CONSTANCIO DE CASTRO AGUIRRE: MAPAS MENTALES, SERVICIO DE
PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA DE NAVARRA, PAMPLONA.
NÚMERO 15 DE LA COLECCIÓN CIENCIAS SOCIALES, 2004. 245 PÁGINAS.
ISBN 84-9769-073-7
La Universidad Pública de Navarra publicó hace dos años una excelente contribución
a la geografía cognitiva bajo el título de Mapas mentales dentro de su Colección de
Ciencias Sociales. La autoría de este libro corresponde a Constancio de Castro Aguirre1,
catedrático jubilado de Geografía de la UPN en donde ha desempeñado gran
parte de su labor docente e investigadora, después de una dilatada etapa como enseñante
en la Universidad Central de Venezuela, en donde impartió Psicología Matemática
y otras materias (estadística, metodología cuantitativa, etc.) antes de trasladarse
definitivamente a Pamplona. El profesor De Castro Aguirre (nacido en San Román de
Campezo, provincia de Álava, el 31-10-1927) fue alumno de Manuel Terán, se doctoró
en Psicología y Geografía, Diplomado por la Escuela de Psicología y Psicotecnia por las
Universidades Complutense de Madrid y Central de Caracas; además ha realizado el
Master of Arts por la Stanford University (California) en 1970 en donde trabajó con el
prestigioso profesor R. Shepard en la Universidad de Michigan. Más adelante colaboró
con el profesor Clyde H. Combs y mantiene prolongadas estancias en la Universidad
de Nevada (EE.UU.). Desde sus inicios ha mostrado un elevado interés por conjuntar
los campos de la Psicología y la Geografía, cuestión que se puede comprobar con
sólo cotejar su propia formación académica y los títulos de sus numerosos libros, artículos
científicos, cursos, ponencias y comunicaciones, proyectos de investigación y
conferencias, además de su acreditada labor docente2.
Por curioso que parezca (y a fuerza de emplearla con otra acepción distinta) pocas
personas han caído en la cuenta que la palabra mapa significa en realidad pañuelo. Sin
embargo, y durante mucho tiempo, los geógrafos hemos generalizado de forma unívoca
el otro significado de mapa que por tradición viene a ser algo así como la representación
simbólica de la Tierra o de alguna de sus partes sobre una superficie plana. A
su vez, el término mente (que proviene del latin mens-mentis) se refiere a la facultad con
que se piensa; o también, en otros términos, a la capacidad que tienen sólo los humanos
para operar de modo inteligente y de razonar sobre las cosas y enjuiciarlas. La
representación del Globo Terráqueo a través de formas planas que, a su vez representan
a una superficie esférica, ha sido tradicionalmente tratada como una cuestión que
se resuelve más o menos satisfactoriamente mediante una proyección geométrica.
Pero, trascendiendo ese arduo problema técnico, es conveniente señalar que hasta hace
poco se ha venido admitiendo incondicionalmente el empleo de los mapas como representaciones
simbólicas de la realidad. No obstante, en los últimos años los geógrafos
más inquietos y las disciplinas agitadas por la revisión de la moderna epistemología
de las Ciencias Sociales están concibiendo nuevas y más audaces preocupaciones en las
que los mapas son también objeto de análisis crítico. A este respecto siempre conviene
recordar aquello de que “Es patente la porosidad de la Geografía hacia las múltiples
áreas del conocimiento” (P. Gould). Los geógrafos críticos al igual que otras tantas disciplinas
científicas están despertando sus conciencias ante el empuje arrollador de las
llamadas ciencias cognitivas. Integran este grupo de “saberes” un campo variopinto de
disciplinas (antropología, neurología, inteligencia artificial, investigación emocional,
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sociología conductual, pedagogía evolutiva, etc.). Cada una de estas disciplinas, a fuerza
de intensificar el diálogo hacia dentro y hacia fuera de sus campos habituales, procura
establecer a la vez estados de hibridación y mestizaje al reorientar sus respectivos
centros de interés en relación con el desarrollo de los procesos cognitivos. Esta perspectiva
ha acampado también en las nerviaciones de la Geografía y de ahí el que trascienda
a sus herramientas más queridas como son los mapas con lo que de esa forma se
ven también escrutadas bajo los focos del cognitivismo. El resultado de ese apasionante
proceso es en parte uno de los principales objetivos del contenido de esta publicación.
Pues bien, la obra que pasamos a comentar, pese a su sugerente título de Mapas
mentales, está muy lejos de ser un manual de anatomía o de fisiología que trate de la
cartografía del cerebro humano como albergue de la conciencia. Al contrario, es un trabajo
que se ocupa de los mapas geográficos en su sentido “más directo y más divulgado
del vocablo”. En la tradición geográfica, y para decirlo de manera aun más simplificada,
los mapas —como genuina representación espacial que son— vienen a ser algo así
como el equivalente del lenguaje formal que emplean las demás ciencias como usuales
herramientas de expresión y comunicación. Si algo caracterizan a las ciencias cognitivas
en su moderna y acrisolada reformulación es que ponen en diálogo a diferentes
disciplinas demandando una síntesis enriquecedora; en dicha síntesis se exige a la
Geografía hacer aportaciones genuinas que añadan algo positivo a ese proceso de desarrollo.
Sin duda alguna Mapas mentales es un esfuerzo intelectual que incorpora una
novedosa visión del lugar geográfico como objeto de atención preferente en las tomas
de decisiones personales y colectivas. Se trata de un profundo ensayo de 245 páginas
que a lo largo de once ordenados capítulos, distribuidos en cinco grandes apartados,
en donde su autor trata de integrar al discurso geográfico los principios fundamentales
de las llamadas ciencias cognitivas para que, en un proceso de mestizaje con aquellas,
actualice su acervo epistemológico y enriquezca el método y los fines perseguidos
por la moderna Geografía científica. La principal fuente de datos en que se apoya el
profesor De Castro Aguirre procede de un almacén poco frecuentado hasta ahora por
las diferentes ciencias sociales y aplicadas (psicología, antropología, investigación neuronal,
inteligencia artificial, etc.) como es el depósito de conocimientos populares y
experiencias vividas que se amontonan de forma sedimentada en la memoria de la
gente. Estos conocimientos basados en percepciones o experiencias vividas, que no
suelen albergarse en fuentes documentales ni en Atlas, libros o en bibliotecas y sistemas
de información geográfica, cobran no obstante una especial notoriedad en nuestros
días debido a que presiden las relaciones interpersonales más elementales así
como los hábitos cotidianos itinerantes de las poblaciones en relación con el espacio
físico que utilizan para el normal desenvolvimiento de sus actividades más elementales.
Como se apuntó más arriba, el libro en cuestión contiene cinco grandes apartados.
Se muestra primeramente cómo los mapas tradicionales suelen responder (consciente
o inconscientemente) a la mentalidad de sus creadores. De ahí que sólo enfaticen la
representación del mundo conocido (oikoumene) o habitado cuya cosmovisión se viene
transmitiendo desde la antigüedad grecolatina. No olvidemos los tics etnocentristas
que a menudo y por desgracia emanan todavía de numerosas representaciones cartográficas
y que saltan a la vista hasta en cuestiones tan simples como en la propia toponimia
empleada. En cambio los mapas actuales nada tienen que ver con aquellos otros
elaborados mediante técnicas artesanales que imprimían la impronta sesgada de sus
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autores. La tecnología SIG y otros sistemas más sofisticados aun convierten sin duda a
los modernos mapas en productos bien elaborados en amplitud, belleza, precisión y
exactitud de la información que aportan, pero en ocasiones su estandarización facilita
una visión banalizadora en determinados usuarios con poco adiestramiento crítico y
sobre todo les hace vulnerables a ciertas prácticas que desvirtúan y manipulan su contenido.
Lo cierto es que el uso de los mapas, incluso en el caso de aquellos estimados
como más perfectos y elevados a representación exclusiva, concita serias reservas
puesto que no consigue contentar a todos. Ante esas incertidumbres, De Castro propone
hacer representaciones cartográficas construidas con la información depositada en
el almacén de los conocimientos populares vividos y anclados en la memoria de los
habitantes.”Los mapas, dice, pretenden describir el espacio geográfico tal cual es, pero
no aportan ningún elemento emocional o afectivo hacia las preferencias colectivas”.
A continuación hace referencia al arraigo que las comunidades humanas muestran
hacia los lugares donde desarrollan sus vidas. El espacio de la cotidianeidad es la
materia prima con la que trabajó en su día P. Gould (Universidad de Pennsylvania)
cuya impactante experiencia fue también publicada en Estados Unidos con un título
idéntico al de la obra aquí reseñada.
Seguidamente se justifica como cualquier persona es capaz de perfilar en su memoria
la imagen y el conocimiento que tiene del lugar concreto en donde vive o el espacio
físico que recorre cotidianamente para desarrollar las actividades inherentes a sus
intereses vitales. Es muy relevante esta parte del libro porque se profundiza con rigor
el proceso mediante el cual el ciudadano común va digiriendo mentalmente la información
geográfica que sus sentidos (emociones) van detectando. De ahí surgen los
Mapas mentales y la utilidad social de los mismos para diferentes aplicaciones prácticas.
Aquí se pone de manifiesto que existen vías para la representación de los Mapas cognitivos
en términos de red neuronal, que no siguen los tradicionales esquemas euclideos
empleados hasta ahora por los cartógrafos.
Antes de finalizar el relato de referencia se entra de lleno en los llamados Mapas cognitivos
que, en coherencia con el resto del libro, se centra en experiencias ya desarrolladas
específicamente en los entornos urbanos y siguiendo el modelo de puntos urbanos
de la ciudad de Columbus, desarrollado en Estados Unidos por el Departamento de
Geografía de la Universidad de Ohio. La percepción del factor distancia y su valoración
subjetiva por diferentes ciudadanos con indicadores comparativos de dispersión/
concentración permite seleccionar una colección de puntos urbanos. Con ese
material se realizan análisis y representaciones gráficas. Termina el trabajo que comentamos
abordando la conducta de desplazamientos en el medio urbano y la información
que emana de esta dinámica. Concluye su autor ratificándose en la idea de que el mapa
mental es algo más abierto que el mapa convencional en tanto que representa al mundo
de las percepciones. Insiste en que esta noción de mapa mental tiene la virtud de trascender
los meros objetivos geográficos toda vez que incluyen el sugerente universo de
las percepciones y de los valores de todo tipo, incluso los que son de naturaleza no geográfica.
Estamos, pues, ante una aportación valiosa y original que está llamada a ser fuente
de inspiración en la necesaria reorientación de la investigación geográfica en Canarias. Este
novedoso enfoque se nos antoja que puede ser especialmente útil para el análisis de los microespacios
insulares en donde la percepción cualitativa de una parte y la desagregación
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de factores cuantitativos por otra estarían llamados a alcanzar síntesis esperanzadoras
tanto para ratificar una vez más la utilidad de la Geografía como de otras disciplinas
científicas aplicadas al entorno social y territorial. Además, en un medio como el nuestro
en donde se constatan serios déficits en materia de sensibilización ambiental, este
singular enfoque se puede también trasladar al mundo de la educación e investigación
mesológica toda vez que en el Archipiélago (tal vez más que en otros territorios no
insulares) se aprecian determinadas actitudes, procesos, usos y actividades claramente
toponegligentes a todos los niveles sociales que están poniendo gravemente en crisis
la relación hombre/medio de forma permanente.
Ramón Díaz Hernández
Departamento de Geografía de la ULPGC
Equipo de Investigación de Geografía Económica y Social
NOTAS
1 Cuenta además con 46 artículos científicos publicados entre 1992 y 2000. También es autor de
las siguientes publicaciones: Teoría Psicométrica de la Confiabilidad. 1968, Biblioteca UCV, Caracas.
Estadística Descriptiva Univariante y Bivariante. 1975, Facultad de Humanidades, UCV, Caracas.
Teoría de la Medida en Psicología y Ciencias Sociales. 1980, Facultad de Humanidades, UCV, Caracas.
Elementos de Metodología Descriptiva para el Análisis Espacial. 1982, Instituto Geográfico Vascongado,
San Sebastián. Aproximación Métrica a Variables Ordinales (en colaboración con Max
Contasti). 1985, Facultad de Humanidades, UCV, Caracas. La Dominación Urbana: Estudio Metodológico
con aplicación al caso de Guipúzcoa. 1988, Caja de Guipúzcoa, Col. Estudios e Informes,
San Sebastián. Psicología Matemática: Crónica de su implantación en Estados Unidos. 1986, Facultad
de Humanidades, UCV, Caracas La Geografía en la Vida Cotidiana (De los Mapas Cognitivos al Prejuicio
Regional). 1997, Ediciones Del Serbal. Barcelona.
2 Véase a modo de ejemplo nada más que los cursos impartidos entre 1962 y 1986: Estadística
Social. Escuela de Sociología, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 1962-68; Psicometría.
Escuela de Psicología, Universidad Central de Venezuela, 1962-68; Estadística. Escuela de Psicología,
Universidad Central de Venezuela, 1970-77; Técnicas de Investigación. Escuela de Comunicación
Social, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 1970-77; Estadística Descriptiva para el
Análisis Espacial. Escuela de Geografía, Universidad Central de Venezuela, 1977-82; Teoría y
Métodos de Escalamiento. Escuela de Psicología, Universidad Central de Venezuela, 1977-82;
Metodología Cuantitativa. Cursos de Postgrado Interfacultades, Universidad Central de Venezuela,
1982-86.
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