VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X 149

BIBLID 1133-598X (20065) p. 149-174

LAS ACTIVIDADES AGROAMBIENTALES EN CANARIAS

ANTE LOS RETOS DEL FUTURO

RAMÓN DÍAZ HERNÁNDEZ

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Departamento de Geografía

rdiaz@dgeo.ulpgc.es

JUAN MANUEL PARREÑO CASTELLANO

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Departamento de Geografía

jparreno@dgeo.ulpgc.es

Fecha de recepción: junio de 2005

Resumen

Las actividades primarias en Canarias, y en especial, la agricultura, presentan una situación de

crisis que amenaza con aumentar el abandono de fincas, la reducción de la producción y la pérdida

de población rural. Los valores económicos, sociales, ambientales y culturales que caracterizan

a estas actividades aconsejan una apuesta más decidida por el mantenimiento del sector, para lo que

es necesario replantear en muchas zonas el desarrollo agrario integral vinculándolo a la conservación

y recuperación ambiental y cultural, dentro de una concepción de desarrollo sostenible. Pues

bien, en este artículo, partiendo de la exposición del valor que tiene la actividad agraria en las Islas,

se describe su problemática actual y se apuntan sus oportunidades de desarrollo. Se concluye precisándose,

a partir de los instrumentos de intervención existentes, objetivos globales, algunas recomendaciones

estratégicas generales y propuestas de intervención que podrían ser tenidos en cuenta.

Palabras clave: Agricultura, desarrollo rural, medio ambiente, planificación, desarrollo sostenible.

Abstract

Primary activities in the Canary Islands, and especially agriculture, are undergoing a crisis that

threatens to continue to promote a move away from the countryside, a reduction in production and

rural de-population. The economic, social, environmental and cultural values that characterise

these activities indicate a need for more decisive support for maintaining this sector, making an

integral development of farming necessary in many areas, linked to environmental and cultural

conservation and recovery, as part of a sustainable development approach to the problem. With the

value of farming activities as a starting point, this article describes the current problems and identifies

the opportunities for development. The articles concludes by establishing global objectives,

based on existing intervention instruments, some general strategic recommendations and proposals

for intervention that could be taken on board.

Key words: Agriculture, rural development, environment, planning, sustainable development.

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Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

1. INTRODUCCIÓN

El panorama que presenta el sector

primario en Canarias es complejo toda

vez que la percepción subjetiva que se

tiene a niveles sociales está fuertemente

mediatizada por un cúmulo de factores,

la mayoría de ellos emocionales (en el

que el abandono de numerosas fincas

moviliza sentimientos como la nostalgia

de un pasado mejor), que no se compadecen

a nuestro juicio con la situación objetiva

configurada por los cambios tecnológicos,

la lógica de los mercados, la

calidad del empleo y los condicionantes

reales que afectan al conjunto del mundo

rural y su difícil interacción con los restantes

sectores de la economía1. Todavía

subyace en ciertos sectores de la opinión

pública una suerte de mitología campesina

que plantea, entre otras cosas, el retorno a

una imposible soberanía alimentaria, que

recuerda la etapa autárquica de los años

40, como alternativa a los fenómenos

derivados de la globalización.

No es suficientemente conocido el

proceso que se ha experimentado en las

últimas décadas con la creciente tendencia

hacia una mayor especialización en la

agricultura, que se traduce en un descenso

del número de explotaciones y un

aumento del tamaño medio por explotación.

Todo eso posibilita discursos variados

y contradictorios que vienen a señalar

que estamos ante uno de los espacios

geográficos que mayor dificultad de comprensión

ofrece actualmente.

Los antecedentes inmediatos que preceden

a esta situación, junto a la consideración

de desfavorecidos con que se definen

los espacios rurales de las islas,

centran el interés de este trabajo. En el

corto espacio de este apretado ensayo

intentaremos dar cabida a las múltiples

circunstancias globales (tanto externas

como internas) que inciden en la marcha

del sector, sin obviar determinados pormenores

que matizan y singularizan la

situación del mismo. Con los conocimientos

propios que hemos ido acumulando

en trabajos anteriores (DÍAZ y PARREÑO,

2004) y la valiosa ayuda de las experiencias

aplicadas en este campo, reflejadas

en la amplia bibliografía existente,

damos un paso adelante sugiriendo algunas

recomendaciones concretas de carácter

general.

2. LA DIMENSIÓN DEL SECTOR PRIMARIO

EN EL CONTEXTO DE LA ESTRUCTURA

ECONÓMICA DE CANARIAS

Entre las características más destacables

de la economía canaria de los últimos

años y desde el punto de vista estructural

se encuentra la relevancia del sector servicios

en el conjunto de la producción

unida a la escasa aportación del sector

primario a la renta regional. La imagen

que proyecta esta situación ha sido calificada

con mucha razón de economía terciarizada.

De forma que, si durante el quinquenio

1991-1996 las actividades englobadas

dentro del primario aportaron tan sólo el

5,03 por ciento a la producción regional,

situándose comparativamente por debajo

de la tasa media del conjunto de la producción

estatal, en los años 1999-2003 ese

porcentaje ha caído todavía más, exactamente

al 3,19%2. La causa de esta desagrarización

de la economía canaria radica

en que la agricultura, pesca y ganadería

mantienen niveles de crecimiento

inferiores a la buena marcha económica

general que se registra desde 19943 (gráfico

1).

La escasez de recursos naturales (agua

y suelo) y humanos (empresarios y trabajadores

agrícolas) junto a la dura rivalidad

por el uso de los mismos ante el

expansivo sector turístico; las dificultades

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Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

de financiación a precios razonables y la

pérdida de cuota en algunos mercados

externos, fruto de una creciente competencia

con otras áreas geográficas foráneas

(que ofrecen productos similares a precios

más ventajosos), han llevado al

sector agrícola canario, en general, a una

situación de pérdida de peso, lo que ha

obligado a las instituciones públicas y

privadas a patrocinar una profunda

reconversión del sector en cuyo empeño

aún están inmersas.

Ahora bien, pese a las amenazas señaladas,

la producción del sector evoluciona

positivamente, si bien con altibajos

entre un año y otro, gracias en buena

medida al aliento de los mecanismos de

subvenciones específicas encuadradas

dentro de la Política Agraria Comunitaria

(PAC) y a determinadas iniciativas del

gobierno regional y de los Cabildos.

Prueba del buen comportamiento del sector

primario es que ha pasado de

759.697.000 euros en 1999 a 1.049.500.000

en 2003 en términos de valor añadido

bruto al coste de los factores, lo que ha

supuesto un 38,1 por ciento de incremento

en sólo cinco años (CONSEJO ECONÓMICO

Y SOCIAL DE CANARIAS,

2004). En otros términos, y en palabras

del Consejo Económico y Social de Canarias

(2005:96) «…la pérdida de peso relativo

de las actividades agrícolas, ganadera

y pesquera, no significa que sean éstas

actividades residuales o que hayan tenido

una evolución negativa. Al contrario,

una gran parte de la producción del sector

ha estado orientada a la exportación y

ha competido con éxito en los mercados

nacionales e internacionales».

Gráfico 1. Valor añadido bruto a precios básicos en moneda corriente en Canarias (1999-2003)

Fuente: CES, Informe anual 2005. Elaboración propia.

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Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

De los tres subsectores que componen

el primario, es la actividad agrícola propiamente

dicha la que mayor importancia

ha adquirido a lo largo del último decenio.

En la primera parte de los años

noventa, la agricultura representaba un

64 por ciento, mientras que la ganadería y

la pesca suponían un 19 y un 16 por ciento,

respectivamente, del conjunto del sector

primario canario. Hoy en día el desequilibrio

intrasectorial es algo más

acusado.

Comparando el peso de cada uno de

estos tres subsectores con el total español,

apreciamos cómo todavía la agricultura

canaria supera en casi diez puntos a su

homónima estatal. Sin embargo, en la

pesca (en la que había una clara ventaja

en el pasado) es donde se ha sufrido un

serio retroceso como consecuencia de la

ruptura de las negociaciones de la Unión

Europea con el Reino de Marruecos para

prorrogar el convenio pesquero y posibilitar

la actividad de la flota canaria en el

banco sahariano, lo que ha supuesto una

fuerte caída del empleo directo e indirecto

en el subsector4.

En cuanto a la ganadería, debemos

señalar el carácter secularmente deficitario

que viene arrastrando este subsector

de cara al abastecimiento del mercado

interior5. Comparando el papel de la

ganadería insular con la del conjunto

español se advierte como esta última

aventaja cada vez más a la cabaña canaria

hasta en más de un 20 por ciento, con lo

que se aumenta el diferencial que se viene

dando desde mucho antes de 1994.

2.1. La Agricultura en las Islas

Simplificando un tanto, en el sector

agrario de las Islas se perfilan claramente

dos tipos de agricultura:

• La tradicional, caracterizada por un

reducido tamaño de las explotaciones,

con un terrazgo muy fragmentado,

escasamente modernizada, descapitalizada,

con numerosas pervivencias de

arcaísmos, con una estructura demográfica

envejecida, en franca regresión

desde hace décadas y en la que se conservan

las muestras más evidentes de

los sistemas agrológicos presentes en

las Islas. Se trata de una actividad

multifuncional, que rinde diversos

servicios a la sociedad isleña, si bien es

verdad que presenta una menor rentabilidad

en términos comparativos,

además de un acusado sesgo laboral

vinculado con el desempeño de la actividad

familiar y especialmente en la

modalidad de a tiempo parcial. Se

trata también de aprovechamientos

que se hacen mayoritariamente en

régimen de secano (cereales, papas,

forrajes, frutales, viñedos)6. Antiguamente,

esta modalidad era la encargada

del abastecimiento alimentario del

mercado interior. Hoy en día, eso ya

no se puede afirmar con rotundidad.

• La de exportación, centrada fundamentalmente

en el cultivo del plátano,

tomate, flor cortada, hortalizas, plantas

ornamentales, cebolla, papa y

boniatos, se viene caracterizando en

general por un tipo de explotación

muy tecnificada y de altos rendimientos

por hectárea. Ha tenido acceso a

las ayudas públicas, entre las que destacan

las derivadas de la OCM del plátano

y las del POSEICAN, lo que le

permite un nivel de competitividad

aceptable. Situada en las cotas bajas de

los territorios insulares, estos cultivos

de exportación representan alrededor

del 75 por ciento de la producción

vegetal final. Ocupa una extensión de

aproximadamente algo más de las 20

mil hectáreas, sujetas en su totalidad

al régimen de regadío. En los últimos

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Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

años, y en determinados cultivos estacionales

como el tomate, los empresarios

están teniendo alguna que otra

dificultad para contratar mano de

obra autóctona, por lo que deben recurrir

a la alóctona.

La valoración económica de la producción

se corresponde con la estructuración

esbozada. La producción agrícola

realizada en Canarias en el quinquenio

1998-2002 obtuvo un valor medio de

516.257.370 euros. Las oscilaciones interanuales

son frecuentes, de forma que el

año 2002 alcanzó el punto más elevado,

con 537.946.000 euros, siendo el de 2001 el

que con 488.246.930 euros menos aportó

al capítulo de referencia. El gráfico 2

expresa cómo con escasa superficie cultivada

se pueden obtener producciones y

valores razonablemente altos.

Gráfico 2. Valor, producción y superficie de la agricultura canaria entre 1994 y 2002.

Fuente: ISTAC, Estadísticas de síntesis. Canarias en Cifras. Años 2000-2002; La economía en cifras.

Datos básicos de la economía canaria. 1997 y La agricultura en cifras. Canarias 1995-1997.

Elaboración propia.

Los cultivos que más valor incorporan

son por su importancia los plátanos,

tomates, papas y viñedo. Pero dentro del

capítulo de otros cultivos se encuentran

ubicadas producciones muy rentables

como plantas ornamentales y esquejes,

flor cortada, hortalizas, frutales, cítricos,

cultivos industriales (caña azucarera,

cochinilla y tabaco) y otros tubérculos

(batata, boniato y ñames); menor relevancia

económica ofrecen los cereales, forrajes

y leguminosas (gráfico 3).

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Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

En cuanto al volumen de las producciones

son los plátanos y tomates los que

más sobresalen en estos últimos años

(gráfico 4). La producción tomatera ha

venido representando casi un tercio del

total de los resultados agrícolas, estando

orientada básicamente a la venta exterior.

Ahora bien, como consecuencia del

aumento de las exportaciones de Marruecos

y del Sureste de la Península Ibérica a

los mercados europeos7, las ventas desde

Canarias han descendido significativamente,

especialmente a partir de las campañas

de 1998-1999 y siguientes, aunque

buena parte de este descenso está siendo

ocasionado también por fenómenos climatológicos

adversos y problemas fitosanitarios

(virus de la cuchara) que han afectado

al cultivo, al inicio de la zafra,

además de los problemas derivados de la

escasez de mano de obra.

Otros cultivos igualmente destacados

fueron las papas y los viñedos. Las cosechas

de pepinos, plantas ornamentales y esquejes

ocuparon también una posición importante

dentro del capítulo otros cultivos.

Gráfico 3. Valor de la producción agrícola canaria entre 1998 y 2002 según cultivo.

Fuente: ISTAC, Estadísticas de síntesis. Canarias en Cifras. Años 2000-2004; La economía en cifras.

Datos básicos de la economía canaria. 1997 y La agricultura en cifras. Canarias 1995-1997. Elaboración

propia.

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Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

En conjunto la producción agrícola

cosechada en las Islas Occidentales es ligeramente

superior. Por cultivo, la producción

de plátanos y papas fue mayor en la

provincia de Santa Cruz de Tenerife. En

cambio, la participación de la provincia de

Las Palmas y concretamente de la isla de

Gran Canaria en la producción regional de

tomates es muy alta, superando ampliamente

el 60 por ciento del total regional.

El mantenimiento de este cultivo tiene un

fuerte significado si se tiene en cuenta

que el tomate ha sido hasta fechas muy

recientes el cultivo menos protegido por

las subvenciones y ayudas públicas.

Con respecto a la superficie cultivada,

ésta ha experimentado en su conjunto un

aumento del 2,3% entre 1994 y 2002. Los

naturales altibajos interanuales no son

óbice para comprobar ciertos avances: de

las 49.275 hectáreas registradas en la

zafra de 1994 se ha pasado a 50.445 en la

de 2002, con un mínimo de 44.595 hectáreas

en el 2000 (gráfico 2). A ello hay que

agregar que la superficie agrícola utilizada

por explotación en Canarias es de 3,81

hectáreas de media, es decir la más baja

de España, según el Ministerio de Agricultura

(2004).

Gráfico 4. Evolución de la producción agrícola canaria entre 1994 y 2002 según cultivo.

Fuente: ISTAC: Estadísticas de síntesis. Canarias en Cifras. Años 2000-2002; La economía en cifras.

Datos básicos de la economía canaria. 1997 y La agricultura en cifras. Canarias 1995-1997.

Elaboración propia.

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Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

Por islas, Tenerife concentra las mayores

extensiones de suelo cultivado de

Canarias; le sigue, a considerable distancia,

Gran Canaria, en donde la desruralización

se hace mucho más patente que en

ninguna otra isla y continúa La Palma,

con más de siete mil hectáreas. En las restantes

islas, bien por los condicionantes

geográficos, bien por las especiales características

de su orografía, clima y suelos,

la superficie agraria adquiere menor relevancia

si cabe.

De acuerdo con las cifras ofrecidas por

el ISTAC correspondientes a los años

1994-2002, las mayores extensiones cultivadas

se dedican a viñas, plataneras,

papas, cultivos forrajeros, tomates, frutales,

cereales y hortalizas (gráfico 5). Aquí

se aprecia, una vez más, que la intensificación

de la actividad se impone, sustituyendo

al paisaje tradicional que se apoyaba

en un sistema de carácter mixto con

amplia representación de las manifestaciones

agroganaderas extensivas.

2.2. La ganadería en Canarias

Por lo que respecta a la cabaña regional,

el censo ganadero de Canarias (tabla

1), realizado por la Consejería de Agricultura

del Gobierno de Canarias, registra

una evolución favorable en caprino,

ovino y aviaria entre 1990 y 2002 con

aumentos notables, pero también con altibajos

y retrocesos en bovino, porcino y

cunicular. Estos recursos alcanzan una

Gráfico 5. Evolución de superficie cultivada entre 1994 y 2002 según cultivo (has.).

Fuente: ISTAC, Estadísticas de síntesis. Canarias en Cifras. Años 2000-2002; La economía en cifras.

Datos básicos de la economía canaria. 1997 y La agricultura en cifras. Canarias 1995-1997.

Elaboración propia.

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Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

producción media de casi 39 mil toneladas

de carne (tabla 2), que no cubren la

demanda interior, por lo que se requiere

importar desde el exterior grandes cantidades

de leche y derivados lácteos, huevos

y carne (tabla 3).

Tabla 1. Censo ganadero de Canarias (en cabezas).

Fuente: ISTAC: La economía en cifras; Agricultura en cifras (1995-97) y Canarias en cifras

2000-2003. Elaboración propia.

A pesar de la fuerte dependencia alimentaria

del exterior (tabla 3), los datos

expuestos manifiestan con claridad la

sensible dimensión económica de las actividades

primarias de las Islas, si no tanto

por su contribución al valor de la producción

económica insular, sí por su aportación

en la diversificación económica, por

favorecer el equilibrio económico del

territorio y por la importancia en superficie

que sigue manteniendo.

Tabla 2. Producción de carne (Toneladas peso/vivo).

Fuente: ISTAC: La economía en cifras; Agricultura en cifras (1995-97) y Canarias en cifras

2000-2003. Elaboración propia.

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Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

Tampoco debemos olvidar la íntima

vinculación que el sector primario mantiene

con otros subsectores de la economía

canaria como son: el aprovisionamiento

de buques y embarcaciones, actividades

propias vinculadas al movimiento portuario

y aeroportuario, transportes marítimos,

terrestres y aéreos, consumo energético,

comunicaciones, fabricación de

embalajes y etiquetados (imprentas y litografías),

servicios financieros y seguros

agrarios, maquinaria, suministros e implementos

(abonos y fertilizantes, riegos,

pesticidas, semillas), plantas empaquetadoras,

administración, instalaciones de

invernaderos y mallas protectoras, desalación

de agua de riego, reutilización de

aguas residuales, servicios técnicos y jurídicos,

mantenimiento de canales, acequias

y embalses, etc.

Tabla 3. Importación de productos alimenticios en peso y valor (1998-2003) en Canarias.

Fuente: ISTAC: La economía en cifras; Agricultura en cifras (1995-97) y Canarias en

cifras 2000-2003. Elaboración propia.

Prueba de este valor es el hecho de

que el Plan de Desarrollo de Canarias

(PDCAN 2000-2006) incluye al sector primario

entre sus principales objetivos,

apostándose decididamente por la mejora

de la competitividad del tejido productivo

mediante cuatro concretas líneas de

actuación: mejora de las estructuras agrarias

y de los sistemas de producción,

ordenación y mejora de la producción

agraria, comercialización e industrialización

agraria y desarrollo de infraestructuras.

3. DEGRADACIÓN AMBIENTAL VERSUS

CONSERVACIÓN DE LOS RECURSOS

EN EL SECTOR PRIMARIO

Tradicionalmente el problema entre

agricultura y medio ambiente derivaba

de la obcecación productivista8 que ha

predominado en las diferentes sociedades

acuciadas por imperativos de la demanda

ante la necesidad de alimentos. La agricultura

y la ganadería así entendidas han

sido hasta nuestros días actividades agresivas

sobre el medio ambiente y los recursos.

En este sentido, la actual agricultura y ganadería

responde a esta realidad, no exenta de

agresividad respecto al medio natural en el

que se desenvuelve, toda vez que su modernización

exige la edificación de equipamientos,

vías de comunicación y asentamientos

humanos; así como genera acumulaciones

de residuos (plásticos, envases y purines,

etc.), produce contaminación del aire

y del agua con el uso masivo de pesticidas

y fertilizantes, degrada el suelo, afea

el paisaje con invernaderos de plásticos e

instalaciones muy impactantes, al tiempo

que contribuye a empobrecer la biodiversidad

de nuestra naturaleza.

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Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

Si las actividades agrarias pueden llegar

a menoscabar los recursos y el paisaje

rural, la localización de funciones urbanas

fuera de la ciudad incide de un modo

igualmente grave en el deterioro del

medio rural. En el contexto del sistema

ciudad-isla, el espacio agrario tiene asignado

la carga de soportar por la vía de los

hechos consumados el impacto de numerosas

actividades propiamente urbanas

como son, por ejemplo, el almacenamiento

de maquinaria y vehículos, vías de

comunicación, chatarra y desguaces, vertederos

de inertes, transporte de energía

eléctrica, zonas deportivas, segundas

residencias, etc.

La relativamente reciente aprobación

de la Estrategia Mundial para la Conservación

ha intentado superar la dicotomía

producción/conservación adoptando un

criterio más amplio sobre lo que hasta

ahora se ha entendido por actividad primaria,

de tal modo que esta actividad es

definida como la producción de bienes y

servicios tangibles e intangibles a través

del medio natural. Eso supone que la

agricultura, además de hortalizas, frutas

y cereales, por ejemplo, es también la responsable

de producir paisajes hermosos,

que contribuyan a la prosperidad económica

de una región y a la calidad de vida

de sus ocupantes (BORJA, 2001)9.

La producción de bienes materiales e

inmateriales a través de las actividades

agroambientales supone la conservación

de los recursos naturales (la biodiversidad,

el suelo, el agua10,…) y la preservación

del paisaje, motivo por el que las

actividades primarias tienen una dimensión

ambiental de gran calado

En lo que se refiere en concreto al paisaje

de las Islas (un bien patrimonial de

indudable interés económico en la medida

en que es objeto de consumo para su

contemplación, disfrute o atracción por

parte del sector turístico), la agricultura

tradicional lo ha conformado y lo conforma

en buena parte del territorio, además

de garantizar su supervivencia, ya que se

encuentra íntimamente ligada a la permanencia

de la población, que en el ejercicio

de la actividad agraria conserva y restaura

elementos de gran valor paisajístico

como son los bancales, gavias, enarenados,

berreras y otros tantos más11 de singular

belleza.

Por todo esto, el Plan de Desarrollo de

Canarias 2000-2006 (PDCAN), dentro del

objetivo 4º, referido a los recursos naturales

y el uso sostenible del territorio, recoge

la concreta línea de actuación, en consonancia

con las líneas marcadas por la

Unión Europea, consistente en adoptar

“medidas de fomento y apoyo para un desarrollo

integral de las zonas rurales”, dentro

de la cual corresponde un protagonismo

crucial a la ordenación territorial de las

actividades productivas más específicamente

propias del ámbito rural, como son

las agrícolas y ganaderas, citando expresamente

el apartado concreto del

PDCAN, que ésta línea de actuación se

considera “básica para la conservación

del paisaje y de los ecosistemas canarios”.

4. VALOR CUALITATIVO DE LA

DIMENSIÓN SOCIAL DE LAS ACTIVIDADES

PRIMARIAS

La importancia social de las actividades

primarias no estriba tanto en el nivel

de empleo que generan sino en la importancia

que reviste en los estratos de

demandantes de trabajo de baja y media

cualificación y en el mantenimiento de la

población en las áreas rurales.

Efectivamente, en lo que a empleo

directo se refiere, el sector primario

ocupa a poco más de 30.000 personas en

Canarias, algo más de un 4% del total de

activos (tabla 4). Esta cifra es el resultado

de una tendencia que se viene registrando

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Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

durante las últimas décadas caracterizada

por la merma de los contingentes y

que ha provocado que de los 48.000 ocupados

en 1989 en el sector primario (un

10,2 por ciento sobre el empleo regional)

se haya llegado a las cifras actuales, en

tanto que en igual período de tiempo, en

el conjunto de la economía española, la

población empleada en el primario ha

pasado del 14,8 por ciento al 8 por ciento.

Tabla 4. La actividad laboral en el sector agroganadero de Canarias.

Fuente: ISTAC. Elaboración propia.

Esta disminución del empleo se explica

por la incidencia de múltiples factores.

En primer lugar, por la pérdida de peso

económico de los subsectores agroganaderos

y pesqueros en el conjunto de la

economía canaria, unida a las incertidumbres

estructurales que amenazan al conjunto

del sector. En segundo lugar, por la

introducción de innovaciones técnicas en

los sistemas de producción que exigen

cada vez menos intensidad de fuerza de

trabajo. Y por último, por la menor consideración

social del campesinado, el

mayor nivel de fatiga de las tareas propias

del campo y las bajas rentas salariales que

se dan en el mismo, motivos que coadyuvan

de forma estricta a la reducción del

índice de deseo del mercado de trabajo que

le es específico. El ínfimo deseo o, lo que

es igual, el rechazo manifiesto a las tareas

agroganaderas por parte de los desempleados

canarios, está conduciendo a una

clara escasez de capital humano en este

sector, fenómeno que se agudiza cada vez

más con el paso de los años. Ni siquiera a

los menos cualificados atraen las ofertas

que se hacen para cada zafra. Prueba de

ello es que los propios empresarios han

tenido que desistir poner en producción

centenares de hectáreas en Gran Canaria

y otras islas ante la falta de mano de obra.

En cambio, los inmigrantes están encontrando

en estas actividades una clara

oportunidad de integración sociolaboral.

En contraposición, las mayores posibilidades

de promoción profesional y la oferta

de mejores salarios en los servicios,

determinan también una notable disminución

de la mano de obra agrícola que

afecta incluso a los desempleados de este

sector que, en la medida que pueden,

buscan su inserción laboral en otras

ramas de la producción.

No obstante, hechas estas consideraciones,

hay que advertir que aunque en

términos generales el sector primario

ocupa un papel modesto en la estructura

del empleo de Canarias, presenta, sin

embargo, una relevancia estratégica en

algunas islas, como en el caso de La

Palma o El Hierro y en la generación de

empleo de baja o media cualificación profesional,

motivo por el que el sostenimiento

de la actividad es vital para una

parte proporcionalmente relevante del

capital humano disponible en las islas. De

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Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

lo contrario, se corre el riesgo de ampliar

los segmentos vulnerables y excluidos de

la población joven-adulta que se nutre de

parados de larga duración o de difícil

inserción laboral.

5. IMPORTANCIA CULTURAL DE

LAS TRADICIONES AGROGANADERAS

La importancia del sector agrario en

Canarias va más allá de los aspectos económicos,

ambientales y sociales apuntados

con anterioridad, al erigirse en auténtico

reducto de nuestras tradiciones,

siempre vinculadas a actividades como la

agricultura, la pesca y la ganadería. La

gastronomía, la cultura del queso, el vino,

la artesanía y otras manifestaciones similares

son claros ejemplos de esta ligazón.

De igual modo, la actividad agraria posibilita

que las estructuras de valor etnográfico

ligadas a la producción agrícola,

ganadera y pesquera no se pierdan, contribuyendo

a su mantenimiento y conservación

como testigos presenciales de la

historia canaria y de la propia identidad

de su pueblo. Ejemplo de ello es el hecho

de las celebraciones patronales bajo cuyo

pretexto proliferaron las festividades

populares, y que han tenido siempre una

clara inspiración agrícola, de tal modo

que los días feriados en Canarias constituyen

una exaltación cultural centrada en

las fiestas patronales que evocan en sus

romerías tradiciones agropecuarias y pesqueras,

incluso en localidades urbanas

que desde hace décadas han dejado de

pertenecer al mundo rural (GALVÁN,

1987).

Por todo ello, el sector primario supone

un instrumento de mantenimiento de

las costumbres, lo que no siempre es fácil

ante las necesidades de producción y rentabilidad

que marca la moderna economía.

En resumen, el primario preserva

identidades así como un conjunto de factores

diferenciales frente a los crecientes

procesos de uniformización despersonalizante

que acompañan a la globalización,

lo que constituye en sí mismo un valioso,

auténtico y diverso atractivo.

6. NECESIDAD Y OPORTUNIDAD DE

PLANIFICACIÓN EN EL MEDIO

RURAL

La importancia económica, territorial,

ambiental, social y cultural del sector

agrario así como los problemas que lo

caracterizan justifican sin duda la necesidad

de su ordenación mediante herramientas

de planeamiento general e integral,

tales como las Directrices Generales

de Ordenación del Territorio y sus instrumentos

de desarrollo, los propios Planes

Insulares de Ordenación del Territorio y

el planeamiento municipal, la legislación

sobre Desarrollo Rural y las acciones

transversales, entre otras. En líneas generales,

creemos que cualquier intento de

ordenación del sector debiera considerar

aspectos como los que se describen a continuación:

a)Espacio rural fuertemente tensionado

El territorio realmente agrícola con el

que cuenta las Islas llegó a alcanzar en las

etapas históricas de máxima expansión

de los cultivos el 21% del la superficie

total del Archipiélago. Con la moderna

intensificación de la agricultura, esta

superficie se ha reducido considerablemente

y el correspondiente abandono de

las parcelas que ya no se cultivan genera

una falsa percepción de abundancia.

Buena parte de este suelo rústico expectante,

especialmente el situado en las

inmediaciones de los centros urbanos,

está siendo objeto de sobreutilización con

multitud de usos ligados a las actividades

162 VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

urbanas propiamente dichas. Su desnaturalización

como tal espacio rústico ha

alcanzado un techo crítico e irreversible a

todas luces. De igual modo, la tendencia

futura parece dibujar un horizonte de disminución

progresiva de la superficie

agraria.

A esta situación se ha llegado debido

fundamentalmente a la competencia con

otros usos económicos del suelo y al

carácter especulativo del mercado de

suelo en Canarias, agravado por la creciente

presión urbanística, vinculada a la

expansión demográfica, a la proliferación

de vías de comunicación entre los principales

núcleos insulares, a la demanda de

construcción de segundas residencias, a

la creciente dispersión edificatoria favorecida

por los hábitos de indisciplina al

planeamiento, por la ausencia de control

administrativo y también por los abundantes

resquicios que el marco normativo

dejaba abiertos hasta la entrada en vigor

del Decreto Legislativo 1/2000 sobre

Texto Refundido de Las Leyes de Ordenación

del Territorio y de Espacios Naturales

de Canarias.

Por todo ello, es preciso dotar al espacio

rústico en general y en particular al

suelo agrario, como soporte de estos sistemas,

de la protección adecuada y en donde,

respetando los ámbitos competenciales

legalmente establecidos, se articulen

mecanismos de control y seguimiento de

aquellos instrumentos y actuaciones que

realicen una mayor afección sobre el

mismo. Por lo tanto, la necesidad de protección

de este territorio como recurso

económico, como paisaje y como seña de

identidad cultural y social, justifica la formulación

de instrumentos normativos

específicos.

b) Escasez y mala calidad del agua

El tema del agua en Canarias no precisa

de gran desarrollo. Su escasez, elevados

precios y mala calidad han llevado a

movilizar numerosos esfuerzos por parte

de los Cabildos Insulares y de las Consejerías

de Agricultura, Ganadería, Pesca y

Alimentación y de Obras Públicas,

Vivienda y Agua del Gobierno de Canarias,

reflejados en la firma de protocolos y

convenios hidráulicos con el Estado y elaboración

de Planes de Regadío (PRECAN)

con elevadísimas inversiones y

cuya continuidad en el tiempo no se

puede garantizar. La proliferación de

desaladoras y la puesta en marcha de

estaciones de depuración de aguas residuales

con capacidad reutilizadora de

caudales urbanos en la mayoría de las

Islas está permitiendo un alivio para los

acuíferos insulares, dado que al estar

menos presionados por la creciente

demanda, han podido recuperarse en

parte, al cesar la intrusión marina por las

continuas reexcavaciones de pozos y al

dejar hacer al ciclo de las lluvias. Sin

embargo, el problema del agua para el

sector agrario sigue subsistiendo.

c)Estructura de la propiedad inadecuada

La pequeña dimensión y excesiva parcelación

de las parcelas (microfundismo)

dificultan la modernización de las explotaciones

y el mantenimiento y la rentabilidad

de la actividad agraria en Canarias.

En la decadencia de la agricultura canaria

ha tenido una gran influencia el mal

reparto de los terrenos. De este modo, en

1970 sólo 700 personas eran propietarias

de la mitad del suelo cultivado, mientras

que la otra mitad se repartía entre 63.000

propietarios. Esto denota un desequilibrio

considerable, desequilibrio que aún hoy

en día se mantiene, y que no ha favorecido

VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X 163

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

para nada el crecimiento del sector. La

estructura de la propiedad así configurada,

en términos generales, contribuye y

provoca al mismo tiempo el establecimiento

de una estructura empresarial

débil y envejecida, con predominio de la

agricultura a tiempo parcial y la falta de

innovación tecnológica.

Al mismo tiempo, el mercado de suelo

cultivable tanto en compraventa como en

régimen de arrendamiento es muy limitado,

cuando no prácticamente inexistente

en determinadas islas12. El precio del

suelo rústico cuando se pone a la venta es

tan abusivo como el urbano; lo que aleja a

los nuevos emprendedores (tabla 5)

Tabla 5. Fincas rústicas hipotecadas según clase en Canarias.

Fuente: INE, Estadística de Hipotecas. Reelaboración a partir de datos. Elaboración propia.

d) Pérdida del valor cultural del suelo agrario

Hemos señalado anteriormente que el

medio rural, como baluarte de costumbres

ancestrales, es un valioso traspaís

(hinterland) con vestigios etnográficos del

pasado de nuestro pueblo. Pero esta cuestión

no termina en esa consideración que

algunos tildan de folklorista y de hasta

frívola en algunos casos. Las sucesivas

técnicas agropecuarias que se han empleado

en el Archipiélago a lo largo de la historia

constituyen un legado de utilidad

en el momento actual. Tal es así que el

rescate de muchas de ellas podrían resultar

altamente eficaces en la consecución

por medio de la actividad agrícola de

objetivos básicos como la conservación de

los ciclos naturales, aminoración de

impactos ambientales, reducción de costes

de la producción alimentaria y recualificación

de la agricultura en la mejora de

la calidad dietética desarrollando tipos de

agricultura integrada, ecocompatible, sostenible,

alternativa o sustitutoria y biológica.

En las Islas estos conocimientos, técnicas

y habilidades se presentan con una

fuerte personalidad y con una elevada

diversidad, según la importancia que

haya tenido o tenga aun la agricultura, la

ganadería, la pesca o el aprovechamiento

de los recursos forestales.

El riesgo de debilitamiento de estas

manifestaciones o la mera pérdida del valor

cultural del suelo agrario como soporte y

desarrollo de la identidad y del primor en

el tratamiento del territorio y la adecuación

de las estructuras a las condiciones

164 VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

del mismo, hacen precisas su potenciación

y, en muchos casos, también su recuperación.

e) Abandono de la actividad

La falta de actividad es la principal

amenaza que se cierne sobre el campo. El

abandono de las actividades tradicionales

agroganaderas, la declaración de Espacios

Naturales Protegidos sobre casi la

mitad del espacio archipielágico, la desarticulación

territorial que supone la

implantación de grandes infraestructuras,

los conflictos de propiedad, las incertidumbres

del sector y la pérdida de rentas,

la vampirización que los servicios

realizan de los recursos hídricos, económicos,

humanos y territoriales, son entre

otras muchas, las causas más directas de

la recesión de la vida agro-pastoril.

La Consejería de Agricultura, Ganadería,

Pesca y Alimentación del Gobierno

de Canarias, los Cabildos Insulares y

determinados Ayuntamientos llevan

tiempo abordando estos asuntos. Prueba

de ello es la puesta en marcha de Planes

de Desarrollo, tanto generales (Medianías

y comarcas desfavorecidas), como sectoriales

para la ganadería, de Planes Estratégicos

Integrales e inclusive Agendas 21

Locales13, con los que se pretende mantener

el desarrollo sostenible en el ámbito

rural dentro de la nueva orientación agroambiental

que la Unión Europea quiere

impulsar de cara al futuro en el contexto

de una PAC menos proteccionista. Pero

aún así el abandono sigue siendo un problema

de primer orden que no se acierta

atajar.

Vista la situación, no debería desaprovecharse

la oportunidad para garantizar

el mantenimiento de la actividad agraria

para lo que se podría «utilizar racionalmente

los espacios de valor agrícola, ganadero

y forestal, con especial consideración de las

zonas de medianías y cumbres, para propiciar

su recualificación social y económica, procurando

la conservación de los usos y costumbres

tradicionales compatibles con el medio»,

tal como se señala en artículo 3º de la Ley

de Ordenación del Territorio y Espacios

Naturales de Canarias.

f) Pérdida demográfica de las poblaciones

rurales

Se ha hecho antes referencia al derecho

al lugar. Evidentemente no hay en este

principio emergente una finalidad meramente

instrumental sino una visión de

largo alcance. Sin población no es posible

el desarrollo rural. Si la caída de las rentas

agrícolas persiste, el relevo generacional

tendrá más dificultades para su ya de

por si difícil garantía. En 1970, el Congreso

sobre Desarrollo Rural celebrado en

París se subtitulaba El hombre rural guardián

de la naturaleza, poniendo de manifiesto

la importancia que tiene la población

rural en la conservación de los

recursos naturales, paisajes, ecosistemas,

culturas, tradiciones, formas adaptadas

de aprovechamiento de los recursos y del

espacio, patrimonio arquitectónico y muy

especialmente la aportación en el equilibrio

territorial. Sin población que lo sustente

desaparecen los ecosistemas insulares

dotados de fuerte personalidad

geográfica, especialmente los localizados

en vertientes áridas en donde además de

sujetar el suelo, constituyen paisajes de

excepcional valor: enarenados, jables,

vertientes abancaladas, cultivos en terrazas,

fondos de barrancos, vegas de colmatación

por arroyamiento fluvial, terrazas

de abrasión, gavias, espacios alomados,

cadenas montañosas, etc. Es el caso del

paisaje lanzaroteño de La Geria, hoy en

día fuertemente subvencionado para que

sobreviva la actividad agraria que lo

engendró o los ecosistemas determinados

VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X 165

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

por la actividad salinera de costa que

unen a su interés paisajístico su función

como soporte de una flora y fauna específica

adaptadas a las condiciones que

aquel medio les impone, y que ofrecen,

además, unas técnicas de producción tan

ingeniosamente eficaces como escasamente

abrasivas para el territorio (Janubio).

Tabla 6. Sipnosis de interacciones entre el sector primario, el territorio y la sociedad

166 VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

La solución de estos y otros problemas

que caracterizan el medio rural en Canarias

tienen que considerarse en cualquier

intento de ordenación, pero en esta etapa

que se abre y en este proceso de planificación

hay que partir de las nuevas potencialidades

que se derivan de una concepción

no exclusivamente productivista del

mundo agrario. En concreto, podemos

citar dos aspectos:

a) La necesidad de promover el medio

ambiente rural como generador de desarrollo

En general, se entiende que la calidad

de vida de las personas está determinada

por la integración de cuatro componentes

esenciales: nivel de renta, condiciones de

vida, trabajo y calidad ambiental. En la

medida en que las sociedades se desarrollan

y se van cubriendo las necesidades

básicas de la población, el nivel de renta,

como indicador clave para las personas,

va reduciendo su peso específico frente a

los restantes factores relativos a las condiciones

de vida y trabajo (libertad, igualdad

de oportunidades, participación,

seguridad) a escala individual. Pero en

el plano general y por razones de salud

fundamentalmente, se alzan cada vez

más las preocupaciones relacionadas

con la calidad ambiental: conservación de

los ecosistemas y del paisaje, pureza del

aire, alimentos sanos, calidad del agua,

condiciones estéticas de la escena urbana,

etc.

De nuevo nos recuerda J. Borja (2001)

que se está universalizando el derecho a la

calidad del medio ambiente. Se trata de una

aspiración emergente por medio de la

cual las sociedades se tendrán a corto

plazo que esforzar por garantizar una

calidad de vida integral y que este derecho

se preservará a su vez para las generaciones

futuras. Incluye el uso de los

Tabla 6. Sipnosis de interacciones entre el sector primario, el territorio y la sociedad (cont.)

Fuente: Elaboración propia

VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X 167

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

recursos naturales y energéticos, el patrimonio

histórico-cultural y la protección

frente a las agresiones a la calidad del

entorno (contaminación, congestión, suciedad,

fealdad, etc.).

De acuerdo con estas consideraciones,

serán las actividades agroambientales de

desarrollo creciente las que a corto y

medio plazo se orienten a mejorar cualquiera

de las tres componentes señaladas.

Pues bien, según lo referido y dada la

situación de nuestra región en donde el

medio rural y los espacios agrícolas tienen

un papel y tamaños considerables,

las acciones relacionadas con el medio

ambiente y el paisaje están llamadas a

ocupar un lugar destacado en nuestro

desarrollo.

En los países más avanzados de nuestro

entorno el concepto de integración

ambiental de las actividades económicas

sustituye a la percepción del medio

ambiente como rémora al desarrollo. Las

actividades ambientales gozan de una

fuerte demanda social y se consideran ya

como una gran oportunidad de empleo,

de renta y, por lo tanto, capaces de absorber

los activos que expulsan otros sectores

económicos en reconversión. El medio

rural puede encontrar en ello una esperanza

de supervivencia.

Pero también insisten los expertos

europeos que el medio ambiente en el

entorno rural se comporta como un factor

de localización de actividades económicas

de vanguardia (es decir, aquellas que

emplean pocas materias primas, mano de

obra muy cualificada y producen un alto

valor añadido). Se trata de actividades

que de acuerdo con el principio de lo

verde vende, buscan ambientes limpios y

entornos ordenados. Un paisaje atractivo,

que no es más que una manifestación

externa del espacio sano que subyace, es

indisociable de una correcta ordenación

del territorio y éste es a su vez una proyección

espacial de la cultura y del modelo

social alcanzado. Cualquier paisaje

dignamente presentable es por sí mismo

un testimonio de buena gestión y de estilo

de desarrollo económico y social. El

medio ambiente es un escaparate en

donde se evidencia desidia si está degradado

o ser capaz de proyectar una imagen

de éxito si ha habido una buena gestión

en el orden del territorio; el binomio

pues está planteado, y es abordable incluso

desde una perspectiva no excluyente

de geomarketing.

b) La oportunidad de fomentar la agricultura

como práctica de restauración ambiental

Como se ha venido insistiendo hasta

aquí, la agricultura desde sus comienzos

ha generado paisajes y ecosistemas de

alto valor, ha ideado formas de aprovechamiento

adaptadas al medio, agrosistemas

que son un modelo de integración,

rotaciones de cultivos, técnicas agronómicas,

así como utensilios originales y

maquinarias de muy diverso uso. El agricultor

tiene unos conocimientos prácticos,

a veces heredados y otras tantas adquiridos

y domina unas técnicas que le capacitan

para las funciones de conservación y

restauración del medio natural. Por ello,

puede desarrollarse una agricultura que

propicie la recuperación ambiental de los

recursos naturales y del paisaje.

Por otro lado tampoco podemos olvidar

que el hecho de que muchos ciudadanos

añoren el campo y deseen tener una

pequeña huerta para su recreo y un cierto

autoconsumo (los llamados huertos de

ocio) puede cumplir una función nada

despreciable en la restauración. También

es posible extrapolar estas experiencias a

las llamadas granjas terapéuticas, en

donde gracias a la actividad ocupacional

en espacios libres y tranquilos algunos

168 VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

enfermos se reencuentran con la salud

física o mental perdidas (hobby farming).

En definitiva, la agricultura aporta

soluciones para el tratamiento de espacios

degradados gracias a la disponibilidad

de técnicas agrarias muy contrastadas,

a la posibilidad de utilizar distintos

tipos de agro-sistemas en la restauración

y a la intervención de los agricultores.

c) Las oportunidades de mercado que tienen

las actividades primarias en Canarias en

el abastecimiento de la demanda interior

y del consumo turístico de productos frescos

y sanos. La sustitución de ciertas

importaciones alimentarias por producciones

locales, cuya obtención sea viable

desde todos los puntos de vista, no puede

pasarse por alto.

7. INSTRUMENTOS NORMATIVOS

QUE EN MATERIA AGROPECUARIA

FAVOREZCAN EL DESARROLLO

SOSTENIBLE

El V Programa de Acción de la Unión

Europea en materia de Medio Ambiente

y Desarrollo Sostenible14 introduce por

primera vez un importante cambio respecto

a la consideración ambiental en el

desarrollo. Con anterioridad, el medio

ambiente actuaba casi siempre como una

limitación al desarrollo, por el contrario

el V Programa entiende que entre medio

ambiente y desarrollo no tiene por qué

existir incompatibilidad que no pueda

superarse racionalmente. Es por ello que

se adopta la expresión de desarrollo sostenible

para identificar el desarrollo de

acuerdo con el Informe Brundtlan (1987)15

como el que «satisface las necesidades del

presente sin poner en peligro la capacidad de

las generaciones futuras para satisfacer sus

propias necesidades». El desarrollo sostenible

es un concepto todavía impreciso que

sólo admite definiciones genéricas, pero

está vinculado a ciertas condiciones concretas

cuyo incumplimiento permite calificar

al desarrollo como no sostenible:

dichas condiciones se asocian a las funciones

del medio ambiente para aquellas

actividades socioeconómicas que orientan

el desarrollo.

Ese concepto es aplicable también a la

agricultura, pudiéndose hablar de agricultura

y ganadería sostenibles o insostenibles

en función de ciertas condiciones

que hacen aceptable o no aceptable el

impacto ambiental de una determinada

actividad agroganadera. Es preciso en

esta dirección señalar criterios de gestión

agrícola y de prácticas agroambientales

que contribuyan a reducir su agresividad

sobre el medio al tiempo que aumenten lo

más posible la duración de los recursos.

Las Directrices del Medio Rural, del

Paisaje, de las Agendas 21 Local, de la

Carta de la Sostenibilidad de Canarias y

cualquier otra iniciativa parecida, la

adaptación de Leyes estatales como la de

Montes o la de próxima aprobación de

Desarrollo Rural no están reñidas con lo

expuesto porque tienen por objeto el desarrollo

de competencias propias del

Gobierno de Canarias en materia de ordenación

de los recursos naturales y del

territorio16. En este caso, la propuesta va

dirigida a las diferentes instituciones

públicas competentes por razón de la

materia según lo dispuesto en el artículo

8.2. A. f), relativo a las actuaciones tendentes

a la mejora de los suelos agrícolas

y del medio rural en general y el artículo

11.2. A. b), relativo a la evaluación de los

recursos estructurales en el medio rural y,

en general, todo lo que esté vinculado a

las actuaciones en materia de ordenación

y aprovechamiento de aguas y tierras con

fines agrarios establecidos en la Ley de

Reforma y Desarrollo Agrario de ámbito

estatal, que obligan a actuar con rapidez

VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X 169

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

para optimizar estos recursos en la línea

que se viene exponiendo.

En esta dirección se podrían sugerir

sucintamente los siguientes objetivos globales:

a) Articular las actuaciones tendentes a

garantizar el desarrollo sostenible de

Canarias, y en el que, sin duda, la

protección integral del medio rural,

de sus habitantes, del patrimonio

etnográfico y sus tradiciones, la conservación

y fomento de las actividades

agroganaderas y forestales en su

conjunto, constituyesen los pilares

básicos. Asimismo, el mantenimiento

de dicho desarrollo sostenible en el

medio rural y agrario es la mejor

garantía de calidad de vida para preservar

su población y las actividades

agrarias como componentes fundamentales

del mismo, lo que evitaría el

éxodo rural imperante en las últimas

décadas, pero también facilitaría la

conservación de las estructuras agrarias

heredadas y con ellas la recuperación

de esos valores culturales, tradicionales

y paisajísticos.

b) Establecer estrategias de acción espacial

para la definición del modelo

territorial básico de Canarias del que

formará parte principal la ordenación

de los recursos naturales, el suelo

agrario y el conjunto de aspectos que

inciden en el medio rural (GÓMEZ

OREA, 1992 y 1994; MATEO BOX y

GÓMEZ OREA, 1996).

A partir de estos objetivos generales,

se pueden formular al menos tres recomendaciones

estratégicas:

a) En primer lugar, es procedente definir

el concepto de medio rural entendido

como aquel espacio que soporta

o es susceptible de soportar un conjunto

de actividades de carácter agrario,

ganadero, forestal, hidrológico,

extractivo y residencial específico en

forma de asentamiento o de núcleo

urbano estrechamente vinculado a las

actividades propias del medio rural,

partiendo de la propia definición prevista

en el mentado Texto Refundido,

en su artículo 55, relativo a las categorías

de Suelo Rústico, así como de los

estudios e información contenida en

los documentos de trabajo de los Planes

Insulares de Ordenación.

b) En segundo lugar, conviene precisar

los conceptos agrario y agrícola.

Cuando hablamos de agrario nos

estamos refiriendo al campo y a las

actividades agrícolas, pecuarias y selvícolas

que en el mismo se pueden

ejercer (MONKHOUSE, 1978). Por su

parte, la agricultura contiene un conjunto

de acciones que transforman el

medio natural a fin de hacerlo más

apto para el crecimiento de las plantas

elegidas. También se puede definir

la agricultura como el trabajo de la

tierra para producir plantas y animales

útiles (GEORGE, 1991).

c) En consideración a las propiedades

agronómicas del suelo (como un

aspecto más de la edafología que

estudia el suelo en tanto que formación

natural), procede a la fijación de

criterios de diferenciación de los suelos

en función de su calidad agrológica.

Los mapas de aptitud agrícola y

pastoril contribuyen también a visualizar

adecuadamente estos aspectos.

Asimismo, los mapas de cultivos, sistemas

hidrológicos, cartas etnográficas,

localización de actividades como

el turismo rural u otras compatibles

son de una ayuda incalculable para

operadores, gestores y estudiosos de

los espacios rurales insulares.

Finalmente, es necesario también establecer

propuestas específicas para la integración

170 VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

ambiental del medio rural y de la agricultura

sostenible, es decir, tal como se

apuntaba en el epígrafe anterior, reconocer

el medio ambiente como oportunidad

de futuro.

Para ello, a grandes rasgos, se trata, en

primer lugar, de la necesidad de la conservación

de los recursos: el mantenimiento

del suelo como recurso agrario

básico; la utilización eficiente del agua,

con el empleo de técnicas que la economicen

y contribuyan a la reposición de las

capas freáticas; la optimización de los

recursos energéticos, la racionalización

del uso de fertilizantes y utilización cuidadosa

de los productos fitosanitarios, la

adopción de sistemas de cultivos adecuados

al territorio, la limitación de la contaminación

atmosférica, la reducción de la

producción de residuos sólidos y líquidos,

la disminución de ruidos y vibraciones,

el fomento del reciclaje y la reutilización

de productos desechables, la

conservación de la diversidad biológica y

de los recursos genéticos agrícolas y

ganaderos y el mantenimiento y mejora

del paisaje.

En segundo lugar, de eludir el dualismo

campo-ciudad mediante la homologación

de las rentas. Eso puede abordarse

reorientando la planificación macroeconómica

y microeconómica sujeta a parámetros

de sostenibilidad ambiental contrastables.

Hacer el tránsito desde una

agricultura productivista, centrada en la

producción y el beneficio, hacia el postproductivismo

agrícola que compagina la

agricultura con la conservación y el ocio

en el medio rural (BOWLER e ILBERY,

1996). Invertir la cuestión del interés

por la cantidad hacia la insistencia en la

calidad de la producción de alimentos.

Promover el desarrollo de la pluriactividad,

a través de la diversificación interna

en la propia explotación, además de la

obtención de recursos a través de actividades

ajenas a la explotación e incluso al

sector.

8. A MODO DE CONCLUSIONES

GENERALES

Aunque la entrada de Canarias en la

PAC ha supuesto un importante impulso

a la reconversión agrícola, lo que naturalmente

ha beneficiado al sector con la adición

de sustanciales recursos, la realidad

del mundo rural canario se caracteriza

por la presencia de una profunda crisis,

en especial en determinadas islas orientales.

No obstante, los valores económicos,

sociales, culturales y ambientales de las

actividades primarias requieren de una

apuesta decidida por las actividades primarias

a partir de una concepción multifuncional.

Con el ánimo de no acentuar la

difícil situación de agro archipielágico,

habría que recordar algunos de estos

valores, ya señalados en los epígrafes precedentes:

1. La íntima vinculación de las actividades

primarias con otros subsectores

de la economía canaria como son: el

aprovisionamiento de buques y actividades

portuarias y aeroportuarias,

la fabricación de embalajes y etiquetados,

los servicios financieros y los

seguros agrarios, el consumo de

maquinaria y suministros, la desalación

de agua de riego y la reutilización

de aguas residuales, etc.

2. La importancia de las actividades primarias

desde el punto de vista del

sostenimiento de empleo de baja y

media cualificación con escasas posibilidades

de reubicación en empleos

alternativos. Su sostenimiento, incluso

con el elevado perfil estacional que

le caracteriza, es vital para una parte

proporcionalmente relevante del

capital humano disponible en las

islas.

VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X 171

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

3. El incremento que cada vez más se va

a demandar de mano de obra cualificada

con el crecimiento de la maquinaria

y de las nuevas tecnologías en el

sector. Desde hace algún tiempo se

están efectuando contrataciones

mediante selección de trabajadores

con cierto nivel de cualificación. Esta

tendencia significa que a muy corto

plazo la agricultura va también a

demandar personal mejor preparado.

4. Las actividades primarias posibilitan

una necesaria diversificación económica

con el objeto de aminorar la

excesiva dependencia de otros sectores

más dinámicos y rentables (turismo

y servicios terciarios). Su potenciación

podría tener un efecto de

desestacionalización sobre las cifras

del paro.

5. La agricultura contribuye como ninguna

otra actividad productiva a la

conservación del paisaje y del medio

ambiente. Es, además de un eficaz

productor de alimentos y de otros

beneficios indirectos, un poderoso

instrumento de lucha contra la erosión

(una de las principales plagas del

momento), a causa de la pérdida de

suelos vegetales y de la aridez, favoreciendo

la regeneración del mismo y

la estabilización de la superficie de las

vertientes desprotegidas por la deforestación

y la verticalidad de las pendientes.

6. Estas actividades humanas suponen

también un poderoso factor de protección

y conservación del hábitat

rural y de las tradiciones culturales

ancestrales en las zonas cumbreras,

de medianías y en comarcas aisladas

del Archipiélago. Contribuyen además

a la fijación del poblamiento para

muchas comarcas demográficamente

en declive.

7. La agricultura canaria, y en particular

la que se practica en las medianías y

cumbres, es creadora de paisajes estéticamente

bellos y de placentera contemplación.

Por ello aporta un valor

añadido a las singularidades naturales

preexistentes hasta convertirla en

una adicionalidad más que contribuye

en hacer diferente, auténtico y

atractivo el producto turístico en el

exterior.

Estos valores deben de tenerse en

cuenta a la hora de estimular y ordenar

las actividades primarias, tanto como las

posibilidades que la realidad canaria

ofrece, y que podemos sintetizar en cuatro

puntos:

a. Nuestra agricultura puede alcanzar

todavía un mayor protagonismo en el

abastecimiento de la demanda interior

de frutas y verduras frescas, así

como de papas, vino, miel, huevos,

leche, carne, pescado y otros alimentos

básicos con los cuales enriquecer

en calidad, originalidad y variedad

los sabores de nuestra cultura culinaria.

b. La articulación agricultura y turismo.

La producción agroganadera y pesquera

insular puede satisfacer la

demanda de productos frescos y

sanos por parte de unos consumidores

fuertemente sensibilizados, como

son los europeos, en materia alimentaria.

c. El medio rural adquiere cada vez una

mayor importancia para los habitantes

de nuestras ciudades que encuentran

gratuitamente en él aspectos crecientemente

demandados como son

tranquilidad y sosiego, aire puro, descanso,

esparcimiento y diversión.

Esta tendencia tiene que revertirse en

172 VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

una conservación y recuperación del

mundo rural y no en su degradación.

d. Nuestro medio rural va a estar cada

vez más presente en el desarrollo del

mercado turístico en la medida en

que se prevé un incremento de su

importancia en los recursos territoriales

que lo caracterizan.

NOTAS

1 Especialmente el carácter multifuncional

que la nueva PAC asigna a las actividades

agroambientales, en un nuevo escenario

mundial con una OMC que anuncia el final

de la protección y la apertura total de los

mercados a la producción primaria.

2 Valor añadido bruto a precios básicos en

moneda corriente. Cálculo efectuado con

datos de FUNCAS e ISTAC.

3 La tasa de crecimiento medio del PIB en términos

reales es del 3,7% para el período

1994-2004, que viene a ser una de las más altas

de España, detrás de Murcia y Andalucía.

4 Esta situación se ha prolongado en los últimos

años hasta previsiblemente el próximo

mes de mayo de 2006 en donde el Parlamento

Europeo decidirá las condiciones en que

la flota canaria compuesta por 20 artesanales

y 17 atuneros retornará a faenar en el

caladero marroquí.

5 Ese déficit ha hecho necesario la implantación

del Régimen Específico de Abastecimiento,

instrumento integrado dentro de los

programas básicos POSEI que beneficia a las

regiones ultraperiféricas de la UE.

6 El Ministerio de Agricultura ha estipulado

en 2004 que los cultivos de secano ocupan

en Canarias una extensión de 725.812 hectáreas

con lo que representa, al menos teóricamente,

el 96,93% de la superficie total cultivada.

En estas cifras se incluyen las huertas

e invernaderos vacíos, superficie forestal,

prados y pastizales, barbechos, baldíos,

eriales y demás suelos improductivos.

7 También se notan los efectos de la deslocalización

de determinadas empresas canarias

que se han instalado en Marruecos y en el

Levante español para aprovechar sus ventajas

comparativas.

8 Desde los años de la posguerra, en la década

de los 40, hasta mediados de los 80, se

desarrolló un modelo productivista de agricultura

que ha presidido el discurso agrario

de las economías de los países desarrollados.

9 Dice J. Borja en sus “Notas sobre ciudad y

ciudadanía. Nuevos derechos ciudadanos

como respuesta política a los nuevos desafíos

del territorio” (2001) que: “Es preciso un

cambio político, orientado por valores básicos

universales, que concrete nuevos derechos

y deberes, para responder a la vez a

viejas y nuevas desigualdades y exclusiones.

No hay procesos de cambio sin un previo

proceso de lucha por la legitimación y

concreción de nuevos derechos ciudadanos,

como se ha dado regularmente desde el

siglo XVIII. Cada siglo tiene su revolución a

hacer, la nuestra es contra la globalización

oligárquica y por la democracia ciudadana.”

De entre los 21 nuevos derechos, J. Borja

propone en el punto 3º el derecho a la belleza.

10 No en vano el sector agrícola consume casi

el 60% del agua de Canarias y en el caso de

islas como La Palma y El Hierro superan el

75 por ciento. De acuerdo con las publicaciones

del ISTAC, el regadío en Canarias ha

pasado de 14.623 has. en 1995 a 26.623 has.

en 2004.

11 Otro derecho emergente es el definido por J.

Borja como “El derecho al lugar” por medio

del cual la gente tiene derecho a mantener

su residencia en el lugar donde se establecen

sus relaciones sociales, en sus entornos

significantes. “Todas las personas que viven

en un lugar que han contribuido a construir,

en el que están arraigadas y que proporciona

sentido a su vida, deben poder continuar

viviendo en él … Las autoridades locales

protegerán a las poblaciones vulnerables

que puedan sufrir procesos de expulsión

…”

12 Ley 26/2005, de 30 de noviembre por la que se

modifica la Ley 49/2003, de 26 de noviembre

de arrendamientos rústicos (BOE nº 287,

de 01-12-2005, páginas 39.414-39.418).

VEGUETA 9 (2006), ISSN: 1133-598X 173

Ramón Díaz Hernández y Juan Manuel Parreño Castellano

Las actividades agroambientales en Canarias ante los retos de futuro

13 Una Agenda 21 Local es un documento que

contiene las estrategias consensuadas entre

las administraciones, los ciudadanos y los

agentes locales para alcanzar el desarrollo

sostenible en un territorio dado a medio y

corto plazo. Su finalidad es fomentar acciones

que contribuyan a mejorar la calidad de

vida de los ciudadanos.

14 El Diccionario de la RAE define el desarrollo

sostenible como “desarrollo económico

que cubriendo las necesidades del presente,

preserva la posibilidad de que las generaciones

futuras satisfagan las suyas”.

15 Desde la Conferencia de la O.N.U. de Estocolmo

en 1972, las aportaciones en parecido

sentido se vienen produciendo en cascada

pudiéndose citar por su significación: La

Carta Europea de la Ordenación del Territorio,

La Conferencia de la O. N. U. – Hábitat,

1996; La Estrategia Territorial Europea, 1999

o Los Principios Directores para el Desarrollo

Territorial Sostenible Europeo (de 7 de

septiembre de 2000).

16 Estatuto de Autonomía de Canarias, artículo

31.4.

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