Anuario de la Facultad de Geografía e Historia
ISSN: 1133-598X
8
Las Palmas de Gran Canaria
2004
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ISSN: 1133-598X Depósito Legal: GC xxx-2004
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ANUARIO DE LA FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA
Número 8
Las Palmas de Gran Canaria 2004
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HISTORIA ECONÓMICA E HISTORIA ATLÁNTICA:
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE PUBLICACIONES
RECIENTES
SANTIAGO DE LUXÁN MELÉNDEZ
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Departamento de Ciencias Históricas
sluxan@dch.ulpgc.es
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 251
BIBLID 1133-598X (2004) p. 251-290
Resumen: En el presente trabajo tratamos
de contribuir a la apertura atlántica
de la historiografía canaria, haciéndonos
eco de diversas investigaciones que
pueden englobarse bajo el paraguas de
esta denominación. De este modo, desde
la perspectiva general de la historia del
azúcar, hemos atendido al Proyecto
“Atlántica” Canarias-Madeira; a la renovación
historiográfica española con relación
a Cuba en el momento decisivo de
los grandes cambios del mercado de este
producto, entre 1875-1895; y al nacimiento
de una potente historiografía
brasileña del azúcar, ejemplificado en
una de las últimas tesis doctorales realizadas
en aquel país. El tabaco ha sido,
en segundo lugar, el hilo conductor de
tres grandes aportaciones en este terreno:
la difusión del tabaco en España, la
fiscalidad del tabaco y el nacimiento y
funcionamiento de una fábrica de cigarros.
Por último, nos hemos ocupado de
las bases de la Expansión atlántica, con
la presentación de una tesis realizada en
nuestra Universidad, a propósito de la
sociedad sevillana bajomedieval y de un
libro colectivo editado por la Junta de
Andalucía, sobre un producto, como es
la sal, que también tuvo un cierto protagonismo
en el comercio de ida y vuelta
entre ambas vertientes del Atlántico.
Palabras clave: Historiografía, Historia
Atlántica, Historia de Canarias,
Azúcar, Cuba, Brasil, Minas Gerais, Tabaco,
Sal, Sevilla.
Abstract: This paper tries to contribute
to the Atlantic open up of Canarian
historiography, gathering several studies
that can be brought together under
this denomination. Therefore, an overall
perspective of the sugar history has been
attended, taking care of the Canary-Madeira
´s “Atlántica” Project, the Spanish
renewed historiographic approach and
its relation with Cuba in a time of dramatic
changes in the market for this product
among 1875-1895, and the Brazilian
growing and powerful sugar historiography,
illustrated by one of the latest
doctoral thesis carried out in that
country. Tobacco has been the thread of
three main contributions in this field: tobacco
circulation in Spain, its taxation
development and the construction and
operation of the cigar factories. Finally,
we have attended to the Atlantic expansion
based on a thesis writen in our University
related with the Seville society in
the Lower Middle Age and another book
published by the Junta de Andalucía
about the salt, a very prominent commercial
product in the relations between
both Atlantic shores.
Key words: Historiography; Atlantic
History; Canary History; Sugar; Cuba;
Brazil; Gerais’s Mines; Tobacco, Salt;
Seville
El texto que ofrecemos a la revista Vegueta
se articula en torno a tres ejes fundamentales,
el Atlántico y el azúcar, en el
que presentamos los primeros resultados
del Proyecto “Atlántica”, articulados en
forma de comunicaciones o libros, en los
congresos, recientemente celebrados, de
Historia Canario-Americana (Las Palmas,
4-8 de octubre de 2004) y III Seminario Internacional
sobre a História do Açúcar
(Funchal, 25-29 de octubre de 2004). Uno
de los primeros frutos de este proyecto es
el libro de A. Vieira, “Canaviais, Açúcar e
Aguardente na Madeira. Séculos XV a XX”,
del que damos cuenta. Dentro de este
apartado, cobra una especial relevancia la
mirada hacia otras realidades insulares
atlánticas. Nos parece que los historiadores
del archipiélago canario, no debemos
dejar pasar de lado, el enorme esfuerzo
de revisión que la historiografía española
está realizando de la realidad cubana. Incluimos
en este trabajo el libro de J. A. Piqueras,
“Cuba, emporio y colonia. La disputa
de un mercado interferido”. Igualmente
abrimos nuestro objetivo a la enorme potencialidad
de la historiografía brasileña
del azúcar. El segundo elemento verte-
252 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
brador de esta nota es la historia del tabaco,
en cuya difusión, desde la otra vertiente
del Atlántico, jugó un papel capital
la Monarquía hispánica. Tres obras son
analizadas en este apartado: La difusión
del tabaco en España de J. M. Rodríguez
Gordillo, La Fiscalidad del tabaco de O. Bergasa,
y Las cigarreras malagueñas. Tecnología,
producción y trabajo en la Fábrica de tabacos
de Málaga, de C. Campos. Finalmente,
Sevilla y Andalucía constituyen el último
apartado de nuestra reflexión. Damos
cuenta en el mismo del reciente libro de
M. Ronquillo, Los vascos en Sevilla y su Tierra
durante los siglos XIII, XIV Y XV: fundamentos
de su éxito y permanencia y del coordinado
por el biólogo de la Universidad
de Cádiz, A. Pérez Hurtado de Mendoza,
Salinas de Andalucía.
Solamente queremos añadir tres rasgos
comunes a todas las obras que presentamos.
De un lado, la mirada interdisciplinar,
bien de modo colectivo, bien individualmente,
con la que abordan sus
investigaciones; el rigor en el tratamiento
de las fuentes documentales, de otro; y
por supuesto, su interés para la realización
de una Historia del Atlántico, en la
que se ofrecen elementos útiles para los
investigadores de ambas vertientes, en la
búsqueda de una historia común.
1. EL ATLÁNTICO Y EL AZÚCAR
1.1. La caña y la producción de azúcar de
caña: Proyecto “Atlántica MAC 4.5 /C.14.
El azúcar y la cultura en las Islas Atlánticas”,
Programa de Iniciativa Comunitaria
Interreg III.B Espacio Azores-Madeira-
Canarias (2003-2005)
El Proyecto Atlántica se estructura en
tres apartados fundamentales. Historia,
dividida a su vez, en dos bloques (Primer
Ciclo del azúcar —especialmente siglos
XV-XVI y Segundo Ciclo 1852-1936), Arte
y patrimonio, en el que se incluye el Arte
flamenco, la arquitectura del azúcar y la
iconografía de los hombres del azúcar, y
Geobotánica, que trata de medir la influencia
de esta actividad en la vegetación de
las Islas—. Los Coloquios recientemente
celebrados de Las Palmas y Funchal han
servido para presentar los primeros avances
de la investigación, en algún caso, y
resultados definitivos, en forma de libros
o comunicaciones cerradas, en otros. Quizá
una de las aportaciones más interesantes
de este proyecto sea la metodología
interdisciplinar del mismo, la serie de miradas
transversales y desde espacios geográficos
cercanos, que pueden realizarse
sobre el azúcar. En las líneas siguientes
vamos a tratar de sintetizar estos primeros
resultados, siguiendo fielmente los
trabajos allí presentados.
Durante el mes de octubre de 2004 se
han celebrado, en Las Palmas de Gran
Canaria, el XVI Coloquio de Historia Canario-
Americana (CHCA, Casa de Colón),
que tuvo, ésta vez, como tema central, El
azúcar y el mundo atlántico. Economía y Hacienda
y Patrimonio Cultural y Geobotánico
y, en Funchal (Madeira), el Tercer Seminario
de Historia del Azúcar (Centro de
Estudos de Historia do Atlántico, CEHA),
consagrado al estudio del Azúcar y lo cotidiano.
Ambos eventos han tenido el hilo
común de la participación de un grupo de
historiadores españoles y portugueses
agrupados en torno al Proyecto “Atlántica.
El azúcar y la cultura en las Islas
Atlánticas”, Programa de Iniciativa Comunitaria
Interreg III.B Espacio Azores-
Madeira-Canarias.
1.1.1. XVI Coloquio de Historia Canario
Americana (Casa de Colón, Las
Palmas, noviembre de 2004) [figura 1]
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Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
En la mesa del Coloquio de Las Palmas
consagrada al azúcar (coordinada
por Santiago de Luxán y Ana Viña), dentro
de la línea de investigación del Proyecto
Atlántica, que pretende poner en
valor la historia del azúcar como recurso
patrimonial y cultural, se presentaron las
siguientes comunicaciones1: por parte de
los investigadores de las Universidades
de La Laguna y de Las Palmas, se realizó
un análisis historiográfico del desarrollo
de la caña y la producción de azúcar entre
los siglos XV-XVII, un estudio del
marco institucional y su influencia en el
desarrollo del complejo agroindustrial
del azúcar canario, entre la declaración
de los Puertos Francos (1852) y los comienzos
de la Guerra Civil española de
1936, un análisis de la iconografía de los
hombres del azúcar en el mismo período
que la anterior comunicación, y un estudio
de geobotánica referido a los siglos
XV-XVI; entre las comunicaciones madeirenses,
debemos citar el análisis del arte
flamenco en Madeira y un estudio referido
a la tecnología del azúcar.
1.1.1.1. Balance historiográfico del Primer Ciclo
del azúcar: el cambio cualitativo de la década
de 19702
El azúcar en las islas —se nos plantea
en la primera de las intervenciones citadas—
ha sido un tema recurrente en la
historiografía canaria. Realizar un balance
de la producción histórica se presenta,
sin embargo, como una tarea ardua por
varias razones: enorme dispersión de los
trabajos publicados, escasa presencia de
los mismos en los estados de la cuestión que
hasta la fecha se han realizado sobre la
historiografía canaria (de modo específico,
los consagrados al comercio), insularidad
de los estudios realizados, con la consiguiente
dificultad para poder ofrecer una
visión general, etc.
El balance historiográfico pretende no
ser una lista bibliográfica por autores, sino
un análisis sistemático, insular y global,
que no deje fuera la relación con otros
territorios, dentro de un marco cronológico
que va, desde la incorporación de las
Islas a la Corona de Castilla, hasta la decadencia
del cultivo, a fines del siglo XVI.
Cuatro grandes áreas temáticas centran
el balance: Fuentes y legislación, Comercio,
El elemento humano y, por último,
Cultura y Mentalidades.
En cuatro grandes etapas también se
estructuró la producción historiográfica
referente al azúcar: 1ª) Las Crónicas de la
Conquista 2ª) El siglo XVI: Nichols, Torriani
y Frutuoso 3ª) Los siglos XVIIXVIII:
Núñez de la Peña, Marín y Cubas,
Viera y Clavijo, —que es presentado como
el historiador más analítico—, y
Agustín del Castillo. 4ª) 1850-2004: en la
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Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Figura 1
que se destacan los nombre propios de
Millares Torres, Chil y Naranjo y los historiadores
que empiezan a trabajar en la
década de los setenta (Aznar, Lobo, Macías,
Viña Brito etc.).
Queremos dejar constancia, finalmente,
de tres cuestiones que a nuestro entender
fueron repetidas en la presentación
del Coloquio: en primer lugar, la preocupación
y el oficio que deben mostrar los
historiadores de las islas para citar sus
fuentes de información, evitándose, de
esta manera, repeticiones y tópicos infundados;
en segundo lugar, el cambio cualitativo
que en el estudio del azúcar se produce
a partir de la década de los setenta
del siglo XX; en tercer lugar, con relación
a los resultados obtenidos, puede decirse
que se ha hecho un enorme esfuerzo en la
publicación de fuentes (hay que seguir en
la línea de reeditar y publicar nuevas
fuentes, entre las que hay que incluir los
libros de viajes); el marco institucional
parece ser que es el mejor conocido; en
los temas relacionados con el comercio,
nos falta quizá una visión de conjunto; el
elemento humano también ha sido bien
estudiado y, por último, todavía se puede
caminar —el terreno del arte flamenco ha
sido bien investigado— en el campo de
las mentalidades.
1.1.1.2. Del proteccionismo a la industria naciente
a los intereses fiscales del Estado 1884-
19363
En esta comunicación, se presentan
los condicionantes legales y las circunstancias
políticas y económicas que hicieron
posible la aparición de la industria
del azúcar, en primer lugar, y el desarrollo
de sus derivados (ron y aguardientes),
en segundo término. Los hitos básicos
vendrían dados por la Ley de Puertos
Francos (1852), la consecución de la entrada
del azúcar canario sin aranceles en el
mercado peninsular (1884-1892), la reforma
de los Puertos Francos (1900) —que
interrumpe esa posibilidad, pero que deja
a Canarias exenta del impuesto transitorio
y recargo municipal del azúcar y
mantiene la protección de la industria canaria
frente al azúcar extranjero—, el largo
proceso de negociación por conseguir
la desgravación total del azúcar (1900-
1934) y, finalmente, la consecución de un
cupo libre de arancel para la industria en
1934, que reabre las expectativas de ésta.
Un largo recorrido histórico en el que
los intereses en juego son los comerciales
(apoyados por los países productores europeos
de remolacha y por los industriales
peninsulares), los industriales canarios
y, de modo significativo, los del Estado,
puesto que los ingresos derivados del
azúcar y alcohol se convertirán en la partida
principal de los arbitrios de Puertos
Francos. Junto a la Hacienda Estatal, las
Haciendas Locales (Cabildos) entrarán
también en el juego de captar recursos.
Entre las conclusiones principales queremos
destacar: la aspiración de Canarias
en la época contemporánea a contar con
un cierto desarrollo industrial que por razones
estructurales, limitaciones naturales
y condiciones sociopolíticas del contexto
nacional e internacional se le han
negado. La escasa dimensión cuantitativa
de la actividad económica canaria y sus
altos costes de producción, hicieron inviable
el proyecto industrial del azúcar
que solo podía sobrevivir con un alto grado
de protección arancelaria.
Finalmente, la clara vocación recaudatoria
y la corta capacidad de la Hacienda
del Estado, para manejar los instrumentos
de política fiscal en la época del inicio
de la industria, unido a la constante preocupación
por el fraude y el contrabando
fruto de la extrema debilidad de la Administración
para asegurar el control del comercio
exterior, hicieron que las condi-
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 255
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
ciones institucionales en las que se llevo a
cabo la experiencia azucarera fueran inestables
y por consiguiente crearan un alto
grado de incertidumbre entre los agricultores
de la caña y los empresarios de la industria.
1.1.1.3. La iconografía nos permite identificar
el lado humano del proceso4
En esta comunicación se presentan los
primeros resultados de lo que pretende
ser un esbozo de la iconografía de los protagonistas
del Segundo Ciclo del Azúcar.
El objetivo es mostrar el lado humano de
esta actividad económica que tuvo su
desarrollo principal entre 1884-1914, pero
que, por sus antecedentes históricos, de
un lado (siglos XV-XVI) y por la continuidad
que tuvo, con posterioridad en la industria
del ron y del aguardiente que ha
llegado hasta nuestros días, de otro, ha
pasado a conformar alguna de las señas
de identidad de la cultura canaria actual.
El retrato pictórico, la fotografía e, incluso,
la caricatura nos proporcionan una
variada galería formada por: Escritores
que plantean la conveniencia de cultivar caña
y de producir azúcar: entre otros, Acedo y
Saz (1876); Almeida Mateos (1876-1881);
Castillo Bethencourt (1856); García Guerra,
Tomás (1892); González Díaz, R.
(1914); León y Castillo, Juan de (1875);
Miranda Guerra, José (1915); Navarro, Domingo,
J. (1874); Padilla, Aurelio (1884);
Rodríguez Méndez, Hermenegildo (1913);
Sancho y Chía, Mariano (1883-1884); Stassano
(1890); etc.; Políticos que intervienen
en la definición institucional del marco del
azúcar, entre los que destaca con luz propia
Fernando de León y Castillo; junto a
él, Ramírez Doreste, Rafael, el citado García
Guerra; Castillo Manrique de Lara,
Pedro (1889); Bravo y Joven, Francisco
(1883); Delgado Morales, Fernando (1885);
Gourié Marrero, Francisco (1913); Pérez
del Toro, Felipe, Pérez Zamora, Feliciano,
etc. ; Empresarios y pequeños fabricantes de
azúcar: Entre los productores de azúcar se
encuentran tanto los grandes fabricantes
insulares (Gourié, Rodríguez González,
etc.), como los propietarios de los pequeños
trapiches, que al rebufo de las grandes
máquinas ponen en funcionamiento
sus pequeños establecimientos, volcados
en la producción local. Hemos agrupado
a estos protagonistas principales del 2º ciclo
azucarero en cinco períodos cronológicos,
lo que nos permitirá entender mejor
su importancia en esta actividad:
1850-1884, 1884-1900, 1900-1920, 1920-
1936 y 1936-2004. Como puede observarse
la gran mayoría de los fabricantes de
este producto se localizan en las islas de
Gran Canaria y de La Palma. Solamente
citaremos a los principales: Gourié Álvarez,
Alfonso (fundador de la Fábrica de
azúcar de San Pedro en 1884); Rodríguez
González, Juan (fundador de la Fábrica
de San Juan de Telde en 1891); Hermanos
Suárez Guerra (Fábrica del Rosario de
Arucas, 1895-1905); Madan Uriondo, Ramón,
Primer Marqués de Arucas. Copropietario
de la Fábrica de San Pedro, Sotomayor
y Fernández de la Peña, Miguel y
Pedro (Isla de La Palma), etc.; Ingenieros y
técnicos de las fábricas de azúcar y destilados,
como Aguiar, Manuel; Alemán Castellano,
José; Buisine y Deltou, Luis; Geraud y
Pujol, Enrique; Gilbert, Robert; Rodríguez
Uribe, Antonio, etc.; Propietarios
agrícolas y pequeños agricultores que cultivan
caña de azúcar y Comerciantes importadores
de azúcar, que se vieron implicados
en el amplio y heterogéneo mundo azucarero
que se aborda.
1.1.1.4. La Geobotánica confirma la tesis de la
agresión al medio insular por parte de la Industria
azucarera durante la Conquista y Colonización
del Archipiélago5
256 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
La alteración del paisaje grancanario
durante los primeros siglos de conquista
y colonización es un hecho comprobado y
refrendado por varios autores y, sin duda,
todos coinciden en la importancia que
el cultivo de la caña y la organización social
y territorial que propicia esta industria,
tuvieron en la alteración de la vegetación
de esta isla. En el presente trabajo
se pretende concretar cuáles fueron las
zonas más afectadas, qué tipo de vegetación
soportaron la mayor presión por este
motivo y cuales fueron las causas de la
alteración.
Las fuentes históricas, documentos
notariales, datas etc., nos permiten establecer
cuáles eran los principales núcleos
azucareros de la época. Conociendo donde
se situaban estas plantaciones de caña, así
como los ingenios y trapiches, y de donde
procedían los recursos necesarios para esta
labor (agua y leña fundamentalmente),
podemos saber que tipo de vegetación se
vio afectada por cada tipo de actividad.
Los impactos que esta industria ocasiona
sobre la vegetación son de variada
índole: madera para la construcción del
ingenio o trapiche; leña para la obtención
del azúcar en los hornos; el terreno donde
se plantaba el cañaveral y donde se situaba
el ingenio o el trapiche; la canalización
del agua para el riego o para el molino del
ingenio. Cada una de estas necesidades
propiciaba cambios diferentes sobre distintos
tipos de vegetación.
En conclusión, la industria azucarera
puede ser estudiada como la principal
causante de la transformación ecológica
de la isla. Esta crisis ecológica afectó, además,
al propio cultivo y pudo ser una de
las varias causas de su rápido declive.
1.1.1.5. El comercio del azúcar convierte a
Madeira en consumidora de Arte flamenco6
Es un hecho apuntado por la historiografía
de las Islas del Atlántico, —en este
caso nos referimos al Archipiélago de
Madeira—, que las relaciones comerciales
que unían a este Archipiélago con Brujas
y Amberes, tuvieron como principal consecuencia
cultural, la compra de arte flamenco
para la Isla. En definitiva se reproducía
un fenómeno que tenía su inmediato
antecedente en el Portugal continental,
donde eran frecuentes estas compras por
parte de la Corte, el clero y los particulares:
Com o comercio do açucar entro na Madeira
a escola flamenca com pintura, escultura e ourivesaria,
sendo de destacar a pintura com seus notáveis
paineis muitos deles ainda hoje conservados
no Museu de Arte Sacra7.
No tenemos documentación, sin embargo,
que pueda verificar a quien se hicieron
los encargos. Algunas de las obras
depositadas en el Museo de Arte Sacro
(creado en 1955) han sido atribuidas a
Dieric Bouts (Santiago, de la 2ª ½ del XV),
Gérard David (Tríptico del descendimiento
de la Cruz, 1518-1527), Joos Van Cleve
(Anunciación, Tríptico de San Pedro, de comienzos
del XVI), Jan Provoost (María
Magdalena, del primer cuarto del XVI),
Pieter Coecke Van Aelst, Jan Gossart de
Mabuse, Marinus, Van Reymerswaele y
los maestros anónimos de “Santo Sangue”,
del Tríptico de Morrison (Natividad,
de la Iglesia Matriz de Ribeira Brava)
y de la Adoraçâo de Machico (Adoración
de los Magos, de Machico, de comienzos
del siglo XVI).
1.1.1.6. Joâo Higinio Ferraz (1863-1946) un
técnico azucarero madeirense de talla internacional8
El título de este epígrafe resume el
mensaje fundamental de la comunicación
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 257
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
de Alberto Vieira, que destacó en su intervención
el hallazgo reciente de los manuscritos
de este “técnico de fabrico de
açúcar e alcohol”, algunos de cuyos dibujos
presentó en el Coloquio. El discurso
de Vieira se centró en la eficiencia tecnológica
máxima conseguida por la industria
madeirense (98% de rendimiento):
Se confontarmos a literatura científica do
momento mais significativo de finais do século
XIX até a segunda Guerra Mundial —escribe
Vieira—, verificamos que a Informaçâo e permanente
actualizada e pauta-se po padrôes de qualidade,
dispondo de informaçôes sobre os métodos
mais avançados, como dos estudos dos engenheiros
químicos e industriais que marcaran o proceso
tecnológico do momento. Aliàs, manten contacto
com inúmeras associaçôes científicas europeias,
como era o caso de Association des Chimistes
de Sucrerie et de Distillerie. Na correspondência
surgem assiduamente nomes de cientistas
europeus como Barbet, Naudet. E dele o
invento de um apararelho de difusâo, que cedu
em 19 de Novembro de 1898 os direitos à firma
W. Hinton & Sons9.
1.1.2. III Seminario de Historia del Azúcar
de Madeira (Centro de Estudos do História
do Atlântico, Funchal noviembre de
2004) [figura 2]
Dentro del Coloquio de Historia del
Azúcar de Madeira, consagrado este año
al Azúcar y lo cotidiano, tuvo lugar una segunda
presentación de resultados del
Proyecto Atlántica. Los historiadores de
Canarias expusimos en el bloque de Historia
un trabajo sobre la legislación del
azúcar en el XVI, y un balance de la historiografía
del Segundo ciclo del azúcar;
en el bloque de Arte, una comunicación
amplió el panorama iconográfico enunciado
en el CHCA10 y otra nos presentó la
platería de origen cubano en Canarias;
del área de Geobotánica se presentaron
dos comunicaciones, en la primera se sentaron
las bases metodológicas y en la segunda
se realizó un estudio general del
medio en que se desenvuelve la caña referido
a todo el archipiélago. Los historiadores
de Madeira realizaron, por su
parte, un nuevo análisis del Arte Flamenco
y una revisión historiográfica de los estudios
del azúcar.
1.1.2.1. El azúcar un producto sometido a una
reglamentación estricta con una influencia
decisiva en la conformación social y económica
del archipiélago canario11
El azúcar en Canarias ha sido uno de
los temas más recurrentes de la historiografía
tanto local como nacional e internacional,
con aportes que podrían resumirse,
sin ser los únicos, en dos planteamientos
diferenciados. El primero de ellos que
abarcaría las publicaciones realizadas
aproximadamente hasta la década de los
setenta del siglo XX para quienes cuando
se hablaba de la economía de las islas era
258 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Figura 2
preceptivo hacer referencia a los distintos
ciclos que estas habían desarrollado, señalando
que el principal en el siglo XVI
era el “monocultivo del azúcar”. Asimismo
se indicaba que el modelo azucarero
de Madeira y Canarias era un retrato en
miniatura de lo que sucedió posteriormente
al otro lado del Atlántico. El segundo
aporte historiográfico parte de los
estudios realizados a partir de esa fecha,
hasta la actualidad, y éstos ponen su énfasis
en situar el azúcar como principal
producto de exportación desde un punto
de vista cualitativo.
En el trayecto que siguió la caña de
azúcar desde sus remotos orígenes chinos
hasta llegar al Nuevo Mundo, las islas
atlánticas constituyeron uno de los jalones
más importantes. Incluso, consideramos
que su papel en Canarias fue determinante
en el devenir histórico del Archipiélago,
porque a través del mismo pueden
explicarse los contornos de una estructura
social —concentración de tierras
y aguas, esclavitud— y económica específica.
Dentro de esta última se entienden
los cambios técnicos y un poblamiento característico
que materializa la llamada civilización
del azúcar en el mundo atlántico
que ha modelado gran parte del paisaje
insular, sin olvidar la importancia del
sector comercial, pues ninguna cultura ni
producto final contaron con una vigilancia
y reglamentación tan estricta como el
azúcar.
En efecto, la implantación del azúcar
en el Archipiélago, Gran Canaria, La Gomera,
La Palma y Tenerife, es coetánea al
proceso de colonización de las islas llevándose
a cabo una política de atracción
de pobladores y fomento de la mano de
obra, pues en el cultivo de la caña de azúcar
la explotación directa es la norma habitual
con la colaboración de los cañaveros
y la legislación relativa a este producto
alcanza niveles extremos.
La excesiva reglamentación se orienta
sobre todo a la comercialización del producto,
aunque también la normativa afecta
al proceso de producción. En la legislación
relativa al azúcar en sus diferentes
fases encontramos un fuerte contraste entre
lo acaecido, por ejemplo, en Madeira
donde la legislación es más específica para
las labores de zafra e ingenio, posiblemente
porque el municipio portugués goza
en el siglo XVI de una amplia autonomía,
así como de una elevada participación
de las gentes en el gobierno, mientras
que en Canarias destaca la fuerte participación
de la Corona en las islas de realengo
y de los Señores en las de señorío,
y ello es básico para entender el sentido
de la legislación que regula el azúcar en
este ámbito, en particular en lo referente a
los beneficios que esperan tanto la Corona
o los Señores, como evidentemente, los
dueños de ingenio que, en muchos casos,
formaban parte de la oligarquía local.
Por lo que respecta al proceso concreto
de la comercialización del azúcar de
Canarias, no suscitó la misma intervención
y atención de la Corona, pues el trato
fue dejado a la iniciativa de mercaderes
nacionales o extranjeros, principalmente
genoveses y flamencos y es aquí donde el
control normativo local alcanza su punto
álgido.
Un factor que influyó decisivamente
en la importancia del azúcar para las Islas,
aparte de los excelentes mercados europeos
cuya demanda aumentó considerablemente,
fueron los especiales beneficios
concedidos a las Islas Canarias desde
la administración central, que sirvieron,
además, de incentivo para la fijación de
colonos; prácticamente quedaron exentas
de pechos y servicios reales y, sobre todo,
el hecho de que las franquicias canarias, a
diferencia de lo que por ejemplo sucedía
en Granada, llegaron a ser casi perpetuas
a cambio de un porcentaje de almojarifaz-
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 259
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
gos, que fueron siempre muy bajos respecto
a las ordenanzas vigentes en otras
partes del reino12.
Estas ventajas, en cuanto a la participación
de las Islas en la hacienda regia,
también afectaron positivamente a las
rentas eclesiásticas, como se observa, por
ejemplo, en la percepción del diezmo. La
mitad de la producción de los señores de
ingenio quedó exenta, en razón de los
grandes gastos que requería su elaboración;
por esta causa el diezmo constituía
una arroba de azúcar blanco de cada 20,
quedando libre las escumas y las rescumas.
Este convenio favorecía a los dueños
de ingenio y a los receptores del diezmo
que preferían llevar la mencionada cantidad
de azúcar que la décima parte de las
cañas. Frente a esta postura estaban los
agricultores quienes defendían que ellos
sólo estaban obligados a pagar “uno de
cada diez haces de caña, una vez limpias
y desburgadas”. Este enfrentamiento se
tradujo en un pleito, confiado a Ciprián
Gentil, colector apostólico y juez árbitro,
que en sentencia pronunciada en 1487
confirmó la práctica tradicional y la pérdida
de las cañas que el obispo y cabildo
no habían querido aceptar. Este sistema
se mantuvo invariable hasta el año 1515
cuando el nuevo obispo trató de percibir
el diezmo sobre la totalidad del azúcar
producido, intento que hubo de abandonar
en 1519 ante la amenaza de volver a
diezmar en los cañaverales.
Esta política de protección y control
estuvo orientada, en Canarias, a garantizar
la exportación en las mejores condiciones
posibles, de ahí que se regule incluso
la tipología de los envases en cajas
de madera de tilo, se fije el precio del azúcar
blanco para evitar su depreciación,
etc.; por otra parte, el alto rendimiento de
este cultivo provocó que Madeira y Canarias
se convirtiesen en las plataformas para
el arranque de los caminos a nuevas
tierras, pero, sobre todo, que se afirmasen
como áreas de convergencia de muchos
intereses atlánticos y mediterráneos en
expansión. Así pues en Canarias se asienta
un comercio intensivo de trasbordo a
otros lugares de Castilla, compañía de
Cádiz, a Indias como proveedores de confituras
y conservas, a Berbería en mieles y
remieles y a Flandes, como destino principal
del azúcar canario13.
A pesar de que, como ya señalamos,
en el caso canario la mayor parte de la legislación
local estuvo orientada a la regulación
y estricto control y protección de la
exportación, también encontramos disposiciones
relativas a las labores de plantación,
zafra y, por supuesto, al proceso de
transformación, pues de ello dependía la
calidad en la exportación del producto final.
Es necesario recordar que la regulación
de las actividades económicas por
parte de la normativa municipal aparecen
recogidas en los acuerdos o actas de las
sesiones del Cabildo o bien en las Ordenanzas,
definidas estas como la legislación
emitida casi siempre por el mismo
cabildo municipal y destinada a reglamentar
aspectos concretos y muchas veces
singulares de la actividad económica.
1.1.2.2. Las posibilidades de una cierta industrialización
en Canarias 1852-1936: el caso
del complejo agroindustrial azucarero. Balance
historiográfico14
La carencia de fuentes documentales
empresariales dificulta, en grado sumo, la
realización de un trabajo de historia de
estas características. El marco institucional,
la discusión en los periódicos de la época
y la publicística, constituyen los repertorios
fundamentales para abordar esta investigación.
Tenemos, en consecuencia,
un margen de maniobra escaso para determinar
aspectos tan fundamentales, co-
260 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
mo superficie cultivada de caña, rendimientos
agrícolas, establecimientos productivos
(fábricas y trapiches), producción
de azúcar, capital invertido y exportaciones.
No disponemos, por ahora, de series
de precios, salarios, costes etc., que nos
permitan determinar los beneficios de esta
industria. La rentabilidad de este sector
solo puede ser estudiada, en consecuencia,
de forma cualitativa. La historiografía
se ha ocupado, igualmente, de los
ingresos por Puertos Francos, aunque carecemos
de una serie completa de los arbitrios
del azúcar importado. De todas
formas, se han dado pasos importantes
para el conocimiento de estos aspectos y
la información que se está obteniendo de
la Fábrica de San Pedro de Arucas, la mayor
de las Islas, permite mirar el futuro
con más optimismo.
La publicística, como género diferenciado
nos ha permitido un acercamiento
de interés para el estudio de la cuestión
azucarera. En su análisis es necesario tener
presente dos momentos cronológicos.
En el primero de ellos, entre 1852-1884, el
tema central es la reintroducción de la caña
y la formación del complejo agroindustrial.
En el segundo, principalmente
entre 1884-1914, la cuestión a debatir es la
existencia de protección, o no, para la industria
naciente.
El Segundo Ciclo del Azúcar ha ocupado
un sitio, eso si reducido, en la historiografía
canaria contemporánea15. Quizá
la principal novedad sea que, en estos últimos
años, se ha convertido en objetivo
específico de investigación, por lo que una
de las conclusiones que pueden avanzarse,
es la de un mayor conocimiento o, al
menos, una mayor preocupación científica
por el tema. No cabe duda que la existencia
de foros relativamente estables relacionados
con la historia del azúcar —
Los Seminarios Internacionales de Motril,
de Madeira, el propio Coloquio de Historia
Canario-Americana de Las Palmas16—
han estimulado la investigación, pero hay
que esperar al proyecto Atlántica-Interreg
III (2004), para que se intente desde
las Islas Canarias, en estrecha colaboración
con Madeira, una sistematización de
nuestros conocimientos sobre la historia
de la actividad azucarera. Igualmente hay
que reseñar como una novedad relativamente
reciente la aparición de obras de
historia local que aportan información de
gran interés que, por falta de espacio, no
podemos consignar.
A nuestro entender, los aspectos básicos
tratados por nuestra historiografía
han sido: 1) las dificultades de creación
de un tejido industrial en Canarias 2) la
opción autóctona del azúcar y el tabaco:
el llamado modelo cubano 3) la necesidad
de no reducir la propuesta azucarera al
último tercio del siglo XIX 4) El peso del
factor histórico en la elección del azúcar y
5) El azúcar y el tabaco como renglones
productivos que surgen con una clara vocación
industrial.
Hemos ordenado, por último, la producción
historiográfica atendiendo a los
siguientes criterios:
1. Estudios generales de Canarias con especial
referencia a la Historia Económica.
2. El marco institucional y los aspectos
de organización empresarial.
3. La cuestión de la industrialización de
Canarias.
4. Historias locales.
5. Obras en las que se pueden obtener información
sobre los hombres del azúcar.
6. Obras específicas sobre la actividad
azucarera.
1.1.2.3. El esplendor de un arte importado.
Platería cubana en Canarias17
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 261
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Gracias a los diversos estudios que se
han hecho paralelamente en Cuba y en
Canarias, se han ido definiendo y perfilando
los derroteros y rasgos particulares de
la platería cubana, rescatándola de la oscuridad
y la confusión en que hasta ahora
ha estado sumida.
Investigaciones documentales y análisis
formales han permitido clarificar la
procedencia de casi un centenar de obras
—llegadas en su mayoría entre 1660 y
1730—. Fruto de las donaciones de los
emigrantes isleños y de las relaciones comerciales
y familiares con el Nuevo Mundo,
se hallan repartidas por las siete islas
sin excepción, aunque se concentran sobre
todo en Tenerife y La Palma. Su
extraordinario número y calidad convierten
al Archipiélago en el territorio
que atesora el mayor conjunto existente
de piezas habaneras fuera de Cuba,
cuyo estudio resulta imprescindible para
conocer la evolución y los derroteros seguidos
por el arte de la platería en la Gran
Antilla, sobre todo durante el tardomanierismo
y el barroco.
Para esta clasificación han sido de extraordinaria
ayuda la identificación de motivos
decorativos característicos y técnicas
particulares de sus obradores para
trabajar el metal (la filigrana o plata calada).
1.1.2.4. Evolución y aprovechamientos de la
vegetación canaria, derivados del cultivo de la
caña de azúcar18
En esta comunicación se describe someramente
la vegetación potencial de las
Islas Canarias, tanto climatófila como
edafófila, para analizar posteriormente la
repercusión que sobre ella tuvo la instalación
de ingenios y el cultivo de la caña de
azúcar, sobre todo en la primera época
(siglos XV y XVI), en que se produjeron
talas y roturaciones masivas en las franjas
bajas y medias de las islas. Luego se hace
un repaso a la afección producida al paisaje
vegetal en las distintas islas (Gran
Canaria, Tenerife, La Gomera y La Palma)
a causa de este monocultivo. Y, finalmente,
se relacionan en un anexo todas las
plantas y comunidades vegetales citadas,
con su correspondiente nombre científico.
Las principales conclusiones que pueden
enunciarse son:
En su primer ciclo, la industria azucarera
transformó rápidamente la vegetación
potencial de las cuatro islas en las
que se establecieron ingenios, hasta el
punto de que a finales del siglo XVI algunas
formaciones vegetales habían reducido
su distribución en más del 50 % de su
superficie.
La madera empleada en los ingenios,
así como la abundante leña que se necesitaba
como combustible, se extrajo de las
distintas formaciones boscosas: monteverde,
bosques termófilos y pinar.
Las cajas en las que se embalaba y exportaba
el azúcar se elaboraban sobre todo
con madera de palmera, aunque en
ocasiones se utilizaban para ello árboles
más nobles del monte verde y pino canario.
Los terrenos necesarios para establecer
los cultivos de la caña de azúcar obligaron
a roturar amplias superficies de tabaibal
dulce y de tolda, balera, cardonal
y, en menor medida, bosques termófilos o
monteverde.
Finalmente, la canalización y el desvío
de los cursos de agua hizo retroceder la
vegetación higrófila, especialmente el
sauzal.
1.1.2.5. Características bioclimáticas del territorio
antiguamente cultivado de caña de
azúcar en las Islas Canarias19
El supuesto de partida de esta investigación
es el reconocimiento de que los
262 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
rasgos climáticos de un territorio concreto
concuerdan con la distribución y características
de sus elementos florísticos y
faunísticos así como de los tipos de vegetación
de tal manera que el reconocimiento
de determinados tipos de formaciones
vegetales puede dar información de carácter
climático de territorios en los que
se carezca de tales datos sistematizados.
Los primeros ensayos que pusieron de
manifiesto tal correlación se remontan a
naturalistas como Humboldt, que a través
de la caracterización fisionómica y estructural
de las formaciones vegetales
evidenciaba la modificación de las condiciones
ambientales, tanto en latitud como
en altitud. La ciencia ecológica que estudia
la relación entre el clima y la distribución
de los seres vivos en el Planeta es la
Bioclimatología.
En las islas Canarias se llevó a cabo, en
el grupo de investigación Atlántica (módulo
Geobotánica), la estimación y demostración
a través de la Bioclimatología de
las zonas de distribución óptima de los
cañaverales en cada una de las islas Canarias
en las que hubo plantaciones de cañas
de azúcar en el primer ciclo productivo,
con el fin de contrastarla con la información
proporcionada por la vegetación
actual (climatófila, edafófila y antrópica)
como elemento comparativo de las referencias
históricas y toponímicas, para finalmente
establecer modelos cartográficos
de distribución potencial de los cañaverales
en cada Isla.
Las principales conclusiones que pueden
esbozarse son:
Podemos precisar que el estudio bioclimático
nos permite ubicar con mayor
precisión el área potencial o el área óptima
de distribución de los cultivos de caña
de azúcar, al contrastar los datos históricos
y toponímicos con los bioclimáticos.
Esta correlación se corresponde con lo sucedido
en el primer ciclo productivo del
azúcar en Canarias donde la ubicación de
los cañaverales estuvo condicionada por
las características ambientales y, sobre todo,
por la disponibilidad hídrica.
Este análisis ha permitido conocer el
área potencial de distribución de los cañaverales,
que se corresponde al piso bioclimático
Inframediterráneo, desértico-xérico,
árido-semiárido, cuyos parámetros climáticos
principales son: temperaturas
medias anuales comprendidas entre 18 y
21 º C.; precipitaciones medias anuales
100 y 500 litros/m2.; rangos altitudinales
comprendidos entre los 10 y los 500 m
(vertiente S) y 300 m (vertiente N); vegetación
natural potencial constituida por
tabaibales dulces y de toldas, cardonales
y, en menor medida, bosquetes termófilos.
1.1.2.6. Presentación de libros: “Canaviais,
Açúcar e Aguardente na Madeira. Séculos
XV a XX” [figura 3]
El III Seminario de Historia del azúcar
de Madeira fue, en esta edición, un foro
de presentación de una serie de obras re-
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 263
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Figura 3
lacionadas con el azúcar, entre otras, las
de Morales (Venezuela), Nunes20 y Vieira
(Madeira), Piqueras21 (España) y el de
Schwartz22 (EE.UU.).
En el contexto del análisis que estamos
realizando es especialmente relevante
el trabajo de A. Vieira (2004)23: Canaviais,
Açucar e Aguardente na Madeira. Sécalos
XV al XX. Funchal, Centro de Estudos
de História do Atlântico, Secretaría Regional
Do Turismo e Cultura 447 p.
Como se explica en la presentación de
la obra, la historia del azúcar en Madeira
debe ser encuadrada en la coyuntura de
la expansión europea de los siglos XVXVI.
Madeira jugaría un papel pionero en
la expansión de los cañaverales, tanto a
las Islas Canarias, como al continente americano.
De modo más contundente podemos
escribir que la historia de la caña es
la historia del Atlántico inicial24 y, en este
proceso, Madeira y Canarias caminan
en paralelo. De este período, el patrimonio
cultural de los madeirenses ha heredado,
especialmente, la pintura flamenca
y la platería que se conservan, de modo
principal, en el Museo de Arte Sacra de
Funchal.
Como en Canarias, el archipiélago
portugués viviría una segunda etapa en
la producción de azúcar de caña dulce,
durante la segunda mitad del siglo XIX,
después de que la filoxera se apoderará
de sus viñedos y durante el XX. En estos
años la producción de azúcar —como
ocurrirá más tarde en Canarias— dejará
el sitio a sus derivados, y la elaboración
de aguardiente llegará a ser, desde el
punto de vista de la caña, el principal renglón
productivo del XX. Hoy día, todavía
son visibles los vestigios de este pequeño
desarrollo industrial —que el autor de la
obra califica, en algún caso, de alto nivel
tecnológico— aunque quizá la elaboración
de ron no haya tenido el éxito alcanzado
en Canarias, con la que no puede
competir en este producto.
A. Vieira ha tenido una carrera como
historiador íntimamente ligada a la caña
de azúcar, primero como investigador,
especialmente dedicado a los siglos XV y
XVI25 y, en segundo lugar, como organizador
de encuentros internacionales (Seminarios
de Historia del Azúcar), en los
que ha tenido buen cuidado en acoger a
historiadores del azúcar de todo el mundo,
especialmente del área brasileña.
Tampoco podemos olvidar su tarea como
gestor del Centro de Estudos do História
do Atlântico (Funchal), desde donde ha
creado una red muy extensa de investigadores
relacionados con el azúcar y, últimamente,
una base de datos bibliográfica
de historia del azúzar en Internet26. El exponente
más significativo de esa red sería
la Asociación Internacional de Historia
del Azúcar.
No estamos, por tanto, ante una historia
local, sino ante una historia del Atlántico
en el amplio sentido de la palabra,
construida pacientemente con un bagaje
de conocimientos muy amplio y con la
vocación de trascender a la propia Isla27.
La obra se abre con una Bibliografía Fundamental
del azúcar (pp. 36-47), que pone
en evidencia esto último.
El libro está estructurado en siete
grandes capítulos que coinciden con la
trayectoria historiográfica del autor, como
hemos puesto de manifiesto en la nota bibliográfica:
El mundo de la Agricultura (Capítulo
1: “Introduçâo para a história do
Açucar), en el que puede sembrar confusión
el subapartado titulado “Dos canaviais
ao Engenho”, en el que se mezcla la
agricultura y la industria; el complejo
agroindustrial azucarero (Capítulo 2º: “A
Agroindustria”), que, junto con el capítulo
anterior y el 5º, constituyen en el núcleo
duro del trabajo; el capítulo 3º ( “Açucar
264 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
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Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
com e sem esclavos”) mucho más breve
que los anteriores se ocupa de la cuestión
del trabajo; el 4º y el 5º de los mercados y
las rutas comerciales (“Mercado do Açúcar,
Alcohol e Aguardente” y “Rotas e
Mercados”; el 6º se consagra al patrimonio
(“Açúcar e Patrimonio”) y el 7º, muy
breve, al marco institucional (“Administraçâo
e directos”).
Podía haberse optado por una organización
cronológica diferente, como hemos
hecho en Canarias (1º y 2º Ciclo del
azúcar), pero el autor, con rigor y acierto
ha preferido, en aras de una visión panorámica,
la opción sectorial. El resultado es
una obra de mucho peso, insuperable, especialmente
en la primera época, magníficamente
editada, que viene a llenar un
hueco muy importante en el mercado editorial
de la Historia del Atlántico. Finalmente,
queremos resaltar que uno de los
valores añadidos del libro es la utilización
de la imagen contemporánea (en
Madeira la cultura del azúcar está todavía
viva) para ilustrar todos los procesos
de la producción azucarera de los primeros
siglos.
1.2. Cuba colonia-Cuba país exportador
de azúcar. El complejo dinamismo de
una relación triangular: España-Cuba-Estados
Unidos (1878-1895)28
El pasado de España escindido de los
vínculos con sus posesiones de América y
la evolución de sus dominios ultramarinos
es una historia incompleta que en muchos
casos resulta incomprensible29.
La celebración del 98 ha sido el momento
álgido del proceso de intensificación y
renovación de nuestros conocimientos
sobre Cuba, Puerto Rico y Filipinas30, iniciado
en la década de los noventa, con algunos
antecedentes anteriores31, pero,
sobre todo, ha consolidado una línea de
investigación que se está demostrando
fructífera. En el caso de Cuba, hay que tener
presente, además, la necesidad de
apuntalar un tercer vértice, constituido
por EE. UU. y sus relaciones, tanto con
España, como con la Perla de las Antillas.
Las publicaciones de Bahamonde y Cayuela,
Elorza y Hernández Sandoica, Naranjo,
Pérez Murillo, Roldán de Montaud,
Rubio, o Santamaría32; o las específicas
de Canarias, como por ejemplo, la obra
colectiva coordinada por M. de Paz, la de
este último autor, junto a M. Hernández,
o la de Galbán33, entre otras, son buena
muestra, desde distintos enfoques metodológicos
y desde diferentes áreas de conocimiento,
del interés de la historiografía
española por la Cuba de la última época
colonial y del siglo XX.
La obra de J. A. Piqueras34 puede inscribirse
dentro de esta corriente de la historiografía
de nuestro país, que se ha ocupado
de las Antillas, con el valor añadido
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 265
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Figura 4
de mantener, a la vez, la perspectiva española
[figura 4].
Cuba, emporio y colonia... reúne una serie
de estudios anteriores de J. A. Piqueras,
fruto de sus investigaciones en archivos
españoles y cubanos. Como puede apreciar
el lector interesado, la publicística y
las publicaciones coetáneas (fuentes impresas),
junto a la prensa periódica, o a la
revisión de publicaciones oficiales, como
por ejemplo, la Estadística general del Comercio
exterior de España con sus provincias
de Ultramar y potencias extranjeras (1868-
1897), han sido ampliamente integradas
por el autor, que se revela como un profundo
conocedor de la historiografía cubana
clásica y reciente, con especial referencia
al período comprendido entre
Zanjón y el comienzo de la Guerra de Independencia:
Le Riverend, Moreno Fraginals,
o Leví Marrero35, entre los primeros;
y Balboa Navarro, Barcia, Fernández
Prieto, Márquez Dolz, García Álvarez,
Iglesias García, o Zaneti36, entre los segundos.
Tampoco debemos olvidarnos de
los estudios publicados en EE. UU., como
el de Bergard, Dye, o Pérez37, entre otros.
Cuba, emporio y colonia… intenta ser
una aportación a la comprensión del pasado
cubano, desde el presupuesto de la
mutabilidad del modelo colonial inicial,
establecido a comienzos del XIX, tanto
desde la perspectiva de la colonia, como,
por supuesto, desde los intereses de la
metrópoli. Es necesario someter a discusión
el régimen colonial, de un lado, y, lo
es igualmente, de otro, el correcto tratamiento
de la situación económica de la isla,
en el período de entreguerras colonial,
y su inserción en la economía mundial.
En la interpretación del pasado anterior
a la independencia, en Cuba, tuvo
enorme repercusión, después de 1959, la
teoría de la dependencia (G. Frank) y, en
consecuencia, fue un factor explicativo
básico la ausencia de una burguesía nacional
independiente, que hubiera podido
cambiar la orientación de la misma.
Cuba se habría adelantado al resto de Latinoamérica
como país monoexportador
periférico y dependiente. Para explicar el
triangulo EE. UU.-Cuba-España se recurrió
a la teoría de la doble metrópoli, que se
justificaría por el atraso español para realizar
las funciones de potencia capitalista
colonial. No solo habría habido incapacidad,
sino también insensibilidad de la
metrópoli para auspiciar las transformaciones
que tuvieron que producirse en la
industria azucarera a fines del XIX. En el
punto de partida (1818), Cuba habría obtenido,
frente al sistema colonial español
anterior, la prerrogativa de vender directamente
al exterior, aunque esa circunstancia
se acompañase, inmediatamente
(1821), de una política arancelaria que de
hecho reservaba el mercado antillano a la
metrópoli, junto con una intervención en
el sistema de transporte (derechos diferenciales
de bandera), que sofocaba, aún
más, las posibilidades de la economía cubana.
Como sintetiza Piqueras, al referirse
a este modelo de explicación:
En un siglo de constante expansión de
la demanda azucarera, Cuba aprovechó en
pequeña escala las ventajas comparativas
que le proporcionaba haberse convertido
en el principal productor mundial de dulce:
el sistema colonial impidió capitalizar lo
bastante y generó una oligarquía política y
económicamente dependiente (...)38.
Conforme a este discurso, esta oligarquía
extraería sus capitales y facilitaría la
entrada, entre 1878-1895, del capital americano,
dando pie a la situación posterior
de “neocolonia”.
Para el historiador valenciano es necesario
volver sobre el período inmediatamente
anterior a la independencia y tratar
de explicar los cambios que se produ-
266 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
cen en la sociedad cubana, la modernización
industrial y el papel jugado por la
burguesía isleña en el mundo internacional.
Efectivamente, estamos ante un mercado
interferido por los intereses metropolitanos,
en una coyuntura internacional
de grandes cambios en lo que al azúcar se
refiere —peso cada vez mayor de la industria
remolachera europea con exportaciones
subsidiadas, aparición de nuevas
regiones cañeras en la América Continental
y en el Pacífico, abolición definitiva de
la esclavitud, modificaciones importantes
en la demanda mundial, caída generalizada
de los precios del azúcar—, ante los
que la burguesía criolla y peninsular, establecida
en Cuba, tuvo que reaccionar:
tratando, de un lado, de producir más y
más barato (reestructuración industrial) y
de conseguir, de otro, el apoyo del Estado
español, en defensa de sus intereses exteriores,
en competencia de los grupos organizados
metropolitanos.
Como decíamos, el libro se compone
de 9 capítulos escritos a lo largo de una
década, en los que se procede a revisar el
período que va desde la Paz de Zanjón a
los comienzos de la Guerra del 98. En el
primero de ellos, “Tiempo de cambio en
la colonia 1878-1895” (pp. 37-73), se formula
la tesis de que estamos ante la etapa
de transformaciones económico-sociales
(del Ingenio al central) y políticas, más
importantes de la historia contemporánea
de Cuba, por lo menos hasta 1959: fin del
orden esclavista, aparición de una burguesía
industrial y agraria, acercamiento
en los noventa a EE. UU. (en 1877, se concentraba
en este país el 80% de las exportaciones
cubanas), e intento de adaptaciones
sucesivas, por parte de la Metrópoli,
para asegurar el dominio de la colonia (del
asimilismo al dominio).
En el capítulo 2º, “Los cauces de representación
de intereses en condiciones coloniales:
los grupos de presión” (pp. 75-
97), se realiza una incursión metodológica
que posibilite el análisis de los intereses
corporativos (grupos de presión, grupos
de interés, grupos de promoción), aplicable
a los modos de intervención de la sociedad
cubana en la política española. Especial
interés adquieren: la Junta de Hacendados,
La Unión Constitucional, el
partido español que se aprovecha del hecho
colonial (servicios financieros y el
transporte marítimo) ramificando sus intereses
en la Península.
El capítulo 3º, “Los beneficios de la
metrópoli en el sistema colonial español”
(pp. 99- 121), intenta redefinir el marco de
las relaciones hispano-cubanas, en el contexto
del imperialismo europeo. La ausencia
de un proyecto global de reorganización
de la política colonial, junto a las
circunstancias adversas del mercado
mundial del azúcar, inclina la balanza del
lado de los intereses peninsulares. Por
otro lado, el proteccionismo intenso de la
política de EE. UU. —instrumentado para
obtener una presencia mayor en el mercado
cubano—, reducirá igualmente el margen
de maniobra del gobierno español.
La parte sustancial de este apartado se
centra en el análisis de la formación de la
renta colonial por parte de España: sostenimiento
de la administración colonial (Militar
y civil): el ingreso básico procedía de
las aduanas —57,2 ptas./habitante frente
a las 18 ptas./habitante de EE. UU.—, secundado
por la capacidad de endeudamiento;
precisamente la amortización e
intereses de la deuda eran una fuente de
ingresos básicos del capital financiero
(Banco Hispano-Colonial y el Banco Español
de La Habana); el tercer elemento de
la renta colonial procedía de las contratas
del Estado (líneas de vapores); en el saldo
positivo de la balanza comercial para la Península
(leyes de relaciones comerciales
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 267
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Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
de 1882), encontramos el cuarto elemento;
en el trasvase de capitales (beneficios y
patrimonios junto a las remesas de los
emigrantes), se sitúa el quinto elemento;
finalmente, hay que referirse al impulso
dado a la flota marítima española, en el que
jugó un papel fundamental el vértice norteamericano
de nuestras relaciones con
Cuba. La conclusión nos remite a una dependencia
mayor de Cuba de los EE. UU.,
pero también, y este es un aspecto poco
valorado normalmente, al incremento de
la renta colonial española en la década de
los noventa.
En el capítulo 4º, “Las condiciones de
la actividad económica y las relaciones de
poder” (pp. 123-159), se analizan las reivindicaciones
antillanas frente a la metrópoli
y las diferentes respuestas que en el
tiempo se van dando a estos problemas:
las cargas derivadas del coste de la guerra
de 1868-78; el precio excesivo del vínculo
colonial; una presencia mayor de la producción
cubana en el mercado peninsular;
la necesidad de contar con la ayuda
del Estado para obtener unas condiciones
favorables en el comercio con EE. UU.; la
defensa de otros mercados mediante la
rebaja de los aranceles.
El capítulo 5º, “Los Tratados de comercio
con los Estados Unidos” (pp. 161-
186), entra de lleno en el tercer vértice de
nuestra historia:
Si la historia de la colonia no puede entenderse
sin sus relaciones con la metrópoli,
la evolución de Cuba no puede explicarse
en esta época sin tener presente la situación
interna de los Estados Unidos y la
evolución de su política económica, dictada
como pocas veces antes por los intereses
organizados que presionaban sobre el Congreso
y el Ejecutivo39.
Durante los 80 se registra una mayor
propensión de los gobiernos norteamericanos
a escuchar a los grupos de intereses
y se concibe una estrategia general, con la
mirada puesta de modo especial en Cuba,
de una política proteccionista extrema,
aliviada con acuerdos bilaterales de reciprocidad.
Solo desde este contexto, podemos
entender las negociaciones de 1883-4
que condujeron al modus vivendi (supresión
del derecho diferencial de bandera
con los EE. UU., acompañado de una reducción
sustancial de los derechos de importación
en Cuba a los productos americanos),
frustrado en 1886; e igualmente el
Bill Mackinley (mayo de 1890) —denunciado
cuatro años después— y el tratado
comercial hispano-norteamericano de
1891 que, acompañado de un aumento
del arancel que gravaba al resto de las importaciones
extranjeras, daría lugar a una
hegemonía compartida, en el mercado
cubano, de norteamericanos y españoles.
El capítulo 6º, “Capitales en el azúcar.
Rentabilidad económica y oportunidad
de inversión” (pp. 187-214) se ocupa de
los cambios del mercado mundial del
azúcar y de la respuesta de las tres partes
(Cuba, España y EE. UU.). La “revolución
del azúcar”40 tiene que realizarse en un
marco condicionado, —además de por las
condiciones del mercado mundial41, como
factor básico—, por la política metropolitana
(cargas fiscales y derivadas del
pago de la deuda), ausencia de un sistema
financiero adecuado, y exigencias, cada
vez más fuertes, del trust refinador
norteamericano. Los cambios estructurales
en Cuba se aplazaron al final de la primera
guerra, en 1880. La isla asumió una
función subsidiaria de la industria refinadora
norteamericana, pasando a exportar,
principalmente, azúcar crudo. Se hacía
necesario un tratado comercial y una situación
de estabilidad posterior. El problema
no es la ausencia de capitales para
la modernización del complejo agroindustrial
cubano, sino de la transferencia
268 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
permanente de estos a Europa y EE. UU.,
proceso que se había iniciado desde los
comienzos de la guerra del 68:
Asistimos a una cuidada estrategia de
diversificación de activos que conduce a situar
en el exterior parte del patrimonio
acumulado en la trata, el azúcar y el comercio,
debido a la atracción que ejercen
los negocios en Inglaterra, Francia, Estados
Unidos y España42.
El capítulo 7º, “Mercados protegidos y
consumo desigual” (pp. 215-245), aborda
una de las cuestiones más firmemente
asentadas de la historiografía cubana:
“Incapacitada para explotar colonialmente
a Cuba... España se dedicó a esquilmarla”,
que escribiría Moreno Fraginals. Piqueras
realiza un nuevo análisis de las
balanzas comerciales entre Cuba y la metrópoli.
Para empezar, el mercado peninsular
no es un mercado estancado43, aunque
lo sea para la economía cubana (el
descenso de los precios del mercado
mundial y los intereses organizados de
los azucareros españoles, quizá puedan
explicarlo). En el mundo proteccionista
de fines de siglo, difícilmente España hubiera
podido asumir el papel de intermediario,
en los mercados europeos, del dulce
cubano. La importancia, a la inversa,
de Cuba para la economía española, no
debe medirse por el volumen absoluto de
los intercambios, sino por la incidencia
que tuvo en sectores que se hallaban en
crisis o en trance de transformación, y la
isla contribuyó a mantener actividades de
bajo nivel técnico y empresarial. Por otro
lado España se vería ampliamente favorecida
por las exportaciones cubanas a EE.
UU., que se traducirían en un incremento
de la demanda de productos metropolitanos.
El capítulo 8º, “La naturaleza de los
intercambios y la estructura del comercio
de importación” (pp. 247- 273), vuelve a
incidir sobre el planteamiento anterior,
pero acercando, ésta vez, el zoom de nuestra
lente. Obtenemos una visión nueva de
la realidad cubana, en la que los sectores
que producen para el mercado interno
han adquirido más relevancia, a la vez
que se ha producido una concentración
mayor del sector exterior, con una presencia
cada vez más importante del capital
norteamericano.
Finalmente, en el capítulo 9º, “Voces
interesadas. Patria y utilidades en las postrimerías
de la colonia” (pp. 275-311), se
hace una lectura política de los resultados
anteriores. El comercio español se había
especializado en el consumo popular (emigrantes,
negros, trabajadores del campo y
de la ciudad, y sectores bajos de las clases
medias). Se había realizado un discurso
político que sobrevaloraba la dominación
mercantil española, impidiendo las buenas
relaciones con los EE. UU. España consiguió
por dos veces restaurar el modus
vivendi con EE. UU., superando las dificultades
internas que se le abrían en Cuba,
pero no tuvo tiempo para restablecer,
una tercera vez, en 1894, la confianza de
la sociedad cubana y se vio envuelta, de
nuevo, en una guerra colonial, ésta vez,
definitiva. El discurso de la cautividad y
del monopolio económico metropolitano,
aunque como demuestra Piqueras, no sea
cierto, si parece que tuvo virtualidad política
con el pánico de 1894.
Si los elementos más significativos de
los grupos económicos insulares eran políticamente
integristas —concluye Piqueras—,
partidarios de una integridad nacional
que comprendiera Cuba y Puerto
Rico en la nación española, los intereses
materiales que la pertenencia a España
debía asegurar les llevaba a reclamar del
Estado medidas favorables que podían
entrar en colisión con los intereses de la
propia metrópoli. Los intereses económi-
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 269
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
cos, tan importantes y a menudo tan vulnerables,
llevó a estos auténticos “colonos”
a actuar conforme se puede esperar
de una clase que hacía de su condición de
española fuente de privilegios, pero que
en la práctica subordinaba su identidad
nacional a la obtención y conservación de
beneficios44.
Para obtener esos beneficios no dudaron
en construir el discurso político del
monopolio comercial y de la explotación
colonial. Si el primero de los términos no
era correcto, sí el segundo, aunque ellos
mismos fuesen los principales protagonistas
de la misma.
1.3. Una mirada hacia el Brasil
El estudio de la economía del azúcar
ha adquirido en nuestros días una especial
relevancia en el Brasil, como lo prueba
el importante número de tesis doctorales
que han tenido a este producto como
objeto principal. Queremos referirnos, en
esta presentación de las últimas aportaciones
sobre la historia del azúcar, a la tesis
del profesor adjunto de Historia Económica,
de la Facultad de Ciencias Económicas
de Minas Gerais, Marcelo Magalhaes
Godoy, leída en enero de 2004,
con el título “No país das minas de Ouro a
paisagem vertia engenhos e casas de negócio.
Um estudo das actividades agroaçucareiras
tradicionais mineiras, entre o Setecentos e o
Novecentos, e do complexo mercantil da provincia
de Minas Gerais” (Universidade de
Sâo Paulo, Programa de Pós-graduaçâo
em Historia Económica).
La investigación se inscribe en los
campos temáticos del comercio y de la
producción de caña de azúcar. Se trata de
un estudio centrado en el análisis del
mercado interno brasileño, especialmente
en el siglo XIX. Se propone en consecuencia
otro paradigma para el estudio del
azúcar en Brasil: La revisión historiográfica
intenta una reconsideración de la importancia
de la producción de azúcar, rapadura
y aguardiente teniendo como sujeto
principal el propio mercado brasileño
(Minas Gerais asumiría durante un siglo
el liderazgo de la producción brasileña),
con características muy diferentes a las
zonas productoras para los mercados exteriores.
Desde el punto de vista documental,
las unidades temáticas figuran
asociadas a la tradición fiscal que discriminó
la producción, circulación y distribución
de los derivados de la caña, de
modo destacado el aguardiente.
El punto de partida de la investigación
sería el análisis estructural de la economía
del azúcar desde los Mapas dos Engenhos
Aguardenteiros e Casas de negocios de
1836. A partir de ese descubrimiento, se
trata de seguir la larga pervivencia en el
tiempo de las formas tradicionales de
producción no capitalistas (explicada por
el aislamiento y las desigualdades regionales).
2. EL TABACO: UN PRODUCTO
ATLÁNTICO
La historiografía del tabaco en España
está realizando en estos últimos años un
enorme esfuerzo y las publicaciones sobre
el Estanco español se suceden. En este
renacimiento ha tenido mucho que ver
la existencia de un Archivo Histórico del
Tabaco, que Tabacalera (con la dirección
de J.M. Rodríguez Gordillo) puso en Sevilla
a disposición de los investigadores, y
los fondos que se encontraban depositados
en la antigua Fábrica de Madrid.
La política de Altadis ha seguido posteriormente,
a nuestro entender, una línea
contradictoria. De un lado, con acierto,
se ha optado por potenciar las publicaciones
históricas, iniciadas en la época de
la Fundación Tabacalera, desde la actual
270 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Fundación Altadis, dirigida por Alberto
Sanjuanbenito, así como las ayudas a la
docencia e investigación histórica; y, de
otro, sin embargo, por criterios empresariales,
al dejar de ser una empresa pública,
se ha decidido traspasar la custodia de
la ingente documentación generada por
la Compañía a las Instituciones Públicas.
Esta situación ha generado una cierta incertidumbre
sobre el futuro de este patrimonio,
hoy todavía no resuelta.
Felizmente, después de colaborar con
diversas Universidades (Sevilla, Las Palmas
de Gran Canaria etc.) en la publicación
de sendas monografías de historia
del tabaco, la Fundación Altadis ha puesto
en marcha una línea editorial propia,
iniciada por el libro de José Manuel Rodríguez
Gordillo, del que nos ocupamos
ampliamente en otro artículo45, continuada
ahora por dos nuevas entregas: la del
profesor de Economía del Sector Público
de la Universidad de Las Palmas, Oscar
Bergasa Perdomo, sobre la fiscalidad del
tabaco, y la de la profesora de Historia
Económica de la Universidad de Málaga,
Concepción Campos Luque, acerca de la
Fábrica de Tabacos de Málaga. Igualmente,
se nos anuncia la salida, en un futuro
próximo, de una monografía, de la historiadora
del País Vasco Montserrat Gárate
Ojanguren, sobre la Fábrica de Tabacos
de San Sebastián. De este modo, en “Los
Libros de Altadis”, van teniendo cabida
los aspectos institucionales, fiscales y específicamente
productivos del tabaco, en
España.
Nuestra primera reflexión sobre el tabaco
se centrará en la recepción del nuevo
libro de Rodríguez Gordillo, que recoge
diez estudios editados por el autor en
diversas publicaciones que, reunidos, casi
nos atrevemos a decir que constituyen
una obra nueva.
2.1. La difusión del tabaco en España46
[figura 5]
La edición del libro se terminó de imprimir
el 28 de diciembre de 2002, en Pinelo
Talleres Gráficos coincidiendo con la
implantación del Estanco del Tabaco el 28-
XII-1636.
La cita que encabeza este breve comentario,
nos sugiere una primera reflexión,
que tiene mucho que ver con el cuidado y
esmero que el autor ha puesto en el presente
libro, una mirada retrospectiva —
seguramente la más querida— de su vida
profesional como historiador. Efectivamente,
La difusión del tabaco recoge diez
estudios publicados en catálogos, revistas
especializadas, obras de conjunto, actas
de congresos e, incluso algún trabajo inédito,
que van desde 1975 hasta 1999. Un
largo período coincidente con la cuarta
etapa en el conocimiento del tabaco en
España, que el autor señala en la presentación
de la obra47.
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 271
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Figura 5
El libro de Rodríguez Gordillo se inserta
pues, como un clásico de referencia, en
la nueva historiografía del tabaco española
de estos últimos años. Las otras etapas
en la historia del conocimiento del tabaco
serían: los estudios científico-medicinales de
la primera mitad del siglo XVII, que surgen,
en parte, como respuesta a la fuerte implantación
del hábito de fumar en determinadas
áreas peninsulares y los problemas
subsiguientes que el mismo lleva
consigo, a los que no es ajeno el Estado,
que opta por establecer el Estanco del tabaco
(Real Cédula de 28-XII-1636)48. Pese
al progreso de nuestros conocimientos,
sigue llamando la atención, a nuestro entender,
la falta de interés que la historiografía
tabaquera ha mostrado por esta
primera fase de la historia del tabaco
No sólo fue su descubrimiento por Colón
y los primeros navegantes llegados al
Nuevo Mundo en 1492, sino también el
gran peso de la monarquía hispánica en el
proceso posterior de su transculturación al
Viejo Mundo, el dominio durante gran
parte de la modernidad del comercio de sus
principales variedades, la creación de la
primera industria del ramo en Sevilla
(1620) y del primer monopolio conocido
en los reinos de Castilla y León (1636), y,
por último, su vanguardismo en la evolución
de los consumos: desde América, pero
vía Sevilla, se impusieron, primero el tabaco
en polvo; más tarde, los cigarros y, finalmente,
los cigarrillos, la labor que ha
venido ha coincidir con la mayor expansión
del hábito de fumar por todos los confines
del mundo49.
Un segundo momento, después de un
siglo XVIII sorprendente, en que parece
que, fuera de las instrucciones e informes
oficiales, apenas se escribe sobre el tabaco,
se correspondería con los años centrales
del XIX, antes de la privatización de la
gestión del monopolio; son años en los
que se ha intensificado la difusión del tabaco,
como consecuencia del triunfo de
las labores de humo (cigarros y cigarrillos);
son años en los que está abierta la
polémica sobre el desestanco destapada
en las Cortes de Cádiz y en el Trienio Liberal,
y, finalmente, son, igualmente,
años en que se comienzan los primeros
ensayos sobre su cultivo en España. A
propósito de lo cual, debemos añadir el
escaso conocimiento por parte de la historiografía
peninsular del desestanco prematuro
de Canarias, y de los pioneros ensayos
del cultivo del tabaco en las Islas,
desde 182750. Llama la atención que el
profesor Rodríguez Gordillo, en la nómina
de autores de este momento, no tenga
presente la obra de Carnicero51, anterior
a la de J. Terán, que si se ocupa del archipiélago.
No deja de ser interesante, igualmente,
que el siglo XVIII, especialmente
desde la fundación, en 1998, del Grupo de
Estudios del Tabaco (Greta)52, sea de los
mejor estudiados por la historiografía actual,
seguramente por la valiosa documentación
del Archivo General de Simancas,
pese a que, según el profesor Rodríguez
Gordillo, no sea un momento especialmente
brillante en cuanto a escritos
del tabaco se refiere.
La tercera etapa de florecimiento de
los estudios del tabaco puede ser coincidente
con el establecimiento y desarrollo de
la Arrendataria de Tabacos (1887-1944). La
relación de obras nos sitúa ante un momento
mucho más interesante, en el que
el conocimiento histórico supera al debate
sobre el estanco o desestanco. Nombres
señeros serían, los de García de Torres,
Delgado Martín o Carmona. Conviene
anotar, por cierto, dada su relación con
Canarias, un texto del primero, que ha
pasado desapercibido para los historiadores
peninsulares, que constituye una
rareza bibliográfica. Me refiero a la refle-
272 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
xión que García de Torres, que fue diputado
por Tenerife, hizo sobre los tabacos
de Canarias en 1879, cuando, desde las Islas,
se luchaba por conseguir la libre entrada
de su tabaco en el mercado peninsular53.
Finalmente, entre estas obras y el renacimiento
del interés por el tabaco de finales
de siglo, se situarían los textos de
Castañeda54 y Pérez Vidal55, el primero
felizmente reeditado y el segundo pendiente
de una nueva publicación, que
quizá debiera acometerse de modo conjunto
entre Altadis y el Gobierno de Canarias.
Si me he detenido en esta consideración
historiográfica, es para volver a resaltar
que la obra de Rodríguez Gordillo,
debe ser considerada como el punto de
referencia de la nueva etapa historiográfica
en que nos encontramos.
Como ha señalado, con más autoridad
que nosotros, en el prólogo de la misma,
F. Comín, La difusión del tabaco en España,
tiene el enorme interés de ofrecernos una
mirada interdisciplinar sobre la historia
del tabaco, pero realizada, esta vez, y de
ahí el mérito del empeño, por un solo historiador.
El primero de los diez estudios se centra
en el análisis de la industria del tabaco
en Sevilla, que hasta la época contemporánea,
con la excepción de Cádiz, es
prácticamente lo mismo que decir España.
Este es el argumento básico de “Primeros
proyectos de las nuevas fábricas de
tabacos de Sevilla en el siglo XVIII”56 (pp.
25-57), publicado por primera vez en Archivo
Hispalense (1975). Trabajo en el que
se trata de valorar las razones que justifican
el traslado de la primitiva factoría,
cuyas vicisitudes entre 1700-1730, se analizan
en el mismo, al nuevo recinto del
edificio, que hoy ocupa la Universidad de
Sevilla. Como ha expresado muchas veces
el autor, cuando se explican los proyectos
borbónicos de creación de fábricas,
durante el siglo XVIII, normalmente se
pasa por alto la de tabacos de la capital
hispalense.
El segundo de los estudios, “Sobre la
industria sevillana del tabaco a fines del
siglo XVII” (pp. 59-77), publicado por vez
primera en los Cuadernos de Historia del
Instituto Jerónimo Zurita del CSIC, se enmarca
en el proceso de revisión, que la
historiografía española estaba acometiendo,
en aquellos momentos, del reinado de
Carlos II. Se entiende mejor “el nuevo espíritu
renovador de la industria del tabaco”,
si tenemos presente iniciativas, como
las de la creación de la Junta General de
Comercio (1669). La recuperación temporal
de la gestión del monopolio (Instrucción
de 3 de mayo de 1684), debe ser vista,
entonces como una política que miraba
de reojo a la experiencia francesa, que
acababa de asumir el monopolio del tabaco,
un ejemplo más, en consecuencia, del
mercantilismo que se pretendía implementar
en España. En este trabajo se detallan
las consecuencias, que para la fábrica
de Sevilla, tendría ese bandazo en la administración
de la renta. Rodríguez Gordillo
ha ido trazando, entonces, en un
programa de historiador a largo plazo,
las distintas fases de la fabricación del tabaco
en España: 1684-85 y 1700-1730.
En “Aportación al estudio de la expansión
de la renta del tabaco en el siglo
XVIII” (pp. 79-113), publicado en Historia.
Instituciones. Documentos (1978), tercero
de los estudios de esta recopilación, se
cambia el enfoque de la producción por
los aspectos fiscales, tan importantes
cuando nos referimos al tabaco, para volver,
otra vez, a los problemas de la oferta.
Entre 1701-1731, la Monarquía, después
del frustrado intento de 1684, intentaría
recuperar el control de la renta. Mayor
control administrativo, fuerte legislación
antifraude, política de expansión indus-
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 273
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
trial, medidas proteccionistas, en definitiva,
un relanzamiento del sector. De alguna
de las cuestiones que se analizan en este
trabajo sabemos hoy algo más, por
ejemplo sobre el establecimiento de la administración
directa en Canarias57 o en
Navarra58, pero la reflexión de Rodríguez
Gordillo sobre las rigideces de la industria
sevillana, para dar respuesta al
aumento de la demanda del tabaco y el
intento de habilitar para este fin las Atarazanas
Reales de Sevilla, son absolutamente
impecables. En definitiva, un argumento
más que explicará la necesidad de
contar con una nueva fábrica, como se
nos ha mostrado en el estudio anterior.
El cuarto estudio, “El consumo de tabaco
en Andalucía en la primera mitad
del siglo XVIII” (pp. 115-139) fue presentado
a los II Coloquios de Historia de Andalucía
(1983), constituye una aportación
pionera en el estudio del consumo de tabaco
en la España del Antiguo Régimen.
Se enmarca cronológicamente entre dos
fechas clave de la organización de la renta
(1701-1740). Se trata de presentar los
abastecimientos desde la Fábrica de Sevilla,
—otro punto más de la complementariedad
de los estudios que se están presentando—,
a las distintas administraciones
andaluzas. Estamos ante el primer esbozo
de análisis regional (Reinos de Sevilla,
Granada, Córdoba y Jaén) del mercado
interno del tabaco español. Las zonas
más ligadas al comercio americano, como
no podía ser de otra manera, se muestran
con más dinamismo en el aumento del
consumo de la preciada hoja americana.
Y queremos destacar que se enuncia la
primera revisión, que nosotros sepamos,
de los tráficos americanos que muestran
un dinamismo menor que el del consumo
andaluz (son especialmente relevantes
para el planteamiento del problema, las
pp. 137-140).
El quinto de los estudios, “El personal
obrero en la Real Fábrica de Tabacos”
(pp. 141-149), publicado en Sevilla y el tabaco
(1984), rompe el marco cronológico
de los capítulos anteriores, para situar el
mito de las Cigarreras y del trabajo femenino
en las fábricas de tabaco, en su momento
preciso, es decir, a partir de 1812.
Creo no pecar de ligero al mantener
que el trabajo de la mujer en nuestra fábrica
es un fenómeno relativamente reciente.
No hace su aparición, al menos de una manera
estructurada, con dependencias específicas
y con definitiva continuidad hasta
fines de 1812 y comienzos de 1813. Es decir,
que el período inicial de la vida de la fábrica
(1620-1812), durante el que solo trabajaron
hombres en ella, ha tenido una extensión
cronológica similar a la etapa final
(1812 hasta la actualidad), en la que la
mujer irrumpió y fue progresivamente
desbancando a aquéllos en las labores de
tabaco. Por tanto, no parece exagerado hablar,
cuando menos, de que la mujer pertenece
a la historia más reciente en la amplia
trayectoria de la Real Fábrica sevillana59.
El sexto de los estudios, “La industria
española de tabacos en el Antiguo Régimen”
(pp. 151-180), fue presentado en el
VIII Congreso Internacional para la conservación
del patrimonio industrial (Madrid,
1992), pero se publica ahora por primera
vez. Aunque se tiene en cuenta la fábrica
de tabacos de Cádiz, se trata de un balance
general de la fábrica sevillana desde su
fundación (1620- hasta fines del XVIII). Se
destaca en el trabajo, otro rasgo novedoso
de las aportaciones de Rodríguez Gordillo,
la mayor importancia de la manufacturación
cubana (en la labor de polvo, como
complementaria de Sevilla) que la de
la propia Cádiz. Esta idea rompe uno de
los tópicos de la división del trabajo por
274 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
pacto colonial más firmemente asentadas
entre nosotros. En este artículo se pasa
concienzuda revista a los distintos pasos
de la elaboración del tabaco de polvo, en
Sevilla: Primer beneficio: azoteas; segundo
beneficio: monte; tercer beneficio: moja;
cuarto beneficio: entresuelos u oreo; quinto
beneficio: repaso; fin del proceso manufacturero
(fermentación). E igualmente
a la producción de cigarros.
“El tabaco: del uso medicinal a la industrialización”
(pp. 181-219), séptimo de
los estudios, publicado por vez primera
en La agricultura viajera (1990), es uno de
los textos más celebrados del profesor andaluz.
Estamos ante un trabajo que no
puede ser clasificado (Antropología, Sociología,
Historia Económica, de la cultura
etc.) y en el obtenemos una magnifica
lectura del proceso de trasvase del tabaco
del Nuevo al Viejo Mundo, sus usos, su
conversión en una actividad económica
rentable y su consideración como un recurso
lucrativo por parte de los estados.
En “Aspectos tabaqueros del Cádiz
ilustrado” (pp. 221-243), presentado al
Congreso La burguesía de los negocios en la
Andalucía de la Ilustración (1991), octavo
de los estudios del presente libro, estamos
ante una nueva visión regional del
estudio del tabaco.
No es extraño pues, que en Cádiz, ciudad
cosmopolita, volcada en alas actividades
comerciales y pionera en el desarrollo
económico del Setecientos, los nuevos hábitos
adquieran un especial arraigo. En realidad
la ciudad tenía ya una larga tradición
tabaquera en aquellas fechas. Conviene
recordar que en ella y en la vecina Sevilla
se habían generado a lo largo de las
centurias precedentes las condiciones propicias
para la aceptación del uso placentero
del tabaco: monopolio americano, Carrera
de Indias, tráfico internacional de navíos
etc.60.
“El fraude en el estanco del tabaco (siglos
XVII-XVIII)” (pp. 245-276), publicado
en Hacienda Pública Española (1994),
nos abre un tema que la historiografía de
la Hacienda del Antiguo Régimen, apenas
había tenido en cuenta. Los altos precios
del tabaco generaron el contrabando
y, en determinados momentos, la respuesta
contundente del Estado. En otro
lugar, hemos apuntado la posible connivencia
con los principales defraudadores
—todo apunta hacia los hombres de negocios
portugueses— cuando se arrienda
la renta, después del establecimiento del
estanco61. Rodríguez Gordillo en este
trabajo, bien documentado, deja abierto
el tema, como no podría ser de otro modo.
Si el arrendamiento a particulares —
escribe el autor— fue la principal causa
de la defraudación, las cosas no mejoraron
a partir de 1701, cuando la administración
empezó a tomar las riendas de la
gestión del tabaco. Las circunstancias, sin
embargo, invitaban a menos flujos fraudulentos,
al haberse extendido el estanco
a la Corona de Aragón.
Finalmente, “El abastecimiento de tabacos
en el marco del estanco español en
el siglo XVIII: reflexiones previas para su
estudio” (pp. 277-309), publicado en libro
editado por González Enciso y Torres
Sánchez (1999), es un detallado análisis
que viene a confirmarnos lo apuntado en
el estudio nº 4. Es decir, las contradicciones
entre la serie de entradas de la Aduana
de Cádiz y los tabacos recibidos en la
Fábrica de Sevilla, así como la naturaleza
del tabaco importado (polvomonte labrado
de Cuba).
En definitiva, estamos ante un “libro
nuevo” que puede ser considerado la historia
de la Fábrica de tabacos de Sevilla,
acompañada de un importante ejercicio
de contextualización del funcionamiento
de la renta de tabacos, de la que era soporte
básico. Es de ese modo, como en-
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 275
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
tendemos la complementariedad de
echar una ojeada a los abastecimientos
externos, a la evolución y formación del
mercado tabaquero español, a los problemas
del fraude, a la demanda del tabaco
y a los esfuerzos del Estado por superar
las rigideces de la oferta y hacer crecer la
renta derivada del tabaco. Quizás Sevilla
y su Fábrica de tabacos debieran haber figurado
también en el título de la obra.
2.2. Los cambios profundos de la fiscalidad
sobre el tabaco en el marco de la Comunidad
Europea y Estados Unidos a fines
del siglo XX62 [figura 6]
O. Bergasa, profesor del Departamento
de Análisis Económico Aplicado de la
Universidad de Las Palmas, con una larga
trayectoria académica y política, realiza
en esta obra un ejercicio de madurez
profesional, aclarándonos conceptos fundamentales
y trazando un panorama esclarecedor
de la fiscalidad del tabaco en
Europa y Estados Unidos, en los últimos
años del siglo XX, todo ello acompañado
de una información estadística de gran
calidad sobre la imposición del tabaco en
las áreas anteriormente citadas.
El meollo del problema se encuentra
en la contradicción entre la importancia
de unos ingresos fiscales (históricamente
financiaron los gastos extraordinarios de
los Estados), hoy por hoy, sustanciales,
de un lado, y las consecuencias sanitarias
—y por supuesto el coste añadido para el
sistema público de salud— del consumo
de tabaco por una parte muy importante
de la población, de otro:
Desde el punto de vista fiscal, —podemos
leer en la introducción—, y pese al reconocimiento
explícito de los posibles efectos
nocivos de un consumo abusivo de este
producto, ningún Estado ha renunciado
a los recursos tributarios que produce.
Ninguno ha prohibido la fabricación o
venta del tabaco, quizás porque se estima
que la magnitud de las rentas públicas que
genera sobrepasan a los costes sociales por
la asistencia médica requerida por los fumadores,
mientras el comportamiento
“miope” o racional de los mismos puede
resultar decisivo para controlar esas consecuencias
indeseables y con toda seguridad
no deseadas por los propios fumadores63.
La obra está estructurada en tres grandes
capítulos, que se acompañan de un
anexo estadístico. En el primero de ellos,
“La fiscalidad del tabaco en la historia”
(pp. 25-51) se presta especial atención a
los casos español y francés de monopolio
de tabaco. Además de establecer un sistema
fiscal, el Estado —escribe Bergasa—
se convertirá en empresario mediante el
aprovechamiento de monopolios comerciales
y, en seguida, de monopolios fiscales, en el
caso español (Castilla) por la Real Cédula
de 28-XII-1636, y en el francés, el 27-IX-
1674. El estanco del tabaco se presentó como
un sustituto privilegiado de los im-
276 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Figura 6
puestos indirectos, que permitía aliviar la
presión sobre otras actividades económicas
y, de ahí, que apenas encontrara resistencia
en las ciudades con voto en Cortes,
con la excepción manifiesta de Sevilla y
sus comerciantes. En el caso francés, los
menores rendimientos de su sistema aduanero,
frente al británico, hicieron que el
Estado prefiriera la opción de control del
mercado interno mediante la implantación
del monopolio fiscal.
En el capítulo segundo, “Fiscalidad
contemporánea y externalidades del tabaco”
(pp. 55-99), se define el cuadro teórico
de análisis de la fiscalidad del tabaco.
Estamos ante un impuesto especial que
ha inducido en su largo recorrido histórico
el proceso de concentración de la industria
tabaquera.
Posiblemente la fiscalidad ha sido un
argumento importante para inducir a la
concentración industrial en una actividad
productiva que ha introducido continuamente
progreso técnico en sus unidades de
producción para tratar de compensar el
enorme impacto que representaba la carga
fiscal, aun teniendo en cuenta la rigidez de
la demanda de los consumidores64.
Los temas que se analizan en el capítulo
además de los ya enunciados son: el
comportamiento del consumidor de tabaco (el
papel de la fiscalidad como correctora de
los hábitos de consumo). Es interesante
destacar que la “Surgeon General Report”
del año 2000 del gobierno federal
norteamericano establecía una correlación
directa entre el incremento de los impuestos
que gravan al tabaco y la reducción
del consumo de dicho producto por
parte de los más jóvenes. Naturalmente
hay que matizar los efectos perniciosos
(contrabando) que este sistema genera.
Se pasa revista, a continuación, al Consumo
en España, en las últimas décadas
del siglo XX, en las que se ha producido
un importante abandono del hábito de
fumar, compensado, en parte, por la incorporación
de la mujer65.
Un tercer elemento a tener en cuenta
son las Regulaciones no fiscales del consumo
del tabaco, en Europa y EE. UU.U. Es decir,
las restricciones legales impuestas a la
publicidad del tabaco, o la regulación de
la autorización para fumar en lugares públicos.
Finalmente, se presenta el tema de las
externalidades atribuidas al tabaco y la
fiscalidad sobre el mismo. En este apartado
se trata de resolver la cuestión de los
costes sociales del tabaco.
El capítulo 3º y último de la obra,
aborda “La fiscalidad del tabaco en Europa
y Estado Unidos”. Nos enfrentamos,
por una parte, ante un sistema homogéneo
de fiscalidad elevada y creciente con
el objetivo estratégico de reducir el consumo
(Europa), y de otra, ante una fiscalidad
“federal-estatal”, que impide, en
sentido estricto hablar de un sistema tributario
del tabaco (EE. UU.).
En el primero de los casos, hemos caminado
hacia un marco de imposición comunitaria
armonizado constituido, en el
caso de los cigarrillos, por un impuesto
especial y un impuesto proporcional sobre
el volumen del negocio (IVA).
El análisis de la experiencia de la armonización
fiscal en el marco de la Unión
indica que la flexibilidad en la elección de
los componentes ad valorem y específico
del impuesto especial ha permitido llevar a
cabo un proceso razonable de aproximación
de la fiscalidad sobre el tabaco, teniendo
en cuenta las diferencias estructurales
en términos de producción, preferencias
de los consumidores nacionales, niveles
de renta y sobre todo, efectos sobre la
salud del hábito de fumar66.
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 277
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Respecto a los Estados Unidos, las últimas
tendencias nos inducen a pensar
que asistimos a una profunda transformación
de los hábitos de consumo y de la
función atribuida a los impuestos, que
dejan de ser un instrumento puramente
recaudatorio. Se está gestando un cambio
en la posición del gobierno federal y de la
mayoría de los Estados frente a la poderosa
industria tabaquera, inducido por
los costes sanitarios derivados del hábito
de fumar. En definitiva, un proceso todavía
lento, con relación a Europa, de armonización
de los diversos Estados.
2.3. La Fábrica de Cigarros de Málaga
(1977-2000). Una incorporación tardía y
fugaz al parque fabril del antiguo Monopolio
de tabacos67 [figura 7]
Concepción Campos Luque es una
historiadora que habla con profundo conocimiento
de causa en lo que se refiere a
las relaciones laborales, a la llamada historia
de género y a la historia económica
contemporánea de Málaga68.
En esta entrega aborda la historia de
un establecimiento fabril, la Fábrica de tabacos
de Málaga, que la obligan a situarse
con acierto en una perspectiva metodológica
diferente (Historia de la Empresa),
pero para la que son herramientas muy
útiles, tanto su conocimiento del espacio
humano en que se localiza la fábrica, como
el mundo de las relaciones laborales.
Quizá por esta última connotación, haya
decidido encabezar su obra con un título,“
las cigarreras malagueñas”, que, sin
duda, es un homenaje al trabajo femenino
en este renglón productivo, cada vez más
estudiado del tabaco, pero que oculta, en
cierta medida, el contenido más importante
de su trabajo, que es el subtítulo del
mismo: Tecnología, producción y trabajo.
No deja de ser también un poco llamativa
la elección de la ilustración de la cubierta,
un hermoso florón de cerámica —
inspirado según se nos dice en el trabajo
que comentamos— en la Plaza de España
de Sevilla, cuando el mensaje principal
que la autora destaca, por encima de cualquier
otro, es la carrera de la fábrica malagueña
por adaptarse a los cambios tecnológicos,
que aceleradamente se producen
en la elaboración de los cigarros, en el
último tercio del siglo XX, que es el período
de actividad del establecimiento malagueño.
Estamos, por otro lado, ante un
libro sobriamente editado, pero con unas
ilustraciones magníficas y bien colocadas:
uno de los valores añadidos del mismo, a
nuestro juicio, es la espléndida aportación
de fotografías de la fábrica y sobre
todo de la maquinaria, que es una de las
grandes protagonistas de esta historia.
Tenemos que felicitarnos de que, en este
proyecto editorial —que coordina Alberto
Sanjuanbenito, Jesús Campos y Ediciones
El Umbral— sean los responsables del diseño
de la edición.
Otro valor añadido, es la oportunidad
que esta historiadora malagueña ha tenido
278 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Figura 7
de elaborar su obra, cuando la fábrica todavía
funcionaba. Creemos, sin embargo,
que cuando la Fundación Altadis le encomendó
la redacción de la misma, casi llegaba
como la detective de una muerte
anunciada. Quizá esa circunstancia, con
la nostalgia legítima que pudo encontrar
en los directores y operarios de la Fábrica,
hiciese a estos más receptivos y más dispuestos
a abrir sus experiencias, para que
la historiadora pudiera confeccionar su
trabajo. En cualquier caso, el texto transpira
la contenida emoción de todos sus
operarios ante un mundo en trances de finalización.
La lectura de Las cigarreras malagueñas
nos sitúa de modo periférico ante un problema
que tiene un sitio destacado en la
historiografía andaluza: la industrialización
y desindustrialización del Sudeste
Español, que enunciara en su día Nadal,
aunque, en este caso, nos situemos en un
momento cronológico diferente, referido
a una especial historia de desencuentros
entre la ciudad malagueña y la industria
tabaquera. En efecto, como bien documenta
Campos Luque, la Fábrica de Málaga
se creó sobre el papel en dos ocasiones
y ambas son buena prueba de la importancia,
en este caso, es verdad que relativa,
de los prohombres políticos y de
los “favores” que realizaban a sus poblaciones
de origen. En efecto, siendo Cánovas
del Castillo Presidente del Consejo de
Ministros, en 1884, la ciudad obtuvo la
primera aprobación para contar con una
fábrica de tabacos. Las circunstancias difíciles
por las que atravesaba el Monopolio
llevaron a la privatización de su gestión,
constituyéndose, unos años después
la Compañía Arrendataria de Tabacos,
que no demostró ningún interés por materializar
la existencia de la misma. De
nuevo Cánovas, en un esfuerzo casi postrero,
intentaría ofrecer este servicio a la
ciudad y, un año antes de su asesinato, en
1896, comunicaba a sus paisanos el acuerdo
de localizar una fábrica de tabacos en
Málaga.
Durante el impulso económico de los
años 20’ Málaga tendría una segunda
oportunidad, esta vez de la mano del
también malagueño, que ocupaba la cartera
de Hacienda, Francisco Bergamín,
que a cambio de la concesión a la Arrendataria
de la fábrica que iba a edificar en
Tarragona, consiguió que Málaga fuera la
receptora de una segunda industria (Real
Decreto de 23 de mayo de 1922). La fábrica-
Palacio (“Palacio del trabajo”), como la
denomina Concepción Campos, se levantó,
en un momento clave de la historia de
la Arrendataria, que emprendía un ambicioso
plan de modernización de los establecimientos
fabriles (ampliación, reformas,
saneamiento y mejora de la organización
del trabajo), pero, al no ponerse en
funcionamiento, Calvo Sotelo, en su etapa
de Ministro de Hacienda, tomaría la
decisión, en 1929, de transformarla en
Centro de Fermentación de tabacos, que
es el uso que tuvo el edificio hasta los
años 80’ del siglo XX.
Todas estas vicisitudes son desarrolladas
en la primera parte del libro de Campos
Luque, en la que se ocupa de los “Antecedentes
de la Fábrica de Tabacos de Málaga”
(pp. 17-51) y en la “Transformación de
la Fábrica en Centro de Fermentación” (pp.
53-65).
Retomando el hilo conductor inicial
de los desencuentros de Málaga con la
manufacturación del tabaco, hay que esperar
a la segunda parte de la historia
particular de la Compañía, cuando la
Arrendataria es sustituida por Tabacalera
S.A., para que, por fin, la ciudad cuente
con una fábrica de cigarros, que se ubicaría
precisamente en el edificio construido
para ese efecto cincuenta años antes, pero
destinado, hasta entonces, en toda su vida
útil, a Centro de fermentación de taba-
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 279
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
co. Un fin que, incluso se escapaba de la
incumbencia del Ministerio de Hacienda,
recayendo en el de Agricultura.
Tras la renovación del contrato con el
Estado, en 1971, Tabacalera, dentro de un
plan estratégico de modernización de la
empresa, decidió la creación de dos nuevas
fábricas que impulsarían los cambios
de la misma, la de cigarrillos de Logroño
y la de Málaga, llamada a convertirse en
el buque insignia de la elaboración de cigarros.
Se trataba de competir con la mejora
de las vitolas clásicas, de un lado, y
con el desarrollo de nuevas labores, de
otro, con los productos de calidad cubanos,
pero, sobre todo, con las importaciones
de Canarias, que, en 1970, representaban
el 35% del mercado nacional.
La privatización de Tabacalera en
1998, y su posterior fusión con la empresa
francesa Seita, de la que surgiría Altadis,
tuvieron como consecuencia, casi inmediata,
para la industria malagueña —
aunque el Plan Industrial fuese anterior
al nacimiento de Altadis— el verse abocada
al cierre, al ser incluida en el programa
de reestructuración y concentración de la
empresa, con el fin de incrementar la productividad
y reducir costes. En definitiva,
como les ocurrió a otros establecimientos
más veteranos69, el de Málaga, cerró sus
puertas el 31 de octubre de 2002. Este trabajo,
remacha Campos Luque, en las últimas
páginas de su libro, viene a dejar
constancia de un triple desencanto: 1896,
1929 y 2002:
Mientras escribía este libro la Fábrica
ha ido cambiando. Se desmontaban líneas
de producción y se iban despidiendo a las
personas, por lo que, al mismo tiempo, se
generaba una redistribución de tareas hasta
el último día de producción: el 31 de octubre
de 200270.
El libro de Concepción Campos ocupa
un lugar importante en la reciente historiografía
del tabaco de la España Contemporánea.
De un lado, podemos asociarla
al grupo de investigaciones que han visto
en la historia del tabaco, un campo de primer
orden para el estudio de las relaciones
laborales en general y de la historia
de género en particular. Se trata de dilucidar
la estrategia seguida por la Arrendataria
o Tabacalera con el trabajo femenino,
a través del estudio de una fábrica.
Recuérdese, como ha señalado Rodríguez
Gordillo, que el trabajo femenino, asociado
a la torcida de cigarros, es un fenómeno
estrictamente contemporáneo. Me refiero,
aunque sus investigaciones transciendan
este planteamiento, a las publicaciones
de Baena Luque (1993)71, Candela
Soto (1997)72, Gálvez Muñoz (1998 y
2000)73, Vallejo Fernández (1986)74 o, el
más general, de Rey Reguillo (1998)75. De
otro, al esfuerzo que se ha hecho, tanto en
obras generales sobre la Compañía, como
en monografías particulares sobre las distintas
fábricas, para trazar la historia de la
empresa tabaquera española. Sería el caso
de Comín y Martín Aceña (1999)76, Alonso
Álvarez (2001)77, Teixidor y Hernández78,
o Valdés Chapuli (1989)79, por citar
alguna de las aportaciones más significativas.
El núcleo duro de la obra debe buscarse
la segunda parte, compuesta, a su vez,
por cinco capítulos: En el primero de
ellos, “La evolución de la industria y el mercado
de tabaco en España en la segunda mitad
del siglo XX. Tabacalera, del monopolio a la
competencia” (pp. 67-83), se realiza un
ejercicio de contextualización general de
la historia de Tabacalera S. A.. Debemos
significar que este libro traza la historia
de la Fábrica de Málaga, teniendo muy
presentes los problemas generales de la
Compañía.
280 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
La lectura del capítulo 2º nos deja en
condiciones de entender “El proceso de creación
de la Fábrica de tabacos de Málaga”
(pp. 85-119). Es un apartado muy técnico
en el que se presentan los factores de localización
de la misma (insertando este
establecimiento en el marco general de la
industria malagueña), pasándose posteriormente
revista los planes técnicos para
la puesta en marcha de la fábrica: desde
los referentes al proceso de elaboración
de cigarros o la producción prevista, hasta
la compra de la maquinaria etc. De este
modo, tenemos la posibilidad de contrastar
los planes de la Compañía, en el
punto de arranque, con el desarrollo posterior
de la misma. Desde luego, las cifras
de producción previstas inicialmente jamás
se alcanzaron en la vida útil de la fábrica.
La Fábrica de Málaga surgió en un
momento clave en la renovación tecnológica
de la elaboración mundial de cigarros,
circunstancia que condicionará todo
su recorrido histórico. Como escribíamos
antes, una carrera incesante por no perder
el tren de la modernidad. En el 3º, “La
Fábrica de Tabacos de Málaga. Etapas de la
evolución tecnológica y organización de la
producción” (pp. 121- 161), la transición
hacia el liado automático, la producción
de bobinas de capa, la pérdida del sentido
tradicional del trabajo de las cigarreras,
los incrementos de productividad
subsiguientes, la cooperación europea en
la modernización de este subsector (Proyecto
Escape 1986-89), son algunas de las
cuestiones que se tratan en este complejo
capítulo que la autora resume de modo
telegráfico:
Podemos resumir los hitos más significativos
de la evolución tecnológica del sector
en los siguientes: 1930: proceso manual
al 100%, producción de 250 cigarros por
turno y operaria, costes bajos y mano de
obra intensiva. 1970: máquinas de liado,
5.000 cigarros por turno y operaria, mano
de obra alta, mercados locales. 1980: automatización
en un 20%, 6.500 cigarros por
turno y operaria en D/L [Doble largo], incremento
del coste de la mano de mano de
obra, mercados europeos, tecnología BUD
en cigarros medios. 2000: Automatización
al 100%, 50.000 cigarros por turno y operaria
en D/L, minimización de costes, importación
de bobinas, alta tecnología en
Europa80.
Desde esa perspectiva los años setenta
marcarían la transición hacia la automatización,
durante los ochenta se consolidaría
y en los noventa, Málaga se incorporaría
a la división internacional del trabajo,
importando las bobinas.
En el capítulo 4º, “Labores, producción y
productividad” (pp. 163-183), encontramos
explicado el camino que conduce a la ampliación
del vitolario de la fábrica, dentro
de los planes generales de la Compañía,
dando cabida, en su etapa final, a los cigarritos;
la evolución de la producción global
y por labores (la fábrica pasaría de 40
millones de cigarros anuales a los más de
113 millones, en 1999), siendo los años
iniciales de la década de los noventa, especialmente
negativos; de la productividad,
que se acelera en la década de los noventa;
de los mercados; y de los sistemas
de control de calidad, significativamente
modernizados, a partir de 1991.
El capítulo 5º, “El trabajo en la Fábrica”
pasa revista a las relaciones laborales de
Tabacalera teniendo como lente particular
la fábrica de Málaga. Además de obtener
una información exhaustiva de la
plantilla de la misma y su evolución, es
especialmente relevante el apartado en
que se analizan los cambios en el trabajo
derivados de las innovaciones tecnológicas
(pp. 222-226).
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 281
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
En definitiva, estamos ante un trabajo
modélico de historia empresarial que viene
a ocupar, como escribíamos al principio,
un lugar relevante en la historiografía
de la Historia del Tabaco en la España
Contemporánea. Quizá nos hubiera gustado
saber algo más sobre las razones que
llevaron a Altadis a considerar inviable a
la Fábrica de Málaga y a comprender, en
consecuencia, mejor las razones de este
último desencanto, pero eso sería ya otra
historia.
3. EL MUNDO DE LA BAJA ANDALUCÍA
3.1. La formación del capital humano sevillano
antes de la expansión atlántica
Manuela Ronquillo, profesora de Historia
medieval de la Universidad de Las
Palmas acaba de dar a la imprenta, una
parte de lo que fue su tesis doctoral con el
sugestivo título de Los vascos en Sevilla y
su Tierra durante los siglos XIII, XIV Y XV:
fundamentos de su éxito y permanencia, Diputación
Foral de Bizkaia, Bilbao, 415 p.
Queremos destacar en este nuevo libro
sobre la Baja Edad Media Española
varias cuestiones fundamentales que le
harán tener una presencia notable en la
historiografía española: en primer lugar
la novedad del tema; en segundo lugar,
su contribución al conocimiento de la formación
del capital humano que, desde
Sevilla, iniciará en el siglo XV la expansión
atlántica81; la exhaustividad de la
búsqueda documental en los principales
archivos españoles, así como el tratamiento
riguroso de los mismos; el esclarecimiento,
en tercer lugar, de las características,
causas, y enraizamiento en la Baja
Andalucía de la población procedente del
Norte de la Península; la elección de la
larga duración, un período cronológico
de tres siglos, permite a la historiadora de
la Universidad de Las Palmas, en cuarto
lugar, la realización de un análisis dinámico,
en el que pueden detectarse con claridad
las diferencias estructurales de esta
emigración a lo largo del tiempo. Estamos,
finalmente, ante una emigración que
tuvo un éxito notable en su adaptación al
nuevo medio, convirtiéndose en uno de
los elementos que dinamizará a la sociedad
andaluza en los momentos clave de
la salida al Atlántico.
Esta importante obra aborda uno de
los fenómenos de desplazamientos menos
estudiados por la crítica en general, el de
la presencia e instalación de oriundos de
Vizcaya, Guipúzcoa y Álava en Sevilla y
su Tierra durante los siglos XIII, XIV y XV.
Hasta ahora, pese a conocerse ligeramente
la presencia vasca en Andalucía,
no se había intentado un estudio en profundidad
sobre sus orígenes. En los diversos
trabajos sobre comercio bajomedieval
castellano se constatan las actividades
que permitieron en parte el desplazamiento
hacia el sur de la Península;
sin embargo, aunque se precisa que el número
debía ser mayor no se había intenta-
282 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
Figura 8
do recoger ni cuantificar de forma sistemática.
Gracias a este estudio puede superarse
el nivel de conocimiento que hasta
el momento teníamos, ya que no se limita
al estudio de las actividades de los
vascos como mercaderes y transportistas
en la ciudad hispalense, sino que ofrece
múltiples perfiles de lo que fue el asentamiento
de los vascos en la región. Estos
dos sectores no fueron los únicos renglones
productivos en que los vascos desplegaron
su actividad en Andalucía. La
paciente investigación de la Doctora Ronquillo
ha sacado a la luz un buen elenco
de artesanos desde la década de 1430 en
Sevilla, o desde 1460 en Córdoba, junto con
los que ejercieron cargos y oficios públicos
en diferentes ciudades andaluzas.
Partiendo de una amplia recopilación
de fuentes, no solo en los archivos nacionales,
sino también en las ediciones de
cronistas y colecciones documentales, se
ha elaborado un amplio trabajo de la presencia
de los vascos en Andalucía, y sobretodo
en Sevilla y su Tierra, insertándolo
en una línea que tiende a analizar tanto
a los protagonistas del crecimiento económico
andaluz (no en vano los vascos se
asientan tanto en la ciudad como en la tierra),
como a los impulsores de la navegación
atlántica del reino de Castilla durante
el siglo XV.
El análisis de fuentes primarias para la
realización de esta investigación ha sido
excepcional y exhaustivo. De este modo
se ha procedido a la revisión de todos los
padrones, alardes, censos fiscales, etc., de
los vecinos de Sevilla, desde fines del XIV
hasta 1512; igualmente se han estudiado
todos los protocolos notariales que conserva
la ciudad, desde 1448 a 1503, junto
a algunos de Córdoba. Los grandes archivos
nacionales están también presentes
en el corpus documental analizado por
Ronquillo Rubio: Archivo General de Simancas,
Chancillería de Valladolid, de Indias,
Histórico Nacional y Museo Naval.
Del mismo modo grandes colecciones documentales,
como las “Fuentes documentales
Medievales del País Vasco”, han sido
tenidas en cuenta
Además de perfilarse las causas y factores
que actuaron en el proceso migratorio,
se cuantifica el fenómeno, demostrando
a la vista de la documentación cuántos
vascos y en qué fechas estaban en Sevilla
y su Tierra, y si se trató de oleadas o de líneas
individuales de acción. Por tanto, se
analizan los ritmos o períodos cronológicos
de asentamiento, las características de
los que permanecen, las relaciones familiares
que tejieron y los espacios políticos
y económicos que ocuparon. Asimismo,
valora la incidencia del grupo en el contexto
socio-económico andaluz y sevillano,
ofreciendo la posibilidad de observar
un nuevo modelo de comportamiento en
las relaciones sociales de producción tanto
intergrupales (entre vascos y la sociedad
sevillana) como dentro del propio
grupo vasco.
Una de las conclusiones más interesantes
del análisis es la de la falta de homogeneidad
entre los vascos que se establecieron
en Sevilla entre mediados del
siglo XIII y finales del XV. La respuesta
está en las causas de sus desplazamientos,
puesto éstas variaron en el transcurso
del tiempo: conquista, repoblación, puesta
en explotación del territorio andaluz,
obtención de mercedes y cargos por parte
de los reyes, causas socio-económicas en
sus lugares de origen, desarrollo comercial
de las villas vascas, etc.
Como tampoco existió igualdad en las
proporciones de vizcaínos, guipuzcoanos
o alaveses que se desplazaron hasta Andalucía.
Pese a que los alaveses priman
en la primera etapa (la de conquista y repartimientos
de tierras), serán definitiva-
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 283
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
mente los vizcaínos y los guipuzcoanos
los que ocupen el primer lugar durante
todo el siglo XV.
Igualmente, en cuanto a sus categorías
socio-económicas y jurídicas, también
existen variaciones a lo largo de esos tres
siglos según provengan de líneas menores
de los grandes linajes vascos, o fuesen
simples hidalgos, o habitantes de las villas
vascas más desarrolladas en busca de
mejores oportunidades, y de mantener y
elevar su nivel económico.
Es de destacar, asimismo, la gran capacidad
de adaptación del grupo vasco a
la realidad socio-económica sevillana en
la que se integra de modo rápido en todas
las ocasiones aunque persistan ciertos
rasgos diferenciadores. Se percibe sutilmente
el mantenimiento de una solidaridad
familiar concreta, como también el
de la utilización de toponímicos de raigambre
vasca incluso en familias asentadas
de antiguo.
Por último, el éxito alcanzado por los
diferentes grupos socio-jurídicos vascos
en el sur, es visible tanto en la diversidad
de funciones que desempeñan, en las relaciones
que entablan con los niveles oficiales
sevillanos (del poder, mercantiles,
eclesiásticos), como en las vías de acceso
empleadas para ocupar parte de ese poder
o del espacio económico local en particular
los que asientan en el siglo XV y
llegan a alcanzar puestos de mayordomos
del cabildo, jurados y regidores. Todo
ello conforman las bases sobre las que
se asienta la importancia que los vascos
tendrán en Sevilla durante la Edad Moderna.
3.2. Andalucía y sus salinas. Renta estancada
y un producto que viaja desde
España a las Antillas
Pérez Hurtado de Mendoza, A. (coord.)
(2004): Salinas de Andalucía, Junta de Andalucía-
Universidad de Cádiz, Sevilla, 301
pp. más ilustraciones.
Este libro conjunto, liderado por biólogos,
pero fruto de la colaboración de
biólogos, arquitectos, especialistas en patrimonio,
Ingenieros químicos, antropologos,
informáticos, funcionarios de la
Consejería de medio ambiente, propietarios
de salinas, geógrafos e historiadores
es un modelo de mirada interdisciplinar,
sobre un producto básico como es la sal.
El resultado es una obra muy bien cuidada,
con fotos que constituyen un valor
añadido de primera magnitud, que pretende
realizar una llamada de atención
sobre un patrimonio natural, económico
y cultural que debe conocerse, mantenerse
y cuidarse. Como escribe en la presentación
el coordinador de la obra:
En Presente y futuro de las salinas se
pretende plasmar la situación actual de las
salinas y la problemática por la que están
pasando. A primera vista parece que el futuro
es o convertirse acuicultura o bien degradarse
progresivamente como consecuencia
de su abandono. Sin embargo se
plantean con esperanza algunos nuevos enfoques
complementarios que posibilitarían
una estrategia de conservación compatible
con la explotación económica de las marismas,
siendo en este sentido muy interesantes
el desarrollo de actividades en el
ámbito de la educación, ecoturismo y conservación.
La obra se estructura en cuatro grandes
apartados: “La sal y las salinas: Historia,
cultura y etnografía” que revisa el pasado
histórico de las salinas andaluzas, el
comercio, los métodos y técnicas de la explotación
salinera, el estanco de la sal, las
casas salineras de la Bahía de Cádiz, los
molinos “mareales”, la figura del salinero,
el léxico de las salinas y el paisaje de
las salinas. En la segunda parte, “Las Sali-
284 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
nas del interior”, se hace un balance de su
vegetación, del proceso de salinización, y
se realizan diversos enfoques, desde el
campo de las ciencias naturales y de la
historia (están presentes las salinas del
antiguo Reino de Granada, de Jaén, de
Córdoba, de Cádiz y de Sevilla). Una tercera
parte lleva por título “Salinas litorales”,
de la que se ocupan los especialistas
de Ciencias de la naturaleza y, finalmente,
los aspectos patrimoniales, a los que
nos referíamos al principio, son estudiados
en “Presente y futuro de las salinas”.
Vamos a ocuparnos brevemente a continuación
del estudio histórico que más
ha llamado nuestra atención profesional,
de los contenidos en este excelente libro.
Me refiero al firmado por J. Torrejón Chaves,
con el título “La sal renta estancada”
(pp. 52-59). Hay que tener presente —quizá
es un pero que puede ponérsele a este
magnifico libro—, el extraordinario auge
que cobra el comercio de la sal, desde los
puertos peninsulares a las islas antillanas.
Como se ha señalado recientemente, los
flujos comerciales derivados de la sal han
pasado desapercibidos, dada la enorme
importancia que se ha concedido al desestanco
de la sal, durante la Revolución
de 186882. Sobre la Estadística General del
Comercio Exterior de España con sus provincias
de Ultramar y potencias extranjeras, Piqueras
concluye que el bajo precio de la
misma ha hecho perder de vista la importancia
de su peso y de ahí su función de
lastre en los buques que viajaban al Caribe.
Entre 1878-1894, se exportaron a Cuba
más de 15.000 Tm/año, cantidad que supera,
por ejemplo a las partidas de azúcar
recibidas, durante el mismo período, en
la Península.
Por medio de los estancos el Estado se
reservaba, en régimen de monopolio, la comercialización
de determinados géneros, e
incluso su producción; y fijaba los procesos
de distribución y almacenamiento, los
precios de venta y los recargos, así como
cuantas condiciones quisiera imponer en
concepto de regalía o privilegio privativo
que el monarca ejercía en virtud de su potestad
suprema. Los estancos no tenían
otro objeto que el de proporcionar recursos
monetarios permanentes y cuantiosos a la
Hacienda, y resultaron tan lucrativos para
el Fisco, como perjudiciales para la población
y desarrollo económico.
La sal y el tabaco —este último desde
1636— formaron los llamados estancos
mayores; si bien el primero inició su andadura
en la Edad Media, a la larga perdería
fuerza ante la pujanza adquirida enseguida
por la renta del tabaco.
El apartado redactado por Torrejón es
una síntesis muy precisa, de la que carecíamos
del significado y de la evolución
histórica de este monopolio (con un desarrollo
paralelo al del tabaco, aunque el
desestanco del mismo llegaría en 186983),
desde una perspectiva institucionista. Para
el historiador de la Universidad de Cádiz
cuatro eran los principales vicios de
este sistema: El precio excesivo que la sal alcanzaba
en los mercados internos, especialmente
en tiempos de guerra, repercutiendo
de modo muy negativo en la competitividad
de la industria salazonera de pescado
de nuestro país. En segundo lugar,
el método de la adquisición forzosa, por el sistema
de encabezamiento y repartimiento
entre vecinos, independientemente de
que la población se redujese en fechas
posteriores al reparto inicial. No era un
inconveniente menor, en tercer lugar, el
abuso de los administradores y, por último,
el monopolio generó un importante comercio
fraudulento.
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 285
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
NOTAS
1 En esta entrega vamos a referirnos solamente
a los trabajos relacionados con el Proyecto
Atlántica. Para la redacción de estas notas
nos hemos servido de los resúmenes que se
presentaron a la organización del CHCA.
2 VIÑA BRITO, A y RONQUILLO RUBIO, M.
(2004): El primer ciclo del azúcar en Canarias.
Balance historiográfico.
3 LUXÁN, S. y BERGASA, O. (2004): El marco
institucional y su influencia en el desenvolvimiento
de la industria del azúcar y sus derivados
en Canarias 1852-1936.
4 HERNANDEZ, MR. y LUXÁN, S. (2004):
Los rostros de los hombres del azúcar (siglos
XIX y XX).
5 SALAS, M., CÁCERES, MT., NARANJO, A.
y RODRÍGUEZ, O. (2004): Influencia de la industria
del azúcar sobre la vegetación de Gran
Canaria en los siglos XV y XVI.
6 CLODE, L. y BAPTISTA F. A. (2004): Arte
flamenca no Arquipiélago da Madeira.
7 CLODE y BATISTA (2004).
8 VIEIRA, A. (2004): A Madeira a Historia do
açúcar e tecnología do espaço atlàntico.
9 VIEIRA (2004: 194).
10 HERNÁNDEZ SOCORRO (2004): Iconografía
de los hombres del azúcar. Siglos XV-XIX.
11 VIÑA y RONQUILLO (2004): El control normativo
del azúcar en Canarias (XVI).
12 LADERO QUESADA, M. A.: La Hacienda Real
en Castilla en el siglo XV. La Laguna, 1973.
13 AZNAR VALLEJO, E y VIÑA BRITO,A.: El
azúcar canario, escala entre dos mundos, La
caña de azúcar en la época de los grandes descubrimientos.
Motril-Granada (1989), pp. 173-
188.
14 LUXÁN (2004): El segundo ciclo del azúcar en
Canarias 1852-1936: análisis historiográfico.
15 Es necesario destacar el análisis pionero de
A. MILLARES CANTERO (1975): Aproximación
a una fenomenología de la Restauración en
la Isla de Gran Canaria. Las Palmas de Gran
Canaria, Boletín nº 19 del Centro de Investigación
Económica y Social de la Caja Insular
de Ahorros de Gran Canaria (CIES).
16 La XVI edición (Octubre de 2004) tuvo como
tema central, coordinado por Santiago de
Luxán y Ana Viña, El azúcar y el Mundo
Atlántico.
17 PÉREZ MORERA, J. (2004).
18 O. RODRÍGUEZ DELGADO, Departamento
de Biología Vegetal (Botánica), Universidad
de La Laguna; A. NARANJO CIGALA,
Departamento de Geografía, Universidad
de Las Palmas de Gran Canaria; M. SALAS
PASCUAL, Departamento de Biología Vegetal
(Botánica), Universidad de La Laguna;
M. T. CÁCERES LORENZO, Departamento
de Filología, Universidad de Las Palmas de
Gran Canaria.
19 A. NARANJO CIGALA, O. RODRÍGUEZ
DELGADO y M. SALAS PASCUAL (2004).
20 NUNES NUNES, N. (2003): Palabras Doces.
Terminología e tecnología históricas e actuais da
cultura açucareira: do Mediterrâneo ao Atlântico.
Centro de Estudos de História do Atlântico.
Secretaría Regional do Turismo, Funchal.
21 PIQUERAS, J. A. ( Ed.) (2002): Azúcar y esclavitud
en el final del trabajo forzado. Fondo de
Cultura Económica, Madrid.
22 SCHWARTZ, S. B. (Ed.) (2004): Tropical Babylons.
Sugar and the making of the Atlantic
World, 1450-1680.
23 Como puede leerse en los créditos del libro,
esta publicación se encuadra en las actividades
del Proyecto Atlántica “O Açucar e a
Cultura nas Ilhas Atlânticas”.
24 Es de gran interés la referencia a la Sociología
del azúcar de Gilberto Freire (1933).
25 (1987): O Comercio Inter-insular nos séculos
XV e XVI, CEHA, Funchal. (1989): Consequências
do povoamento e o ciclo do açucar
na Madeira nos séculos XV e XVI. En Portugal
no Mundo, vol. I, Lisboa, pp. 212-224.
(1989): O Regime de Propiedade na Madeira.
O caso do Açucar (1500-1537). En Actas
do I Coloquio Internacional de Historia da Madeira,
1986, Funchal, DRAC, 1989, pp. 539-
611. (1993): O Açucar na Madeira: produçâo
e comércio nos séculos XV e XVI. En el II Seminario
Internacional. Producción y comercio
del azúcar de caña en época preindustrial, Motril.
(1993): O Açúcar na Madeira. Séculos
XVII e XVII. En III Coloquio Internacional de
Historia da Madeira, Funchal, pp. 324-352.
(1993): Agua, Trabalho e Açúcar. O caso da
Madeira nos séculos XV e XVII. En Agua,
Trabajo y Azúcar. Actas del Sexto Seminario In-
286 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
ternacional sobre la Caña de azúcar, Motril. En
colaboración con F. CLODE (1996): A rota do
Açúcar na Madeira. ARAP, Funchal. (1996):
Escravos com e sem Açúcar na Madeira. En
Escravos com e sem Açucar. Actasde Seminario
Internacional, CEHA, Funchal, pp. 93-102.
(2000): A Madeira, a Expansâo e Historia da
Tecnologia do Açúcar. En Historia e Tecnología
do Açúcar, CEHA, Funchal, pp. 7-27.
(2000): Les Juifs, L’ Ile de Madère et l’expansion
culturale et commerciale du Sucre dans
L’Atlantique. En E. EADIE, La Route du Sucre
du VIIIe au XVIIIe siècle, Sloelcher, pp. 89-
100. (2002): A Madeira e o mercado do Açúcar.
Séculos XV-XVI. En Historia do Açúcar.
Rotas e Mercados. Funchal, pp. 55-89.
26 A. VIEIRA (Organiçâo), Canaviais, Açúcar,
Engenhos. Bibliografía Fundamental (on line)
AIHCA [disponible en Internet WWW,
URL:http//www.ahica.org/html]. La compilación
en octubre de 2004 reunía 4536 títulos
divididos en Bibliografía, Agricultura,
Industria, Química, General, Revistas.
27 Un ejemplo de esa necesidad de establecer
un diálogo fructífero con la otra vertiente
del Atlántico, podría ser otro de los recientemente
editados trabajos del Centro de Estudos
da História do Atlântico (2004): A Madeira
e o Brasil. Colectânea de estudos..
28 PIQUERAS, J. A. (2003): Cuba, emporio y colonia.
La disputa de un mercado interferido
(1878-1895), Fondo de Cultura Económica,
Madrid.
29 PIQUERAS (2003: 13).
30 Recordemos como en el seno del XIV Coloquio
de Historia Canario Americana (octubre
de 1998), por ejemplo, La Asociación Española
de Historia de América hizo coincidir
su reunión científica con este evento que
estuvo especialmente consagrado al 98.
31 Especialmente MALUQUER DE MOTES, J.
(1974): El mercado colonial antillano en el
siglo XIX. En NADAL, J. y TORTELLA, G.
(eds.), Agricultura, comercio colonial y crecimiento
económico en la España contemporánea,
Ariel, Barcelona, pp. 321-357; y HERNÁNDEZ
SANDOICA, E (1982): Pensamiento burgués
y problemas coloniales en la España de la
Restauración 1875-1887, Universidad Complutense,
Madrid.
32 BAHAMONDE, A. (1997): Cuba y el 98. Monográfico
de Studia Histórica. Historia Contemporánea;
IDEM y CAYUELA (1992): Hacer
las Américas. Las elites coloniales españolas en
el siglo XIX. Alianza Editorial, Madrid; CAYUELA
FERNÁNDEZ, J. (1993): Bahía de Ultramar.
España y Cuba en el siglo XIX. El control
de las relaciones coloniales. Siglo XXI, Madrid.
ELORZA, A. y HERNÁNDEZ SANDOICA,
E. (1998): La Guerra de Cuba (1895-
1898), Alianza Editorial, Madrid. NARANJO,
C. y MALLO GUTIÉRREZ, T. (eds.)
(1994): Cuba, la perla de las Antillas. Actas de
las I Jornadas sobre Cuba y su historia. Doce calles,
Aranjuez; IDEM y GARCÍA GONZÁ-
LEZ, A. (1996): Racismo e inmigración en Cuba
en el siglo XIX. Doce estudios. Doce calles,
Madrid; IDEM, PUIG SAMPER, M. A. y
GARCÍA MORA, M. A. (eds.) (1996): La nación
soñada. Cuba, Puerto Rico y Filipinas ante
el 98. Doce calles, Madrid. PÉREZ MURILLO,
M. D. (1999): Cartas de emigrantes escritas
desde Cuba. Estudio de las mentalidades y
valores del siglo XIX. Aconcagua libros-Universidad
de Cádiz, Sevilla. ROLDÁN DE
MONTAUD, I. (1990): La Hacienda en Cuba
durante la Guerra de los Diez Años (1868-
1880), ICI-Instituto de Estudios Fiscales, Madrid;
(2000): La Restauración en Cuba. El fracaso
de un proceso reformista, CSIC, Madrid; o
(2001): Historia Económica de Cuba en el siglo
XIX. Bibliografía (1898-2000), Fundación Histórica
Tavera-Fundación Empresa Pública,
Madrid. RUBIO, J. (1995): La cuestión de Cuba
y las relaciones con los Estados Unidos durante
el reinado de Alfonso XII, Ministerio de
Asuntos Exteriores, Madrid. SANTAMARÍA,
A. (1996): Caña de azúcar y producción
de azúcar en Cuba. Crecimiento y organización
de la industria azucarera cubana desde
mediados del siglo XIX hasta la finalización
de la Primera Guerra Mundial. En NARANJO
y otros, La nación soñada, pp. 225-250;
IDEM, (2000): Precios y salarios reales en
Cuba 1872-1914. En Revista de Historia Económica,
18:2, pp. 339-376; IDEM (2001): Si azúcar
no hay país. La industria azucarera y la economía
cubana (1919-1939), CSIC, Escuela de
Estudios Hispano-Americanos, Universidad
de Sevilla, Diputación de Sevilla, Sevilla.
33 PAZ (Ed.) (2001): Canarias y Cuba, Universidad
de La Laguna, La Laguna; PAZ, M. y
HERNÁNDEZ, M. (1992): La esclavitud blan-
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 287
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
ca. Centro de la Cultura Popular, Santa Cruz
de Tenerife; GALBÁN TUDELA, J. A. (ED.)
(1997): Canarios en Cuba. Una mirada desde la
Antropología. Cabildo de Tenerife, Santa Cruz
de Tenerife.
34 Además del trabajo que estamos analizando,
conviene tener presente: PIQUERAS, J.
A. (1992): La revolución democrática (1868-
1874). Cuestión social, colonialismo y grupos
de presión. Ministerio de Trabajo, Madrid;
PANIAGUA, J. y PIQUERAS, J. A.
(eds.) (1998): Poder económico y poder político.
UNED de Valencia y Fundación Instituto de
Historia Social, Valencia; PIQUERAS, J. A.
(ed.) (1998): Diez nuevas miradas de Historia
de Cuba, Publicacions de la Universitat Jaume
I, Castellón. PIQUERAS, J. A. (comp.)
(2002): Azúcar y esclavitud en el final del trabajo
forzado. Fondo de Cultura Económica, Madrid.
35 LE RIVEREND, J. (1974, 4ª ed.): Historia económica
de Cuba; Instituto Cubano del Libro,
La Habana. MORENO FRAGINALS, M.
(1978): El ingenio. Complejo económico social
cubano del azúcar, Edit. de Ciencias Sociales,
La Habana (reed. de Crítica, Barcelona,
2001); o del mismo autor, (1995): Cuba-España,
España-Cuba. Historia común. Crítica, Barcelona;
y (2000): Economías y sociedades de
plantaciones en el Caribe español 1830-
1930). En BETHEL, L. (Ed.), Historia de América
Latina 7. América Latina: economía y sociedad,
c.1870-1930, Crítica Barcelona. MARRERO,
L. (1972-1992): Cuba: economía y sociedad
1763-1868, Playor, Madrid.
36 BALBOA NAVARRO, I. (2000): Los brazos
necesarios. Inmigración, colonización y trabajo
libre 1878-1898. UNED de Valencia-Fundación
Instituto de Historia Social, Valencia;
BARCIA, M. C. (1998): Élites y grupos de presión.
Edit. Ciencias Sociales, La Habana;
FERNÁNDEZ PRIETO, L. (1998): “Cuba y
el parlamentarismo español (1878-1890)”,
en PIQUERAS (ed.), Diez nuevas miradas de
la Historia de Cuba, pp. 151-177; GARCÍA
ÁLVAREZ, A. (1990): La gran burguesía comercial
en Cuba 1899-1920. Edit. de las Ciencias
Sociales, La Habana; IGLESIAS GARCÍA,
F. (1998): Del Ingenio al Central. Universidad
de Río Piedras, San Juan; MARQUEZ
DOLZ, M. A. (2002): Las industrias menores:
Empresas y empresarios en Cuba (1880-1920).
Editora Política, La Habana; ZANETTI LECUONA,
O. (1998): Comercio y poder. Relaciones
cubano-hispano-norteamericanas en torno a
1898.Casa de las Américas, La Habana; y
ZANETTI Y GARCÍA ÁLVAREZ (1987): Caminos
para el azúcar. Edit. de Ciencias Sociales,
La Habana.
37 BERGAD, L. W. (1990): Cuban Rural Society
in the Ninetheenth Century. The Social and Economic
History of Monoculture in Matanzas.
Princenton University Press, Princenton;
DYE, A. D. (1998): Cuban Sugar in the Age of
Mass Production: Technology and the Economics
of Cuban Sugar Central, Stanford University
Press, Nueva York.
38 PIQUERAS (2003: 25).
39 PIQUERAS (2003: 161).
40 El autor toma la expresión de JENKS, L.
(1966): Nuestra colonia en Cuba, Edición Revolucionaria,
La Habana.
41 En el que se dieron políticas comerciales
contradictorias: Inglaterra suprimiría el
arancel importador (1874), mientras que el
resto de los países europeos (incluida España)
y los EE. UU. entrarían en una fase de férreo
proteccionismo.
42 PIQUERAS (2003: 208).
43 El autor acude a las cifras de Prados, Carreras
y otros como argumento de autoridad.
44 PIQUERAS (2004: 309-310).
45 LUXAN y BERGASA (2003): La institucionalización
del modelo tabaquero español
1580-1636: la creación del Estanco del Tabaco
en España. Nota y discusión. En Vegueta,
7, pp. 135-153.
46 RODRÍGUEZ GORDILLO, J. M. (2004): La
difusión del tabaco en España. Diez estudios.
Universidad de Sevilla-Fundación Altadis,
Prólogo de Francisco Comín, Sevilla.
47 Una nómina apresurada de los historiadores
que han escrito sobre el tábaco en estos
últimos treinta años en RODRIGUEZ GORDILLO,
J. M. (2000): Las estadísticas de la
renta del tabaco en el siglo XVIII. Nuevas
aportaciones. En LUXAN, SOLBES Y LAFORET
(Eds.): El mercadodel tabaco en España
durante el siglo XVIII. Fundación Altadis-
Universidad de Las Palmas, Las Palmas de
Gran Canaria. Es una pena que el autor no
haya profundizado en los rasgos de esta
nueva etapa historiográfica en la presentación
del libro que analizamos.
288 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
48 RODRÍGUEZ GORDILLO, J. M. (2002): La
creación del estanco del tabaco en España. Fundación
Altadis, Madrid.
49 RODRÍGUEZ GORDILLO (2002): La difusión…
p. 17.
50 LUXÁN MELÉNDEZ (2004): El R. D. de
Puertos Francos de 11/VII/1852 y el desestanco
del tabaco. En LUXÁN (coordinador),
Los Puertos Francos de Canarias. Ciento cincuenta
años de historia. Ediciones del Cabildo
de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria,
pp. 141-209.
51 CARNICERO, J. (1828 y 1833): Memoria sobre
el origen del tabaco: perjuicios y utilidades que
ha producido su estanco en España y la necesidad
de aclimatarlo en ella para destruir enteramente
el contrabando.
52 Constituyen dicho grupo M. Gárate Ojanguren,
A. González Enciso, S. de Luxán Meléndez,
J. M. Rodríguez Gordillo, S. Solbes Ferri
y R. Torres Sánchez. Hasta la fecha ha
publicado dos libros colectivos: GONZÁ-
LEZ ENCISO y TORRES SÁNCHEZ (eds.)
(1999), Tabaco y economía en el siglo XVIII,
EUNSA, Pamplona; y LUXÁN, SOLBES Y
LAFORET (eds.) (2000), El mercado del tabaco
en España durante el siglo XVIII, Fundación
Altadis-Universidad de Las Palmas, Las
Palmas de Gran Canaria. Y un arrtículo,
GRUPO DE ESTUDIOS DE HISTORIA DEL
TABACO (2002): El consumo del tabaco en
España en el siglo XVIII. En Cuadernos de Investigación
Histórica, pp. 313-345. Labor muy
importante de este grupo ha sido la organización
anual desde el año 2000, de cursos de
historia del tabaco, que han contado con la
colaboración de la Fundación Altadis.
53 GARCÍA DE TORRES, J. (1879): Los tabacos
de Canarias y otras nebulosidades de la historia
de la Hacienda Pública en España. Imp. de V.
Bonnet, Santa Cruz de Tenerife.
54 CASTAÑEDA (1945 y 1988): El consumo de
tabaco en España y sus factores. Tabapress,
Madrid.
55 PÉREZ VIDAL (1959): España en la Historia
del tabaco. Madrid.
56 En la presentación de los trabajos hemos respetado
el orden escogido por el propio autor,
aunque quizás otra sistematización de los
mismos hubiese sido posible.
57 Sobre Canarias: MELIÁN PACHECO, F.
(1986): Aproximación a la renta del tabaco en
Canarias 1636-1730. Tabapress, Santa Cruz
de Tenerife. LUXÁN MELÉNDEZ, S. (1999):
La administración del estanco en Canarias
durante el siglo XVIII. En GONZÁLEZ ENCISO
y TORRES SÁNCHEZ (Eds.), pp. 139-
193. IDEM (2000): Canarias, un mercado singular:
abastecimiento y consumo de tabaco
durante el siglo XVIII. En LUXÁN, SOLBES
Y LAFORET (Eds.), pp. 177-230. IDEM
(2003): La renta de tabacos en Canarias. Del
arrendamiento a la administración directa
1717-1720. En Anuario de Estudios Atlánticos,
49, pp. 447-473.
58 SOLBES FERRI, S. (1999): Rentas reales de
Navarra: proyectos reformistas y evolución económica
(1701-1765). Gobierno de Navarra,
Pamplona. IDEM (1999): El arriendo del tabaco
a través de la Real Hacienda: una eficaz
formula de intervencionismo regio en
Navarra (1717-1749). En GONZÁLEZ ENCISO
Y TORRES SÁNCHEZ (Eds.), pp. 319-
352. IDEM (2000): Distribución y consumo
legal de tabacos en Navarra 1731-1779. En
LUXÁN, SOLBES y LAFORET (Eds.), pp.
245-285.
59 RODRÍGUEZ GORDILLO (2002), La difusión...
p. 141.
60 RODRÍGUEZ GORDILLO (2002), La difusión...
p. 221.
61 LUXAN y BERGASA (2003): La institucionalización
del modelo tabaquero español...
ob. cit.
62 O. BERGASA PERDOMO (2003): La fiscalidad
sobre el tabaco, Fundación Altadis, Madrid,
206 p.
63 BERGASA (2004: 19-20).
64 BERGASA (2004: 61). A fines del siglo XIXcomienzos
del XX, por ejemplo, el mercado
norteamericano del tabaco tenía ya un fuerte
componente monopolístico, pese a las leyes
antitrust, y la Duke´s American Tobacco
Co. (1911) se había hecho con más del 90%
del mercado mundial. Después de la Segunda
Guerra Mundial, sin embargo, la industria
sería condenada por aquellas leyes y, lo
que es más interesante, el aumento constante
de la presión fiscal sobre el tabaco estaba
teniendo efectos restrictivos por parte de los
consumidores
65 Para el conjunto de la población europea a
VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 289
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes
fines del siglo XX, los fumadores deben representar
la tercera parte de la población total.
66 BERGASA (2004: 131).
67 C. CAMPOS LUQUE (2004): Las cigarreras
malagueñas. Tecnología, producción y trabajo en
la Fábrica de tabacos de Málaga. Fundación Altadis,
Madrid, 309 p.
68 C. CAMPOS LUQUE (2001): Mercado de trabajo
y género en Málaga durante la crisis de la
Restauración. Granada, Universidad de Granada,
390 p. C. CAMPOS LUQUE (2002):
Los orígenes del Estado de Bienestar: institucionalización
de las reformas sociales, políticas
de género y su aplicación en Málaga
en el primer tercio del siglo XX. En M. D.
RAMOS y M. T. VERA (Coords.): Discursos,
realidades, utopías. La construcción del sujeto
femenino en los siglos XIX y XX. Barcelona,
Antrhropos, pp. 252-284.
69 En el cierre de 2002 se incluían las fábricas
de Alicante, Santander, Málaga, La Coruña,
San Sebastián, Madrid, Gijón y Valencia.
70 CAMPOS LUQUE (2004: 238).
71 BAENA LUQUE, E. (1993): Las cigarreras sevillanas.
Un mito en declive. Málaga, Universidad,
1993.
72 CANDELA SOTO, P. (1997): Cigarreras madrileñas:
trabajo y vida 1888-1927. Madrid,
Tecnos.
73 GÁLVEZ MUÑOZ, L. (1998): Estrategias
empresariales y estrategias familiares. El absentismo
en la Fábrica de Tabacos de Sevilla
durante la gestión de la Compañía Arrendataria
de Tabacos 1887-1945. En ARENAS, C.;
FLORENCIO PUNTAS, A y MARTÍNEZ
RUÍZ, J.I. (Eds.): Mercado y organización del
trabajo en España (Siglos XIX y XX), Sevilla.
GÁLVEZ MUÑOZ, L. (2000): Compañía
Arrendataria de Tabacos 1887-1945. Cambio
tecnológico y empleo femenino. Madrid, LID.
74 VALLEJO FERNÁNDEZ, S. (1986): Las cigarreras
de la Fábrica Nacional de Tabacos
de Madrid. En OTERO, L. E. y BAHAMONDE,
A. (eds.), Madrid en la sociedad del siglo
XIX. Vol. 2, Madrid, pp. 135-149.
75 REY REGUILLO, F. (1998): Relaciones laborales
en la industria tabaquera española (1887-
1995).Fundación Empresa Pública. Programa
de Historia Económica. Documento de
Trabajo 9811.
76 COMÍN, F. y MARTÍN ACEÑA, P. (1999):
Tabacalera y el estanco del tabaco en España
1636-1998, Fundación Tabacalera, Madrid.
77 ALONSO ALVAREZ, L. (2001): Las tejedoras
del humo. Historia de la Fábrica de tabacos de A
Coruña 1804-2000. A Nosa Terra, Fundación
Altadis, Vigo.
78 TEIXIDOR DE OTTO, M. J. y HERNÁNDEZ
SORIANO, T. (2000): La Fábrica de tabacos
de Valencia. Evolución de un sistema productivo
(1887-1950). Universitat de Valencia
y Fundación Tabacalera, Valencia.
79 VALDÉS CHAPULI, C. (1989): La Fábrica de
Tabacos de Alicante, Caja de Ahorros del Mediterráneo,
Alicante.
80 CAMPOS LUQUE (2004: 128).
81 El libro de Ronquillo refuerza una idea ya
establecida por la Historiografía sobre la
trascendencia mercantil y financiera de Sevilla,
antes del Descubrimiento: CARANDE,
R. (1982): Sevilla, fortaleza y mercado: La
tierra, las gentes y la administración de la ciudad
en el siglo XIV, Sevilla. COLLANTES DE
TERÁN, A. (1977): Sevilla en la Baja Edad Media.
La ciudad y sus hombres. OTTE, E. (1982):
El comercio exterior andaluz a fines de la
Edad Media. En II Coll. De historia medieval
andaluza (Hacienda y Comercio), Sevilla;
GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M. (1985): “Genoveses
en Sevilla (ss. XII-XV), en Actas de I Coloquio
hispano-italiano. Presencia italiana en
Andalucía, Sevilla. BERNAL, A. M. (1993): La
financiación de la Carrera de Indias (1492-
1824). Dinero y crédito en el comercio colonial
con América), Fundación El Monte, Sevilla.
82 PIQUERAS (2003: 251-2).
83 El proceso conducente al desestanco está
profusamente analizado en la obra que comentamos.
290 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X
Santiago de Luxán Meléndez
Historia económica e historia atlántica: algunas reflexiones sobre publicaciones recientes