VEGUETA, Número O, mayo 1992, (121-1361 121
Trabafadores y republicanos
en Las Palmas ( 1900- 1908)
* Profesor de Historia Contemporánea
Facultad de Geografía e Historia.
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
122 Agustín Millares Cantero
L a proiiíeración de esmaios acerca aei
republicanismo español bajo la Restauración
canovista y el reinado de Alfonso Xlll ha
replanteado el alcance y la significación de la
vida política no oficial y puesto en entredicho
algunos tópicosl. Particularmente se ha renovado
la consideración del binomio republicanismo-
obrerismo, adelantada por la clásica
monografía de Joaquín Romero Maura2. En
nuestra Memoria de Licenciatura -La Laguna,
1975-, analizábamos las peculiaridades
del federalismo grancanario entre 1903- 19 14,
centrándonos en las interferencias con las
pautas socialistas y en las contribuciones sindicales
al borde de la Gran Guerra, por rnediación
de la Casa del Pueblo y de la Federación
nhvnvnA - I nc nnImnpA- P W . , ~ pnnnv;v..,. -,.- vuiLiu uL uua i UiiiiUd uc. uiuii LUiiUiici. ,a yui.
la primera Agrupación Socialista de Gran Canaria
no emergió hasta 1919, en el seno del
Partido Republicano Federal coexistió un ala
obrerista claramente alineada desde 1909 y a
lo largo de una década. Lo que abordamos
aquí es una mera síntesis en torno a su génesis.
!. La .A.snci?.ción de Trahajadires de L2s
Palmas de Gran Canaria de 1871 aglutinó a
fracciones artesanales y jornaleras alrededor
del socorro r ~ i u ken~ c~as o de erilerrnedad o
de fallecimiento, pesc a unos objetivos nominales
de factura internacionalista5.M ás allá de
1873, la mutualidad benéfica conoció una
fuerte mediatización republicana que desbordó
la reforma estatutaria de 1888. Aunque estaban
expresamcntc prohibidas alas discusiones
políticas y religiosasb, los federales pactistas
ejcrcicron un influjo prominente sobre
su directiva en la segunda mitad de los ochenta
y, en la coyuntura política de 1893- 1895, la
Asociación Patriótica quiso conducir a los
700-800 mutualistas hacia la oposición a los
liberales de León y Castillo". El hundimiento
de la AP dio la presidencia en 1896 a un leonista,
pero al aRo siguiente la ganó un federal,
el carpintero ]osé Castellano Marrero, y ya nadie
desplazó el control republicano.
Muy pronto le salió un compedaor a ia
Asociación de Trabajadores: el Círculo Católico
de Obreros de 1873, bajo la autoridad del
obispado, que arrebató la exclusividad mutual
a la izquierda laica y masónica desde presupuestos
alfonsinos o carlistas. No cabe. pese a
todo, hacer arrancar la historia sindical en
Gran Canaria de semejantes precursores y
pi-opoinei-l a t emp~anac ronología que lia iinaginado
algún autor5 En el decenio final del
XIX nacieron otras organizaciones con una
fundamentación clasista mucho más definida,
que jugaron al parecer un cometido fundamental
en la configuración del futuro impulso
societario. De septiembre de 1890 data la
inauguración del Círculo Artesano en el barrio
de A;cnn!c;, con üna conferencia cobre <E!
socialismo^ pronunciada por el periodista los5.
Díaz Ouevedo, vocal de la AP y director en
1899 de El Telégrafo, portavoz de Fusión Republicana.
Por otra parte, en 1892 se estableció
en el Puerto de La Luz la llamada Unión Trabajadora,
entre cuyos fundadores habría que
localizar a los pioneros del anarquismo y del
sndaiicrmo en !a ci~d.d. LI UniSn cintinuaha
laborando en 1897 y a buen seguro prosiguió
hasta empatar con el brote de 1900.
El siridicalisirio iriaugurdl caridrio erriarió
en los albores del nuevo siglo dentro de !a capital
provincial. Las normas marcadas por los
trabajadores de Santa Cruz de Tenerife fueron
asimiladas en distinta medida por sus homólogo~
d e otros mertos insulares, cuvas vanguardias
las consideraron un hito y un paradigma.
Por motivos salariales, los cargadores
santacruceros del carbón habían declarado el
15 de julio de 1899 una huelga que estrenó, al
parecer, esta clase de conflictos y originó el
debut de la recién entronizada Guardia Civil6.
A partir de este episodio comenzó a sentirse
la urgencia de afrontar la cuestión social, en
los ambientes artesanales y obreros, participando
de tal inquietud algunos intelectuales
de la burguesía radicalizada que animí, la crisis
finisecular.
Trabajadores y republicanos en Las Palmas (1900-1908) 123
Los primeros pasos del movimiento sindical
capitalino estuvieron vinculados al tipógrafo
y periodista José Cabrera Díaz. El 18 de
julio de 1900 publicó en Unión Consewadora una
especie de proclama -oAscriar.-;r~- de la
cual arrancó un proceso de conformación gremial
que, el 5 de agosto, congregaba a cerca
de i.530 uyeintes pd~dd pkiudii Ía ided de uim
federación local. El 8 de septiembre salió a la
calle el semanario El Obrero y en su número 2
difundía el acta fundacional de la Asociación
Obrera de Canarias, con 3.242 afiliados distribuidos
en 1 1 gremios a los sicte meses de actuación.
Las dos huelgas portuarias de abril y
de mayo-junio de 1901, más la coetánea de
los ta~uyUeiosy u:rUs sübsigUientes,ic v,c juron
que el sindicalismo moderno de Santa
Cruz de Tenerife generó una importante conflictividad
social En medio de estas movilizaciones
tuvo lugar la primitiva celebración del
1? de Mayo por estas latitudes7.
Un amplio abanico de postulados ideológicos
estuvo presente en la AOC, si bien en el
variado cspcct:~ mmddxn !m ingredientes
anarquistas El manifiesto «Al pueblo de Canarias~
q,u e El Obrero recogió el 15 de septiembre
de IYOO. tenia evidentes ahnrdades con el antipoliticismo
ácrata, rechazando a los partidos
políticos sin excepciones8. En contraste con el
dominio republicano sobre algunos gremios
-el de estibadores lo presidió inicialmente el
iinioniqta Iiian Arevedo Rndríg~~w-s,i l periódico
más significativo, El Ideal, condenó la segunda
huelga portuaria de 1901 y el Centro de
Dependientes del Comercio y de la Industria
se apartó de la AOCpor presiones oriundas de
los mismos cenáculos. La faz moderada y burguesa
del republicanisrno santacrucero lo alejó
de un obrerismo radicalizado y bajo hegemonía
anarcosindicalista.
Esta potestad constituyó a la vez la causa
y el efecto de una tentativa de politización de
la AOC durantc cl scgundo scmcstrc dc 190 1.
El precursor del nacionalismo insular, el tinerfeno
Secundino Delgado Rodriguez, se había
hecho anarquista en la emigración de Cuba y
La Florida, dirigiendo en Tampa el periódico
El Esclavo. Partícipe de la independencia cubana
y cofundador de la revista caraqueña El
Guanrhe -1 897-1 898-, reerrsó a su isla natal a
finales de 1900 y en Santa Cruz conectó rápidamente
con el asociacionismo gremial y
cuupe16 cuii CI Sibr~ru,d esde cuyas pdgiiias
trazó en 1901 el diseño de una agrupación autoriomista
y anticaciquii, fuertemente crítica
hacia el capitalismo extranjero imperante en
Canarias. A principios de agosto emprendió
sus tareas la comisión promotora dcl Partido
Popular, en el que habrían de confluir alos hijos
del verdadero pueblo,. Los inspiradores
A-1 -"L-..- ---*:A:"+- -- A:..:A:,.*-- 1- Auci
CJUULU ~ - I C I L L I U ~ ~iL3Uc U I V L U I C I U ~ I L I U ~ia ucrrota
sufrida en los comicios municipales adyacentes,
donde sólo uno de sus ocho candidatos
resultó elegido Quienes estaban en
mejor armonía con Delgado decidieron editar
en La Laguna cl semanario jvacaguaré!, con
cuatro números lanzados a partir del 30 de
enero de 1902 y hasta el encarcelamiento de
su +fa cn )v(udrid nesdc MGdc!o
éste varios textos literarios a La Revista Blanca,
en una expresiva reconciliación con sus viejos
ideales5.
La compleja personalidad de Secundino
Delgado traspasa los límites de una criatura
eminentemente martiana, tratándose de uno
de los típicos «rebeldes> que gravitaron por la
periferia riel anarcnsindicalismn y qiip, a imitación
de sus maestros cubanos, pasó del
marco internacionalista al anticolonial. La clave
del pensamiento secundinista radicó en la
firme articulación entre nacionalismo y anarquia,
dos facetas que el propio interesado se
ocupó de unir c~nvenientcmenteN'~o. existen
contradicciones antagónicas. desde una perspectiva
bakuniniana, cuando la independencia
de El Guanche se torna en la autonomía de
ivacaguaré! Pero la praxis en que Delgado estuvo
inmcrso lc forzó a prescindir de Bakunin o
Kropotkin, produciéndose el encuentro real
con Martí a través del socialista utópico Diego
124 Aqustin Milfares Cantero
Vicente Tejera, poeta y revolucionario santiaguero
que en marzo de 1899 alentó el primer
Partido Socialista Cubano. Días antes de que
Secundino retornara a Tenerife, aquél experimentó
otra fórmula partidaria igualmente
efímera: el Partido Popular Cubano, cuyo
programa se dio a la publicidad el 7 de noviembre
de 1900 Por encima de la simple
coincidencia en el patronímico, que la cronología
no vuelve ocasional, hay similitudes
de fondo entre dicha exposición y los artículos
con los que Delgado formuló desde El
Obrero sus propuestas políticas. De Tejera tomó
la5 señas de identicid e igual quc 61 sc
estrelló con la indiferencia de sus teóricos
cofrades"
Secundino logró incorporar a un conjunto
de cabecillas de la AOC a la fase inicial de su
campaña autonómica Su principal discípulo
fue el encuadernador Manuel Déniz Caraballo,
un indiano sensible a tales prédicas, cofundador
del Gremio de Tipó~rafm y redactor-jefe
de El Obrero. En la comisión promotora del PP
figuró también Antonio Llombet Rodríguez,
tesorero del Crcrnio de Tabaqueros y vucdl y
vicetesorero del consejo general de la Asociación,
en cuya presidencia sustituyó a Cabrera
Díaz. Un tercer comisionado llegó a ser el carpintero
Manuel Santiago Espinosa. que sucedió
a Cabrera en la dirección del semanario
desde el 16 de octubre de 1900. Igual condición
tuvo el obrero luan Castrillo. su director
en 1903, que a la sazón desempeñaba interinamente
la jefatura gremialI2. En suma, todo
indica que un contingente cualificado del jor;
n,J;,r,l:,-^ - - -
.LA, J I I I \ I I L C I I I>~a~lI~L~a~u~U C ~ I Ud wgió favorablemente
las tesis secundinistas. al serles
ofertadas con cierta ambigüedad. Las vivencias
acratas de Delgado lo capacitaban para
entenderse con un obrerismo de mayoría libertaria,
mas no tardó en tropezar con las reticencias
bakuninistas que dieron al traste con
SU proyectoI3. El PP fue realmente un partido
mui .unto: !a propaganda autonomista hübo de
discurrir por otros canales al abandonar
Delgado y Déniz la redacción de El Obrero y
anunciar la salida de iv~iacaguüré!
2. El asociacionismo reivindicativo de
Las Palmas de Gran Canaria surgió después
que el de Santa Cruz de Tenerife, ofreciendo
algunas disparidades con su antecesor. Pese a
la siembra preliminar de la Unión Trabajadora
del Puerto de La Luz, las corrientes de resistencia
al capital se desarrollaron con más lentitud
en la población grancanaria y el influjo
de la burgiiesía fue mayor Los anarquistas no
alcanzaron el ascendiente de los santacruceros,
quizás por una menor impronta de la emigiacidri
o del desiierro catalano-andaiuz Lomo
en el enclave capitalino y hasta en una medida
descollante, se asiste en los preámbulos
a una disociación expresa entre sindicalismo
y republicanismo, que pese a todo sería vencida
con antelación, hasta dar paso o la consolidación
de los ligamentos mantenidos durante
el Sexenio Revolucionario y la Restauración
cno~victa.
La promoción sindical de Las Palmas de
Gran Canaria corrió inicialmente a cargo de un
personaje con más diferencias que parecidos
frente a Cabrera Díaz. El periodista y futuro notario
Luis Suárez Qucsada procedía también
de la clase media, pero no llegó a ser un intelectual
de porte libertario ni un guardián de la
emanciDación obrera con atrihiutos ari.tibiii
gueses y anticapitalistas14E. l sustrato ideológico
de Suárez Quesada conecta directamente
con el regeneracionismo del joven Frarichy y
Roca y los amagos de conciencia social que
germinaban entre la cgente nueva,. No es casuai
que ambos, Suárez y Franchy, hayan organizado
la conferencia celebrada en el Circo Cuyás
el 17 de noviembre de 1900 para tratar de
las Icyes obreras, la agremiación de los productores
y la creación de una caja de ahorros15.
A los pocos días, el 8 de diciembre, apareció
en Las Palmas de Gran Canaria cl primer
periódico destinado específicamente al mundu
ldvurai. Ei Trabajo, 6emanario defensor de
los obre ros^, editado en la tipografía del diario
Trabaladores v republicanos en Las Palmas 11900-1908) 125
tradicionalista España. Dirigido por Suárez
Ouesada, tuvo por redactores a varios jóvenes
integrados después en el federalismo, como
Valentín Zamora o Sebastian Suárez León. junto
a una docena de colaboradores que irían
desde el barbero Antonio Alfonso Hernández
al empleado José Quintero liodríguez. Las incitaciones
constantes a la unión, emprendidas
en sus diez primeros números, terminaron por
calar entre las avanzadas del proletariado portuario
y el grueso de los sectores artesanales.
La publicación fue interrumpida a mediados
de febrero, cuando Suárez Quecada emp~
er-~dlia6s diligeilcias parz lcgalizx !z Asociación
Gremial de Obreros de Gran Canaria;
al reaparecer el 18 dc mayo, lo hizo ya como
órgano de la misma La agremiación habia comenzado
a echar raíces dentro de los cargadores
del Pucrto de La Luz, formándose a
continuación los gremios de carpinteros,
mamposteros, mecánicos, herreros y plateros,
tabaquerus, mxineric-msteros. zapateros,
panaderos y, por último, el de labrantes y albañiles
de Tcnoya. Fortalecida desde principios
de abril, la Asociacióri pd5dba de 2.000
adeptos al mes de vida, una cifra bastante inferior
a la de su homóloga santacrucera y que
no parece haber subido posteriormente. Suárez
Ouesada ocupó la jefatura, con funciones
de asesoramiento v representación legal,
mientras la presidencia recayó en el carpintero
Abelardo Pérez Ponce y la secretaría en el
jornalero Juan Palenzuela Cabrera.
Este despertar asociativo y los cónclaves
gremiales en el Circo Cuyás provocaron la deciaracion
ae la primerd iiueigd grdricai-iaiia en
junio de 190 1. A partir del día 3 y durante más
de una semana, los estibadores de las casas
carboneras paralizaron el puerto casi completamente,
en medio del histerismo o la intranquilidad
de las élites dominantes Sólo los republicanos
de E/ Telegrama adoptaron una
actitud moderadamente favorable a los huelguisids,
protestando con el portsvr~dze l.?
AGO por la intransigencia de las firmas británicas
establecidas en La Luz. La mediación
del delegado gubernativo y las presiones de
aletinos ayuntamientos o del caudillo leonista
Felipe Massieu, no bastaron para aproximar a
las partes en litigio. Los exportadores de frutos
comenzaron a traer esquiroles del interior
de Id isla y quebraron así la resistencia sindical.
Con la negociación en punto muerto, el
día 1 3 eran ya muchos los agremiados que habían
cedido ante las exigencias empresariales
y los que aún se mantuvieron firmes no tardaron
en claudicar. El paro concluyó en una derrota
absoluta del inexperto sindicalismo portiiurio
11 minS considerahlem~nlta~ f uerza de
la AG0I6. De todas formas, el gremio de estibadores
fue reorganizado enseguida bajo los
auspicios de uri coldmador de El Trabajo, José
Suárez León.
El golpe sufrido por el movimiento gremial
no detuvo su marcha. Suárez Quesada renunció
el 29 de junio a la dirección del semanario.
ciistituyéndole Quintero. Un mes después, la
AGO abrió una cooperativa de consumo en el
Puerto de La Luz y luchó por imponer el descanso
dominical y otras reivindicaciones. Durante
cl segundo semestre del año, los acontecimientos
pusieron a prueba el declarado apoliticismo
de El 'l'rabalo y se hizo patente un
intento de instrumentalizar el gremialismo con
fines antileonistas. Ya en el curso de la huelga
se habían producido duras polémicas entre
aquél y El Telégrafo, vocero oficioso del ex republicano
Tomás Carcía Guerra, rendido al poder
liberal y diputado a Cortes en las dos últimas
legislativas. El enfrentamiento se saldó con un
escrito cunt r~lo s ap6stztuu de !u ~epúhlicsru -
bricado por unos 1.638 integrantes de las AGO,
aunquc el potencial de votos que ésta suponía
prosiguió deslumbrando a diversos corrillos,
ya fueran propios o extraños. La ocasión para
otro ensayo de esta índole se presentó en las
elecciones municipales de noviembre. El Trabajo
arropó la candidatura del ingeniero Juan de
León y Cisti!!~a !a a!ca!día y llamh a los trahajadores
para que acudiesen al mitin donde iba
126 Agustín Millares Cantero
a quedar formalizadaL7A l fracasar la apuesta
opositora, el mismo Suárez pretendió llegar a
conccjol y, scgún España, los liberales ahogaron
su concurrencia. Así, mientras el PP intentaba
en vano montar una agrupación autonomista y
anticaciquil en Santa Cruz de Tenerife, utilizando
a la AOC como correa de transmisión, los
afanes por comprometer políticamente a la
AGO en Las Palmas de Gran Canaria apenas
franquearon las reglas del Turno, sometiéndose
a los dictados de ijna frarciñn de la oligarquía
y poniendo en cuestión el espíritu antidinástico
que pareció animarla.
7 . I ci rudiiiieiiidriu asuciacioiiisirio a~tesaiiayl
obrero de la capital grancanaria estuvo esencialmente
matizado por el reformismo burgués
y no por las cargas de adscripción libertaria o el
padrinazgo de antiguos <rebeldes, que prevalecían
en la metrópoli provincial. Pueden detectarse
algunas concomitancias socialdemócratas
en las columnas de El Trabajo, que con cierta periodicidad
informaba sobre las actividades del
PSOE o de Pablo Iglesias, pero estamos ante
coincidencias formales alenas a cualquier identificación
mas o menos remota 'suarez Ouesada
fue un reformista sin ideología, inmerso en el
paternalismo tolstoyano, que no dudó en desmarcarse
del socialismo hasta en cuestiones
tácticasL8L.a AGO no se planteaba la destrucción
del capitalismo uue preconizaba la AOC
Incluso, las diferencias entre ambas centrales liquidaron
la simpatía mutua inicial y dieron pie a
fidcfi-tcs cnh;cntumit.nt=s ve:ba!es: U! Tdx;e !!amó
a Cabrera Díaz aexplotador de los obreros,,
<gran malhechor, y avividon, replicándole El
Obrero con parecidos epítetos destinad0~ a
Suárez Ouesada en julio de 1902. Este último
encarnaba el típico intelectual pequeño burgués
y ecléctico, cuyas convicciones no diferían
en la práctica de las del catolicismo social que
formulara e1 escritor Domingo Doreste ante la
Asociación de la Prensa el 23 de marzo de
1 YO3l9.
La AGO insligú una segunda Iiuelga en octubre
de 1902, protagonizada esta vez por los
panaderos. Para contrarrestar el monopolio
de facto que ejercía un sindicato patronal, la
Asociación había establecido una Panificadora
Obrera que abarató el precio del pan y
fue cerrada aquel mes debido a las conminaciones
empresariales. El paro hizo posible
que se reabriera la pequeña fábrica, hasta
que, en el verano de 1903, el consistorio volvió
a plegarse ante amedia docena de acaparadoreso20.
Al estallar este conflicto, sin emhamo,
ya estaba rohrsionaria una minoría dp
activistas dispuesta a librarse de la tutela
burguesa.
Si el oiga,-iisiiiü ui-iiQi-i" de Las pa:rild> de
Gran Canaria abrigó algún extremismo, en
buena parte Iue porque en determinados gremios,
y particularmente dentro del portuario,
militaban sindicalistas bastante más radicales
que sus conductores y en muy poca armonía
con su adalid. El 15 de noviembre de 1902 salió
a la calle el semanario El Rebelde, órgano del
en& Obrero de Gran Canaria2'A. mbas cristalizaciones
habían sido obra de un autodenominado
Grupo Libre de ideología anarquista
y desgalado de la AGO Efectivamente, el
Centro Obrero nació como una escisión suya
y el nuevo boletín quiso ser el reverso de El
Trabajo22. A1 difundir las <doctrinas redentoras
y libertarias,, los disidentes advirtieron a los
trabaiddores que no se deiaran embaucar por
la Asociación, tachando a sus líderes de seudosocial~
stas:u na descalificación de la que
fueron. exc!uic!vs, en a lgu~mm oment~sU, R
José Suárez León o un Quintero Rodríguez a
título parti~ular~L~o.s propagandistas del
anarquismo -5aivador Hernandez IJerez,
Cándido López, Domingo Suárez. Sebastián
Carvalal, Julio Cárdenas. etc- recibieron algunas
adhesiones, mas no dominaron ni un solo
gremio. La clientela que los rodeó tampoco
fkie exclusivamente asalariada, lo cual viene
corroborado por la ubicación del Centro en
un taller de zapatería Las semillas de la Unión
Trabajadora, a lo que parece, taidaron en gel;
minar entre la masa portuaria.
Trabajadores y republicanos en Las Palmas (1 900- 1908) 127
Era natural que el Grupo Libre sintonizara
perfectamente con los libertarios de la AOC y
mantuviese con El Obrero las relaciones fraternales
que habían sido intcrrumpidas con El
Trabajo. Cabrera Díaz visitó en una oportunidad
a los editores de El Rebelde y el encarcelamiento
de Secundino Delgado dio origen a
varias muestras de ~olidaridadL~a~s p ersecuciones
que sufrieron los ácratas capitalinos en
la primavera de 1903 motivaron idénticas expresiones,
y la detención de Cabrera hizo que
se le dedicara el último número del semanario.
Al fin, la propaganda anarquista duró un
semestre y predicó e¡ dbsieiiciuiiismo en 13s
elecciones a Cortes, pidiendo al mundo laboral
que no votara «por nada ni por
El experimento de la AGO acabó entre disensiones
y sembró un desencanto que tuvo
efectos muy perjudiciales sobre el sindicalismo.
En adelante, los artesanos y lornaleros de
mayor conciencia reivindicativa fueron remisos
a depositar 3ü C O T , ~ ~ Xe::Z i~nt n!ecty~!ech l~rgueses.
La decepción y el escepticismo, entre
otros factores, serían el lógico desenlace de la
utraiciónu de Suárez Uuesada, quien. después
de haber intentado convertir a la AGO en soporte
de un débil antilconismo, aceptó el empleo
de interventor de Puertos Francos y se olvidó
de sus prédicas reformistas. En una serie
titiiladn tRiñan la5 rnmadres ... 1. aue recogió E/
Teléfono en enero-febrero de 1903 y reprodujo
El Rebelde, el sindicalista portuario José Suárez
León denunció sus ambiciones para ocupar
un puesto en la sociedad arrendataria de arbitrios.
Durante el mes de abril, El Trabajo llegó a
compartir los ataques hacia su fundador, si
bien con una suavidad que le echaron en cara
los anarquistas. La AGO se hundió definitivamente
en el verano y su órgano de prensa con
ella. Poco antes, el 10 de mayo. le tocó sucumbir
al portavoz del Centro Obr~rop. ies el Grupo
Libre fue incapaz de rentabilizar el descrédito
del reformismo burgués. A firidles de
agosto, ei diario recivri iricurpuradü a la úGraíi~
Unión Republicana de Salmerón, El Atlhtico.
quejábase de la privación de agremiaciones en
la urbe. Cuando los federales de Franchy entraron
en escena, los trabajadores d~ I .as Palmas
de Gran Canaria volvían a estar casi totalmente
desorganizados. Les costó convencerlos de
que su líder r iu era un Suárez Quesada, pero al
cabo lo consiguieron.
3. La reorganización republicana de 1903
desembocó en la refundación del federalismo
capitaneada por losé Franchy y Roca, un joven
abogado cuyo padre había hecho fortuna en
América El 5 de septiembre principió su larga
andadura El Tribuno y el republicanismo grancanariu
entró cr, un3 etapa de acentuadn dinamismo,
rompiendo con los moldes decimonónicos.
Los discípulos isleños de Pi y Margall
no dudaron en tomar contacto con los desperdigado~
restos de la AGO y en hacer valer
ante ellos una lectura marcadamente socializadora
del Programa de 1894. El Partido Republicano
Federal acabó convirtiéndose en la
primera npcih política qiip asumieron en Canarias
los núcleos más radicalizados de las
capas populares. Allí donde Delgado fracasó,
Fraiicliy logró salir airoso. Con la única salvedad
de que la plena simbiosis entrc obrcrismo
y federalismo tardó más de un quinquenio
en hacerse efectiva.
Al poco de aparecer El Trihuno lo hizo igualmente
otro semanario, E/ Martillo del Traba/o, intitulado
por mimetismo «órgano de la Asociación
Trabajadora). Donde quiera que miremos,
la tercera püblicacián mbreristaa de Las Palmas
de Gran Canaria desarrolló directrices paralelas
a las del rotativo franchysta y puede
co~isiderdrse UI-i apéi-dice süyo Lri 1a redacción
confluyeron indiv~duosq ue procedían de
El Trabajo y de El Rebelde, por lo cual refundió las
estipulaciones de la Asociación Gremial y del
Centro Obrero. El presidente de aquélla, Abelardo
Pérez Ponce, se alió con uno de los inspiradores
de éste, Salvador Hernández Pérez, recayendo
la dirección en junio de 1905 en Juan
Pa!cnzuc!c. Cabrc:a, ex secrctaric> de !a AK? E!
anarquista Domingo Suárez, corresponsal del
128 Aaustín Millares Cantero
cotidiano santacrucero Luz y Vida, aportó tarnbién
su pluma Pero la incorporación de mayor
relieve me la del carpintero Manuel Santiago
Espinosa, miembro de la comisión promotora
dcl PP y director dc El Obrero, establecido en
Las Palmas de Gran Canaria al acabar 1903.
Santiago terniinó declarándose socialista y sirvió
a1 plinto como redactor-pfe de1 va hivmanario.
sustituyendo poco después a Palenzuela
en las tareas directivas. A través suyo se intro-
&jei.orl e,-l la capital grarlcanaria las ti.a&cio
nes del autonomismo secundinista y de la politización
errada de la AOC. Junto a Pérez Ponce.
tuvo una intervención decisiva a la hora de
reducir al silencio a los libertarios y favorecer
una armonización total con los federales26.
La peña de El Martillo del Trabajo, una vez libre
de las ataduras ácratas que dominaron en
santa cruz de Tenerife, prefirib can.a!izir cgq
inquietudes hacia el republicanismo social y
no buscar acomodo en las filas del PSOE. La
simpalíci iniiial hd~id el PRFse rriudí, prurilu
en una ligazón definitiva, a la cual se sumaron
además los elementos del extinto Grupo Libre.
Más allá de las correlaciones que los
anarquistas podían apreciar en el credo pimargalliano,
jugó aquí el carisma de la figura
de Franchy, cuyo compromiso político le llevó
hasta la ruina económica.
Los franchystas. de todos modos. erplotaron
i~nmediatamente los filones obrerizantes
del federalismo y demostraron una sensibilidad
muy especial ante la problemática trabajadora.
incluyendo El 'rribuno desde muy temprano
la sección fila <Movimiento obrero,. Las
incitaciones cn pro del asociacionismo de resistencia
acompañaron a las destinadas a requerir
la cooperación de artesanos y asalariados
con el PRF Uno de los agitadores federales
advertía, a propósito, que la clase obrera
no debía esperar la redención del régimen
monárquico, afianzado «en bases del capital
i~mo>*El~ p.r opio Franchy refrendó inmediatamente
estas actitudes radicales y apostó
por la resurrección sindical. entendiendo que
sólo el Corpus de 1894 era capaz de vencer la
desconfianza obrera hacia los republicanos y
que las retormas sociales representaban una
pieza consustancial de la FederaciónL8E. l Tribuno
empezó a evidenciar proclividades ugetictac
desde enero de 1904 y a reproducir pcriódicamente
llamamientos del PSOE. A
esrala internacional, whr~s a l i~rn1naq infnrrnaciones
dedicadas al congreso socialista de
Amsterdam o los elogios hacia la socialdemo-
-: - - 1 --- -- - 70
CldCId dlCLl l d l Id
Las aspiraciones gremiales habían vuelto
a resurgir a primeros de marzo de 1904, empujadas
por los hombres de El Martillo del Trabajo
y por el comité municipal del PRF La primera
conexión pública entre ambas fuerzas tuvo lugar
el día 5, a raíz de un mitin convocado en el
Circo Cuyás por la Panificadora Obrera para
2hordrr !a rarertI2 de! p-n. Dp c t r ~ qd ~ aqcto r
verificados en el mismo foro salió una comisión
promotora gremial, que en el tercer encuerilro
del 3 de abril recabV la dyuda de
Franchy para elaborar su reglamentación. Invitado
a dirigir la palabra a los asistentes, el
prócer federal no ocultó cuáles eran sus intenciones:
«La agremiación obrera se constituye para d~fender
y amparar los derechos de todos los obreros y mejorar su
situación; no tiene ni puede tener; por consiguiente, Jin
algiino de propaganda ni de nrganizarión política, y en
ella caben hombrrs de todas las ideas y todas las opiniones.
Cuando me llamáis para que coadyuve a vuestros
trabajos. yo bien sé cuál es el fin que perseguís y al que
me ofrezco a ay udaros. Pero, apartedeesto. yo aconsepré
siempre a los obreros que intervengan en las contiendas
de los partidos, prestando su apoyo a aquél que ha hecho
suya las aspiraciones del proletariado, consignándolas
efl su Programa: yo les excitarésiempre a luchar junto a
los que luchamos por la doctrina ~lerdaderamented emocrática,
basada en un ideal de igualdad entre los Izoinbres,
de paz entre los pueblos, que consagra la fraternidad
humana en la federación universai~~~.
Conocedor del fermento anarquista que
aún agitábase en El Martillo del Trabajo y entre
los comisionados, Franchy no quiso que huTrabajadores
y republicanos en Las Palmas (1900-19081 129
bieran malos entendidos. Y los que tanto
combatieron un afio atrás las injerencias burguesas
de Suárez Quesada y compañia, callaron
ahora o hicieron mutis3'. Entre el 7 y el 27
de dicho mes, la comisión gremial guiada por
Espinosa celebró otros cuatro mítines y en todos
ellos disertó Franchy Tras el primero, donde
se criticaron los impuestos de consumos y
la administración de franquicias, la prensa
liberal acusó a los federales de estar politizando
un gremialismo e11 ciernes que disponía de
unos 250 afiliados. La última reunión abordó
la conmemoración preliminar del lo. de Mayo,
siendo Las Palmas de Gran Canaria la tercera
localidad provincial que acogió la jornada reivindi~
ativaT~ra~s. oír a sus delegados respectivos
en el Cuyás, pimargallianos y trabajadores
marcharon juntos hasta la juventud Republicana
Federal de Arenales, en donde inauguraron
una escuela3'.
La comisión organizadora prosiguió sus
labores durante los meses de mayo y junio,
con la particularidad de hacerlo ante todo
en el Círculo Republicano Federal del barrio
de Triana. Se examinaron los fundamentos
para una Federación Gremial de Obreros estructurada
por oficios, manteniéndose conversaciones
previas con estibadores, carpinteros,
albañiles. conductores de carruajes y
ciernas. Que sepdiiius. a piincipios de agosto
habían sido elegidas las juntas de los gremios
de carpinteros y de cocheros y tartdrieros,
agrupándose en aquél 78 ~nd~vlduos~~.
La Federación, de todas maneras, no prosperó.
desplomándose incontinenti la segunda
hornada asindicab por mor a diversos
factores.
El mal precedente de la AGO y la derrota
de los huelguistas portuarios de 1901, con
sus secuelas desmoralizadoras, aparecen
en primer termino L,os cargadures de La
Luz no acogieron con mucho entusiasmo el
envite posterior El 22 de agosto de 1904 se
estableció en este distrito el club gremial El
Progreso, que pretendió abrir una escuela,
mas no pasó de ser una de tantas corporaciones
efímeras. Consecuentemente. el radio
de la iniciativa experimentó una doble
contraccion: desde el punto de vista social,
involucró a los abigarrados conjuntos artesanales
y apenas dispuso de mano de obra
asalariada; en cuanto a su localización espacial,
estuvo prácticamente circunscrita al
casco histórico de la población y a dos riscos,.
Ambas limitaciones venían relativamente
ensambladas, según demuestra el censo electoral
de 1903 (cuadro I ) La consideración de un
proletariado loven y de ascenaencia carripesina
aglomerado en La Isleta, no basta para explicarnos
la mediatización republicana sobre
los balbuceos de la conciencia obrera insular.
Añadiendo incluso las zonas rurales de Tafira
y Marzagan. con una ahriirnadora primacía de
braceros, las más altas tasas de ocupaciones
artesanales corresponden a aquellas secciones
cioride ei 1'T3rüli~ceíiti-süü s esherzoc por
estas fechas. Luego de su sede central en el
Círculo de Triana -Pérez Galdós-, entre febrero
y septiembre de 1904 se instalaron sucesivamente
la Juventud de Arenales -León y
Castillo-, la Fraternidad del Risco de San Bernardo
-Cairasco- y la Tertulia Republicana
Federal de San José, organismos auxiliares
quc mntaron tcdor con esciuelas par3 adiiltos.
El Centro Instructivo Obrero de La Luz no
surgió hasta noviembre, fue el menos activo y
el que antes desaparttcicí. careciendo a su vez
de aparatos docentes. Los oficios, además,
aportaron el 5 1,8 por 100 del personal rector
de estos casinos de barriada, con un componente
popular muy acusado al tenor del
muestre0 bastante cabal que figura en el cuadro
2. Y hasta en los comités municipales de
este período fueron el sector mayoritario, pese
a sólo desempeñar por lo común las vocalías35.
Entre las circunstancias que produjeron el
revés asociativo habría que anaciir, iguaimente,
la repugnancia o el temor que pudo conciTrabaiadores
v reoublicanos en Las Palmas (1900- 1908) 133
societarismo laspalmense volvió a dar señales
de vida, creándose o reconstruyéndose los
gremios de zapateros, carpinteros y albañiles.
El recinto portuario continuó todavía al margen
de estas reiteradas pulsaciones, aun
cuando El Martillo del Trabajo trajera a colación
los abusos de las firmas carboneras e incitara
a la huelga. Por recomendacion del bisemanario,
en abril fue instalado un Centro Obrero cn
la Plaza de Santa Ana -Vegueta-, sin parentesco
alguno con el del Grupo Libre. Consistió
en una especie de ateneo popular expedito a
múltiples influencias ideológicas; en el qiie
conferenciaron desde el carlista Arturo Sarmiento
a Franchy, pasando por el reformista
católico Domingo Doreste y el socialista moderado
Felipe de la Nuez. Aunque no proliferaron
los casinos de instrucción y recreo destinados
al público trabajador, el 7 de septiembre
de 1907 emergió uno denominado El
Primero de Mayo.
Sabemos que, un año antes, se dio a la estampa
un semanario con el nombre de La Voz
Obrera, el cual tal vez tuviese relación con el
Centro Obrero de Santa Ana. El 15 de diciembre,
por otro lado, se despidió El Martillo del
Trabajo de sus lectores, para salir de inmediato
con la titulación reducida a k1 Martillo. La segunda
época del periódico dejó atrás el difuso
socialismo premarxista. expresado en confesiones
particulares, para asumir una etiqueta
común. «Nosotros comulgamos con las
doctrinas de Carlos Mant, sin dejar de estudiar
la escuela de Kropotkine y de Eliseo ~&lus;u,
re &cfz er! e! editor!.! pregrum$ico4?. )&:-
xismo abierto, pues, a lecturas anarco-comunistas
y no bakuninistas.
Las persecuciones legales que se habían
cebado sobre El Martillo del Trabajo -28 denuncias-
y que mantenían desde octubre en la
cárcel a su último director, Santiago Espinosa,
no cejaron del todo al variar la cabecera. Y El
Martillo tuvo que sohrdlevar mayores estrecheces
económicas hasta concluir en junio de
1909. De cualquier modo, el forzado alejamiento
inicial del gran valedor del consorcio
con los federales dejó incólume la devoción
republicana del grupúsculo. Palenzuela y Pérez
Ponce, desde la dirección y la redacción,
respectivamente, conservaron y hasta dilata
ron la sintonía franchysta, apelando casi a los
mismos preceptores -Pablo Iglesias, Pi y
Margall, PI y Arsuaga, 'lolstoy Gorki, etc. 1)urante
el lapso en que se interrumpió la edición de
El Tribuno -septiembre de 1906 a mayo de
1909-, las páginas de El Martillo sirvieron de
canales de comunicación para cl PRF En febrero
de 1908, la gaceta ohrera proniinciábas~
por constituir un upartido popular» -¿resonancias
secundinistas?- pero nada se hizo a
propósito y subsistió la camaradería coi1 los
pimargallian~s~~.
Los responsables de El Martillo no acometieron
con presteza otra intentona gremial como
la de 1904 Prefirieron tender una sólida
cabeza de puente en La Isleta. designio que
condujo en julio de 1907 al establecimiento
de la sociedad El Trabajo. Sus dificultades
preliminares patentizan lo complicado que
era movilizar a las peonadas del puerto. A los
cuatro meses, Santiago Espinosa dolíase por
un registro que no excedia las seis docenas de
abonados, recibiendo jubilosamente el módico
crecimiento ulterior El grado de aceptación
de la sucursal marxista, con todo, no progresó
mucho, y persistieron las senales para
sacar de la apatía a los estibadores". Algunos
actos programó su directiva en concurrencia
con el PRF y con los autonomistas del diario
Luni hn,nZuninfi, q ~ ee, f eb:cro dc !3VS ixulücraron
a Rafael Ramírez Doreste y a Franchp Por
insignificante que haya sido la función de El
Trabajo, acaso similar a la que protagonizó la
Unión Trabajadora a dos o tres lustros de distancia,
aireó reclamaciones salariales y enseñó
los rudimentos de unas concepciones difusas
que oscilaban del federalismo al socialismo
De aq~uí brotó por fin e! sincjica[icmc
portuario que los federales encauzaron seguidamente.
134 Agustíiz Millares Cafllero -
NOTAS
Fueron muy indicativas las rcflcxioncs de P c ~ cCP ,.
BRIEL, <El rnarginament del republicarisme y Iobrerismen,
en M v e q nC 85 IX, 19851. pp 34-38
aLa rosa de fu~go»E l obrer~smob arcelonés de i 899 a i 909.
Barcclona. 1975; 2"dición. Madrid, 1989 De la producción
ultima nos interesan particularmente las
aportaciones furdamentales de RAMIR REICO, brers I
ciutadaris Blasquisrne i movirnent obrer Val$ncia, 1898- 1906,
Valencia, 1982 y Blasquistaj y cl~ricaki La lucha por la ciudad
eri la Vulericiu de 1900, Valencia, 1986 Y tarrbién los
últimos replanteamientos a propósito del lerrouxisiiiu
de Ioari B. CULLA l CLARA, E! republirunime lerrouxista
a Catalunua í r 901-1 924. Barcelona, 1986, Y de losé
ÁLVARE[UZN CO, El Emperador del Paralelo. Lerrnx U la
demagogia populista, Madrid, 1990.
El reglamento aprobado el 9 de febrero de 1872 lidblaba
de traternidad obrera y de mejorar la situación
de los productos isleños, hasta nalcanzar más pronto
y Iácilmente Id conipletd erridiicipaciíin eionUiiiica y
social de las clases trabaiadorasa
En la renovación anual de 1894, la candidatura apatrióticas
venció a la ¡lberal por 338 votos contra 136.
Sobre Ids oposiciones artileoristas de la apocd, clr
Agustín h41LLARES CANTERAOp,r o~imacion0 Un0 fenomenologia
de la Restauració~e@ la isladeGran Canaria LasPalnids
de Grdn Canaria, 1985, pp. 75-93.
loié ANUKESG ALLEGOC, LUJc ~ ~ i ~ i w idieul ~s J U C ~ ~ C I U -
nismo obrero en Gran Canaria). en Aiquario de Fstudios
Atlánticos, n" 27 (1981). pp. 261-307.
De 189 1 data un antecedente de poca trascendencia
Cfr. Alejandro CIORANESCHUis,t oria de Saiita Cruz de 'lenerije,
l\i 1803-1977. Santa Cruz de Tenerife 1979. pp
127- 128.
uswaiao UR~TOn, isroria del MJ V I I ~ I ~ IU~b[rJer a Catiario,
Madrid, 1980, pp. 78-84 1 18- 12 1 y 126-1 30. Cfr también
al respecto el opúsculo d e José CABRERDAIA z,
1 Tn ~r f i idi r. hhnr blvlprnorirr rlvlp los trabajos realizados porla uAsotiación
Obrera de Canariasn en el priwr año de SU e~ijtencia
( i 900- i 90 1). Santa Cruz de Tenerife 1902
Se dliri~~dbqdu e «desde el conservador al republicano,
y desde el Iiberdi al cdrlistd, ~udt i s1 0s partidos
que en Canarias se reparten la hegemonía están dominados
de los mismos vicios, de las mismas irrnoralidades,
d r igudlrs currupiiorics, y pur rso son
incapaces de conducir al pueblo por el único y verdadero
camino de su reconstikrión D Cfr las glosas
de BRITOp,p 80-83
Dentro de la dispar bibiiogrdfíd sobre estd Lerriálicd,
recomendamos los análisis d e Juan HERNANDBEZR ~
vo, aEl riacionalismo canario: sociedad, política e
ideulogi~ne n lievi5La Ifllurriu~ionndle hociologia, n" 44
(oct~bre-diciembred e 1982). pp 622-625, y de Francisco
M~RALPEASD RON<E, l racionalismo canario? en
Nationet Nationalitis en Espagne, XlXc XXcs., París, 1985
pp 374-377 Una interpretación contraria a la que
ofrecemos puede leerse en Manuel n: PAZ S~NCHFZ
Wa~iguemzrt y Cuba (Tomo 1). Santa Cruz de Tenerife
1991, pp 99-134
10 <Habrá quien me calumnie llamándome antiespañol,
y mentiría. yo tengo a orgullo mis dos apellidos y mi
pura sangre española pero el germen de la libertad
incubo en mi orgcinismo, y dntes que ridciu~ialisla
soy libertario. .Mientras aliente, bregaré por la autonomía
d e los p ~ e b l o sy de los individuos Todo por
y para la liber~ad de los pueblos y de los hombres.
Como Bakunine, que al mismo tiempo que predicaba
la gran revolución política, económica y social, no
abandonaba las regiones conquistadas y sometidas
d potericids extrañaso. Secuiidino DELGADO,V,L ILUguaré.!,
La Laguna, 1980. p 142. Introduccion de 0swaldo
BRITOy Julio HERNÁUDEL
I 1 Clr José RIYER~O~ U N I EZl , p rimer Partido Sociu!istcr Cubano
Aplu~tes para la historia del proletariado en Cuba,
Universidad Central de Las Villas, 1962, pp 99-1 04.
Hortensia PICHAQDDOo,~ umentops ara la Histor~ad e Cuba,
11, LG Hdbaiia, 1969 pp 32-36 y W k4, Historia del movimiento
obrero cubano (1865-19581, 1, La Habana, 1985,
pp 95-102 y 143-146.
12 Algunos de los candidatos en las elecciones de noviembre
de 1901 reflt.jaii la divasidad ideológica que
reinaba dentro de las apopularesn 12an Delgado Gil.
por clcmplo, scrá directivo de la Socicdad Católica
de Obreros en 1905 y Diego Guigou y Costa presidirá
en 1908 el Centro Regionalista de Santa Cruz de Tenerife
s ~má n d o s ed espués a la cúpula d e la Liga Regionalista
organizada en el Ateneo de La Laguna en
I Y l l .
13 Conviene tener en cuenta el escrito que Cabrera Díaz
cursó desde La Habana en torno a la idea del PP
Tras declararse <enemigo de toda política^ y convenir
que <el arte de gobernar los pueblos no es otra
cosa que el ar tede tiranizarios~r,x preTa refiriéndose
a la AOC aHay er ésa muchos libertarios, algunos
socidlistds, pocos republicdiios, algün que otro demócrata
a secas. y para que todos obtengar puesto
sin deponer totalmente de sus principio?, el partido
dcbc ser pura y sirnplcmcntc dc lucho social y cco
nómican lose OBREDRIAAz, a El partido obreroo,
El Obrero, 16-1-1902
14 Su moderación social quedó patente en el preámbulo
de su folleto Cartilla de! ubrero Aderi1t.i del trubajo,
Las Palmas de Gran Canaria, 1900
15 <Este fue el origen de las actuales aeremiaciones
obrerasu, atirmo el iiberal Carlos NNARRO y KUIZ [bucesos
históricos de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria.
1936. p 233)
136 Aaustín Millare~C antero
descartar la intervencion de quienes montaron al año el
Círculo Republicano Federal Ya en 1907 menciona Brito
un Círculo de Artesanos en Guía. con 125 adeptos
Asentada legalmente el 30 de enero de 1899 a partir
de un Círculo de Trabajadores, instituido el 15 de
marzo de 1897.
Cfr Ei Tribuno. 14 21 y 24-XII-1904. con la reseña de
dos mítines con participación republicano-obrera
La comunicación al cónclave federal puede verse en
El Nuevo Régimen, Madrid, 27-V-1905. Gerald Brenan
dsegurd que la Federdción llegó a contar con 20000
inscritos, la mayoría obreros del campo (El laberinto español.
Antecedentes sociales y políticos de Iagucrra civil, Barcelona,
1984. p 188) Sobre el prestigio de la Sárraga
entre los federales vale como muestra la del montatiés
Eduardo PEREZIG LESIAS. a.4rmas innoblesa, El Federai,
SdiirariUer i0-~-190i íjensdrnos que la personalidad
de esta feminista no ha sido adecuadamente
valorada por Fernando ARCASC UBEROEl , republicanisino
malagueñodurant~la Restauraii& Córdoba 1985
Ld invitddd conectó dsirnismo con los sindicalistas
de Santa Cruz de La Palma y especialmente, con los
de Santa Cruz de Tenerife. hablando en la tribuna de
la AOC Los reportales más completos sobre su estancia
en la aisla redonda) aparecieron en Germinal.
Santa Cruz de La Palma. 5 a 15-VIII-1905
El Martiflo del Trabajo, 8-XI- 1905
Cfr El Tribuno. 25-XI-1905 y 3-1-1906 El Martillo del Trabajo.
3-1-1906 y La VOZ de Arucas, 17-11- 1906.
El Martiflo, 19-XII- 1906.
aFranchy y los leonistas~, ibíd., 6-V-1909. Tres años
atrás, un colaborador de su predecesor que utilizaba
el seudónimo de Lcdo. Nitrc Glicerina y se consideraba
un arepublicano revolucionario^, había escrito en el
boletín del Círculo Republicano Federal de Arucas
<Los obreros no deben ser más que republicanos socialistas,
que es el úriico idedi puro progresivo, necesario
a la evolución de la humanidad ... o (<El Partido
Obrero), La Voz de .4rucas, 2 1 -1V- 1 906)
Cir a¿as Cociedaaes Obreraso, Ei Maniiio, 2-73- i 907 y
UN OBRERO, <La sociedad EL TRABAJODi.b íd., 5-11-
1908 El singular Oscar Pérez Solís, al evocar su paso
por Las Palmas como teniente de artillería refipre
que celebró el lo de Mayo de 1907 con driarquistas
porteños y en intimidad (aCornpañeron. EI Tribuno, 29-
IV- 1920 reproducido de La Lucha de Clases. Bilbao)