VEGUETA, Número 5, 200 175

LA VIVIENDA EN LAS PALMAS DURANTE

EL ANTIGUO RÉGIMEN:

ESTRUCTURA, MANTENIMIENTO

Y CARGAS IMPOSITIVAS

OUnversdad de a s Fanai 63 Gran Canara i L o e c a Unuestsri Memi,ri Dgta le Caniris 20815

176 Pciiro C. Quintana Andrés

Resumen: La vivienda se convirtió

en uno de los principales referentes de la

riqueza, del boato y posición social de

cada propietario en la Edad Moderna. La

inversión en su construcción, en obras

de mejoras, de inantenimiento y control

de los inquiiinos o censatarios fue una

cuestión de vital importancia para sus

propietarios que, como el Cabildo Catedral

de Canarias, basaban una significativa

parte de sus ingresos en arriendos o

censos para sostener el culto en la Catedral

y dr las mandas píds de las que eran

patronos.

Palabras clave: Vivienda; inquilinos;

U-"..:l-.-A.C-". .lU"Y,--,- <.*e. nhv3.a. ,-nmctm,""iAn CC..YYJ, LV-. Y

Abstract: I Iousing became one of thc

main signs of wealth, ostentation and social

leve1 of every owner in the Ancien

Régime. The investinent in its construction,

improvement repairs, maintenance

and control of their tenants or lessee was

of vital importante fur the owriers tl-iat,

as the Cathedral Town Council of the

Canary ísics, hscd d sigiii:iiari par: vf

its income on renting or ground rent to

sustain worship in the cathedral and of

testrimentary leoacies of wliich they were

patrons.

Key-words: Housing; constrution;

repairs; tenants; renting; gruund rent.

INTRODUCCI~N

Durante el Antiguo Régimen la vivienda

fue uno de los principales bienes inmuebles

dentro de los patrimonios de los

particulares y de las instituciones. La casa

y sus diversas variantes -de uno o más piso,

cuevas, viviendas canarias- no sólo fuer<:

p, cl de resi.ieden !-c, nni2hla riAn

sino también, para ciertos grupos socialcs,

un símbolo de su poder y boato, según su

lugar de ubicación, dinitmsiones, suntuosidad,

etc. La estructura interna, la superficie,

el numero de dependencias y las funciones

realixadas en ellas estaban marcadas

por diferencias apreciables entre los diversos

propietarios, influyendo todo ello en

los precios medios de los alquileres y en los

de su vcnta. La casa no registró un proceso

acumulativo, especulativo y amortizador

tan importante como el registrado

por la tierra durante el período estudiado,

ya que sus capacidades productivas no

eran comparables, por tanto, de forma habitual,

la vivienda no experimentó una

elevada concentración por ciertos sectores

de la población aunque algunos de ellos,

en especial los de status más elevado, tu

vieron varias casas además de la principal,

para alquilarlas o, simplemente, usarlas de

almacenes, vivienda de criadoh, lonjas, etc.

Sólo se registraron casos de especulación

con las viviendas y solares en aquellas áreas

urbanas donde ia ciemanaa aei grupo de

poder -para aumentar sus casas o parcelas,

por agruparse o diferenciarse- fue elevada,

desplazando, ya por la presión o por imposiciones,

a los sectores poblacionales con

menor capacidad asentados en el lugar.

Las viviendas podían generar importantes

dividendos a sus propietarios mediante

su arriendo o venta especulativa pcro

e1 problema de su mantenimiento, la

realización de co~itinuosr emozamientos o

el deterioro, tras los embates del tiempo o

la desidia de los inquilinos o censatarios,

obligaban a periódicas reedificaciones de

parte o la totalidad de los edificios, lo que

hacía a la larga muy limitada su rentabilidad.

Las peculiaridades dc los materiales

de construcción -piedras, cal, tierra,

madera- y de su estructura de cimentación

implicaba una reiterada inversión que, en

la mayoría de los casos, era prohibitiva para

sus dueños o administradores.

Las instituciuries religiosas serán las que

p=Sean gn$tiGnen marrnr niímorn vi- J --

~riendasy solares tanto en el ámbito urbano

como rural en Gran Canaria. Las donaciones,

incautaciones o lcgados tcstnmentarios

le permitieron acumular un elevado

numero de viviendas que alquilaron o vendieron

a censo erifitkutiro o reservativo, en

función de las estrategias del mcrcado cn

cada momento. En Gran Canaria las instituciunes

mas destacaaas fueron ios conventos

de San Pedro Mártir y San FrancisLa

vivienda en Las Palmas duranie el antiguo régimen estructuia, mantenimiento y... 177

co y el Cabildo Catedral, no sólo por el volumen

de propiedades integrantes de sus

patrinionios, en algunos casos reducidas a

pocas decenas de inmuebles, sino también

a la magnitud de rentas anuales percibidas

proccdcntes de gravámenes impuestos sobre

las propiedades urbanas cuando el bien

hipotecado era para la obtención de un

préstaino, sosleiiei Id 1e11td de uild manda

pía o a causa de incautárselo temporalmente

a sus dueños para abonar una

deuda contraída con la institución.

En este trabajo intentamos acercarnos a

la realidad de la vivienda y su mantenimiento

a través de un padrón de prupiedades

inmuebles urbanas realizado por el

Cabildo Catedral en Gran Canaria a

comienzos del siglo XVII, reflejándose en

tste los inmuebles urbanos de los que era

propietaria la entidad o la Fábrica Catedral

y los gestionados directamente por los prebendado~

a l ser patrones o fideicomisarios

de mandas pías. Ld citada relación se llevó

a cabo entre los años de 1614 y 1622, siendo

ésta una posible continuación de otras

hechas con anterioridad, aunque ninguna

de ellas ha podido ser localizada. En la relación

de bienes se menciona su tipología,

el lugar de ubicación, qii propietario, conservación

y gravamen abonado, permitiendu

rrali~dr una evaluación de su estado,

hahitñhilidad, mantenirniente de !2 vivienda

según la categoría social de sus propietarios

o los niveles de compromiso de sus

moradores para llevar a cabo las obras solicitadas

por el Cabildo.

EL CABILDO CATEDRAL Y EL

PATRIMONIO INMUEBLE URBANO

El importante patrimonio inmobiliario

detentado por el Cabildo Catedral desde finales

del siglo XV hasta el período estudiado,

más los bienes añadido por otras vías

de captación y transmisión como las

incautaciones, obligó a los capitulares d topar

una serie de medidas para su gestión

y vigiiancia en busca de mayor rentabilidad

y, sobre todo, eliminar gastos cn el

acondicionamiento de las viviendas. Desde

finales del siglo XVI, cuando el número dc

miembros del Cabildo aumentó gracias a la

drástica disminución de las renuncias o los

permisos de intercambios de prebendas,

los capitulares crearon la figura de los Ilamados

visitadores de casas. Estos tenían la

obligación de inspeccionar, vigilar, observar

el cuidado de las viviendas gestionadas

o propias y dar los oportunos mandatos

para si éstas debían repararse, reedificarse,

etc. Sus mandatos y funcioncs eran muy similares

a los de otros visitadores de propiedades

urbanas y rurales de cabildos peninsulares

como el de León, Avila o

Granada (MARIN 1998; NICOLAS et allii

1996; LOPEZ 1996). La citada comisión tuvo

un carácter regular durante bastantes

años y fue elegida al mismo tiempo que

otras -visitadores dc cnferrnos, visitadores

de las obras de la Catedral o los codjúdices-

por los capitulares en los primeros días

del mes de enero con una vigencia

anual, conformándose cada una por dos

miembros, de forma habitual correspondiente

uno al gremio de las dignidades y

otro al de los canónigos. Además de su misión

primigenia, los visitadores de casas se

encargaba de contabilizar anualmente todo

el patrimonio inmueble del Cabildo dentro

y fuera de la ciudad, observando su estado,

s~ reTlt?ibi!idad, nrn"rL; h';"l :"A"-A' ---d C

rehabilitación si estaba deteriorado, llevar

a cabo las diversas transacciones, aumentar

o minorar las rentas pagadas o desalojar al

inquilino o enfiteuta. En un alto porcentaje

de casos, las visitas de los dos pre-

L - - A - A - - - A l - -1 l . . . . l - - . vciiuuui,;> x i i u r w m ~ a ~ni a1u~b ~11 ~11ueLieb

situados dentro del perímetro de Las Palmas,

informando del resto de las propiedades

ubicadas en otras localidades los

beneficiados y curas del lugar.

A comienzos del siglo XVII, seguramente

a causa de la dantesca epidemia de

peste declarada en Las Palmas y a la ausencia

de prebendados por muerte o huida

al campo, durante un período de siete años

el Cabildo no nombró a comisiones de

178 Pedro C. Quintana Andrés

visitadores de casas, aunque retomó la

costumbre en 1611, pues, según los capitulares,

las vivicndas tenían "gran menoscabo

y a muchos años que no se visitan y ay

gran necesidad de hacerlo". En esa anualidad

salieron elegidos el arcediano de Tenerife

Pedro de la Portilla y el racionero

Herrera, con un salario para cada uno por

su labor, además del percibido por su prebenda,

de 6.000 maravedís anuales1.

El 28 de enero de 1666 se consumieron

los oficios de visitadores de casas, pasando

este cargo electo a ser desempeñado por el

Mayordomo del Comunal, acompañado en

sus inspecciones por un contador de la

Contaduría cabildalicia2. De nuevo en 1696

se intentó nombrar a los visitadores de casas,

ante el volumen de bienes y las múltiples

tareas a desempeñar por los encargados

de la administración en ese momento,

pero la iniciativa planteada por algunos

miembros del Cabildo no prosper6, quedando

unido definitivamente el cargo al citado

Mayordomo del Comunal.

Los electos para visitar las propiedades

del Cabildo Catedral, la Fábrica y el Comunal

de Capellanías dedicaban varios días

a examinar un patrimonio muy denso

oht~nidop, rimordialmente, a través de donaciones,

compras y por legados por mandas

pías. Entre las aportaciones más importanter

realizadas en fñrrnr de1 Cahildo, rs

notable la donación hecha por los Reyes

Católicos, ratificada a través de la real cédula

de 23 de septiembre de 1487, al dispuner

que al deán, su capellán y otros nueve

capellanes -quizá todos ellos aún sin el tí-

Lm i1l"- v-cii:-L--i n!, cciiifii.madi; con pmtcri~ridüd

por los reyes, de racioneros o canónigos-,

se les dieran "y repartan diez casas, las más

inmediatas a esta iglesia, pala que con más

comodidad sirviesen en dicha iglesia"

(CHIL Y NARANJO 1876: 72). A comienzos

del siglo XVI a esta data real se sumó una

nueva contribución a favor del Cabildo y la

Fábrica Catedral por parte del obispo Juan

de Frías, pues legaba en su testamento a

ambas instituciones sus casas en Fuerteventura

-sitas en Antigua y Asguey-, Lanzarote

y Gran Canaria -en esta última isla

se contabilizaba un total de cuatro viviendas,

una huerta y otros bienes semovientes-,

además de dejar una casa nueva que

fabricaba para la futura morada de los

obispos en Las Palmas (MILLARES TORRES

1975-1977).

En el siglo XVII, ante el incremento de

la recesión económica, sobre todo en el primer

tercio de la centuria, y la proliferación

de censos consignativos, se produce uri

sensible cambio en la forma de adquisición

de los inmuebles traspasados, pues la mayoría

no poseen un carácter aotacionai, sino

que se obtienen mediante incautaciones

y remates de bienes de los censatarios incapaces

de abonar los réditos en los tiempos

prestablecidos en sus contratos o rematadores

de diezmos que sufrieron quiebras

en sus rentas.

En el siglo XVIII, además de mantenerse

parte de la tónica del seiscientos, el Cabildo

también se nutre de propiedades

entregadas con anterioridad a censo enfitéutico,

cuyos dueños han visto terminado

su contrato perpetuo, fallecierun sin sucesores

o abandonaron la propiedad ante la

imposibilidad de abonar sus gravámenes,

estar inhabitable o preferir desplazarse hacia

otra zona de residencia.

A estas donaciones se unían tierras,

huertas y viviendas como partes integrantes

de capellanías, mandas y legados

gestionados por el Cabildo, cuyas rentas

obtenidas de alquileres o de censos enfitéuticos

o reservativos eran destinadas al cump!

ir;..icr.tG de las fi!tin....r &spusiciGnec

finado.

En un primer momento, siguiendo la

tónica general del merecido, los traspasos

de los bienes inmuebles se hicieron bajo la

fórmula de censo enfitéuticu o perpetuo,

que permitía percibir u~id renta segura

durante un prolongado plazo de tiempo,

hasta tres vidas, suficiente para sostener

los sufragios, ariiversarios y procesiones.

Esta modalidad de venta fue abandonada

definitivamente a mediados del siglo XVTI,

cuando el incremento genera! del precio de

los alquileres, de la vivienda y del poder

adquisitivo no pudieron aplicarse regularmente

a los inmucblcs traspasado bajo cste

regimen. En los inicios del seiscientos

comenzó a imponerse el traspaso de las

propiedades a censo reservativo, fórmula

contractual en la que el propietario mantenía

menor control jurídico sobre la propiedad,

pero ésta podía ser traspasada por

venta simple si el us~ifructuario no abonaba

el rédito a lo largo de un tiempo prestabiecicio

en ei contrato. A finales de la citada

centuria, se impone el traspaso directo

de las propiedades incautadas a mvrosus

mientras que los traspasos a censo reservativo

sólo se mantiene para los bienes integrantes

de capellanías y mandas. Dicho

cambio se encontraba determinado por el

incremento de los precios medios de las

propiedades ir han as en Las Palmas, la recesión

en la que entra el sistema y el deterioro

de las propias rentas del Cabildo Catedral,

evitando con la implicación de los

usufructuarios los excesivos gastos en el

mantenimiento de los bienes y, con la periodica

revisión de las rentas, e1 adrciiado

sostenimiento dc las mandas pías.

En general, La Mesa Capitular gestionó

y r~giil2ri76si ir p r n r i ~ d a d ~inrrn i_i&li.c de

carácter urbano u rural en función de la

evolución de las estrategias económicas

por las que se encauzaba el sistema socioeconómico

canario durante el período estudiado,

intentando así acaparar la mayor

canti&:! ,le C3pitU! pasib!c c:i &r,cficiu

y en el de las mandas pías administradas.

Las propiedades inmuebles cabildalicias

Le~líanu n marcad« carácter urbano yd

que la mayoría se localizaban en Las Palmas,

sobre todo en el en torno de la Catedral

(QUINTANA 1995; SUAREZ 1987),

pues gran parte de las mandas administradas

fueron fundadas por capitulares que

ilabian aciqulricios viviendas, comúnmente

de dos pisos, en sus inmediaciones'. Si las

propiedades eran huertas o parcelas éstas,

preferentemente, se emplazaban en los

márgenes del barranco de la ciudad llamado

de Guiniguada-, donde eran entregadas

en arriendo a labradores, o en la Angostura,

pago cercano a la urbe (QUINTANA

1998).

El número de viviendas integrantes del

pal~iiiioiiiod el Cdbildu y de ld FAbricd Catedral

debió oscilar a lo largo del período

estudiado, sin contar las viviendas incautadas

a morosos que no pertenecían a dicho

fondo inmobiliario. A comienzos del siglo

XVII el total de casas y huertas dependientes

de la administración del Cabildo -

por capellanías, dotación o por ser dotación

de la Fábrica Catedral- ascendía a 139 bienes,

de los que 7 eran huertas con casas. Sólo

6 propiedades se localizaban en Telde,

tres en la Angostura y el resto en Las Palmas,

perleneciendo al patrimuniv del Cabildo

4, a la Fábrica 13, al Comunal de

Capellanías y a la Fábrica 2 y 120 al Comunal

de Capellanías. Además, se añadieron a

lo largo del siglo XVII, después del citado

recuento, dos molinos harineros y tres

huertas sitas en Las Palmas y algunas

parcelas de tierras repartidas por el resto dc

las islas aunque, en general, todas de escaso

valor. En el seiscientos el 94,62, de los

bienes se emplazaban en Las Palmas v

-r -~ n-r -o-c -r ., .n- t-a.- h -g.u - -n .t. r- u e! ;r 15!! de! teta! de

las viviendas registradas en la ciudad. La

cifra convertía al Cabildo, junto al convento

dominico de San Pedro Mjrtir y cl

Ayuntamiento de Gran Canaria, en uno de

los principales propietarios de casas y par-

,?Al -,. . ...L-.. *-

LL.Ua dc !a isla (QL'TNTANA 1933).

Este rasgo del Cabildv Catedral difería

sensiblemente de los porcentajes recogidos

para otros capítulos peniiisulares curriu el

leonés, con más de 122 casas-', casi el 50%)

de las viviendas del lugar en el siglo X\7

(GARCIA 1990), el compostelano -en el siglo

XIV el cabildo de Santiago era propietario

de 270 viviendas en la ciudad, además de

diversas huertas, cortinas y molinos, en total,

en Santiago gestionaba la tenencia compartida

o no de 381 casas (PEREZ 1994)-,

La vivienda en Las Palmas durante el antipiin rPpimen: estnirtiira, mantmimimtn v 179

OUnversdad de a s Fanas d? (,ran Canara i t o e c a Unuestsri Memmi Dgta le Caniris 20815

palentiriv (ESTEBAN 1989), hispdlense',

donde sus propiedades urbanas rendían

por encima de los dos millones y mediv de

reales al año (DOMINGUEZ 1985: 340;

MONTES ROMERO-CAMACHO 19891,

toledano, el cual poseía en el siglo XVIII un

total de 481 viviendas, au~iqueg estionaba

un níimero eq~iivalcnte a 853 (SANTOLAYA

HEREDERO 1991), sdlrridiitirio, cvri

unas 400 viviendas en el seiscientos

(DOMINGUEZ 1985: 341), etc. En la mayoría

de estas localidades el obispo y su Cabildo

dominaban la vida económica urbana o,

incluso, de la propia región, ya por la extensión

de sus tierras como por el volunien de

los bienes urbanos administrados, hecho

sin parangón en la islas no sólo a causa de

su estructura geográfica sino también por

sus peculiaridades económicas.

En general, las casas supusieron casi el

80% del total de traspasos de bienes inmuebles

realizados por la Mesa Capitular,

aunque quizá alcanzaron una cuota más alta

al perderse una sustancial parte de la

información del siglo XVI y dejar de ser

nnntndas sus transacciones, al igual que la

tipología de las parcelas, durante parte del

XVIII, quizá por ser meras ratificaciones de

escrituras a censn prrprtiio rntrr e1 Cabildo

y sus compradores, casi todos capitulares.

La vivienda y su conservación se con-

"irti6 mi-~chns C ~ ~ QeSn 1.m O T ~ T ~ P o--~

problema para los administradores ante el

deterioro al que se les sometía por la inhibición

del usufructuario, en general indolente

y remiso a invertir cualquier cantidad

en su periódico mantenimiento, salvo si

eian mieiiibi-os dc: Cabildo Cntedin! clund~,

tradicionalmente, algunas de las casas gestionadas

por los capitulares se transmitían

y vendían a censo al sucesor en el cargo del

capitular fallecido o trasladado fuera de la

diócesis. Las fuentes consultadas están repletas

de quejas de los prebendados de los

censatarios frente al progresivo deterioro

de las propiedades o por su abandono,

situación generadora de múltiples renuncias

de los inquilinos y compradores.

LA DISTRIBUCI~ND E VIVIENDAS

EN LAS PALMAS. EL PADRÓN DE

1614

El una reunión cabildalicia celebrada el

26 de noviembre de 1614 fueron nombrados

por tales visitadores el canónigo Diego

Suárez Ponce y el racionero Bartolomé Lopez,

con la misión de realizar una exhaustivo

informe sobre las viviendas administradas

por el Cabildo, adcmis de

anotar todas sus incidencias y menoscabos.

De sus pesquisas quedó un cuadernillo

donde se registraron sucesivas inspecciones

hasta el año 1622 cuando, bruscamente,

se dejó de enumerar las incidencias, pasando

a ser registradas, aunque sólo si se

percibía o no el tributo del bien, en los libros

generales del Comunal Grande.

En el padrón de 1614-1622, se observa

como de los 139 bienes inmuebles administrados

por los capitulares un alto porcentaje

se concentraban en el barrio de Veyiirta,

rn torno a la Catedral,. sector en el

que el Cabildo y la Fábrica recibió cl mayor

número de donaciones y se vio beneficiado

por numerosas mandas pías de residentes

en el barrio, miembros de las

familias más pudientes de la ciudad, que

estaban integradas en el Comunal de Capellanías.

En el populoso barrio de Triana

se ubicaba el 26,67ó de los bienes inmueb!

ec, d e c t~c x - d ee ntro t ~ r l e~! !sa !as cas-is

terreras con el 44%. En Triana las viviendas

se concentraron en la calle Mayor, sirviendo

de morada a artesanos, herradores, mareantes,

pescadores y mercaderes. Entre los

últimos sobresalían Miguel Ortiz, Pedro

P - l l - - . J - - A l T z n ..-- - - L - - J -

UdlldlUU U f i L U l L 3 U LUpCL UICLI, C 3 L t l l l C L U 3 L I U

viviendas de forma habitual bien reparadas

y el pago de los tributos en regla. Las

casas terreras fueron en todos los sectores

primordialmente habitadas por viudas, artesanos

y hortelanos mientras las de mayor

porte, casas de alto y bajo o sobradadas, se

encontraban en manos de regidores,

escribanos públicos, clérigos o personas

que detentaban el título de "don" o "doña".

180 P d r o C. Qi t i i ~ t a n aA ndrés

OUnversdad de a s Fanas d? (,ran Canara i t o e c a Unuestsri Memmi Dgta le Caniris 20815

182 Pedro C. Quintana Andrés

de dos a tres pisos de altura, mientras en

otras calles, como la de la Acequia y Gradas,

el volumen de éstas, como mínimo,

rondaba el 50$6 del tutal de las registras.

En Telde la casa terrera será la única reseñada

por las fuentes, con la característica

de que todas estaban reparadas y sus

rentas pertenecían a diversas capellanías

(tres a la del capitán general Pedro Cerón,

una a la de Catalina Dumpiérrez y otra a

la del canónigo Muñoz). Finalmente, en el

barranco G~iiriiguada y la zcina de la

Angostura el predominio de la huerta con

casa, casi siempre terrera, será absoluto, sohresdienc!~

pcr s i c rentas !as ubicudu en. e!

barranco de la ciudad. Ejemplo de ellas fue

la conocida con el sobrenombre de "El Medio",

cuyo yropictnrio cntrcgiiba anualmente

16.120 maravedís en favor del Cabildo

Caledral.

A su vez, varias viviendas estaban alquiladas

por los censatarios, tal como sucedía

con la casa terrera detentada por el

cscrihilo püulicv Frdricisco de id Cruz en

la calle Mayor del barrio de Triana, que pagaba

anualmente al comunal 2.500 marav

e d í ~E. n la visita de 1614 se le mandó que

de los alquileres enlregadvs por Gaspar

Alonso, oficial de herrero, se reparara las

paredes interiores. La misma orden se dio

a Agustín Rodríguez, dueño de una casa en

la ccillc Arena de Triana cuyo inquilino era

el mareante Antonio Díaz, que pagaba a la

Fábrica Catedral un total de 480 maravedís,

aunque con necesidad de reparar sus paredes

en la visita de 1614.

Las profesiones y status social de los

detentadores de las viviendas variaba según

el barrio, calle o sector donde éstas se

ubicaraii. En el sector de Triana el 327% de

los titillares eran artesanos, pescadores o

mareantes, 4 eran mercaderes -165%- los

regidores representaban el 12:'0, situándose

sus viviendas en la calle de la Peregrina

y Remedios, mientras las viudas detentaban

el mismo porcentaje pero sus casas, casi

siempre de una planta,. estaban ubicadas

en las áreas de Triana con menos demanda

en el mercado de bienes inmuebles. Las casas

ubicadas en el norte de la calle Mayor,

cerca de las ermitas de San Sebastián y San

Telmo y a pocos pasos de los barcos de pesca,

eran todas terreras y sus moradores conocidos

mareantes o sus viudas que pagaban

una renta media anual al Cabildo

Catedral de 1.000 maravedís.

En el barrio del Terrero, calles cercanaq

al Puente, San Antóii, Carnicería, Gradas y

Cruz los artesanos ocupan el 34,2%, de las

casas, las viudas el 26,3'%, los regidores sólo

el 10,5';:,, mientras los servidores y curas

de la Catedral llegan al 15,755. En cambio,

!as emplazadas er. !a cd!e de !as

Gradas y las situadas a las espaldas de la

Catedral eran detentadas por regidores y

ininistrilcs del Cabildo. Caso excepcional

en los registros fue la casa terrera dejada

por Mdría de Fuentes a su esclava, Isabel

de Fuentes, la cual estaba en buen eslado,

salvo una pared, en la visita de 1614 al

igual que los siguientes años.

Ci resto de ias vivienaas situadas en Vegueta

se caracterizan por estar en un amplio

porcentaje en manos del grupo de poder

local. El volumen de artesanos cae en

diclia miid hastd el 5,87;,, pur curitra

predominan los propietarios que detentan

el cargo de rcgidorcs -11,7X- los titulados

con "don" o "doña" -17,6'%,-m iembros del

Cabildo Catedral -23,5%1- o de profesionales

liberales, judiciales o relacionadas con

el Santo Oficio -14,7$h-, mientras las viudas

-5,8:%- ministriles del Cabildo -8,85¡- y un

grupo diverso -12,174- forman el resto del

entramado qocial de los poseedores de las

vivieridas. La presencia del gruyv de poder

sobresale en la Plaza Real y calles del Peso

de la Harina, Tnquisicicín y Acequia. El resto

de los sectores sociales mencionados se

situaban en vías cercanas al convento de

San Pedro Mártir, donde las viviendas eran

terreras, de escasas dimensiones y abonaban

bajos réditos. En algún inmueble, caso

de uno situado en la calle de La Gloria, cl

Cabildo no sabía qiiiPn era el diirfin; ya

que nadie de la familia de los antiguos proLa

vivienda en Las Palmas durante el antiguo régimen: estructura, mantenimiento y... 183

pietarios quería pagar los 2.860 maravedís

de su renta al estar arruinada hasta los cimirntos.

A finales dr la callc de la Acequia,

cercana a la salida a Telde, se localizaba

una casilla terrera que pagaba 3.500

maravedís a la Fábrica Catedral, tomada en

el último tercio del siglo XVI por Cristóbal

de Padilla, negro, al cual sucedió en la renta

Virgilio, negro, que la compró a tributo

enfitéutico el 24 de octubre de 1612 y las

terminó dc rcparar, pucs estaban arruinadas,

en 1620. En Telde, la Angostura y el

barranco Guiniguada los propietarios localizados

tenía por profesión la de hortelanos

agiicu:;oi.es.

La media del rédito abonado por vivienda

tiene sensibles diferencias entre

unas áreas y otras de la ciudad. Las huertas,

gracias a su rentabilidad, eran las que

generaban mayor volumen de capital, destacando

las situadas en el barranco Guiniguada

con una media de 9.610 maravedís,

por contra las ubicadas en la Angostura no

rendían nada al Cabildo al ser arrasadas en

su totalidad en una avenida del barranco

en 1615. Entre las viviendas ubicadas en la

ciudad la media más elevada de rédito se

localizaba en el sector de la Plaza Real y calle

del Peso de la Harina, cuyas rentas se situaban

en los 7.593 mardvedís, seguidas

por las casas emplazadas en la calle de la

Acequia y de la Inquisición. Las zonas donde

la vivienda soportaba menor rédito eran

las localizadas en el barrio de Triana, salvo

la calle de los Remedios con 5.065,5 maravedis

de media lugar en el que se asentaban

los únicos regidores con propiedades

del Cabildo Catedral registrados en ese barrio,

ya que las contribuciones estaban

comprendidas entre los 1 .O00 maravedís de

la calle Arena y los 2.958 maravedís de las

ubicadas en la calle Mayor.

En Vegueta las vías situadas en los alrededores

de las calles Acequia, Puente,

Carnicería, Gradas y Cruz oscilaban entre

los 1.987 maravedís de la primera y los

~2, .C,.,L,.c, ; A , 1, ,:it;,, a, +Ó, , ;~, , ~ ~ n ~ ~ ~ ~ ~ -. ......-. Y . . L b . ....... 1 1 . o-. '-.---'''

los bienes gestionados por el Cabildo Catedral

en el barrio de Triana, incluido el Terrero,

se establecía en un promedio de

1.878 maravedís por bien, en cambio en Vegueta

esta cifra llegaba a duplicarse hasta

los 3.963, por la categoría de las viviendas,

su ubicación y la presión que ejercía sobre

éstas el grupo de poder.

El volumen de réditos controlados por

el Cabildo Catedral no es posible calcularlo

para comienzos del siglo XVII a causa de

las graves carencias y deterioros en las

fucntcs, tal como sucede con los protocolos

notariales o las actas capitularcs, aunque

para el último tercio de la centuria se po-

A-L..- -1 --L-- 1- L:z- r?l

~ C C L I U C I L U ~ CLUCUC~LLCD UUUIC ia c u c ~ ~ i u lL Li .

Cabildo Catedral poseía en dicha fecha un

número de censos sobre las viviendas, solares

y parcelas de la ciudad equivalente d

los cifras localizadas a comienzos del seiscientos,

un total de 128, que representaba

la percepción del 14,3% de todos los censos

impuestos sobre los bienes inmuebles de la

ciudad. Sólo Los conventos y beneficios

eclesiásticos, con 388 y el 43,67Ó del total, y

los particulares, con 185 y el 20,8%, lo

superaban. El Cabildo percibía, como se

puede ver en los mapas adjuntos, rentas de

bienes inmuebles ubicados sobre todo en

los alrededores de la Catedral, perdiendo

cantidad y cualidad los réditos, ya fueran

perpetuos o reservativos, cuando los inmuebles

urbdnvs se alejaban hacia las zonas

de la muralla norte y sur de Las Palmas

(QUINTANA 1997).

Pero quizá el aspecto más importante

de esta relación esté en la información sobre

el mantenimiento de los edificios y si

sus moradores acataban las órdenes emanadas

de los visitadores cabildalicios para

su acondicionamiento y mejora.

En general, la visita realizadas por las

autoridades dieron como resultado algo

que era conocido ya por el Cabildo, el

lamentable estado de conservación dr un

notable número de viviendas a causa del

abandono de sus habitantes, por la falta de

mntrn! do !es pmbendad~s,! 2 nececidd ;.

pobreza de los censatarios o la deja de^ de

La vivienda en Las Palmas durante el antiguo régimen: estructura, mantenimiento y... 185

prendido por el Cabildo ante su abandono

y falta de inversih en una casa alta en la

calle Mayor de Triana, la cual tenía derruida

la cocina, las paredes del corral, el techo

y maltratado su exterior. Poco hicieron las

indicaciones de los clérigos, ya que en 1620

se anotaba en e1 cuaderno que la situación

de la casa iba "cada día peor" y en 1622 se

criticaba al propietario, pues la vivienda

"se está cayendo, quebrados los palos y tabla~''~.

A medida que el Cabildo recuperó algunas

viviendas a fines del siglo XVI y comienzos

de la siguiente centuria, éste las

vendió pero con cláusulas especiales para

que el comprador pagara el rédito perpetuo

establecido e invirtiera ohligatoriamente

cierta cantidad en repararlas como

condición para poseerla. Así, a Juan de Ortega

se le traspasó una vivienda terrera en

la calle Mayor en 1598 por una renta perpetua

anual de 5.000 maravedís y la obligaci6ri

de gdsidr en su ieparacioíies :VV.VOO

maravedís.

Caso diferente fue la casa alta entregada

en la calle de la Acequia al racionero

Bartolomé López por un tributo perpetuo

de 7.000 maravrdís anuales, la cual se le

dio por remate al asumir el racionero un

préstamo de 100.000 maravedís entregado

por el Cabildo Catedral al Ayuntamiento

de la isla. También hecho excepcional tueron

las dos casas que dcjaron de visitarse

en 1615 por la comisión cabildaIicia al trasladarse

sus tributos a otros bienes inmuebles,

tal como sucedió con la vivienda de

Isabel de Candelaria, localizada en la calle

Mayor de Triana, la cual redimió su tributo

consignativo o los 7.920 maravedís pagados

por el citado Pedro Gallardo sobre

su vivienda ubicada en la citada vía,

traspasándolo sobre un trozo de viña, cercado

y casa en el lugar de La Vega.

Dentro del volumen total de viviendas

destacan cinco de ellas por haber sufrido

loc. efectos del a t a q l ~ ep irático neerlandés a

Las Palmas en 1599, mantcniéndosc aún en

éstas las cicatrices del desastre. Dos estaba

arruinadas y tres quemadas, emplazándose

en las calles cercanas a la Catedral, caso

de la Acequia, Peso de la Harina y Plaza

Mayor. De esta manera, la casa del racionero

Juan Borrero, muerto en 1602, sita en

la calle Acequia estaba caída e inhabitable

"desde el enemigo", no recibiendo la Fábrica,

su dueña, nada por ella. Lo mismo

sucedía con una casa alta, caída y quemada,

que pertenecía a la Fábrica Catedral

junto a la cárcel pública, en la cual habitaba

doña Francisca del Castillo y sus hijas

en 1614, en una sala y cámara acondicionada

dentro del solar por la que pagaban

un tributo de 6.336 maravedís, o la casa alta

del racionero Herrera, tomadas a tributo

en 1611 y reedificaba en 1614, con la

condición de pagar un total de 7.000 maravedís

y 9 gallinas anuales a la Fábrica y

Comunal de Capellaníasí.

En 1622 la situación cambia de forma

sustancial pues el volumen de viviendas en

Lv..,u.-r L c estado aüizcntü hzstz UT. teta! de 92,

el 66,176, y las que se estaban reparando en

esc año llega a 9, el 6,476. Las caídas se redujeruri

d 10, el 7,156, y 11 necesitaban repararse

o estaban cayéndose cn el momento

de su revisión. El aumento de casas

ruinosa se vio propiciado excepcionalmente

con motivo de la pavorosa avenida del

barranco Guiniguada el 19 de septiembre

de 1615, la cuai no soio se iievó ei puente

que cruzaba su cauce sino que inundó

gran parte de sus márgenes a su paso por

la ciudad, sumiendo en el caos al área con

cota más baja localizada en el barrio de Vegueta.

Las calles de la Pelota, Carnicería y,

sobre todo, la Herrería se anegaron de

agua y varias edificaciones fueron arrasadas

total o parcialmente. Las viviendas administradas

por el Cabildo Catedral afectadas

fueron en total siete. En la calle de la

Herrería una casa alta de doña Luisa Ramírez

fue arrasada por completo, perdiéndose

la vivienda y el tributo de 2.500 maravedís

que se vagaban por mandas pías al

Comunal. Cuatro casas terreras junto al

puente -las del citado mercader Berbier, la

186 Pedro C. Quintana Andrés

de la liberta Isabel de Fuentes, la del herrero

Francisco Hcrnández y la del canónigo

Suárez Po~ice- sufrieron en embate del

agua y casi todas fueron arrasadas hasta

los cimientos. Algunas se reconstruyeron y

las partes de las que quedaron en pies se

dieron a tributo, como la casa de Berbiw

traspasada en la mitad de su renta a Diego

Jiménez, carpintero. En otra vivienda terrera

cercana a las anteriores, donde moraba

el capellán real Pedro Zambrano, la

avenida sólo dejó un aposento semiderruido

-de 12 por 15 pies- en el que se puso a

vivir una mendiga, según el Cabildo, "sin

orden de nadie", por lo que pedía se marchara

y reconstruyera para percibir su anterior

rédito, 2.500 maravedí5 para el Comunal.

Otra zona que se vio afectada por

dicho desastre fueron las huertas dc la Angostura,

que desde 1615 no generaron ningún

provecho al Cabildo. A ellas se sumó

la huerta del escribano público Andrés Ros

a ! ~ ~si,t Uzdt, cíi !üs inmediacioiies de :a el--

mita de San Justo y Pastor, al padecer graves

menoscabos en su producción aunque

ya en 1622 rendía lus vbligados 2.500 maravedí~

y 5 gallinas anuales.

CONCLUSIONES

Los bienes gestionados por el Cabildo

Catedral en el período estudiado se convirtieron

sóio en una pequeña parte del

patrimonio administrado por los prebendados

y una ínfima fracción de las entradas

económicas de la institución, ya para el reparto

entre los prebendados ya para el sostenimiento

del culto o la Fábrica Catedral.

El volumen de bienes, 129 si se eliminan

los situados fuera de la ciudad, permite

acercarnos a una parte de la realidad urbana

de Las Palmas, caso de los gravámcnes

impuestos sobre las viviendas y las características

de su mantenimiento, no en vano el

Cabildo Catedral tenía bajo su control

aproximadamente entre el 14f&-15%d e todos

los inmuebles de la ciudad. En general,

se observa que la población prestaba atcnción

al mantenimiento de su vivienda en

proporción a sus ingresos monetarios y según

fuera la presión de los propietarios o

censualistas. No en vano, el volumen de

viviendas cabildalicias con necesidades de

ser reparadas en 1614 llegaba al 507% mientras

ocho años después sólo representaban

el 29,6%, cifra que podría ser menor si no

se cuantificara el 5,4Y, de las casas afectadas

por la avenida del barranco en 1615. En

todo caso, la desidia de los inquilinos era

habitual debido a los sucesivos traspasos,

la imposibilidad de repararla por falta de

medios, la muerte de los censatarios o las

prolongadas ausencias de si15 moradmes.

La venta a censo enfitéutico o perpctuo

utilizada en esta época también influyó en

el profundo deterioro de las viviendas,

pues conociendo los censatarios que debían

devolver las casas en un tiempo limitado

muchas veces dejaban de hacer reparos

en ellas, trasladando cualquier futuro desembolso

a sus propietarios, que se veían

üb:igadü ;i cievdciiis iriversiones ai íinai de

cada contrato, sobre todo si éste era perpetuo.

Ejemplo de ello fue la queja de los dominicos

del convento de San Pedro Mártir

cuando protestaban de los inquilinos y su

escaso interés por la reparaciones, pues,

decían, que "acabandose las vidas se acaba

el dominio, con lo qual no quieren haser ni

hasen cossa alguna en ella^“^.

A través de las cifras aportadas se puede

establecer una importante relación entre

propietarios de bienes adquiridos sin tributos

y de aquéllos que compraron el bien

a censo enfitéutico o reservativo, pues se

observa que en Las Palmas en el siglo XVII

la media de casas con desperfectos traspasadas

fue sólo del 4,2%, en Tclde llegaban

al 10,3% v en Agüimes, el núcleo con mayor

número de viviendas en mal estado

vendidas, alcanzaba el 12,8%, porcentajes

muy alejados de los registrados para las

propiedades gestionadas por el Cabildo, en

manos la mayoría de censualistas enfitéutas

(QIUINTANA 1YY9). Es decir, que h-ibitualmente

los propietarios plenos se preocupaban

más de sus viviendas que

La vivienda en Las Palmas durante el antiguo régimen.

aquéllos que las tenían a censo, al verse sólo

como meros inquilinos que disfrutarían

del bien ellos y sus descendientes durante

un período limitado.

La vivienda representó en la mayoría

de los casos un cúmulo de gastos para sus

propietarios y un problema para sus gestores,

salvo en los inmuebles donde el tributo

situado sobre la propiedad era ínfimo

estructura, mantenimiento y . 187

respecto a su valor total y en relación a las

rentas detentadas por sus moradores, tal

como sucede con las viviendas ubicada en

la Plaza Real y sus aledaños. En cambio, las

más afectadas por deterioros son aquéllas

donde vivía viudas, pequeños artesanos y

hortelanos que no podían cubrir sus mínimas

necesidades alimenticias, las tributaciones

y el mantenimiento del bien.

NOTAS

1 Archivo del Cabildo Catedral de la Diócesis

de Canarias. Actas del Cabildo. Tomo X.

Acuerdo de 24-1-1611.

2 A.C.C.D.C. Actas del Cabildo. Tomo XIX.

3 La Fábrica Catedral sólo contaba a comienzos

del siglo XIX con 7 fincas agrícolas,

equivalentes a 2 fanegadas y 10 celemines de

tierra, así como con 4 casas.

4) En este período el citado cabildo tenía más

de i22 casas tm id c i u d d de Leúii, ddeiiiAs

de 21 bodegas, 14 corrales y 6 vergeles.

5 Su poder económico no sólo se reducía a la

ciudad, pues su prciyiedad rural, incluso en

la Edad Media, era impresionante al superar

las 31.905 fanegadas de tierras repartidas

por las comarcas de su diócesis.

6 A.C.C.D.C. Libro de xisitas a casas. 1614.

7 A.C.C.D.C. Libro de visitas a casas. 1614. La

vivienda rentdbd 6.000 reales a~iudiesd la cdpilla

de Nuestra Señora de la Antigua.

8 Aidiivu iiisiúiicü I"lüviiiria: de Las I"&iias.

Protocolos Notariales. Escribano: Francisco

Carrillo. Legajo: 1.161. Año: 1636.

188 Pedro C. Qziintmin Andrés

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C2RXi2.

La vivienda en Las Palmas durante el antiguo régimen: estructura, mantenimiento y.. 189

Figura 1:

Figura 2:

190 Pedro C. Quintana Andrés

Figura 4:

La vivienda en Las IJalmas durante el antiguo régimen: estructura, mantenimiento y... 191

Figura 5: