Anuario de la Facultad de Geografía e Historia

ISSN: 1133-598X

8

Las Palmas de Gran Canaria

2004

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ISSN: 1133-598X Depósito Legal: GC xxx-2004

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ANUARIO DE LA FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA

Número 8

Las Palmas de Gran Canaria 2004

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MOVILIDAD Y LUGARES TURÍSTICOS. ELEMENTOS DE

REFLEXIÓN A PARTIR DEL ESPACIO CARIBEÑO

OLIVIER DEHOORNE

Université des Antilles et de la Guyane

Faculté des Lettres et Sciences Humaines

dehoorneo@hotmail.com

HUHUA CAO

University of Ottawa

Departament of Geography

caohuhua@uottawa.ca

VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 169

BIBLID 1133-598X (2004) p. 169-182

Resumen: Este artículo contribuye a

analizar el sistema de movilidad a través

de enclaves estratégicos como son los

lugares turísticos, espejos de la globalización.

Los lugares turísticos no existen

sino a través de los flujos de personas:

movimientos variados y complejos entre

migraciones y turismo. En el contexto

del control de las fronteras Norte-Sur,

los lugares turísticos emergentes, situados

en los márgenes de las regiones más

ricas, representan quizás una oportunidad

para bordear las fronteras regionales.

A través del análisis de la movilidad

en el espacio caribeño, las viejas categorías

utilizadas para describir los tipos de

desplazamientos muestran sus límites

de cara a la complejidad de los flujos y

de las crecientes interacciones. Seguirá

un microanálisis a la escala de la isla de

la Martinica que permite abrir una reflexión

sobre los aspectos sociales de esta

movilidad e interrogarse sobre las cuestiones

en juego en torno a las fronteras,

nuevas y antiguas, políticas y socioespaciales.

Palabras clave: sistema de movilidad,

turista, migrante, lugar turístico,

Caribe, Martinica

Abstract: This paper contributes to

the analysis of the mobilities’ system

throughout strategic sites which are the

tourist places, a mirror of globalisation.

The tourist places only exist through

human flows: varied and complex flows

between migrations and tourism. In the

context of North-South borders’ control

the emerging tourist places located at

the margins of the richest regions sometimes

represent an opportunity in order

to bypass the regional borders. Across

the analysis of mobilities in the Caribbean

area, the old categories used in

order to describe the type of movement

show their limits in face of the complex

flows of growing interactions. Therefore

a microanalysis of the Martinique Island

allows us to start pondering over the

social aspects of the afore-mentioned

mobilities and the stakes and interests as

regard the old and new political and

socio-spatial borders.

Key words: tourism, migration,

mobilities system, frontier, Caribbean,

Martinique

1. INTRODUCCIÓN

La movilidad creciente caracteriza las

transformaciones de nuestras sociedades;

nuevas relaciones se establecen entre los

lugares de producción y de consumo

(WILLIAMS & HALL, 2000). Los lugares

turísticos están en el corazón de la movilidad:

entre los desplazamientos turísticos

y las lógicas migratorias variadas y

renovadas. Y el estudio de estos lugares

privilegiados permite poner el acento

sobre las interrelaciones crecientes e

intensas entre los flujos turísticos y

migratorios.

En el contexto actual del cierre de las

fronteras Norte-Sur, de control creciente

de las fronteras en los límites de la Unión

Europea o de los Estados Unidos, los

lugares turísticos son puntos estratégicos:

por el trabajo disponible en los márgenes

de las regiones más ricas, por las rutas

angostas a partir de las cuales los migrantes

pueden imaginar estrategias que les

permitan ir a los países emisores de turistas.

Todas estas cuestiones sitúan a los

lugares turísticos en un marco privilegiado

para realizar esta reflexión.

El interés del espacio caribeño se basa

en múltiples aspectos. En primer lugar,

esta zona (unos 4 millones de kilómetros

cuadrados y 300 millones de habitantes)

está compuesta de un mosaico de territorios

con diversidad de estatus y variados

niveles de vida.

• Trece Estados insulares y otros dieciséis

territorios insulares bajo control

norteamericano o europeo (Francia, Países

Bajos y Reino Unido) y más de una

decena de Estados continentales

• Las diferencias del Producto Nacional

Bruto por habitante son de 1 a 42, siendo

los extremos las islas Caimán (más

170 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X

Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

de 21.000$ por habitante en 2000) y Haití

(510$). Los territorios más ricos: las Islas

Vírgenes americanas (16.890$/hab.) y

británicas (14.210$), las Bahamas

(14.960$) y Martinica (14.360$), son

vecinos de Estados independientes en

dificultades como Jamaica (2610$), la

República Dominicana (2130$) u Honduras

(920).

Estas situaciones tan diferentes de un

territorio al otro explican la intensidad de

los flujos migratorios en este espacio parcelado

y atomizado, donde los ingresos

del turismo son fundamentales para la

economía de numerosas islas. Además de

la intensidad del turismo sobre los microterritorios,

esta región, interfaz entre

Europa y América, está atravesada por la

frontera Norte-Sur, continental y marítima,

fragmentada por isla turísticas intermediarias

—a veces cerradas o incluso

reservadas— entre el Norte y el Sur. A

través de todos estos elementos, el Caribe

se nos presenta como un rico laboratorio

para interrogarse sobre el sistema de

movilidad.

2. ELEMENTOS DE REFLEXIÓN SOBRE

EL SISTEMA DE MOVILIDAD

2.1. Turismo y migración: hacia el concepto

de movilidad

“La movilidad, una de las preocupaciones

centrales de la geografía contemporánea,

adopta muchas formas diferentes,

incluyendo el turismo y la migración”

(WILLIAMS & HALL, 2002). La movilidad

no se reduce simplemente a los

movimientos migratorios. El turismo es

uno de los componentes de la movilidad,

pero no es una forma de migración en el

sentido estricto.

Migración y turismo son dos componentes

del sistema de movilidad. Las

migraciones representan desplazamientos

excepcionales, traduciéndose por una

transferencia del lugar de residencia de

origen hacia otro lugar de vida, para una

instalación duradera. Esto significa que el

migrante franquea un cierto número de

umbrales de ruptura, lo que se traduce en

“una profunda modificación de su espacio

de vida habitual” (THUMERELLE, 1986).

VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 171

Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

Mapa 1. El Caribe y la Martinica. Localización

Las motivaciones e los migrantes son

múltiples: desde desplazamientos forzados

(urgencias, para sobrevivir), a razones

de tipo social (matrimonio, reagrupación

familiar) y económicas (encontrar un

empleo mejor o simplemente un trabajo),

pasando por mejorar su calidad de vida.

Estas migraciones también se diferencian

de los desplazamientos cotidianos o

semanales realizados en un espacio de

vida habitual.

El turista internacional atraviesa las

fronteras como el migrante internacional

pero la intención no es la misma: el turista

se desplaza por placer, con fines de

ocio, de juego, de descubrimientos. Estos

desplazamientos son elegidos, decididos

libremente y se traducen en una inversión

financiera sin intenciones profesionales

en un principio —aunque puede

que surjan proyectos durante la estancia—.

El turista deja temporalmente su

domicilio principal para ir a vivir en otra

parte, fuera de su espacio de vida habitual.

Si él decide quedarse más de tres

meses el visitante no puede ser considerado

como un turista; su conocimiento del

medio de acogida ha evolucionado, sus

hábitos de consumo no son los mismos:

se convierte en un “residente” aunque

siga teniendo un visado de turista (DEHOORNE,

2002).

2.2. Movilidad y fronteras: trayectorias

complejas

A lo largo de la segunda mitad del

siglo XX, los flujos turísticos no han cesado

de aumentar hasta alcanzar cerca de

700 millones de llegadas internacionales a

principios del siglo XXI en comparación

con los 25 millones cincuenta años antes.

El turismo internacional atañe hoy al 11%

de la población mundial; utilizando definiciones

más estrictas —que contabilizan

solamente los desplazamientos de ocio—

podemos considerar razonablemente que

el 6% de la población mundial participa

efectivamente en el turismo internacional

en 2001.

Más del 90% de los turistas internacionales

pertenecen a las sociedades desarrolladas,

dotadas de niveles de vida importantes;

el resto, de orígenes geográficos

más dispersos, pertenecen a las clases

sociales más ricas y en los casos extremos

solamente a algunas élites de países en

desarrollo cuya contribución al turismo

internacional es muy reducida.

La caída del muro de Berlín simbolizó

el final de ese mundo dual de desplazamientos

turísticos bajo control. Efectivamente,

los años 90 han estado marcados

por la apertura y unificación de un vasto

mundo abierto al turismo —con simplificaciones

aduaneras considerables: de la

reunificación de Alemania o la apertura

de las democracias socialistas en Europa

central y oriental a las progresivas integraciones

de Sudáfrica (postapartheid) y

China. Aunque que los primeros años del

siglo XXI parecen dibujar nuevas fronteras

turísticas en relación con la seguridad

de las personas, el derecho de los turistas

para desplazarse, sin embargo, permanece

adquirido.

Los flujos migratorios no tienen las

mismas trayectorias: en 2000, 175 millones

de personas vivían fuera de su país

de nacimiento, es decir, el 3% de la población

mundial. Entre 1990 y 2000, el número

de migrantes en el mundo aumentó en

un 14%, el equivalente a 21 millones de

personas.

Pero los países más atractivos han

puesto en marcha políticas exteriores restrictivas:

“en 2001, el 44% de los países

desarrollados tenían políticas exteriores

que trataban de disminuir los niveles de

inmigración, como hicieron también el

39% de los países en desarrollo” (Informe

Internacional sobre Migración 2002,

172 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X

Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

ONU). Desde ahora los criterios de selección

para emigrar son más estrictos, son

los más instruidos y mejor formados los

que circulan más fácilmente, sobre todo

en el marco de las migraciones de los países

del norte. En el contexto de la economía

liberal mundial, la libre circulación

no tiene el mismo sentido para todos: si

los capitales, mercancías, información y

los turistas circulan más rápido y fácilmente,

las perspectivas son totalmente

diferentes para los trabajadores de los

países menos desarrollados que están

enfrentados a las “fortalezas” europeas y

norteamericanas. En este contexto, los

lugares turísticos se convierten en puntos

estratégicos en los bordes de las regiones

más ricas. Ofrecen empleos —temporales,

flexibles, no declarados— dejando

entrever “rutas estrechas” susceptibles de

conducir al emigrante hacia los países

ricos, emisores de turistas. Los lugares

turísticos constituyen puntos estratégicos

para estudiar la movilidad contemporánea:

son a la vez lugares de destino, tránsito

y partida para los migrantes.

2.3. Turismo y migración: interrelación y

filiación

La complejidad de las interacciones

entre turismo y migración necesita interrogarse

sobre el sentido actual y los límites

de estos términos en el contexto presente.

Para empezar, es conveniente hacer

una distinción entre “movimientos relacionados

con la producción, que surgen

con el propósito de crear alguna forma de

contribución económica en el destino, y

movimientos relativos al consumo que se

ponen en marcha cuando existe la necesidad

de acceder a alguna forma de ocio,

bienes y servicios” (BELL & GUARD,

2000). Los autores precisan que “la diferencia

entre sus límites es muy borrosa

porque los movimientos orientados a la

producción concluyen generalmente en

una forma de consumo y casi toda movilidad

incluye muchos objetivos, pero el

fin principal del movimiento es generalmente

no deja lugar a dudas”. Ahora

bien, los análisis realizados en los lugares

turísticos subrayan la asociación creciente

de varios objetivos que constituyen la

principal motivación: la oportunidad económica

y la elección de un nuevo estilo

de vida, “trabajar al borde del mar”,

“vivir en una isla tropical... y trabajar”.

Estas nuevas migraciones ya no responden

a una necesidad económica, están

fuertemente motivadas por la voluntad

de cambiar de estilo de vida. Esta categoría

de movilidad adquiere hoy una nueva

dimensión: sigue siendo propiedad de las

sociedades más ricas —pero no exclusivamente—

y mantiene vigente aquello

que calificamos de movilidad postmigratorias

en la era de la globalización.

Las lógicas de los migrantes como las

de los turistas evolucionan, se diversifican,

se tornan complejas, organizándose

a una escala planetaria. El emigrante se

convierte en un migrante: no pasa de una

sedentariedad a otra, sino que desarrolla

su competencia en la movilidad existente

entre su tierra natal y el espacio de acogida.

De la misma forma, los turistas procedentes

de sociedades urbanas ricas y

sedentarias cambian su relación con los

desplazamientos: tomar un avión ya no

es algo excepcional. La distinción entre lo

cotidiano y lo ocasional no puede ser más

simple: las Baleares están en la vecindad

inmediata de las metrópolis europeas

(SALVA TOMAS, 2002a; 2002b). Los individuos

se aproximan a los lugares turísticos

con desplazamientos más frecuentes e

imaginan nuevas estrategias sobre todo

profesionales que les permitan dividir su

vida entre estos lugares diferentes, se

proyecta un continuum entre estos dife-

VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 173

Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

rentes espacios de vida (KNAFOU, 2000).

Los hombres, migrantes y turistas,

construyen progresivamente circuitos

territoriales originales, organizados alrededor

de los diferentes lugares en donde

viven (durante más o menos tiempo a lo

largo del año) apoyándose sobre sus

experiencias de vida, su capital espacial.

”La movilidad territorial compleja y

bien definida es el resultado de individuos

que se desplazan por el territorio

para satisfacer sus necesidades y deseos,

ya estén ligadas al trabajo o a la supervivencia,

en nuestra sociedad contemporánea,

con el tiempo libre. En resumen, los

fenómenos asociados con la movilidad

están determinados por el espacio, el

tiempo, factores económicos y otras normas”

(MONTANARI, 2002). Las relaciones

entre los flujos turísticos y los flujos

migratorios son cada vez más complejos e

intensos. Los flujos variados y renovados

se estimulan recíprocamente y los lugares

turísticos son el eje de la movilidad.

3. EL EJEMPLO DE MARTINICA

3.1. Una isla francesa en el espacio caribeño

La Martinica (con una superficie de

1100 kilómetros cuadrados y 400.000

habitantes) es una de las islas más ricas

de la región. Está definida sobre todo por

la presencia de una clase media local,

característica rara en la región.

Como en las otras islas de la región,

las actividades agrícolas están estancadas.

Solamente el 7% de la población activa

trabaja en este sector (dominado por

las producciones de plátanos, piñas y

caña de azúcar para el ron): los cultivos

subvencionados decaen y “la isla del azúcar”

tiene que importar remolacha azucarera

para satisfacer el consumo local. La

industria (menos del 15% de los activos)

está dominada por las empresas de producción

de energía (a partir del petróleo

importado para producir la electricidad).

Estas economías “bajo influencias” y

dependientes, están caracterizadas por

una sobrerrepresentación de funcionarios

(79% de los activos) y un paro endémico

(30% de los activos), mantenido por unas

ayudas sociales sin parangón en la región

y una práctica corriente del trabajo no

declarado. La miseria es algo excepcional

(alrededor de 500 sin-hogar, principalmente

extranjeros en situación irregular).

El turismo es el principal recurso de la

isla con unos ingresos del orden de 230

millones de euros. Este sector emplea oficialmente

al 9% de la población activa,

repartida entre un centenar de hoteles, las

casas de vacaciones y doscientos albergues.

Desde hace algunos años el turismo

padece una crisis debida principalmente

a la competencia regional: una transferencia

de las inversiones se realiza en

beneficio de las islas que practican el

dumping social (impuestos reducidos,

mano de obra barata como en la República

Dominicana)

3.2. La complejidad de los flujos humanos

a la escala de la isla Martinica

De igual forma que otros territorios

insulares del área del Caribe, esta isla

tiene la particularidad institucional de ser

una antigua colonia, convertida en Departamento

(desde 1946) y formando parte

en la actualidad del espacio europeo: es

beneficiaria de ayudas económicas europeas

y recibe adicionalmente flujos de

visitantes y nuevos residentes procedentes

de esa vasta Europa (de Francia, de

Bélgica, de Alemania, incluso de Bosnia).

Las cuatro principales categorías de

movilidad son:

• las migraciones de las poblaciones

autóctonas

174 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X

Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

• los flujos de turistas

• la llegada de trabajadores exteriores

• los residentes de paso

La movilidad de los martiniqueses

reagrupa movimientos contradictorios.

En las décadas de 1960 a 1980, el nivel de

la población permaneció estable: el excedente

del saldo natural fue compensado

por la salida de personas alentadas por el

gobierno francés (en empleos reservados

para la administración en Francia). A partir

de los años 80, las salidas fueron

menos numerosas (resistencia local,

deseo de permanecer) y los flujos de vuelta

aparecieron con los emigrados que volvían

a su isla natal (sobre todo gracias a

los cambios en la policía, las aduanas y

los servicios de correos). Las políticas

incitadoras continúan animando a los

jóvenes para ir a Francia (ayuda a la formación,

beca de estudios) pero la isla

cuenta con su propia universidad y los

estudiantes se sienten atraídos también

por Canadá. El gobierno francés ya no es

capaz de controlar tan fácilmente esta

movilidad y la carga demográfica de la

isla no cesa de aumentar.

Los turistas que frecuentan la isla son

esencialmente franceses (82%); el resto

son europeos (9%) y norteamericanos

(7%, principalmente canadienses francófonos).

Los franceses son particularmente

sensibles al aspecto francófono en un

espacio tropical, un elemento fundamental

para disminuir la sensación de sentirse

un extraño; habitualmente nunca han

abandonado el espacio francófono a lo

largo de sus viajes —constituyendo una

especie de clientela cautiva entre las Antillas

francesas, Québec y el Magreb—.

Entre estos turistas conviene igualmente

subrayar la importancia de los isleños

que se han ido a vivir al extranjero, principalmente

a París, y que vuelven a su

isla durante las vacaciones; como lo indica

Williams y Hall (2002) “los migrantes

pueden convertirse en turistas cuando

vuelven para visitar a sus amigos y

parientes en sus áreas de origen”.

Los trabajadores extranjeros que se

instalan en la isla son de dos clases. Hay

que distinguir entre los migrantes procedentes

de espacios con dificultades económicas

de aquellos originarios de países

cuyo nivel de vida es superior o equivalente.

La primera categoría corresponde a

migraciones procedentes del Sur. Los

aspectos económicos priman: estos inmigrantes

vienen de territorios vecinos

como Dominica o Santa Lucía (con un PIB

por habitante inferior a 4000$/año, en

comparación a los 14.500$ de Martinica),

incluso de países con serios problemas

como Haití (menos de 450$ por año y por

habitante). Estos emigrados trabajan en la

agricultura, el sector de la construcción y

el turismo; constituyen los “trabajadores

invisibles” de los que nadie habla mientras

la economía es próspera.

La segunda categoría corresponde a

los emigrados franceses, pero también

otros europeos y canadienses, que vienen

aquí para compaginar trabajo y calidad

de vida. A menudo han descubierto este

espacio durante unas vacaciones y a continuación

han decidido probar suerte. A

veces trabajan en el sector turístico, sobre

todo desarrollando las actividades rechazadas

por la población autóctona, que no

quiere estar al servicio de esos “blancos”;

los enfrentamientos históricos no se han

solucionado y las autoridades francesas

priman la búsqueda del consenso en las

subvenciones ignorando, sin embargo, el

pasado que permanece como un tema

tabú. Estas personas, a menudo parejas

sin hijos (personas jóvenes o retiradas),

permiten subrayar este continuum de

turismo-migración.

La presencia de estos migrantes procedentes

del Norte está acentuada por los

VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 175

Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

nuevos residentes, esencialmente funcionarios

y otro personal cualificado, cuyas

motivaciones proceden sobre todo de las

oportunidades económicas (mayores

salarios, ventajas fiscales a la hora de retirarse)

aun cuando esta población no es

insensible al estilo de vida. A diferencia

de los emigrados, los residentes se caracterizan

por una movilidad importante, en

sus prácticas habituales, tanto en el interior

de la isla como en la región, y también

en relación con su espacio de origen.

Su presencia se limita a algunos años:

existe un cambio importante, a medio y

corto plazo, con la partida hacia otras

islas y metrópolis. Las decisiones de marcharse

están determinadas por las dificultades

asociadas a la escolarización y

carencias del sistema sanitario, sobre

todo en la senectud.

En el ámbito de los proyectos profesionales,

se dibuja una lógica circular: los

jóvenes adquieren una experiencia profesional

a través de distintos lugares turísticos

(entre el océano Índico, la costa oeste

africana y el mar Caribe) con una evolución

en los cargos desempeñados (cada

vez con más responsabilidades).

Oficialmente la isla cuenta con 6500

emigrantes europeos y caribeños y alrededor

de 500 clandestinos (muchos más,

sin duda, en las casas “ocupadas” en los

manglares de la bahía de Fort-de-France).

Estas cifras subestiman la realidad. Se calcula

que alrededor de 400 nuevos hogares

se instalan cada año en la isla.

3.3. El ejemplo de Sainte Luce: del pueblo

de pesca a la estación turística

La evolución reciente de Sainte Luce

(litoral sur de Martinica) muestra las diferentes

fases de transformación de este

pueblo tradicional de pescadores bajo el

efecto de la llegada de nuevos residentes:

una primera oleada limitada al final de

los años sesenta en el casco antiguo, frente

al mar, y una segunda en las nuevos

suburbios de la periferia desde finales de

los años ochenta. El encarecimiento del

suelo y del valor inmobiliario conlleva un

repliegue progresivo de la población

autóctona hacia los nuevos alojamientos

sociales del interior de las tierras, y más

lejos sobre las colinas. Una nueva organización

espacial tiene lugar entre autóctonos,

migrantes, nuevos residentes y turistas.

Los vínculos nocturnos —y ocultos/

clandestinos— enlazan el pueblo con la

isla de Santa Lucía situada a algunos kilómetros

más al sur , con intercambios de

piezas de automóviles robados, droga y

paso de clandestinos.

176 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X

Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

Las nuevas organizaciones territoriales

a la escala del pueblo de Sainte Luce

ejemplifican el caso de la Martinica y del

conjunto de los territorios del Caribe:

entre la complejidad de flujos, la llegada

de nuevas poblaciones (población local

“desplazada”, emigrantes, turistas o residentes)

y las estrategias económicas y

políticas —a menudo ocultas— que necesitan

una reflexión sobre el sentido de las

fronteras (internacionales y socio-espaciales)

de ayer y de hoy.

4. DE LA MARTINICA AL ESPACIO

CARIBEÑO

4.1. Un espacio plural y fragmentado

Los contrastes de los niveles de riqueza

representan fronteras que limitan o

restringen las migraciones de las personas

en el espacio caribeño. El turismo,

principal fuente de la región, acentúa las

desigualdades económicas. Los ingresos

turísticos por habitante van de 19.900$ US

en las Islas Caimán (con una población de

35.000 personas), 8000$ en las Islas Vírgenes

americanas (121.000 habitantes) a

4300$ en Antigua y Barbuda, 2000$ en

Santa Lucía, 640$ en Puerto Rico y 7$ por

habitante en Haití.

En las Islas Vírgenes británicas (17 000

habitantes), el turismo procura el 45% del

PIB y más del 25% de los empleos. Y en

las Islas Vírgenes americanas, los dos tercios

de los empleos están en relación con

el turismo. Estos territorios insulares exiguos,

débilmente poblados, atraen a los

migrantes tanto como lugar de destino

como de tránsito. Una importante mano

de obra, flexible y sin ningún estatus oficial,

encuentra trabajos temporales o para

varios años en el sector turístico (restauración,

hostelería, mantenimiento en

general).

Las fronteras preservan los paraísos

fiscales, que son también los espacios

VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 177

Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

Mapa 2. Importancia del turismo para la economía del Caribe

178 VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X

Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

Mapa 3a. Sainte Luce: de pueblo de pesca a estación turística

VEGUETA 8 (2004), ISSN: 1133-598X 179

Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

Mapa 3b. Sainte Luce: de pueblo de pesca a estación turística

turísticos mas lujosos, y otros islotes

reservados para la clientela más acaudalada

(como las Islas Nevis o Mosquito).

Otras fronteras tienden a contener la

población que habita en los lugares más

desfavorecidos como Dominica, en las

costas de América Central o bien en la

desastrosa isla de Haití.

En este contexto los lugares turísticos

constituyen etapas privilegiadas; para un

trabajo o una primera experiencia profesional

que permita acostumbrarse a la

sociedad norteamericana, con la esperanza

de una migración legal. Los lugares

privilegiados en esta estrategia migratoria

son por ejemplo las Islas Vírgenes

americanas e inglesas, las Bahamas y San

Martín. Esta última isla, compartida entre

Francia y los Países Bajos, no tiene ninguna

frontera materializada. Se reparte

entre los haitianos (60%) y los dominicanos

(20%). Entre los 12.000 extranjeros

oficialmente censados, 5000 son clandestinos.

Desde la crisis turística de finales

de los años 1990, se ha emprendido “la

caza del clandestino”. La isla vecina de

San Bartolomé (ningún impuesto), que

acoge un turismo de gama alta, contaba

oficialmente con 6800 habitantes y 68

parados en 2000. La isla necesita mano de

obra extranjera, esos “trabajadores invisibles”.

Estas islas son importantes lugares

de tránsito para las migraciones definitivas

hacia los Estados Unidos.

4.2. La Teoría de la movilidad y el área

del Caribe

Williams y Bala (2002) proponen una

reflexión sobre “el concepto de movilidad

a partir de una clasificación jerarquizada

de las necesidades de los hombres”.

Podríamos proponer dividir la cuarta y

última categoría en dos.

La primera categoría corresponde a la

movilidad que obedece a una necesidad

de supervivencia, de seguridad individual.

Concierne a los refugiados y

demandantes de asilo: son las salidas

hechas con urgencia, los balseros que

navegan durante la noche y tal vez desaparecen

en alta mar (por ejemplo desde

Haití, entre la miseria y las bandas mafiosas

como “el ejército caníbal”).

El segundo nivel es el de la huida de la

precariedad, de la pobreza (falta de alimentos,

de ropa, la satisfacción de las

necesidades elementales). Son los emigrantes

de Haití, de Dominica, de Santa

Lucía. Y todas estas personas, sin rostro y

sin nombre, con algunas provisiones a la

espalda, recorren los puertos de las costas

del Caribe con la esperanza de poder

colarse en un portacontenedores rumbo a

Miami.

El tercer nivel responde a la búsqueda

de un mejor estatus económico, social; la

atracción de mejores salarios. Los emigrantes

están más cualificados, se trata de

desplazamientos interregionales o internacionales.

El siguiente nivel hace referencia a los

desplazamientos temporales de consumidores

en vacaciones: los flujos turísticos.

Los turistas son los que originan las

transferencias financieras: vienen para

consumir y no para trabajar.

El último nivel es aquél de la movilidad

que corresponde a la elección de un

nuevo lugar de vida, incluso un nuevo

modo de vida: entre el turismo y el ocio

cotidiano dentro de un ambiente más propicio,

y principalmente en lugares turísticos

que acogen a estos nuevos residentes.

Se trata de una transferencia completa o

parcial de una actividad profesional. Esta

nueva movilidad está limitada exclusivamente

a las clases más acomodadas de las

sociedades ricas y a algunas élites privilegiadas

en el resto del mundo, a pesar de

algunas excepciones. Estas poblaciones se

caracterizan por la importante frecuencia

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Olivier Dehoorne y Huhua Cao

Movilidad y lugares turísticos. Elementos de reflexión a partir del espacio caribeño

de sus desplazamientos y una multi-residencialidad

(el espacio de vida está pues

compartido entre diversos lugares: entre

una metrópoli del noreste de América y

algunos lugares turísticos privilegiados

del Caribe). Como en las islas y costas

mediterráneas, en las costas del norte de

Filipinas o las de Australia y Nueva

Zelanda. La elección del tipo de vida

prima para estos desplazamientos posmigratorios

que caracterizan un nuevo continuum:

lugar de vida - lugar de trabajo -

lugar turístico.

5. CONCLUSIONES

Es hacia los lugares turísticos, espejos

de la globalización, a donde convergen

personas con distintas y complejas motivaciones,

de contrastadas lógicas de desplazamientos,

materializados por el

avión, el taxi colectivo o la bicicleta, a

imagen de un “mundo que se mueve a

distintas velocidades”. Entre migrantes,

“falsos turistas” —y verdadero migrante—,

turistas y nuevos residentes. El análisis

de la movilidad debe tener en cuenta

la dimensión social y económica, y preguntarse

sobre el sentido de las fronteras,

nuevas y antiguas. Lugares de encrucijadas,

los lugares turísticos son al mismo

tiempo etapas estratégicas —lugares de

trabajo temporal y lugares de etapa—

para los migrantes que quieren alcanzar

los hogares ricos de las metrópolis del

norte. Y a la inversa pues acogen también

la población del norte, entre estancias

turísticas y nuevos residentes. En el espacio

del Caribe, interfaz Norte-Sur pero

también interfaz América-Europa, los

lugares turísticos, que corresponden

esencialmente a enclaves —de una porción

de litoral al conjunto de un espacio

insular— constituyen observatorios privilegiados

para analizar las transformaciones

contemporáneas de la movilidad, entre

las migraciones tradicionales —de trabajadores

no cualificados a los especialistas

requeridos— y la movilidad por el placer

que caracteriza los turistas y cada vez

más a los individuos cuyos proyectos de

vida privilegian la búsqueda del bienestar.

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