VEGUETA, Número 5, 2000 99
LAS RELACIONES COMERCIALES ENTRE
GRAN CANARIA Y HOLANDA
-- ~ u-K- A Ñ T EE L SEISCIENTOS
Resumen: El articulo es un estudio
del comercio entre Holanda y la isla dc
Gran Canaria en el siglo diecisiete. Ilurante
este período, Holanda va a convertirse
en la primera potencia comercial
ciei mundo y pretendemos conocer si
existía un interés por parte de los holandescs
por introducirse cn el comercio exteri-
r de C-niri-s. E, 61, zna!iz?-nc: 11s
relaciones comerciales, principalmente
en dos momentos: la Tregua de los Doce
Años (1609-1612) y la segunda mitad del
siglo. Para ello investigamos la cvolución
temporal, el importe de ese comercio,
los productos que se importan desde
Holanda, etc.
Palabras clave: Gran Canarid, Hulanda,
comercio, holandeses, siglo XVII,
extranjeros.
Abstract: The article is an study
about the commerce between Holland
and the Gran Canary island in the seventeenth
century. In this period, Holland
converts in the first mercantile authority
of the world and we want to
knuw if dutchs hdve an iiileresl Lu inlroduce
their products in the Canary 1slands'
foreign commerce. In this way, we
analire tlie mercantile relations, niainly
in two ages: the Twelve Years Truce
(1609-1621) and the secoiid lialf ci[ the
century In this purpose, ave investigate
the temporary evolution, the value of
this commerce, the prodiicts what the
merchants import from Holland, etc.
Key-words: Gran Canarid, Hollaiid,
coininerce, dutclis, seventeenth century,
foreigners.
INTRODUCCION
Las relaciones que se produjeron durante
el siglo XVII entre España y las Provincias
Unidas se desarrollaron bajo dos
coyunturas claramente diferenciadas: por
un lado, un conflicto bélico heredado de la
centuria anterior y que, salvo el breve período
de la Tregua de los Doce Arios (1609-
1621), se prolongaría a lo largo de la primera
mitad del Seiscientos hasta la firnia
del traiado de Munster; por otio lado, un
período de p a e~nt re ambas naciones con
Alexis D. Brito Gorlzález
un importante increiriento de los contactos
mercantiles que llevaron a los l-iolandeses a
convertirse en "la nación más favorecida"
durante algunas décadas. Esta dualidad en
las relaciones políticas tuvieron su reflejo
en las económicas y coinerciales y así podemos
encontrar desde un comercio fraudulento
a través del contrabando y la introducción
de mercaderías bajo otros
pabellones en las primeras décadas a un
tráfico totalnwnt~l i h r ~d r d e 1648 qiir era
vital para los dos países al necesitarse mutuamente
frente a los intereses de otros estidm
P I I T Q ~ P I S . P~!iticñ y ec~nmmíñ, p ~ s ,
se hallaban estrechamente ligadas y no
pueden entenderse las relaciones comerciales
entx estus des ostrdns desde =??
punto de vista meramente económico (1s-
RAEL, 1997: 355).
En ..- u,, P'occsV ir,iciu& &;& c! si$o
XVT, Holanda se va a convertir en la primera
potencia comercral del mundo y que
alcanzará su apogeo en el período comprendido
entre 1625 y 1675 (WALLERSTEIN,
1984: 49-98). Con un alto rendimien-
Lo agrícola y una iinportante producción
industrial, las Provincias unidas extendieron
sus redes comerciales por todo el mundü.
En 1602, se crea la Con-iyafiía de las Iiidias
Orientales (VOC) y, en 1621, la de las
Indias Occidentales, que si bien produjeron
enormes beneficios, en especial la primera,
no constituían el comercio más importante
ni explican la hegemonía holaiidesa. Esta
hay que buscarla Pn ntrns lugares, sobre todo
el Báltico y el Mediterráneo, donde los
neerlandeses controlaban la distribución y
venta de importantes productos entre ambas
zonas; el comercio holandés no tenía su
base en el colonial aunque este fuese el más
llamativo. Por otro lado, el desarrollo de
Holanda y su hegcrnonía en la economíamundo,
según Wallerstein, se basaba en la
producción, la distribución y el mundo financiero
(WALLERSTEIN, 1984: 78). Esta
situaci6n comenzó a transformarse a inediados
de siglo con la finalización de los
grandes conflictos (Guerra de los Treinta
Ltii rrlaCivne5 comerciales entre Gran Canaria y Holanda durdnte el seiscientos 101
Años, guerra con EspaAa) y de las luclias
internas de algunas naciones; países como
Francia e Inglaterra pretendían participar
en ese comercio y ello pruvocó erifrerilamientos
con las mismas que debilitaron la
posición holandesa.
El recuerdo de los holandeses e11 Gran
Canaria no era. a principios del siglo XVII.
precisamente gratificante. La invasión de
van der Does en 1599 provocó serios daños
rn la riiidad dc 1.3s Palmas y iinas swiirlas
que tardarían bastante tiempo en curarse,
tanto en el aspecto externo -iglesias,
rasas, edificios públicos, etc- come en e! interno
(RUMEU DE ARMAS, 1991: Tomo 11
2" parte 795-920). Por otro lado, el cambio
de !2 u r i e ~ ~ t z i óden! cu!tivc? duir.inmte de!
azúcar al vino así como los sucesos finiseculares
(ataque de Drake en 1593, toma de
Luz Pu!mus por ',un dcr Docr, cn .' ~.,,, 4, !u
peste de 1401-1406 afectaron de manera notoria
a la ciudad de T.as Palmas, el principal
núcleo urbano de la isla, y provocaron
que el centro económico del archipiélago se
trasladase a Tenerife, la cual ejercía una
mayor atraccióii. No obstanle, debido a su
participación, tanto a nivel de recursos como
de efectivos humanos, en la economía
canaria, Id isla curitinucí ejerciendo una
cierta influencia en el comercio, tanto local
como exterior (TORRES SAILTANA, 1991).
A diferencia de otros mercados, el análisis
de las relaciones entre Gran Canaria y
los Países Bajos no han tenido excesivo eco
entre los histnriadores canarios, quizás por
el prolongado conflicto. A excepción de un
estudio reciente sobre el comercio con Holanda
durante la guerra de Devolución
(SANCHEZ BELEN, 1996: 191-209), no
existen otros centrados exclusivamente en
las relaciones con esta nación que, generalmente,
aparecen en trabajos de carácter
más general (SANTANA PEREZ, 1999). Es
precisamente por este motivo, así como un
mayor conociniiento del comercio exterior
de Gran Canaria durante el Seiscientos, lo
que nos ha llevado a la realización de este
artículo, cl cual queremos insertar dentro
de un cada vez mayor interés por las relaciones
comerciales con los Países Baios tras
la paz de Münster.
LA TREGUA DE LOS DOCE ANOS
(1609-1621)
La firma de la tregua entre los dos países
en 1609 permitió la entrada y acceso de
los rieerlandescs a lus puertos y ciudades
españolas así como comerciar en ellas. Ello
no significa qiir p r ~ v i a r n ~ nnt eo P Y ~ S ~ ~ P S P
diclio comercio; se producía de forma fraudulenta
utilizando para ello diferentes ví-
-S, desde e! cnntrahand~ 2 !2 fi!sificiciSn
de pasaportes, tal y como se comprob6 en
1593 cuando, tras un visita inquisitorial,
fiiornn rlotonirlr\r trnc n - i ~ r í n c n i r n r . - n - i n r -
A--L".. -LL'L<.--u &.'U . . U " A " d Y"', ""Y""'
tamente, procedían de Endeni y, en realidad,
eran de Middleburgo y desvelándose
L UL ,u t . , " " ,.,, 1- ..-"S- A,. l e " ....-.:-,. -..,. A-,.:
1 J w a L C CIC t k r . ~I I L I V -I> yur u r c l -
an venir de Alemania lo hacían desde las
provincias rebeldes ('I'HOMAS, 1990: 55-
02). Con este armisticio, los holandeses obtuvieron
las mismas concesiones que habían
conseguido los ingleses por el tratado
de 1604 en el que se les permitía residir
siempre que no diesen niotivos de escándalo
y respetasen el Santísimo Sacramento
aunque estos privilegios sólo eran aplicables
a los protestantes de paso y no a los
residentes (FAJARDO SPINOLA, 1996: 16-
17).
A pesar de la posibilidad de pernianecer
en los puertos y ciudades insulares, parece
que la paz no se tradujo en una afluencia
masiva de holandeses en el
archipiélago, y en especial en Gran Canaria.
Pocos son los testimonios de su presencia
en ella si los comparamos con otras
nacionalidades como los franceses, portugueses
o los mismos flamencos. Y eso que
nada más firmarse la trcgua llegaron a la
isla dos navíos holandeses, "El León Negro"
y "La Gaviota", que habían partido de
Tesel y Amsterdam, respectivamente, cargados
de mercaderías y duelas'. Pero esta
presencia no tiene una continuidad y encontramos
varios años en los cuales no tenemos
constancia de que llegasen navíos
aunque así debió haber sido, como veremos
más adelante. El comercio que se mantenía
entre ambas zonas era principalmente
d~ importación de productos
manufacturados (mercaderías, lencería,
duelas, hierro, etc) o alimenticios (trigo,
arenque, etc): a camhin, exportaban de Canarias
vino, orchilla e incluso trigo que
transportaban no sólo a Holanda sino a
nri -i o-r-e-n-c- r lo !a Peninri'?!a 1bPrir~yi otras ?o- -'-
nas de Europa. A la par que este trato mercantil,
encontramos navíos holandeses que
fi3v~rr.i- ontro las islas e f!&~fi nar2
6"" """ r---
transportar carga al exterior2, confirmando
así su papel como distribuidores en la pro-
A ..-- :L.-. e :-"l.."- :-" ".,o ..+;1;"9- ln" UULLI",,, IIICICLaC' I I " V I C l i l . 1Y <. Y L . . . LUI. ,.,Y
puertos insulares como base o escala para
faenar en la pesquería en la costa de Berbeiia7.
Como se puede apreciar, por tanto, se
trata de una estancia temporal corta, limitada
d 1ub negocios mercantiles y una presencia
necesaria en el caso de las embarcaciones
para avituallarse en los diferentes
puertos; no hemos encontrado ri i~igúi il iulandés
que permanezca en el ámbito de estudio
un período relativamente prolongado.
No obstante, no todo era idílico y perfecto,
y las complicaciones y dificultades
estaban a la orden\del dia. Así, a Miguel
Juan Pol, mercader flamenco, se le embargaron
mercaderías en Lanzarote y fue preso
por la justicia de la isla alegando que venía
de los estados rebeldes, aunque luego
la Audiencia y una orden del Consejo le
devolvieron la cargazón*.
El caso que más resonancia tuvo, por la
documentación que nos ha llegado, se produjo
en 1614. En noviembre de ese año llega
a Garachico Claes Jansen con un navío
cargadv de centeno; tras andar unos días
en el puerto, al intentar embarcar y salir de
noche, lo cual estaba prohibido por un bando,
la fortaleza les disparó y mal6 U dos
hombres, tras lo cual volvió a Holanda diciendo
que en Tenerife se había roto la tre-
Alexis D. Brito Golzziílez
gua, callando la culpa que tenía5. Como
consecuencia, Felipe 111 ordena, por rarta
de 17 de enero de 1615, le avisen de los
agravios hechos a los súbditos holandeses
y sobre el rumor de estar rota la tregua. Por
este motivo, se inician en las islas de Gran
Canaria, Tenerife y La Palma una serie de
diligencias y testificaciones destinadas a
verificar el mantenimiento de la paz6. En
lo que nos concierne, Gran Canaria, testifica
jeronimo Banyberve, mercader íiamenco
avecindado en Las Palmas desde finales
del siglo XVI, el cual señala que
,'... tiene noticia que despues que se acento y
capitulo la t r q u n entre su rnaLyl con las provincias
unidas de olanda y celanda an benido a esio
y d c x r ~ r ~ ndnrtw~a ! :; unzi~cld e -!!a .1/ 1 ---- c i l c
tlavios a tratar y contratar y pagando los derechos
de entrada y suiidu de lus rrierc,uderias que
uayatz los denlas uasallos de su mag" por la o -
trada y salida de sus rnercndurias son despariindos
cn el aduana y por Inc demas ptvsoizas a
quien toca sin Izacerles agravios alguna hasta
UXOYLI yueste lestixo tenga notlcla ..."
lo cual conoce por ser flamenco y venir
algunos navios consignados a él y que si
hubiera pasado otra cosa lo habría sabido
y para cllo menciona que
" ... en el apio passado de seiscientcis y ~ ~ l t u r -
ce binieron a mta ysla trps naziios flamencos de
Zelanda y e! otro de ostradamos 1AmsterdnmI
9ut2 en e1 irno liirio por cnpilnrr r?brnllnii drstpr y
este natlio cuyo nonbre no se acuerda hico dos
binjes destn ysla defuejeliizgns el primer biaif por
niarco o abvd y ~l segi~izdo por el mes de jullio
del dho año y otro navio que bino el mesmo año
pur otubrr o troBierrbre se rronbraua el capitarz y
nzaestre dd jaques adani y ansimesmo se acuerda
de otro navio que bino el mesmo afio de medio
amhnryur por ri rnrs df otubrr del mesrno
año y se despacho por el mes de noliienbre y el
rnerctidcr del 5c 2lurnu~ti enrrrlrrrs roxrr y todos
estos naz2tos an descaigado parte de la carga que
trayan y entrado otra en s i ~ sn avios pagando los
derechos alrnounrlfnsgo~: ; swnpre a í n ~ t o te
testlgo se les a fecha y fate muy buen pasu/e eri
~onfurrnidudd e la tregua..."-
Esta declaración es confirmada por Jorge
Oflaque, mercader flamenco asimismo
Las relaciones comerciales entre Gran Canaria y Holanda durante el seiscientos 103
vecino de Las Palmas, en las cuestiones referentes
a la llegada dc navíos que han descargado
pagando los derechos de aduana
sin agravio alguno; así como por Jose Rodriguez
Loranca, aministrador de las rentas
reales del almojarifazgo de la isla. De
todo ello se dcducc que, si bien el trato a
los holandeses es respetuoso y se les vermitía
tratar y comcrciar con tranquilidad,
en algunas ocasiones surgían roces y problemas
que daban lugar a que. rápidamente,
se hablase de romper la paz. Aunque la
tónica general era de respetar y mantener
la tregua, la apariiicín de estos conflictos
demuestran que ésta era bastante inestable
y que, en modo alguno, se consideraba una
paz consolidada; de ahí que los neerlandeses
acudan con cierto recelo o temor ante
la idea de una ruptura antes de tiempo.
El retorno a las hwtilidadcs entre España
y Holanda provocó el corte de estos
contactos esporádicos y una vuelta a la situación
anterior de ataques a navíos, corsarismo
e indefensión. En 1634, el capitán
general D. Iñigo de Brixuela informaba en
una carta al monarca como el 6 de octubre
de ese año "parecieron a la vista de los fuertes
de la isla de Canaria quatro navios df, hasta
quinientas toneladas los quales todos los naturales
tubieron por olandeses por traer
uanderas y hacer salha y sin qwrer ~r i t rarm
el puerto de la lus como acostumbratz 108 navzos
amigos..."! Y parece que igualmente se pretendía
continuar con el contrabando entre
las islas y los estados rebeldes como se deduce
de un navío que llegó al puerto de Sta
Cruz de Tenerife desde Inglaterra aunque
era de fábrica holandesa y que fue embargado
y rematado.
E-L eO-MEIieiO -LA SEG-"-N-"A
MITAD DEL SIGLO XVII
El tratado de Münster (1648) confirmó
la independencia de los Países Bajos y posibilith
la estancia y paso por los puertos y
ciudades españolas de los súbditos holandeses.
Aunque estos se hallaban en pie de
igualdad con los extranjeros de otras nacionalidades,
como los ingleses o flamencos,
lo cierto es que muy pronto se apreció
que contaban con una situación preferencial
(ISRAEL, 1997: 340-341); si a ello añadimos
que durante la década de los cincuenta
los cornpctidores más importantes
(ingleses, franceses) se encontraban en guerra
con España, cumprobaremos cómo los
neerlandeses se hicieron con la mayor parte
en la cuota del comercio de importación
adquiriendo así un status privilegiado
En este sentido, el archipitlago canario
riu fue un caso aparte y, desde 1650 aproximadamente,
comienzan a arribar comerciantes
y navíos que tenían ese origen. Ese
año, por ejemplo, recalan en Las Palmas
tres navíos holandeses y, entrc esa fecha y
1653, lo hacen en torno a una decena de
embarcaciones, constatando así una presencia
muy temprana en las islas. Piesencia
que se puede advertir desde muy diversos
puntos de vista. Uno de ellos es la
asislencia de los riavíos en los puertos insulares
y su frecuencia durante todo e1 período.
A lo largo de la segunda mitad del
siglo XVII, hemos contabilizado 31 navíos
de nacionalidad holandesa en los puertos
de Gran Canaria lo que significa el 17>% del
total de navíos extranjeros, únicamente superados
por ingleses y franceses. No obstante,
mantenemos la hipótesis de que su
número fuese mayor y que, probablemente,
no tuviesen reflejo en la documentación
notarial e inquisitorial, fuentes a las cuales
hemos tenido que recurrir por falta de la
oficial. Al mismo tiempo, debemos señalar
que su comparecencia no fue constante;
una característica que podemos atribuirles
es su irregularidad pues no existe una relación
continuada. Las embarcaciones se
concentran, cronológicamente, entre 1650 y
la primera mitad de la década de los
ochenta; pero aún dentro de este período,
encontramos años en los que no arriba ningún
navío como 1669-1671 y 1675-1680, en
este último caso seguramente afectados
por el conflicto franco-holandés. Irregularidad,
por otro lado, que no es exclusiva de
Gran Canaria sino que, a veces, sucedía en
otras como Tenerife o La Palma; en 1672, el
capitan general escribía al Consejo de Guerra
que no había en esos puertos "ni llega-
L ~ Oa ellos Bajel de olarldeses o yrz~lesesn zas Iza
de ocho meses cosa rii4nca uistn en estas Yslas
II ... ., .
Otra característica aplicable a las relaciones
comerciales es la dependencia de
mercaderes de otras nacionalidades para
sii reali~aci6n 1.3 rwasa presencia de comerciantes
neerlandeses en la isla provoca,
como consecuencia, que la remisirín de
productos procedentes de los Países Bajos
se haga en otros que se hallaban asentados
ya fuesen flamencos, franceses, ingleses o
italianos. Así, en 1663, Francisco hhstelier,
mercader francés avecindado en Las Palmas,
desembarcó del navío "El Pechelingue"
que había venido desde Holanda
mercadurías por valor de 3.301.968 maravedíes
y, de otro navío de igual procedencia,
600 arrobas de aceite ~alorddd>e n
460.800 maravedíes'" Esta será una tónica
constante de esta nacionalidad y es que los
holandeses constituyen un grupo minoritario
dentro de la colonia extranjera asentada
en Gran Canaria durante el Seiscientos;
apenas suponen el 374 de los foráneos
locali7ados pn esta isla en este período, cifra
que se confirma con el hecho de que
únicamente un holandés se avecindase en
la isla (BR17'0 GONZALEZ, 2000: 85, 125).
No se trata más que la constatación de una
situación y es la transitoriedad y provisionalidad
de unos individuos que acuden a
las islas a realizar sus negocios pero que no
se imbrican en la sociedad canaria ya que,
al finalizar el motivo de su estancia, retornan
a sus lugares de origen. Detrás de todo
ello se encuentra la preferencia por contar
con factores de sus compañías
instalados en otros puertos, los cuales no
tenían que ser obligatoriamente de su misma
nacionalidad.
Debido a la escasez de las fuentes oficiales,
desconocemos el valor del volumen
de estas relaciones comercialcs para toda la
etapa analizada. Recurrir a fuentes indirectas
no soluciona todo el problema ya
que la información proporcionada suele ser
mínima, tal y como sucede en el caso de las
visitas inquisitoriales. En estas, sc señalan
los productos que se importan pero no su
valor o volumen; por ejemplo, el navío holandés
"La Querida" procedente de Amsterdam
tenía de carga dueliis de pipas, fardos,
barriles y diversos cajones con
productos pero en la visita ejecutada no se
especifica su cuantía o volumen ' .
Sin embargo, sí que conocemos el impute
de las mercadiirías que entraron en la
aduana de Las Palmas en dos momentos
muy concretos: 1663 y 1688, aunque en este
último año sólo a partir de abril. Las cifras
aparecen recogidas en el cuadro 1 y sobre
ellas se pueden reali~ar una serie de
valoraciones. En prinicr lugar, sc aprecia
un descenso en el valor de las importaciones
procedentes de Holanda pues se pasa
de los 4.611.268 maravedíes de 1663 a
1.328.736 maravedíes en 1688; descenso
que seguramente sería mayor porque buena
parte de los productos holandeses no
venían directamente sino que recalaban
primero por Tenerife desde donde se reexportaban
a Gran Canaria y, por lo tanto,
aparecen recogidas en el comercio interinsular.
Es lo que seguramente pudo ocurrir
con las mercadurias que aesembarcó ei 2
de junio del navío "El Cantar de los pájaros"
el capitan Juan de Remont con un coste
total de 1.638.000 maravedíes; o las que
desembarcó el mismo individuo el 28 de
noviembre del barco de Francisco Herrera
por valor de 2.265.528 maravedíes, ambas
embarcaciones procedentes de Tenerife.
En segundo lugar, a pesar del descenso
en el valor de estas importaciones, el porcentaje
de las mismas en el total de las que
entraron en la aduana de Las Palmas permanece
más o menos estable, e incluso se
incrementa al pasar del 13'77L en 1663 al
16'7% de 1688. Aunque con total seguridad
se hallase situado en unos niveles similares
si tenemos en cuenta lo que comentábamos
Las relaciones comerciaíes entre Grdn Cdlldrid y Holanda durante el seiscientos 107
las islas que, como han puesto de relieve
los estudiosos de las relaciones comerciales,
se centran en aquellos que no eran producidos
en cl archipidago; por un lado, las
manufacturas, sobre todo textiles pero también
duelas, loza, clavus, etr; por otro lado,
los comestibles que no eran posibles encontrar
como carne y arenque en salazón o
especias o que eran escasos en determinados
períodos como el trigo. Lo que sí parece
claro es que muchos de estos artículos
eran muy similares a los que se importaban
de las Islas Británicas, entrando así en una
clara competencia con los mismos que, al
menos en el archipiélago, se resolvió a favor
de los anglosajoncs, lo que explicaría el
descenso del valor de las importaciones
procedentes de Holanda a partir de la dCcada
de los setenta.
La procedencia de la mayor parte de estos
envíos se centra en las ciudades de
Amsterdam, al norte, y Middelburgo, al
si'tr, ñ i ~ n q i .e~x~is ten ncasional~se nvíos d r
otras zonas (Tesel, Rotterdam, etc). Desconocemos
quienes son los cargadores que en
las ciudades de «rigen remiten los productos
a la isla pues, tanto la escasa dociimentación
oficial de la aduana como la notarial,
no aportan este tipo de información. La hipótesis
más plausible es que estos individuos
sean los mismos que comercian di-
~rcidiiiriiic rrrii i r i-i c- - -i"i ~c, un dato qüe
apoya esta afirmación es el poder que otorga
el mercader Francisco Mustelier al capitan
Juan Rosel y dl cdpitan Iudocus de la
Vilete, vecinos de Middelburgo y Brujas,
para cobrar de Pedro Marichal, vecino de
Hmstcrdam, una partida de orchiiia que ie
había remitido", nombre que aparece como
cargador hacia Tcncrifc durante la guerra
de Devolución (SANCHEZ BELEN, 1996 a:
203-204). Como seííala este autor, del resto
lo ignoramos casi todo aunque ciertos apellidos
hebreos nos indican el origen de algunos
de estos personajes que seguramente
tendrían numerosos contactos con
conversos canarios y que aprovecharían
para ejercer este comercio, tal y como hacían
los anglosajones (ANAYA HERNANDEZ,
1995: 439-457).
En lo que concierne a los mercaderes
que reciben las mercadurías, ya hemos señalado
como la escasa presencia de comerciantes
holandeses en la isla había provocado
que se tuviese que recurrir a
mercaderes de otras nacionalidades. El hecho
de que Tenerife sea la isla rn6s publdda
y que ejerce un mayor poder de atracción
tiene como consecuencia la instalación
en sus puertos de las companías neerlandesas;
nombres como los hermanos Diego
y Pedro de Roo, Manuel Dommcr o ~ e r a r -
do Crashuysen son ampliamente conocidos
en esa isla pues allí se asentaron definitivamente
(EVERAERT, 1982: 437-457). A
ellos hay que añadir los de otros como Juan
de Louzel, I'edro Bardonas o Nicolás Musteiier.
Es por este motivo que apenas encontraremos
individuos de esa nacionalidad
que comercien directamente con los
Paises Bajos: generalmente. la mayor parte
de los envíos sc destinan a Tcnerifc y, de
allí, se reexportan a Gran Canaria. Unicamente
los comerciantes más importantes
de la isla son capaces de negociar directamente
con los negociantes que residen en
los lugares de origen, caso del citado Francisco
Mustclicr, el capitan Juan de Remont
o Jerónimo de la Oliva.
!~C!ÜSV parü C! caso dc !m íiicic~dcic~
que residen en Tenerife, se desconocen qué
grado de relación mantienen con los cxportadores.
Lo más probable es que, tanto
en una como en otra isla, actuasen como
agentes o factores de los mismos, de los
cudes reciben ids Cdrgd,xJIwb que it.5 ieiniten
y a los que se envían los productos de
las islas o el dinero para su amortización.
Una consecuencia de la asistencia de
mercaderes holandeses en la isla de Tencrife
es la instalación en la misma de los representantes
consulares de dicha nación.
Con la excepción de Jerónimo de la Oliva,
mercadcr flamenco vecino de Las Palmas,
que aparece como cónsul holandés en la
documentación notarial -probablemente
108 Alexis D. B r ~ t oG onzalez
como delegado del principal-, tudos ellos
se instalan bien en la ciudad de La Laguna
o, posteriormente, en el puerto dc Sta Cruz
de Tenerife. Por sus actividades en el negocio
mercantil y la larga duración de su
estancia, van a destacar dos: Manuel Dommer,
cónsul en las décadas de los sesenta y
setenta, y Gerardo Grashuysen, cónsul enhe
1681 y 1689 (BRITO GONZALEZ, 1996:
143-1 64).
CONCLUSIONES
El comercio holandés con Gran Canaria
sufrió diversas vicisitudes durante el siglo
XVII. La Tregua de los Doce Aiios no supuso
una reactivación de las relaciones que
se habían producido con los Países Bajos
hasta 1570, aproximadamente; por un lado,
las importaciones de esta zona habían sido
sustituidas por las inglesas, francesas y flamencas,
las cuales copaban la mayor parte
del comercio de importación de la isla; por
otro lado, la inseguridad y la desconfianza
y temor a un repentino estallido bélico coartaba
y retraía la posibilidad de que los
comerciantes neerlandeses se lanzasen a
traficar directamente con las islas.
NOTAS
1 (A)rchivo del (M)useo (C)anario Inquisición
IV-31 (1609 /Agosto/ 13) y XXXI-31 (1609/-
Septicmbrc/24). El primer navío había arribado
al puerto de Gando con tiempo contrario
2 Varios son los ejemplos de navíos liolandeses
en esa situación. Pedro Cornieles, natural
de Amsterdam y maestre del navío "S. Jaques",
llegó al puerto de los Isletas con trigo
que había cargado en Lanzarote y paga 226
florines a cuatro miembros de su tripulación
por tres meses de soldada. (A)rcliivo (H)istórico
(l')rovincial de (L)as (P)almac Hernun
García Cabezas Leg. 1050 fol. 689 rto-vto
(1614/Agosto/8) para el primero y 366 rtovto
(1614/Septiembre/l7).
Simon Pedro, mercader del navío "El cazador",
había viajado a Puerteventura para car-
La paz de Münster en 1648 si bien reactivó
esos intercambios comerciales lo hizo
de manera temporal; la coyuntura política
internacional favorcció cl dominio de
los holandeses durante la década de los
cincuenta y, parcialmente, la de los sesenta.
Pero parece que la fuerte competencia
de países como Inglaterra y Francia en las
islas frenó en gran medida la continuacion
de dichos intercambios, máxime porque las
islas no ofrecían nada que los holandeses
no pudiesen obtener cn otros puertos cspañoles,
esencialmente Cádiz. Con la paz,
la posibilidad de obtener la plata americana
directamente en esa ciudad u otras del
litoral andaluz no hacía necesario el largo
desplazamiento hasta las islas para alcanzarla.
Además, los holandeses tampoco
ofertaban productos que se diferenciasen
de aquellos que provenían dc Francia o Inglaterra,
un mercado éste mucho más vital
para la economía del archipiélago que el
holandés. Ello se traduce en un descenso
del valor de las importaciones holandesas,
constante a partir de la década de los setenta,
al no ~ o d e cro mpetir con las importaciones
de otras zonas.
gar orchilla pero tuvo que volver de vacío a
Gran Canaria y pone una demanda al cargador.
A.H.P.L.P. Francisco Delgado Salazar
Leg. 1062 fol. 273 rto-274 vto (1617/0ctubre/
9).
Rodrigo Juan, holandés capitán de la nao
"San Pedro", la fleta a Jerónimo Ratón, mercader
flamenco vecino de I.as Palmas, para
llevar carga a Cádiz y volver con otra a las
islas en precio de 3.YUU reales. A.H.P.L.P.
Francisco de Cabrejas Leg. 1079 rto (16191-
Julio/28).
3 Caspar Clayscn, capitjn del navío "Los Tres
Reyes", contrata a seis marineros vecinos de
Las Palmas para ir a pesquería pagando por
ello 35 ducados y 4 docenas de pescado a cada
uno. A.H.P.L.P. Francisco Amado Leg.
1047 fol. 181 vto-183 vto (1611/Abri1!12).
OUnversdad de a s Fanas d? Gran Canara i t o e c a Unuestsri Memmi Dgta le Caniris 20815
Las relaciones comerciales entre Gran Canaria y Holanda durante el seiscientos 109
Señalaba que salió de Dieppe y otras partes
de ~l a n d e sy traía mercaderías suyas y de
Pascua1 Leardin, mercader flamenco vecino
de La Palma. A.H.P.L.P. TIernan García cabezas
Leg. 1048 fol. 601 vto-602 vto (16121-
Septiembre/ 11).
Así lo explica el licenciado Melchor Caldera
en una carta (1615/Mayo/19). (A)rchivo
(G)eneral de (S)imancas Estado Leg. 629 exp
d . 136 y 137. A partir de ahora, será la referencia
para este asunto.
Se manda hacer información "... de como en
todo el año pasado d e sriwirnti)~c alorce y
desde que se publicaron las dichas treguas
hasta oy todos los navios flamencos de las
dhas provincias unidas que a esa isla an venido
an tratado v contratado libremente sin
les haber puesto impedimento alguno haciendoles
a los mercaderes y maestres y gentes
de los dhos navios todo el buen pasaje
que se a podido no llevandoles mas derechos
de los que se llevan a los naturales de
las dhas islas y vasallos del rey nro sr administrandoles
justicia en lo que se les ofrece
con igualdad y en las cosas de gracia ...".
Carta del licenciado Melchor Caldera al capitan
Rlas Lorenm, regidor de La Palma.
(1615/Marzo/15)
7 Testificación en 18 de marzo de 1615.
8 A.G.S. Guerra y Marina Leg. 1120 (163410~-
tubrc/19).
9 A.G.S. Cámara de Castilla, Memoriales y expedientes
1 .rg. 1437 (1 672 / Junio / 30).
10 A.G.S. Contaduría Mayor de Cuentas 3" época
Leg. 3221 exped. 7 (1663).
11 A.M.C. Inquisición Sin Catalogar (1695 10ctubre
/ 15).
12 A.M.C. Inquisición Sin Catalogar (1651,'-
Mar7o/ 12) para el primero; y CLXXVI-63
(1681 / Julio/7) para el segundo.
13 A.H.1:L.I". Melchor Gumiel de Narváez Leg.
1377 fol. 86 rto-87 vto (1669jFebrero / 19).
El Leijn Negro
La Gaviota
La Tórtola
El Pájaro Canario
Palomo
El Cazador
El F'rincipe
Agrodorado
El Corio Dorado
O lando
Las Armas de Suecia
Casamiento
La Cargadora de Leche
El principe Maso de Orange
El Casamiento
La 13strella
Nra Sra de los Remedios
N avío Yelmar Pitres
Navío Enrique Nicolas
Navío Bartolome Jacobs
Navío Jaques Adan
Nao
Navío
Navío
Navío
Navío
Navío
Navío
Navío
Nao
Nao
Navío
Navío
Navío
Juan Arlando
Julian Jans
Eduarte Andres
Cornelis Thare
Joan Jangarca
Jacobo Zekels
Martín Claus
Sebastian Tuynman
Martín Claus
Gaspar Tenas
Juan Enriquez Todo
Tescl Mercadurfas
Amsterdam Mercadurías
Middleburgo IJipas, Amsterdam
Middleburgo
Amsterdam
Middleburgo
MAlaga
Plymouth
Middleburgo
Cádiz
La Mina
Lienzos, pipas, Mercadurfas
Mercadurías
Ladrillos, Hierro, Trigo
Esclavos
Corso
Trigo
El Castillo de la Torre
Los Remedios
La Fortuna
Sta María
El Pechelingue
El Fénix
Pavo Real
La Fortuna Dorada
El Sol Dorado
Nra Sra de la Encarnación
Sta Gertrudis
El Pico de Canaria
La Victoria
La Concordia
La Querida
La Jestra
Sara
Nao
Navío
Navío
Pingue
N avío
Navío
Navío
Navío
Navío
Navío
Balandra
Navío
Navío
Navío
Navío
Navío
Embarcacidn
Embarcación
Fuente: AGS, AHPLP y AMC. Elaboración pro>ia.
Daniel Feutrel
Comelio Tacob
Juan Christian
Cornelio Jacob
Cornelio Jacob
Cornelio Jacob
Guillcrmo Anriquc
Alejandro Otose
David Lesedin
Samuel Eldere
Jacobo Smit
Pedro van Eic
Thomas Ewens
Alberto Bartolome
Michael Dhoalfl
Wildff Adriaens
Elias Rodolphy
Holanda
Holanda
Holanda
Holanda
Guinea
Amsterdam
Amsterdam
Guinea
Amsterdam
Cádiz
Amsterdam
Cadiz
Arguin
Mercadurías
Mercadurías
Mercadunas
Mercadurías
Esclavos
Arenques, Duelas, 160 Tablas, Sal, Duelas, Aceite, Sal
112 Alexls D. Brito González
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