VFGUFTA, Número 4, 1999 (187-210) 1x7
Los bJ federales u d
*Dcpartamcnto de Cicncias Históricas, Área de Historia drl Pensanzieizto y
de los Movirnieiitos Sociales y Políticos, ULPGC.
188 Agustín Millares Cantero
E 1 primer republicanismo histórico español,
el federal de Francisco Pi y Margall,
sufrió múltiples pérdidas en beneficio
del segundo, el radical de Alejandro Lerroux.
Centrándonos en el federalismo
barcelonés, tales quebrantos partieron de
las campañas de 1901 y de la Federación
Revolucionaria, crecieron con la .Gran))
Uniiín Republicana entre 1903-1905 y se
perpetuaron durante la época de la Solidaridad
Catalana1. Los mismos encuadramientos
verticales del Emperador del Paralelo,
con el antecedente de la Fraternidad
Republicana, llegaron a producir notables
deterioros en otras provincias. La reconstrucción
del Partido Republicano Federal
encarada desde la muerte de su fundador
en noviembre de 1901, pese a las deserciones
sucesivas al campo unitario, le permitieron
no obstante resistir la ofensiva salmeroniana
de marzo de 1903 y sostener al
año y poco unos 200 comités municipales
y más de un centenar de organismos auxiliares,
si bien se trata fundamentalmente
de un dispositivo catalán2. Desde la V
asamblea nacional de noviembre de 1902
hasta la VI de mayo de 1905, experimentaron
los devotos del Maestro, bajo la presidencia
de Eduardo Renot, una progresión
que no volvieron a conocer antes de
los prolegómenos de la Segunda República.
La secesión del grueso de las agrupaciones
catalanas, que al mando de José María
Vallés y Ribot terminaron por confluir
en la Unión Federal Nacionalista Rcpublicana
de 1910, deparó en realidad el primer
grüfi gu!pe ixepñrnbk sufi-ido en esid riueva
andadura3. Aunque la asamblea regional
de enero de 1900 había liquidado nominalinenle
el cisma de la Unión Revolucionaria
de 1896, las tensiones provocadas
por los crecientes influjos catalanistas persistieron
en ulteriores foros y estallaron por
fin al emplazarse el VI congreso nacional.
El Mensaje a Benot del 23 de abril de 1905
marcó el arranque definitivo de la ruptura
vallesista, materializada cuando el consejo
regional negó el 11 de junio toda legitimidad
a dicho encuentro y adoptó el nombre
de PRF d e Cataluña»'. Quienes repudiaron
estas actitudes, los llamados federales
«españolistas» o «madrileños», no tardaron
en restablecer una minoritaria sección del
pactismo oficial en sendas convenciones
reunidas en Sabadell el 25 de julio y en
Vendrell el 29 de octubre. Si se comparan
las organizacione presentes en esta última
cita con el cómputo de los efectivos institucionales
que en noviembre de 1904 publicó
el semanario tarraconense Ln Avnnznda,
estaremos en condiciones de inferir el
alcance de la fractura y la desventaja de los
leales a la dirección central: apenas les siguieron
31 de los 135 comités, 14 de los 44
centros, 8 de las 16 juventudes y 4 de los
10 periódicos5.
La crisis catalana, en torno a la cual
chocaron dos modelos partidistas (partido
federalizado o federación de partidos),
coincidih además can !-. n,i?iohrz do !es
avances producidos en la región valenciana
entre 1903-19046. Los federales de Murcia
y Albacete erigieron el 7 dc septiembre
de 1905 la región levantina, tercera y última
de las articuladas en el período de Benot,
aprobando los rcprcsentantes de 18
poblaciones una constitución modelada según
la de Valencia de 1904 y, por lo tanto,
co- orrcg!u U !a de Catdufm de 1883, yero
todo el andamiaje no tardó hundirse7. Sobre
este PRF seriamente debilitado, que
contaba con sus rnds sólidos baluartes en
Andalucías, gravitó a continuación el estrellato
creciente de Lerroux. Lo que
juisiar cienomino «ia fenomenología lerrouxista))
a propósito de «la desbandada
federal)), estuvo amparada en dos contenciosos
que entre 1906-1914 dividieron otra
vez a la familia pimargalliana y la dejaron
expuesta al ataque generalizado del unionismo,
dispuesto ahora con el sostén de un
caudillaje más robusto que el de Nicolás
Salmerón. Primero fue el de la Solidaridad,
luego el de la Conjunción Republicano-
Socialista.
Los federales y Lerroux (1906-1914) 189
EL PLEITO «SOLIDARIO»
El factor conflictivo de d a Soli>)i rrumpió
a partir de 1906 y tuvo un radio mayor
que el ganado por el vallesismo, afectando
incluso a la cúpula partidaria. En una breve
aproximación al fenómeno, el presidente
Benot no apreció las ventajas que pudieran
derivar «de la alianza permanente de
catalanistas y carlistas con republicanos»,
un criterio que contrastaba sobremanera
con el del director de El Nuevo Régimen,
Francisco Pi y Arsuaga, consejero nacional
y diputado a Cortes, quien abrió las coliimnas
del portavoz central a prosolidarios
que no eran adictos a la última jefatura
colegiada e intentó fundamentar en la
autoridad de su padre el frente anticentralistay.
Dentro de las dos disciplinas catalanas
predominaron los simpatizantes del
mismo, en particular entre sus cuadros dirigentes,
lo cual hizo posible varios escarceos
unificadores como los que promovió
desde me- dc :.*l;- - ,,,." ,! T..- . .! ,n,.,., n&=nn C,,-r,.-i c+>-
vo A. Sorní, adalid vallesista y responsable
de El Federalio. Año y medio después, sin
embargo, el reencuentro entre ambos grupos
abortó por la constante negativa de los
disidentes mayoritarios a admitir el refrendo
del equipo de Benot. El 30 de diciembre
de 1907, en el Ateneo Humanidad de Barcelona,
la asamblea de los oficialistas deciaio
apoyar a ia Soiiciariciad curi ius vuius
en contra de Mataró y Figueras". Al Congreso
de la Juventud Republicana de Cataluna,
reunido en el Teatro Moderno de
Gracia en abril de 1908, se asociaron ambas
tendencias federalesi2.
Las valoraciones antiteticas sobre ia SOlidaridad
recorrieron todo el organigrama
del PRF, mostrándose con desigual amplitud
en casi todas partes. En pocos sitios alcanzaron
la gravedad que comúnmente
agrietó las filas de la Unión Republicana o
las progresistas del doctor Esquerdo, y a
pesar de ello las disputas unitarias de donde
brotó el Partido Republicano Radical de
Lerroux también harían mella en el federalismo.
Los pactistas valencianos adoptaron
primeramente una postura intermedia, que
hacia mayo de 1907 desembocó en la adscripción
de El rederal como periódico <<solidario))
y en la prédica de una concentración
similar en la región. Pero si faltaron
las refriegas que opvriían a El Pireblo blasquista
con El Radicnl sorianista, tampoco la
unanimidad fue nota excluyente. El consejo
regional no había adoptado una determinación
al respecto al llegar abril de 1908,
debido entre otras cosas a la espantada de
los consejeros de Alicante y CastellónJ.'. La
asamblea municipal de Madrid, con el anticipo
del Círculo que presidía curiosamente
Benot, se pronunció a favor del movimiento.
Iguales inclinaciones dominaron
en Zaragoza y en Córdoba. Precisamente
por iniciativa de los federales cordobeses,
guiados por el consejero nacional Jerónimo
Palma Reyes, el 5 dc julio de 1907 se nombró
en el Centro Obrero de la Juventud Republicana
una comisión organizadora de la
Solidaridad Andaluza. Entre los firmantes
del manifiesto fundacional de la gallega estuvo
el abogado y ex diputado provincial
Manuel Mosquera Lequerica".
La actitud abiertamente antisolidaria
prevaleció dentro de los federales santandcrinos
que habían engrosado la .<Gran,,
Unión de 1903. Además, parte de los barceloneses
que obedecían al comité antiva-
11,-:-c- ,",,",, i i r o i a r u racvrru~i: h ü ~ i ü C! !CTTGUX~YEC,
identificándose con la redacción del semanario
Fructidor uno de los animadores de la
VI asamblea nacional, Luis Massó y Simóls.
En Sabadell, que sobresalía dentro de las
pocas plazas fuertes del oficialismo, se desat6
a partir de 1907 y liasi* 1969 iiinñ ir,-
tensa pugna durante la cual los defensores
de la Solidaridad controlaron en sus inicios
la Joventut Federalista, el Círcol de la calle
Bélgica y la redacción de El Pacte. En marzo
de 1907 fue adoptada por mayoría una
declaración s solidaria>^, agudizándose los
enfrentamientos entre los dos bandos a raíz
de las legislativas de abril, que dieron la
victoria nuevamente en el distrito al cantidato
Francisco Pi y Arsuagal% Frente a la
OUnversdad de a s Fanai d? Gran Canara i t o e c a Unuestsri a e m m Dgta le Caniris 20815
190 Apistín .VIillnrt~s Cantero
exigencia de convocar un congreso nacional
que ventilara la cuestión, los federales
«solidarios~n~o admitían el derecho de los
((partidos nacionales)) a inmiscuirse en un
ámbito puramente catalán, según la argumentación
ya utilizada por Francisco Pi y
Suñer desde El Federnl de Valencia". Al
aparecer el 5 de octubre el semanario ¡Rebeldes!,
dunde curifluyerun los restos de la
Fraternidad Republicana bajo la inspiración
de Amadeo Aragay Daví, los antisolidarios
sabadellenses emprendieron una activa
movilización gracias a la Juventud Kepublicano
Radical, encuadrada dentro del
PRF. El antagonismo hacia el diputado a
Cortes y las presiones para expulsar a la
«carcoma), del Círcol recibieron los avales
de un consejero nacional, el canario Nicolás
Estévanez y Murphy. En pocos meses,
el desencanto ante la Solidaridad y el dinamismo
de los primeros lerrouxistas pimargallianos
restó predicamentos a los autoproclamados
«piístas»I8.
El propio consejo federal se resintió
enormemente desde que arrancó la puja.
Estévanez hizo saber a Benot su deseo irrevocable
de resignar la vicepresidencia,
aceptada a regañadientes, y sólo cedió
cuando el presidente amenazó con retirarse
también. De todos modos, la marcha del
isleiio a Cuba obligó a traspasar a otro el
raryn,: R ~ n orte rornendS a De !2 Terre, p . 3 ~
éste declinó el ofrecimiento y al final recayó
en Palma Reyes, (<solidario)c) onvencido
que hacía causa común con Pi y ArsuagalY.
Al fallecer Benot el 27 de julio de 1907, hubo
gestiones a espaldas del director de El
hlr,n,iri D.:,;."",.." T.-#.< - I -
I Y LILVV 1 1t ;~r r i ~ cr i y n i O CILIC ~ ~ 1 c V n l l rLLUl l ldld
como vicepresidente. El diputado por Sabadell
presentó su renuncia en septiembre
y al mes no fue aceptada por sus compañeros,
quienes se declararon neutrales ante
la Solidaridad y anunciaron la celebración
de una asamblea nacional monográfica
que liquidase el asuntoz0.
En esta coyuntura crítica para el republicanismo
creció el ascendiente de Lerroux
entre unos federales segmentados y
acéfalos. Ya hubo pactistas con don Alejandro
en la Federación Revolucionaria de
1902, a cuya fundación en Madrid habían
contribuido algunos ((disidentes, amigos
de Vallés y Ribot y de Pedro Niembro)). El
republicano «revolucionario>) Estévanez,
que denostaba de los «evolucionistas»,
exaltó la figura del Lerroux opuesto a la
Solidaridad y se convirtió igualmente en
un punto de referencia para quienes compartían
sus postulados, ya en la UR o en el
I'RFZ1. Una porción de los pimargallianus
que en Santander se habían unido al partido
de Salmerón, lo abandonaron al mediar
1907 y volvieron a su registro previo, pero
con total autonomía de Madrid, dando origen
con sus antiguos camaradas a la Juventud
Santanderina Radical. El 21 de julio
apareció el efímero semanario El Hainh
e en Puerfn, que pretendía ser heredero de
LR VOZ Montañesa del malogrado Antonio
Col1 y Puig, dirigido por Celso Mir (Oscar
de Leymis) y arlministríidn por Isidrn 141-
tco González (Conde de San Simón). La
publicación, ligada al Casino Federal de la
calle Ruamayor, pasó a llamarse La Xegiáii
Críntabra a partir del 31 de agosto y así se
mantuvo hasta finales de 1913. En ella, como
en ;Rebeldes! de Sabadcll, fue delimitándose
una plataforma ideológica que
conjugaba la loa hacia el <~Lerrourxe voluciGr.
zriG:: .". !U fid&dad a! programa federal
del 22 de junio de 1894, prodigándose
además en vituparios contra Salmerón, el
«gran fracasado krausista».
Los «federales rebeldes)) se consideraban
discípulos de Pi y Margall, «en cuyo
yunque se tempió ei aima dei cauciiiio de
la revolución futura),. Fueron ellos quienes
trajeron a Lerroux a Santander y montaron
el histórico mitin del día de Reyes de 1908
en el Teatro Principal, certificado de nacimiento
del PRR a partir del entramado antisolidario.
Días después apareció la Agrupación
Radical Revolucionaria en el Casino
Federal, nutrida por gentes de la UR y
del PRF, inaugurándose la Casa del Pueblo
el 29 de febrero. Estévanez, integrante de la
Los federales y Lerroux (1906-1914)
candidatura republicana barcelonesa derrotada
por el copo de la Solidaridad, saludó
con entusiasmo a los pimargallianos
lerrouxistas y propugnó wl Partido Único,
radical y revolucionario, con el Programa
mínimo de Pi y Margall))2z.
Desde el 6 de marzo de 1907 analizaron
los consejeros nacionales los términos en
que habría de plantearse el próximo concilio
nacional, precisamente cuando se vislumbraba
lo quc Bcnot denominó la <<insurrección
mansa)) del comité regional de
Cataluña a expensas del atolladero ((soli-
&iUW. Aquél fue pievisto para e! 17
mayo, anunciando su retraso sine die una
circular del 28 de abril. Muerto el presidente
Benot, el consejo quedo reestructurado
y su puesto lo ocupó definitivamente
Estévanez. En medio de los problemas que
suscitó la Solidaridad, el gremio experimentó
una aguda parálisis y una grieta evidenciada
por la incomodidad de Pi. Desde
Valencia, El Federal sugirió a la directiva catalana
que tomase a su cargo la convocatoria
del nuevo congreso, aprestándose todos
<(a elegir al ciudadano que tiene quc cjercer
la primera magistratura del partido)).
Las censuras hacia la inactividad de los
consejeros empezaron a extenderse, y el
rector de su órgano periódico adujo el entorpecimiento
derivado del ((carácter regionalista))
que se le había dado a una parte.
Por entonces, el óbito del médico extremeño
Juan Guillén Palomar contribuyó
más aún al agarrotamiento de la superioridad2?.
Otra circular del 10 de enero de 1908 solicitó
el parecer de los entes regulares sobre
la fecha, el lugar, la forma y los contenidos
de la cámara apetecida. Se distrihuyeron
850 ejemplares, pero sólo llegaron al
consejo 147 contcstaciones, una muestra
evidcntc dc la apatía provincial. E1 díscolo
Sorní transmitió al presidente valenciano
su amarga apreciación: «Esa gente de Madrid
iicrie p e ~ i u i l ~ dr:ü p ai-tido y c~iiviene
hacerles entender que son un verdadero
estorbo,)'" Relegando lo sugerido cn la
cita precedente, donde se apostó por congregarla
«con preferencia en alguna de la
regiones constituidas)), la asamblea fue
anunciada en Madrid para los días 20-24
de mayo, o sea, diez meses después del fallecimiento
de Benot y con un año de retraso
sobre el calendario primeramente fijado.
La sintomática aiis~nriad e Estbvanez
mereció una moderada reprimenda telegráfica.
Los federales carecían de un líder
a la altura de sus exigencias, y quienes confiaron
en el carisma del ex guerrillero y ex
ministro de Pi y Marga11 no evaluaron sus
íiu!ns cLc -lL-LL.LL.I~L Lur-., A - ~ c -,,..-,,, m- h, --L..,, dc partidc.
Simultánea con otra de la UR, la VI1
asamblea nacional reflejó puntualnlente el
trance problemático por el que pasaba el
federalismo, el malestar y la autonomía de
muchas organizaciones y las fugas hacia
otras siglas. De las 46 representaciories admitidas,
apenas 40 lo fueron efectivamente;
19 delegados habían intervenido en el
foro de lYU2 y otros 21 en ei de lYU5, eievándose
a 12 (el 30 por 100) los presentes
en ambos. La excliisión de entidades y periódicos
recién establecidos dejó fuera, entre
otros, a los federales radicales de Santander,
quienes impugnaron la «dictatorial
conducta» de los directivos locales por limitarse
a mantener la delegación elegida
para la abortada citación de 1907 (el abugado
José Suárez Quirós y el industrial y
concejal Ezequiel Rabal Zunzunegui). Los
componentes de la Agrupación Radical Revolucionaria,
oriundos a esas alturas del
campo unitario y fortalecidos por la visita
de Lerroux, estimaron que el PRF montañés
no estaba ((legítima y necesariamente
representadon, interponiendo el correspondiente
recurso2'.
Los asambleístas de 1908 no resolvieron
la cuestión de la Solidaridad. Se limitaron
a un prudente intercambio de impresiones,
lo cual equivalió a «una declaración de
neutralidad)> que ratificaba el acuerdo in-
hibik~~idoe !os corisrjrros. CU prm. c.i p!
aportación a la política de aliados consistió
en volversc hacia los unionistas a objeto de
192 A,qlistín Millnres Cnt~tero
llegar «al programa común y, de ser posible,
al partido único)), nombrándose una
comisión que enseguida se puso al habla
con aquéllos. El 11 de julio de 1906, Benot
y sus cofrades habían rechazado taxativamente
esta posibilidad, supeditada luego
por otros a la aceptación sin condiciones
del Programa de 189426L. a línea ahora avalada
era iina forma de dar satisfacción a los
apremios desde abajo, y el acercamiento a
la UR pretendía tal vez contrarrestar el
prestigio de Lerroux y el previsible impacto
del radicalismo en ciernes. Durante la
primavera de 1907, la publicación del llam
a d ~::? v$unificstvd e !m mi!* por üna culección
de repúblicos madrileños, en el que
aceptaban la autonomía regional, había dado
pábulo a la recurrente faritdsrnagoría de
la unificación republicana2'.
Los debates doctrinales o las contribuciones
de esta índole faltaron por completo
en la VI1 y debilitada ágora nacional,
ofreciendo otro contraste con la antecesora.
Solo se presentó un proyecto de informe a
la ponencia de 1905 sobre la cuestión social,
que Benot había redactado para el fallido
encuentro de 1907 y que ni siquiera el
consejo llegó a dictaminar. En el orden orgánico,
los congresistas aprobaron con ligeras
modificaciones un nuevo reglamento
que presentó el acaudalado arquitecto Félix
de la Torre y Eguía. La innovación más
sobresaliente del mismo era el restablecimiento
de la antigua estructura del consejo,
eliminándose el componente regional,
pero instaurando a su lado otra corporación
denominada <<comitép ermanente)) y
también con siete individuos, cuyas atribuciones
no estaban bien delimitadas frente
a la magistratura clásicaz8S. emejante duplicidad
frie mal acogida por algunos, al
entrañar el riesgo de tiranteces venideras
de distinta índole. El comité, sin embargo,
no tuvo existencia en la práctica y desapareci6
con tanta rapidez como había nacido.
En la elección del consejo pesaron las discrcpaccias
m cümto a !a Cdidaridad y los
opuestos a ella salieron vencedores, desplazando
al ex vicepresidente Jerónimo
Palma al segundo instituto superior y atribuyendo
la presidencia del primero a Nicolás
Estévane~~~.
La VI1 asamblea no sería formalmente
diciielta, suspendiendo sin más sus sesiones
hasta observar qué frutos daban las entrevistas
con los unitarios. Además de
arrumbarla por completo, la realidad mostró
inmediatamente los graves errores de
cálculo cometidos y la pcrpetuación de los
desarreglos cntre la cúspide rectora. Tan
pronto recibió noticia de su nombramiento,
Estévanez se apresuró a repudiarlo desde
Pai-is y otra v-ez ie~~iiirdiúdr riiiit2riciulu a
desgana. La misiva que el 2 de mayo había
dirigido a Eduardo López Lópcz, confirmó
su incapacidad para asumir funciones de
responsabilidad partidista y su indisimulada
vena ácrata. A punto de presidir de nuevo
el PRF, don Nicolás decía ser ajeno a
cualquier partido en tanto no se formara,
bajo los ideales del 22 de junio radicalizados,
el «intransigente y ~ínicoa, la vez autonomista,
ultrasocialista y anticlcrical)). A
finales de julio no había presidido ni una
sola sesión del consejo y tal desinterés
tampoco remitió en lo sucesivo, perpetuando
el distanciamiento que le caracterizó
tras morir Benot y aún en vida de éste.
Francisco Pi y Arsuaga esgrimió enseguida
sus lógicos reproches hacia el extraño presidente
y no ocupó por el momento su plaza
de vocal, enjuiciando negativamente el
manifiesto de sus iguales corporativos del
23 de julio en lo que tenía sobre todo de reprobación
hacia las dos peñas federales de
CataluñaM.
Los nuevos consejeros brindaron el Programa
de Pi a todos los republicanos, sin
ambicionar jefaturas ni importarles el nombre
del hipotético partido único. No era a
buen scguro una filosofía universal, y aún
así qucdábasc corta para los fanáticos de
Lerroux dentro de la familia pimargalliana.
La evolución del republicanismo por aquel
riitoriies, i h u esi;i, disiha de favorecer
las tendencias integradoras. La Unión Na-
OUnversdad de a s Fanas d? Gran Canara i t o e c a Unuestsri Memmi Dgta le Caniris 20815
Los federales y Lerroux (1906-1914) 193
cional Republicana conoció a partir de la
primavera de 1908 una desintegración provincial
o regional que complicó sobremanera
el cuadro de la oposición antidinástica.
El descontento ante la asamblea unionista
se plasmó el 26 de abril en el Partido
Republicano Autónomo de La Coruña, que
al repeler cualquier «centralización» optaba
por una vía reconstructora de abajo a
arriba. En agosto, una asamblea consultiva
en el Centro Federal dio origen al Partido
de Fusión Federalista de Sevilla, amalgama
de pactistas y de radicales (unionistas antisolidarios)
bajo una fórmula muy elocueriie;
«Prug~drnd, Pi; jeldiu~d, Le1 IUUX».
El primer comité ejecutivo lo presidió el federal
Enrique Muñoz Vale, y entre sus máximos
edecanes estuvo un acólito suyo y
asambleísta de mayo y de los dos cenáculos
anteriores, Manuel Blasco Garzónx.
Al malograrse la unidad republicana
por la cima, parecía natural que se intentara
seguir las recomendaciones congresuales
arrancando de las instancias inferiores.
La Fusión Federalista basculó hacia el radicalismo
en los meses finales de 1910, según
las pautas del semanario El Pueblo, y
ello permitió al menguado PRF sevillano
recuperar su independencia desde octubre,
en medio de un resurgimiento andaluz
bastante limitado que abrazó a Hucha y
laén. Cuando tenga lugar en abril de 1911
la asamblea provincial del PRR de Scvilla,
con él se alistaron los Centros Federales
Radicales de la capital y de Alcalá de Guadaira,
además de la Juventud Federalista
Radical de Mairena del Al~or'~.
Tn marginaciíin de los federales radirales
de Santander en la asamblea nacional
postrera no acabó con su estevanismo, a
pesar de que subió el descrédito del consejo
y en especial el del ((diputado solidarion
Pi y Arsuaga. A primeros de julio de
1908, la Agrupación Republicana Radical
emprendió el camino hacia el PRF Autónomo,
designando una comisión para seguir
ei camino de La Sorufia y de otras
provincias. Frente a los pimargallianos «legalista~)
d, el vástago del Maestro, los autónomos,
«que acatan a Lerroux como caudillo),,
anhelaban ((un consejo general de
verdad, que sea la representación fiel de los
federales de todas las regiones,). El manifiesto
A los rrpublicanos tnontañesrs, del 15
de agosto, significó por el momento el
aplauso de la junta municipal autónoma),
a la presidencia de Estévanez y al reagrupamiento
de las huestes republicanas bajo
la bandera del Programa de 1894. Más de
la mitad de dicha junta provino de la Agrupación
Radical Revolucionaria, que desde
la Casa del Pueblo cultivó un dinamismo
que iuiiiidsia'ua iüii la abulia de :a üii-a CÜrriente3'.
Los acosos entre los dos federalismos
de Cantabria remitieron al adentrarnos en
1909. El PRF Autónomo llamó al PRF y a la
UR a una asamblea conjunta para el 21-28
de marzo, a fin de instalar el Partido Republicano
Único con el Programa integro
de Pi y federarse después con los homólogos
de las provincias limítrofes. La confluencia
tripartita no salió adelante, al refutar
los unionistas las exigencias programáticas.
El 4 de julio, en la Casa del
Pueblo, cristalizó finalmente la unificación
de los pimargallianos, los históricos y los
autónomos o radicales, sin que durara mucho
la avenencia como 4nicos,,. El mantenimiento
de la Agrupación Republicana
Radical impuso, igual quc cn Scvilla, la entronización
del PRR, sellada en una conferencia
del 2 de octubre de 1910. Los ya orgánicamente
lerrouxistas aseguraron su
compatibilidad con el ideario del 22 de junio
J suwoincidmrias con los «federales
de abolengo,,, apartándose del PRF porque
su consejo nacional no les merecía confianza
alguna desde que la autoexclusión de
Estévanez acrecentaron un desgaste y una
pasividad suicida^?^.
El persistente duelo por causa de la Solidaridad
también justificó en Sabadell un
desmembramiento hacia el radicalismo,
iras dos años de lidias enconacids. Ni semanario
;Rebeldes! se enfrentaron los rota194
A,qiistín Millnres Cantero
tivos continuadores de El Pacte, primero
Ciutadania y después El Federal en su segunda
época. Entre abril y marzo de 1908
fue reorganizada la Juventud Federal, reafirmando
su definición ((solidaria)), mas la
incidencia dc los antiguos clementos de
Fusión y de UR no tardó en sentirse. A
principios de septiembre, dos candidaturas
pugnaron en la elección del comité municipal.
De un total de 254 votantes, la de los
federales «solidarios» sólo obtuvo 78 papeletas,
reservándose 175 la de los antisolidarios,
que sumaron las 39 de la barriada
popular de la Creu Alta. El ascendiente de
ios vencedores iiego además al Circo1 Federal,
donde el día 18 fue derrotada una
moción de censura adversa al colaboricionismo
con los radicales por 216 frente a 151
votos. Los lerrouxistas del PRF pasaron a la
ofensiva desde una posición de fuerza,
obligando a la redacción de El Federal a
abandonar el Círcol a mediados de noviembre.
Días después llegó la prueba decisiva
al decidirse en asamblea la separación
de la Solidaridad por 203 sufragios
contra 131, gracias precisamente al cambio
de actitud de algunos prohombres como
Juan Torras Serra y José Soler Agustench.
Espoleados por este tercer triunfo consecutivo,
Amadeo Aragay y los suyos reclamaron
la renuncia de Pi y Arsuaga a su acta3F.
El comité municipal de Sabadell había
pasado a manos de la Juventud Radical y
sus opositores acusaban a los lerrouxistas
y a los xfederals falsaris)) de pretender
cambiar el segundo adjetivo del partido. Al
mediar diciembre, los «solidarios) consim..;,%.,,
.,,,,,Y -1 %.,.,-.,o, 1, ;,.m*, A;, bU"'V" " L"CC' "1 'C"V ' "'UC '" ,U"'" ""CL
tiva del Círcol, por 254 votos frente a 202,
manteniéndose el Federal Social de la Creu
Alta al lado de sus antagonistas. Para entonces,
Bruno Lladó y sus amigos ya estaban
encuadrados en el Partido Federal Catalán.
En las municipales de 1909 contendieron
por separado las dos formaciones
pimargallianas: la federal-solidaria, en
unión de nacionalistas republicanos y catalanistas;
la federal-radical, dentro de la
((Coalición Republicana Federal),, en alianza
con Fraternidad Republicana. Los líderes
de la segunda coincidían con sus afines
de Santander en distribuir por igual sus
afectos entre Lerroux y Estévanez, convencidos
de que debían radicalizarse y no morir
de inercia, arrastrados por la plana
mayor del PRF. Emprendieron una depuración
de la Juven[ud Fede~dl, expeclie~itando
a los refractarios de las municipales,
e intentaron a su vez reconquistar el Círcol
amparados en las columnas de El Combate.
Algunos socios del mentado casino fueron
expulsados del PRF por el comité municipal
en febrero de 1910. La reacción de
los mismos consistiría en presentar una
proposición con 180 rúbricas encaminada a
conformar en el Círcol una sección política,
revestida con rango de delegación partidaria.
La reforma de su reglamento salió
airosa el 6 de marzo y al mes siguiente el
comité respondió fundando el Centro Republicano
Federal Radical, mientras adjudicaba
a sus adversarios el propósito de
querer catalanizar el PRF para después
confundirlo en la reciente UFhTR. No sucedió
tal cosa, pero sí empezó a concretarse
desde las legislativas de mayo la inculpación
adversa, la que conduciría luego de
otra división al PRR de Sabadell. Durante
estas elecciones, precisamente, Pi y Arsua-
"pa no rnmpitií, por sil tradirinnal di~trito,.
resultando elegido por Madrid en el marco
de la Conjunción; Julián Nougiiés Siibirá,
por su parte, mantuvo su credencial por
la circunscripción tarraconense, en plancha
con el ex federal lerrouxista Massó y surnufid~
d a p ~ y ad~ !=S p~sibilistacy radicales
autononiistas de Reug6.
1,as pérdidas a costa del lerrouxismo, ya
directamente o por mediación de fusiones
autónomas o únicas, con fisuras o no de los
contingentes pactistas, coexistieron con las
que siguió prodigando la UR tras morir
Salinerón. El ex federal y masón Rosendu
Castells Vallespí presidió a los unionistas
de Madrid y en la asamblea nacional de febrero
de 1911 llegó hasta la secretaría de su
Los federales y Lerroiix (1906-1914) 195
directorio, localizándose entre los apoderados
de la misma el del comité y Círculo Republicano
Federal de Villaiiueva y Gellrú y
los de los comités onubense de Berrocal y
riojano de Calahorra". Dos futuros corifeos
del partido de Pi y Marga11 en el bienio
reformista de la Segunda República, Rodrigo
Soriano y Augusto Vivero, director
de Espana Nueva, tambien participaron en
el cónclave. Pero en su antesala, sin embargo,
retornaría al PRF el catedrático de
Ciencias Aniceto Llorente Arregui, convertido
al punto en gran figura del federalismo
estataP. Los trasiegos raras veces beneficiaron
a los decanos de la izquierda
burguesa, y asimismo se perpetuaron las
asociaciones comunes donde muy a menudo
corrían el riesgo de la absor~ión"D~.e sde
1910, la UFNIi de Cataluña aglutinó bajo
la batuta de Vallés y Ribot al grueso de
los republicanos «solidarios», firmando sus
Bases constitutivas del 1 de abril cuatro individuos
de la asociación Cataluña Federal
con una larga experiencia en los consejos,
comités y cabildos de toda clase (Miguel
Laporta, Julio Marinl, Ramón Roig y Conrado
Roure)'O. De los 45 representantes
efectivos que habían tomado parte en 1898
en la asamblea reorganizadora pimargalliana
de Figueras, por lo menos cuatro estaban
a esas alturas con la UFNR y otros
t a n t ~ cce r i e! ! c r r e ~ x i s = c ~ ~ .
LAS NUEVAS TENSIONES DE LA
CONJUNCI~N
La gestación de un federalismo lerrouxista
tardó más en Madrid que en otras ciu-
A - A -- "nuca, O ñ !O siiiiio no ndqükió relevancia
sino con más retraso. El 1 de diciembre de
1910 salió a la calle el trisemanario La Bandern
Federal, ((Defensor de la Conjunción
Republicano Socialista,>, cuyo director-propietario
fue un empresario minero de Sevilla,
Hilario Palomero Fernández, a la cazón
presidente del Centro Republicano Federal
de la Zona Sur, donde tuvo su sede4>.
Aparte de Estévanez, con asiduas crónicas
<(Desde París», el plantel de colaboradores
incluyó entre otros a un integrante del comité
permanente de 1908, Ubaldo Romero
Quiiiories, iricoryoracio al fin al equipo redactor;
también tendríamos que destacar al
valenciano Gustavo A. Sorní, a Eduardo
López y López y a un joven letrado que
empezaba a ganar renombre, el riojano
Eduardo Barriobero y Herrán, ex salmeroniano
y contiguo inventor de la Liga Anticlerical
Española desde las columnas del
semanario La Palnbra Libre, futuro campeón
de los federales neointransigentes de la Segunda
República y antagonista de su colega
canario José Francl-iy Roca. El periódico
de Palomero afirmaba ser al unísono federal,
conjuncionista y admirador de Lerroux,
disponiendo de una importante red
de corresponsales en provincias. Dos asambleas
del PRF madrileño, el 6 de febrero y
el 8 de agosto de 1911, recalcaron que la
publicación no era portavoz suyo autorizado.
La personalidad de Lerroux fue objeto
de ataques en la prensa federal durante el
primer cuatrimestre de 1910, alcanzando
desde Ln Llrchn de Vigo y Tarragonn Fedeval
hasta el transmisor público del consejo4? Ln
Bandera Federal, por el contrario, hizo causa
común con él al producirse en el mes de
diciembre las intervenciones de Azcjrnte e
Iglesias en el Congreso sobre los escánda-
!=S Uc !z gcutión r~dicz!c fi c! ayunt~ii-ticritv
de Barcelona, arrojándolo prácticamente de
la Conjunción. Estévanez se solidarizó
igualmente con Lerroux y Sorní combatió a
los dos consejeros que pertenecían al directorio
conjuncionista, Félix de la Torre y
Fiaiicisiu Pi, pul de~duiur i~dder forma implícita
a su distante presidente. Y en contra
del trisemanario de Palomero se situó el
comité municipal valenciano, a través de
España Nucvd4.
El mandato del consejo nacional de sólo
pactar alianzas electorales con instituciones
que estuvieran dentro de la Conjunción,
mereció desde luego las censuras
de los federales lerrouxistas madrileños. Al
separarse de aquélla el PRR y la UR, das
196 Ag u s t í ~ m illares Caiitero
dos ramas más frondosas que poseían, Palomero
y sus adláteres empezaron a exigir
una reconsideraciOn congresual y el acercamiento
a Lerroux, respaldándolos por
ejemplo el comité municipal de Murcia y
contradiciéndolos el de Cartagena y El Ampurdnnés
de Figueras15. Si para los redactores
de La Baridera Federal era Lerroux tan pimargalliano
como ellos y entre sus dos partidos
no existía más que una diferencia
terminológica, la identidad programática
debía resolverse mediante la integración de
ambos en <da izquierda republicana),, con
una junta común. En esta alternativa se va
a insistir tras operarse el primer cambio en
la intitulación del periódico, distanciándose
de las pautas filoconjuncionistas que dominaban
entre los consejeros y en el comité
de Madrid.
Lns federales autónomos o radicales de
Santander, mientras tanto, emprendieron
una cruzada desde su semanario contra los
roniihlirannc de ~oEiiinriAn n a r a n ~ t a - --r r---r-.-
dos éstos en la redacción de Reylíblica. La
bisección provocó la derrota de sus candidatos
en las clcccioncs provinciales de
1911, y en las municipales inmediatas un
retroceso del republicanismo de la capital
en distritos que había monopolizado tradicionalmente;
los lerrouxistas sufrieron aquí
un .e spectacular descalabro, mientras los conju""o"'."ia . ii.ltlo&uc~arLe n e: aj-ür,;amiento
a siete de los suyos (de los que seis
eran republicanos), arrancando también
concejalías en Saritoria, Caslro Urdiales y
T~rrelavega~~.
En otras importantes ciudades, a la inversa,
ia Conjunción funcionó más o menos
reposadamente y sin competidores antidinástico~,
recibiendo en todo momento las
bendiciones del federalismo oficial. El PRF
de Málaga no había podido sacar provecho
de la temporal integración de la Federación
Malagueña de Belén Sárraga en 1905, y los
avances del socialismo y del anarquismo
fueron liquidando sus filones entre las capas
trabajadoras. Gracias a su inscripción
en el conjuncionismo local, como uno de
los socios menores de la preponderante
UR, al lado del PSOE, logró disponer de un
concejal en los comicios de noviembre de
1909 (Pedro Román Cruz), de 1911 (Bartolomé
Garzón Escribano) y de 1913 (José Somodevilla
López), es decir, hasta el fin de
lo que Arcas Cubero llamó la «República
Municipal,) malagueña. Con un embrionario
y tardío radicalismo, que no obedeció
siempre el divorcio de la Conjunción sancionado
por los diputados radicales en su
manifiesto de enero de 1911, se careció aquí
de federales lerrouxistas y de contraventores
del consejo nacionalJ7.
Tampoco en Las Palmas de Gran Canaria
experimentaron los seguidores del concejal
José Franchy Roca, propietario y director
de El Tribuno, sacudidas importantes
de esta índole. El farmacéutico Fernando
Fl6rez de la Iglesia, desde el rotativo El
Nuevo Régimen (agosto de 1911-febrero de
1912) intentó establecer una junta provinciz!
aiinanrln !os rleccnntentm hacia e! jnven
abogado laboralista y llegó a ofrecerse
a Lerroux para instalar el PRR, a partir de
una dialéctica similar a la de Palomero,
mas no contó con apoyaturas suficientes y
desapareció al punto de la arena política
insular48. El terreno no estaba aquí abona
do para esta clase de aventuras. Franchy
dio al PRF de la ciudad grancanaria una fi-
L ---- :-L- --..L-L ---- L- --- 1-
JVI L V I I U ~ YUC FIICLLJ~VCI ~ C I L C C L ~ L ~ L C I I L C LVIL ICI
renovación del republicanismo español. No
es casual que mereciera los encendidos
elogios de su paisano Estévanez y que hasta
el director de La Bandera Federal se sintiera
obligado a rendirse ante su ejemplo, a
sabienaas ae que era aigo anómaio en ei iederalismo
contemporáneo19. Las singularidades
del franchysmo procedieron de una
ajustada mixtura entre laboriosidad y vocación
obrerista. Desde su orto en septiembre
de 1903 hizo gala de tal naturaleza,
y la reaparición de El Tribiino el 1 de
mayo de 1909 marcó la consolidación definitiva
de los ensavos previos5".
En la primavera de 1913 disponían los
franchystas en Las Palmas de cinco casinos
Los federales y Lerroux (1906-1914) 197
en otros tantos distritos, destacando junto
al Círculo de Triana, asiento de la Escuela
Benot, el de la Unión de La Luz cun el Colegio
Pi y Margall; el comité de Telde inauguró
antes del año el Centro Republicano-
Sociedad Obrera. Durante el quinquenio
1910-1914 organizaron en ambas poblaciones
un total de 49 veladas y conferencias,
57 mítines y 18 manifestaciones, con las del
lo de mayo en primer término. La trabazón
republicanismo-sindicalismo no fue puramente
circunstancial o externa. Buena parte
de los 15 sindicatos capitalinos aclimatados
entre enero de 1909 y julio de 1913,
y sintomáticamente los de mayor afiliación,
estuvieron presididos por militantes
federales que a menudo desempeñaban simultáneamente
funciones partidistas5'. Su
papel sería definitorio en los conflictos laborales
que estallaron entre marzo de 1910
y diciembre de 1913, abarcando cuatro
huelgas portuarias y media docena en el
transporte y la construcción. 1 .os Iiirtiinsos
sucesos del 15 de noviembre de 1911 (seis
portuarios con carnet federal acribillados
por la Guardia Civil en el colegio electoral
de Molinos de Viento), pusieron de relieve
por enésima vez la estimación hacia
Franchy de los asalariados de La Isleta, y
las acciones de repulsa contaron con la presencia
de los diputados Nougués y Sorianc
jr dc! C G ~ C ~ Um!~ di.i!&o Llorei-ite. La escora
socializante del PRF grancanario, robustecida
por el conjuncionismo, tuvo
otros dos jalones: la construcció~id e la Casa
del Pueblo a partir del l de mayo de
1913, tras asesorarse Franchy en Madrid
rüil el prvpiu Pdbiv Iglesias, y ia coma de
posesión del primer comité reglamentario
de la Federación Obrera el 9 de agosto de
1914, a partir del grupo parasindical Renovación
ubicado en la Juventud de Arenales,
que lanzó el semanario homónimo entre el
25 de abril y el 10 de octubreQ.
Ya que el exponente grancanario era del
todo atípico entre los continuadores de la
obra de Pi y Margall, su evolucirín fue muy
divergente en la Península. Así pues, la
permanente sangría que experimentó el
PRF madrileño después de la VI1 asamblea
nacional, bien hacia los radicales o los
unionistas, pasó a ser otro de los caballos
de batalla del corrillo de Palomero. Médicos
como Rosendo Castells y el ex cantonal
Manuel Cárceles Sabater; abogados como
José Corona y José María de la Vega; comerciantes
como Ochandatay; industriales
como Félix de la Piedad; profesores como
Jesús Bardosa, y otros muchos, encontraron
acomodo en aquellas parcialidades y de
manera creciente en la lerrouxista, un éxodo
que no siempre llevó pareja la abjuración
de la ideología pimargalliana. A este
fenómeno contribuyó en cierta medida el
ascenso del ex diputado del unionismo y
ahora concejal federal, Aniceto Llorente
Arregiii, muy cuestionado por algunos viejos
militantes y en especial por los que abogaban
el consorcio con Lerroux, previo
deslinde de la Conjunción". La ojeriza hacia
aluiinnc n- -e Sfitns p e r ~ a ~ e c ei 6n ui. segundo
o tercer plano ante la reconducción
de los compromisos políticos y la exasperación
frente a <<lain difcrcncia y el abandono
de nuestros organismos directores,),
dentro de una total sincronía con sus gemelos
de Santander o de Sabadell. Según
Palomero, el PRF estaba <<enclenquey enfermizo
» desde la interinidad provocada
pür el iriiio dt. Esievdrie~.O tra asamblea
nacional debía, pues, superar urgentemente
la acefalía y «la anemia que nos consume
y nos está colocando al borde del sepulcro>),
dando entrada en la misma a todos
cuantos acatasen el Programa sin más
requisitos, aigo que no aceptó en absoluto
la redacción de El Nuevo Régimen".
El 27 de diciembre de 1911 se avino por
fin el consejo nacional a implicarse con el
esperado conciliábulo, interponiéndose
nuevos engorros. Entre la primavera de ese
año y el verano del siguiente fallecieron
tres consejeros: José María Torres Murillo,
Félix de la Torre y Eguía y Francisco Pi y
Arsuaga. Sin presidente desde hacía años
por la desidia de Estévanez y despojados
198 Agusfh Millares Cmtero
del vicepresidente, del tesorero y de uno de
sus miembros más valiosos, perdidos sus
dos einbajadores en el directorio de la Conjunción,
el PRF parecía deslizarse hacia la
extinción definitiva, acosado por el nacionalismo
republicano de Cataluña, por el lerrouxismo
en todas partes y por los particularismo~
d e los autónomos en varias, incapaz
de salir del marasmo en que se
hallaba y de dotarse de una jefatura con la
reputación necesaria para sacarlo de él. El
secretario Alfredo Flórez y los vocales
Eduardo López Parra y Aurelio Blasco Grajales
convocaron el 29 de mayo de 1912 la
cuarta convención de la etapa ulterior al
Maestro, previas consultas a los comités y
demás. Partiendo de la normativa aplicada
en la antecedente, serían representantes los
de ella que acreditaran su filiación, con derecho
a elegir otros dos los organismos instalados
después, incluyendo a los auxiliares,
y adjudicándose a cargos o ex cargos
piíblicos la condición de natos: las votaciones,
cumpliendo con la regla ya usual, se
realizarían por provincias y con un voto
para cada unaF5.
La VI11 asamblea nacional del PRF, que
Artola lamentablemente creyó la última, laboró
en Madrid del 22 al 27 de junio de
1912 con 83 apoderados de 40 localidades
de 22 provincias. Cinco de aquéllas eran,
rcspcctii~rr~cntccr,i gir.ariar de C6rdoba y
de Murcia, faltando sus capitalidades; cuatro
de Toledo; tres de Albacete y otras tantas
por Canarias, más dos por Madrid, lo
mismo que por Valencia. Junto a esta localización
preferente hubo notables ausencias
o acompañamientos meramente tesiirriuniales,
cual es el caso de los dos únicos municipios
de Cataluña, los barceloneses de
Villanueva y Geltrú y Vilasart de Dalt. Las
representaciones de Hilario Palomero por
La Bandera Federal y de Gustavo A. Sorní
fueron denegadas y a duras penas pasó la
del coronel Ubaldo Romero Quiñones, ex
diputado unionista por Pontevedra y como
tal partícipe en el congreso fundacional de
la ((Gran))U R en 1903, investido ahora con
la delegación de La Ltlclza de Vigo tras publicar
un año atrás un folleto anunciando
su retiro de la vida pública. Presidiendo la
mesa de discusión estuvo otro ex correligionario
suyo, José Rubáudonadeu Corcellts,
dispuesto a hacer tabla 1-asa de su inmediato
pasado unionista, de los pocos o
más significativos rescates en los vaivenes
de la década posterior a la muerte de Pi y
Margall. A su lado tomaron asiento jóvenes
valores de reciente promoción, sobre los
que recaería el destino de la estirpe pimargalliana
durante la Segunda República: José
Franchy Roca (vicepresidente lo), Manuel
Hilario Ayuso (vicepresidente 4"),
Emilio Niembro Gutiérrez (secretario 1") y
Ricardo Crespo Romero (vicesecretario 2").
Dentro de los delegados aparecen también
muchos de los mayores protagonistas de la
historia postrera del PRF, desde un Joaquín
Pi y Arsuaga hasta un Manuel de la Torre
y Eguía, pasando por el cordobés Rafael
Millán Hernández o los valencianos Blasco,
Sorní y Bartolomé Montañés Montagud,
poseedores ya de una extensa ejecutoria en
SLI senoih.
Los acuerdos de la VI11 asamblea giraron
en torno a las conclusiones sometidas
a su deliberación por el consejo nacional,
introduciéndose algunas modificaciones
por lo común secundarias. Aparte del mantonirniente
de !a C~njunci6nR ~ p h l i c ~ n o -
Socialista, el tronco básico de los mismos
concernía a las determinaciones de 1908 sobre
el partido único, con la condición previa
de asimilar el <(sistema federativo,>.
Desde esta óptica se apreció la necesidad
de yrüveeise de una incirva Cülis;i;iici6ii,
pues el Programa de 1894 había derogado
tácitamente muchos de los preceptos de la
carta magna aprobada en Zaragoza en 1883;
en abril del año siguiente, 43 socios del madrileño
Círculo de Horno de la Mata reconocían
que el [(pacto constitucional» estaba
aún por hacer, incluyéndose entre los firmantes
Ayuso y Niembro. Los congresistas
de 1912 no avanzaron nada en este ámbito,
y en lo tocante a Ia unidad republicana se
Los federales y Lerroux (1906-1914) 199
limitaron a escoger una comisión (Aurelio
Blasco, Alfredo Flórez y Aniceto Llorente),
que a principios de julio visitaba a Sol y
Ortega y a Melquiades Álvarez, acercándose
después a Lerroux y a Soriano. En e1
orden orgánico apenas se reformó tangencialmente
el reglamento de mayo de 190B5'.
La cuestión del partido único, que había
reinado pacíficamente en la VI1 asamblea,
ocasionó ahora varios contratiempos.
A la retirada de la delegación cordobesa se
adicionó el malestar palpable en algunas
otras, que escaló hasta los más altos peldaños.
Los siete consejeros nacionales investidos
suponían un ligero progreso en la renovación
emprendida cuatro años antes,
forzada por las defunciones y la permanente
inhibición de Estévanez, que no volvió
a merecer la confianza del plenario. Repitieron
el rico letrado de Talavera de la
Reina Eduardo López Parra y el valenciano
Aurelio Blasco Grajales, heredando
aquél la cualidad de ideólogo in partow qiip
había disfrutado el hijo del Maestro. Sendos
hermanos de dos de los fallecidos, Manuel
de la Torre y Eguía y Joaquín Pi y Arsuaga,
fueron aupados al mando central en
expresión del peso del ingrediente consanguíneo
y patrimonialista, ocupándose ya cl
segundo de la dirección de El Nuevo Régimen.
Ambos presentaron inmediatamente
ron~n&-r A -V - o-*---'-- y ~ c U 30ínb!ea LuLL"ULL
había decretado en la practica la disolución
del PRF, y sólo al primero se le reemplazó
con el reintegro de Alfredo Flórez. Así las
cosas, la regeneración qucdó personalizada
apenas por Aniceto Llorente, Eduardo Fer- --- iiáiidczuA c-li n --- . . T - - - 7 ~ - I ULV y ,u& r ~ d l l ~Ri ~ocya.
Los federales lerrouxistas, ya estuvieran
o no dentro del PRR, acogieron muy mal
las pocas resoluciones de la VI11 asamblea.
Para los santanderinos, si el consejo nacional
de 1908 no había respondido ((a la ilimitada
confianza. que en él depositaron,
los delegados de 1912 dieron pruebas de
(<manifiesta torpeza. al empeñarse en preservar
(da fiera independencia,, y despreciar
el concierto de ((10s federales históricos
» con el radicalismo. Hilario Palomero
habló, por su lado, de una asamblea «raquítica
y anémica), que había sido «un verdadero
fracaso político),, controlada por
antiguos unionistas y proclamando la (atopía
irrealizable., del partido único. Su periódico
volvió sobre la urgencia de instaurar
«la izquierda republicana con nuestros
hermanos los radicales)>, para dar origen a
un «Gran Partido Federal), que mantuviera
la coalición republicano-socialista, ya
que eran idénticos el Programa de 1894 y
el publicado por El Rndical de Madrid el 25
de agosto de 1911. Con tales convicciones
se explica perfectamente el desembarco de
algunos redactores o colaboradores del trisemanario
en el PRR; uno de ellos, Ricardo
García Prieto, íntimo de Francisco Pi y Arsuaga,
había pertenecido a la redacción de
El Nzlezio RCgimen. En 1913, Palomero y no
pocos hombres de su cuerda, del tipo del
maestro racionalista Tomás Jesús Barbosa y
Rai.i.tirta, están y2 dentrs de! lerr~uxismoo
son satéliles suyos, justamente cuando fue
desdeñada la reincorporación de Ln Bnndera
Federal al PRFSR.
El presidente López Parra y el vocal
Llorente entraron en el comité de la Conjunción,
aprovechando Id5 posibilidades
que les brindaba para sondear lu del partido
único y el programa común. Las sesiones
U d ruiisrju de septiembre y de noviembre
calibraron los obstáculos presentes,
y en una circular del 1 de enero se puso
en primer plano el restablecimiento organizativo.
La asamblea municipal de Madrid
rescató el 7 de abril los embites unificadores,
mas otro comunicado de los consejeros
en el mes de junio perseveraba en
afirmar la personalidad del PRF.
lJor si fuera poco, la misma Conjunción
también generó pendencias debido a la
postergación federal en Oviedo y en Palma
de Mallorca durante las elecciones municipales
y provinciales de 1913, llegándose
hasta el rompimiento en Gijón. El 12 de julio
reafirmó el consejo nacional su fidelidad
a dicha plataforma desde la típica re200
Agiistíii Millnres Cari tcro
moción de las uniones o confusiones permanentes,
no pudiendo contener el deterioro
que aquélla experimentaba entre los
pimargallianos ni siquiera la elevación de
López Parra a la presidencia del directorio
conjuncionista, con Llorente de secretario.
Este colectivo, de cualquier forma, permitió
ensayar una ~mconstrucción del republicanismo
español)) alentada por UR, PRF,
Partido Republicano Progresista, UFNR y
Partido Radical Conjuncionista, fuerzas refrendarias
del manifiesto A los republicanos
espnñoles del 1 de enero de 1914. El día 24
tuvo lugar en la Casa del Pueblo de Madrid
la conferencia estipulada, con participación
asimismo de los autónomos de varias
provincias. La simple toma de contacto
perseguía ante todo fortalecer el juego
de la izquierda burguesa en la Conjunción
y rescatar a la UFNR, apartada de ella en
el mes de junio. Tenía que decidirse allí la
fórmula de acoplamiento, ya se tratara de
fcdcración u de fusión en «un solo partido
con programa permanente o circunstancial,
hasta la terminación del período constituyente>,,
para nominar despues la «entidad
directora. que procediera. Llorente fue el
encargado de transmitir el canon innegocidlile
de los suyos; ..La República por norma,
la Federación por sistema)>E. l ex federal
Rosendo Castells denegó categóricamente
la Úi i imd yle111ibde 11 ~~ü i i~bdie- lea
UR y ello provocó el retraimiento pactista,
que afectó al plan asambleario del mes de
octubrp. Desae Ei iv'ucuo Régimen, íoaquín
Pi prosiguió mientras tanto con sus amonestaciones
hacia la permanencia en la
Conjunción.
Las legislativas de 1914 dieron al PRF
aparentemente cuatro diputados, mas en
propiedad tendríamos que reducirlos a
dos. Un consejero nacional, el jiennense
Eduardo Fernández del Pozo, mereció el
beneplácito de los federales de la UFNR en
el distrito de Gerona. En Madrid, aún protestando
por la desproporción a favor de
los unitarios en la candidatura conjuncionista,
el federalismo otorgó su primera acta
al letrado Eduardo Barriobero, ex candidato
radical en 1910 e incorporado transitoriamente
a sus filas desde agosto de 191 3,
mediando el compromiso de llevarlo al
Congreso. El catedrático del Instituto de
Córdoba y asambleísta de 1912, Manuel
Hilario Ayuso, venció en el distrito de
Montilla auxiliado por los votos conservadores.
Y un Julián Nougués cada vez más
exento tornó a vencer por la circunscripción
de Tarragona, enfrentándose con mayor
claridad al PRR y manteniendo el resguardo
de los radicales autonomistas de
Reus. Únicamente Fernández del Pozo y
Ayuso eran parlamentarios de fiar desde el
punto de vista partidarioffi.
Con posterioridad a la VI11 asamblea
fueron emprendidas algunas reorganizaciones
del PRF en distintas ciudades. En
Rarc~lonac, oincidiendo con su apertura, la
incitó una proclama de 14 lumbreras relacionadas
con los corros <<madrileños)d)e
1905. Mayor suerte tuvieron en marzo de
1913 los afiliados de Murcia, de cuyo comité
municipal era ya vicepresidente Enrique
HernAndez Gambín, gran mentor del
federalismo local hasta 1939; la figura emblemática
de Antonete Gálvez Arce les sirvió
sicmprc cn calidad de prototipo. Desde
octubre de 1912, por otro lado, prendió
el deseo de constituir la región de Castilla
:a NÜCÚ-aa,! disp~ncrscy o dc comit& en
sus cinco provincias. El 9 de febrero siguiente,
una comisión de la asamblea ((del
cd1iiÚ11 ~ndd~i leib(njü st5 Rubáüdoiiadeü,
Ernesto Solís y Eduardo López y López)
presentó un Proyecto de Constitución regionai
inspirado, iguai que ia dc Xiieri~ia
de 1904 o la de Levante de 1905, en la catalana
de hacía treinta años. El comité de
Valdepeñas elaborb su «constitución organica))
el 30 de julio. C'n mes más tarde era
convocada una asamblea castellano-manchega,
aunque la alteración de los presupuestos
constitutivos tampoco fue suficiente
para sacar adelante un propósito que
será rescatado en 1931. Por aquellas mismas
fechas resurgió el PRF en Tarragona,
Los federales y Lerroux (1906-1914) 201
tras el liderazgo incontestable de Julián
Nougués. Los 51 pueblos asistentes al cónclave
provincial de agosto de 1913 bajaron
a 39 en el de enero de 1914, dc los cuales
25 participaron en ambas reiiniones. Y a
pesar de semejante trasiego, el federalismo
disponía allí de tres diputados provinciales
y de 37 ediles. Leal a la Conjunción y circunstancialmente
a la UFNR, la bancarrota
de esta última a principios del verano le
hizo recobrar su plcna autonomía, que en
adelante siguió reteniendo frente a Madrid
hasta 193361.
Gl desai-rül:~d e los p l i i d u b repuliicanos
únicos o autónomos de 1908 renació en
1913 y afectó a los pimargallianos, espccialmente
en el norte, durante un cuatrienio.
Desde primeros de mayo había emprendido
el comité local del PRR de Santander
tratos con unionistas, federales y
reformistas para sellar un arreglo, que el
día 20 impuso la autodisolución cuatripartita
y dio origen a otro PR Único, bien distinto
del de 1909 y consagrado en una
asamblea del 27 de julio. Las reservas de Ln
Región Cántnbra a convertirse en vocero de
la neófita formación anticiparon, no obstante,
la temprana salida de los radicales,
reagrupados por Isidro Mateo el 10 de noviembre
bajo el sempiterno pimargallianismo
verbal. Al poco le imitaron los reformi
s t a~y dejaron por 4nicos» a la combinación
UR-PRF, de la que surgirá en el
último trimestre de 1916 el PR Autónomo.
Entre los dirigentes de ambas formaciones
brillan algunos de los más ilustres federales
de 1931: Antnnin Orallo, Ern~sto del
Castillo, Norberto Bacigalupi, Manuel Torre,
Eleofredo García, Leonardo Gorochategui,
e t ~ . ~ ' .
El PRF gijonés decidió el 13 de noviembre
de 1913 apartarse de la Conjunción Republicano-
Socialista y converger en el PR
Único de Asturias al lado de la UR, «bajo
la base de las autonomías municipal y regional,,.
Eüs eilliiiciiics lecieraies, Ramón
Fernández y Gervasio de la Riera, ocuparon
respectivamente la vicepresidencia y la
secretaría del comité local «único)), siendo
además siis delegados en el provincial. En
las páginas de su portavoz, La R q i ó n ,
abundaron las formulaciones pimargallianas,
pero ello no fue obstáculo para que se
admitiera sin repugnancia alguna la cobertura
estatal unionista, ante el descorazonamiento
de El N~rcvoR éginwiz. POCOd espués,
la fundación del PR Autónomo Aragonés
liquidaba la débil recuperación pactista de
Zaragoza acometida en abril de 1913. El
manifiesto A los rcp~iblical~odse Arngóri del
17 de julio de 1914 acogía íntegramente el
((credoi ecicrai)>,y entre sus firmantes estaba
un asambleísta del PRF en 1905, Emilio
Gastón Ugarte. Desaparecidos los más sinceros
discípulos y amigos de I'i y Marga11
en la región, el lerrouxismo no tardó en
atraerse por mediación de Manuel Marraco
a quienes sólo tenían convicciones autonómicas
sin trabazón real con el constitucionalismo
revolucionario de aquélh".
Menores influjos había tenido para el
escuálido federalismo vasco el asentamiento
de mancomunidades republicanas autónomas
en Vizcaya, Álava y Navarra. Los
pejuicios llegaron cuando al acabar 1913
se acople el Partido Republicano Vasco-Navarro,
encaminándose a una federación futura
con los de otras regiones, a fin de eiisamblar
nacionalmente un PR h i r n ajeno
al PRF. Tal diseño mereció juicios antetéticos
dentro de los federales y al cabo siipuso
otra fuente de preocupaciones y quebrantamiento~.
La revista del consejo nacional
lo condenó tajantemente, igual que
hiciera c m e! expmenta zrtur; e! cata!án
Bo y Singla, a la inversa, lo recibió con entusiasmo,
al apreciar en la confederación
de los partidos regionales el modelo yartidista
propugnado por el Maestro en sus
años juveniles. El PRA de Vizcaya reanudó
en noviembre de 1916 el coiriprurriisu vasco-
navarro y desde él fue concebida una
asamblea general en Zaragoza para el 25
de marzo cie i9i7. Joaquiin Pi y sus auxiliares
protestaron ante ese nuevo revoltillo
eminentemente unitario, que jugaba con
202 A p s f í i ~M illnres Caiitero
los ideales autonomistas ((metiendo la tijera
» en el Programa del 22 de junio. Y en esta
ocasión coincidió con ellos otro catalán,
Tomás Sánchez Jiménez, director de El Federal
de BarcelonaM. Aparentemente lo que
estaba en discusión era algv muy semejante
al cisma catalán de 1905; en el fondo,
empero, no se trataba más que de un acoso
del autonomismo descentralizador, si
bien presentado bajo un paradigma confederal.
Casi una década de bandazos, de indigencia
teórica casi general y de orfandades
carismáticas, dejaron al PRF expuesto al
ataque pemanente de los unitarios y redoblaron
la desconfianza provincial hacia los
albaceas del legado pactista en Madrid.
Muy pocos creían ya que podría ser un instrumento
efectivo de la democracia republicana
al irrumpir la Gran Guerra. Los disensos
de la Solidaridad Catalana impidieron
el rescate de los partidarios de Vallés y
Rihot y apenas posibilitaron la recuperación
parcial del espacio perdido, que caerá
progresivamente en manos del republicanismo
catalanista. Las actitudes err5ticas
del consejo nacional y el supuesto mito catalizador
del «partido único,,, socavaron
unos cimientos endebles y casi arruinaron
del todo las humildes mejoras de 1902-
1905. El partido de Pi y Margall, hecho a su
:--gcíi ALA LU jr ..,-L-L-L-L:C- , iw1-U .lYUl Y- -on?c ;--h-= 2 m~nt o -
NOTAS
i Basánciose Íunciameriidirrieiiit. eii la obra de
Emilio NAVARROH,i storia crítica de los hombres
del republicanismo catalhii en la última década
11905-19141, Barcelona, 1915, este progresivo
goteo de significados dirigentes quedó anotado
por Antoni JUTGLAR, Pi y Margall y el federalisrno
español, Madrid, 1975-1976, to 11, pp.
738-741 y 798-780, recogiéndolo asimismo
Santiago ALBERTE~l , republicanisine catnld i la
Restauració monárquica (1875-1923), Barcelona,
1973, pp. 228-229 y Joaquín ROMERO MAURA,
nerse en pie sin alguien que tomara sus
riendas, aureolado con algunos de los atributos
del venerado Maestro. El ex ministro
Benot lo intentó como pudo, mientras su
colega de gabinete y sucesor demostró no
tener intenciones de imitarlo. El inverosímil
presidente federal que fue Estévanez a
lo largo de un lustro, entre los veranos de
1907 y 1912, laboró en la práctica como un
auténtico qziintncoli~rnnistaq ue franque6 las
puertas a los invasores capitaneados por el
«revolucionario» Lerroux. Detrás de los reproches
que recibieron las VI1 y VI11 asamhleñs,
~ l a n e ófi indammtalm~ntee l asedio
de los unitarios descentralizadores que no
se identificaban con el federalismo integral,
con el tan cacareado pacto sinalagmático.
Las maniobras de los federales lerroxistas
agudizaron los fenómenos centrífugos y
trajeron consigo la abigarrada secuencia de
los republicanos «únicos» o «autónomos)>,
la ampliación de las taifas convertidas al
cabo en filones para el radicalismo del Enzperador
del Paralelo. El difícil tránsito pactista
a la modernización republicana sólo
fue cubierto en unos pocos enclaves, como
los de Las Palmas de Gran Canaria o Tarragona,
cada vez más desligados del centro.
Y todavía reservaba el porvenir muchas
otras dentelladas de los nuevos repuh!
ianns.
1 - ,,- -ro-Dau- de fúepi i , E! o b r c r i s~cY ~Yc:>!YMd¿eY
1899 a 2909, Madrid, 1989, pp. 328 y 377-378.
A todo ello nos hemos referido en «El federalicmo
español a la muerte de Pi y Margall
(1901-1904)», en Veguetn, Num. 2, (Las Palmas
de Gran Canaria, l9%-1996), pp. 11 3-129.
Al «reiiovado aclivismo federal), de 1903-
1904 en la región se ha referido sucintamente
Antonio J. LOPEZ ESTUDTI-LO(,( Federalismoy
mundo rural en Cataluña (1890-1905).,, en
Historia Social, Núm. 3 (Valencia, invierno
1989), pp. 31-32.
Los federales y Lerroux (1906-1914) 203
El proceso rupturista puede seguirse en ((Bases
», El Nuevo Régimen, Madrid, 29-IV-1905,
pp. 1-2; .,Mensaje de los Federalistas catalanes
al Presidente del Consejo Federal Español,,
El Federal, Sabadell, 29-IV-1905, pp. 3-
5; <<Espectáculoo portuno)>,E l Nuevo Régimen,
29-1V-1905, p. 2; «Contesta del Sr. Benot
al missatje de la Asamblea dels federals catalanw,
El rederal, 6-V-1905, pp. 5-8 y CI Nuevo
liéglrnen, Y-V-1905, p. 1; y «La crisis del
Partit Federal», El Federal, 13-V-1905, pp. 1-2
y El Nuevo Rigimeri, 27-V-1905, p. 6.
<<Organizació federal de Catalunya.., La
Avanzada, Tarragona, 5-XI-1904, pp. 1-4; aAls
Republicans Demócratas Federals de Cata-
I i tnya~,F I F d ~ r f l i ,1 5-VTT-1-905, p 1; «Assamblea
Federal de Sabadellb,, ibíd., 29-VII-
1905, p p 1-5 (las reproducciones de El Nuevo
Régimen el 24-VII-1905, pp. 1-2 y el
9-VIII-1905, pp. 1-2); y ~Assamblea Federal
de Vendrelb, El Federal, 4-XI-1905, pp. 1-5,
más La Lucha Federal, Barcelona, 4-XII-1905,
p. 2 y El Nuevo R~jgimen, 6-XI-1905, pp. 1-2.
Unos breves apuntes sobre la concreción en
Cataluña de un federalismo que continuó
--'U--A-- - 1 :- ---:---1 --:L ---- A - 1-
C I LLIFOCICIU CII CVLLJCJV ~ L ~ L I V L C ~ L ,i c l l c l a l k u u ICI
duplicidad orgánica de la coyuntura 1896-
1900, se leen en Miguel ARTOLAP,a rtidos y
programas políticos, 1808-19.36, 1. Los partidns
políticos, Madrid, 1974, p. 398 y ROMERO
MALJRAp., 340. López Estudillo (avt. cit., p.
32), señaló cómo los federales ~~madrileñosn
pretendieron acentuar las diferencias con
los vallesistas en el tratamiento de las cuestiones
sociales, manteniéndose con ellos una
gran parte de ios núcieos procedentes de ia
Federación de Agricultores.
Apenas la mitad de los 58 comités instalados
desde abril de 1904, luego de una asamblea
regional en Alicante, se conservaban en pie
al acabar el año siguiente. Los problemas
económicos del rotativo El ~ederalq, ue escoró
claramente hacia los vallesistas, serían
puntual reflejo de unos apuros también inducidos
por la fragmentación catalana. Véanse
las epístolas que remiten al masón Aurelio
Blasco Grajales sus correligionarios
Gustavo A. Sorní el 7-X-1905, el 4 y el 8-VII-
1906 y el 30-111-1907, y Francisco Linares
Such el 3-1-1906, en Archivo Histórico Nacional
(Salamanca), Sec. Político-Social, Sig.
M 1557
Constitución de la región levantina)), El
Nuevo Régimen, 12-VI-1906, pp. 3-4 y 21-VI-
1906, pp. 2-4. La ((destacada influencia» del
texto alicantino en la Segunda República ha
sido señalada por Luis A c u i ~ OL c c i ~y h4anuel
MARTINESZO SPEDRxAF, ederalismo y regionalismo:
el Proyecto dc constitución para
el Estado Valenciano, de 1904», en Gumersindo
TRUJILLO(c oord.), Federalisrno y
Regio~~nlisrnMo, adrid, 1979, pp. 665-678. Vid.
también Agustín MILLARECSA NTERO<<, Efle -
deralismo español y los movimientos estatutarios
no catalanes en la Segunda República~,
e n Revista de Ciencias liirídicm. Universidad
de Las Palinns de Gran Cnnam, Núm.
O (Las Palmas de Gran Canaria, 1995), pp.
286-287.
¿3 Ldb p u v i ~ l ~ i ddb~ l d d l u ~ ddbp u1id1u11 ei 46
por 100 de las 220 actas y el 44 por 100 de
las 174 localidades admitidas en la VI asamblea
nacional, siguiéndoles las valencianas
con el 15 y el 13 por 100 y las catalanas con
el 9 y el 12 por 100, respectivamente. De llevarse
a un mapa las 12 poblaciones de Córdoba
que poseían comités, o las otras 16
donde ocurría otro tanto fuera de sus capitalidades
y repartidas por igual en las provincias
de Sevilla y de Jaén, nos encontraremos
con núcleos rurales donde hubo asociacionismo
libertario y, a continuación,
especíticamente cenetista. «Asamblea Nacional
Federalista de 1905n, El Nuevo R&iirirn,
27-V-1905, pp. 1-7 y El Federal, Sabadell, 27-
V-1905, pp. 1-3, ddriiids de ARTOLALo, 1, pp.
397-398.
9 Eduardo BENOT, «Concepto de la Solidaridnd
Cntnlanan (de El Poíc, Madrid), LB J i ~ c t i -
cia, Tarragona, 31-V-1906, pp. 1-2 ; Francisco
P1 Y SUNER, «La solidaridad catalana, 1 y
II», El Nuevo Régimen, 12 y 21-VI-1906, pp. 2
y «Catalanismo, Regionalismo, Separatismo
y Anexionismo por Francisco Pi y Margalb,
ibíd., 18-V-1907, p.1.
10 El día 17 se firmó un convenio en Barcelona
y pueblos agregados que exhortaba un
arreglo entre cl consejo y el comité, una
asamblea común y la diso~lución de las dos
direcciones barcelonesas, con la instalación
de una comisión interina. Vid. Gustavo A.
Sorní a Aurclio Blasco, Valencia, 4-VII-1906,
AHN (Salamanca), Sig. M. 1557, y aiFederales!)>,
El Nuevo Rigimen, 9-VIII-1906, pp.
1-2; aparte de P R F ~ ~ «NF,ed eralizar a !ns
federales,,, El Pacte, Sabadcll, 7-IV-1907, pp.
2-3; F. Pi Y ASUAGA, «Solidaridadn, El N14cvo
Rtíyirneri, 8-V-1907, p. 1; y ROMERMO ALRA,
p. 365.
11 Estuvieron representadas 14 localidades y se
adhirieron cuatro. De las 34 involucradas en
la asamblea de los federales «madrileños» en
Vendrell, nueve enviaron delegados y cinco
excusaron su inasistencia, desapareciendo
20; las principales incorporaciones procedieron
de Figueras y Sitges. «Asamblea federal
», El Nuruu Rigimen, 7-1-1907, p. 1 y Joseph
SOLERA GUSTENC«HA,l s joves federalistes
catalans*, El Pncte, 7-IX-1907, pp. 3-5.
12 <<ECl ongrés de la Joventut Republicana de
Catalunya)), La Senyera Federnl, Tarragona,
26-IV-1908, pp. 1-2, y ALBERTp~p., 229-230.
13 Gustavo A. SORN«~A, sí opinamos» (de El Federal,
Valencia), El Pacte, 25-V-1907, pp. 5-6 y
AHN (Salamanca), Sec. Político-Social, Sig.
M. 1557. Sobre las luchas entre las dos familias
unitarias, la Asamblea Regionalista Valenciana
de julio de 1907 y la frustración dc
la Solidaridad Valenciana, véase Alfons CUc6,
El unlerzcinrzisrrre yolític (1874-193G), Valencia,
1971, pp. 65-73 y 79-86.
14 CHOCAMA«S, olidaridad Andaluza)), El Nue-
! J n R&irnen, 36-VIT-1907, pp 1-7; Rafael CAMACHO,
«Extensión Solidaria», España Nuevn,
Madrid, 10-VII-1907, p. 2 y Jerónimo PALMA
REYES«,L a política cortesana y el separatismo,,,
El Nuevo R¿gimcn, 11-X-1907, p. 1; sobre
el último caso, «Un manifiesto. La Solidaridad
Gallega)), España Nueza, 23-IX-1907,
pp. 3-4. No parece que los federales hayan
tomado parte activa en la Junta Regional
Andaluza de Unión Republicana formada en
ce,.ri!!a en ; q t l ; n de lanb, ins:it,2ci& niio v i n
!---- 1--
especialista ha considerado parecida a la Solidaridad.
Fernando ARCASC UBERO((,R epublicanismo
y regionalismo en Málaga durante
la Restauraciónn, en Eduardo SEVILLA
GUZMÁN(e d.), Aproximación sociológica nl andalucismo
histórico. (Algunas nportnciorics al
centenario de Eloy Vaqiiero). A los setenta años
de ln asamblea de Córdoba, Córdoba, 1990, pp.
213-214.
15 Marques de SANS IMVN«,D e Solidaridad>>L,n
Región Cántabra, Santander, 31-VIII-1907, pp.
2-3, y Luis MASSO,« Mi aplauso)>,F ructidor,
Barcelona, 19-1-1907, pp. 2-3.
16 Las legislativas de 1907 no depararon en Cataluña
provechos para el PRF a pesar de la
Solidaridad, renovando sólo la otra acta Tulián
Noiigiiés por Tarragona; los demás federales
elegidos en la región se alineaban
con Vall6s. Por Álava retuvo el escaño el todavía
unionista Aniceto Llorente Arregui y
por Madrid, en candidatura unitaria, lo conquistó
el rico indiano Rafael Fernández Calzado,
ya postulante en la confrontación precedente.
Vid. ALBERTp~p,. 234-242; Joaquín
M" MOLINCE,l ecciot~esy partido^ políticos en ln
provincia de Yarragona, 1890-1936, Tarragona,
1985, vol. 1, pp. 45-53, y Javier TUSELLSo, ciolugíii
electurd de Madrid, 1903-1931, Madrid,
1969, pp. 61-76. Los preparativos del consejo
federal pueden verse en la circular de Benot
del 1 de abril, AHN (Salamanca), Sec.
Político-Social, Sig. M. 1557.
17 Bruno LLAD(~<,¡ Vida!))E,l Pnctc, 16-111-1907,
pp. 1-2 y «El federals y la Solidaritatn, ibíd.,
18-V-1907, pp. 3-4, además de ((Als electors
del Districte de Sabadell>$i,b íd., 20-11'-1907,
pp. 2-3 y Francisco Pi Y AKSUAG(A(I,n sistiendo
», iliíd., 24-VIII-1907, pp. 3-4.
18 J. ALTAMI«SD, c colaboración. Estévaiicz, Lerroux,
Calzadan, ;Rebeldps!, Sabadell, 11-1-
1908, y. 2 y -Para Francisco Pi y Arsuagao,
ibíd., 25-1-1908, pp. 2-3. . .
19 Es curioso que su herrndno Joaquín, dl continiinr
la hktnria de aqi1P1 y de $11 padre haya
dedicado muy adversos juicios a la <<mezcla
de elementos tan heterogéneos .. )) Joaquín
PI Y ARSUAGAAp, éndice hasin niiestros
días: Del absoli~trsnton ln Rep~íblicnd e 1931, en
Francisco Pr Y MARGALy LF rancisco Pi Y ARSUAGA,
Las grandes roritnociones del siglo XIX
c7n Espnñn, Barcelona, s.a., 2" vol., pp. 527 4-
531.
20 F. PI Y ARSUAGA«P, ara rectificar,,, El Nuerio
Rigi?ne!?, 26-1U-lQfl7, p. 1 ;. ,,LQs fpdprl!-sn,
ibíd., 24-X-1907, p. 1.
21 Sobre la susodicha Federación, la admiración
hacia Estévanez por «el romanticismo
aventurero y gallardo de su actividad revolucionaria))
y los ataques a la Solidaridad,
véase Alejandro LERROUMXi,s Mcnzorins, Madrid,
1963, pp. 354-355, 35Y-362, 430-434 y
519-52U. El prólogo de Estévanez al libro De
ln llichn, donde Lerroux condensó sus bregas
antisolidarias, constituye una buena expresión
de sus mutuas simpatías. La amistad
parisina y las similitudes entre ambos pcrsonajes,
al hilo de sus vivencias, han sido resaltadas
por José ÁLVAREJUZN CO, El Empcrndar
del Parnlelo. Lcrroux y la deniagogia popw
lista, Madrid, 1990, pp. 206-208 v 300-306.
22 Marqués de SAN SIMÓN, «Por Lerroiix,), La
Región Críntnbun, Santandcr, 29-X-1907, p. 2;
Los federales y Lerroux (1906-1914) 205
*cLerroux en Santandern, ibíd., 11-1-1908 y
«Don Nicolás Estévanez a la Junta Ejecutiva
de la Agrupación Radical Revolucionaria de
esta Provincia,>, ibíd., 6-11-1908, p. 3 (carta
desde París a Isidro Mateo y Celso Mir fechada
el 29 anterior). La génesis del radicalismo
en torno al mitin cántabro fue destacada
por Isidro MATEOK, ómo nació el Partido
Republicano Radical», en Antonio
MARSAB RACADOL, ibro de Oro del Partido Republicano
Radical, Madrid, s.a., pp. 45-46, y
por el mismo Lerroux, Mis Memorias, p. 435.
Vid. igualmente Octavio RUZ MANJ~NEl,
Partido Republicano Radical, 1908-1936, Madrid,
1976, p. 67; ROMERMO AURAp, p. 409-
410 y 432-454; Joan B. CULLAI C LARAE,l republicaiiisrne
lerrouxista a Ciztalunya (1901-
1923), Barcelona, 1986, pp. 182-184; ÁLVAREZ
JUNCOp, . 332, y, en particular, Aurora GARRIW
MA R TC~u~nt,u lrrilr 1902-1923: Elecciones
y partidos polítiros, Santander, 1990, pp. 52-
56.
23 Eduardo Benot a Aurelio Blasco Grajales,
Madrid, 5-111-1907, AHN (Salamanca), Sec.
Político-Social, Sig. M. 1557; <(El Consejo del
Partido Federal a sus correligionarios», El
Nuezlo Régimen, 18-111-1907, p. 1 y 22-VIII-
1907, p. 6; Francisco PI Y ARSUAG«AD, c1 partido)),
ibíd., 4-IX-1907, p. 1 y J. BRU FERRER,
«A los federales)), LR Seizyua Federal, 17-XI-
1907, p. 1. Cf. sobre las tribulaciones asolidariasn
entre los federales a Manuel SUÁREZ
CORTINA<,< SolidaridadC atalana y el republicanismo
histórico,>, en Congrh Inttevnncional
d'Historin. Catalunya i la Restnurnció, 1875-
1923 (Manresa. 1992). Manresa. 1992. pp.
115-126.
24 Félix de la Torre a Aurelio Blasco Grajales,
Madrid, 19-11-1908 y Gustavo A. Sorní a
ídem, Valencia, 29-11-1908, AHN (Salamanca),
Sec. Político-Social, Sig. M. 1557.
25 <,La Asamblea Federal», La Rqióri Cántilbra,
d ,7 7.7 * nnn LO-iv-lruo, p. 2; ió-'vT-1966, pp. 1-2 y 25-'vT-
1908, pp. 1-2; y GARRIDMO ARTÍNp, . 57. Sobre
la elección de los agentes catalanes, véase
<<Nostrpca rtitn, La Senyeua Fedevnl, 10-V-
1908, p. 3.
26 Francisco Pi Y ARSUAGA«P, artido únicon, El
N u c m Rigi:~iriiciz2, 5-XII-1907, p. 1 y «El partido
único y el programa comíuw, ibíd., 6-V-
1908, p. 1; ((La Asamblea federal y la Solidaridadn,
ibíd., 30-V-1908, p. 2 y 4.samblea del
PRF. Reunida en Madrid en 1908», ibíd., 9-
VI-1 908, pp. 1-2.
27 <(Hacia el programa y partido únicos, ibíd, 8-
V-1907, p. 1.
28 ((Apuntes de D. Eduardo Benot para un estudio
de la cuestión social>>i,b íd., 9-VI-1908,
pp. 2-4 y 20-VI-1908, p. 1, y una copia del
<(Informe del Consejo Federal a la asamblea
del partido)), AHN (Salamanca), Sec. Político-
Social, Sig. M. 1557, junto a «Reglamento
del PRF», ibíd., 20-VI-1908, pp. 1-2.
29 La asignación posterior de los cargos del
consejo resultó así: vicepresidente, Félix de
la Torre y Eguía; tesorero, José María Torres
Murillo; secretario, Alfrcdo Flórcz Conzilcz,
y vocales, Eduardo López Parra, Aurelio
Blasco Grajales y Francisco Pi y Arsuaga. Al
comité permanente, además de Palma, pertenecieron
Julián Nougués, Emilio Garcíd
López, Octavio Lartigan, Félix Jaime, Emilio
Albiach y Ubaldo Romero Quiñones. Francibco
PI Y ARSUAGA«A, bdmbied Federal»,
ibíd., 30-V-1908, p. 1 y ARTOLAto, 1, pp. 401-
402.
30 «Carta de don Nicolás Esté\,anez», La Región
Cántabra, 16-V-1908, p. 2; «Al Partido Federal
y a todos los re publican os^, ibíd., 8-VIII-
1908, p. 2 y Francisco Pi u AIISUAGA«N, uevo
manifiesto», El Nuevo Rigimeil, 27-VII-1908,
p. 1.
31 «A Todos)), La Lucha, Sevilla, 8-1-1909, p. 1;
«A E1 Nuevo RL'gimen)), iúíd., 22-1-1909, p. 3;
ddeas, procedimientos y conductas», ibíd.,
30-1-1909, p. 1 y Manuel BLACCO GARZÓN,
<.Sol y Ortega)., zbíd., 5-11-1909, p. 1.
32 Muñoz Vale regresó al federalismo, pero no
así Blasco Garzón, elegido entonces presidente
honorario de la jiinta provincial radical,
uno de cuyos vocales fue Antonio Guerra
Ojeda, asambleísta federal de 1902. A iniciativa
del Centro Republicano Federal de
Mjlaga se plantcó a principios dc agosto
una asamblea regional andaluza. El 7 de diciembre
apareció el perindico ]a& Fi.di~rn1.
<(Ah a í ederdies de id Regiúii de Allddiu~íd»,
El Nuevo Rigirrieri, 28-VIII-1908, p. 4; «El comité
municipal del PRF (de Sevilla) a sus correligionario~
i~bí~d,., 22-X-1910, p. 2; .'Los fcderales
en Huelva», ibíd., 31-X-1910, p. 1 y
((Asamblea provincial)), El Pircblo, Sevilla, 18-
111-1911, p. 1 y 12-IV-1911, p. 1.
33 ((Vida republicana. Vamos a cuentas o federales
... a defenderse)), La Rrgióil Cántnbrn,
30-V-1908, pp. 1-2; <<Preparados>i)b,í d., 20-
VI-1908, p. 2; «Ni Pi y Arsuaga ni el consejo)),
ihíd., 27-VI-1908, pp. 2-3; «A los republicanos
de Santanderv y «El mejor remedio,,,
ibíd., 11-VII-1908, pp. 1-2; ((Sin citar nombres)),
ibíd., 8-VTTT-1908, p. 1; <(Acuerdop lausible,>,
ibíd., 29-VIII-1908, p. 2; .<Labor republicana)),
10-X-1908, p. 2 y «A EL PAÍSN, 16-
1-1909, pp. 1-2.
34 «Labor republicana)), ibíd., 3-IV-1909, pp. 1-
2; «A los republicanos montañeses)), ibíd., 3-
VIII-1909, p. 1; «Labor republicana. Asamblea
federal,,, ibíd., 10-VIII-1909, p. 2, «Paso
gigantescon, ibíd., 10-VII-1909, p. 1; «Honor
al hombre político y revolucionario^>, ibíd.,
17-TX-1910, p. 1; «El PRRn, ibíd., S-X-1910,
pp. 3-4 y «A los republicanos federales)),
ibíd., 28-1-1911, p. 1.
35 UN FEDERAL LERROUXISTA, «Crónica de
actualitadn, ;Rebeldes!, 12-1X-1908, p. 2; Bruno
LLAD~*(,A lerta,f ederales,,, Ciictadanin, 25-
VII-1908, p. 2; *Política localn, ¡Rebeldes!, 22-
VIII-1908, pp. 3-4, y «Solidaridad y Federalismo.
La reunión del partido republicano
radical (sic)», ibíd., 28-XI-1908, pp. 1-2.
36 ARNAUS4,' anorámiqiiesa, El rrderal, Sabadell,
5-XII-1908, p. 2, 26-XII-1908, p. 2 y 20-
111-1909, pp. 1-2; «Propaganda antisolidaria
». iliebeldrc!.. 17-1-1909,. pp. 1-2: «A los
amarillos», ibíd., 22-V-1909, p. 2; <<Lall uyta
electoral)), El Federal, 24-IV-1909, pp. 1-2;
(<Las eleccionsn, ibíd., 3-V-1909, p. 1; Amadeo
ARACAY'<,P ara los federales de la paz de
los sepulcros)~E, l Combate, 12-11-1910, pp. 2-
3; Elías MONSERRA«TD,e política federal. La
Joventut», ibíd., 19-11-1910, p. 2; Jost! SOLER
AGUSTENC«HE,l acuerdo)), ibíd., 19-111-1910,
pp. 2-3 y 20-1V-1910, p. 2; Jaime LLAGOSTEm,
«LTna oninirínu, ihíh, 9-IV-1910, pp. 1-2; r------
((Manifiesto. A todos los republicanos de Sabadelh,
ibíd., 20-1V-1910, p. l, y «A los republicanos
federales de Sabadell y su distrito)),
ibíd., 7-V-1910, p. 1. La problemática
de las legislativas en el distrito puede seguirse
en <<D1eleccions)E>l, Federal, 30-1-
lYUY, p. 1; «La nostra actitutw, iDid.,6-11-
1909, p. 1; «Electorales», El Combate, 30-1V-
1910, p. 1, y (<Ayer y hoy),, ibíd., 14-V-1910,
p. 1. Sobre Tarragona, véanse los manifiestos
de Nougués y Massó en Tnrrngoiza Federal,
7-V-1910, p. 2, ademis del pormenorizado
análisis de MOLINS, vol. 1, pp. 59-63, y
en cuanto a la candidatura conjuncionista
por Madrid y otras provincias, TUSELLp,p .
83-95 y Maximiano GARC~VAE NEROM, elquiades
Aívarez. Historia de un liberal, Madrid,
1974, pp. 225-237.
37 Un agente de la asamblea municipal federalista
madrileña, el consejero nacional Torres
Murillo, saludó a los congresistas con estas
reveladoras pdiabras: aya sabtis muy bien
que el Partido Federal, en política, siente como
los árabes en religión: el ideal es sólo
grande)). PARTIDO NACIONAL DE
UNION REPUBLICANA, Asnnrblra Nacional.
Madrid, Febrero de 1911. Libro de Actas, Ma-
&id, 1913, py. 7-8.
38 Vid. Agustín MILLARECSA NTERFOr,n ncl~yR oca
y los federnles en el «Bienio Azaiiictnu, Las
Palmas de Gran Canaria, 1997 y <(La IX
asamblea del Partido Republicano Federal y
las aportaciones teóricas de Aniceto Llorente
», en Homenaje a Antonio B¿tliei~court Mnssieu,
Madrid-Las Palmas de Gran Canaria,
1995, tO 11, pp. 485-520. Llorente fue candidato
de la Conjuncirín por el distrito de Laredo
en 191U (GARRIDMOA RTÍNp, p. 76-78).
39 Libro de actas del Casino R~.pnblicanod ~Ig. i ialada,
AHN (Salamanca), Sec. Político-Social,
Sig. B. 1.070.
40 dJnión Federal Nacionalista Republicana de
Cataluñan, El Nuezlo R2ginieri, 9-IV-1910, p. 1,
además dp Salvadnr CANAsI.. 1 n r rw~ t i h nr atalana
desde el punto de uistn espniiol. Aiitecedentes,
Madrid, 1919, pp. 354-356; ALBEIU~,
pp. 265-268 y 288-296; ARTOLAt", 1, pp. 428-
430 y CULLAp,p . 274-279.
41 Con aquélla, Juan María Bofill, David Ferrer
Vallés, Joaquín Lluhí Rissech y Ramón Roig
Armengol; con éste, Alfonso Fábregat Badía,
Luis Massó y Simó, Jaime Ferrer Cabra y José
I'uig de Asprer. Añadiendo a David Ferrer,
miemhrn de 171 LTniSn, entre o!!^~ se !^-
calizan seis de los 11 redactores y colaboradores
de La Autonomía de Barcelona
(1898-1901).
42 Sufrió dos interrupciones y se intituló sucesivamente
«Periódico de Alianza Republicano-
socialista^^ (13-1-1912) y «Periódico de
Alianza Hepublicanan (30-Vlll-1913), a medida
que iba acentuando su independencia
frente al PRF.
43 <<Radicalesy federales», El Nlrrvo R@iirren,
26-111-1910, p. 1, y las apreciaciones posteriores
dc Félix DE LA TORRE«, El Jefe>,,i bíd.,
1-IV-1911, p. l.
44 Hilario PALOMER<O(ii iLerroux!!!>L,n, Bnndera
Federal, Madrid, 24-XII-1910, p. 1; «Carta de
Estévanez)), ibíd., 27-XII-1910, p. 1; Hilario
PALOMER«OE,m pecemos», ibíd., 5-1-1911, p.
1; Gustavo A. SORN~«O, piniones), ibíd., 17-
Los federales y Lerroux (1906-1914) 207
1-1911, p. 1 y «E1 Manifiesto)), 19-1-1911, p. 1,
además de CULLAp,p . 239-245.
AK c-L.- 1- ..&,.-:---:A- " --.. Ll: 7 . 1- 2:- ' 4 YWY'C ,a u r " i i i i & a c i w i i i ~ y u u i i c a i i a " ,a uiiconformidad
de una parte sobresaliente del
iinionismo hacia la alianza con los socialistas
y la pertenencia de la UFNR a la Conjunción,
véase un enfoque a propósito de la
asamblea de UR de febrero de 1911 en Manuel
SUÁRECZ ORTINA«L, a división del republicanismo
histórico y la quiebra de la Conjunción
republicano-socialista)), en Santos
JULIÁ(c oor.), El socialismo en España. Desde la
,funÚrtciúrr dei PSOE ;~ubiu i975, ivídUiiC<, 19%,
pp. 148-153, y una visión de conjunto sobre
la alianza con el PSOE en Antonio ROBLES
-FC - -F. A., ~M- -n -d- -~- -r .-n -i- 7.- ~ - -r -i - Tyi nre rro!lición. socialislas
y republicanos en la España de entresiglos)~
e,n José ÁLVAREJUZ NCO(c omp.), Poptilisrno,
caudillaje y discurso deniaxóxico, Madrid,
1987, pp. 143-157.
46 «Suicidio político., La Bandera Federal, 25-11-
1911, p. 2; ROMELOP«AC, onjunción Republicana>>
l,b id., 13-1-lYlZ, pp. 1-2; Eduardo ¿OPEZ
Y L~PEZ«U, na carta>*i,b íd., 5-111-1912, p.
2; Hilario PALOMER<O<,D aec uerdo,), ibíd., 18-
IV-1912, p. 1 y ,<A1 pucblo republicano. IV,,,
ibíd., 18-VI-1912, p. 1. La postura oficial acerca
de lrl Conjunción puede seguirse en Aniceto
LLORENT«EL, a unión republicana)), La
Repiíblicn, Santander, 4-111-1911, p. 1 y F. Pr Y
ARSUAGA, «La Conjunción de los federales)),
El Nuevo Régimen, 31-VI1-1911, p. 1, recogiéndose
los resultados de las elecciones
santanderinas en GARRIDMO ART~pNp, . 86-
88.
47 Los ináxinios directivos del Centro liepublicano
Radical de 1910 procedían de UR. El
concejal Pedro Román, que en las municipales
de mayo de 1909 se había presentado por
libre y sin éxito, asistió a la VI11 asamblea
nacional; su sustituto, Somodevilla, llegó a
desempeñar las funciones de portavoz republicano.
Vid. Fernando ARCASC UBEROEl,
repiiblicatzismo >nalagueño durante la Restauración
(1875-1923), Córdoba, 1985, pp. 304-384.
48 Fernando F L ~ K EDZE LA IGLESIA«, Al Sr.
Franchy. Conclusión», El Nueva Régirnen, Las
Palmas de Gran Canaria, 3-X-1911, p. 1;
.<Dos ahogados y algunos asfixiados», ihíd.,
enero 1912, p. 1; <(Que no lo entiende usted,
Señor Franchy)), 7-11-1912, p. 1 y «;Valiente
republicano federal!)), 13-11-1912, p. 1.
49 Nicolás ESTÉVANE«ZA, los federales de Las
Palmas),, El Tribuno, Las Palmas de Gran Canaria,
22-IV-1912, p. l; Hilario PALOMERO,
«Merecido homenaje)), Ln Bandera Federd, 2-
XJ-1912, p. 1, y :;E! pnt;iurca de! fedrr&sír,o
isleño», España Nueva, Madrid, 28-VI-1912,
p. 1. Los problemas de la moderni7ación reuublicana
va fueron recoeidos por Manuel
SUÁRECZ ORTINEAl ,r e f omimo erz España. Republicnnos
y refornzistas bajo la monarquía dc
Alfonso X I I I , Madrid, 1986, compendiándolos
en «La quiebra del republicanismo histórico,
1898-1931», en Nigel TQLVNSO(eNd .),
EI republicanismo en EspuNu 11830-19771, Ma-
1 , l 4nn" 9-,? 4 UIIU, 1773, pp. 137-103.
50 Vid. Agustín MILLARCESA NTER.OTr, abajadores
y republicanos en Las Palmas (1900-
1Y08)», en &g!!~tn, Núm 0 (Las Pa!míis de
Gran Canaria, mayo 1992), pp. 121-136. Las
conexiones del blasquismo con el movimiento
obrero, abordadas extensamente por
Ramiro RETG en Obrm i ciutodans. Blosqirisme
y moviment obrer. Valencia, 1890-1906, Valencia,
1982, fueron resumidas y completadas
por el propio autor en Binsquistas y ciericales.
Ln lucha por la ciudad de Valencia de
1900, Valencia, 1986, pp. 253-266 y (<Entrela
rcalidad y la ilusión: cl fcnómcno blasquista
en Valencia, 1898-1936»,e n TUWNSONpp, .
411-414. Otras referencias sobre el binomio
rtpublicanismo-obrtrismo pueden leerse cn
ARCASC UBEROpp, .242-252; CULLAp,p . 85-93;
ÁLVAREZ JIJNCO, pp. 141-143 y 447-451, y
Francisco LOPEZC ASIMIRMOa, sonería y ruptiblicnnismo
rn la Buja Extremadura, Badajoz,
1992, pp. 270 y 277-280.
51 La Socicdad de Obreros Cargadores de Carbón
por José Montelongo Gutierrez y Aiitonio
Reyes Madero (Unión RF); la Sociedad
de Obreros Albañiles y Similares por Francisco
Falcón Falcón y Cabriel Santana Rivero
(Juventud RF); la Sociedad de Obreros
Pintores por Antonio Cárdenes Rodríguez
(Círciilo RF); la Sociedad de Obreros Fogoneros
y Marineros por Pedro Montencgro
Castañeda (Unión RF); la Sociedad de Obreros
en Hierros y Metales por Miguel Barrerd
Alurisu y Francisco González Hernández
(Juventud RF); y la Asociación Obrera de Artes
Gráficas por Ramón Huguet y Bosch
(Círculo RF), con la particularidad de acceder
al comité municipal este último, Barrera
y hlontelongo. También el presidente de la
Sociedad Unión Obrera de Estibadores de
Carga Blanca, Antonio Rodríguez Medina,
que pasó de la redacción dc El Martillo a la
de EI Triblrno, estaba afiliado al PRF y posteriormente
accedió al comité. En cuanto al
Centro de Dependientes ciei Comercio y de
la Industria, cn 1913 tenía un vicepresidente
franchysta (José Doreste Morales) acompafiado
de c ~ ~ a t r~ni r r&oinnar inc e n
junta directiva de 11 miembros; entre ellos,
Sebastián Suárez León, presidente de la Juventud
Federalista y secretario del comité.
Los secretarios de los cargadores de carbón
y de los metalúrgicos, respectivamente Ramón
Colmenero y Sebastián Calcines, eran
federales, condición que también tuvo entre
otros el tesorero de Unión Obrera, Anibrosio
Medina Lorenzo. El Círculo trianero fue sede
de las sociedades de carpin+ro3 y &anistas
y de albañiles, fraguando en él la
Nueva Sociadad de Zapateros en 1914. Uno
de sus vocales de 1913. Manuel Pérez Nadal'
pertenecía desde el año anterior a la comisión
organizadora de la Asociación de Chóferes
y Aspirantes. La Juventud de Arenales
dio cabida a una incipiente agremiación de
los productores de tabaco. Y desde diciembre
de 1910 había merecido Franchy la presidencia
honoraria de las tres sociedades del
Puerto de La Luz. Archivo Histórico Provincial
de Las Palmas, Reformas Sociales,
Legs. 1 y 2.
52 Vid. sobre la consideración de la socialdemocracia
como una prolongación del credo
republicano, conforme al criterio de su estimado
Jaures, José FRANCHRYO CA~, Republicanos
y socialistas», El Triburzo, 10-1-1910 y
*(Para el lo de Mayo),, ibíd., 9-IV-1910, aparte
de Francisco GAKC~Y AG ARCIA«R, epitblica
y socialismo^>, ihíd., 19-X1-1910; Kamón
HUGUEYT BOSCH,« LOSd os sindicalismos~~,
ibíd., 11-XI-1912 y socialismo y federalismon,
ibíd., 25-VI-1913; y Sebastián SUAREZ
LEO^, «Los obreros,,, ibíd., 13-VI-1913. Referente
a las huelgas, José FRANCHRYO CA,[ <De
vuelta de Tenerife», ibíd., 20-VII-1910 y «Balance
de un año)., ibíd., 1-1-1913, además de
José GARC~Y AG ARCIA<,C onducta a imitar,),
ihíd., 24-VllI-1912. Para los episodios del 15
de noviembre, que trajeron consigo la publicacián
diaria del periódico federal, José
FRANCHRYO CA,< %Lhao rrible jornada,,, ihíd.,
25-XI-1911; «La sangre de Las Palmas,,, El
Socinlistn, hladrid, 15-XII-1911; elección
sangrienta», El Niwz~o Régimm, Madrid, 20-
XI-19 11 y «Jornada sangrienta)), iliíd., suplemento
al núm. del 22-XI-1911; «Discursos
pronunciados en el mitin del Circo Cuyás
... », El Pibiri~o, núm. extraordinario del
13-i-i9i2 y «¿os probiemas de Canarias.
Propaganda republicana. El mitin de Las
Palmas,).. Esaniia Nireva. 12 a 17-111-1912.Y en 8
terne a! i r g a n i c m ~in torgre-iz!, &deroncia
obreras)), Renovncióil, Las Palmas de Gran
Canaria, 23-V-1914; ((La federación local
obrera., ibíd., 30-V-1914 y Francisco GARC~A
Y GARCIA«S, ocialismo y República», ibíd., 25-
VII-1914.
53 «Recepción de federales)), El Pircblo, 7-XII-
1911, p. 3 y «Los federales de Madrid», La
Región Ciíntabra, 9-XII-1911, p. 2, y «A niiestros
correligionarios», Ln Bnildcrn Fcdernl,
,o ,,,n,f? - Q ,---- L.- 2 - 1 - - - l - - L - -
1 0 - V - L ~yL. LL., L UIIIU L I IUC~ L ICI UCI u t n l c a L a i
hacia el comité de Madrid, citemos el recurso
presentado por los asambleístas municipales
de tres distritos (Centro.. Congreso
y Hospital) en novicrnbre de 1910 ((<Al
Consejo Nacional Federalista>., ibíd., 8-XII-
1910, pp. 1-2).
54 Gustavo A. So~h í«,S iguen con la Unión,,, La
Baridera Fedrrril, 14-11-1911, p. 1; «Idea excelente,,,
ibíd., 21-11-1911, p. 1; Ililario PALOMEiiu,
%<Asamblenaa cional fcderalistan, ibid.,
11-VII-1911, p. 1 y Julio Dinz, &ituación del
partido),, ibíd., 21-1-1912, p. 7.
55 (<PartidoR epublicano Federal.,, El Niiroo Régimen,
29-XII-1911, p. 1 y Tnrrngoiia Federal,
30-XII-1911, pp. 2-3; Eduardo LÓPEZ PARRA,
«Requerimiento amistoso a los tedwalesm, El
Silevo R<lgirncn, 30-11'-1912, p. 2, y Kircular.
A los republicanos federales españoles>,
iliíd., 8-VI-1912, p. 2.
56 <(Asamblea del PRF celebrada en Madrid en
1912», El Ntiwo IVgitnrn, 30-VI-1912, pp. 2-
4; Ln Bni~derri Fcdernl, suplemento 2" al núm.
89 y 25-VI-1912, pp. 2-3; Marceliiio ÁNCEL,
(<La asamblea nacional de nuestro partido)),
Tiirragoria Federal, 6-VII-1912, p. 2, y Ubaldo
I<OMERO QUINONE~SF,e deralismoc aseron, Ln
Briridcw Feden~l,1 2 y 14-IX-1912,p p. 1, así como
ARTOLAto, 1, pp. 403-404.
57 (<Reglamento del PRFn, Ln Batzdcin lederal,
11-1-1913, pp. 1-2; ((Uemocracia relrolucionaria
y republicanismo científico*, ii~id., 3-V-
1913, p. 1, y «De la Asamblea Federal. Don
Manuel de la Torren, El País, Madrid, 30-VI-
1912, p p 1-2.
58 (<La asamblea federal», Ln Rcgióii Ciiitnbrn,
22-VI-1912, p. 1 y «Despucs dc la asamblea)>,
ibíd., 6-VII-1912, p. 2; Hilario PALOMEKV,
«Liquidación de cuentas*, Ln BnndeLos
federales y Lerroux (1906-1914) 209
rn Federal, 2-VII-1912, p. 1; Eduardo L ~ P E Z
Y LOPEL, «No podemos continuar así)), ibíd.,
11-VI-1912, p. 1 y «Sigamos la5 iiislrucciones
de D. Francisco Pi y Margall para reorganizar
a los federales», ibíd., 16-VII-
1912, p. 1; Hilario PALOMERO&,a ludo»,
ibíd., 22-VI-1912, p. 3; <<Identidadd e programa
», ibíd., 21-XII-1912, p. 1; <<Aml itin,),
13-TX-1913, p. 1 y ((Programa, programar,
23-XII-1913, p. 1.
59 AHN (Salamanca), Sec. Político-Social, Alicante,
Leg. 17/2; <<ACl onsejo Nacional Federal>>
E, l Nueuo Rkgimen, 10-VIII-1912, p. 3;
((El Consejo Nacional Federalista a los republicanos
federales de España)), El Tribuno,
L+i-i9i3, p. í; «Queja muy jubiiíicddnn, El
NLIWOR igimen, 20-111-1913, pp. 4-5; «El Consejo
Nacional Federalista a sus correligionariow,
El Tribnrzo, 26-VI-1913, p. 1 y Ln Bnildera
Federnl, 19-VII-1913, p. 1; «Protesta republicana>.,
E1 Nuevo Régimen, 10-VII-1913,
pp. 3-4; Hilario PALOMER(O<,A lianza,A lianza
», La Hondero Federal, 12-VIII-1913, p. 1; <<A
los republicanos españoles», El Nuevo Riginzen,
10-1-1914, pp. 4-5 y ~Documenitn tercssant),,
Tarrngona Fedeval, 11-1-1914, pp. 1-2;
J. BO Y SIXCLA ,p olítica republicana)), ibíd.,
28-IV-1914, p. 1; «Disertación sobre la unión
republicana,), El Nuevo RQimen, 31-V-1916,
p p 129-130 y F. MOLINESRA LCED(O<,L au niones
permanentes)), Sabadell Fcdernl, 25-X1-
1916, p. 1.
60 En 1916, el primero frie desposeído de su acta
por el Tribunal Supremo, resultando e! segundo
reelegido al heredar los tradicionales
soportes del histórico Jerónimo Palma Reyes.
Sin variar las circunstancias, Nougués
ganaría otra vez en su feudo personal y Barriobero
no pudo seguir beneficiándose del
puesto reservado a los federales por la Conjunción
en Madrid; éstos harían público su
disgusto por !u inc!üsi6r. cr. !a p!mcha de ii13.
republicano independiente y del socialista
Iglesias. La privación de Fernández del Pozo,
sin embargo, fue compensada con la salida
por Valencia del profesor y consejero
Aniceto Llorente. Vid. TUSELLo,p . cit., pp.
101125 y Oligri~qirífyl cnciqiiisnio en Andnliicín
(1890-1923), Barcclonn, 1976, pp. 248-249
y 372-374; MOLINSv, ol. 1, pp. 88-91 y 116-121;
Manuel Hilario Ayuso, lt~teru~ticiótyia rlatrrentrirlfl
Uei üipimao por ivíoniilir~, cn io yrimern
etapa de las Cortes (Abril-lidio 1914), Madrid,
1914,; y Joaquín PI Y ARSU~G«AL,a s
elecciones~, El lGiievo Riglttzen, 30-IV-1916,
pp. 101-102. Los forcejeos entre los conjuncionistas
durantc las luchas electorales de
1914 a 1916 han sido comentados por Antonio
ROBLESE GEA, «La Conju~xiónr epublicano-
socialista», en El socinlistno en Espalia, pp.
122-124.
61 «Los federales de Barcelona,,, El Niteao Régiinerz,
30-VI-1912, p. 5; Eduardo L ~ P EPZA RRA,
((Propaganda y organización», ibíd., 10-X-
1912, p. 7; «El Partido Fcdernl se mueve.
Proyecto de Constitución para la región de
Castilla la Nueva)), 1.0 Randvrri Ft&rnl, 8-1"
1913, pp. 1-2; <<Nuestrop artido)., ibíd., 22-
VII-1913, pp. 2-3; José SIN FÉ, «Notas tribia-
1L cAJ. ,,, i!;M., 4-!X 1913, p. 2; .<Les fedorz!es de
Tarragona,,, El Nuevo Rkgirrrcrr, 30-VIII-1913,
p. 3; ((Assamblea Republicana Federal)), TRrrnptin
Frdwnl, 24-VIII-1913, pp. 1-3: «[.a assamblea
del diumenge),, ibíd., 184-1914, p p
1-3; «Les principals causes de la disoliició de
la Jovcntut FNR,), Snbadell Federal, 24-1-1914,
p p 3-4; J. BRU PERRER«N, O es cuestión de
nombre. Para A. liovira Virgili>), Tarragoiia
Fedtw~l, 8-IV-1914, p. 1, y <(Asamblea de la
UFNIb, lbid., 7-vi-i9 i4, p. 2.
62 <(¿Qué republicanos desean la unión?);, Ln
Rcgión Cántnbva, 17-V-1913, p. 1; .<A los republicanos,,,
El Reformista, Snntander, 24-V-
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20-XII-1913, pp. 2-3; ((Hablemos claro,>,
OUnversdad de a s Fanai d? Gran Canara i t o e c a Unuestsri a e m m Dgta le Caniris 20815
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