VEGUETA, Número 4, 1999 (117-129)
La Fábrica Catedral
y la Mesa Capitular
de la Diócesis de
Canarias durante el
Antiguo Régimen
(1483-1835)
"Doctor en Historia.
Ounversdad de a s Fanai d? Gran Canara i t o e c a Unuestsri a e m m Dgta le Caniris 20815
118 Pedro C. Qirinfnna Andrés
D urante el Antiguo Régimen el Cabildo
Catedral de la Diócesis de Canarias tuvo
entre sus yriricipales funciones ser el
gestor de la Fábrica Catedral, entendiéndose
por tal cometido no sólo la realización
de su construcción y mantenimiento
sino también la administración de sus
rentas (participación en los diezmos, capellanias,
patrimonio), cuidado de sus ornamentos
y la realización del culto y del
ceremonial en su interior1. En los primeros
Estatutos del Cabildo Catedral, elaborados
y aprobados en Sevilla el 22 de mayo de
1483*, se hace especial hincapié en dicha labor
de la Mesa Capitular, la cual destinaría
aproximadamente un 8,2% de la masa común
de los diezmos a financiar dichos gastos.
Además, la Fábrica Catedral verá mejorado
su corto patrimonio inicial con las
diversas aportaciones de algunos prelados,
caso del obispo don Juan de Frías3, o por
las entregas de bienes inmuebles, escasas,
dnnadoc algii~mrf ieles. Todas !as apor taciones
se registraron básicamente entre finales
del siglo XV y principios del XVII,
siendo progresivamente transformados estos
bienes en capital líquido4.
La Fábrica Catedral experimentó a lo
largo del período estudiado unas sensibles
trancformacioncs en cl carácter de su administración,
en la gestión de sus rentas y en
!U c-vvo!üciSn de la cvi-is;l-ucci~,-d, e su +& -
ficio. Sus rentas van a sufrir reiterados
altibajos en función de los ingresos como
partícipe en los die~rnosd, e las coyunturas
sociopolíticas de cada período o por las
situaciones internas generadas entre los diversos
grupos de opinion formados en el
seno del Cabildo Catedral. En general, como
se ha mencionado con anterioridad, la
Fábrica recibía la mayoría de sus rentas, se
ha calculado hasta el 91,9%, de la masa de
diezmos, porcentaje al que se suman las diversas
partidas no abonadas por atraso en
la liquidación de los hacedores de esta renta
eclesiástica, siendo el resto, el 8,1°/~,
partidas integradas por los réditos de principales
de censos consignativos entregados
o de otros de carácter perpetuo, oscilando
su número entre los 38, recogidos para las
cuentas de 1635, hasta los 76 de las registradas
en 16905. En cambio, los gastos se repartían
entre múltiples partidas donde los
salarios ocupaban el 63,8% de los desembolsos,
el gasto en cera el 8,4"h o la compra
de ornamentos de tela y paño el 6,2%" Pero
estos porcentajes no se mantuvieron
dentro de unas constantes rígidas a lo largo
del Antiguo Régimen, sino que la gestión
y financiación de la Fábrica Catedral
experimentó evoluciones y recesiones en
diversos períodos.
Después del traslado oficial de la sede
catedralicia del Rubicón de Lanzarote a Las
Palmas el 20 de noviemhre de 1485, la
Catedral tuvo su primera ubicación en la
que posteriormente sería la ermita dc San
Antonio Abad, en pleno corazón del barrio
de Vegueta. En torno a 1500 comenzó a erigirse
el edificio de la nueva Catedral a la
qcc mritribl;iuyó csr, SU csfü?rzo e! Cabildo
eclesiástico y el obispo Diego de Muros,
aunque no pudieron evitar los reiterados
atrasos en las ejecuciones de la obra a causa
de las irregularidades y decrccimicnto
en las entradas de los diezmos; los sucesivos
conflictos generados en el interior de la
Mesa Capitular; el absentismo de los prelados
y los capitulares de origen peninsul
d ~ U, eii id íaiia de unas directrices generales
que permitieran iui plan constructivo
global. Ya en 1515 la iglesia había adquirido
ciertas dimensiones con el acabado dc
las torres, a las que se incorporan inmediatamente
las campanas y el reloj'. A estas
obras le siguieron la finalización de la Capilla
Mayor y de la sacristía en 1517, aunque
aún en 1528 no se había terminado la
capilla de La Antigua porque <<noa y madera)>$
E. n el año de 1536 el Cabildo paraliza
las obras con la mitad dcl proyecto
original de la Catedral acabado, dicha decisión
se originó por los elevados costos
y al comprobar los capitular~s «la pnca
renta que agora la Iglcsia ticne y la que a
más puede adelante tener, según la maneLa
Fábrica Catedral y la Mesa Capitular de la Diócesis de Canarias (1483-1835) 119
ra de la isla y los trato della que cada día
dismynuye», por lo que, vistas las previsiones
para terminar la obra «que no avría
fin» y porque «la mitad de dicha iglesia (...)
basta y sobra para el pueblo», se decide
se invierta el dinero existente en terminar
lo que faltaba con obra de mampostería
y se eliminara para su abaratamiento toda
la canteríaY. La mayoría de las capillas
comenzadas hasta ese momento quedaron
descubiertas, pese a los esfuerzos hasta el
segundo tercio del siglo XVI que realizaron
los obispos Torres y Alzolarás por mejorar
el templo. En el último tercio del Quinientos
la Catedral se conformaba como una
iglesia de planta de salón con tres naves y
una fachada con dos torres octogonales.
A finales del siglo XVI la crisis de las
exportaciones azucareras, el reajuste de la
estructura económica que gravitó en el Archipiélago
desde la llegada de los castellanos,
la cristalización de un nuevo modelo
de complementariedad ernnrímica o la restructuración
de la jerarquización regional
fueron algunas de las causas del resentimienlo
de las rentas de la Fábrica, lo cual
repercutió en la paralización de las obras
de la Catedral.
El ataque pirático de Van der Does a la
ciudad de Las Palmas en 1599 no supuso
un grave deterioro del edificio de la Catedi.
a:, a: vcasioi.iñi.sc s&, iii-tpoi.;nrL;cs desperfectos
en su mobiliario (altares, cuadros).
De esta manera, en la relación enviada
al Rey por el obispo Mal-thez de
Cenicero éste hacía una prolija enumeración
de los destrozos hechos en el interior
de ia igiesia por ia furia protestante que
«hizo pedazos todos los altares, púlpito y
parte del coro, y los órganos y un monumento
de madera que tenía precioso, lo
maltrató; llebose las caiiiyanas y relox; deshizo
todos los libros de canto, y quemó o
llebó los pergaminos; llcbose alguna plata
y hornamentos que estaban escondidos en
lugar secreto»"'. Los gastos de esta dcstrucción
se evaluaron por el Prelado en
13.500 ducados, preservándose el edificio
de una devastación de mayor grado gracias
a las supuestas negociaciones llevadas
a cabo por el prebendadu Cairascu, en
nombre de los capitulares, con los piratas
holandeses.
El Cabildo eclesiástico comienza el Seiscientos
con la gran tarea de recuperar el esplendor
de su templo titular, restructurar
sus rentas y mejorar la gestión de su patrimonio.
Pero, además de estos cometidos,
se vio en la obligación de contribuir con
una sustancial parte de sus capitales a favor
de la renta del Subsidio y Excusado demandada
por el Rey, entregando, al unísono,
numerosas limosnas y préstamos a
diversas instituciones rcligiosas, al Cabildo
secular para la reconstrucción de las defensas
de la ciudad y de varios edificios cívicos.
Se ejemplifica estas aportaciones en
los 475.200 maravedís prestados al Regimiento
de la isla para ayudarle a acondicionar
las callcs, murallas y servicios de la
ciiidad, en los 6.331 300 entreyarlw pnr vía
de la renta del Subsidio y Excusado para la
adecuación y reconstrucción de las
fortificaciones, en los 296.848 otorgados a
fondo perdido a los conventos y hospitales,
así como otros 96.832 para la Iábrica y recupcración
de crmitasn. Esta contribución a
la reedificación de la ciudad no impidieron
a la Mesa Capitular desarrollar una consi-
J---l-l- :1:---:x- A - ---:L-l-- >:..:-:A--
UGIOVIC I I L V *I I I L ~ ~ C I V IULL Cnylml ra U L L L ~ L U V J
a la mejora y ornamentación del templo y
a la construcción de diversas dependencias
del Cabildo (sacristías, sala capitulai; sala
de contaduría), elevándose este desembolso
entre 1600-1650 a una cantidad de
"" --- u.ml.z~/u maravedí~. Yicho gasto fue
aproximadamente el presupuesto global de
la contratación dc un total de 102 acuerdos
de obras -aunque éste debió ser aun más
elevado pues de 31 de ellas se desconoce la
cuantía de su e~tipu1ación'~-,c onvirtiéndose
en la institución con mayor volumen
de inversión y número de contratos
con artesanos de diversos oficios hechos cn
la isla en la primera mitad del Seiscientos.
Este desembolso tan elevado estaba poten120
Pedro C. Quintana Andrcís
ciado y fundamentado en un sustancial
incremento de las partidas devengadas por
los diezmos, gracias al aumento de las 1-entas
obtenidas a través del remate de los
cereales y el vino. La intervención en la
articulación de la complernentariedad económica
del Archipiélago, la posibilidad de
dirigir hacia los exportadores extranjeros la
producción vinícola o el lento pero importante
aumento en las contribuciones de
ciertos diezmos, como el de menudos o el
de huertas, permitieron a la institución y
sus capitulares emprender algunas obras
de cierta entidad en la Catedral, contratar
un elevado número de ministriles y desembolsar
grandes sumas de dinero en
mantener capillas como la de música. El
desarrollo cuantitativo de las rentas capitulares
facilitó al Cabildo, a través de un
considerable estipendio de fondos, llevar al
maximalismo el espíritu trentino y el deseo
de ostentación de un grupo de élite, en su
afán de perpetuar su memoria y poder
mediante un acelerado proccso de
«magnificencia de la religión» y «exaltación
del culto». Así, la inversión en ornamentos,
el aumento en las partidas destinadas
a contratar servidores, los cuantiosos
desembalsos destinados para cera y aceite,
etc., fueron una constante cada vez más
omnipresente en los gastos cotidianos,
-~-~ l fsiiem~pere f Y ~ e t z
tativa como medio de redistribuir una alíctiota
parte de lo que se detraía al vecindario,
intcntando evitar una probable presión
social contra la institución.
En las dos primeras décadas del siglo
Xv'i, q u i ~ dLU M de ids ubras II& subresaliente
encargada por la Mesa Capitular para
el acondicionar el interior de la Catedral
fuera la finalización de la capilla de Santa
Ana, cercana a la del prior Cairasco, en la
cual se invierte en 1612 unos 219.360
maravedís13. A partir de la segunda década
del siglo XVII las labores de reconstrucción
y adecuación del interior de la Catedral para
el culto se dan por terminadas y comienza
otro período, donde los desen-ibolsos
individuales de cada uno de los capitulares
marcarán una etapa prolongada
l-iasla los úllir~ios afius del Seiscientos. Varios
miembros del Cabildo solicitaron durante
años el patronato de algunas capillas
existentes o de nueva fundación, obligándose
a construirlas o acabarlas además
de correr con todos los gastos de su ornamentación
y dejar dotada suficientemente
su capellanía. Estas les eran asignadas por
el Cabildo en reunión plenaria, entregándoseles
a cada uno de los patronos como
gratificación por su generosidad entre
100.000 y 175.000 niaravedís de ayuda de
costos. Ejemplo de ello, es la adjudicación
póstuma de la capilla situada junto a la del
prior Cairasco realizada por el Cabildo Catedral
al chantre Jerónimo Alvarez de
Segura en 1613, recayendo dicho patronato
en Agustina de Ayala y Gregorio Alvarez
de Segura, hermanos del difunto, que
se comprometían a mantenerla, pues el
Chantre ya hahía hecho si1 c,ihrición, pnesto
un altar, construido la bóveda y realizado
un retablo1! También la capilla de San
Pedro fue adjudicada al deán Francisco
Mexías el 21 de febrero de 1630 con la obligación
de fabricarla y cubrirla. Después de
transcurrir unos años desde la muerte de
Mexías, siis albaceas corrieron con los gastos
de la nueva fábrica desde los cimientos,
pues se vicren ferzndes 2 dcrribnr la capi
Ila y fabricarla otra vez, construir la bóveda
con lazos de cantería azul, imitando los
dib~~jpoést reos de la capilla de la Virgen de
La Antigua, y ejecutar toda la obra de madera'-.
La actividad dei Sabiiao cn ia tercera
década del siglo XVII es frenética con una
considerable inversión en el remozamiento
y construcción de múltiples dependencias
situadas en torno a la Catedral y de su propia
sede capitular. La citada bonanza
económica, gracias al acrecentamiento en el
volumen de sus rentas, le posibilitó afrontar
estas nuevas obras (sacristía, sala de
contaduría, almacenes), disponer de un
considerable volunieii de maravedís para
La Fábrica Catedral y la Mesa Capitular de la Diócesis de Canarias (1483-1835) 121
la compra de ornamentos o el aumento de
la solemnidad del culto en sus principales
manifestaciones (misas, fiestas del Corpus,
procesiones, número de ministros). Esta actividad
se eiemplifica en 1623, cuando se
inicia la fábrica de un nuevo Cabildo ubicado
sobre la antigua sala de estudio, ante
la incapacidad e insalubridad del anterior,
donde se invierten 369.600 maravedís sólo
en la albaiiileríaI6, a los que debieron sumarse
Ins ~ S ~ Pd~F l. a ~xtrarricínd e la cantería
en el pago de El Lugarejo" o el corte
de la madera en el lugar del Pinar, encargada
a Alonso MartínI8.
Entre 1628-1635 se intenta retomar las
obras pendientes de las capillas que aún
faltaban por cubrir y la reedificación y techumbre
de la llamada «Iglesia Vieja». Esta
última comienza su restructuración en
1628, c ~ i n ~ ~ scel oco nlrala a Juan González,
vecino de Arucas, para cortar toda la madera
necesaria para la obra, por im montante
global de 237.600 maravedís. Estas
partidas de maderas son complementadas
con las cantidades traídas desde Tenerife
por Amaro Jordán, a través del Puerto de
Abona, por valor de otros 191.112 maravedísIY.
E1 mismo Amaro Jordán se comprometió
a reedificar la techumbre de esta parte
de la Catedral y también la del Sagrario
Viejo -el citado artesano seguiría para ello
el mismo modelo que había utilizado para
la fábrica de la iglesia del convento de San
Pedro Mártir de Las Palmas-, dándole todos
los materiales el C a b i l d ~O~t~ra.s de las
obras más sobresalientes del período fue la
construcción de la capilla situada jimto a la
del deán Mexías, por donde se entraba al
claustro. El Cabildo contrata para tal labor
a Juan Lucero. maestro de cantería, obligándose
éste a cubrirla y acabarla, construyendo
una bóveda de cantería con sus
lazos y un suelo del mismo material cnn
sus pasos. En consonancia con estas obras
se realizan otras como: una sala para cárccl;
sc alarga la Sacristía Mayor, ampliando
el osario; se adereza la cilla de Las Palmas;
se mandan a hacer a Martín de Andújar
un retablo para el Altar Mayor «pues ay
tan buena ocasión de artífice>>2d1;i versos
reparos en las torres de la Catedral y en las
capillas de San Andrés y San Miguel; limpieza
y nueva obra en el frontispicio del
templo; y un largo etcétera de fábricas de
menor cuantía durante esta última parte
del período estudiado.
A partir de la segunda mitad del siglo
XVII la situación económica del Archipiélago
se ve sometida a reiteradas crisis propiciadas
por las condiciones meteorológicas
-falta de lluvias, excesiva yluviosidad-,
las continuas plagas o las cambiantes
condiciones internacionales, tal como sucede
con la separación de Portugal de la Corona
española y el crack en las exportaciones
vinícolas a Inglaterra, ante el aumento
de los aranceles aduaneros y la competencia
de otros caldos. Esta situación tendrá
su repercusión en las rentas de la Mesa
Capitular y, por ella, en las aportaciones
a la Fábrica Catedral, la cual vio disminuir
sus ingresos de forma progresiva, al mismo
tiempo que aumentaban los gastos en relación
al capital disponible, hasta, incluso,
llegar en décadas como las comprendidas
entre 1686-1690,1696-1700 o 1726-1730 a tener
más salidas que entradas de numerarioZ2A.
ello se sumó las reiteradas quiebras
de hacinamientos y remates de rentas eclesiásticas
en diversas islas y años, teniendo
una evidente repercusión en la institución
y el agravamiento de las carencias económicas
arrastradas desde el último tercio del
XVII. Algimos obispos de la Diócesis, en
especial García-Jiménez, intentaron remediar
el gran problema en que se convirtió
gestionar el cobro y reparto de las rentas.
La pretensión del citado Prelado se enfrentó
a las reticencias del Cabildo, con el cual
sostuvo un largo pleito sobre la forma de
administrar los diezmos y el impacto que
dicha administración suscitaba sobre la Fibrica
Catedral, pues si éstos se «hubiesen
distribuydo y entregado a cada uno de los
interesados, lo que legítimamente le toca
sin quedar residuo cierto no era nesesario
122 Pedro C. Qllintnrin Andrés
otra quenta, liquidasión ni superintendencia,
pero quedando como quedan rezagos
y residuos en poder de los acedorrs siempre
queda pendiente la quenta que se le deve
tomar destos caudales, y por no haverse
egecutado con puntualidad a sucedido
faltar de su crédito algunos de los acedores
y son alcansados en cantidades
considerables y en expecial a padecido este
daño la Fábrica de la Iglesia Cathedral
»jJ. Situación ejemplificada en el Hacedor
nombrado para Tenerife entre 1679-
1680, alcanzado en su gestión por un
montante global de 85.000 reales, de los
que 63.000 eran del fondo de la Fábrica. Estas
recesiones implicaron la reducción de
los estipendios en los materiales de gasto
ordinario del culto y en el número de
servidores de la Catedral. En 1688, tras varios
meses adeudándoles ciertas cantidades
de trigo y monedas, los ministros no
pudieron recibir íntegros sus salarios al faltar
para ciihrirlor en e! fondo de czja 11.256
reales14.
La crisis financiera se agrava aún más
en el siglo XVIII cuando las rentas, pcrdidos
en parte los sustanciosos ingresos del
viduefio, se van a basar en las partidas ingresadas
por los rematcs dcl ccreal, millo,
papa y los cultivos de huertas, aunque la
recesión estructural del modelo económico
catab!cci& y lorsci: eradoj de
malas cosechas, auspiciados por la meteorología
o las condiciones sociopolíticas internas
y/o externas, tendrán una lurrte impronta
sobre todo el Archipiélago. La desorganización
de las rentas del Cabildo, las
quiebras cn ias etapas recesivas de 17UI-
1705, 1720-1725 o 1730-1733, o la introducción
de la moneda falsa en los aíios
1734-1735 ocasionaron un verdadero caos
en las finanzas del Cabildo, del que no va
a salir hasta bien avanzado el siglo. A ello
se sumó la especial atención prestada por
el monarca y la Cámara de Castilla, tras el
citado pleito entre el obispo García-Jiménez
y su Cabildo, sobre las finanzas de la
Fábrica Catedral y el cumplimiento del Cabildo
en su deber de mantenerla, ornamentarla
y cuidar del culto. Por una Real
Cédula de 1713 Felipe V envio a don Uiego
José de Tolosa, miembro de la Real Audiencia
de Canarias, para analizar las rentas,
tomar cuentas de sus atrasos y evaluar
el estado económico del fondo de Fábrica,
comprobando este delegado como aún de
las rentas eclesiásticas comprendidas entre
1682-1712 los hacedores debían a la Mesa
Capitular la increíble cifra de 766.481 reales
y 38 maravedís, por lo que <<seh allan
las capillas desnudas y la Yglesia sin los
ornamentos y adornos que la corresponden
(...), que otros que han sido hacedores de
rentas no tienen finalizadas sus quentas y
ay atrasos de muchos años, por lo que está
esta Yglesia falta de muchas cosas para
su culto y decencia)). El Cabildo se defendi6
entregando un memorial al Rey en el
cual explicaba que todo era una «calumnia
fecha conka esa Yglesia Cathedral sobre
indecencia de cxnzracxt~cj. !a =o paga de
alcanzes contra los administradores de las
rentas pertenecientes a la Fábrica, carecía
de fundamento, pues sus rentas iiiiporlaban
cada año noventa mil1 doscicntos y trcce
reales y veinte y sinco maravedís por un
quinquenio y sus gaslos precisos noventa
mil1 ciento y setenla y sinco reales y quatro
maravedís de que resiiltava que quandü
CidLd~li d> q ~ ~ t j ~io~si aacsim inistraáores
solía ser alcanzada la Yg l e~i a »E~l ~C.a bildo
esgrimía la animadversión del informe de
la Real Audiencia a causa de los sucesivos
enfrentarnientos entre ambas instituciones,
situación que invalidaba dicho memorial.
Yero, pese a estas explicaciones, la Cámara
de Castilla, por acuerdo de 4 de septiembre
de 1743, mandó al Cabildo presentar en
un plazo de cuatro meses las cuentas de la
Mesa Capitular y un testimonio ante el teniente
de Corregidor de todas las alhajas,
ornamentos y estado del aseo-decoro del
templo, además de ejecutar a los herederos
de todos los hacedores deudores con los alcances
registrados en 1713. Pcro los problemas
se suceden y la falta de transpaLa
Fábrica Catedral y la Mesa Capitular de la Diócesis de Canarias (1483-1835) 123
rencia por el Cabildo de las cuentas obligan
al monarca por R.C. de 28-1-1755 a enviar
a ui-i interventor general, don Gabriel Pérez
Blanco, para evacuar el ajuste de las cuentas
decimales. Desde su salida de Cádiz a
Blancu se le estableci6 por cuenln del Cabildo
un sueldo diario de 66 reales para su
manutención y pago del amanuense -se le
duplicaba su sueldo en los días de travesíahasta
el 15 de marzo de 1757, fecha cuando
en que da por concluida su misión26,
aunquc tras su marcha poco varió la situación.
Otros de los graves problemas que acuciaban
a las finanzas del Cabildo era el exceso
de partidas destinadas para las ceremonias,
fiestas o exequias desarrolladas
dcntro y fuera de la Catedral (Corpus, Semana
Santa, entierro de capitulares), los cada
vez más elevados desembolsos en la adquisición
de ornamentos o el mantenimiento
de un considerable número de
pleitos,. lo cual suponía el abono de varios
sucldos a los agentes cn la Corte, abogados
y procuradores, además de diversas dádivas
otorgadas a los capitiilares ddicados a
ejecutar los correspondientes memoriales y
desplazamiento~'~.
En el último tercio del siglo XVIII la situación
financiera mejora, tras diversos reajustes
en la división de las rentas eclesi
jsticU3, fGTEU & rcm3t~ &3tribuci&i &
los diezmos, adecuación de la administración
de los contadores y la introducción de
un cierto pragmatismo en los desembolsos.
Los positivos rcpuntes en los ingresos por
los diezmos, sobre todo después de la
~il"eld~izñci&d,e ; pi.eciU de los crira!rs cii
1765 y el incremento de las aportaciones de
los productos de huertas, de la salida de
nuevos envíos de caldos a America, las
nuevas ideas ilustradas, etc., influyó en
que el Prelado y el Cabildo Catedral decidieran
reemprender la definitiva construcción
de la Catedral. En mayo de 1765, tras
diversas evaluaciones, se acuerda empezar
las obras a causa de la escasa dimensión
del templo, al generar una gran confusión
a la hora del culto entre el espacio permitido
y vedado al público, su escasa estética,
según los cánones del momento, y mínima
fastuosidad, si se comparaba a los
nuevos templos surgidos en Teror o La
01-otava,a sí coi110 %<lrau ina que amenaza
la fábrica, pues en dos partes se halla rendida,,
comprometiéndose los capitulares a
la entrega inicial de 10.000 pesos para el
reinicio, sacados de la bolsa general, a la
vez que se solicitaba al Obispo intercediera
ante el Rey para ayudar con dádivas a esta
obra píaz8. Pero la falta de fondos, la
dcficicntc administración de las mandas
pías, la escasa circulación de numerario, la
nula respuesta del Rey a la demanda del
Cabildo y el crecido costo del presupuesto
de construcción obligó a aplazar el proyecto
tras acuerdo de 7 de junio de 1766. Pese
a esta nefasta coyuntura y la revocación dc
toda obra, los capitulares siguieron confiando
en la cosecusión del proyecto dejando
legados testamentarios de ayuda a
su conclusión. Ejemplo de ello son los 3.330
reales donados a la Fábrica por el doctoral
Alonso Falcón en 1774, o las entregas de
otros capitulares de parte de sus rentas, caso
del deán Domínguez, que en 1781 otorga
las obtenidas por su prebenda en el reparto
de las rentas eclesiásticas de
LanzarotezYT. ambién los capitulares solici-
!aren a trar.6~d e varios memriu!er enviudos
a la Cámara de Castilla y al Rey diversos
registros para América, intentando costcar
los 165.000 pcsos prcsupucstados por
el coronel Antonio Lorenzo de la Rocha,
técnico y asesor para la evaluación de la
-L-- A- 1- ,-'-'-A--l <-
u u l n uc in LnLcciini, y i i c , a c 5 u i i acr c r ~ ~ i i i i o -
ban, podían conseguirse en gran parte con
cinco registros destinados a Caracas, estando
la carga libre de arbitrios. A partir de
1780 se abre una segunda fase donde el Cabildo,
renovado por la llegada de nuevas
remesas de capital, gracias al incremento
de las contribuciones de las rentas del diezmo,
el saneamiento de su economía interna,
la reducción del gasto superfluo y el
aporte por el obispo Herrera de 20.000 pc124
Pedro C. Quintana Aiidrés
sos para el inicio de la fábrica, se empeña
en terminar la Catedral, encargando el proyecto
inicial al ingcnicro Hcrmosilla, arribado
a la isla para estudiar sus defensas y
diseñar sus mejoras. Mientras se realizaba
el proyecto definitivo se llevaron a cabo las
obras de derribo, apertura de cimientos,
compra de materiales, etc., pero el deseado
acuerdo entre Hermosilla y el Cabildo no
se llegó definitivamente a plasmar por
múltiples desavenencias entre ambas partes
en la concepción de la obra y su estilo,
sin admitir el ingeniero ninguna rectificación
a su idea inicial.
El despido de Hermosilla y las prolongadas
disputas de éste con algunos capitulares,
incluso ya alejado de la islam, no
fue obstáculo para que el Cabildo destinara
nuevas remesas de dinero hacia la
construcción dc la Catedral que, hasta nucva
designación del director del proyecto,
siguió avanzando con el derribo de parte
de la obra antigua, la adquisición de varios
inmuebles cercanos y la contratación de diversas
partidas de material. Así, a los 2.000
pesos presupuestados por año en 10s últimos
meses de 1780 se anadieron otros
8.000 a fines dcl siguicntc año, intentando
acelerar la constriicción. En reunión de 9
de junio de 1781, el Cabildo elige a su
secretario, Nicolás Eduardo, por sus acreditñdnc
m&itn, cnmn rlirecf~r de Iri nhrri
pues <<aunquen o sea profesor de arquitectura
por genio, por natural inclinación y
por las observaciones que ha hecho en muchos
de los buenos edificios de España ha
dado muestra de alguna inteligencia en es-
L A .--L--.. ?- :..L > -
Ld IlldLClld>', dLLllYLLC llLLC&ldUU ); Supervisado
por una Junta nombrada para tal
fin3'. La designación de Eduardo no cerró
las dificultades en la dirección y erección
de la obra, ya que dos fueron los principales
problemas planteados: la falta de capitales
y las desavenencias internas entre los
propios miembros del Cabildo. El primer
problema se planteó con la negativa inicial
y posterior limitación impuesta a las
inversiones por la Mesa Capitular, ante los
inconvenientes introducidos por el monarca
para otorgar ciertos arbitrios, caso de los
permisos de navegación de productos de la
tierra, o contribuciones directas dc ayuda.
Pese a estas dificultades, el 12 de junio de
1781 las obras clieruri cvmienzo con la
colocación de la primera piedra por el obispo
Herrera, dándose principio a una febril
etapa constructiva. En 1789, tras la recesión
económica de 1785-1789, a causa de las
deudas acumuladas y el retraso en la recaudación
de los diezmos, se tomó la decisión
de que sólo se contratara un montante
de obra anual equivalente a 5.000 pesos,
ajustándose a ello las listas de materiales,
oficiales y peones. Una vez más, en 1791,
ante el momento crítico que se respiraba
entre los capitularcs, se vuelve a enviar a
través del canónigo Madan un memorial
de solicitud de ayuda para la fábrica del
templo al Rey, destacando entre otras cosas:
la entrega al Cabildo de la gracia otorgada
al de Covadonga para construir su
santuario, finalizada su vigencia el 5-12-
1791 o, en todo caso, la aportación realizada
por cl Obispo de Canarias a la citada
construcción; la asignación de las medias
annatas dc las prebendas de los capitulares
o las pensiones de la vacatura de la mitra;
la entrega de la mitad el fondo pío-beneficial
de la diócesis o las rentas vacantes
de 2!001'1fi2C -v.itrz~ de !E&~; = n l i r = r i Á n -r---------
de parte de las limosnas repartidas por el
Prelado en las isla; permitirles tomar el
fondo de Depósitos a censo; o quc cl Rcy
impusiera LUI arbitrio sobre el aguardiente
de cana y el guarapo exportados por los
put.iios de Caiacas, Caiiipeciie y id iidiidna.
Finalmente, no se consigue la anuencia
real y la Mesa Capitular debe restringir
aún más las aportaciones de sus fondos
destinados para tal fin, invirtiéndose, incluso,
la mayor parte de la prebenda destinada
a financiar los pleitos del Cabildo. En
1793 la situación financiera de la Mesa Capitular
se vuelve insostenible y con la necesidad
de abonar los sueldos de los rninistros
de la Catedral, registrándose en la caLa
Fábrica Catedral y la Mesa Capitular de la Diócesis de Canarias (1483-1835) 123
ja de la Fábrica sólo 2.500 pesos. Tras un
análisis de la situación se comprueba que
desde 1789 se había incumplido el acuerdo
de limitar los gastos anuales a los 5.000 pesos
acordados, pues, incluso, se sobrepasaron
los 8.000. Nuevos reajustes en los salarios
de los ministros, adecuación de la gestión
de la contaduría, división de algunos
diezmos, fiscalización anual de los hacedores
o la toma de los fondos de las diversas
mandas pías a censo fueron alg~tnasd e las
reformas introducidas para sanear la hacienda
catedralicia y de la Fábrica. También
el Cabildo tomó nuevos capitales a censo
consignativo del fondo de capellanías y del
Comunal, hasta casi los 36 millones de maravedí~
p, ara intentar acabar la obra3?.P ero,
como se decía más arriba, las desavenencias
entre los capitulares también
influyeron en el devenir del proyccto. Uno
de los conflictos más señalados fue el planteado
por el canónigo Róo en 1783, cuando
tachó al Cabildo de malversador de fondos,
dilapidador del dinero de la Fábrica,
de cohecho y mala gestión general, enviando
memorial de su protesta al Obispo,
prolongándose por esta razón la tirantez en
cl seno del Cabildo durante varios meses.
En 1793 se registra otras de las confrontaciones
cuando Nicolás Eduardo veta a Bernardo
Cabrera, maestro de albañilería procpdpnfp
dp cá&z, n a r 3 ~ n t r > 2r tr2h2i3i- 9 r --.----- J ---
la obra pues, segíin éste, se <<exparcióla
voz de que venía con destino a cerrar las
nuevas bóbedas, voz mui consona al concepto
en que estaban muchísimos de que
yo no era capaz de desempeñarlas>>a, causn
de la ignoraiiciñ y de !as gestiones nnke
las altas instancias de la Corte de Hermosi-
Ila que, desde Madrid donde aún tenía
abierto un expediente contra el directvr de
la obra, había propalado su incapacidad
por lo cual «vendría muy bien al delator,
favorecido de la distancia y del transcurso
del tiempo poder representar allí que para
cerrar y rematar la obra trajo de España un
maestro como prueba de la verdad y sinceridad
de su denuncia. No le faltaron amigos
que exparciesen en Tenerife la voz de
que nuestra fábrica estaba ya rendida y
abierta en uno de sus principales ángulos)),
por lo que solicitaba al Cabildo le otorgara
todo el poder necesario para contratar, pagar
y despedir- a todos los oper-ar-ios de la
obra, así como la de convenir el tiempo de
trabajo o la adquisición de materiales, limitando
en sus prerrogativas a sus compañeros
de Junta. El Cabildo, a causa de la
tesitura, le inviste con el grado de director
plenipotenciario, medida que es contestada
por sus companeros de Junta, el Chantre y
el canónigo Vélez, con su dimisión, al creer
cumplida su misión ante las reiteradas
ausencias del director, a causa de su mala
salud, o cuando se quedaba en casa por «la
ocupación de sus planos,), pues en los trece
anos que lleva al frente de la obra sólo
se ha mezclado cn 4 manejo de sus compases
y en dar las direcciones competentes
a los trabajadores quedando el resto a la
Ambos declaraban no intentar
usurpar la gloria de director por realizar
una labor mecánica y oscura, por contra
pensaban cn cl bien comíin del Cabildo y
fieles. Finalmente, se admite dichas dimisiones
y se nombra como miembro perpetuo
de la Junta a Eduardo y como sus compañeros
a los racioneros Camacho y Albiturría.
Per i 12 finy.ncir.ciSn y t 6 r r r . i ~ d~e !a
obra se van a ir prolongando a medida que
aumentaron las aportaciones del Cabildo a
los diversos donativos de la Corona, caso
de la los 12.000 pesos donados al rey para
la guerra contra Francia en 1794, o los
-. .L-:J:-- -..L A: .--.:.- - 2 - m - - - / --- :11-
J L ~ U J ~ IUCD~ cnunuluuLallus CLC 1 y JU LILIIIUnes
concedidos por el papa Pio VI a Carlos
IV, la contribución a la defensa del Archipiélago
con préstamos para financiar la
construcción de dos barcos para atajar cl
corso inglés pululante entre las islas, la
aportaciones para el abasto -por ejemplo, el
anticipo de 8.000 pesos del Subsidio y Excusado
registrado en 1800 para la traída de
pan de la Península-, a lo que se añadieron
la crisis finesecular del sistema o las diver126
Pedro C. Quintana Andrés
OUnversdad de a s Fanas d? (,ran Canara i t o e c a Unuestsri Memmi Dgta le Caniris 20815
sas carestías generadas por las adversas
condiciones meteorológicas. Una vez más,
los ajustes en los presuyuestos para la obra
intentarán equilibrar los ingresos y desembolsos,
volviéndose por sesión de 17 de
novicmbrc dc 1796 a rccordar a la Comisión
encargada de la construcción que sólo
se gastara 5.000 pesos anuales, por lo cual
algunos oficiales y peones cesantes por la
falta de dinero se desviaron hacia la
construcción del Colegio de San Marcial,
obra emprendida por el Cdbildo desde rnediados
de la década de los noventa. Sólo el
incremento de ciertas partidas de los diezmos
procedentes de ias recauaaciones ae
huertas, de la venta del cereal de las islas
con excedentes, el incremento de la circulación
monetaria y las contribuciones extraordinarias
de los prelados y el cabildo3he
pudo concluir la mayor parte de la obra interna
del tcmplo cn 1805, aunquc ya
Eduardo había fallecido en 1798. El 12 de
junio de 1805, día dcl Corpus Christi, fue
inaugurada la Catedral por el deán Toledo,
tras permiso del Obispo, ausente en esos
días de la ciudad. En 1804 había tomado el
relevo de Diego Nicolás Eduardo el escultor
José Luján Pérez que entre 1805 y 1815,
año de su muerte, concluyó el cimborrio, el
coro y gran parte de la fachada. Pero desde
1805 y, especialmente, tras la muerte de
Luján las obras fueron poco a poco paralizándose,
a la vez que se introducían
numerosos ajustes en el proyecto para reducir
gastos. De esta forma, no fue un hecho
aislado la decisión catedralicia de 27 de
abril de 1807, al aprobarse un memorial de
propio Lujiín Pfrez por cl cual cesaba en la
dirección del templo «concluido los objetos
principales para que el Cabildo le trajo
a ella» y se reducía el gasto a sólo 3.500
pesos anuales"". Pese a ello, el Cabildo,
reconociendo la labor de este insigne escultor
durante los tres años de director, le
pide no se retire del todo de su dirección y
siga unido a ella, supervisando la cantería,
albañilcría o las plantillas de la cantería,
aunque con un sueldo de 500 pesos frente
a los 1.500 de la etapa anterior. Finalmente,
tras la muerte de Luján, la división del
Obispado, el grave endeiidarniento de las
rentas de la Catedral, los empréstitos para
ia guerra contra ios franceses3" o ios aiti'uajos
en la recaudación de los diezmos se genera
un prolongado paréntesis en la obra
hasta la llegada del obispo Buenaventura
Codina, a mitad del siglo XIX, cuando se
retoma un nuevo intento de finalización
del templo.
NOTAS
1 Es por tanto el edificio de la iglesia pero también
el del conjunto de derechos y rentas que
percibe para su conservaciUn, reparaciones,
ga-stos en P! ci.~!to divino, etc Ya en la igl~sin
cristiana primitiva una porción de las rentas
eclesiásticas entregadas por los fieles se destinaba
para dichos estipendios. En el Concilio
de Tento se determinó que toda la inversión
en ornamentos, culto y construcciones se
abonaran de los propios fondos de la Fábrica
y si ésta no podía cubrir todo el capital se
compartiera con sus patronos y en último lugar
con los feligreses por medio de limosnas
y donaciones. Para ampliar el significado de
Fábrica dentro del derecho canónico véasc
A.A.V.V. El derecho pntuirno~iinl canónico en Espnña.
Salamanca. 1985. CORRASLA LVA~CO.-R ,
URTEAGAEM BIL,J .M.: Dicciorinrio de Drreclio
Canónico Madrid 1989
VIERYA C LAVIIJO.d,e : Noticinc de ln Historin Ge-
~zernl de las Islas Conarias. Tomo 11. Santa Cruz
de Tenerife. 1982.
El citado Obispo dona, a través de su testamento
otorgado el 20 de octubre de 1485 en
Jerez, a la Fábrica Catedral: una casa en Lanzarote;
dos viviendas en Fuerteventura (una
en La Antigua y otra en Asguey); dos pares
de casas en Las Paln~aso, torgando de ellas un
tercio a la Fábrica y los otros dos al Cabildo
Catedral, siendo el lugar de su ubicación el
La Fábrica Catedral y la Mesa Capitular de la Diócesis de Canarias (1483-1835) 127
actual palacio episcopal. A ellas se unieron todas
las cantidades adeudadas al Prelado en
las islas que pasaron a engrosar el patrimonio
de la Catedral, quedando su gestión a cargo
del arcediano Pedro de la Fuente. Además, legaba
una piara de cerdos y cierta cantidad de
colmenas; tres esclavos; así como diversos
ornamentos de seda, terciopelo y plata. Al
Deán y Cabildo otorgó una huerta que tenia
de su propiedad en la zona de Pambaso (Las
Palmas), véase MILLARETSO RRESA, .:Historia
General de las Islas Carinrias. Las Palmas de
Gran Canaria. 1977.
4 En el primer tercio del siglo XIX la Fábrica
Catedral tenía como patrimonio un total de
7 fincas rústicas con ~ i n as~ .iprficieg lnhal de
dos fanegadas y diez celemines a las que se
unían cuatro fincas urbanas, vtase SUÁREZ
GRIMONV, .: La propiedad pública, zlinctdada 11
eclesirística en Grm Canaria, en la crisis del Antiguo
Régimen. Tomo 11. Madrid. 1987.
5 QUINTANAAN DRÉSP, .: *Propiedad iirbana y
economía. La financiación de la Fábrica c;-
tedral de Canarias entre 1624 y 1748», en
Amiarlo de la Facultad de Geografía Htstoria de
la Univt.rsi&d de Las ~ a i n i a cae Graii Canaria.
no 2, págs. 143-157.Las Palmas de Gran Canaria.
1997.
6 El resto de los gastos se repartían ci-i: el 4,2%
en mano de obra y materiales; el 9,1°/o en pasivos
de atrasos de diezmos no abonados; y
en otras partidas e1 8,2% del total, véase
QUINTANAAN DRÉSP, .: Art. cit.
7 Actas del Cabildo Catedral de la Diócesis de
Canarias. Tomo 1. Sesiones de 19-10-1515 y 5-
11-1515, en estas reuniones se le da poder al
Deán, al Chantre y al Arcediano de Tencrifc
para estas adquisiciones.
8 A.C.C.D.C. 'lomo 111, folio 3 recto. Sesión de
8-2-1528.
9 A. .C.C.D.C. Tomo N,f ol. 64 r. Sesión de 10- * r m ,
L-IJJO.
10 RUMEUDE ARMASA, .: Canarii~sy el Atlríiztico.
P~rateríasy ataques navales. Tomo 111, parte 2",
pág. 1.072. Madrid.
11 YUÍNTANAAN DRÉSP, .: Las sombras de iina ciudad:
Las Palmas desp~/kdsdp Vm d ~Dro es (1600-
1650). Las Palmas de G. C., 1999.
12 Ibídem.
13 A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano:
Andrés de Rosales. Legajo: 943. Fols. rotos.
Fecha: 10-3-1612. Luis Báez, maestro mayor
de cantería, se obligaba a hacerle una bóveda
de malpaís, la cual finalizaría en el mes
de septiembre de 1612.
14 A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano:
Hernán García Cabezas. Legajo: 1.049. Fols.
rt. Fecha: 7-6-1613. Se solicitó su adjudicación
el 5 de diciembre de 1611. En ella se establecería
una capellanía con seis aniversarios
anuales y una prucesióri en el día de San
Jerónimo, siendo su renta de 9.000 maravedís
al año, mis otros 2.500 para la adrninistración
de la capellanía. El tributo se establece
sobre una viña y una huerta localizadas
en el pago de La Ángostura, una casa de
alto-bajo en Las Palmas y un censo de 75.000
maravedís de principal cuyo rédito pagaba
Andrts Castillo.
15 Los canteros que entran en el acuerdo son
Juan y Diego Báez, recibiendo por todo su
trabajo 240.000 maravedís. En la capilla harían
dos canos de cantería y la eiicalarían,
empezando a mediados del mes de junio de
1634 y acabándola por septiembre del siguiente
año. El Cabildo Catedral ay~idap ara
su fábrica con 158.400 maravedís y los albaceas
(licenciado Francisco Mesías, fiscal
del Santo Oficio, el canónigo Juan Bautista
Surio y el regidor Próspero Casola) con otros
11.000 maravedís para ornamentos, las misas,
un retablo y demás adornos. A la vez, se
contrata a Sebastián de Almeda para cortar
toda la madera necesaria, a Melchor Piñero
para la hechura de la cal y a Jerónimo de
Casiro y Francisco 1 Iidalgo, carpinteros, que
se comprometían a realizar toda la obra de
carpintería por 48.000 maravedís, A.H.P.L.P.
Protocolos Notariales. Escribano: luan García
Cabezas. Legajo: 1.099. Fols. sin foliar.
Fechas: 22-5-1634, 13-6-1634 y 22-6-1634.
16 Se contrata a Matías de Morales y Juan Lucero,
obligados a destejar y destechar los 40
pies de la cubierta del Estudio, quitando jubrones
y tablas, así como la cantería de las
ventanas. Estos trabajadures drrriúdiíaii 40
pies de pared; mudarían de lugar la puerta
del Estudio, construyendo una pared nueva
de 15 pies de alto y separada de la frontera
por 25 pies. También efectuarían tres ventanas
frente a la Iglesia Vieja; dos puertas de
6 palmos de ancho; una puerta cuadrada de
dientes de 7 palmos de ancho, de cantería de
El Lugarejo; rehenchir de malpaís y cal los
rincones de la sala del Capítulo; construir
una antesala; hacer diversas ventanas; unos
arcos; una escalera de cantería de 8 pies de
128 Pedro C. Quintana And~és
ancho y 17 escalones; enladrillar; tejar;
encalar; etc. Se terminaría la obra el 1 de
abril de 1624, véase A.H.P.L.P. Protocolos
Notariales. Escribano: Francisco de la Puerta.
Legajo: 1.076. Fols. 214 r.-220 v. Fecha: 9-
8-1623.
A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano:
Andrés de Rosales. Legajo: 955. Fols. rt. Fecha:
11-9-1623. Cada canto debía tener dos
palmos de ancho, cinco de largo y uno de
grosor. Los del arco de cantería cada uno sería
de dos palmos de alto, tres de largo y dos
de t;~uebu,L UII ebqui~ldbc uyds dimensiones
serían de dos palmos de alto, tres de largo y
palmo y medio de grueso, siendo el valor de
cada pieza de 144 maravedís.
A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano:
Andrés de Rosales. Legajo: 955. Fol. 52 r. Fecha:
9-2-1623.
A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribanos:
Juan Fernández Fleitas y Andrés de Rosales.
Legajos: 1.090 y 956. Fols. 646 v.-650 r. y 24
1.-27 v. Fechas: 26-9-1628 y 28-1-1625. El primero
entregaría, entre otras cantidades, 2
madres de tea dc 35 pies de largo, un palmo
de grueso y palmo y medio y pulgada de ancho
a 10.080 maravedís cada una, cinco docenas
de tijeras de 17 pies cada una, varias
docenas de tabla de sollado, ek. Para la iiave
de Los Alamos y de la Pila del Bautismo
también entregaría seis soleras de 22 pies, 26
vigas de 70 pies de largo, etc Amaro Jordán
embarcaría, entre otras maderas, cuatro flechales
de 40 pies de largo, otros cuatro de 29,
diez docenas de Liieras de 16 pies, etc.
A.H.P.L.P. Protocolos Notariales. Escribano:
Juan Fernández Fleitas. Legajo: 1.090. Fols.
586 v.-591 v. Fecha: 24-8-1628. Por las piezas
de madera colocadas en el medio del techo
recibiría 1.440 maravedís y por las situadas
en los lados 1.152. El remate de Amaro fue
el más bajo, junio ai de jerónimo dc Castillo,
pero no se le dio a éste último por emalicia
» en su postura.
A.C.C.E.C.A C:RSde ! Cabildo. Tomo XT/.S esión
de 10 de junio de 1636. Fol. 95 r.
QUINTANAAN URESP,. : Art. cit.
Archivo HistGrico Nacional. Consejos Suprimidos.
Legajo: 15.757. Expediente 13.
A.C.C.D.C. Actas del Cabildo. Tomo XXII.
Sesión de 21-7-1688,
A.C.C.D.C. Actas del Cabildo. Tomo XLII.
Sesión de 11-4-1 752.
26 A.C.C.D.C. Actas del Cabildo. Tomo XLII.
Sesión de 9-9-1755.
27 En 1758 PI contadnr del Cahildn dnn Narciso
Laguna dio la cuenta de los gastos del
prior Alfaro durante su estancia en la Corte,
entre el 4-7-1742 y el 16-7-1749, en defensa
de la corporación. El 19-2-1753 se aprueban,
elevándose todo a 366 585 reales y 36 maravedís,
inclusos ya los diversos premios. De
eiios tocaban ai íondo de Fabrica 25.047, vease
A.C.C.D.C. Actas del Cabildo. Tomo
XLIV. Sesión de 7-1-1758.
2a A.C.C.D.C. Ac ! ~ ~UY! CirE.i!d~. Tsr;,,u XLVI.
Sesión de 7-5-1765. Los dnrersos proyectos
de la ampliación de la iglesia presentados
por los capitulares se basaban en. a) aumento
de dos arcos más en las tres naves, con
crucero y mitad de bóveda, erigiendo el Sagrario
donde en ese momento se ubicaban
las casas de Borges, Romero, etc.; b) que
continuara la iglesia en la forma dicha,
construyendo el Sagrario tras derribar la
Contaduría; y c) se aumentara sólo un arco
y mitad de bóveda para el presbiterio. Se decidió
que sólo creciera 4,5 cuadros más de
longitud.
29 También los particulares hicieron notables
aportaciones, siendo uno de los casos más
destacados el del hacedor de las rentas decimales
de Fuerteventura, don Miguel Bias
Vázquez, el cual en 1786 aportó la cantidad
de 1.000 fanegas de cal.
30 RCMEU DE ARMASA, ,: Up. cit. lomo 111, 1"
parte. págs. 315 y SS. Madrid. 1991.
31 A.C.C.D.C. Actas del Cabildo. Tomo LI. Se- . , A,. 0 L 17Ql
O.".. UL , " L r " L .
32 QUINTANAAN DRÉCP,. : .Las instituciones religiosas
y el crédito privado durante el Antiguo
régimen: Los censos al quitar del Cabildo
Catedral de Canarias,,, en Boletín Millares
Carló, no 16, págs. 217-244. Madrid,
1997.
33 A.C.C.D.C. Actas del Cabildo. Tomo LVIII.
Sesión de 18-2-1794,
34 El obispo Manuel José Verdugo y Albiturría
comunica al Cabiido e! 31-3-i8üÚ ia donación
de 4.000 pesos para continuar la fábrica
de la Catedral, cobrándose dicha cantidad
cn los siguientes aiios del fondo de la Mitra.
En diciembre de 1805, el citado Obispo entrega
otros 4.000 pesos para la realización
del nuevo tabernáculo de la Catedral. También
en 1789 el Cabildo Catedral gestionó
ante el obispo Plaza, trasladado a la sede de
La Fábrica Catedral y la Mesa Capitular de la Diócesis de Canarias (1483-1835) 129
Cádiz desde el 29 de noviembre de 1790, el
adelanto de las cantidades a que tenía derecho
la iglesia de Canarias en su pontifical
(herencia sobre los ornainenios litúrgicos
del obispo). La Mesa Capitular le envía una
carta el 6 dc agosto explicando sus apuros
para la conclusión del templo. A dicha misiva
contesta Plaza con otra de 6 de octubre
mediante la cual admite la entrega anticipada,
ofreciendo su medio pontificai, tasado en
2.200 yesos, al Cabildo y la otra mitad a la
iglesia de Cidiz. Esta cantidad la enviaría su
rriaycrderr.u, Yui, !urri Frazxiscv N!ches, y
el Cabildo canario se comprometía a no entablar
pleito para solicitar mayor particiación
en el citado pontifical, véase
A.c.c.D.c. Actas dcl Cabildo. Tomo LXI. Sesión
de 17-4-1799.
La plantilla fue reducida a 5 oficiales y 12
peones. Para el transporte de los cantos se
dejaban sólo 3 camellos y 2 burros, véase
A.C.C.D.C. Actas del Cabildo. Tomo LXIV A.
Spsihn 273-1807
36 Sólo en el verano de 1808 el Cabildo Catedral
entrega de sus fondos 20.000 pesos para
las tropas reales estacionadas en territorio
peninsular y 4.000 pesos para el vesluario
del batallún que desde Gran Canaria iría a
Cádiz. Ambas partidas debían salir de la
Mesa Capitular pero no del fondo de la Fábrica.
A finales de junio se concedieron al
Capitán General para la defensa de las islas
10.000 pesos <.por tratarse de la defenza de
la Patria y servicio del Soberano, a quien
particularmente en estos casos se deben dar
muestra de fidelidad>),s acándose los caudales
del superávit del Hacinamiento General,
véase A.C.C.D.C. Actas del Cabildo. Tomo
LXIV A. Sesiones de 25-6 y 29-7 de 1808.