnierito
económico para engendrar, en una evolución
paralela, los cambios sociales, sino que
se dan cuenta de que las fuerzas ligadas a las
formas de organización caducas se resisten a
ser desalojadas del poder, y tratan de conservar
la vieja ordenación, aunque sea a costa del
crrcimientn econñmico, de modn que ! Ieg~gn
momcnto en quc sólo la acción revolucionaria
puede desbloquear el camino y facilitar, con
ello, el propio progreso económico".
En la Corona española después de 1789,
vemos cómo se irá apreciando cada vez más
los libros franceses, especialmente Elenzentos
de historia escrito por el abate Gabriel Bonnot
de Mably en el cuál se ven implícitas estas
ideasI2 Finalmente, es preciso incluir aquí la
visión absoluta de Georg Wilhelm Hegel
( 1 770- 183 1 ). aiinque crnnológicamente se interna
en el primer tercio del siglo XIX
Para él, la libertad de la historia no es la
mera contingencia o el azar; sino que se LrdLd
del cuniplirniento inexorable del fin último. esto
es, conocimiento de lo quc cl Espíritu es
verdaderamente, una vez que ha logrado desprenderse
de los tentáculos de la Naturaleza.
La Naturaleza puede hacer cualquier tipo de
locura ya que no es mas que la vesanía de la
Idea. La historia no puede hacer esas locuras,
su desenvduirniento, 0 lo que es !o mismo, !a
realización del ser esencial del Espíritu, exige
una sumisión rigurosa a sí mismo, una férrea
disciplina.
Definir la historia como el progreso en la
conciencia de la libertad no equivale a considerar
el progreso histórico como una marcha
al final de la cual estaremos todos anárquicarnerite
libres. Quien dlcanza la libertad es. ante
todo, el Espíritu, que se despliega en la conluaiz
hlniluel Snntana Pérez
ciencia humana Pero la historia es, a su modo,
también una locura pero no de la ldea al
volvcrsc a. la Naturaleza, sino la locura dcl Es
píritu que necesita fortalecerse, salir de su satisfecha
intimidad y habérselas con la cruda
intemperie. La historia es por tanto, tambieri.
una gran experiencia de la cual se conoce ya
el resultado, pcro con un conocimiento imperfecto
La historia termina con la liberación
definitiva del Espíritu, con la conversión del
Fspíritii c-ihjrtivo rn Fsníritii ah.;oliito, ei decir,
en vida perfectamente cumplida. Pero alcanzar
esta eterna bienaventuranza no es posible
sin pasar por el dolor, el sufrimiento y la
muerte, sin que la Idea, que estaba en un inicio
tan apaciblc y sosegada, no haya pasado
por esa experiencia que es la Naturaleza y por
esa enorme peripecia que es la Historia Universdl.
I,a historia es la ininterrumpida evolución
y peregrinación de un Espíritu en busca de su
libertad, o sea, de 511 aiitoqiificiencia Lo que
diferencia la evolución histórica de la orgánica
es que mientras ésta tiene lugar de un modo
pacífico y sosegado, la primera es constante y
denodado esfuerzo, agitación frenética para
deshacerse de la Xaturalem, para aproxirnarse
lo más posible al final de su camino- a la
Idea absoluta. Mientras hay ignorancia de la 1ibertad
no existe propiamente historia, sino
prehistoria que se encuentra entre Id Naturaleza
y el Espíritu Objeto de la historia es sólo
!a prece.nci-. de! p~pf r j t~qgj ,e ~ 2 co~gtfn2ija -
mente de un lugar a otro. de pueblo en pueblo,
de uno a otro Estado Un pueblo existe de
veráaa sólo cuanao iieva ci espírjru cri su eritrafia,
cuando tiene algo que hacer en la Historia
Universal.
Hegel piensa que para escribir la historia
hay que tener una idea precisa de lo que en
ella verdaderamente ha acontecido. Es simplemente
la reconciliación del Espíritu con
su concepto, o, la eliminación del reino del
Espíritu de todo aquello que no sea Espíritu.
Todo amontonamiento de hechos son.
para este autor, distintas etapas de una única
fase histórica, que sería la fase de la madurez
del Espíritu
Historia vendría a ser por tanto, la evolucion
del Espiritu y su iucna para iiegar a ser sí
mismo, para desvincularse de la opresiva naturaleza
y hacerse libre. Todo lo que no es historia
es locura, e incluso la propia historia viene
a scr la locura de la Idea que se va dando
ciienta de sí misma y se va volviendo cuerda.
Dicha cordura se hace evidente cuando surge,
con la ética objetiva, la familia y la sociedad,
pcro solamente entra en una fase decisiva
cuando surge el tstado
Para Hegel la historia concluye con la conquista
de lo libre y de lo verdadero, cori el
triunfo sobre la muerte, siempre al acecho. Para
llegar a este final todo ha servido, la verdad
tanto como la mentira, Id lusticia y la injusticiai3
Desde 1807 defendió desde su cátedra de
Iena, que el modelo social resultante de las revoluciones
burguesas ponía punto final a la
histoi-ia, en coherencia con sus proyectos políticos.
No obstante, este pronóstico aunque
obviamente quedó lejos de confirmarse, tuvo
una relativa eticacia ya que tiie ~itilizado con
carácter normativo y, en consecuencia, cualquier
tipo de propuesta que plantease los
problemas de la transformación del mundo
fue considerada como utópica y fanática.
En e! Estado esnanol, nn hiiho iina profesional17ación
de los estudios históricos, los
autores solían ser juristas y eclesiásticos que
iurripdriíd~i~ J pSrü yeyertüs i lüs t iad~s '~.
En las Islas Canarias la penetración del
perisainiento ilustrado transformó las concepciones
de la historia.
A partir del último tercio del siglo XVIII,
con la extensión del laicismo fruto del pensamiento
ilustrado, se pone en boga la creencia
de que las Islas Canarias eran restos del antiguo
continente de la Atlántida quc se había
hundido y los aborígenes serían los descenLd
teoría de la historia de la ilustracion. Su incidencia en Canarias
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dientes de los antiguos habitantes de ese lugar
Esto partía del mito creado por Hornero
en la Grecia clásica, con la leyenda de los
Campos Elíseos y la Isla dc los Bienaventurados.
más tarde Platón lo emparentó con el fic-
L. -. . ~iciuru ~niiiieiikd e id Aiidriridit, donde exisría
una sociedad perfecta y una civilización miiy
desarrollada. Platón, en su Timeo, escribe que
unos 750 anos antes de su época, había una
gran isla en el océano, frente a las Columnas
de Hércules. que estaban entonces en Cádi7.
esta isla denominada Atláiitida se hundió
-según interpretaciones posteriores- por
voluntad de Dios, salvo alguna:; como las lslas
de Cabo Verde. Azores Canarias y otras.
Continuando con el análisis que hemos expuesto
para el siglo XVI en las Islas, debemos
tener en cuenta ahora, a los autores que durante
el siglo XVIII. escribieron sobre Canarias.
En primer lugar, podernos observar dos
grandes grupos atendiendo a la procedencia.
los vialeros que venidos de fuera, recalaron en
el Archipiélago y escribieron sobre su historia
y, por otro lado, los autores propiamente canarios.
Esta división metodológica obedece a las
concepciones y ue tienen estos ilustrados, en
función de si conviven aqui o proceden de algún
lugar de Europa, hecho que hace que se
aproximen a los problemas insulares con una
visión más o menos mediatizada. Los isleños,
tendrán, en general, uria percepción más cercana
piieqto qiie eran sii~etord irector mientrds
que los foráneos, plasman sus impresiones
producto de sus estancias, científicas o
comerciales.
Dentro de los extranjeros15 tenemos una
larga lista. George Glas16, Andre-Pierre Ledru',
Bvry de Saint Vicent ! A, Humbolt. L A
de Bouga~nville'P~ ,K inderley, C Labillardiere,
lames Cook, abate Prevost, Durnont D'Urville,
Santiago Arago, E de M.'",F rancisco Escolar
y Serrano2' también existen algunos escritos
anónimos realizados por autores venidos de
la Corte2*e, tc.
Se trata de todos aqiiellos curiosos que se
aproximan a la realidad canaria de su época y
que siempre se guardan de hacer un recorrido
histórico. deteniéndose preferentemente en
los antiguos pobladores, los guariches, ya que
iunaamentaimente en esta segurida niiLad del
siglo XVII[, la mayor parte de ellos vienen buscando
descubrir los restos de aquéllos, casi
siempre vistos como «buenos salvajes».
En cuanto a los autores canarios, hay gran
ahiindancia e n rnniparación con los siglos
pasados, tanto de personas que escribieron,
como de obras realizadas: Pedro Agustín del
Castillo y Riiiz devergara, personaje muy culto
que utiliza los archivos de protocolos. viaja
por todas las islas y dcnota una gran sensibilidad
por el paisalcZ3C, ristóbal del Hoyo Solorzano2'
y Sotomayor, losé Clavijo y Fa~ardo~~,
Lope Antonio de la Guerra y PeñaLSA, lonso de
Nava y Grimón2'. luan Antonio de Urtusái~stegui2!
losé de Viera y Clavii~'~el, fiscal de la
Real Audiencia Zuasnávar. José Anchieta dc
Alarcón, Matías Sánchez, los diarios de Romero
Cerpa Agustín de Bethencourt, luan Primo
de la Guerrazn, etc. Ya entrado el siglo XIX,
ÁIvarez Rixo quien sigue a Viera y Clavijo.
Sin duda alguna. Viera y Clavijo es el más
representativo historiador de la ilustración canaria.
Su monumental obra continúa siendo de
obligada consulta para cualquier investigación
histórica de Cdnarias con dnterioridad al siglo
XIX, además de algunos poemas con eminente
contpnido histórico. $u i\!&ifis 2 !fi hi5tr~iaYn nwidrCn
val d~ las islas Canarias, fue publicada en cuatro
tomos, impresos en Madrid entre 1772 y 1783.
Lsiruciuraúo cri i Y iibros, nacc un repaso
completo de la Historia de Canarias
Como tia afirmado el profesor Lobo Cabrera,
la Historia de Viera y Ciavijo está elaborada
con documentación original, consultada
directamente por él o por los distintos miembros
que componían la tertulia lagunera dcl
marqués de Villanueva del Prado3'.
Según luan Régulo, csta obra ha servido
de aranque a toda la historiografía del ArchiJuan
Manuel Santana PPra
piélago posterior, sin haber sido superada por
una visión similar, en conjunto, de la historia
de Canarias'?.
Pudo consultar iniportarites docurneritos
en Roma. además de una licencia para leer libros
prohibidos Las tuentes hindamentales
de su libro fueron Le Caizarien y la crónica de
Abreu Galindo aunque las somete a un relativo
espíritu critico, propio de los ilustrados.
Además, también escribió algunas obras
en versos en las q-e sin intentar ser 11n tratadc.)
de historia narran hechos pasados y en ellas
hay una visión implícita de la historia porque
recurre a un suceso real y crejble, aunque suele
mezclar la realidad con la ficción
Cabe destacar El segundo ugatocles o Cortés
en la Nueva España, escrita con motivo dc un
concurso literario convocado por la Real
Academia en 1778, para premiar el mejor
poema épico sobre la figiira de Hernán Cortés.
Viera y Clavijo lo envió desde París, pero
no fue galardonado. Este pocma ha sido objeto
dc un estudio monográfico por partc de
Victoria Calvári3'. El personaje central, el represeritante
de la Coroiia castellana. no aparece
inserto en su época, sino en el siglo
XVIII, por tanto, favorable a Carlos V y su sucesor
ahora, Carlos 111. Además, Cortés está
rnitificado en su gesta por convertir inficles
al cristianismo:
«Recibiónos el jefe rnuy gozoso. Es su nombrecortés
y que disíreto Bajo de u11 velo afable y rnaj~stuosoS upo
nrxi linv i i m rnv,,vÁu i ~ n i i i a t n * ( 4 . ' , L Y L L L " ' "LI. C"IYLl ,,,,
Su visión de la Historia está mediatizada
por dos aspectos esenciales la clase social a
ia que perrenecia y, su propia formación iiustrada.
Representó un nuevo modo de tratar la
historia del Archipiélago y la evolución de su
configuración cultural. El aborigen ocupó un
lugar ccntral porque era su propio objeto de
estudio Para él, el guanche, viene a encarnar
el papel del <buen salvaje)> de sus maestros
franceses, mientras que los conquistadores y
los misioneros serán el blanco de sus crític
a En~ el ~poe~ma anteriormente citado. también
centra su interés en los aborígenes, en
este caso mcxicanos. convirtiendo a Moctezunid
en el segundo protagonista de la épica, no
aparece como un gran rey, las costumbres indígenas
son bárbaras con una reiigion cruel,
debido a que la fuente que utiliza son las crónicas
de Hcrnán Cortés.
Vicra y Clavijo sc educó en la filosofía escolástica,
pero pronto la desechó. Pcnsaba
que 10r11i rirhíri w r transnarente a la razón y
nada debía ser aceptado de forma acrítica, es
decjr que todo lo que se cree cierto, pudiera
no serlo. I lizo carrera eclesiástica y al mismo
tiempo, fue influido por la doctrina racionalista
Aquí se ve una doble influencia de Montaigne
y Descartes, escepticismo unido a fe
ciega en las verdades personalmente comprobadas
por el método silogístico. Aplica la
crítica a la sociedad en que vive, la experiencia
a la ciencia y el sentido común a la historia36
Todo esto debernos verlo plasmado en los
libros de historia de la época, que constituye
una asignatura destacada en los estudios de
fines del siglo XVIII. Por ejemplo, en algunas
obras literarias vemos alusiories de este tipo,
como en El sobrino de l i am~ a ud e Diderot, donde
el personaje principal dice textualmente: <Sé
pcrfectarnente la historia y la ge0grafía9~.
En un manual de instrucción para niños de
1783, elaborddo por el Padre Belluga que
consta de dos tomos divididos en tres partes:
!a mora!, !2 histórica y la geográfica La parte
histórica se divide en dos libros, uno titulado
«Compendio de la historia sagrada> y el otro
cBi.cve noricid dc ios priricipdies irriperius aritiguos~
D. e Canarias en la parte de historia se
recoge:
«Adeuuids de las Indias occidentales unieron los Reyes
Católicos a su Corona las Islas de Canarias. bien conocidas
va desus untiquos u ~onquistadase n gran parte
a jinales del Reinado de D. Enrique 111 bajo el wmdo de
Juan de Betancuu, caballerofrancés. En los últimos años
del siglo XV Pedro de Vera y el Adela~tadoA lonso Fevnúndez
de Lugo coiztluyeron felizmente la conquista de
La teoría d e la historia de la ilustración Su incidencia e n Canarias. 9 3
la Gran Caizaria, 'l'enerife, y La Palma coi? lo cual es- Se trata simplemente de una descripción acrítica
tas tres islas principales de las siete que hay poblu- de lo conocido, la importancia del Archipiélago
das. se r~dujerona l cristianismo u al Dominio espa- d e p e n d e de su pe r t enenc i a n In Corona española
~ o b ~ ~ . y a su integración en el orbe criitiano
NOTAS
1 CARDOSOC, F S Iritroducción al trabajo de h invesiigutióvi hisiórica
Barcelona, 1981, p 135
2 S~cni s r4Li~u zo~M,. «Concepto kantiano d e la historiao
En 1;WA Ekcic. .::a ::-kiastc r;'~k. tndíid. 1984.p p 8:- i fin
3 KAN?: 1 Comienzo presunto de 111 historia humana En Emmanuel
Kant en Filosofíd de Id historia. Madrid, 1984, p. 67
4 BERMEJC1 ,C El final de la historia. Ensalos de la historia
teórica Madrid 1987. p 145
5 KANTl., Recerisiotzes sobre la obra de Herder aldeas pura urru
Filosofia de la Historia de la Humanidad» En Kant, 1 en
Ideas para una historia universal cn la clave cosmopolita
y otros escritos sobre Filosofía de la Historia
Ivladrid, 1987, p 56
6 SscnisrÁu L u ~ d uM, Opus Cit pp 85-108
7 HELLERA, Crítica de la Ilustración. Las antinomias morales
de la Razón Barcelona, 1984 p. 84
8 FERRATEMRO RA l.. Cuulro vi,iones de la historia universal
Madnd. 1984, p 72-81
9 HFRDFRJ , G ideas para una Fiiojofía de !a Historia de la
Hunianidad. Buenos Aires, 1959
10 COPLESTON, F . H~storiad e la Filosofía IL' de D~scar t~a <
Leibiziz. Barcelona, 1984, p. 49.
1 1 F ~ V T AI Á~xAi \ ~ o1, . H~storiaA nálisis del pajado y proyecto
social Barcelona, 1982, pp 98-99
i 2 HER2, K tspana y la revolución del siglo XVlll Madrid,
1988, p. 132
13 FXRRATEMRO W I Opus Cit pp. 96- 106
14 S ~NILHMALKLC OLF, lnvitac~ona In historia. Barcelona,
1988, p 245.
15 Sobre la literatura d e viajeros tenemos HERRERPXI-
~ J ÉA,. L as 1,1a> Canuriu,, exala científica en el Atldntico
Madrid, 1987 y pdra el caso concreto de una isla lo
hemos trabalado nosotros en Mo u z o ~P ERDOMOM,
F y SANTANPAE REZI , M .< Fuerteventura en el siglo
XVlll u través dc 10s outorcs de la + . n o . 1 Jornada: de
Historia de Fuerteuritura y Lanzarote, T 1, Puerto del Rosario.
1987 pp 179- 158
16 GLAS, G Descripción de las lslas Carianas. 1764 Santa
Cruz de Tenerife, 1982
17 LLDRU.,4 P. V~ajea la isla de Tenerife (17961 La Orotava
ITenerifei, 1982
18 En BibliotKd de la Universidad de La Laguna BORY
2: S A I ~~ ITC E N TV oyage dans les quatre principales iles des
Ver' d'Afrique París, 1804
IC DOJGA~u. JILLE, i A de. Viuje uireuedur Uei nzundo. aarcelona
1982
20 t n traducción d e JoséA . Delgado C~irtasd esde la isla
de Tenerife 11764) otms rdatos La Drntava (Tenerifel.
1990
21 Este autor era súbdito de la Corona espanola, pero
no canario y llegó a las Islas para hacer un informe
de su situaciúii iecugirrido algunas informaciones
históricas. En HERNÁNDREOZ DRICU~GL, . Estadfsiica de
las Is!as Cunariai, I 79 3- 1806, de Francisco Escolar y Serruno
3 tomos. Las Palmas de Gran Canaria 1984
22 Introducción y notas de Luis Alberto Anaya Hernández
y Manuel Lobo Cabrera acompendio brebe y famosso,
historico y politico, en que lce\ contiene la
cituazion. poblacion, division. goniernn, prodiiíiones,
fabr~casy corncrcio quc tiene la Ysla d e Lanzarote
en el año 1776~IV. ]ornadas de Estudios sobre Laniarote
y Fiierteiientura Arrecife, septiembre-1989 (en
prensa) Más tarde apareció publicado por el Ayuntamiento
de Teguise (Lanzarotc) con introducción y
riotds de Francisco Cabaiiero Mulica, Las Palmas de
Gran Canaria, 1991. También la Relación Histórica de las
Yslas de Ca~zarias que se encuentra en el Archibo Histórico
Naciuiial Lranscrila por Emilio Hardisson en
Rwista de Historia de Catiarias, Tomo IX, 1949
21 DFI CASTII OI Y Ruiz nE VERCARPA A, Descripción histórica
y geográfica de las Islas Canarias Madrid, 1948
24 DEL HOVO SOLORZANO Y OTO MAYOR, C Caria de Lisboa
La Laguna, 1986, ).: Vi z c o ~ uDt E BUENP ASC Carta de la
Cortede Madrid, Madrid. 1988
25 Este autor en rcalidad desarrolló su obra en Madrid,
pero riaciU eri Ldrizidrote, CLNI JOY tN4RD0, I AnLobqía
de El Pensador Madr!d, 1989.
26 G U E R RP~~Y\ l hL,. A d e la ah4emorias>. Revista del Mum
Canario. Las Palmas de Gran Canaria 195 1 - 1 95u
27 En el Archivo de la Real Sociedad Económica de
Amigos del País deTenerife. tomo 17. NAVA\i GRIMON,
A Ma~uscritos Casa de Nava La Laguna, 1779.
Juan Manuel Sanl~rnaP tírez
28 I J i < i i i s k ~KA~I I I A de Diario d? viaie a la isla del Hiurro
eiz 1779 La Lngüna. 1983
29 VIERA Y CLAVIIO, I de Historia de Caiiarins 2 :omos,
ianta Cruz de IGmerite. IY8/
30 PI~IMOu t LA G u t k i i ~1, Diario Sdnta Cruz de Tenerife,
1976
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y Madeiraa Actcls do II Colóauio lntcrnaiional de
Hihlhu du Mudeiru Funchal septiembre 1989 p
534.
32 R i c u ~ PcE REZI Lo h!sioriografíat anavia después de V,era
y Clavij~le l1 Setidslidri de id N u e C~ d b d k r ~ei i Noticias
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p 9V
33 GP,L\II\N GONZALtl, V «America en la obra de Viera v
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tipana D Howifflaje al profesor SeGastiMn de la Nuez. Ld Laguna,
1991.p 135
33 Archivo del Museo Canario Fondo de luan Pndi!la,
Ylaniicrritnc. Vn l i .m~ nl. lose Viera y <:lavilo Poesias.
1876, p 9
35 ESTE\'Ez ÜC'NZPL.E7 F lildigelll51~0,ra za 11 ~vo,O(UC~~M, €1
v- c~ ,, ,A, ~C"~, ,, ,$<A.,,M ~ ~ A nutmnn1~n;mr nnBvjn 1 i 7;n- ! ^fin) $mt a ~,,..-., ,.,,
Cruz de lenerite 1987, pp 71 y 71
36 CIOI<HIN~XA~ J<, Su v dd» E r V I ~ RYH C L~I IO,1 Op~is
Cii p XXlll CIORAN=.SCUA, La il~(straciÓicza naria En
Mi i ARFS Tonm ?.A Hrs!oriageneral de las IslasCanarias
T IV. Las Palmas de Crdn Cdndria, 1977. E: 188
37 DID~IIOT Ll sobrino de Rnmeau Madrid, 1968
70 Ürit sh $:useüm Díi:,~h L:bru;, Thc Ycpr7ítrn:nt O!
Manuscr,pts t m d o tgerton, Legajo 581 folio 268
vurlL+269 recto
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y iiotdsi «Currrperidio h e b e y Idiriossu, histórico
y político, cn cuc ss conticnc la cituszion. poblacion,
div,sion qobierno, produziones. fabricas y
comercio que tiene Id Ysld Ue Ldnzdruk e i i el dñu
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