VEGUETA, Número O, mayo 1992, (79-86) 79
El mercader en
la vida socioecoilómica de
Gmn Canaria durante
el Antiguo Régimen
* Catedrática de Historia Moderna de Escuela Universitaria.
80 Elisa Torres Santana
L a actividad comercial, y el intercambio lucrativo
de mercancías, al tiempo que motor
fundamental para la formación de capital y
la incentivación de la actividad financiera y la
banca1, han sido siempre las tareas fundamentales
de la economía de las Islas Canarias
durante e1 Antiguo Régimen e incluso en la actualidad.
Varios fueron ios Íacrores que se coaayuvaron
para posibilitar el comercio en el Archipiélago
Canario. En primer lugar, y factor fundamental,
sería la situación geoestratégica de
Canarias, de la cual mucho se ha hablado, pero
nunca ha sido suficientemente ponderada,
par la incidencia que ha tenido en la historia
de Canarias.
Las islas Cdi-iaiias, en I - I I ~ U ~deUl Aiidiiiicu,
han jugado el papel de un puente, y aún resulta
así, entre los diversos continentes y culturas.
Europa, África y América se enlazaban entre
sí, por vía marítima teniendo como punto
de referencia obligado a nuestro archipiélago.
Las islas se convirtieron pronto, en punto de
confluencia y de divergencia, de las rutas ma-
:itirr.us conocidus en c! sig!a xvrc!~, ixidicr ,
do con la expansión del capitalismo mercantil
europeo
Las Canarias y en particular la ciudad de
Las Palmas de Gran Canaria, a través de su
puerto de Las Isletas, llegó a ser un gran centro
comercial en el Quinientos. Los navíos de la
más diversa procedencia utilizaban sus puertos
como trampolín. para transportar las más diversas
mercancías, y no siempre de forma legal2.
La intensa actividad comercial desplegada
palrnuj: de Cruri Canuria atrajo pi-"rit"
a una serie de mercaderes de la más diversa
nacionalidad, pero en particular de los países
marítimos de la Europa Septentrional: bretones,
flamencos, escoceses e ingleses3, que
acudieron al drnparo del comercio.
Algunos venían sólo de paso, acompañando
a sus mercancías o a comerciar en una expedición
concreto, micntros que otros tcrrninaron
estableciéndose definitivamente en el Archipiélago
Canario. en particular en Las Palmas de
Gran Canaria, a comienzos del siglo N4.
No obstante, la presencia de mercaderes
extranjeros en Canarias se inicia en el mismo
momento de la conquista, como en el caso de
los genoveses, que participaron financiera
mente en la misma.
Además de la favorable geográfica
ae Canarias, otros factores incidieron de
forma coyuntural en el desarrollo de su comercio.
Ya desde el siglo XVI, se había iniciado
en Europa el desplazamiento del eje comercial
del Mediterráneo al Atlánticoz, hacia su fachada
noroeste. Éste será el escenario donde
tanto van a tener que decir, a partir de la primera
mitad de la centuria siguiente los: holandeses,
i~igiesesy íraiiceses" iiYo debemos de
olvidar. por otra parte, que estas mismas nacionalidades
son las que aparecen registradas
en Canarias, por esas mismas fechas.
El mencionado desplazamiento más el
Descubrimiento de América, con lo que significaban
las posibilidades comerciales del
Nuevo Mundo, supone la apertura de nuevas
rütos cvmcrcia!cs cn c! 0c2ano A:!án:ico. de
las cuales los países ibéricos van a sacar un
buen partido, al igual que las Canarias.
El archipielago se va a beneficiar del traslado
del eje comercial europeo, pues se va a
convertir en zona fronteriza de España, no sólo
frente al continente africano, como ya lo era,
sino también al americano; al mismo tiempo
que quedaba rnnectadn por vía maritima ron
la fachada septentrional curopea, con su ampliación
hacia el Mar del Norte y del Ráltico.
por lo tanto con 10s gi-aindes me~caduse uropeos
Los comerciantes franceses, ingleses y holandeses
jugarán el papel de intermediarios
en el comercio exterior canarioí, abasteciéndolo
de los productos deficitarios: paños de
Flandes y Francia. maderas del Báltico, de Noruega"
productos del mar, con esa misma proccdencia,
c incluso trigo bretón o provenzalg.
En el retorno !os navíos extranjeros partían
El mercader en la vida socioeconómica de Gran Canaria durante el Antiguo Régimen 8 1
cargados con los llamados cproductos de la tiprmx,
fundamentalmente azúcar y vino
No obstante, el mercado canario, por sí
solo, no basta para cxplicar la presencia tan
numerosa de mercaderes extranjeros. Deberrius
de teiier en cuerita pues, la posibilidad
añadida que para ellos ofrecían las Canarias,
de introducirse en el comercio con América,
por medio de los navíos canarios. ya fuera legal
o ilegalmente'u.
Una vcz finalizada la conquista de Canarias,
se va a implantar en las islas de realengo, una
economía orientada hacia la agricultura de expcrtuc:
0n. de productor de curte subtropicu!,
como el azúcar, o de origen mediterráneo, como
el vino, con destino al comercio exterior
Paralelamente continúa el cultivo de productos
de autoconsumo, orientados hacia el mcrcado
local o interregional. La combinación de
la agricultura de autoconsumo con la de exportación
ha sido la base del modelo de desarrollo
de Canarias durante el Antiguo Régimen
Será en el siglo XVI cuando las Islas Canarias,
en particular las de realengo, entren de
lleno en los circuitos cornercialcs, de niarios
del azúcar, poniéndose en contacto con los
principales mercados europeos del momento,
sobre todo con los Hamencos", sin desdenar
los americanoslL y los africanos", donde los
isleños colocan sus productos y tienen la posibilidad
complementaria de importar contingentes
de negrosll
Las Islas Canarias se convierten en mercados
receptores y exportadores. al tiempo que
distribuidores hacia otras zonas, sobre todo
,., -1 A-,., n+l-,+;,, A, 1,- ,,,rl.,,+,, imnv;-
r i i ri ai ia n i i a i ~ u ~UuL, IWJ ~ I V U U C C W ~ ' I J L L ~ I O
tentes en ellas, caso del azúcar.
Paralelamente al comercio exterior, en el
ámbito interno de cada isla, se fue desarrollando
un comercio local dedicado al autoabastecimiento
de productos agrícolas, sobre
todo, necesarios para la vida cotidiana Y al
mismo tiempo, otro de distribución, de aquellos
productos importados, que resultaban
igualmente necesarios.
En el ámbito territorial del archipiélago se
desarrolló a su vez, un comercio regional que
cumplía esas mismas funciones de abastecimiento
de productos agrícolas y derivados,
que se intercambiaban de una isla a otra, cn
funciún de su producción o existencia, generando
una complementariedad en el seno del
Archipiélago Canario y con relación a los archipiélagos
Iiisos en el Atlántico. Al tiempo. se
producía dentro del comercio regional, la distribución
de productos foráneos, que eran importados
por las islas económicamente más
poderosas: Gran Canaria, Tenerife o La Palma.
!?esu!ta evidente qge todo este entram.ado
mercantil necesita de una mano de obra más
o menos especializada, para su puesta en
marcha. Es en este contexto, donde debemos
de situar la participación del mercader como
también su importancia en la vida socioeconómica
del Archipiélago Canario.
El mercader, agente activo del comercio.
Cómo el propio título indica, el hombre juega
un papel fundamental en el desarrollo de la
actividad rncrcdritil. Rcsulta obvio quc, por
muchos adelantos tPcriicos que se produzcan,
los intercambios comerciales no se pueden
realizar sin la intervencion humana.
El estudio de los mercaderes como grupo
socioeconómico en Canarias, y en Gran Canaria
en particular, entraña grandes dificultades
por la complejidad que se encierra detrás de
este título. a nivel económico y profesional.
Son muchas las categorías de mercaderes que
existen, en función de las peculiaridades que
12 zctividzd mccünti! udquicrc con sü dcsarrollo
a tres niveles: exterior; regional y local,
confundiéndose muchas veces en los mismos
indiv~duos.
Si nos atenemos a un criterio económico.
podemos establecer una primera categoría
de mercaderes. con un mayor peso, que se
dedican fundamentalmente al comercio exterior,
pero que dada su mentalidad burguesa,
tampoco desdeñan cualquier otra actividad.
82 Elisa Torres Santma
kstos serian los grandes mercdrieres dedicados
a la cargazón de navíos con destino a los
diferentes puertos europeos, africanos o americanos.
Un segundo grupo, con menor disponibilidad
económica. que centra sus actividades en
el comercio interinsular, local e incluso esporádicamente
realiza alguna incursión en el
mercado africano, que a su vez, aparece situado
muy por encima de un tercer nivel constituido
por los regatones también llamados
«Vendederos» que practican el comercio al menudeo,
bien por las calles de Las Palmas de
Gran Canaria, o por la geografía insular
Tampoco podemos olvidarnos de aquellos
que practican la actividad mercantil desde
la tienda, fenómeno presente en Canarias
ya desde fechas muy tempranas. con respecto
al resto de EuropaI5
Ld siludció~ie rl el escdldlú~s~oc ial isleiio,
de cada una de estas categorías, esta en relación
con su nivel económico.
SI tratamos de establecer una clacif~cación
estrictamente profesional, atendiendo a su
cualificación, o preferencia por una determinada
actividad e1 problema continúa, pues
asistimos con frecuencia a la interconexión de
determinadas formas de actuar, en un mismo
individuo.
Una característica importante del mercader
cdridriu, Ueíiriici611 que súiu se ie dpiicdúd d
aquél que demostraba una solvencia económica,
era su aplicación a todo tipo de negocios
relativos a la actividad mercantil. La gama de
operaciones comerciales que podía desarrollar
era bastante amislia, desde la Darte financiera
del comercio, hasta la propiamente mercantil.
La actividad bancaria resultaba ser un fenómeno
bastante poco extendido entre los
mercaderes canarios, con lo cual no se diferenciaban
mucho de los del resto de Españai6,
cuando esta aparece era ejercida por los extranjeros
afincados en Gran Canaria.
El préstamo, era una actividad que no les
resultaba ajena, sobre todo en aquellas empresas
que teman reiacion con ia armazñn de
navío^'^.
Con respecto a los depósitos, podemos
decir que si bien no eran demasiado frecuentes
en el siglo Dril, como hemos podido apreciar
no sucedía lo mismo una centuria desp
~ é s ' ~ .
El desempeño por el mercader de esta
serie de actividades le permitía tener diversificado
su capital, con lo cual el riesgo que corrían
también lo estaba
Los exportadores-importadores, resulta
ser, sin ningún género de duda. la categoría
más representativa entre los individuos dedicados
al comercio en Canarias, independienteniente
de que centraran su acción en uno o
varios mercados. Constituían la cúspide económica
entre los de su profesión. Podía suceder
que un mismo individuo simultánease
ambas actividades.
La administración de rentas no resultaba
tampoco un negocio ajeno para los mercaderes
canarios, si bien tampoco era demasiado
frecuente, sólo entre aquéllos que poseían
una mayor capacidad económica Los que se
dedicaban a la administración del Almojarifazgo,
son una minoría, pero cualitativamente
los más importantes Lo más normal era que
efectuasen pequeñas inversiones en adquisicón
de: casas. censos, etc.
La pusesi61i de Iiarici~dase ia iai-ribieii algo
normal entre ellos, y no sólo como un medio
para acumular bienes raíces. sino en muchas
ocasiones, para obtener unos productos
que comercializar en los diferentes mercados,
insulares o exteriores.
Consecuencia lógica de la situación marítima
de Canarias lo constituía su participación
en el negocio de armazón de navíos, fórmula
primordial de transporte Ida participación
podía ser variada, desde el mercader
propietario del navio, los menos, hasta los que
sólo poseían una, o varias partes de él.
El mercader de origen canario, o afincado
en las islas, no desdeñaba tampoco el oficio
OUnlverslal ce L a Pimar de Cm, Carara Btoteca Unwerstara Mencra Dgts le Cenara; 2005
El mercader en la vida socioeconómica de Gran Canaria durante el Antiguo liagimen 83
de tendero? estableciéndose diferentes categorías
entrci ellns Desde el cargador de navíos
que a la vez poseía una tienda y el almacén
preciso; o el simple tendero cuyo único
-,.A,. .4,...:2- -,.-:--& - -- 1 - . . - - L . . L..-- - 1
I ILWUW uc v l u a L W I I ~ I > L Cc i i i a v t - i i ~ au as c i i i i u s -
trador.
En estos establecimientos situados en
muchas ocasiones en los bajos de la vivienda
del mercader, se podían vender los más variados
artículos, desde los de importación: paños,
objetos de papelería, libros, etc. Hasta
aquellos otros más cotidianos cuya procedencia
no era tan lejana. aceites, productos de la
tierra, etc.
El íiltimo escalafón dentro de la categoría
~iiercdiiLil lu ocupaban los pequeños vendedores
de productos básicos: pan, vino, vinagre,
que recorrían la ciudad, de puerta en
puerta. así como otras localidades de la isla.
En su mayor parte eran mujeres, lo cual demuestra
la poca envergadura económica de la
empresa Constituían un elevado número, y
dada su movilidad y pequeñez empresarial
eran muy difícilcs dc somctcr al control dc las
autoridades.
Cioranescu afirma que es posible que
existiese cierta picaresca, y en vez de actuar en
lugares públicos, vendiesen en su propia casa
a escondidas, para poder regatear, cuando los
productos escaseaban?
Otro posible criterio de diferenciación
dentro del mundo mercantil ~ o d r í ae stablecerse
atendiendo al origen de los mercaderes,
que habían afluido al Archipiélago Canario,
desde los Inicioc de CUandG &
ta termina, muchos quedan establecidos en
las islas.
Los mercaderes nacionales y extranjeros,
contribuyeron con su capital y aportación
humana, a formar y consolidar, la sociedad
canaria, pues aunque en un principio la Ilegada
de algunos fuese ocasional, otros terminaban
estableciéndose definitivamente.
por medio dcl matrimonio con mujeres isleñas.
Los españoles, en su mayor parte, como al
principio de la conquista, continuahan iRuyendo
desde Castilla, en particular andaluces:'.
Mientras que los extranjeros eran funda-
-- --L-l-- --&- .- - ..L.. -. . - - - - - ., = -
I I I C I I L C I I I I ICIILC: ~ V I L U ~ U C X ~ , C I L I ~ I I L C I ~ de
italianos y flamencos que se irán dando el relevo
en el comercio del archipiélago Posteriormente
habría que agregar a los franceses e
ingleses.
La importancia de los extranjeros, en la vida
economica de Canarias, se sitúa por encima
de su Se dedicaban [uridarnentalmente
al comercio exterior, actuando en
muchas ocasiones como intermediarios, mediante
las relaciones que tenían establecidas
con sus lugares de origen bien por medio de
sus famiiiarcs o factorcs lnfracstructura ésta
que para los canarios, resultaba bastante menos
asequible.
Asimismo buscan un puesto en el comercio
con las Indias. si no como exportadores,
cosa ésta que les estaba vedada, sí como beneficiarios
de las riquezas que éste ocasionaba.
Sus actividades económicas en el ámbito
insular, no presentaban una gran diferenciacion,
con respecto al resto de sus companeros
de profesión. Poseían sus tiendas, censos y
administración de rentas, sin que podamos
constatar una mayor o menor opción por una
de estas actividades. El hecho de quc su comportamiento
económico no difiera del resto
de sus compañeros canarios, excepto en su
mayor disponibilidad de numerario, no es
n2s T e m irid:ce U C ! g r x k d~ ü ~ ~ p t x i ócn .
integración que habían alcanzado en el seno
de la sociedad isleña.
La mentalidad colectiva.
La actuación colectiva de la burguesía niercantil
de Gran Canaria. nos interesa porqiip
como dice Vovelle:
«I.o q ~ r pa c t u a l w ~ et ~~ t PiM pleno f f n r e c i ~ l i ~ ~ t o
es EI estudio de las actitudes colectivas. Tambiélz scis
etnpluzurnientos, ln historiu de l~lse stru~turasd e la
84 Elisa Torres Santlina
familia, la muerte: en alguna medida son las diferentes
provincias de una misma investigación2?.
Su forma de actuar es el reflejo colectivo
de su forma de pensar, que en unas ocasiones
los identifica con sus homónimos del resto de
Europa, y en otras, ias menos, los diferencia
de ellos.
La muerte significaba para el cristiano la
perpetuación ae ia viaa, en este caso eterna;
de ahí que los mercaderes manifestasen ante
la muerte, a través de sus testamentos, el deseo
de congraciarse con Dios y con la saciedad.
En lo qiie a materia religiosa se refiere, no
eran diferentes al resto de la población grancanaria.
La religión jugaba un papel fundaimrintal
eii süs "idas, coi-no se i i i a i - i i f i e s t d e i i !a
preocupación que muestran a la hora de la
muerte, tal vez en parte, porque su actuación
económica rozaba muchas veces actitudes no
demasiado éticas y acordes con el espíritu de
la Iglesia Católica, en lo que se refiere a doctrina
económica.
Los mercaderes grancanarios suelen escogc:
una srpulturu re!igium. cari todo$ !m censados
por nosotros, lo hacen eri el converito
de San Francisco, con el hábito de la misma
advocación; quizás sin duda, porque éste era
el representante de la pobreza, y en este sentido
muchos de ellos tenían que hacerse perdonar.
Los mercaderes extranjeros, menos condicionados
por la obsesióri religiosa. piden simplemente
una sepultura eclesiástica, sin preocuparse
demasiado por su ubicación.
1 .*" --,-Ann -:..,- ., l:-,-."m-,.- -1
La> iiiaiiuua p t m a Y l l l l ~ u a ~ ~ uLaC ,~ ~ K U L ~1
objetivo de asegurarse una memoria y una
preocupación de rezarles en el más allá, como
asimismo la fundación de una capellanía, con
lo cual su obsesión no terminaba con el acto de
la muerte, sino que alcanzaba al otro mundo
Tanto el número de misas como de limosnas
estipuladas, así como de mandas pías, estaba
en íntima relación con la importancia
económica del mercader
Capítulo también interesante de la actuación
de los mercaderes ante la muerte, era lo
que destinaban a las exequias fúnebres Hemos
detectado entre los mercaderes canarios,
una cierta austeridad en los gastos relativos a
las exequias, con lo cual se diferencian bastante
de sus homónimos, de otras zonas española~'~.
-m líneas generaies, apreciamos en ios
mercaderes canarios un grado de religiosidad
alto, no pareciéndonos una actitud afectada
sino sincera, en el momento de enfrentarse
con la muerte.
Otra constante encontramos que mantienen
en su vida, la importancia que conceden a
la vida familiar. En líneas generales, alcanzan
.i-~.-.,- -1- l.!:-- 1 - 1 - - - !-J..
UL I r l r v d u u I I U L I K I U uc I IIIU>, IU c u a l 1 IU) 11 IUUce
a pensar en unos matrimonios tempranos.
Las alianzas matrimoniales las efectuaban
sobre todo con otros mercaderes, significando
esta actitud, a nuestro juicio, en un interés
premeditado y en una conciencia de grupo,
interesada en preservar unos intereses económicos;
esto no significa que desdeñen otros
en!acer m~tri~cn.iu!escsb, ro t d c c m p orsenajes
pertenecientes a la oligarquía grancanaria.
en particular de la .Administración Tal es el
caso de Daniel Vandama, mercader de origen
flamenco, propietario de La Caldera, que hoy
en día lleva su nombre, que casó con luana de
Vera, posible descendiente del conquistador
de la isla.
La tendencia a cohesionarse como grupo,
nos hace presumir un rasgo de comportamiento
propio de la burguesía, en este caso
--v"?,*+;l
L I L L I L L I I I L 1 , .
La preocupación por la familia se manifiesta
en el deseo explícito o implícito, registrado
en sus testamentos, de darles a sus hijos
una educación adecuada, variable según la
posibilidad de cada uno de ellos. A los varones
se les enviara incluso al extranjero a
aprender ld profesión del padre; es el caso del
citado anteriormente, que envió a dos de sus
hijos a Francia, a aprender el oficio de mercaEl
mercader en la vida socioeconómica de Gran Canaria durante el Antiguo Régimen 85
der Para las hijas, como era propio en la epoca,
el destino era diferente, pues bastaba con
e! matrimmio o !a p:ofesLóR e ~!?Uc arrerz rc!i
giosa.
La preocupación familiar no descansaba
sóio sobre ios hijos, sino también sobre los íamiliares
más cercanos. incluso criados y esclavos.
A sus familiares podían acogerlos en sus
casas, cuidarlos, mantenerlos e incluso dotarlos,
9 era preciso.
Todo ello confiere a la familia una estructura
patriarcal, en la cual el mercader-padre,
será la cabeza visible. este comportamiento
ha sido anotado también en Vandarna.
La mujer solía ser la compañera fiel, a la
cual se le encarga la custodia de los hijos y de
la herencia, tras la muerte del cabeza de tamilia;
es más, algunas de ellas continuarán con
el negocio familiar, tras la muerte del marido,
como es el caso de Ana de Alvarado, mujer de
luan Tomás Cigala25.
Son numerosas las menciones que reciben
en los testamentos encarg5ndoscles, cn
un supremo acto de confianza, la elección de
Id sepultura del niarido, cudndo éste redliza su
testamento sintiéndose enfermo. es el caso
también de Daniel Vandama
La familia será pues el eje básico sobre el
cual descansaba, no solo la existcncia del
mercader, sino incluso su poderío económico,
ya que al frente de sus negocios prefieren situar
a familiares o personas allegadas, de su
ci\nfianm.
Con respecto al capítulo correspondirnte
a su vida material, hemos notado en la burguesía
iiiercdritii cdlndlid, U I I ~ci elid austeiidad,
que se manifiesta en diversos aspectos
de su vida, tanto en el confort de sus viviendas,
como en los gastos que realizan en otros
capítulos más suntuarios. Así por ejemplo, el
mobiliario y enseres de sus viviendas, denotan
una cierta comodidad, pero de ninguna
m"",?,.? l,,;,, ,, J,,,--;lf,,w+- 1- A,,.,l .,;-n,. m m-"
i i i u i i L i u , iuju y ULdyiiiuiiv, iv Luui V i L i i L a .,Li
un índice más de su mentalidad práctica y
burguesa.
-ia mpoco ias joyas y obletos ue iulo constituyen
apartados importantes de su modo
de vida, muy al contrario encontramos que
estos capítulos de gastos suelen ser los menos
significativos. El esclavo, más que un
bien de I~ijo era para ellos símhnln de i i t i l i -
dad, con lo cual denotan, una vez más, su espíritu
pragmático
Destaca, no obstante. la ubicación de sus
viviendas en el barrio comercial de !a ciudad,
Triana, y como esta suele aprovecharse, en sus
bajos, para almacén y tienda
Tampoco hemos detectado en ellos una
tendencia clara al ennoblecimiento, al menos
a principios del siglo XVII, aunque no deja de
resultar un índice, quizás todavía demasiado
temprano, !a preferencia que muestran algunos
por el oficio de regidor.
En líneas generales, se puede confirmar
que el mercader grancanario se caracteriza
por una religiosidad patente. una austeridad y
un equilibrio entre gastos e ingresos en su vida
cotidiana, que se refleja en la sencillez y
practicidad que impone en su modo de vida.
Notamos en ellos también, un amor al trabalo
y un orgullo en su profesión.
El sustento básico de su modo de vida es
12 ecrrucrura fam,i!iar,a nive! 2fp~til.roy er_op,ómico
No hace pues con su comportamiento,
más que confkmar el paralelismo con sus hoiiitriiiiius
eurupeus, ¡u C U U~err iuesira que, a
pesar de las distancias, Canarias no permanecía
al margen del comportdrniento rnentdl y
estructural del resto de Europd al rnenos eri
lo que se refiere a su burguesía mercantil.
86 Elisa Torres Santana
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proceden de nuesird ksis doctoral recier;terrirrirc
pubiicaua Eicomercio de ias Canarias Orienraies cn iicmpüj
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reierentes a los mercaderes d e Tonr i~sS ANTA~EA: ,
Lu 6drgueGu wier~unlil de la, Cundriuj Orieníiiles í1600-
16251 Las Palmas de Grar Canaria 19Q1
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