VFRJETA, Número 6, 2001-2002 107

ALONSO QUESADA, AGUSTÍN MILLARES CARLO,

ARGOTE DE MOLINA Y EL SOLAR NORTE DE LA

CATEDRAL

Resumen: Se presentan dos textos:

una carta de don Agiistín Millarcs Cnrlo

y una "Crcínica dc la ciudad" de Alonso

Quesada, que no aparece en sil Ohrn

Cornplcta, en los que se habla del solar

norte de la catedral de Las I'almas y del

enterramiento en t l del historiador y genealogista

seiillano Conzalo Argote de

Molina.

Palabras clave: Argote de Molina,

Gonzalo. Millarcs Carlo, Agustín. Remero

Quesada, Rafael. Alorlsu Qlrrsndil. Catedral

de I~asl' alrnas. Hospital de San

Martín.

Abstract: Two t t ~ t asr e prewntcd: A

letter from D. Agiirtin Millare.; Cnrlo

and a "Crónica de la ciudad" from Aloilso

Qlicsridn, that doesn't appear in the

Ohrn Coii~pldiif rom Aloizso Qircsnd,~i,n

rvliicli is spokeri nbuut tlie north building

site of Las Palnias' cathedral dnd of

the biirial in it of the genealiigist and hirtorinn

Gonzalo Argotc de Molina froni

Se\.illa.

K e y ~ c r d ~.b, .:rg :>ti :!e h?u!i:-.-, C.<>::

ralo. Millares Carlo, Agustín. Ronit.ru

(2uesada, ILifael. A¡or~.;o Q~rr.i-n~iL'iai.5

Palmas' Catliedral. Hospital de San

Mariín.

Los trabajos que se realizan en el solar

del ala norte de la catedral de Las Palmas

y los restos humanos en 61 encontrados

p~r sxt idl tU IM ~ i ~ d s i lp>~~ l~ ~ ppi ~~ ci 1di11 0strar

una bella prosa de Rafael Romcro Quesada

(Alorzso Q1ícmii7), j~ui10 CUII una c'irt'~

de Agu5tíri Millc~i.eCs arlo, rn las que se habla

de dicho svl'ir y de un persoriaje que se

creía enterrado allí, Gonzalo Argote de

ivíoiina. Ambos textos estan unidos entre si

por e1 personaje a que están dedicados. El

primero es una carta de 1912 de Agustín

Millares Carlo a siis padres; el scgundo,

una de las "Crónicas de la ciudad" de

Aloizso Q~it~sn~qluae, firma aquí con el pseudónimo

dc Cnrdcilio, "Crcínica" que no se

encuentra en la Obra Coniplcta del autor canario,

y por lo tanto desconocida para los

lectores que solo hayan visitado la nombrada

Obra Cotrlplt7ta.

En la carta de Agustín Millares Carlo a

sus padres -desde Madrid y en su tercer

ano de carrera, con unos diecinueve

años-, se puede notar, en primer lugar, el

tipo de preociipaciones de este estudiante

brillantísimo, con una ~ocacicíiip or la inv~

stigación que parece llevaba en sus genes.

En tudas las cartas que se conservan,

sean familiares o no, prima siempre la noticid

de los trabajos de investigación en los

que está inmerso. Por lo que esta carta que

presento muestra, sus comunicaciones desde

Madrid son escritos no solo para la familia

más cercana, sino también para otras

personas, en especial los componentes de

las cdebres tertulias de la familia Millares.

Los intelectuales de la época, amigo5 de

ese entorno, seguían con atención todo lo

concerniente a su formación en Madrid,

como se puede rastrear por los periódicos

de entonces. Aquí, Agustín se dirige a iino

de los escribienles de la notaría de SLI yadre,

Fc,rnznde .4!t:cns.n, pidi&du!e !c. h".".-6- -

:;ebtiories pdra conseguir unos documentos.

En la "CrOnica" de Cnrdcizio, uno de los

variadísimos pscudónimos empleados por

Aloilso Q l i t w d a , no es difícil columbrar, bajo

ese "Nosotros creímos a un amigo erudito"

del comienzo de su segundo párrafo,

la figura del estudiante Agustín ivIillares

PL-~. .Ll - L ...L\ J , LCILL CCICCILI I~ '1 id> i ~ q u i e i ~ ~ dde s

,410izso Q i i c ~ r l n . No se olvide que el jovrn

Agustín dedicaba por aquella tpvcd algún

Lieriipci CI c,c)rriporier versos, aunque esta no

fuera s ~ úin ica y priricip'il inquietud, evidentemente;

lo mismo que ocurría con

/iiotm Qiicsada, hombre que abordó muclios

géneros (poesía, prosa, teatro, prriodisn-

io, sátira, etc.). De los afanes de Milldrts

por la poesía y de las cartas que se

ei-icuentran visibles con Alomo Qiirsada ya

he dado cuenta en algunos trabajos (HENRÍQUEZ

JIMENCZ (1996-1997): 445-470,

355-379, 11-64.).

Otra observación curiosci del texto de

Cnrd~ilio es la mei~cicín de la Delegación

del Gobierno y de su titular de entonces,

Alonso Quesada, Agustín Millares Carlo, Argote Molina y el solar norte de la catedral 1 09

don Manuel Luengo y Prieto. Esta Delegación

se encontraba cercana a la catedral, en

el callejón de San Marcial. Don Manuel

Luengo fue un personaje curioso de la política

local. A~OIISQOi~ esadan o perdió jamás

ocasicín de referirse a su df6n de contentar

a todos, a su falta de autoridad, a su verborrea

adulatoria, etc. Cuando Luengo estaba

destinado en la Secretaría del Gobierno

Civil de Barcelona, Aloiiso Qticsadn publica

en La Piibiicidnd (5-IV-1921) de

aquella ciudad un recuerdo del mismo.

Los editores del periodico, con mucho tacto.

cambian el titulo del artículo para que

no se le identit'iq~ie": Panorama espiritiial

de un insulario. Los grabados de D. Ramón

(De, niirstra colaboracicín)". Se puede

leer en Alorlso Qiicsadrr. Obra Coriipletn, tomo

6, Prosa. lns~ilniici. Textos iiisywcoc, pp.

195-197. El editor de la Obril Coniplrtn, LAzaro

Santana, sabiendo dr quién se trataba,

lo titula: "Panorarna espiritual de L I ~

ifisdzriv. Lm í;rabndvs de d:!n M,nt!o!".

Dentro del texto de las dos publicaciones

no aparece el tal D. Ramcín del título del

periódico barcelonés, sino don Maniicl.

Allí, Aloizso Qwsndn hace alusicín '3 que

don Manuel es hijo adoptivo de Las Palmas,

eri 1111 rrtrato clririciled~iiI; lriio de sarcasrnv,

del personaje, al que da, entre

otros, el calificativo dr " ~ l mejor rquilibrista

Uei mundo". Cua~iUo se ie riu~rib~ó

hijo adoptivo de Las Palmas, Alnrlso @irr.-

sacia oryuestó un plebiscito entre los lectvres

del periódico que dirigía para que expusieran

sus ideas sobre 1'1 determinaciOn

municipal.

Actuales son asimismo las aiusiones ai

proyecto de la constriicción de pisos para

I«s cariónigos en el solar norte de la catedral.

Fue este uno de 10s temas predilectos

en que Alo~so Qucsada ejercitó su crítica

despiadada y su sarcasmo. El cancínigo de

la catedral, don Francisco Caballero blujica,

al historiarnos los avatares de ese solar

en su duc~imentada 1-11 obra dc Snritn Ario:

Llli solar cc~ilI iisfi~rios, e ciñe al Libro de 4ctas

del Cabildo Catedral y a los documentos

del Ayuntamiento. Cita algo de la muy

abundante literatura periodística que se

generó en 1917 con motivo del deseo del

obispo I\/larquina y del Cabildo Catedral

de levantar allí los nombrados pisos (doce

viviendas). La respuesta sibilina que da el

Ayuntamiento al Cabildo podría tener que

ver curi la opiriihi de un sector de la sociedad

qiie criticaba abierta y fiiertemente

dicha propuesta, por considerar que ericerraba

otras motivaciones. A este respecto,

se podrían reunir las prosas de Ak~n s oQ uesndo

y de otros escritores y políticos canarios

de la epoca que hacen referencia a la

polemica suscitada (Fray Lcsco, por ejemplo).

Estas prvsas están elaboradas con

unos criterios qiie en nada avalarían la

consideración del aplazamiento del expediente

de edificación por el L4y~intamiento

como carencia ahsoliita dr smsibilidad.

Estas prosas ofrecerían una versión complemeiitaria

a la del Sr. Caballero (CABA-

!-.! E!?^ ~/~ÚJ!c.A. (1999): 111-116). A!ci!!sci

Qiicsrz~ias e rriariifiesta, según s u coslunibre

y como es de esperar, totalmentr opuesto

o las prctcnsioncs del obispo y del Cabildo

Catedral. Detrás de siis escritos hay

mucho humorismo, ironía, y muchas cosas

n1ás.

El personaje histcírico sobre el que se

centran estos dos escritos es don Gonzalo

Aigoit d t M~ ~ i i ~pi d~,i ii~ici\ri i de la 'ialiia

Hermandad y caballero veinticuatro de la

ciudad de Sevilla (donde 1iaci6 en 1548),

historiador, grncalogista, rrudito, crítico

y yoet~l, que casó con Id hija del primer

marqués de Lanzarcite, don Agiistín de

Herrera y Rojas. Faiieció en Las iiaimas

en 1596 y fue enterrado en la capilla

mayor de la llamada Iglesia vieja (la

Parroquia del Sagrario de la Catedral).

Viera y Clavijo, siguiendo a Pedro Agustín

del Castillo, afirmaba que 10 fur rw e1

hospital de San IvIartín, opinión sobre la

que se basan los dos textos que se presentan.

Sin más prolegómenos, aquí van los dos

textos:

110 Antonio Henríqim ]lrnc;nez

CARTA DE AGUSTIN MILLARES A

SUS PADRES

Madrid, 4 de Marzo de 1912.

Queridísimos padres: Les escribo, hoy

domingo por la noche, pues mañana tengo

clase hasta muy tarde y dispondría de muy

poco tiempo.

La iíltima carta me ha prnducido verdadero

entusiasmo'. El documento me parece

perfectamente transcrito, excepción

hecha de las fechas, pues usted pone 1501,

y debe ser, como dice Papá Tin2, 1591. Le

ruego que si le es posible vuelva a examinar

nri irin.-aA l nirr-, ny-i ibo x, r n u ny i-'-iUo A = ufIuiL ;=r la

verdadera fecha del documento. Cuando

yo esté ahí, (y ya afortunadamente falta

bien poco), pienso transcribir csc documento,

pues con algunos más difíciles me

he visto yo en el Archivo Histórico Nacional,

y no se me han resistido'.

Dígame, si lo ha transcrito ustcd en su

totalidad, y si el legajo en que se encuen-

L-- 1- Le..-- z "-.-L T:.. T . . ~ l a111 ~ L I I I I L C J1 aya ~ u i ~. r i is i u i i ~ ~ c i sd,C cicrl

del enterramiento, no me las mande por telégrafo,

sino bien detalladas por correo. He

de mariiíeslarle que riu pierisu presentar mi

trabajo hasta los cxa' mcnes.

Un documento que me interesaría murlin

c o n o c e r r h la i~artiddd e matrimonio de

Argote con Dofia Curistanza de Herrera.

¿No es verdad que sería un apéndice muy

curioso? Fues bien, esa parricia s6io puede

estar en Teguise, en Arrecife o en los antip

u s libros de alguiid de las parroquias de

Idas Palmas. Por este correo les escribo a los

curas párrocw de Teguise y Arrecife, que

ignoro si me atenderán. Léale el párrafo

que sigue a Fernandito Alfonso':

Fernando: Tú que eres hombre de Sacristías,

bien puedes hacerme un gran favor.

'lú conoces a don Celtstino, a don Antonio

Astiles y den& pirrocos de Las Palmas.

iQu6 trabajo te costaría en algún rato

de ocio, llegar hasta los libros de esas parroquias

y buscar el documento que me hace

falta? iOh, Fernando! Muchas veces te oí

decir aquello de: IJetitc et accipietis. Pues

bien; yo pido y tú tienes la palabra.

Comprendo que les he dado la lata de

un modo terrible con estas cosas. Pero, suponiendo

que no se encuentre lo que les pido,

yo les aseguro que, como exista (y no

puede menos de existir), yo he de dar con

ella este verano. Quizás les extraiie tanto

empeño mío en este asunto, pero, aparte de

lo que me ha dicho un ductor en Letras,

buen amigo mío, a quien le he enseñado

esos documentos y que me guía en estas

investigaciones, este trabajo puede servirme,

el día de mañana, como tesis doctoral.

Otras palabras más, sobre Argote: hluñoz

y Garnica, canónigo de Taén que reimprimió

en 1866 la obra de Argote titulada

Nobleza del Alidali~ia, dice al terminar el

Pr6logo las siguientes palabras, que copio,

para que usted me dé su opinión:

Sifircron o no tri7slaclados dcsde las Canarias

a Smilla los I .PS~Od~S A q o t e , no se snbe rie

cierto. Cuarllio en 1594 t w o ur! hijo el Marqués

dc Lamarote eri doña Mariarzn ErirÍqut,z,

.A. g f i t c gnprg.~di&g? ? ! i t i g i ~cn ,c ct! ,s!!pni.n nnr

'3" t""

ln dote dc sil esposa, y cori ~ s t e f i r is c trr~sludó

a la gran Canaria. Poros nños &splrr's lniirió en

lir C ~ L I L ~dU~~L, a :: Prilrntis, p b r c y :,inj uicio, y

frrr. ~ ~ i t r r r n deno la iglesin drl hospital de San

Martíri. Esto diceri los historiadures, Viera en

e! tonlo 2O pág. 317 y Castillc~e n la pbg. 255.

EII Sczdla sc cree qiw Jiicroi~ fraslaiia~ios los

restos dc Argotr al panteón de su fainilia cn la

i g l ~d~c Ji c~~i~i t i npE. l Müiiiiiiciiio yicc jc i i i ~ei5

la los^^ sepiílcral; pero eiz Sevillri rliisr~io 110 iray

c o ~ i f o r ~ ~ ~ idden ytalr eceirs. La iwrparcinlidad rios

obliga n decir yirc hoy se rnr~tltirr~crii wi t~ lus

Canarias ln tradicióii le qi1e fiiero~i ex11111rind~s

~ e m ~ t a ~ n/o~sn YtPeS ~ O Sd e Argote y cond~icidos

a Ccviiia. Lh ?lo existr ci ilospitai de So11 Martí^

que a11ti.s se liallabn en otro sitio de la población,

j m t o a la catedral: los cadiíí~tws que

nllí había fueron exh~imadosa l roii7irrtirsr~t w

plnzrr y I C U ~ I I I ~ L T Y S t~i iie(io~d i f i ~ i o ss obre sus

ritinas. Pruo d c nqir~lln~ ~ l r lmn c i ósicic refn de

los restos dc ilrgote que se supo~ielz eclia existiendo

el hospital y la Iglesia de Sniz Mautíri, izo

hay iioticia alprra, n i docil~trcr~qtou c sirva de

apoyo a la tradicirín. Castillo y V i ~ r aq, l ie PScribierori

rrledirrdo el siglo pisudu, nadrl dicerl

l\lonso Quesada, Agustín Millares Carlo, Argote Molina y el solar norte de la catedral 111

go Lectora1 de aqticlla Santa lglcsia activo i~zvestiaador

narrador fidelísimo así de las imfi-

" a- 1-m .--..z:...

L LMJ ~ u r r ~LICw 1 ~ L3~ L ~ U I L L U I I CqD v u r L L L I X -

lar se rcficren ha exaniiilado los libros de

defünciones del hospital de Sari Martín y ase-

, - , n , . ' . ' yurü Y U C ci 1 - UIU ~ I I Y I L I ~ CLI?U e í uiiu ZóÚ9.

La lápida de que se habla en este párrafo,

existente e11 la Iglesia de Santiago el

7 v-l.e jo de Seviiia, dice así: Esta Capiiia 1na1yor

11 eritierro c7s de/ Goriralo Argole de hlolirilz

Pruuincinl/ De la Hermandad Del Andalucía/

11 ijeirlte y Qualro Quefue deScviiilz.yi Desus

herrderos. Acaliósc ario de 1600

Añade el mismo Señor Gdrriica: Tenrrrm

dif~eultud en creer que niuriendo Algote en t r m

tu desgracia, se truslnduran sus restos a Sevilla.

¿Qué tradición es ésa? El misterio sólo

podrá descifrarse viendo la sepultura de

Argote, de que le habló a usted don Diego

de Quintana. Y esto es tanto más necesario,

cuanto que don Antonio Goinez Acehes

piihlic6 en IRh4 un articulo en kl Poríirmr

de Sevilla, en el que ocupándose de este sepulcro

dice, que frnbajai~doe n 1726 los dba-

Giles drtrhs riei retablo sp desclibuieuon huesos

11 s e p ~ i l t ims'l e los abuelos de Argote También

refiere que hará medio siglo, levantándose

la losa sepulcral, se oyó como un filevfc

chasquido dp IRtlgo. el Sr. ciirn Mirñoz bnld con

una luz al e i~t e r ramz c~~y tcoo nocio que aquel

c h a y n ~ d oJ'II Y por iznberse pnrt~doa In ilizpres

~ ó nd el m y e la caja n i o ~ t i l o r id~e ~G onzalo Avgofr

de Mnlrna, forrada PW r ~ l r ~ o

51 se desc~ibrieronlo s restos en Las Palmas,

todo tendría a mi juicio fácil explicación,

pues como el mismo Gómez Acebes

afirma que en ese panteón se encontraron

tnmhién los seis hermanos de Argote, hicn

puede ser la caja del chasquido la de uno de

cstos Argotcs y no la del nuestro. Dígame

lo que piensa de todo esto, pues sin su consejo

no mc atrevo a nada.

Y basta va, pues son las doce y cuarto

dc la iioclic y 11' C L ~ I ~ IC I~ ICC C ~ U I ~ ~RIe.c ucrdos

a todos. Al Pancho y a los deni& pequeños.

Para ustedes muclios besos y abrazos

del hijo A;yustín.

CRÓNICA DE LA CIUDAD. NO

APARECE ARGOTE

Nosotros creímos que Argote de Molina

estaba enterrado en la antigua Delegación

cchiernfl, Arnnto do Mc!inu

A " e"-

uno de nuestros amigos literarios. Hay

unos viejos papeles en los cuales aparecen

n"n..:&C." *-&:A-- A- A--.-.&'. A- hfi-l:-- A -

C.,CILI<LJ LlClllClCLJ ,AL L l L 5 " L C UC I Y I V I I I I C , . rlgote

vivió en Lanzarote, Argote estuvo en

el antiguo hospital de Las Palmas. Y hay

qüierL asegula que Algote, a::6 el

de 1590, cerró sus ojos para siempre en esta

ciudad.

x 7 ~uosotros crcimos a un amigo erudito.

Argote estaba enterrado aquí. Pero el sepulcro

de Argote está en Sevilla. Esto nos

parece aigo extrano. ¿Como Argote reposa

en nuestra tierra y su sepulcro aparece en

Sevilla? Argute muriU, efectivamente, en la

ínsula, pero sus restos fueron trasladados a

la ciudad andaluza. No obstante todos estaban

en la creencia de que la lápida que

cubrió la prístina sepultura del famoso genealogista

sevillano permanecía en los sótanos

de la Delegación debajo drl despacho

del señor T.iiengo.

Ahora, al derrumbar estos viejos muros,

hemos querido buscar la lápida de Argote,

mas la lápida, como la capa, no aparece.

I'rro han aparecido otras lápidas, unas

enormes lápidas que han necesitado ocho,

diez hombres para levantar una. En el miinicipio

se han colocado estas lápidas y ante

ellas han desfilado varios amigos nuestros.

El suceso ha sido extraordinario. Un

acontecimiento de ruinas. Itálica que resucita.

I.ns hombres han visto cómo surge

una blanca ciudad debajo de las cenizas del

Vesubio. Estas I6pidas tan vulgares, tan ordinarias,

han recibido los I-ionores de una

admiración inconmensurable. ¿En realidad,

estas lápidas son lariiosas? Niriguria

Jr las IApidas es de don Gonzalo el sevillano.

kosotros, nuestros aiiiigos, tampoco

sabemos quiénes fueron los hombres que

estas láyidds cubrían. Y no hay hombres ya

ni restos de hombres bajo de ellas. Las Iápidas

Lapdbari los carcomidos cuerpos de

unos canónigos que debían de ser ilustres.

Así nos lu dice un amigo. Él está encantado

con las lápidas. -«Don Fulano de Tal,

canónigo -dice-, estaba enterrado." Don

Fulano de Tal. De Argote no aparece la 15-

pida, mas de este canónigo sí hay una ldpida

labrada bellamente. Nos hemos qiiedado

sin la emoción de aplaiidir el crdneo

ya vacío de Argote, de tenerlo en niiestras

manos y de decir una pequefia vulgaridad

o una fraw ciirsi TUn e r d i t o !rica!, cnn 12

calavera cn la mano, hubiera dicho: -'';Ay,

pobre Yorik!"

Pero cstj el canónigo Mejor dicho. No

está el canónigo sino la lápida. ¿Y aparecerá

este amigo eclesiástico después de su 1ápida?

Es posible. Él sabrá muy bien que enfrente

sus queridos colegas van a poner

unos picitoc. Él saldrá seguramente de su

sepultura para gozar de su pisito correspondiente.

Después de tantos siglos de

apretada oscuridad, le vendría dc perilla

una fresca ventana abierta al Norte para

gozar de la brisa sutil.

NOTAS

1. Desde esta época se ve la preocupación del

joven Agustín Millares Carlo por Argotr de

Molina. En 1923, publicará en la Revista de

Filulogía Españoin el articulo titulado <(Lab iblioteca

de Gonzalo Argote de Molina* (X,

pp. 137.152). En 1955, en la revista El MUSPO

Cailnv~ov era la luz «Dos documentos de Argote

de Molinan (XV1, 53-56, pp. 97-98). En

1973, es encargado por el Excmo. Ayuntamiento

de Las Palmas de la reedición, corregida

y aumentada, dc la obra de su amigo

y compañero el profesor Antonio Palma

Chaguaceda, titulada El Irisluriudul~ Gvmaia

Ar,qote de "vlolirin. Esti~diob rciyrflfico, bibliogrifirr~

y crítico. Esta segunda edición respeta la

original. Millares aporta anotdcivnes y, sobre

todo, los apéndices IL' (pp. 185-206), V (pp.

206-217), VI (PP. 217-223) y \ill (PP. 233-

336), adeniás del índice «nomástico y de títulos

(pp. 237-263) ausentes en la primera

edición dc 1943. ?ermi:oiemc hocei- niia alw

sión a la Bibliografía que aparece en el artí- - .

culo dedicado a este personale en la Grnn

Enriclnprdin Cnnnuin (La Laguna, Fdiciones

Canarias, 1995, tonlo TI, pp. 328.329). Antonio

Palma Chaguaceda es citado allí como

Chalgueda, P. Para nada se cita la segunda

edición de Agustin hlillares, con sus correcciones

y aumentos, que la hacen una obra

completísima para su epc-ica.

2. El dbucio Uc Agustín ivíiiiares Cario, ei i-iistoriador

Agustín Millares Torres.

En 1921, pi-esenla~rás ie y utrus documentos

relativos a Argote de Molina como méritos

para toiiiar parte en la oposición a la cátedra

de Pal~ngrafía de la Lini~rersirlzd do

Granada. Éstos se encuci-itran cncuadernados

en la Biblioteca del de don Francisco

Rodríguez Marín. Existe una carta de Mllares

a don Francisco en la que adviértele

que la transcripción de los documentos la

realizó cuando tenía diecisiete años. Tiodríguez

hla~íiiy ublicdrd 105 documentos en el

Rolrtín dc ln Acaricrriia Espniiola ("Nuevos datos

para la biografía de algunos escritores

de los siglos XVI y XVII", tnmrr T:TII, 1U21,

pp. 64-87). ..111í agradece la copia de los documentos

"a la amabilidad del muy docto

paleógrafo don Agiistín Millares Carlo". El

documento que lleva el número VI1 es, precisamente,

el acta del Cabildo Catedral de

Las Palmas en la que se acuerda que Argo-

Le sed enterrado "en ia capiiia mayor de la

Iglesia vieja".

Fernando Alfonso y Martíner. Escribiente

de la notaría dc Agustín Millares Cubas. Este,

en su diario, afirma que entró en la notaría

en 1877 y «sigiie hasta hoy, 21 de marzo

de 1931,,. De él dice: <'lo querenios cvriio

si luera de la familia por su probidad, interts

y celo con que trata todos nuestros

asuntos.>> Imposible sería cncontrar estos

ducurnentos a causa del incendio que devoró

esos archivos.

4loiiso Quesada, Agustin \tillares Carlo, Argote Molina y el solar norte de la catedral 113

ALONSO QUESADA (1986): Ohra C<>i?rplrtaF dición

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histwindor Gonzah Arptc de hlolirin. Estirdio

hi~i_ovMfi,-o!,i i!iling.~.! ?firo.11 cyfiicn. $ Q ~ G E ~ -e.&-

ci6n corregida y aumentada por Agustín MILLARES

CARLO. Excrriu. Ayuntamiento de

Las Palmas.