VEGUETA, Número 5, 2000 277
EL CENTRO HISTÓRICO
DE LA VILLA DE
CANDELARIA (TENERIFE)
278 Jirati Sebnstidn López Gnrcin
Resumen: Candelaria destaca en Tenerife
con un alto grado de signilicación
por el protagonismo que tuvo en algunos
episodios notables de la isla. La
Aparición de la imagen de la Virgen en
estas tierras del menceyato de Güimar
ri~iisliluyiíu i id siliguldr pAgiria de Id etilpa
de contactos entre la cultura guanche
y los primeros evangelizadores de Canarias,
circunstancia que derivará en la
particular Jevociún que el pueblo tinerfeño
y canario dispensará a esta advocación
mariana a través de los siglos. Si se
le compara con otros centros históricos
tinerfeños, Candelaria contrasta con
ellos por la modestia de su núcleo. En
sus orígenes, pasw por varias vicisiludes
durante los siglos XV y XVI, para comenzar
a consolidarse a partir de las
centurias del XVII y XVIII. Una serie de
espacios e inmuebles formarán parte de
su constante histórica y atestiguarán este
pasado, entre ellos destacan la Cueva
de los Camellos, la Cueva de Achbinico-
San Blas, Convento de Dominicos, Basílica
de Nuestra Sefiora de Candelaria,
plaza de los peregrinos, Casa del Cabildo,
Iglesia de Santa Ana, ctc.
Palabras clave: czrltura de coiitacto,
cerltro histórico-relicyroso, rt~utillzactóric, ambio
cultural, arquitcctuua popular, cristiaiziznción.
Abstract: Candelaria stands out within
Tenerife for its leading role in somc
of the most outstanding episodes of the
Island. The appearance «f Virgin Mary
within thc lands of thc Cuimar "mcnccyato",
was a singularly important episode
in the period of contact between
"guanche" culture and the first wave of
evangelists that arrived in the Canaries.
Thi:; &r d;r,v tofiiic.! cd ti>t hi. .y.-u..'& ;-..'-L,".l".'.,." "
strong dcvotion fclt throughout thc Ccnturies
by thc inhabitants of Tcncrife, as
well as by canarians in genera1,to thr
worship ol Virgin Mary. 111 contrasl lo other
historical ccntrcs in Tenerife, Candelaria
has a small core, which started to
consolidate from the seventeenth and
cightcenth centuries onwards. A series of
public spaccs and buildings stand witness
to ti-iis past; standing out amongst
them are thc Camel's Cave, the Cave of
Achbinico-San Blas, the Convent of the
Dorninica~~sL h, t ! Bdsiiicd of Nuestra Señora
de Candelaria, the Pilgrim's Square,
the seat of "El Cabildo", the Church
of Santa Ana, etc.
Key-words: Contact culti~re, Izictorical
nnd religiolrs center, reiise, clritirrnl clinnge,
popular urchiieciure, euungelizuiiorr.
Czte artículo, revisado, forma parte del estudio sobre
el Conjunto Histórico de la Villa de Candelaria,
encargado por el Área de Cultura, Patrimonio
Histórico y Educación del Cabildo de Tenerife, a
travk de la Unidad de Patrimonio Histórico y
Educación.
En 1973 comenzó el reconocimiento oficial
de los centros históricos canarios. A
partir de ebd fe~hd,d ñ d~e ld cieclaracifin
del Conjunto Histórico-Artístico de Vegueta
(LÓPEZ GARCÍA, en prensa b), se han
sucedido una serie de reconocimientos que
han favorecido a núcleos antiguos de oarias
de las islas. Si se hace un repaso de la
situación general de la Comunidad Autónoma,
los resultados en estos cinco lustros
no han sido equilibrados, ya que mientras
las islas oricntalcs alcanzaron en unos pocos
anos el reconocimiento de los que son
sus conjuntos mis importantes, no sucedió
lo rnisino en lds o~cidentales ,c on largos y
complicados procesos en la resolución de
la mayoría de sus expedientes. Al respecto,
es muy ilustrativo que durante un mismo
período (1973-1982), en la provincia de Las
Palmas se reconocieron siete conjuntos y en
la de Santa Cruz de Tcncrife sólo tres
(LÓI'EZ GARC~A, 1989: 766-267); mientras
durante el período 1985-1994 se produjo
una declaración a favor de la primera demarcación
y cuatro a la segunda.
En el panorama de las declaraciones de
Bien de Interés Cultural, categoría Conjunto
Histórico, posiblcmentc sca Tcncrifc la
isla que ha ofrecido la situación mis citípica,
con un reducido número de incoaciones
resueltas en relación a la importancia de su
.--c..: :- 1.:-.z.:-- n . c - - -:..:,.'..,'--..
~ L I I I ICL I I I I U I I I ~ L C I II CU.w a ~ u ss it;iiiiicauvi!u
son la tardía declaración de San Cristóbal
E1 centro histórico de la villa de Candelaria (Tenerife) 279
de La Laguna (Conjunto Histórico en 1985,
Patrimonio de la Humanidad en 1999), así
como el alto número de alegaciones ciudadanas
contrarias o los largos contenciosos
de obras por legalizar. Con estos perfiles
y aunque algunos de los problemas
tipificados están felizmente resueltos, todavía
quedan por solucionar varios expedientes
dc alto interés para el legado canario.
Una de las particularidades de los centros
históricos canarios es que las declaraciones
e incoaciones pertenecen a una escala
amplia con la inclusión de tipos
diferentes, ofreciendo una imagen variada
que va rriás aiiá de los mocieios con una arquitectura
y un urbanismo de mayor grado
de erudición. Candelaria, en concreto, puede
ilustrar la importancia de unos valores
que precisamente no son los considerados
convencionales como es el requerimiento
de una alta concentración monumental. Las
aportaciones de la Villa y la justificación de
su Conjunto Histórico se fundamentan sobre
todo en algunos hechos singulares de la
Historia de Canarias, relacionados con la
Aparición de la imagen de Nuestra Señora
de Candelaria y la importancia dc su dcvoción
a través de los siglos, con una difusión
externa, cspccialmcntc en la América hispana
(DELGADO DOMÍNGUEZ, 1988:
126-128). De ahí que su singularidad y, por
extensión, la del centro histórico, está más
en relación con su significación mariana y
centro de peregrinaciones, que con la monumentalidad
artística y urbanística.
CANDELARIA EN LA HISTORIA
El relato de la Apauicióri y los orígenes
de la Villa
La Aparición de la Virgen de Candelaria
a los guanches en la playa de Chimisay
y los sucesivos traslados de la imagen, primero
a la cueva del barranco de Chinguaro
y la posterior entronización en la cueva
de Achbinico, constituyen uno de los cpisodios
más conocidos de la Historia de Carmrirl5.
L u ~rei 'ercncias ai acontecimiento
fueron recogidos tempranamente por distintos
autores a partir del siglo XVI, los
cuales le otorgaron un carácter sobrenatural.
Si bien destacan los escritos dc Vianci,
Núñez de la Peña y Castillo, Fray Alonso
de Espinosa merece una mención especial
con su obra "Historia de Nuestra Señora de
Candelaria" (ESPINOSA, 1967). De todas
las versiones sobre el tema, da referencias
María Jesús Riyueline en su ub~d "Ld Virgen
de Candelaria y las Tslas Canarias" (RIQUELME
PÉREZ, 1990: 27-63).
Algunos autores han relacionado los
orígenes del asentamiento de Candelaria
con la misma Aparición, dando a los naturaies
o guanches un protagonismo de excepción.
En esta línea se expresa José Rodríguez
Moure: "Para guardián de la Santa
Imagen y aseo de su cueva, ofrecióse Antón,
y como esta distinción le pertenecía
por tan legítimos títulos, fuéle confiado el
cargo, pero los menceyes diéronle por colegas
a otros ancianos, de respeto, los que
fijando su residencia en otros cóncavos
cercanos a la cueva de Achbinico, fueron
los primeros pobladores de las áridas y desiertas
costas del que hoy es pueblo de
Candelaria, en la isla de Tenerife"
(RODR~GUEZM OURE: 1957: 308).
Esta misma opinión es compartida por
Riquelme Pérez, quien reitera que con anterioridad
a la Aparición de la Imagen, el
lugar no poseía población estable y que s6-
lo era visitado por los pastores guanches
del menceyato de Gúimar. Las cuevas candelarieras
eran utilizadas por lns nalurales
para protegerse de las inclemencias del
tiempo o dedicarse a las tareas relacionadas
cnn e! ganadi, ya v e !" pisición cictera
ofrecía más peligros que ventajas, por
las frecuentes incursiones piráticas para robo
de ganados (RIQUELMG PÉREZ, 1990:
24).
La hipotética fundación se produciría,
pues, antes de la conquista de la isla, en un
lugar que hasta esa fecha sería frecuentado
por pastores guanches y donde se producirían
reiaciones con ios evangeiizaaores cristianos.
Esta circunstancia convierte a Can-
OUnversdad de a s Fanas d? Gran Canara i t o e c a Unuestsri Memmi Dgta le Caniris 20815
delaria en un interesante ejemplo de la fase
de contacto y aculturación. Así lo han
considerado los invcstigadorcs dcl proyccto
"Intervenciones Arqueológicas en las
Cuevas de Achbinicó (Candelaria)": "Las
Cuevas de Achbinicó y, en general, el casco
histórico de Candelaria, emplazado en torno
a la Basílica y a la Parroquia de Santa
Ana, pr6ximas al Bco. de Tapia, constituyen
un ámbito particularmente adecuado para
el estudio del cambio cultural y la desarticulación
de los modos de vida aborigen que
se producen en Tenerife tras los primeros
contactos foráneos y su posterior colonización
europea. Dichas transfurmaciones
traen como consecuencia la instalación de
un nuevo orden socioeconómico, político e
institucional." (AA.VV., 1998: 573).
Siglos XV y XVL
Después de la Conquista, Candelaria
perdicí el protagonismo que había disfrutado
hasta entonces, quedando al margen de
los centros más dinámicos de Tenerife, que
se localizaron en la zona septentrional. Pur
el contrario, al igual que en los sureños
menceyatos de Abona y de Adeje ( L ~ P E Z
GARCÍA, 1988:7. L ~ P E ZGA RCÍA, 1999 a:
363-367), la reordenación del territorio fue
más lenta y la situación en el valle fue inestable
a lo largo del siglo XVI, no consolir
l ándnw siis niíclrns cnn la c~leridadq ue lo
hicieron en otras partes de la isla. Es ilustrativo
el frecuente cambio de denominación
de la parroquia, cun la dualidad Calidelaria-
Güimar, que revela una itinerancia
en la misma, así como los distintos intentos
dc trasladar u vtrv iUgaS sufi@darie de
Nuestra Sefiora (RODRIGUEZ hIOURE,
1957: 339-351 .).
Las reierencias docunientdles permiten
pensar que el núcleo de Candelaria estaría
casi totalmente poblado por guanches y
constituido por cuevas (denominadas "auchones
e11 la docuirientación) y modestas
viviendas de piedra seca, al igual que otras
zonas surefias de Jenerite. kstas características
aún permanecían en el siglo XIX en
lugares cercanos, ya que Verneau -refiriéndose
a Fasnia- dice que "sus habitantes viven
cn cuevas de la misma forma que 10s
antiguos guanches" (VERNEAU, 1981:
226). Este fenómeno de las viviendas en
cueva, como es conocido, ha sido más frecuente
en Gran Canaria ( L ~ P E ZGA RCÍA,
1990. LOPEZ GARCÍA, 2000). En estos momentos
iniciales el ~iúcleu de Cd~deldtid
debía ser reducido, ya que a mediados del
siglo XVI, en un informe inquisitorial que
trata sobre la Imagen de la Virgen, se afirma
que "su casa y lugar donde suele estar
es en el término de Güimar lugar despoblado
junto a la mar, donde se dize que fue
hallada la dicha imagen a la orilla de la
mar y allí está hecha una yglesia donde la
dicha ymagen suele estar en el altar mayor"
(ÁLAMO, 1933: 164).
A partir de los datos aportados por el
escribano Sancl-io de Urtarte, activo en el
valle de Güimar entre los años 1573 y 1583,
Leopoldo de la Rosa ofrece una visión de
Candelaria en la segunda mitad del siglo
XVI, dunde se detecta la presencia de naturales
con el cargo de alcaldes del "lugar
de Nuestra Señora de Candelaria y Valle de
Güimar". Destaca el autor tinerfeño que, a
pesar de la existencia de otros poblados en
el valle, el más antiguo era el de Candelaria,
habitado mayoritariamente por naturales
de Tenerife. con un alto número de naturales
procedentes de otros menceyatos
que se trasladaron a este lugar tras la Conquista
Los descendientes de r i t o s giianches
sr qurdaron en Candelaria y allí residían
cuando Sancho de Urtarte redacta sus
YGcUxentGs. UZv Yific..!t2d nq.9 c3i.o~ Ao
Y"'" "-"-' --
qué parte de la isla procedían muchos de
ellos, pero todos estaban implicados en el
culto a la Virgen, ya que uno de los signos
de su identidad era el privilegio de portar
en procesión a la venerada Imagen que tenían
como propia; este prerrog'itivd tue rdtificada
por el rey Felipe 111 (ROSA OLIVERA,
1978: 235-236). En esta continuidad
de 10s pobladores origiiiaies, Caricieiaria
coincide con alguna zona de Gran Canaria
con alta pervivencia de hábitat canario
(LOPEZ GARCÍA, en prensa c).
Como sc ha anotado, la rcfcrcncia a la
imagen es una constante y así llega hasta
dar nombre al sitio. Esta importancia de la
Virgen y su culto también tienen el respaldo
y reconocimiento oficial, de tal inanera
que en las ordenanzas de Tenerife se recogen
referencias a la fiestd que se hacía en
su honor: "Yten que se haga otra procesión
a los dos de febrero día de Nuestra Señora
de Candelaria, que vaia desta ciudad -se
refiere a La Laguna, la entonces capital - a
su sancta casa y ermita; a la qual en todas
estas islas, i fuera dellas se tiene graiidísima
devoción, y porque el dicho día suele
ir con la procesión mui gran copia de gente
desta isla, i de otras partes, i se paguen
los clérigos de los propios" (PERAZA DE
AYALA, 1976: 56).
Los festejos en honor de la Virgen de
Candelaria convertían el lugar en un gran
centro de romeros, circunstancia que permitió
la vinculación de un hecho festivo y
religioso con la actividad comercial. Durante
una semana el Cabildo de Tenerife
concedió en el último tercio del siglo XVI
la celebración de un mercado libre: "Yten
en 23 de henero del año 1576, por presencia
de Simón de Asoca escribano del Concejo,
mandaron los señores Justicia i Regimiento
que qua!qi.~iera persona p e d a
vender en Candelaria los mantenimientos
sin postura, libremente tres días antes, i
tres días decpuks de la fiesta de N. Señora"
(PERAZA DE AYALA, 1976: 108).
Candelaria no sólo era referencia como
. . ,L.:,+;,,, A, 1,- ,,,,.,,.,,P.",,, .-;,e ",.e 1-
"U J C LL V " UL 1U.z yLILblll L L L C I \ , I L L d , 011 L V UL 1-
propia Imagen en sus traslados vinculaba
el centro religioso con la capital de la isla.
Con motivo de las rogativas que se hacían
por distintas calamidades, la sagrada Escultura
se trasladó a partir de 1554 en diferentes
ocasiones a la ciudad de San Cristóbal
de La Laguna; si bien la de ese afio
fue por motivos de seguridad, la de 1.562
fue a causa de la sequía que asolaba a lenerife
(ÁLAMO, 1953. RODRÍGUEZ MOURE,
1957: 334). Esta costumbre ha permanecido
vigente y en 1997 la Virgen de Candclaria
visitó nucvamcntc La Laguna con
motivo del Quinto Centenario de la Fundación
de la Ciudad, traslado que constata
la permanencia de esta costumbre y la importancia
territorial de Candelaria a partir
de la presencia de la imagen de Nuestra Señord.
Durante el siglo XVI el Valle de Güimar
se mantuvo como jurisdicción parroquia1
única y así permaneció hasta el siglo XVIII.
En el caso particular de Candelaria, es posible
que la presencia del convento dominico
retrasara la creación de una parroquia
propia. Así y todo, antecedentes no le faltaron
a la Villa, ya que Viera y Clavijo dice
que desde 1496 (año de la conquista de
Tenerife) se colocó un sagrario y pila bautismal
en la Cueva de Achbinico (más tarde
conocida por San Blas), que quedó agregada
a la parroquia de La Concepción de
La Laguna (VIERA, 1978, 11: 324). Años
después, en 1543, se integra en la recién
creada demarcación de Güimar y, según
Leopoldo de la Rosa, los cultos continuaban
hacia 1573-1583 en la "Iglesia de San
Blas Obispo", mientras se construía la de
Santa Ana. 1.a dociimmtarihn de la Ppoca
también refieren las ermitas de Santiago
Apóstol y de La Magdalena, fundada la ú1-
tima por e1 regi.lndo adelantado ;7 qi-ie todavía
da nombre a una parte de la Villa
(ROSA OLIVERA, 1978: 236-237).
Sin embargo, a pesar de la existencia de
los recintos citados, también tendrá una
gran importancia para la localidad la fun-
UaciSri dcl c ~ r , ~ c rd.vtm~i f i ic~c r. 1534. Sr.
ese año, el Cabildo tinerfefio acordó en la
sesión de 4 de diciembre "hacer donación
a los Religiosos de Santo Domingo de la
Casa y Ermita de La Candelaria con todo
el sitio a ella perteneciente y cueva de San
Blas desde los riscos hasta la mar, y desde
el pozo viejo hasta la dicha cueva y la ermita
de Santa Ma. Magdalena q. fabricó el
Adelantado q. está sobre los riscos y lo demás
contenido en dicha data" (MILLARES
El centro histórico de la villa de Candelaria (Tenerife) 281
OUnversdad de a s Fanas d? (,ran Canara i t o e c a Unuestsri Memmi Dgta le Caniris 20815
282 luan Sebastián López García
TORRES, ms. 1887: 1). El asunto fue polémico
y los frailes llegaron a ser expulsados,
aunque finalmente obtuvieron la posesión,
cediendo la Cueva de San Blas a la Parroquia
(VIERA, 1978, 11: 351-354).
Por lu demás, las descripciones y datos
del siglo XVI no son muy explícitos, resaltando
la presencia de la Virgen y de un
grupo de guanches. En cuanto a los datos
demográficos, la tazmía de 1552 le atribuye
148 personas, que se elevan a 249 en
1561, pero incluyendo a Güimar y Arafo
(MORENO FUENTES, 1979: 414). Estas cifras
no varían mucho de otras del último
cuarto del siglo que otorgan 60 vecinos (de
240 a 270 habitantes) a todo el valle, que
curiosamente denomina con el nombre de
Candelaria (SANCHEZ HERRERO, 1973-
1976: 75).
Siglos XVII, XVIII y XZX
A partir del siglo XVII se aprecia una
mayor consolidación del núcleo candelariero,
con indicadores tan claros como la determinación
de no cambiar la ubicación del
santuario y e1 comicnzn dc la obra del niicvo
templo. Este despegue se produce, según
Rodrígucz Moure, a partir de 1668 y entre
sus novedades está la construcción por el
Cabildo de Tenerife de un edificio para alojar
a los regidores de la isla y beneficiados
de L-i Lagilri-i ~ii-inclacric~l_{2 n 2 feStix.ridad
de la Purificación (RODRÍGUEZ MOURE,
1957: 398). De esta manera, el prestigio
alcanzado por la Virgen de Candelaria quedó
confirmado en la centuria del Seiscientos
con esta decisión cabildicia. La fábrica fue
L - 2 - -.- 4,?? -.- 4-C" c..-
C U I L C T I L ~ UC I~I IVJI, nuliyur rii 1/32 ~ u sru stituida
por otra construcción (MARTÍN
RODRÍGUEZ, 1978: 265-266).
La iniciativa concejil de construir su
propio alojamiento, animó a familias importantes
que levantaron casas para pasar
las fiestas o acudir a Candelaria. Algunas
tenían dos pisos y se fabricaron en solares
que eran facilitados con un canon muy bajo
por el Convento dominico, ya que disponían
del suelo que el cabildo les otorgó
con confirmación de la Corona, que se extendía
desde los riscos al mar (RODRÍGUEZ
MOURE, 1957: 398). Las construcciones
más destacadas se localizaron en
la calle de San Blas, en el tramo que va desde
el Convento a la cueva-capilla de Achbinico,
formando una alineación de casas
frente al mar, por la cual transcurrían las
procesiones. Las edificaciones pertenecian a
los Condes de la Gomera y Marqueses de
Adeje, las familias de Bolén, Montemayor,
Guerra, Calzadilla y otras, además de las
hospederías para los romeros (RODRÍ-
GUEZ MOURE, 1957: 398). Esta presencia
de las clases dirigentes se tradujo en una
paulatina modificación de las viviendas de
la población candelariera, con la proliferación
de construcciones de carácter popular
que, poco a poco, sustituyeron las viviendas
subterráñeas. Estas casas se construyeron
en el entorno de la iglesia de Santa Ana
(RODRÍGUEZ MOURE, 1957: 398).
Los datos demográficos van paralelns al
auge constructivo, alcanzando 200 vecinos
diseminados (800 o 900 habitantes), según
las sinodales del obispo Murga (1629) (DAKIAS
PADR~N, 1937: 96). Estas cifras se
ven superadas en el siglo XVIII, otorgándole
el Censo de Floridablanca el puesto
número once de las jurisdicciones tinerfeñas,
superando los 2.000 habitantes (JIMÉh!
EZ DE CRECGRIG, laG?: 257). Posiblemente
este aumento demográfico fue un
motivo fundamental para que en 1796 se
creara la Parroquia de Santa Ana
(RODRÍGUEZ MOURE, 1915: 154).
Las descripciones de los siglos XVlI y
XVK leyiieli lus iúpicus de lds yelieiiecientes
a la centuria anterior. De todas
ellas, la más interesante y completa es la
realizada por Viera y ~lavijo,q Üien se detiene
en comentar el convento dominico y
su "suntuoso y bien adornado templo de
tres naves", donde estaba la venerada imagen.
No se olvida de otros aspectos de la
Villa, como el Castillo, la hospedería y las
casas del Cabildo. Del núcleo, en concreto,
apenas dice que "hay una iglesia ayuda de
parroquia de Cüimar con un teniente, y
muciias casiiids y cuevds liabitables" (VIERA,
1978, 11: 198. Vid. Apéndice). Candelaria
también destacaba desde el punto de
vista estrattgico, ya que el Castillo de San
Pedro y la Batería de Santiago eran los baluartes
defensivos más importantes de esa
parte de la costa de Tenerife y, por tanto, su
presencia era referencia obligada en las
descripciones de la Villa (RUMEU DE AKMAS,
1991, 111, 1" parte: 156-518. PINTO Y
DE LA ROSA, 1996: 591)-595).
La visión que ofrece el dieciochesco
Viera parece desvanecerse durante el siglo
XIX. Un año tristemente célebre fue 1826,
cuando un aluvión destruyó la iglesia de la
Virgen el 7 de noviembre, arrastrando la
escultura hasta el mar, donde desapareció.
Este lamentable suceso fue relatado de la
siguiente forma por Sabino Berthelot: "En
la zona de Candelaria las aguas torrenciales,
procedentes de las zonas altas. batieron
contra el convento de los Dominicos, invadieron
la capilla de la Virgen y se llevaron
a la Santa Patrona, tan vcncr;idn pnr 10s isleños.
El Castillo de Candelaria, situado
frente al convento, no sirvió de dique que
contuviera el ímpetu del torrente" (BERTHELOT,
1980: 89). El contratiempo tardó
en superarse, máxime cuando otros acontocimiont~
cd o! c i g ! ~Y IY, CC?IT.C !a dos?-
mortización de los bienes eclesiásticos,
tampoco ayudaron demasiado a una rápida
recuperación.
Otras noticias relativas al núcleo las
aporta Escolar a principios del siglo, dice
Ci Ü? ~ O S tCi" ~p6 ~iki~, á i j7~ sir!te tñlit.rriñs,
así como 160 casas en el cascu, concretando
que "dos casas hay sin habitar que son
del Cabildo de La Laguna, para hospedaje
el día de la función y la de Don Lorenzo
Montemayor, vecino de La Laguna que la
tiene para el mismo finrr (HERNÁNDEZ
RODR~CUEZ, 1983, 111: 36 y 40). Por su
parte, Verneau, también en el siglo XIX,
alega lo siguiente: "Habitado por algunos
pescadores, cuyas mujeres se dedican a fabricar
cerámica, comprende un pequeño
número de casas malas, construidas al borde
del mar (...)" (VERNEAU, 1981: 227).
Madoz, en su detallado "Diccionario"
recoge, entre otras, las siguientes referencias
de la Villa: "( ...) se compone de varios
pagos, en que se hallan distribuidas las casas
denominados Barranco hondo, Cüestc,
Araya, etc.: tiene una escuela de primeras
letras a que concurren 20 discípulos; otra
para las niñas a la que asisten 6,) una iglesia
parroquia1 (Santa Ana) servida por un
cura de entrada (...) el cementerio ocupa un
parage ventilado, además de esta iglesia
existe abierta con culto público si bien reducida
en el día a ermita, la del que fue
convento de Dominicos: este hermoso edificio
contiguo a un alto risco que se eleva
a su espalda, se halla vallado por los otros
3 costados con una estacada o rastrillo que
le hace plazuela; tenia celdas destinadas
para huéspedes y peregrinos, con una
grande hospedería y caws de ayiintamiento
para las célebres fiestas que se celebran
en los meses de febrero y agosto: el
templo compuesto de tres naves, es suntuoso
y bien-adornado; (...) en un ángulo a
orilla del mar se ve un castillo." (MADOZ,
1845-1850, V: 431-442)
El callejero de la villa estaba constituido
en 1865 por 18 calles, siendo la denomicada
de !ñ AXRÜ (34 cdificia~),!U ~ U C
poseía mayor número de construcciones,
seguida de la del Pozo, Lomo de La Magdalena,
San Blas y Santa Ana. La única plaza
que se reseña en esa relación es la de
Santa Ana, que contaba con la iglesia del
iiiisiiiü nüdvie y 19 cdsds (OLiVC, 1865:
1245-1264).
EL NÚCLEO HI ST~RICOD E
CANDELARIA
La cartografía histórica atestigua la modestia
del núcleo candelariero y el escaso
desarrollo que tuvo durante varios siglos,
característica que se aprecia en el "Plano de
la Playa de Nuestra Señora de la Candelaria
en la Ysla de Thenerife" de Antonio Riviere
(hacia 1740). En este documento, la
284 Juan Sebast~ánL ópez García
mayor consolidación se localiza en el área
relacionada con la Virgen (Cueva de San
Blas, hospederías, Convento-Santuario, Casa
del Cabildo, Ermita de La Magdalena,
Castillo de San Pedro), que contrasta con la
dispersión del caserío sobrc cl risco, donde
está la Iglesia de Santa Ana, la cual no aparece
señalada en el citado plano, a pesar de
que existía. Algo más de detalles tiene el
"Plan del Pueblo de Candelaria distante
cuatro leguas de La Laguna, situado a la
orilla del mar", realizado por Antonio Pereira
y Pacheco Ruiz un siglo después que
el anterior (hacia 1845). Pereira, a pesar de
la cierta ingenuidad con la que se expresa
gráficamente, ofrece un caserío más concentrado
en la zona de Santa Ana, donde se
pueden localizar la totalidad de las calles
de esa parte del centro histórico. La zona
baja de la villa, en la actual calle Obispo
Pérez Cáceres y aledaños, apenas tiene
unas cuantas construcciones aisladas, que
trimhipn aparece: diseminadas hacia e! Este
(TOUS MELIA, 1996: 92-98. TOL'S MELTÁ,
1997: 11 7-11 8)
Candelaria desde sus orígenes tuvo una
gran adaptación al soporte topográfico de
su emplazamientu, imprimiendo éste una
scctorización quc cs aprccioble en las dos
partes básicas en que históricamente se estructura.
Una estaría relacionada directaiiientc
corL episv&u de la Tv7irgci-, y
que, inseparable de la primera, constituye
el núcleo propiamente dicho de la poblatiúri.
Hasla cie~iop unlo, el carácter emblemático
de la primera, con las importantes
familias y autoridades que allí residían
temporaimentc, espcciaimente áurantc las
fiestas, contrasta con el marcado perfil popular
de modestas construcciones de la segunda
zona, que era el lugar de residencia
de la población estable.
En s ~diis posición general, Candelaria se
caracteriza por una doble orientación: una
paralela a la costa y otra escalonada en el escarpe.
La linealidad de la marina se manifiesta
en el eje de la calle de la Arena, Plaza
de la Arena y San Bhs, que se desarrolla en
la parte baja, mientras la parte más alta la
constituye especialmente el sector de Santa
Ana que ocupa las laderas inmediatas. La
calle más regular es la de la Arena -actual
Obispo Pérez Cáceres- que ha sufrido una
notable sustitución arquitectónica y donde
apenas quedan edificios de interés histórico.
Más valor conserva el sector de Santa Ana,
La Magdalena y El Risco, con su trazado
irregular, condicionado por las pendientes
del terreno. En esta zona tuvo una importante
presencia las viviendas en cueva, aunque
hoy predominan pequeñas construcciones,
con un marcado acento popular. La
tipología más sencilla de vivienda es la casa
terrera cubierta a cuatro aguas, con fachada
limitada a una puerta v pequeña ventana;
de las mismas se ven varias en la calle
Antón Guanche, mucho más modestas que
las existentes en otras partes de la villa. En
la calle Santa Ana se conservan algunos inmuebles
de arquitectura tradicional con
~ l a n t al ta, repiti6ndosp en ~ l l o sii n tipn dr
ventana de hojas ciegas y postigos abatibles
con antepechos de cuarterones.
De los espacios abiertos de la trama
candelariera, el más interesante y que, en
gran medida, se relaciona con los demás es
la antigua plaza de la Arena, oficialmente
"Plaza de la Patrona de Canarias" (LÓPEZ
GAKCÍA, 1999 b). Si se le compara con otros
c3iiG 'ivs ür,~!ogos dc cUrjctcr rc!igiosv
aprecia su originalidad, porque tanto morfológicamente
y hasta funcionalmente dificre
de ejemplos como el de la I'laza de Nuestra
Señora del Pino en Teror (Gran Canaria)
al pertenecer respectivamente a centros históricos
ae distinto tipo, aunque ambos recintos
estén relacionados con la presencia de
romeros (Vid. LOPEZ CARC~A, 1993 b:
IU12-1013). El candelariero es una amplia
explanada de forma trapezoidal, situada en
la parte baja y llana de la villa, que además
dcstaca por su apcrtura directa al mar y la
concentración de algunos de los inmuebles
más destacados de la Villa. En uno de los
costados se encuentra el Santuario, edificio
regionalista con planos del arquitecto José
El centro histórico de la villa de Candelaria ('lenerife) 285
Enrique Marrero Regalado, inaugurado en
1959 (RIQUELME PÉREZ, 1990: 225-240), a
su lado está el Converilo Vor~ii~iiccuo n su
portada clasicista (LÓPEZ GARC~A, 1983:
82-83), y hacia el atrio de la Basílica recae el
alargado balcón de la Casa del Cabildo
(MARTÍN RODRÍGUEZ, 1978: 265-266).
Otros elementos que forman parte de la
imagen de la plaza son la fuente y el mural
que están situados debajo del balcón de la
antigua casa del Cabildo, diseñados por Altredo
Pérez Darias, y las esculturas monumentales
de los menceyes de Achinet, realizadas
por José Abad y alineadas en el borde
de la playa. En la calle de San Blas se localizan
la ermita-cucva del santo (Achbinicó)
y la Cueva de los Camellos, espacios relacionados
con el período de transición a lo
hispano. Por su parte, la zona alta tiene su
elemento singular más detacadv en la iglesia
de Santa Ana, reedificada y ampliada en
1769, con su sencilla fachada de arco de medio
pinto; ron ventana en si.? vertica! ;7 pequeña
torre esquinera rematada en chapitel.
Como se ha visto, la antigüedad del núcleo
de Candelaria (tomando la fecha de la
Aparición de la Imagcn) contrasta con el
desarrollo tardío dcl mismo. En este sentido,
si bien es más viejo que muchos de la
isIUsU ,d efinición pus;ei-ivi; de tal iiiaiirra
que no es hasta la segunda mitad del siglo
XVII cuando se aprecia cierta consolidación,
con las corislruc~iories que se
realizaron gracias a la concesión de solares
a baja renta y la edificación de la casa para
el Labiicio, ésta reiacionacia con ei auge aci
culto a la Virgen.
El perímetro de la Villa está directamente
relacionado con el medio natural del
asentamiento, al tener uno de sus límites
en el mar, con la playa, e integrar cuevas
naturales, además de algunas laderas que
evidencian la dependencia paisajística del
núcleo. Este entorno natural da singularidad
al Centro Histórico, ya que no e5 frecuente
en Canarias que una cueva como la
de Los Camellos quede incluida en un conjunto
de este tipo.
Los valores de la época prehispánica
quedan reflejados en el uso que los guanchcs
hacían de los cobijos ofrecidos por la
naturaleza. Especial significación tiene la
Cueva de Achbinicó por el episodio de ld
Virgen de Candelaria y todo lo que supone
como exponente del período de transición
a lo hispánico con la cristianización de la isla.
Otra etapa de la Historia, enlazada con
la anterior, viene representada por el Convento
y la Basílica, además de por las curistrucciones
de la calle de San Blas, la Plaza
de los romeros y la antigua Casa del Cabildo,
significando la consolidación del culto
a Nuestra Srñora y sil reconocimiento popular
y oficial. Todos estos bienes son los
que están directamente relacioriados con el
rplatn cl_e !-.A pr i c i6n, 9 : c ~ a n t =3 ! v v c-Y:'
sociivs que tuvieron a la Villa por escenario,
y al culto extraordinario a la Virgen de Candelaria.
Todos estos aspectos vienen q.xesentados
por los sectores de La Magdalena,
entorno de la Plaza de Santa Ana y El Risco,
caracterizados por la arquitectura popular
y la preseiicid de la Iglesia Parroquial,
y la antigua calle de la Arena con sus aleddllub.
Ei r ~ ú ~ i eseo e xtendió hacia el rozo
de la Virgen, hoy integrado en la trama de
la Villa.
En definitiva, Candelaria combina dos
ámbitos espaciales: uno de mayor importancia
interna, de carácter más local y relacionado
con la vida parlicular de la Villa,
y otro, vinculado al Santuario de la Patrona
y con proyección externa. Estos aspectos,
relacionados entre sí, y con la singular
presencia de la imagen de Nuestra Señora
de Candelaria, otorgan al centro histórico
de la Villa candelariera su alta significación
para la Historia de Tenerife y de Canarias.
APÉNDICE
Descripción de José de Viera y Clavijo
"Dista 1 legua de Güimar y 4 de La Laguna.
Su situación es en un espacioso arenal,
que forma a la orilla del mar, mirando
al Oriente, la ensenada o boca del barranco.
Redúcese a un hermoso convento de
dominicos, que se intitula real, y a un suntuoso
y bien adornado templo de tres naves,
en donde vienen todas las islas a venerar
a su Patrona general N. S. de
Candelaria, hallada entre los guanches. La
santa imagen se viste de algunos años a esnr-
sr-t-u rnn riqi~isimorv ertidos, JI t i ~ n ~ --A=
muy preciosas joyas; un elegante camarín,
gran trono de plata, lámparas y otras mucl-
ias alhajas, votos de los fieles y pcrcgrinos.
El convento está contiguo a un alto risco
por la espalda, y por los otros tres
costados vallado con una estacada o rastrillo
quc le hace plazuela. En un ángulo, a la
orilla del agua, se ve un castillo con algu-
IM d~i i i iuíclU C b m ~ ~Eeii .1 0 alto de! referido
risco hay una escalera abierta a pico,
para retirar la imagen y el tesoro en caso de
invasión, o para entrar socorro al castillu.
La comunidad es como de 25 religiosos, y
hay celdas destinadas para huéspedes y roiiieros,
además de la grande hospedería y
casas del ayuntamiento para las célebres
fiestas de febrero y agosto.
Se puede decir que este bd~l lud~-eiüs l á
en desierto, bien que un poco más arriba
hay una iglesia ayuda de parroquia de Güimar
con un teniente, y muchas casillas y
cuevas habitables. El vecindario es de 1.895
personas, algunas en los pagos de Barranco
Hondo, Geste, Araya y Arafo. Por io general,
todos estos vecinos de Candelaria
son pescadores, y las mujeres olleras, que
se ocupaban en aquellos graciosos búcaros
y barros que tanto se estinian aún fuera de
las islas. Hay 3 ermitas, de que cuidan los
mismos religiosos por donación antigua:
San Blas, en la cueva donde estaba la santa
imagen en tiempo de los infieles, la Magdalena
y Santiago" (VIERA, 1978, 11:198).
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