NOTICIA DE UN ARCHIVO:
LA EMPRESA "HIJOS DE ENRIQUE SANCHEZ~
250 lesús González de Cháaez Menéildez
Resumen: La empresa "Hijos de Enrique
Sánchez", dejó de funcionar en
1997, tras más de un siglo de andadura.
Tras la liquidación, los últimos propietarios
decidieron ceder sus archivos al Archivo
Histórico Provincial de Las Palmas.
El valor del archivo -y del gestoreside
no solo en el hecho de ser uno de
los escasos arcliivos de empresa que subsisten
en las islas, sino también en la actividad
económica que documenta: la
agricultura de exportación. En este trabajo
se hace una breve liislorid de 1d erripresa
y del archivo.
Palabras clave: arcliivos; lzistorla eco-
~dnz!cn;h istn~ino rrtpvocnvin!; ngrim!turn de
exportación.
Abstract: The enterprise « Hijos de
Enrique Sánchez « stopped working in
1997, after more [han a ceniury of existence.
Once the redundancy payment
had been done, the last owners decided
to transfer their archives to the Provincial
History Archives in Las Palmas. The
.. .. . . .i ?,I .i& va!z3'-!p 3s .".. ,-! ! 3s thc
coinpany's laudable gesiure noi only lor
being one of the few businesses' archives
in the islands but also because of the economic
dctivity it illustrates: export agriculture.
This study goes through the
brief history of both the firm and the archive.
Key-words: archioes; economic history;
husiilrss history; rxport agricultuw.
Por razones diversas son pocas las empresas
en activo que conservan sus archivos:
porque han dejado de ser necesarios
para la gestión y el logro de los objetivos
de la empresa, por el costo que supone su
conservacion, o, simpiemente, por hita de
sensibilidad histórica. Y de éstas son pocas
a su vez, las que permiten que los historiadores
los consulten, a no ser que ellas
r~iisirias les encarguen escribir su historia
con fines -normalmente- publicitarios. Los
archivos que sobreviven a las empresas y
pasan a dominio público son igualmente
escasos. En Canarias se pueden contar con
los dedos de las manos. Por esto hay que
agradecer el gesto de los últimos propietarios
de "Hijos de Enrique Sánchez", que
cuando la liquidaron la empresa, en 1997,
entregaron su archivo al Archivo Histórico
Provincial de Las Palmas ... y esperar que
cunda el ejemplo.
El temor a que la imagen de la emprcsa
que pueda dar el historiador no coincida
con la que ésta quiere transmitir a sus
clientes o a la sociedad, o, peor aún, a que
descubra algo que, tal vez inadvertidamente,
quedó registrado en los archivos y
no conviene airear, es sin duda un factor
que tiene mucho que ver tanto con la conservación
como con la apertura de los archivos
empresariales -es decir, con que aspectos
fundamentales de la historia
económica permanezcan en la obscuridad
preguntas clave sobre nuestro pasado
queden sin respuesta-, pero también el desinterés
de los historiadnrrs contribiiyó lo
suyo a esta pérdida documental.
I Iasta hace bien poco la historia de las
empreszs zpenzs interes2h2 2 !es hictcriidores,
fuera del ámbito anglosajón, donde
una historiografía que empezó siendo apolug6ticii
como la alcmana finisccular fuc
fecundada por las teorías schumpeterianas
que postulaban el papel central del empresario
y sus cvrativcs rrspoizscs en el desarrollo
económico, dando lugar a varias escuelas
-business history, eritreprrne~irialh istorye
ir,tei-esai-,ies dr'vatrs ~- , i s~üi . ; o g i~~; cüs ,i us
historiadores de la Europa continental porque,
influidos en mayor o menor medida
por el riidrxisiiiu, curittrriipldbdri con recelo
estas corrientes -con notables excepciones:
por ejemplo VILAR, 1967-, y los de la ELIropa
orientai y ia antigua Ünion Soviética,
porque el solo intento de hacer una historia
de las empresas -algo para lo que, por
otro lado, por haberse incautado el estado
de las empresas y sus arcliivus, disponían
de mejores fuentes que sus colegas occidentales-
les situaba peligrosamente en los
confines de la heterodoxia (KULA, 1973).
Una de las secuelas de la caída del muro
de Berlín ha sido el reverdecimiento de
la historia empresarial, y su implantación
Noticia de un archivo: la empresa "Hijos de Enrique Sánchez" 251
en paises donde antes apenas había tenido
scguidorcs; cntrc ellos el nuestro (TORTELLA,
1YY8), eri el que ya han aparecido incluso
varias obras de carácter general, con
visiones panorámicas y reflexiones teóricas
y metodológicas (NÚÑEZ Y SEGRETO,
1994; HERKÁNDEZ ANDREU y GARCÍA
RUIZ, 1994; COMÍN y ACEÑA, 1996;
GARCÍA RUIZ, lYY8; VALUALIbU y
LÓPEZ, 1999). En la Universidad de Las
I'almas de Gran Canaria, se ha creado, mediante
un convenio con la Fundación Universitaria
(5.VII. 1993), un Servicio de Archivos
e Historia de la Empresa Canaria,
que ya ha empezado a dar sus primeros
frutos (LUXÁN y QUESADA, 1997).
Esta nota pretende contribuir modestamcntc
a este empeño con algunas noticias
sobre el archivo y la empresa "Hijos de Enrique
Sánchez", con la intención de que sirvan
de estimulo a algún improbable lector
para emprender su estudio en profundidad.
Quiero dejar constancia dr mi agradeciinicnto
a D. José Sánchez, uno de los
últimos propietarios de la empresa, nieto
del fundador, por haber acccdido a que le
entrevistara el día 17 de abril de 1997, y
permitirme consullar y copiar unos documentos
no pertenecientes al archivo borradores
previos a la constitución de la sociedad
mercantil- que él mismo descubrió
cr, lü cüjü cüüsdv !iqüid~run !o cmpxsa.
Una copia de los mismos y de la grabación
dc la entrevista ha sido depositada en el
AHI' de Las Palmas.
BREVE HISTORIA -CASI
TELEGRAFICA- n~ LA EMPRESA
Se fundó por D. Enrique Sánchez Gaviria
en 1870. D. Enrique era natural de Cádiz
y se casó en Las Palmas con D." Concepción
Camacho, natural de La Palma.
Tuvieron cinco hijos, tres varones y dos mujeres:
Manuel, que nació el mismo año en
que se fundó la empresa, Enrique en 1872,
Carmen en 1875, Ana en 1879, y Francisco,
el padre de D. José, en 1883, que fue también
el último en morir, en 1954, a la edad
de 70 años. De la abuela, que murió en
1893, D. José oyó hablar poco; del abuelo,
al que llamaban "papá Enrique", se decía
que después de retirado empezó a estudiar
idiomas, que era muy presumido, y a su
edad, un "chiquillo enamorado", un conquistador.
Murió en 1914. Por lo que le contaron,
su abuelo debió cmpczar vendiendo
tornillos, tuercas, arandelas, etc. en una
"ticndilla chiquitita", una ferretería muy
modesta. En 1891 levantó la nueva fábrica
en la calle Triana (el solar lo compró en dos
plazos: 29 de septiembre de 1888 y 3 de
abril de 1890). En la parte que daba a Triana,
"cumplida" (de dos plantas), estaba la
ferretería, y en la parte trasera, más alta y
terrera (de una sola planta), con el techo a
dos aguas, el taller y la fundición. Todo el
piso, salvo la parte que daba al público, era
de aluminio. En 1895 compraron -pur
4.550,93 pts.- una casa en Las Lagunetas,
contigua a la de Triana, que serviría de almacPn
En 1899 D Enriq1.w deja e! taller a
sus hijos varones, que en 1904 constituyen
ante el notario D. Agustín Millares Cubas la
sociedad mercantil "Hijos de Enrique SAiche7".
E11 1908 se traslada el taller a la que
luego sería la calle Peroju, que todavía se
estaba construycndo. El precio del solar,
que ocuparía los números 8 y 10, fue de 20
pts. e1 metro edificable v 5 pts. el metro de
1,. ---L,, L .... : 1.- ----
LU y~ LL YUC L U Y ICIVLI YUC CCUCI p i a i i a L c i
la calle; en total costó 29.233 pts. Era un solar
enorme, que daba a dos calles, I'erojo y
Colmenares. Duranle la 1 Guerra Muridid1
en el no 8 pusieron un molino de gofio. En
el no 10 estaba el taller, en el que solo había
uri rriuior para producir la energía, y por
medio de un sistema de poleas y transmisiones
se conectaban todos los tornos y herramientas.
En 1915 compraron la parcela
no 12 -379 metros cuadrados a 3.798 pts.- a
D. Miguel Sánchez Suárez, que tenía allí los
coches de hora que iban al norte de la isla
(al lado de donde está actualmente víveres
Alemin). En 1924 se transforma la sociedad
mercantil en sociedad en comandita. Y en
1942 en sociedad anónima, con un capital
252
de 2.010.000 pts., repartido en 201 acciones
de 10.000 pts. cada una.
Aunque D. Enrique liabíd dejado el Laller
a sus hijos en 1899, debido en parte a
la inexistencia de contabilidad e inventarios,
tardarían más de cinco años en arreglar
el traspaso. Los cálculos y arreglos
p a r a tratar de satisfacer a todas las partes-
no fueron fáciles, y a juzgar por los borradores
que se encontraron cn la caja
cuando se liquidó la empresa, no parece
que quedaran bien resueltos. En una relación
de los bienes de D. Enrique Sánchez
Gaviria y su esposa en 1891 -cuando se hizo
la nueva fábrica de Triana- se dice que
estos eran los siguientes: una casa de planta
alta en las dos primeras crujías y terrera
en las restantes, sita en la Calle Mayor de
Triana, no 79, cuyo valor era de 35.000 pts.
(15.000 del solar -se compró por 14.274:
368 metros a 40 pts. el metro- y 20.000 de
la nueva edificación); los antiguos útilcs
de! taller, valorados m 15 R05 p t s : y la maquinaria
que se trajo de Inglaterra valorada
en 15.000 pts. En total, el capital ascendía
a 65.805 pts.
Como la maquinaria que se trajo de Inglaterra
se compró con un préstamo hipotecario
de D. Ramón Chesa, amigo de la familia,
que no se terminó de pagar hasta
1895, el capital que se tomó como referencia
para haccr !U partici6i-i dc !a hcrcmic. dc
la madre -que murió en abril de 1893- fue
el de 50.805 pts. -se descontaron las 15.000
pls. del préstamo-, que se dice fue el que
hubo de 1891 a 1893. Al padre le correspondía
la mitad -2,5.402,5 pts.- más su parte
en ia otra mitad -4.233,73-; en totai:
29.636,25 pts. Y a cada uno de los hermanos
4.233, 75 pts. Cantidad quc fue aumentando,
a un interés del 5 "/o al ano, hasta
alcanzar las 7.482,98 pts. en noviembre
de 1905 cuando se hace entrega de la legítima
de su madre a las hermanas, "sin hacerle
ninguna deducción por la parte que
les correspondía por gastos de mantenimiento,
ni por el dote y otros gastos que hizo
con ellas [su padre, que fue hasta enlesús
Gonzalez de Chávez L!4enéndez
tonces el administrador de sus bienes, al
igual que de los del hermano menor] en
sus casainientos, ni tampoco en todos los
gastos que con ellas tuvo quc haccr".
Sin embargo en otra relación de bienes
y en una aclaración posterior se dice que el
capital líquido a repartir es de 40.805 pts.
La parte del padre queda reducida a
23.8UZ,Y1 pts., incluida !a sexta parte de la
mitad de la madre: 3.400,41 pts. A las hermanas
en 1905 solo les correspondería
5.421,93 pts. a Carmen y 4.289,91 pts. a
Ana, porque los intereses, ahora del 6 %
anual, solo se les aplicaría a partir del momento
en que cumplieron la mayoría de
edad -a los 23 aiíos-, es decir desde 1898
para la primera y 1902 para la segunda. No
se les cuenta los intereses desde 1893, fecha
del fallecimiento de la madre, tal vez porque
su capital estuvo en poder del padre.
Hasta 1899, fecha en que éste "hizo abandono
del taller", dicen los hermanos, "hahíamns
trabajado para fnmentarlo Manuel
Sánchez Camacho, Enrique Sánchez Camacho
y, últimamente, Francisco Sánchez Camacho,
sin obtener ninguna otra remuneración
que la que se nos entregó para
cubrir los gastos indispensables".
En otro borrador sin embargo se calculan
los intereses de aquellas 3.400,41 pts. a
partir de 1893, lo que da un capital acumu-
!3& IyJS & 6.gSs ",+e 3 l.-. niin c, ,,,m- r --r - .- y-- "' ""AL'-
981 pts., no sabemos por qué razón, y da un
total dc 7.814 pts. para cada una (15.628 para
las dos). El 20 de octubre de 1905 parccc
que habían llegado al acuerdo dc entregar
a las hermanas por la parte que les correspondía
de ia herericia rriaier~id7 .68G,i4 pis.,
lo que con los intereses de la demora de los
dicz meses que transcurrieron hasta que se
iba a hacer efectiva la entrega ascendió a
7.434,14 pts. Pero no fue este el arreglo definitivo.
Posteriormente se calculó en 50.000
el capital social en 1894, y descontada la mitad
del padre, más la sexta parte que le corrcspondía
en la de la madre, quedó para
cada uno de los hermanos 4.166 pts. Se les
sumó el interés compuesto de 12 años al 6
Nolicia de un archivo: la empresa "Hijos de Enrique Sánchez"
:% -4.216,73- lo que daba un total de
8.382,73 pts. Les dieron 7.500 pts. y el resto
quedó cn depósito. Los hermanos -los dos
mayores, que serían los que llevaban la voz
cantante-, aunque deseosos de cerrar la
operación, no parece que hayan quedado
muy satisfechos con el arreglo, porque anotan
en el papel: "o séase, un capital en conjuiilü
de Id prtici611 de S9.209,68, cuando
solo había 40.805 en conjunto". El año anterior
les habían ofrecido una renta anual
de 750 pts. -62,5 al mes- además de un 5 "/o
de interés sobre el capital.(A D. Enrique, el
hijo, se le ofreció la misma renta que pcrcibirla
su padre cuando les cedió el negocio:
10.000 pts. al año, 833,33 al mes, y a D.
Francisco, que ya tenía 21 años, 2.400 pts. al
año, 200 al mes -de los cuales 150 iban a
mano de su hermano Enrique, que seria su
tutor- más la ropa).
En la relación de bienes en la que se calculaba
el capital Iíquido a repartir en
40.805 yts., se decía que cuando el padre
dejó el taller en 1899, el capital ascendía a
115.657,52 pts. Dividido entre los cinco hermanos
tocaba a cada uno 23.131,40 pts.,
pues el padre quería que ninguno quedara
perjudicado y todos percibieran la misma
cantidad. El padre vendía la empresa a los
hijos a cambio de tina renta vitalicia anual
de 12.314,36 pts., cantidad con la que pa-
"va ría iina príli7n del Rancn Vita!icie de
2.314,36 pts. al año por un seguro de vida
a favor de sus hijas, que percibirían 20.000
pts. cada una a su muerte, y los hermanos
varones se obligaban a entregar en los seis
meses siguientes a la muerte del padre las
V2 .1-2U1* ,A n ps. q ~ fc3!t 3bar. p=rz camp!ctor A"
las 23.131,40 pts. Los hijos le darían al padre
una renta vitalicia mensual de 833,33
pts. -que serían las 10.000 yts. anualesademás
de 5.000 pts. el día que hiciesen el
arreglo o escritura "por la primera condiciúri
que les impuse al hacerles la cesión de
mis bienes". Estas 5.000 pts. se pagaron el
1" de enero de 1906.
Sero en otro papel posterior, de principios
de 1906, se dice que en el inventario
de 30 de junio de 1899, el capital Iíquido ascendía
a 127.970, 06 pts., y es desglosado
de forma incoinplek~d e la siguiente manera:
mobiliario, 162,50 pts.; almacenes,
22.696,86 pts.; "trabajo en progreso" (sic:
work ir/ prcigrrss), 13.382, 64 pts.; edificio,
44.875 pts.; fundición, 8.862, 90 pts.; y carpintería,
75 pts. La parte del padre es ahora
63.985 pts. -la mitad- y la de cada uno
de los hijos 12.797 pts. -la quinta parte dc
la otra mitad-. Pero a continuación se anota
que los hermanos entregarán a cada una
de las hermanas 55 pts. cada mes, además
de 2.500 pts. cada año durante dos, lo que
con las 20.000 que cobrarán del Banco Vitalicio
completará las 25.000 pts. que valen
sus partes. En estas anualidades de 2.500
pts. probablemente no están incluidas otra
cantidad igual, suma de lo que quedó en
depósito cuando les dieron las 7.500 pts. de
la herencia materna -882,73 pts.-, más la
parte que les correspondía en el aumento
del valor en las casas de Triana -YX1,25
pts.-- y de Las Lagunctas 583 pts.-, porque
en lo que acordaron en enero de 1904
para escritiirnr ante el notario Agustín Miilares
Cubas figuran tres pagos- de 2.500
pts. en años sucesivos al cobro de la póliza.
Las 55 pts. mensuales no sabemos si
guarda relación con lo que convinieron los
hermanos en 1904 de entregarles 750 pts. al
2 ñ -~63 ,; a! m e s a Curmcr, -,- A~ nüy, 2.4VV
pts. -200 al mes- a Francisco, además de
los intereses -3 5% anual de su capital hasta
su mayor cdad.
Tampoco con la partición de la herencia
paterna parece que los hermanos se hayan
qiedadu satisfechos, pues pd~dp e~u'uiri o
mismo que las hermanas (las 7.080,14 pts
de la madre, sin los intereses de demora, y
Iab 23.131,40 del padre) el capital habria tenido
que ser de 151.057,70, es decir,
23.087,64 pts. más de lo inventariado. No
es seguro que este haya sido el arreglo definitivo,
pues D. José recuerda que cuando
empezó a trabajar en la ferretería, en los
años cuarenta, le daban a las hermanas todos
los meses 400 pts.
Si en 1901 el capital social era de
127.970,06 pts., en 1903 había pasado a
305.064, 46 pts., distribuido de la siguicntc
manera: D. Manuel: 116.386,61 pts.; D. Enrique:
119.055, 94; y D. Francisco: 69.621,91.
Las diferencias entre los Iir~~iiiaiiiisse deben
seguramente a los años que trabajaron
los dos mayores en el taller ("nosotros no
teníamos sueldos y solamente tomábamos
los gastos indispensables"). En 1926 -cuando
era una sociedad en comandita- era de
449.200 pts., y en 1942 sociedad anónimade
2.010.000 pts.
Los tres hermanos dirigían conjuntamente
la empresa, aunque se habían distribuido
el trabajo más o menos de la siguiente
manera: Manuel era el que visitaba
a los clientes, iba a los campos a revisar las
bombas y los motores o a repararlas; Eririque
se ocupaba dc la ferrctcría, y aunque
iba también al taller un par de horas por la
mañana, la mayor parte del tiempo, y toda
la tarde,. la pasaba en la ferretería; Francisco
estaba fijo en el taller. Su hijo lo recuerda
con su rnaipó -un sombrero cubano de
paja dura, como rl qiic llevaba Mauricio
Echevarría, un famoso cantante francés de
la época- y su inseparable chaleco -en verano
e invierno, hiciera frío o calor- dirigiendo
el trabajo del taller. Manuel y Francisco
estuvieron en Inglaterra, en cuyas
fjbricac z p r e d i e r e n e! ~ f i c i n7 :, el 15ltimn
también en Alemania, después de la Primera
Guerra Mundial, pero esta vez solo
para comprar, aprovechando los bajos precios
de la postguerra. A Enrique D. José
nunca le oyó hablar inglés. Los tres eran
riiuy seiios el-i t.: trabajo -E. ;os6 casi nc; 5c
atrevía a entrar en el taller, cuando iba de
su casa, en la calle Viera y Clavijo, al colegio
Corazón de María, para coger Id5 bolas
de hierro de los cojinetes que se rompían
para jugar al boliche- pero fuera del taller
eran unos grandes bromistas. Eran también
muy puntuales, hasta el punto de que si alguien
venía a pagar una bomba -que podía
costar 30 ó 40.000 pts.- cuando estaban
cerrando a las 12 dcl mediodía, no le atendían
y tenía que volver por la tarde. D.
Francisco era el primero en entrar en el taller
sc abría a las siete y media de la ii-iañana-
y el último en salir, después del encargado.
Su hijo recuerda que en los
ver-anos, que los pasaban en Tafira, sc tcnían
que levantar a las seis y media para bajar
con él y llegaban a Las Palmas de noche.
Luego iban los chiquillvs d ld pldyd -la
Playa Chica- y a las once y media trnían
que "arriar" para estar a las doce en el taller
y volver a subir con su padre.
En una hoja impresa, probablemente de
la primera década del siglo, para distribuir
entre los potenciales clientes, se puede ver
cual era la oferta de la empresa:
ináquinas de vapor, gas y petróleo, turbinas,
ruedas de agua, malacates y molinos de
viento, norias de hierro dulce y colado
SISTEMA PRIVILEGIADO: aparatos para
la transmisión de fuerza, prensas para vinos,
aceites y empaque; boca? de riego; gran
surtido en iiaws para estanques; grifos de
todas formas y tamaños; bombas para agotamiento,
para riego, para extinguir inceridios
y pare usos dom6stico:: y navales; molinos
harineros y de maíz; toda clase de
aparatos para la fabricación de pan; aparatos
generales para la fabricación de azúcar.
Cocinas económicas para casas particulares,
fondas, cafés, buques de grandes dimensiones,
hospitales y caaas de misericordia.
Armaduras de hierro; tinglados y puentes;
toda clase de herrajes para la construcción
de edificios
Se h a r ~ nto da rlast, d1, instalui.zories LUIILC'Triienies
al rartio de Ileiieiia, Ceilxjería, Maquinaria,
Hojalafería y Lafonería.
H~ JALAT ER~Asc:. tuda dase
de aparatos para baños DE VARIOS SISTEMAS,
y se admiten encargos generales.
CALDFRFR~Aw: construven toda clase de
calderas de hierro, cubre y acero. MATERIAL
ELÉCTRICOi:n stalaciones de todos
los tubos acústicos y avisadores contra incendios.
Se admiten toda clase de encargos de
maquinaria, tanto hechos en este taller como
para mandarlos venir del extranjero.
Noticia de un archivo: la empresa "Hijos de Enrique Sánchez" 255
En un anuncio inserto en un número
extraordinario del Diario de Las Palmas de
juliv de 1929, sc pucde observar ya una
cierta especialización:
En sus grandes talleres de fundición y
maquinaria, situados en una enorme fábrica
de la calle de Perojo, se hacen fundiciones de
todas clases de metales, y fabricación y reparación
de toda clase de maquinaria; pero
Hijos de Enrique Sánchez han logrado una
especialización principal, es ella la construcción
dc Bombas a Pistón de uno, dos y tres
cuerpos, de tipos corrientes y sumergibles,
para todas cantidades y elevaciones de
dguas, y ai crear su tipo dc Bombas io han
hecho con tal precisión y solidez que en nada
tienen que envidiar a las de fabricación
extranjera, y así sc cornprcnde que más del
Y0 por 100 de las Bombas instaladas en los
pozos de estas islas, sean de la fabricación
de Hijvs de Enrique Sánchez [...] Además
tienen representaciones exclusivas de Bombas
Centrífugas, Motores para Aceite Pesado
Diese1 y Semi-Diesel, eic., y motores eléctricos
que ellos mismos se hacen cargo de su
montaje, como también de Molinos a viento,
máquinas para talleres mecánicos, de Carpinteria,
para hielo, molinos para gotio, etc.,
y en general toda clase de máquinas para las
diferentes industrias.
En la caiie de Triana 79 tienen ilisididddb
sus oficinas, y tambi6n grandcs almacenes
de Ferretería en general, artículos sanitarios;
tubos y accesorios dr hirrrn fiindirin p n r ñ
conduccioncs de aguas; hierros y acero en
todas dimensiones, aceites y grasas especiales
para motores.
Son también representanies para las Islas
Canarias de las máquinas de escribir L.C.
Smith & Bros y Corona, de los cojinetes a boias
SííF y en otros muchos productos en cuyo
comercio también Hijos de Enrique Sánchez
ocupan un envidiable lugar.
Por lo que recuerda D. José, lo principal
del riegucio tenía que ver con la extracción
de dgud de lus pozos: molinos de viento de
la marca americana Canso, de los que se
vendieron muchísimos en Fuerteventura, y
bombas, con sus motores ingleses marca
Tanye, no solo en Gran Canaria, sino también
en Tenerife y La Palma. Por eso la mayor
parte de sus clientes eran agricultores
acoinodados. U. José recuerda entre otros a
Mr. Pilcher, los Naranjo, los Betamores, D.
Diego Ojeda y los Domínguez Meliá. D. Matías
Domínguez le dijo hace unos quince
años que una bomba que habían comprado
sus padres para una finca cn Llano Prieto
todavía seguía funcionando. IJero esta especialización
no les impcdía, como se ve en los
anuncios, la realización de otros trabajos:
fundiciones de todas clases, cocinas de carbón,
etc. Cuando la constructora Amorós
empezó a trabajar en Las Palmas, llevaba al
taller de "Hijos de Enrique Sánchez" las palas
de las excavadorcs cuando se les gastaban
los dientes, para que las reparasen.
En el taller llegaron a trabajar alrededor
de veinte personas, aparte de los que entraban
de niños a aprender el oficio, sin cobrar.
De allí salieron también algunos maestros
que luego se independizaron y les
hicieron la competencia, cnmn lsidrn Gidoy,
José Santana, y un tal Luzán. Entre los
que se quedaron en la empresa D. José reciicrdn
al maestro Pantaleóri, que terminaría
siendo jefe de taller, y que como vivía en
Tafira Baja, le recogía su padre de camino a
Las Palmas y juntos abrían cl taller; y a
Pancho el Sapo, al quc los aprendices solían
gastar bromas pesadas, como clavarle
!su zuputcs cx !u tarima dc! vestüario, y a:
que una día que salió de su casa a las cuatro
o cinco de la maiiana para ir a reparar
una bomba, con el saco de guano donde Ilevaba
las herramientas, le detuvo la guardia
civil al confundirle con un ratero.
En :a feiieielíd recuerda E. jocé ai corredor,
Déniz, hombre serio y honrado
-"no cogía ni una perra chicau-, Peniche,
Robaina, Francisco Álvarez, al que llamaban
Paco cl Brujo, David Ramírez, sobrino
del médico del mismo nombre, D. Juan, y
dos peones, Antonio y Pedro. Y en la oficina:
Bermúdez, Bautista, Martín, Artiles, el
contable y D. Luis. Dice que cuando entró
a trabajar le extrañaba que hubiese el mismo
númcro de dependientes que de enl256
Jesús González de Chávez Mcnéndcz
pleados en la oficina; le parecía que tenían
que haber más dependientes y menos empleados,
porque el dependiente es cl que
da cl trabajo a la oficina.
El taller, dice D.José, fue decayendo
hasta que se licl~iiJ6a principios de los 60:
se vendió por cuatro millones de pesetas a
un señor que construyó luego allí un edificio
de 8 plantas. Se habían muertv lus Líos
Manuel y Enrique, y su padre, Francisco,
ya no trabajaba. Como cada uno tenía 4 hijos,
en total eran 12 los herederos de la tercera
generación. Los hijos de su tío Manuel,
eran un médico y tres mujeres (se
sobreentiende que no podían dedicarse ai
negocio), y los de su tío Enrique, eran uno
ingeniero, otro m&dico, y dos mujeres. Los
hijos de Francisco se quedaron con la ferretería,
y el taller se vendió y se repartió
entre los herederos de los otros dos hermanos.
También los hermanos de D. José,
Enrique y Oscar, cogieron su parte y se dedicaron
a otras actividades. Al final solo
quedaban en el negocio él y un hijo de su
hermana Marisol, Octavio. Pero él ya estaba
cansado y decidieron liquidarlo.
EL ARCHIVO
En una de las relaciones de bienes de
las que se ha hecho mención más arriba se
dice que en 1899 "al encontrarnos con que
teníamos que administrar un establecimiento
en el cual no había más que unas libretas
que mostraban los deudores al mismo,
sin existir ninguna otra cuenta ni
inventario, procedimos como medida indispensable
para la organización del misrnn
a formar im inventario de todo el activo
y el pasivo". De la documentación generada
por la empresa desde esa fecha hasta
1906 parece que no ha quedado rastro.
El libro más antiguo de los 87 que componen
el archivo es el Libro Mayor 11" 1, que
data de 1906. Falta el primer Libro Diario,
y el segundo ernpicza el 17 de octubre de
1907.
El archivo lo integran 13 Libros Diario,
que van desde el 17 de octubre de 1907
hasta el 31 de diciembre de 1980, sin interrupción.;
10 Libros Mayores, que llegan,
con algunas lagunas, hasta mediados de
los 60; 2 Libros de Juntas Generales Ordinarias,
de 1946 a 1956 (ialiari de i95l i~
1953); 20 Libros Auxiliares de Caja (faltan
los tres primeros, del 12 al la, del 20 al 23,
y el 27 y 28); 3 Libros de Inventario de
Existencias (1952, 1956 y 1959); 2 Libros
Mayores de Acreedores y 1 de Proveedores;
2 Libros Diario de Cierre, que abarcan,
superponiéndose, desde 1921 a 1968; 5 borradores
de Libro Diario (de 1964 a 1967);
7 Libros de Clientes; 3 Auxiliares de Banco;
2 Auxiliares dc Acreedores; 2 Auxiliares
de Efectos Comerciales; i Auxiliar de Gastos
Gencralcs; 1 Auxiliar de Talleres, y 13
Copiadores de Cartas (de 1951 a 1993).
El archivo, como se ve, no está completo,
pero aún así su valor es incalculable. No
hay que olvidar que hasta mediados de los
años sesenta la canaria era una economía
fundamentalmente agraria, y que los agricultores
-especialmente los agricultores
acomodados, los que tenían sus fincas en la
costa, y se dedicaban a cultivos de exportación-
eran los principales clientes de la
empresa.
Noticia de un archivo: la cmprcsa "Hijos de Enrique Sáncher" 257
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