VEGUETA, Número 4, 1999 (57-74) 57
Excavaciones
arqueológicas en
Risco Chimirique
(Tejeda, Gran
Canaria). Primeros
resultados
*Drynrtnrnento de rirncias Histhricas. Llninrrsidad d? Las Palmas d~ Gran
Canaria.
**Departanicnto de Prehistoria, ,4ntropoloxía c Histovia Antixtra. Univevsidud
de Lu Li~guriu.
58 Ernrsto Mnrtín Rodrí(lircz l ]mier Vclasco Viizqlrez / Verótiinz Alliwto Barroso
1. INTRODUCCION
La investigación realizada hasta la fecha
en la Caldera de Tejeda apenas si la podemos
calificar de relevante desde un pulto
de vista científico, pues escasean los trabajos
de campo y las publicaciones en
torno al rico y diversificado patrimonio arqueológico
que alberga este territorio. Las
primeras referencias para esta zona, si exceptuamos
los datos proporcionados por
las fuentes etnohistóricas, los proporciona
Victor Grau-Bassas quien en su obra Viajes
de exploración a diversos sitios y locolidades de
Gran Cannria recnnorp algimo de In conjuntos
arqueológicos más relevantes como
pueden ser el Roque Bentaiga o Cuevas del
Rey, sin qw repare, ni .-fin c~ianded eccribe
el relieve de la zona, en la presencia del
Risco Chirirnique que, por otra parte, dehPrj2
zpzrecer como f i ~ apl* =!GpLrr-r;A- 2 - 1
6"""" -L'
Aserrador. Posteriormente R. Verneau y
también G. Chil y Naranjo recogerán en su
obra la presencia de estos sitios, aunque de
manera superficial.
En la década de los años cuarenta y cincuenta
S. Jiménez Sáncl-iez visitará estos
parajes en diferentes ocasiones, recogiendo
en su obra Exca~~acioneAs rqurológirns e11
Gran Canaria, del Plan dr Cxcar~aciones Arqueológicas
de los alias 1945, 1946, 1947 y
1948 las prospecciones que realiza en distintos
yacimientos de Tejeda y Artenara.
Para el término de Tejeda cita en 1948 los
siguientes: necropolis del Peladero y la
Asomada, Lomada del Enlierro de la Cuchinilla
(casas cruciformes), Pinar de Ojeda
(casas cruciformes), poblado y necrópolis
del Bco. del Peladero, poblado y necrópolis
de Pilancones y Llanos de Majada Alta,
cueva funeraria del Bco. del Caidero de
Majada Alta, poblado y necrópolis del Bco.
de la Cueva de las Niñas, Tumba del Gigante,
poblado y necropolis de Ñameritas.
En 1953 en Nuevas estaciones arqu~ológicase n
Gran Canaria y Fuerteuetztura, recoge el yacimiento
de El Carpio integrado por una
casa de planta circular, hoy destruida por
la instalación de una torre del tendido eléctrico.
A pesar de la cercanía de Risco Chimirique
a este yacimiento -se divisa perfectamente
desde el abrigo 1- tampoco Jiménez
Sánchez hace ninguna referencia a
estos sitios. Posteriormente dedicará el nUmero
8 de la revista Faycan (1961) al estudio
de las maiiifcstaciones pictóricas (antropomorfo~
d) e la cueva de Majada Alta.
Entre 1975 y 1981 M. S. Hernández Pérez
lleva a cabo distintos trabajos en Gran
Canaria: en 1975-76 excavará en la cueva
del Sastre y en otra sepulcral del Bco. de
Guayadeque (Agüiines-Ingenio), en 1977
en varios yacimientos del termino miniripal
de Tejeda y entre 1978 y 1981 en el poblado
de El Pajar (Santa Agueda, San Bartolomí.
d e Tirajan;i)l Tiiiria así m rn-r-nii i-~-r-t-n
de investigación que, en palabras del propio
autor prelendía drfinir, en e1 ceso que
suelto, del poblanziento prehi.;pánico dr rsta
isla.
Los trabajos en Tejeda se centraron en el
Bcntaiga, Cuevas del Rey y C1 Toscón, donde
excava varias cuevas con diferente fortuna
y realiza la planimetría de los principales
elementos que definen cada LUTO de
estos conjuntos. En el Toscón excavará dos
estructuras tumulares que no contenían las
esperadas evidencias óseas lo que le lleva
a plantearse si realmente son túmulos o,
por el contrario, son construcciones recientes
o antiguas con otra findiidad.
La corta historia de la investigación arqueológica
del municipio de Tejeda se
completan con los trabajos de prospección - .
y excavación realizados en esta década por
el Museo Canario bajo la dirección de J.
Cuenca Sanabria. Entre ellos destacaremos
la excavación de una cueva iunerarioa en
la Solana del Pinillo, que permanece sin
publicar, la localización y reproducción de
varias estaciones rupestres en este término
y en el de Artenara y, especialmente, la carta
arqueológica de aquel municipio. Este
documento sí recoge el conjunto arqueolóExcavaciones
arqueológicas en Risco Cliimirique (Tejeda, Gran Canaria) 59
gico del Chimirique aunque lo denomina
con la voz incorrecta, pero también utilizacia
en ia comarca, cie Ksco Siiirimique. En
el inventario se menciona, además de la estructura
de piedra seca y planta circular, situada
en ia faicia de ia montana, aigunos
solapones con evidencias arqueológicas,
entre ellos los que estudiamos aquí, aunque
por el tono de la descripción y el nivel
de fragilidad que se propone apenas si se
concede valor científico o patrimonial a estos
yacimientos.
2. LOS YACIMIENTOS DE RISCO CHIMIRIQUE2
El Chimirique se sitúa frente a la Moni
a h de: Aserladüi, el-i iüs iimiies de: m -
nicipio de Tejeda con el de San Bartolomé
de Tirajana. Se trata de una elevación de
abrupto reiicve, especiaimcnte por su cara
sur, en la que se abren numerosos solapones
que registran una mayor densidad en
la cara noreste, la más transitable del conjunto
por existir numerosos andenes que
permiten acceder con relativa facilidad a
las diferentes cotas de altura. En otros casos
se ocupan espacios mínimos bajo grandes
rocas o grietas que permiten reguardarse
de las inclemencias atmosféricas. La
altitud de este promontorio es en la base
(junto a la carretera Tejeda-Ayacata) de
1406 m y de 1549 en su punto más elevado.
En Risco Chimirique se excavaronJ dos
solapones denominados Abrigo 1 y Abrigo
2. El Abrigo 1 (28R0437973 UTM3092675)
se sitúa a una cota superior que el 2 y se
trata de LUI amplio solapón con el acceso
orientado hacia el ESE en el que se abre un
amplio ventanal natural en el extremo norte
desde el que se divisan los conjuntos arqueológicos
más representativos de la zona
(Montaña del Humo, Roque Bentaiga y
Cuevas del Rey). El interior presentaba en
el momento de la prospección escaso sedimento,
en parte revuelto por clandestinos,
destacando la existencia en superficie de
abundantes evidencias arqueológicas integradas
fundamentalmente por material 1íiico,
ceránuca y resios de fauna.
La cueva o abrigo 2 (28R0438275
UTM3192766) se localiza en el tramo medio
de la montana y se trata de un espacio
que hoy presenta dos sectores bien diferenciados,
como consecuencia del derrumbe
en época prehispánica de parte del techo,
por lo que hemos distinguido entre el
sector 2a y el 2b. Se trata de un espacio utilizado
en los primeros momentos y hasta
que se produce el desprendimiento, como
lugar de habitat para, más tarde, una vez
acaecido este suceso, aislar el sector B que
pasa a convertirse en lugar de enterraimirntn
T a mnrfologíñ de Lino y otro esp2-
cio explica la conservación diferencial que
presentan, pues mientras el 2b contenía
shlinrlqntn;n Frirmlr;r;n 7- m q m ; F o r t n h l UUUii~Uii,L ..II"I..ICLL."I., LI LU I I L . . I L l . r " L L . V L <
los problemas propios de todo lugar reutilizado
por pastores históricos, como consecuencia
de las mejores condiciones que
reunía este sector.
Además de los señalados, se invcntariaron
un total de 9 sitios de menor entidad
arqueológica pues están muy alterados como
coiisecuencia de haber sido reutilizados
en epoca histórica, aunque en la boca o en
las inmediaciones presentan vestigios inequivocos
de haber sido ocupados en época
prehispánica. A una cota inferior se catalogó
una estructura de piedra seca de planta
circular de función desconocida. En toda
esta cara es frecuente por otra parte encontrar
restos de muros y toscas canalizaciones
de agua de cronología imprecisa,
aunque no descartamos la filiación prehispánica
de algunos de estos vestigios.
2.1. Chimirique 1
Una vez realizada la sectorización del
espacio de este abrigo se seleccionaron las
cuadrículas B-4 y 8-5 para iniciar los trabajos
arqueológicos, por varios motivos:
a) Ambas cuadrículas comprendían una
de las zonas en las que aparentemente el
60 Ernesto Martín Rodrígurz / Invirr Vclnsco Vúzyucz / Vcrónica Alhrto Barroso
relleno arqueológico presentaba una mayor
potencia.
1UL\J rw\r ~ig udi ÍUZIILid~3, evidencid~rn dieriales
en superficie eran especialmente
abundantes en esta zona, lo cual, a priori,
podría significar una mayor intensificación
de la actividad antrópica en esta área.
c) Por otra parte, este sector se enconlraba
resguardado por ia visera del solapón,
con lo cual podía estimarse que habría
estado menos expuesto a los agentes medioambientales
que debieron afectar al relleno
arqueológico.
A lo largo de los trabajos arqueológicos
pudo constatarse la presencia de un relleno
arqueológico de suma importancia que
mostraba, a lo largo de toda su secuencia,
una intensa ocupación que se traduce en
aspectos tan diversos como la localización
de varias piroestructuras simples dispuestas
en un mismo espacio, así como en una
gran abundancia y diversidad de artefactos
y ecofactos.
El relleno arqueológico presenta un espesor
significativo, alcanzando potencias
máximas que oscilan entre los 25 y 30 centímetros
en relación con el suelo circundante.
Este relleno muestra una dinámica
de deposición en la quc la sedimcntación
de origen antrópico alcanza el máximo
protagonismo, combinada, a su vez, con
aportes de tipo natural. En este sentido, e1
paquete sedimentario de Chimirique 1 está
compuesto por una única estructura sedimentaria
constatable a lo largo de la totalidad
de la secucncia, en la cual se individualizaron
dos estratos arqueológicos
diferenciados, caracterizado cada uno de
ellos por una dinámica sedimentaria particular
que parecen el reflejo de usos diferenciados
de este espacio.
Estrato Superficial: Constituye un nivel
sumamente alterado, caracterizado por un
sedimento muy suelto, de iiialriz arenosa y
coloración grisácea oscura. Presenta igualmente
gran abundancia de piedras de dimensiones
medias (10-15 cm) en superficie,
procedentes de la desagregación mecánica
del soporte natural del yacimiento. Este nivel
muestra señas evidentes de reutilizaciún
en época reciente para esiabuiar ganado
menor, circunstancia que ha favorecido
igualmente la remoción de parte de este
esirato y ei aespiazamiento áe ios materiales
ubicados en las cotas más elevadas.
La presencia de restos arqueológicos es
abundante, localizándose prelerentemente
en la cuadrícula B-5 y en las zonas inmediatas
a ésta. Destacan entre los artefactos,
las cerámicas sin que exista ninguna evidencia
de materiales históricos.
Estrato 1: Se localiza inmediatamente
debajo del anterior, siendo el contacto entre
ambos de carácter difuso como consecuencia
de lo señalado anteriormente. Se
caracteriza por un sedimento de coloración
grisáceo oscuro4 que muestra también, en
parte de su extensión tonalidades marrón
oscuro, como consecuencia de los diversos
factores (naturales y antrópicos) que incidieron
en su formación. Presenta en su cota
más elevada tres puntos de sedimentos
termoalterados dc coloración blanca, de
naturaleza limosa y textura muy compacta,
que corresponden a una estructura dc
combustión con diferentes focos dc encendido,
localizados todos en el mismo sector
(cuadrícula B-4), extendiéndose alrededor
un sedimento grisáceo oscuro, ceniciento y
de textiira muy siielta.
Se trata de un hogar plano, sin acondicionamiento
estructural, de morfología de
tendencia elíptica, definida por el sedimento
más intcnsamente termoalterado
compuesto por carbonataciones de pequeño
tamaño y una matriz lilnosa compacta.
Sedimentológicamente presenta una estructura
laminar (hojaldrada), debida a la
plena combustión de los elementos orgánicos
quemados en el hogar.
El repertorio arqueológico es relativarrienk
aburidante, curnyuesto Íuridamentalmente
por fragmentos de cerámica e industria
lítica (tanto útiles, como restos de
talla) que se localizan preferente en torno a
la estructura de combustión antes citada.
Las evidencias de fauna terrestre no son
demasiado abundantes, sie~idu yrdciicdmente
inexistentes los restos de fauna marina
(ictiofauna y malacofauna).
Estrato 11: Corresponde a un nivel de
ocupación plenamente definido que, a diferencia
del anterior, no muestra ningún
signo de alteración. La excavación de este
estrato permitió documentar la existencia
de nueve focos de combustinn repartidos
entre las cuadrículas 8-4, C-4' y B-S, seis de
los cuales (1-6) definen y conforman una
estructura de combustión de considerables
dimensiones. En todos los casos se trata de
hogares planos, sin acondicionamiento alguno
que limite su extensión, normalmente
de forma circiilar o elíptica y con dimensiones
y potencias variables. Los focos
denominados con los números 2, 3, 4, 5, 6,
se encuentran apoyados directamente sobre
la roca madre, superpuestos siguiendo
el desnivel del suelo natilral de la cueva.
De este modo se constata que los hogares
se ubican inicialmente en las zonas más bajas
de la roca y, a medida que se va colmatando
este espacio (por el fuego y las cenizas
evacuadas de éstos), son reubicados en
cotas más elevadas.
En este estrato, el volumen y la diversidad
de materiales aumenta de forma importante
con respecto a los anteriores, se
mantiene el número de evidencias líticas y
se produce un sensible incremento de la cerámica6
y de los restos de fauna. Estos ú1-
timos mantienen unos índices muy elevados
de fragmentación, estando algunos restos
termoalterados.
A juzgar por la organización rnicroespacial
de este recinto, se podría afirmar
que las zonas de combustión son el elemento
fundamental en la articulación del
espacio habitacional. En torno a él se ubica
una de las zuniis de rnáxima concentración
de maleriales. En definitiva, y a juzgar
por las observaciones de campo, el fuego
se erige corno el centro de la actividad doméstica
que se lleva a cabo en el interior de
este recinto.
2.2. Chimirique 2
Esta cueva fue utilizada originalmente
como lugar de habitat hasta que un suceso
de tipo natural generó cambios en la funcionalidad
inicial de este espacio. En efecto,
en un momento aún no determinado, se
produce el desplome de parte de la visera
inutilizando un sector importante de la
cueva, transformándose este espacio en
una angosta grieta que imposibilita la continuidad
funcional que se venía haciendo
del mismo. Dicha transformación va llevar
aparejada una significativa reducción del
espacio útil de este emplazamiento, derivándose
como principal repercusión de este
acontecimiento un cambio en el uso del
espacio de la cueva.
De tal forma que, en un primer momento,
antes de producirse el desprendimiento
del bloque, la morfología de Chimirique-
2, habría de vincularse con un amplio
espacio cubierto, configurado a partir
de dos cavidades emplazadas en sendos
extremos de un gran solapón, no excesivamente
prof~uido. Estos elementos constituirían
un solo conjunto, unidos físicamente
sin solución de continuidad, constituyendo
las dos cavidades laterales el cierre
del mismo. El mencionado complejo se encontraría
oricntado al E., ocupando Cliimiriquc-
2a el lateral izquierdo del mismo.
Con postcrioridad, en un momento que
aíin no es posible precisar, si bien ocurrido
con toda seguridad durante la ocupación
prehistórica del sitio, la tcchumbre de este
gran solapón se dcsprendió, dando lugar a
la caída dc grnndcs bloques de piedra que
se instalan en el frente del mismo y que todavía
hoy se pueden reconocer en la zona.
Este fenómeno determinó la desestr~ictnración
del emplazamiento, eliminando el espacio
a resguardo que significaba el solayón
y aislando las cavidades laterales que
a partir de este suceso se convierten en unidades
independientes, con una dinámica
de furicionarnicri~op articular.
En este sentido, mientras el abrigo mantiene
los rasgos originales de espacio y
Excavaciones arqurulúgicds rii Risco Cliiinirique (Tejeda, Gran Canaria) 61
G Umersdad ce a s Pamis di. Grin :mara Bboeca Unumtara aemirla m t a le Cinir~as m 5
62 Ernesto Martín Rodi(?uez / Jauier Velasco Vhyuez / Veróriica Albrrto Bnrroso
orientación se uliliza exclusivamente como
lugar de habitación, documentándose en él
acti.vidadesd oii-L&iiras~ &elei.lies
a esta clase de yacimientos, similares a las
que se han reconocido en otros enclaves
con semejante iiuicionalidad, fundamentalmente
mediante la presencia de un
abundante registro ergológico: producciones
Micas y aiíareras, así como a partir de
las evidencias relacionadas con la preparación
de alimentos: estructuras de combustión
y detritus alimenticios. En un segundo
momento, al reducirse las dimensiones
del espacio habitable, una parte de Chimirique-
2, concretamente la grieta que se forma
en la boca del abrigo con el desplome
de uno de los grandes bloque de la techumbre
del solapón, se va dedicar a un
uso funerario, acogiendo los cuerpos de
tres individuos.
Las condiciones que hoy presenta el depósito
arqueológico en el sector 2a no permiten
documentar la continuidad en el uso
de este espacio como lugar de habitación
tras producirse las citadas inhumaciones.
Las razones que determinan esta situación
hay que buscarlas en la reutilización histórica
del abrigo como redil hasta fechas muy
recientes, lo que ha determinado la alteración
y destrucción de una parte significativa
del relleno sedimentario de este sector.
De cualquier forma, una reducción tan significativa
del espacio útil protegido, además
de la orientación sepulcral que sufre el
sector 2b, debió haber significado una modificación
sustancial en las condiciones de
hábitat de este emplazamiento, provocando
un reajuste a las nuevas condiciones,
trasladándose probablemente sus ocupantes
a otra zona de la montaña.
El sector a de Chimirique 2 es una cavidad
natural de planta de tendencia semicircitlar
con unas dimensiones de 4,50
m. de largo por 4 m. de ancho. La altura
del techo va disminuyendo desde la boca,
con alturas que rondan los 1,70 m., hasta la
zona del fondo, donde no supera los 25-30
cms. La superficie original del suelo era
practicamenle horizontal, salvo en el área
inmediata a la boca, es decir, en la franja de
~ü~i idcCiÜüIL ri seriül 2b, dmde ~iiiriiilrsid
una acusada pendiente hacia el exterior.
En la actualidad el acceso encuentra
parciaimente obstruido por ia presencia
del bloque de piedra desprendido que se
apoya en la boca de la misma, el cual sólo
deja iibres estrechos pasos a un iado y a
otro de esta cavidad. Ambos pasillos de acceso
se hallan parcialmente cerrados por
muros de piedra seca, paredes que, en la línea
que define la visera del abrigo, se conectan
mediante la prolongación de un
muro que recorre todo el frente de la cavidad,
delimitando así ambos espacios (2a y
2b). Actualmente estos muros se encuentran
desmantelados en parte, lo que permite
el acceso al interior del recinto por
ambos laterales. No obstante, la construcción
ubicada en el lateral izquierdo manifiesta
im alzado de mayor desarrollo vertical,
lo que parece indicar que en algún momento
éste pudiera haber estado cerrando
completamente o casi por completo esta
zona, con lo cual tan sólo se mantendría
funcionando un único punto de acceso a la
cavidad. Además, esta situación de cierre
total a partir de la construcción de una pared
de piedra seca implica que la cavidad
quede completamente disimulada al exterior,
siendo precisamente el mencionado lateral
el elemento más visible del abrigo
desde cualquier punto inferior de la ladera
en la que éste se sitúa. Mientras que el
acceso opuesto se mantiene prácticamente
oculto al abrirse entre rocas.
Por lo que se refiere a las técnicas constructivas,
ya se ha mencionado que se trata
de muros de piedra seca, realizado con
los materiales del entorno. Para ello se han
dispuesto los bloques de mayor tamaño en
la base, levaniando sucesivas hileras con
otros de menores dimensiones, construyendo
im lienzo de pared de una sola
hilada. La mencionada construcción del lateral
izquierdo, muestra dos rnorrientos diferenciados
en función de su origen, coExcavaciones
arqueológicas en Risco Chimirique (Tejeda, Gran Canaria) 63
rrespondiendo las hileras superiores a un
momento más reciente, vinculado a la rehabilitación
de este lieruu de pared en época
histórica. Por otra parte, los grandes
bloques de la base, que a su vez tienen continuidad
a io iargo áe toda ia iínea que define
la visera de la cavidad, parecen responder
a ma construcción de filiación
prehispánica, relacionada con ia intención
de aislar e independizar el ámbito dedicado
a las inhumaciones del que se establece
en el interior del abrigo.
Por su parte, el desplome de esa gran
roca que se adosa a la boca del abrigo propició
la formación de una nueva zona, dando
lugar a un pequeño recinto, a modo de
grieta, ocupando un espacio que anteriormente
había formado parte de la superficie
útil de la cavidad. Las dimensiones aproximadas
del mismo son de 3 m. por 2,5 m.,
configurando un área de morfología relativamente
circular, que permanecía acotada
parcialment~ por un muro de piedra de
factura anterior a la caída de la roca y que
ha de relacionarse con la función habitacional
del solapón antes de su desmantelamiento.
Asimismo, la altura del recinto era
muy reducida, quedando la base de la roca
próxima n la superficie sobre la que se
apoya, presentando en la zona más elevada
en torno a 1 m. de alto.
Y! 5 x u sc!ccci~r.adu par2 !2 excavrciSn
en el sector 2a correspondió a las cuadrículas
B-5/C-5 y la mitad inferior de
T? A 1 0 A A - L L - : - - J - o-~/L-'I, uciiiuriiuu üri área de 2 m. pGr
1,50 m., próxima a la boca de la cueva. Posteriormente,
las condiciones de conservaciún
de; reiieriu drqueo:6gico iiiipüsieroi~
que la zona de trabajo fuera ampliada,
afectando a las cuadrículas B-6/C-6. La
eiección de esta área estuvo motivada pur
que en ella aumentaba la potencia scdirnentaria
de este sector y dada su localización
junto a la base del muro que cierra este
acceso, favorecería la prolongación de
los trabajos en Chimirique-2b, correlacionando
ambas zonas. Por su parte, la excavación
de Chimirique-2b afectó a las cuadrícula~
8 -7, C-7, E-8, C-8, C-9, y parte de
D-8 y D-9, así como a las cuadrículas C-10
y C-11 en las cuales se recogio matcrial su
perficial.
En el sector a los trabajos de campo perrriiiiclün
Uocüii-iciiirii ciiütrci iüiidades srdimentarias,
correspondiendo a los niveles
1, 11, 111 y IV, habiéndose efectuado 4 levantamientos
en ei nivei í, iambiér~ eri el
sector b se registraron 4 estratos, de los que
el 111 presenta 4 levantamientos. De estos
cuatro estratos ideniificados en cada sector,
el 111 y IV son comunes a ambos depósitos,
mientras que el 1 y el 11 funcionan de manera
independiente.
Los trabajos de excavación llevados a
cabo en este yacimiento han puesto de manifiesto
iui importante depósito arqueológico,
tanto por el propio desarrollo del mismo
como por los elementos estructurales
que lo originan, manifestando toda una serie
de singularidades que lo destacan del
conjunto de yacimientos arqueológicos estudiados
en la isla. Suponen un destacado
avance en la investigación prehistórica insular,
al aportar una serie de datos totalmente
novedosos para la reconstr~~cciódne
las formas de vida de los canarios, permitiendo
asimismo contrastar y profiinrli7ar
otros aspectos que, hasta ahora, habían
quedado un tanto relegados en favor de
^tras ma n i f ~ c t c l o n ~cncn rideridar m á r plevantes
simplemente por su espectacularidad.
En este sentido, además de los mag-
-L:C:c--- A l s L L , a -a -L pcrtori=r, dc rr.ateri,?!es r e ~ ~ ~ n n v = -
dos, en el depósito arqueológico han
quedado registradas las evidencias de la
actividad h:mfi~k,z ntv m c! p!ar,o d c ! S S
tareas domésticas de carácter cotidiano como
en el de las prácticas funerarias inhereiiies
a e~idbC ~ L I L L L I ~ ~ ~ ~ ~ ~ S .
Ya se ha señalado que Chimirique-2
funciona en un primer momento como un
asentamiento de carácter temporal, probablemente
vinculado al aprovechamiento
estival de los pastos de cumbre. En esta fase
tiene lugar la formación de un depósito
de considerable entidad, asociado a la ocu64
Ernesto Mortín Rodripez / ]nuier Vclnsco Vhzqrrc: / Vcrólzico Alberto Bniroso
pación del sitio como lugar de habitación.
De este uso deriva un abundante y variado
repertorio de evidencias: Iíticas y alfareras,
así como de un destacado conjunto
de restos fáunicos vinculados a los desechos
culinarios generados por el grupo humano
que ocupó este enclave. A lo que habría
que añadir, en estrecha relación con los
materiales, la existencia de una serie da cs
tructuras sedimentarias, de marcado origen
antrópico, como son las cstructuras de
combustión y todos aquellos testimonios
asociados a éstas. De igual forma, las características
intrínsecas del depósito y las
cvndiciones de presei-vaci6ii que coriíiuyen
en su conservación, han permitido documentar
algunos de los cambios que afectan
a este aseritamiento en el uso del espacio a
lo largo del tiempo.
Las unidades sedimentarias de Chimirique-
2 están muy diversificadas en cuanto
a su caracterización, debido a la variedad
de los factores que inciden en su formación.
Se caracterizan de la siguiente
manera:
Estrato IV: Su presencia se ha documentado
en ambos sectores del solapón. En
este caso los elementos que integran el estrato
no se refieren exclusivamente a formaciones
sedimentarias sino que también
incluye unidades constructivas. Se definió
una unidad estratigráfica de carácter constructivo
que se denominó IVa que correspondería
al sector 2b sin que se haya reconocido
en el interior del abrigo (2a). El
mencionado acondicionamiento se realizó
mediante la colocación dc grandes piedras
de proporciones y morfología bastante regulares,
logrando con ello una plataforma
relativamente horizontal.
En el interior del abrigo, en la franja
que se conservaba intacta, se documentó
una preparación inicial del suclo mediante
la extensión de una especie de "torta" de
tierra apelmazada, en la que se distribuían
varías cubetas de reducidas dimensiones.
Esta ünidad estratig~&fiida,L ulque ILV i ~ i e
excavada en su totalidad, no contenía evidencias
materiales, salvo en el interior de
los agujeros que la cortaban, rellenos por
sedimentos correspondientes al nivel 111
que contenían algunos materiales arqueológicos
como fragmentos de cerámica y útiles
líticos.
Hay que señalar que por el momento,
este tipo de acondicionamientos en cuevas
natiiraies no se había documeiilddu para
Gran Canaria, aunque si para otras islas como
Tenerife, donde se ha registrado un feriómeiio
semejante en una cueva de habitación
que mostraba un suelo acondicionado
mediante una mezcla de tierra y cenizas
compactaaas (h. GaIvan et al., I Y Y 6 ) .
Estrato 111: Como el nivel IV se localiza
tanto en el interior del abrigo (2a) como en
el espacio definido por el solapón (2b). Se
trata de un nivel relativamente complejo,
integrado por diversas unidades sedimentarias
en función de las variaciones tanto
verticales como horizontales que manifiesta,
relacionadas con la primitiva función de
vivienda que tuvo el yacimiento. Su formación
tiene un carácter exclusivamente
antrópico, distinguiéndose los hogares como
los principales generadores de sedimentos.
En el sector 2a sólo se conserva en una
zona próxima a la boca del abrigo, intensamente
alterada por el tránsito de hombres
y animales en época reciente. No obstante,
por dcbajo de esta capa alterada se
mantiene parcialmente un suelo de ocupación,
definido por la presencia de dos focos
de combustión emplazados en la línea que
define la visera del abrigo y separados por
,lna r u h e t ~ de cieri-. er.tidx!, cdzxatadr.
por las cenizas desalojadas de los hogares
y un importante volumen de materiales arqucológicos.
Los fuegos responden a la tipología
de hogares simples planos similares
a los documentados en Chirnirique-l.
Las áreas de combustión se documentaron
en las cuadrículas B-6 y C-6, así como en
un área muy reducida de B-5 en contacto
con E-6 y en iaterai inferior derecho de C-5.
Así en B-6 se localizó el foco 1, en C-6 el foExcavaciones
arqueológicas en Risco Chimirique (Tejeda, Gran Canaria) 65
co 11 y en C-5 el suelo rubcfactado, cmplazándose
la cubeta con las cenizas entre B-6
y C-L.
El material arqueológico resultó relativamente
abundante, destacando el volu- --- 2- -: ---- l:L:--.- A-" T--L:z-
1 1 1 ~ 1 1u c y1c~ia3u uCaa I C C L L ~ C I ( I C L ~ J . k a u c w & c & ~
sc recogieron algunos fragmentos de cerámica
y restos fáunicos fundamentalmente
dc üviráyiidüs, de ~i.Lporiai.lte
volumen de restos antracológicos.
Por su parte, las particulares condiciones
que aíeciari a Ciiirnirique-2b yrupiciiiri
un grado de conservación más favorable
para este sector de la estraligrafía. Sin embargo,
no debe entenaerse que se trata ae
niveles diferenciados, al contrario forman
un mismo paquete relacionado con la función
habitacional del conjunto. De iguai
modo que en Chimirique-2a, las estructuras
de combustión y las diversas manifestaciones
a ellas asociadas adquieren un notable
yrotagonismo en la formación del estrato.
Se localizaron dos estructuras de
combustión, correspondientes a hogares
simples planos, con sus correspondientes
áreas circundantes de evacuación de cenizas,
a partir de las que se extendía un suelo
compacto termoalterado. A su vez, rodeando
este suelo se disponía un sedimento
muy fino y suelto en el que se
encontraba un significativo volumen de
materiales arqueológicos, que definía el
perímetro cubierto por el solapón, todo ello
enmarcado por un muro de piedra seca
coincidiendo con la línea que marcaba la
visera.
En cuanto a la distribución espacial de
los materiales, en términos generales, hay
que destacar el carácter selectivo de los depósitos,
concentrando principalmente las
evidencias cerámicas en el lateral derecho,
adyacente a lo que constituiría la pared del
fondo del solapón (Cuadrículas D-7 y D-8),
los repertorios líticos próximos al exterior
cerca de la boca y junto al acceso del abrigo
(Cuadrícula B-7 y la zona colindante de
C-7) y los restos de fauna entre ambos
(cuadrícula C-9 y franja colindante de C-8),
mientras que las evidencias antracológicas
se concentran en torno a los focos de coml..
i..C:AYU.,,
I"II.
Esta unidad estratigráfica conjuntamente
con la documentada en en el sector A se
A-,.:--& x1:..-1 1111- -..,...&- ".*- 1- -.,:..L.-
UCJI li 1 1 L ~Y I Y C I L u l a , ~ U C J L VY UC. la CAIJLCLT
cia de un cuarto foco de combustión en
Chimirique 2b, cronológicamente más an-
L: 1 - - -..LA-: 3 - L 2-: - 1 --LLltjUU
qUC IU3 dllltZLIUlC3, UCLtZlllLlllU Cl CDLL1-
blccimiento de un Nivel IIIb. Éste corresponde
a una estructura de combustión de
cicria ciiiidad, que a Uiiereiicia de los restantes
hogares documentados presenta una
mayor complejidad que responde a la categoría
ae hogares en cubetas con aconaicionamiento.
Se localiza en la cuadrícula
D-8, se apoya en la pared del fondo del soiapon
y esta delimitado por una estructura
de piedra de doble hilada, de tendencia semicircular,
aprovechando asimismo la estructura
de grandes piedras dedicada a regularizar
la superlicie, lo que hace que
quede encajado en el nivel IVa.
Estrato 11: Lo encontramos sólo en el
sector B y está relacionado con las actividades
funerarias que se desarrollan en este
espacio. En la secuencia se ha distinguido
la unidad sedimentaria IIa, correspondiente
a la cubrición de piedras que se
efectúa en relación con los cuerpos inhumados
que, a su vez, se puede subdividir
en diferentes estructuras, según afecten a
un individuo u otro, y la unidad sedimentaria
1% que se asocia a la propia deposición
de los cadáveres. El uso sepulcral ésta
en estrecha relación con la transformación
morfológica y el reajuste espacial que
se produce con el desprendimiento de la
visera del solapón.
Esta situación puede observarse en la
relación estratigráfica que se establece entre
los cadáveres y los niveles de habitación
precedentes, depositándose aquellos directamente
sobre el nivel 111. Asimismo, el
muro que separa el abrigo del espacio funerario
se asienta sobre el nivel 111, aunque
en determinadas zonas lo rompe junto al
nivel IVa para apoyarse en la roca madre.
66 Ernesto Martín Rodrígucz / \avier Velnsco Vizquez / Verónzcii Albuto Borroso
Estrato 1: Se trata de un paquete localizado
exclusivamente en en el sector A, pero
que afecta sólo a tina parte de su superficie,
quedando ausente de la franja inmediata
a la boca del abrigo. Apoyado
directamente sobre la roca madre, se caracteriza
por una tonalidad amarillenta y
relativa compacidad. Este nivel se documentó
en la mitad inferior de las cuadrículas
B-4, C-4 y, aproximadamente, en la
mitad superior de B-5 y C-5. Presenta una
potencia regular de unos 8 cms de espesor.
El paquete no posee interés arqueológico
y tiene su origen en la descomposición
de la materia orgánica, fundamentalmente
excrementos, generada por los animales estabulados
en este recinto, no habiéndose
documentado ningún material arqueológico
en el proceso de excavación. No obstante,
aunque su fol-macióri manifiesta un origen
muy reciente en el tiempo, resulta interesante
para determinar algunos de los
fenómenos postdepocisionales que han
afectado al depósito prehispánico.
Estrato Superficial: Corresponde a la
superficie del suelo tal y como se encontraba
antes de iniciar la excavación. La documentación
de este nivel se llevó a cabo
en las cuadrículas B-6, B-5, C-6, C-5 y mitad
inferior de 0-4 y C-4 En términos generales,
SP caracteriza rn n-r- iin cedimnrite
pulverulento de tonalidad gris, matriz limo-
arenosa, grano muy fino y muy suelto.
En superficie mostraba una capa de pequeños
clastos producto de la desagregación
de la roca del techo y paredes de la
caviciad. El paquete presenta un desarrollo
vertical variable, oscilando entre los
8-10 cms de potencia mínima hasta unos
20 cms aproximadamente de espesor máximo.
en las áreas de mayor pendiente. El
material arqueológico es bastante escaso,
a excepción de material lítico, algunos
fragmentos cerárnicos y óseos, fundamentzImente
fic ~ X L L L V O , L:-L6-L--~-C--L-K'-, ~ L L L C L L L C
fracturados.
3. EL DEPOSITO SEPULCRAL DE CHIMIRIQUE
2b.
El Número Mínimo de Individuos
(N.M.I.) localizado en el depósito de Chimirique
2b asciende a un total de tres, correspondientes,
como veremos a continuación,
a un individuo adulto y dos s~ljetos
infantiles. Este resultado, unido al hecho
de que fue posible observar una secuenciación
temporal relativa de los depósitos
sepulcrales, lleva a estimar que este espacio
mortuorio, habilitado tras finalizar el
uso doméstico del solapón, fue usado a
lo largo de un período prolongado en e!
tiempo.
Como ya se ha señalado por parte de
varios autores, cn buena parte de las ocasiones
los espacios sepulcrales en Gran
Canaria, van a estar destinados y habilitados
para la recepción sucesiva de reslos
humanos a lo largo del tiempo, extremo
que pudo ser documentado en Chimirique
9L F-.. - - -
LV. ~ j b t t .v d d b e ~un o de los aspectos iundamentales
que van a definir la configuración
y funcionamiento de las necrópolis,
razón por la que resulta lógico que el emplazamiento
de las mismas se lleve a cabo
con perspectivas de continuidad y con una
vinculación estrecha a las zonas de l-iábitat.
G. Camps (1961) señala, con relación a las
prácticas funerarias prolohistóricas del
Norte de Africa, que el individuo una vez
ha dejado de pertenecer al mundo de los
vivos, sigue siendo considerado miembro
de la comunidad en la que habitó, perpetuándose
así la relación de los vivos con los
ya desaparecidos7.
Individuo número 1
Como indicábamos corresponde a un
sujeto adulto. La falta de aquellas regiones
anatómicas que permiten determinar con
precisión las variables de edad y sexo (fundamcntalmente
cráneo y pelvis) hace que
deba recurrirse a otros medios que, si bien
no ofrecen un porcentaje de acierto tan elevdu,
sí garantizan unos índices cie error
permisivos (Ubelaker, 1979).
Excavaciones arqiieológicas en Risco Chimirique (Tejeda, Gran Canaria) 67
La observación de los caracteres morfológicos
del esqueleto postcraneal del individuo
número 1 perrnitc cstimar que correspondería
probablemente a un sujeto de
sexo femenino, como sugiere la robustez y
desarrollo de las inserciones musculares
observadas en la extremidad superior, la
extremidad inferior y en el raquis vertebral,
siguiendv lus ydrcíirielius descrilvs
por varios autores (W. Rass, 1987; W. Krogman
y M. Y. Iscan, 1986)8.
La determinación de la edad presentaba
unos problemas similares a los descritos
para el sexo, toda vez que aquellos entes
anatómicos más significativos a estos efectos
no pudieron constatarse en el depósito
sepulcral de Chimirique 2b o presentaban
un grado de fragmentación tal que quedaban
inhabilitados para este propósito. Sin
embargo, como señala D.R. Brothwell
(1987: 94-95): la evaluación de la edad basada
en restos esqueléticos tiene bastantes nzás probabilidades
de ser exacta cuando se trata de ijzdiuiduos
q u n~o han alcanzado la madurez o de
adultos jóvenes. Los restos de persortas de más
edad presentan iin problema ma!yor, y cuando
se trata de poblaciones no contemporáneas resulta
difícil estar segwos de qire los cambios
producidos por la edad se produjeron a las mismas
edades que en las poblaciones modernas y
que preser~tabaiz idéntica vrrriabilidad grupal.
1 n inímfi~arirínso bre el eliz~ejecimientod el esqueleto
dista muclzo de haberse completado. Por
esta razón, independientemente del método
empleado, siempre habrá cierto grado
de incertidumbre, por lo que debemos
mantener las debidas cautelas en todas
> n i i o l l ~ cr n n c i r l ~ r a r i n n ~qc p l l e v ~ nim plícitas
la contemplación de esta variable9.
Para la determinación de la edad de la
muerte del individuo númcro 1 se recurrió
a la valoración del grado de fusión de las
epífisis de algunos de los huesos largos en
los que fuera observable esta región anatómica.
De este modo, a partir de la estimación
del grado de fusión que presentaban
ei extremo esternai de ia ciavícuia derecha
de este sujeto y la epífisis proximal del fémur
derecho, es posible plantear que el individuo
número 1 pudo fallecer entre 20 y
25 años. No obstante y a f i n de minimizar
los errores provocados por el método de
determinación preferimos hacer referencia
a un individuo adulto-joven.
Los individuos denominados 2 y 3 corresponden
a sujetos fallecidos en edad infantil,
razón por la cual es necesario rcalizar
algunas consideraciones previas. Como
indican A.M. Tillier y H. Duday (1992), los
lialld~gos de en~erramiei-itos infantiles
constituían hasta hace pocos años un fenómeno
muy poco frecuente, por lo que dificiimente
se podían utiiizar para reaiizar estimaciones
indirectas. En la mayoría de las
ocasiones se asocian a individuos adultos,
siendo mucho más anecdóticos los descubrimientos
de s~~j e tdoes corta edad en contextos
especialmente habilitados para ellos.
La constatación, a lo largo de los trabajos
de excavación arqueológica, de restos
de sujetos de corta edad obligó a adecuar
las estrategias de intervención a las especificidades
de este tipo de depósitos sepulcrales.
La determinación de la edad de la
muerte descansa en el análisis de los procesos
de crecimiento y maduración ósea y
dental de los individuos. No obstante, éstos
pueden verse alterados a causa de afecciones
crónicas, circunstancia ésta que adquiere
un especial protagonismo en los
sujetos infantiles ya que la causa del fallecimiento,
normalmente desconocida, puede
haber modificado los parámetros que
guían el proceso de evaluación de la edad.
Por otro lado, las referencias utilizadas para
e.& propósito conciernen a poblaciones
actuales y su aplicación a los restos bioantropológicos
del pasado presuponen que
los proccsos de desarrollo esquelético y
dental no han sufrido prácticamente ninguna
variación a lo largo del tiempolo. Si
bien tal premisa pucdc significar la inclusión
de un coeficiente de error difícilmente
cuantificable, no existe por el momento
una aiierridiivd r r i k v-i;rbk y certera para la
determinación de la edad de la muerte en
68 Ernesto Martín Rodríguez /Javier Velasco Vi zqi~e/z Verónica Alberto Barroso
los sujetos infantiles. A tal efecto, mediante
estos sistemas se logra una evaluación
de la edad biológica a la que aconteció la
muerte del sujeto, que constituye además
una aproximación estimativa a la edad real
de tal evento", indicio éste de gran irriportancia
para los objetivos planteados en
el presente proyecto de investigación.
El criterio más empleado para estos fines
en individuos corta edad, es el grado de calcificación
de los gérmenes dentarios. No
obstante la medición osteométrica de los
huesos largos aporta, del mismo modo, datos
en este sentido, lográndose así una aproxunauón
estimativa de mayor exactitud. No
obstante en el presente caso, dado el óptimo
estado de conservación de parte de las mandíbulas
de los individuos infantiles y el elevado
índice de hagmentación que presentaban,
se optó por hacer una estimación de la
edad de los individuos dos y tres a partir de
la valoración del grado de desarrollo de las
piezas dentarias. Con ello obtendremos un
diagnóstico ciertamente preciso, con un margen
de error que, según señalan varios autores,
en casos no supera los seis meses. Los
resultados de este análisis son los siguientes:
Individuo número 2
Atendiendo al grado de erupción de las
piezas dentarias deciduas y permanentes,
así como al momento de desarrollo de los
incisivos central (11) y lateral del ladn derecho
(12)(Ubelaker, 1978; W. Krogman y
M.Y. Iscan, 1986; M.Y. Iscan, 1989) pudo valorarse
que este s~ijetod ebió fallecer entre
los seis y siete añosI2. Estos resultados fueron
contrastados con la valoración de otras
regienes aiiatówicas ( c a s ~U c! f5rLürU ciccho
de este sujeto que, mostraba aún sin
epifisar su extremidad superior).
Individuo número 3
Aunque tan sólo se conservaba el lateral
derecho de su mandíbula, pudo evaluarse,
siguiendo un método análogo al anterior,
que este sujeto debió fallecer entre
los cuatro y los cinco años de vida (Ubelaker,
1978; M. Krogman y M.Y. Iscan, 1986;
M.Y. Iscan, 1989).
El diagnóstico del sexo a partir de las
evidencias esqueléticas constituye un obstáculo
nu resuelto para los sujetos inmaduros,
siendo éste un problema mayor
cuanto más cercana está la edad de muerte
del nacimiento. Algunos autores han
propuesto utilizar, como para los adultos,
los caracteres métricos y morfológicos del
coxa1 y, particularmente, del ilión. Sin embargo,
es realmente difícil poder situar con
precisión los puntos osteométricos de refcrencia,
adversidad ésta a la que debemos
añadir la constatada variabilidad interpoblacional
en este sentido. Por estas raznnes
la mayor parte de las investigaciones centradas
en individuos de corta edad, obvian
cualquier valoración en este sentido.
No obstante, dadas las especificidades
del material estudiado hemos considerado
oportuno la estimación de algunas cuestiones
en relación sólo al individuo número
dos. En relación a la edad estimada para
este ináiviciuo, ios eiementos ciei esqueie~o
postcraneal conservados presentaban un
grado de robustez importante, lo cual podría
llevarnos a aventurar la posibilidad de
que pueda tratarse de un individuo de sexo
masculino.
Independientemente de estas cuestiones,
lo que sí resulta del todo sintomático
es la presencia de dos individuos infantiles
en este contexto. Un hecho llamativo si tenemos
en cuenta la escasa significación de
sujetos en este intervalo de edad, o más jóvenes,
en buena parte de los yacimientos
sepulcrales conocidos en Gran Canaria. Es
m5c qrie rrohahle qi-le Ia zp!icxiór? de un2
metodología específica al estudio de los depósitos
funerarios, más allá de pretensiones
morfométricas, llcve a la progresiva
documentación de individuos infantiles en
las necrópolis de los canarios, incrementánduse
así nuestro conocimiento sobre aspectos
palebiológicos que aún desconocemos
tales como la estructura paleodemográfica
de estas poblaciones, esperanza de
vida, índices de mortalidad infantil, etc.
Excavaciones arqueológicas en Risco Chimirique (Tejeda, Gran Canaria) 69
4. LAS EVIDENCIAS FAUNICAS
Las excavaciones arqueológicas Ilevados
a cabo en los yacimientos de Risco Chimirique
han permitido recuperar un destacado
conjunto de restos fáunicos, cuyo estudio
se revela muy significativo para cl
conocimiento de los modos de vida de los
antiguos canarios. En este sentido, la propia
composición del registro constituye
una testirnonio suficientemente representativo
y diversificado que favorece el acercamiento
a las estrategias de subsistencia en
relación con el aprovechamiento de los
animales, su significación económica, así
como los comportamientos culturales que
se establecen en torno al procesado y consumo
de los mismos.
En general, hasta fechas muy recientes,
los estiidios sobre economía prehistórica de
Gran Canaria han constituido una línea de
investigación olvidada, limitándose los pocos
intentos quc se han producido en este
c~i.n.po a 1in.7 mwa transcriprirín CIP 10s datos
que aportan las fuentes etnohistóricas.
Esta situación ha contribuido a perfilar un
panorama excesivamente simple y homogéneo
de la realidad cotidiana de estas poblaciones,
en el que no se perciben los mecanismos
dc rclacionec internas entre actividades
cconómicas de cualquier índole y
sus correspondientes puntos de inserción
sr. orgur,;.= ac:=.,, -. YGcio-pc!i~c2, i~nr\!&;- oca,
etc.
Desde los trabajos de Zeuner a finales
de los años 50, los estudios de zooarqueología
como disciplina científica realizados
para Gran Canaria se limitan a un trabajo
de ir~vraiigdritnq ue se presenta como Tesis
Doctoral en el que se analizan los registros
ictiofáunicos de diversos yacimientos
de habitación procedentes de Gran Canaria,
Tenerife y La Palma, profundizando
en el papel desempeñado por la pesca y los
recursos obtenidos a partir de esta actividad
en la economía aborigen de estas tres
culturas insulares (C.G. Rodríguez, 1994,
1997). Por lo que se refiere a la zooarqueología
de vcrtebrados terrestres no existe
ningún trabajo que se ocupe de los registros
de faima mastológica recuperados en
los yacimientos prehistóricos de la isla, a
pesar de la enorme importancia que la actividad
pastoralista y, por tanto, la explotación
económica de los rebaños, posee cntre
estas comunidades; lo mismo acontece
en relación con la zooarqueología de los
iriuluscus rridiiiius.
En los yacimientos excavados en Risco
Chimirique se han recuperado un total de
1.409 restos fáunicos, de los cuales 268 corresponden
a Chimirique-l y 1.141 a Chimirique-
2. De estos últimos 382 pertenecen
al sector 2a y 759 al 2b.
El registro animal de ambos yacimientos
está integrado por fauna tanto de origen
terrestre como marino, si bien esta ú1-
tima con una proporción muy reducida. En
Chimirique-1 los restos de fauna vertebrada
Lerrestre ascienden a 264, mientras que
la fauna marina sólo se documenta a partir
de 4 unidades óseas. Por su parte, en
Chimirique-2 la fauna terrestre registra
1127 evidencias y las de origen marino 13.
Correspondiendo al abrigo 374 restos de
fauna vertebrada terrestre y 7 a fauna marina
(Chimirique-2) y a la zona de la roca
desplomada 753 restos de fauna vertebrada
terrestre y h a fauna marina (Chimirique-
2b).
F1 r~gistrnA P la f a ima v ~ r t ~ h r a dtearrestre
se compone casi exclusivamente por
huesos de cabras, ovejas y cerdos, destacando
cuantitativamente las dos primeras
especies (582 fragmentos, 41,890), frente a
los cerdos (53 fragmentos, 3,81%) que co-
L-AnL, cn e! resto de! UrChiPié!Ygo 9n-vornn -r"*-""
siempre en una proporción más reducida.
A este grupo habría que añadir los restos
adscritos a la categoría de mamífero medio,
compuesto en gran medida por restos
de ovicaprinos (347 fragmentos, 24,94%).
Además de las especies dumCsticas se
documentó una importante proporción de
evidencias relacionadas con especies silvestres:
aves, lagartos y microticios, cie ios
que una gran mayoría fueron aprovecha70
Ernesto Martín Rodr@rez /Javier Velasco Vázquez / Verónica Alberto Barroso
dos como recurso alimenticio por el grupo
humano asentado en Chimirique (345 restos,
17,6%). Destacando cn cstc panorama
los restos de aves y Gallotia sfhelini, lagarto
de grandes dimensiones, propio de la isla
de Gran Canaria.
En relación a las pautas de sacrificio de
estos animales se observa una marcada es-
11 ucturdción en cuanto a la edad y sexo de
los individuos seleccionados. Así el grupo
mayoritario de ejemplares sacrificados para
su consumo esta representado por hembras
plenamente desarrolladas, mientras
que los machos, aparecen en un porcentaje
mucho más reducido, y sólo a partir de
animales que no han alcanzado a í í la madurez
(jóvenes), en segundo lugar se situaría
el grupo de los infantiles, constituido
por ejemplares apunto de alcanzar el estadio
de jóvenes-aldultos. Un tercer grupo,
aunque de menor relevancia, estaría integrado
por animales neonatos con muy pocos
días de vida.
Los restos de cerdo (Sus dornestico) recuperados
en Chimirique corresponden
principalmente a individuos jóvenes-adultos,
cuyo sacrificio representaría un aporto
considerable de masa cárnica. Además, es
preciso destacar la presencia de un individuo
infantil en Chirique-l. La representación
anatómica de los cerdos está mucho
más limitada ~ I I Pla C ~ P r ;lhr;l~y ~ V P ? ~ S ,
destacando las piezas de dentición y los
elementos de las extremidades como metápodos
y falanges, registrándose en menor
medida fragmentos longitudianles de dáfisis
de algunos huesos largos.
Adcm5s dc !as especies dam6sticas p e
integraban la cabaña ganadera de los canarios,
se encuentran algunas especies silvestres
de pequefia talla, que ocasionalmente
eran capturadas, interviniendo de
forma esporádica en la dieta de este grupo
humano. En este grupo está constituido
por algunas aves, lagartos y es probable
que también algunos micrótidos.
l'or lo que se retiere a las aves su presencia
en el registro fáunico de Chimirique
es notablemente baja, habiéndose recuperado
un solo resto en Chimirique-1(0,37%)
y tres en Chimirique-2 (0,26%). En cualquier
caso, las evidencias óseas de aves en
yacimientos habitacionales relacionadas
con el consumo humano son siempre muy
bajas.
En cuanto al grupo de los lagartos su
estudio se revela significativo, pues junto a
otros registros insulares recientemente analizados
(V. Alberto, 1998) parecen indicar
un aprovechamiento de cierta entidad de
estos animales. Esta situación afecta directamente
a las poblaciones de Gallotia stkelini,
de gran talla. Aunque, como ya se mencionaba
anteriormente, otras evidencias de
lacértidas de menores dimensiones también
pudieron ser aprovcchados como recurso
comestible.
La muestra de Gallotia sthelini esta constituida
por 30 unidades anatómicas. De las
que 5 corresponden a Chimirique-1 y 25 a
Chimirique-2. Sin embargo: cabe la posibilidad
de que algunos de los individuos incluidos
en el depósito no mantengan relación
alguna con la actividad antrópica, sobre
todo teniendo en cuenta que en las
conductas de estos animales parece predominar
cierta predilección por los espacios
que se forman entre rocas en el interior de
las cavidades naturales.
Por otra parte, y r ~ f e r i c !2~ s u cm.siis.s,
en algunos huesos han quedado marcadas
señales inequívocas de tal aprovechamiento
por parte de la población aborigen. De
tal forma que, además de encontrarse entremezclados
con otros desechos culinarios
de origen oiiiiiiñ! en coheí-ente iehciói-i estratigráfica,
presentan claros indicios de
manipulación antrópica como son ligeras
huellas de cortes en sus superficies, determinadas
fracturas óseas o la alteración térmica
del hueso por efecto del fuego.
El consumo de estos reptiles representa
un complemento proteínico en la dieta del
grupo humano, así como un elemento de
diversificación de los productos comestibles
a su alcance que en principio no pare-
OUnversdad de a s Fanas d? Gran Canara i t o e c a Unuestsri Memmi Dgta le Caniris 20815
Excavaciones arqueológicas en Risco Chimirique (Tejeda, Gran Canaria) 71
ce responder a la puesta en marcha de una
estrategia dirigida, sino más bien al aprovechamiento
ocasional y oportunista de un
recurso disponible en el entorno. En esta 1ínea,
la captura y consumo de lagartos ha
de entenderse como una actividad organizada
en el seno del grupo familiar o local.
Por el momento, Gallotia stkelini sólo se
había documentado en el yacimiento habitacional
de San Antón en Agüimes, constatándose
por segunda vez en el registro
óseo de Chimirique. Es probable que este
hecho constituya un comportamiento generalixahle
para el contexto insular.. de ahí
la importancia de llevar a cabo los correspondientes
estudios zooarqueológicos aplicados
a los conjuntos fá~micos de los numerosos
yacimientos prehispánicos que se
conocen en Gran Canaria.
Tanto Chimirique-1 como Chimirique-2,
son reutilizados en época histórica hasta
prácticamente la actualidad, claramente re-
1 - 2 -.--A - - --- 1 - - - -L: - . :A-A- - A L.-,..- ,...-- 1auu~LauuuC ULL ~ a ~> C ~ ~ I U ~ UUC= JYC IJLVICU
desarrolladas en las zonas de cumbre de
Gran Canaria. Precisamente con este período
cronológico han de relacioiiarse las
evidencias de conejo recuperadas en los yacimientos,
puesto que constituyen una especie
introducida por los europeos a partir
del s. XV. Lo mismo sucede con una parte
importante de la microfauna.
5. LAS INDUSTRIAS
5.1. Las industrias líticasn
Lo primero que llama la atención en los
tres conjuntos o áreas de intervención individualizadas,
es la extremada variabilidad
de rocas que han sido seleccionadas
para servir de soporte de los distintos artefactos.
El grupo más numeroso corresponde
a las rocas volcánicas de grano grueso
seguidas por los vidrios volcánicos, rocas
volcánicas de grano fino y, en menor
medida, rocas silíceas.Las estrategias de talla
adoptadas son deudoras en gran parte
de las propipdades mecánicas de cada uno
de estos grupos, aunque también han debido
adaptarse a la dispar abundancia con
que aparecen en la naturaleza y, por supuesto,
a la finalidad a que están destinados
los instrumentos elaborados.
Entre las rocas volcánicas de grano
grueso destaca la explotación unidireccional,
aprovechando generalmente un plano
de percusión cortical, realizando las extracciones
paralelas entre sí, de manera que
se crean productos lascares leptolíticos, que
en ocasiones son verdaderas láminas. Los
núcleos pueden tener otras extracciones
más cortas, localizadas en los laterales o el
extremo contrario al plano de percusión,
que tienen com objeto preservar la convexidad
latero dista1 de la superficie de explotación.
Existen igiialmente otros soportes unifaciales
de explotación unidireccional, en
los que se observan unos métodos de talla
menos elaborados. En estos casos los planos
de percusión son corticales o una gran
frac. tura plana, partiendo de ellos una su- crsio,n dc cxtracci~ficsd e m ~ r f ~ l e g idai
versa. Además no se registran labores de
mantenimiento de la superficie de explotación.
También se constata la presencia de una
explotación centrípeta o de tendencia centrípeta.
En unos casos se trata de piezas
unifaciales que tienen por lo tanto un plano
de percusión cortical, mientras que en
otros son piezas biíaciaies, aonae ia superficie
de explotación y la configurada por
los planos de percusión pueden alternarse.
La obsidiana sufre tres sistemas de explotación,
que la escasez de elementos nos
impide jerarquizar según la frecuencia de
su utilización. Por una parte, se emplea el
sistema bipolar, consistente en golpear con
un percutor a un soporte, que está apoyado
sobre un yunque. Con ello se imprime
una presión conjunta desde dos polos
opuestos, creándose extirpaciones lascares
con negativos contrapuestos amén de una
gran cantidad de fragmentos informes.
También se registra una explotación direccional,
con planos de percusión escasa o
nulamente preparados, que crea prodiictos
72 Ernesto Mnrtín Rodr@irrz /Jnziicr Velnsco Vhquez / Vcrótlicn Alberto Bnrroso
de lascado de tendencia alargada. Por último,
se han constatado tres ejemplos de explotación
centrípeta, uni o bifacial, con las
mismas características que la descrita para
las rocas volcánicas de grano grueso.
Existen también fragmentos de rocas
vacuolares de grano grueso con huellas de
desgaste que parecen haber sido producidas
por su uso como raspadores o manos
de molino, además de otros pertenecientes
a la muela superior de un molino circular.
5.2. La cerámica
Una de las evidencias con representación
en Chimirique es la cerámica, si no
tanto en el abrigo 1 si en el sector B del 2.
La cerámica pr~hispánica de Gran Canaria
es quizás junto con la industria lítica uno de
los aspectos peor estudiados a pesar de la
importante colección que custodia en sus
fondos el Museo Canario. Si en otras islas,
como sucede en La Palma o en Tenerife, la
cer,a m.c a se h a rcic!ads cama ~ rin.str ümento
de gran valor para diferenciar los
procesos diacrónicos que tienen lugar en el
seno de las comunidades prehistóricas, para
Gran Canaria sólo tenemos estudios tipológicos
antiguos desfasados por este motivo
o por su arbilrariedad, de iriodu que
muy dificilmente podamos utilizar estos
datos con los fines señalados. Tampoco conocemos
ia íuncionaiiciaci de ios recipientes
oponiéndose complejas y decoradas formas
a una cerámica tosca y sin decoración o pequeños
recipientes frente a grandes vasos
usados para el almacenamiento. La amplia
variedad formal de la cerámica de Gran Canaria
junto a la extensa diversidad de decoraciones
y tratamientos, parece ser fiel reflejo
de la complejidad de la sociedad que
elabora este registro cerárnico.
El ajuar cerárnico de Risco Chimirique
no reviste la riqueza que se puede apreciar
en los poblados costeros excavados, lease
Cueva Pintada de Gáldar o El Pajar de Arnuineguin.
Es basicamente una loza fiin- u
cional sin que ello suponga demérito alguno.
Los materiales obtenidos presentan un
elevado nivel de fragmentación, a pesar de
lo cual se han podido remontar parcialmente
algunas piezas lo quc nos ha permitido
recontruir varias formas para uno y
otro abrigo. Se trata por lo general de grandes
recipientes de formas globulares con o
sin cuello que probablemente estarían dedicados
al almacenamiento de granos o de
productos secos. Esta afirmación no es gratuita
sino que está sustentada en el estudio
dc las carácterísticas de las pastas de estos
recipientes que son, por lo general, de mala
calidad con desgrasantes medios o gruesos
y un p r o r ~ s nd e cncción dpficientp, factores
que no otorgan a la pasta la estanqueidad
necesaria para almacenar o
contener líquidos. Por otra parte su fragilidad
unida al considerable peso que deberían
tener les confiere el estatismo propio
que caracteriza a los recipientes empleados
con estos fines. Esta cerámica no presenta
decoración y el tratamiento de las superficies
tanto cxkri-ias coii-to ii-iiei-i-ia surle se1
por alisado aunque también encontramos
superficicc toscamente espatuladas. Estos
son los Lipvs reconstruidos para Chimirique
1: grandes recipientes ovoides o de
tendencia esférica con cuellos indicados o
bien marcados.
Por el contrario en Chimirique 2, sector
B, la cerámica es más variada y abundante,
también presenta formas y apendices de
mayor complejidad. Hemos reconstruido
varios tipos recogidos en la bibliografía tradicional:
-Tipo 1: Reciepientes ovoides de grandes
dimensiones con cuello indicado o bien
marcado y fondo plano. Pastas poco cuidadas,
desgrasantes medios o gruesos. Sin
decoración y superficies alisadas o espatuladas.
Las econtramos tanto en Chimirique
1 como en 2.
-Tipo 2: Recipientes de tendencia esférica
con o sin cuello. Presentan apéndices variados
generalmente asas de cinta simples
o mf i c omp l~j a sa dosadas a iin vertedem
Las pastas son más cuidadas, con desgrasantes
finos o medios y cocción más reguExcavaciones
arqueolúgicas en Risco Chimirique (Tejeda, Gran Canaria) 73
lar. Pueden ser lisas o estar decoradas mediante
engobe.
-Tipo 3: Rccipicntcs dc tcndcncia semiesférica.
Superficies alisadas, pastas más
cuidadas, sin decoración.
-Tipo 4 : Rccipicntcs cn forma de casquete
esférico. Carácterísticas parecidas al
tipo anterior.
-Tipo 5: Recipientes de tendencia troncocónica
y fondo plano. Pastas cuidadas y
superficie externa decorada con engobe rojo.
-Tipo 6: Recipientes compuestos con 1ínea
de carena a media altura que combinan
formas esféricas y troncocónicas con bordes
divergentes.
Es de destacar, aún cuando su representación
sea más bien anécdódita, la presencia
de un fragmento de borde divergente
de un recipiente minúsculo, también
conocidos como microcerimica.
5.3. Los tejidos y las pieles
Las evidencias de este tipo estan circunscritas
al sector B del abrigo 2, lugar en
el que se localizó un espacio de enterramiento
superpuesto al piso de ocupación
como vivienda anterior. Tanto las pieles como
los tejidos aparecen asociados a las inhumaciones,
presentando un estado fragmentario
y de gran fragilidad como consecuencia
de los intensos niveles de
humedad que registra el sedimento durante
buena parte del año.
Los fragmentos de tejido recuperados
corresponden al tipo 2 de la clasificación
propuesta por Bertila Galván Santos
(1980:55-56), presentando este las siguientes
características:
1.a urdirrrlirr y la Lrurm eslúri Jorrriudus por
tallos de Holoschoeizus vulgaris Link desecados
y majados. El tejido se realiza haciendo pasar
cada uno de los hilos de la trama ni sentido
opuesto, entre cada dos hilos de la urdirnbre, de
forrim alterna en cada hilera, tanto para los tejidos
loilgitudimles, cotr~op ara los radiales. (?)
Ln irrdimbre y la trama siíelen guardar las mismas
proporciones, presentaiido texturas de varios
grosores, desde los tejidos redizados con tallos
coirzpletos rnachncados hastu los trabujudos
con algiínas fibras solamente. Arq~leologicamente
este tipo de tejido estd evidenciado por
nunwrosos hallazgos registrados tanto e11 cuevas
iiízturales de habitación conzo en cnevas Izaturales
de eilterramieilto?
Además de los fragmentos de tejido ve-
6eiai seiidddus, se uiiiu\~ieiuivi alius flagmentos
pequeños y en muy mal estado de
cuero que contuvieron algún tipo de decoración
dificil de apreciar. Uno de ellos presenta
un cosido del tipo IIb señalado por G.
Mies. Por las características externas y su
ligereza parece tratarse de pieles de ovicápridos,
muy utilizadas por otra parte en
Gran Canaria en las envolturas I~uierarias,
el vestido y para confeccionar objetos de
ajuar personal y doméstico.
NOTAS
1 HERNANDPEÉZRE Z,M .S. Excavaciones arqueológicas
en Gran Canaria: Guayadeque, Tejeda
y Arguineguin. IV Coloquio de Historia
Canario Americana, 1, 1982
2 La excavación de los abrigos de Risco Chimiriqiic
así como los trabajo, realizados en
El Pajar (San Bartolomé de Tirajana) y en la
Playa de Aguadulce (Telde) se integran dentro
de un Convenio de Coiaboracion firmado
entre el Excmo. Cabildo Insular de Gran
Canaria y la Universidad de Las Palmas en
el mes de junio de 1998.
3 En los trabajos de campo participaron, además
de los firmantes, las siguientes personas:
Gloria Santana Duchement, Antonio Betancor
Rodríguez, Julian Melian Aguiar, Teresa
Delgado Darias y Carlos Santana Jubells.
4 Localizado preferentemente en el extremo
oriental de la cuadrícula B-4.
5 A lo largo del curso de los trabajos arqueológicos
se estimó necesario la ampliación de
74 Ernesto Murtín Rvdr&uez /Javier Veluscu Vúzyuez / Verdni~uA lberto Burroso
las cuadrículas sobre las que se intervino, extendiéndose
los trabajos a C-4.
6 En la mayor parte de los casos se trata de
una cerámica de una pasta poco seleccionada
que muestra una cocción irregular y un
desgrasante poco seleccionado, un hecho éste
especialmente evidente en los fragmentos
correspondientes a piezas cerámicas de mayores
dimensiones Coexisten con éstas, aunque
eii iiieriur pruyuiciúii, Irdgiiieiilus cvrrespondientes
a vasijas con un tratamiento
más cuidado, tanto en lo que se refiere a la
selección de la materia prima, como en su
tratamiento tecnológico. Parece existir una
diversidad tipológici estrechamente ligada a
la funcionalidad de estos recipientes.
7 Además de ello, la importancia de los antepasados
en las vivencias del canario resulta
un hecho evidente a juzgar por la información
proporcionada por las fuentes etnohistóricas.
De este modo este comportamiento
cultural no se va a limitar al mundo espiritual
sino quc cstarií prcscntc cn divcrsas fa
cetas de la vida cotidiana del grupo. Como
recoge Gómez Escudero (Morales Padrón,
1993: 439): "sus leues eran los prezeptos de sus
maiores, que amnban y obedecían con puntunlidad".
8 No pudo emplearse en este caso los análisis
estadísticos discriminantes a consecuencia
del yd coinentadu índice de fracturaciún observable
en el esqueleto postcraneal.
9 Como recoge W.R. hlaples (1989: 323): "age
detevrnination ic ultirnately an art, izot a precise
science. Many areas os scientific data rnust be
~ í ~ n l t ~ ahtudi .th pfinal hest estimate resultsfrom
subjrtivc zi1ci;elzting of tkc vcsults of al1 of tlie
teclmiques tlzat iverc ernployed".
10 Esta circunstancia a la que aludimos presenta
una especial importancia a la hora de
abordar un estudio de esta naturaleza en DOblaciones
prehistóricas canarias. Ello es así
por las demostradas peculiaridades paleobiológicas
de estos gmpos humanos, difícilmente
comparables en este sentido con los
grupos europcos que, normalmente, sirven
de referente en este tipo de trabajos.
11 La precisión con la cual puede llegar a estimarse
la edad de la muerte será mayor
LU~IILsIeUa pusible cotejar la i~ifur~~ldcdi ún
este respecto en la totalidad del esqueleto.
Esta circunstancia también vendrá condicionada
por el estado de conservación de las
evidencias anatómicas.
12 Un aspecto dc gran interés con relación a
este Individuo número dos es que pudo observarse
en los dos incisivos en formación
del lateral derecho la vresencia de dos bandas
hipoplásicas muy próximas entre sí.
Ambas se encuentran localizadas en las cercanías
de la unión cemento-esmalte, indicando
con ello que se formarían en torno al segundo
o tcrccr año de cxistcncia dc cstc su
jeto. Normalmente la presencia de líneas de
hipoplasia en este intervalo de edad se asocia
con el "destete" y el cambio de alimentación,
al dejar de ser dependiente de la madre,
acaecido ;n esta etapa de la vida (a ello hay
que añadir que con el destete la madre deja
de reforzar el sistema inmunológico del
inidnte, hdciend« que coiiicidd en este momento
una mayor susceptibilidad al padecimiento
de enfermedades que pueden también
provocar situaciones de amelogénesis
del esmalte como las aquí determinadas)
13 El análisis preliminar d; estos materiales fue
rcdizodo por la Dra. Amelia Rodríguez Rodríguez
(Departamento de Ciencias Históricas,
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria)