VEGUETA, Número 3,1997-1998, (147-162)

Las finanzas

de los periódicos

tinerfeños

en los años

de entr-~0~- -u uervas

"Doctor en Historia por la Universidad de La Laguna.

Profesor Agregado de Historia del 1. B. de la Villa de Candelaria, en Tenei

148 Jii fia Antonio Ymes Mesa

A pesar de su vocación informadora, los

periódicos siempre han procurado

mantener a buen recaudo su propia intimidad.

Sea para eludir impuestos, para captar

anuncios, para aparentar neutralidad, o por

cualquier otra inconfesable razón, tal hermetismo

resulta proverbial en el campo

financiero, al que siempre han mantenido

parcial y tendenciosa, cuando no totalmente,

oculto a sus lectores. Como quiera que,

acaso, por atavismos generados por ese

celo, no quedan rastros de libros de contabilidad

ni de otra documentación que, en el

mejor de los casos, los ejemplares editados,

los problemas que plantea el estudio de las

finanzas de los periódicos resultan sumamente

engorrosos. Ello, sin embargo, no

justifica su tradicional olvido por los investigadores,

pues la vertiente económica en

cualquier campo de estudio ofrece perspectivas

irrenunciables a todo historiador que

se precie de trabajar con un mínimo de

rigor.

En los renglones que siguen, pretendemos

abordar el problema centrándonos en

los años de entreguerras. A tal fin, hemos

recopilado todo dato cuantitativo o cualitativo

que, casi siempre de manera accidental,

saltó a las páginas de los propios

periódicos de entonces legándonos un testimonio

útil, aunque no siempre fiable.

Hilvanando estos datos parciales con otros

de procedencia más diversa, centrados en

impuestos, salarios y, más genéricamente

aún, desarrollo y coyuntura económica del

espacio isleño, pretendemos esbozar un

cuadro evolutivo que nos desvele el binomio

"recursos materiales/línea editorial"

en los periódicos tinerfeños de aquellos

cruciales años.

1.- Las estrecheces de anteguerra

1.1.- El capítulo de los ingresos

1.1.1.- Las ventas

Indicios más que suficientes, revelan que la

venta de los ejemplares reportaba, sin la

menor duda, los ingresos más sustanciosos

de los periódicos tinerfeños en los anos de

anteguerra. Se trataba, por lo demás, de

una afluencia de activos enormemente limitada,

aunque ciertamente estable, pues el

grueso de las clientelas estaba garantizado

por medio de suscripciones. Y es que el

desolador panorama que ofrecía la formación

social islena, inmersa en arcaísmos

socioeconómicos de todo tipo, impelía el

nacimiento de los perindicos con mínimos

de ventas asegurados de antemano, evidentemente,

en función de afinidades e intereses.

Los promotores elaboraban su posible

relación de suscriptores, a los que enviaban

el número inicial con el ruego, más por cortesía

que por otra cosa, de devolución a los

no interesados para, de inmediato, dejar

ultimada la lista definitiva con los que

daban la callada por respuesta.'

Los periódicos especializados, indudablemente,

los más modestos de todos, fueron

los que menos inconvenientes tuvieron

para recrear, no sólo sus ventas, sino incluso

su circulación dentro de la sociedad isleña.

El semanario mercantil lagunero "El

Porvenir Agrícola de Canarias", por caso,

promovido a comienzos de 1901 por la

"Real Sociedad Económica de Amigos del

País de Tenerife" y las cámaras agrícolas de

la provincia, llegó incluso a hacer pública

su relación de suscriptores. Ciento once

fueron los relacionados, y dado que pedía

disculpas a los excluídos aduciendo "olvidos

involuntarios", no creemos que la lista

fuera excesivamente más amplia. Doce profesores

del Instituto de Canarias, quince del

Seminario, cinco de la Escuela Normal, diez

clérigos, cuatro abogados, dos maestros,

veinte asociaciones diversas, doce establecimientos

públicos, cinco zapaterías, cinco

talleres, tres fondas, tres barberías, el

Obispo, el Alcalde, un guardia civil, los

organismos oficiales del municipio y algún

que otro profesional más, formaban un

cuerpo de suscriptores que, por el carácter

apolítico de la publicacií,n, resumía la élite

letrada del m~nicipioD.~ad o que la suscripción

costaba una peseta al mes, los ingresos

Las finanzas de los periódicos tinerfeños en los años de entreguerras 149

por ventas de cada una de las cuatro ediciones,

pues, debían rondar las treinta pesetas.

Se trata, sin embargo, de cifras relativamente

altas debido al sobreprecio del ejemplar,

pues multiplicaba por cinco al de los diarios.

Años más tarde, otra publicación del

mismo carácter y procedencia, un boletín

dccenal de 28 páginas editado entre 1908 y

1910 bajo el titular "La Asociación Agrícola",

cuando cumplió su primer aniversario,

reconoció explícitamente que, a pesar

de la coaccicín que ejercía para captar suscriptores,

a duras penas conseguía cubrir

costns.'

Otra publicación especializada, la revista

quincenal "La Propaganda", cuadernillo

de 8 páginas que se editaba anualmente en

La Laguna para recaudar fondos para la

tiesta del Cristo, en lYUL confesb públicamente

que entre enero y mayo, descontando

los gastos de distribución y cobranza,

había recaudado 472,35 pesetas,' lo que

revela unas 50 pesetas por edición y, por

tanto, una masa de suscriptores algo más

extensa, indudablemente, por su mayor

capacidad de persuasión en la localidad.

Los nada desdeñables beneficios que generaba

para la fiesta (aquel año el total recaudado

alcanzó las 1.862,71 pesetas y la revista

aún editó cinco números más), sólo son

explicables por su carestía, su artificial

clientelismo y su desinteresada elaboración.

Con las mismas bases, el periódico

proletario de comienzos de siglo "El

Obrero", elaborado por impresores y litógrafos

pertenecientes a la "Asociación

Obrera de Canarias", pudo conocer una

prolongada existencia de casi cinco años.

Los tímidos intentos de los periódicos

por ofrecer aigun reclamo a ios islenos en

aras a incrementar su difusión con las ventas

al número, no estuvieron ausentes en

aquellos anos. Argumentalmente, el campo

de los sucesos fue el ideal para ello, tanto

por su desvinculación de intcrcscs o idcarios

como por su capacidad de engatusamiento

en la sociedad canaria de entonces.'

Alguna estrategia típicamente comercial

también fuc adoptada por más de un pcriódico,

caso del semanario católico-conservador

"La Laguna", que por entonces llegó a

un acuerdo con la revista especializada

peninsular, "La Última Moda", para ofrecer

ambas publicaciones a un precio especial!

Con ello, sin embargo, intentaba ganar

clientela dentro del sector más impcrmcable

e iletrado de la sociedad isleña, el femenino.

Las estrategias más costosas, evidentemente,

estaban reservadas a los diarios más

importantes del momento, en la primera

década del siglo, el conservador "El

Tiempo" y el liberal "La Op i i~i ó n " ."~El

Tiempo", por caso, entre 1904 y 1905, con el

fuerte arropamiento de sus correligionarios,

Ilrg6 a ofrecer hasta dos ediciones diarias

con un costoso servicio telegratico sin encarecer

las cuotas a sus s u ~ & ~ t o r e sM. ~ás

tarde, ya en vísperas de la guerra europea,

los dos periódicos de mayor proyección en

la Isla, los recientemente gestados y asimismo

políticos, el católico "Gaceta de

lenerite" y el republicano "La IJrensa",

intentaban concurrir al mercado por la

mañana ofreciendo la información foránea

recalada en las Islas a últimas horas del día

anterior,' cosa que pronto consiguió el

segundo" merced a la tenacidad de su

director, el preclaro periodista Leoncio

Rodríguez. Se trataba de los tímidos, e inútiles,

escarceos de los periódicos tinerfenos

tie anteguerra en orden a la asuncion dei

papel de órganos de información, objetivo

inalcanzable por el mecenazgo político que

iiniitaba ei margen de maniobra a todos

ellos

Con la mera información, sólo supieron

incrementar ventas los periodicos republicanos.

~ndudablemente," La ~ r e n s a "f ue

quien mejor supo hacerlo amalgamando su

clientelismo natural con la minoria ilustrada

de Santa Cruz y La Laguna interesada

en conocer, simple y llanamcntc, la actualidad.

Su cuidada y amena coniposición

(hablamos en parámetros de la época, cvi150

julio Antonio Yunes Mesa

dentemente), su calidad narrativa y su

tinerfeñismo de sesgo inequívocamente

r~gionaljsta,l a auparon a la cúspide del

periodismo tinerfeño en vísperas de la guerra

europea.!'

Esa hegemonía, sin embargo, no significaba

que los ingresos por ventas del todavía

diario republicano fueran excesivamente

boyantes en relación a sus costos de

edición, lo que magnifica las estrecheces de

los restantes periódicos de entonces.

Valorando que las tiradas no eran vendidas

íntegramente,:i que el grueso de las clientelas

compraban a precio reducido porque

eran suscriptvres, y que, además, no todvs

pagaban," y suponiendo un promedio de

mil ejemplares vendidos al precio máximo

de 0,05 pesetas, cifras alcanzables en vísperas

de la guerra por escasísimos periódicos,"

obtendríamos un listón de unas 50

pesetas diarias r&usuY!r, acuso, -Yr >"-' "!,-

Prensa".

1.1.2.- La publicidad

El otro capítulo de ingresos regulares de los

periódicos, la publicidad, en los años previos

a In guerra europcn, aún crn incapaz

de generar en Tenerife unos beneficios

siquiera comparables a los de las ventas. El

I.t)lqy>l 't) l1 t)CC)RC)II'LZ, I.s !eEa, hZCO"""I ;P% --r --"

ble el estado embrionario de este moderno

recurso comercial en el Archipitlago.

Lgs ha!hnrens Tie:j2r<ln t)!?

evidencia cuando "Ida Prensa" en 1911, convertido

ya en el principal periódico de

Tererife, ce!ga i"n tib!bn de sntincinc en cu

zaguán para que comerciantes, empresarios,

exportadores, propietarios y, en definit

i i u , !a mincria nogncilil-ito do Santa Cm?,

contactara a trav6s de misivas a "precios

módico^".'^ Dado, pues, el raquitismo de la

Yurpesía safitacrxcerq "! perió&cc c=m=

plataforma anunciadora resultaba tan desproporcionado,

que "La Prensa" consideró

" 3 , - 9,- --,.o1 $4;- ., n"&....t&.;,-*-F.,.tP. c.;+..- Y"' "" Y U " L ' "," L " L ' U ' L h ' L U " L L . L L L i l . . C l L I

do, podría resultar más atractivo que el

repetitivo y circulante en función de la

A;L..c;A- A-1 ---:AA;,-- C;- --l.---- l.. L..-

ULLClC?."L, WC. yL"VU'L". "", LLIIVUIg", ,', IIUyectoria

del "vest~íbulo de "La Prensa", tal y

como era conocido en Santa Cruz, no debió

ser muy satisfactoria a juzgar por su inmediata

omisión del periódico. La menudencia

de la ciudad, la reducida y concentrada

actividad comercial y financiera, y la fluida

relación interpersonal de entonces, debió

hacer superfluo hasta su uso.

Antes de finalizar el propio año 1911,

era otro periódico republicano de Santa

Cruz, "El Progreso", el que confirmaba el

precario desarrollo de la publicidad en las

Islas. Esta vez, acaso, aprovechando la

favorable y fugaz coyuntura económica del

momento, encontró un particular que contrató

sus espacios de publicidad como base

a una pretendida "agencia de an~ncios".'~

El rotundo fracaso del proyecto, quedo asimismo

evidenciado con su progresivo

silenciamiento en las páginas del peri6ciico.

y cr; ,,,.., -,.- .,-...T ,,-t '. ..- ......c-- -- ' l,." 1U ' y"' """"'C", L"'L"'C"L' C A L & V i 3

periódicos era, desde el punto de vista

comercial, una estrategia poco rentable en

las Islas. Los propios suscriptores, bien por

compromiso o por la pueril vanidad de ver

el nombre de su negocio impreso y circulando

en letras de molde, generaban el

grueso de los anuncios. La paralela contribución

de los negocios y firmas más lucratide

Canta crUz, dc rLuiicres car,

signatarios, probablemente, más para

congraciarse con la prensa isleña que por

interés tJCYnjlriC),la cOm-l-+3h3 unl Ln-ur \y<-t-i ..l"n

más sustancioso de la publicidad. El resto,

eran pequeños avisos y comunicados de

p2rtjrl?!2rec niio nnr domás, ronnrt?ih?in

-l-" '-i -A "'"""

escasos beneficius.

Evidentemente, los problemas para capt

, ? ~3r .zncics r e tr..'!ti*l;fioh", .-'..,... 1mc

Y""'""" Y""' '""

periódicos que nacían en los entornos rurales.

El caso del despolitizado "Diario de

TaGrGr' La ^rGtaiu, . ? Y- 7 ."- " A- - - - * - '"""C." U',"

vida fugaz a comienzos de 1906, resulta

sumamente ilustrativo. Inicialmente, apare-

. , n3n IIA~,--A- ..- -......A- AU"

'"L. U " U yUb""'3 " L ' U ' L U " U.1 L 1 1 L U I L L I " U C

la imprenta de Antonio Herreros, donde

era estampado, y otro de una compañía de

n--,...-" "..* ..--* -6-l.- -1 -:--,. :------..

DC~CLIVD YUC i r 5 r ; i i r a v a ci iiiiaiiiv iuiyiravl.

Las finanzas de los periódicos tinerfeños en los años de entreguerras 151

Luego, a los pocos días, agraiidó el anuncio

de la imprenta y amplió su superficie informativa

hasta las cuatro páginas, si bien,

apenas captó seis anuncios más, dejando

amplios espacios en blanco bajo el reclamo

de "disponible". A los pocos días, cuando

ni siquiera había cumplido un mes de existencia,

el periódico desapareció.

Como ocurriera con las ventas, las

publicaciones especializadas fueron las que

menos problemas encontraron para airear

sus ingresos por publicidad. Se trataba, sin

embargo, del sector que menos coacción

ejercía para ios anuncianies, siendo iiustrativa

la trayectoria de la revista lagunera de

1909 "El Cuento Regional", que editó tres

números mensuales sin captar siquiera un

anuncio a pesar de sus continuos requerimientos.

La de más entidad de entonces, la

decenai "Artes y Letras'.' dei director aei

periódico republicano "Diario de Tenerife",

Patricio Estévanez, no sólo fue la que más

publicidad captó al calor de su correligionariado,

sino la que, a su veL, mejor dejó

traslucir sus ingresos por la tipología de

cuotas que estableció. Según decía, cobraba

una peseta por cada quince palabras y diez

céntimos por cada una de más, si bien, ofreciendo

rebajes a los suscriptores de "Diario

de Tenerife". Contabilizando las palabras

dc los anuncios, que abarcaban un tercio de

iina de las pequeñas páginas de la revista,

al precio máximo, obtendríamos unos

ingresos inferiores a las 19 pesetas por edición.

Algún que otro anuncio fuera de la

sección, entre los que destacaba el del Hotel

Británico, a precios convencionales que, en

conjunto, ni siquiera cubrían una pagina,

completaban toda la publicidad captada

por la revista. En definitiva, sus ingresc)~

por anuncios no alcanzaban, ni mucho

menos, las treinta pesetas por edición.

Desde el punto de vista económico,

pues, la publicidad tenía por entonces

menos interés para los periódicos que las

ventas. "Gaceta de Tenerife", por caso, evidenciaba

tal prelación obsequiando a los

suscriptores que anticiparan sus pagos con

cincuenta palabras de propaganda al año.'"

Los anuncios, además, siempre ocupaban

espacios marginales y específicos en todos

los periódicos, en los más importantes,

parte de la tercera y cuarta páginas, donde

aparecían agolpados, reiterativos, pues las

planas apenas sufrían variación de unos

números a otros, y mutuamente restados de

efectismo. Bajo esos parámetros, debe interpretarse

la singular ubicación que dieron

los periódicos laguneros a sus secciones de

publicidad. Así, más de uno concurrió al

niercado con las dos hojas unidas a la

i~iversd," ofreciendo a los ieciores dos phginas

sucesivas y autónomas de información

que, una vez leídas, evolucionaban hacia

un monótono panel publicitario con el simple

paso de página. Se trataba, pues, de

estrategias muy poco apropiadas desde el

punto de vista comerciai que, una vez más,

redundan en el estado embrionario de la

publicidad en las Islas.

En definitiva, en las Canarias de anteguerra,

los anuncios generaban a los periódicos

ingrcsos marginales que, en el mejor

de los casos, rondaban el 30% de lo que

proporcionaban las ventas.

1.1.3.- Otros ingresos

Los escasos perindicos que contaban con

imprenta propia, tenían la posibilidad de

abrir otro caudal de ingresos otertando trabajos

tipográficos. "La Prensa", por caso, en

su etapa inicial, ofreció la impresión de tarjetas

de visita y "besalamanos" a precios

cunveiicionales."' Más diversas y difíciles de

cuantificar, debieron ser las generosas y

oportunas derramas de los sectores ahnes

de algunos periódico^.^^ Se trata, en definitiva,

de capítulos de ingresos imprecisables,

aunque no por ello desdeñables, cuya mera

existencia corrobora la endeblez financiera

del periodismo tinerfeño en los aíios de

anteguerra.

1.2.- El capítulo de los gastos

En vísperas de la guerra europea, la resma

de papel costaba a los periódicos canarios

152 Iulio Antonio Yarrcs Mesu

3,75 pesetas. Dado que una tirada de 3.000

he;as, es, de 1.5eG c;,e m,yl,v."-&c J Au"0 "4Y-;--b L

nas, consumía 6 resmas, los periódicos que

en las Islas editaban tal cifra, muy pocos,

gastaban en papel 22,50 pesetas diarias.?"

"Gaceta de Tenerife", por citar el caso de

un periódico importante, en el tramo final

A- 1- -----.- (- inn uc ia t;uciia, L u i i z u r i i i a u k i a a ivv icoiiina

mensuales, 10 que diariamente representaba

3,5 resmas y una tirada, cuando aún conservaba

las 4 páginas, claramente inferior al

millar de e j cmpl a r e~A.~l ~c osto del papel

había luego que sumar el de impresión,

esiu es, corriyusici6i1,d ~ L c$u de Yid~id>i,i ~itas,

salarios a cajistas etc, que para 1.500

ejemplares, debía rondar las 20 pesetas diarias.

zs

Por otra parte, 3 asalariados, contando a

los redactores, a un jornal de 3 pesetas,

supoiiían otras 9 pesetas diarias.". A su vez,

el servicio telegráfico, que no todos podían

afrontar, costabd d los periódicos más

importantes, sumando la comisión de la

agencia y los gastos de giro, en torno a las

10 pesetas diaria^.?^ Dejando un margen de

3 pesetas para otros gastos mas dispares y

de cuantía inferior, tales como distribución,

impuestos, alquiler de local, luz y, los que

carecían de ella, imprenta, tendríamos que

los peri6dici)s que en el Archipiélago editaban

unos 1.500 ejemplares gastaban como

minimo unas 70 pesetas diarias. En ei mejor

de los casos, pues, ingresos y gastos iban

ras con ras."

11. La incidencia de la guerra y postguerra

europeas en las finanzas y la información

de Los periociicos tinerfenos.

El estallido y evolución de la guerra europea,

alteró drásticamente el panorama del

periodisn~o isleño al dotar a todos los

periódicos de un repertorio análogo de

noticias foráneas que, por si fuera poco,

ofrecía inusitado interés para el común de

los isleños. Probablemente, ron los arcaísmos

de entonces, sólo un acontecimiento

luctuoso de tal cdibre, estaba capacitado

para desperezar el deseo de información en

las Islas. Como quiera que la propia guerra

A n r - c - . c n X 1-0 n-.n-.lnr A A ..rnm..ri;nnn;íiri

U L a m L m U L " A"., L " A t m A L . 7 UL L " . L , " L X L L ' & L & " l L

desde el exterior merced al afán de los contendientes

por hacer propaganda en favor

de sus causas, inopinadamente, los isleños

tuvieron a su alcance su dcsarrollo con una

actualidad insólita para con las noticias ajenas

& las Islas. La ;e:cgrafiaili &mbrica fue

el soporte de esta información foránea

que,2y como era costeada por los propios

países beligerantes, fue acogida con suiuo

agrado por los periódicos. Pronto, la guerra

no sólo homologó contenidos sino que acaydru

ius cspcius esieiarcs cie ius pagi~iddos.

Súbitamente, pues, había cambiado el

trasfondo argumenta1 del periodismo isleño.

En un principio, todos los periódicos

dispararon sus tiradas desbordando sus

tradicionaies y reducidos círcuios ae difusión

merced a las ventas al número. Pero

con el decurso de los meses, los que supieron

satisfacer mejor la curiosidad de los lcctores,

acapararon el grueso de la creciente,

aunque siempre modesta, concurrencia.

"La Prensa" volvio a hacer gaia de su instinto

periodístico, incrementando tanto sus

ventas al público, que tuvo que habilitar

puntos de difusión en las principales localidades

de Tenerife." Otros que no supieron

sintonizar con los nuevos tiempos, sin

embargo, continuaron rnecirancio en ei seno

de círculos muy concretos, algunos, muy

pocos, con bases reforzadas, caso del semanario

"La Tribuna"," cuya feroz germanofilia

dejaba en evidencia la fuerte presencia

de casas alemanas en sus secciones de

pubiicidad.

Pronto, los principales periódicos isleños

ensayaron toda suerte de estrategias en

aras a sacar la mayor tajada posible de la

coyuntura. Fue comienzos de 1916, cuando

los más importantes adoptaron sus resoluciones.

En efecto, mientras el diario católico

"Gaceta de Tentirife" decidía dotar a su

información de densidad dejando incólume

su línea editorial, para lo cual enipr~cía

imprimir seis páginas diarias;'? el diario

Las finanzas de los periódicos tinerfefios en los afios de entreguerras 153

republicano "La Prensa", en contraposición,

q,-taUu, simp!cmcxtc, -A- ,,;*,,, ,U

Y-' -'--

composición adquiriendo una linotipia, la

primera que llegaba al Archipiélago, y por

dotar a sus contenidos, en lugar de extensión,

de rigor. Con el relevo de su fundacional

subtitular "Diario Republicano" por el

ya i,cfii rarln:l-- :,. A- 1, h f i , . z - , , ~ ~ .,., :, "I(1II" u= 1- L v l a l l a l l ' , ' L C i 3 U I I I I C I

su nueva orientacicín. "Gaceta de Tenerife"

juzgó muy duramente la reacción de su

rival, al que tildó de desleal para con quiencs

la habían O... amamantado en su infancia

...'13' Indudablemente, más que de dos

i~iicrpit.i~ciuiicdsil eiei-iics de :a cüyüiitüra,

se trataba de dos concepciones encaradas

del derrotero a seguir por el periodismo.

Pero la guerra, que en su tramo inicial

había sido tan beneficiosa para los periódicos

isleños, a la larga fue sumiendo a todos

en una progresiva crisis a resuiids del

colapso de la exportación frutera. La escasex

y carestía del papel, tanto del estatal

por el encarecimiento de las pastas procedentes

de Escandinavia, como del extranjero

por su costoso traslado a las Islas, junto a

¡a contraccifm cie ios traaicionaimerite

raquíticos ingresos por publicidad, no podían

ser contrarrestados con los incrementos

de las ventas. A mediados de 1916, por

caso, el precio del papel duplicaba al de

anteguerra, pues la resma rondaba las 10,75

pesetas. Por entonces, "Ei Tribuno" de Las

Palmas rcsumía su contabilidad indicando

que los 5 céntimos que reportaba la venta

de cada ejemplar eran consumidos por

unos gastos previos que se repartían a partes

igualcs cl papel y los restantes gastos

(redactores, aaministración, distribucidn,

imprenta, contribución, luz, alquiler, ctc.).

Evidenciando la contracción de sus ingresos

por publicidad, olvidaba cstc capítulo a

la hora de hacer cuentas.'"

Pronto, todos los periódicos canarios

intensificaron sus tradicionales requerirnientos

a los morosos y empezaron a hacer

cconomíac. "Gaceta de 'lenerife", por caso,

en un principio redujo su paginado al tradicional

y suspendió el casi centenar de ejemplares

que gratuitamente servía a personalidades

e ip,&itu&nes &noc.'s Li.~onn cnliritír

0-

derramas voluntarias a sus correligionarios

para, finalmente, editar sólo dos páginas

suprirniencio sus secciones de publicidad."

Según alegaba, con los anuncios obtenía

por entonces 800 pesetas mensuales frente a

.US-L- - LU.Z -~--ue-o.-~ w .~7c usccndian u 1.300 p r s e t a ~ .

Otro periódico con apoyaturas menos consistentes,

el lagunero "La Verdad", para

sobrevivir, aunquc 5610 por poco tiempo,

tuvo que apelar al patriotismo de sus conciudadanos,

a los que lanzó reiterativos

cnc -- L-L ---i:~ -,.- -.. JVJ,C I I L U l l L V U l l l y L l V , p 1 > U LUFII:~ l i~~-

go, la lista de sus suscriptores haciendo

rebajes en sus tarifas en función de las posibilidades

económicas de cada uno.I7 Por

entonces, la resma del papel que servía la

Central Papelera costaba 20,50 pesetas.

c r i tti irdiriu íitldl Út. id ~ U C I eI ii~-ii cia: de

la postguerra, el encarecimiento de los costos

alcanzó límites insostenibles para todos

los periódicos. Fueron afios en los que uiios

y otros redujeron paginado, alteraron formato

y aparecieron con papel ocasional en

iuricióii de las existencias. Los continuos

requerimientos de vendedores lanzados

por "Gaceta de Tenerife" en aquella infausta

coyuntura en la que el trabajo tanto escaseaba

en las Islas, ilustra magníficamente el

marasmo dcl'sector.'Tuando el cese de las

hostiiiciades era inminente, ei precio de ia

resma de papel ascendía a 22 pesetas," cifra

yue multiplicaba por más de seis a la de

anteguerra.

Aquella difícil coyuntura supuso una

inevitable depuración para el periodismo

isieño, pues ia proáigaiidaci de ios numerosos

y fugaces periódicos de siempre desaparecih.

"1 a Prensa", acaparando lectores y

atrayendo los escasos anuncios subsistentes,

fue la única capaz de afrontar con autonomía

la coyuntura. Los otros dos diarios

importantes que también sobrevivieron al

marasmo, "Gaceta de Tenerife" y "El

Progreso", conocieron penurias mucho

mayores. Li1 diario católico, por caso, no

tuvo otra opción para proseguir que refor154

lulio Antonio Yaiies Mcsa

zar sus bases de apoyo recurriendo a una

facción política afín.'O

Una fuente sumamente objetiva e inédita

a escala estatal," los conciertos de los

periódicos con Hacienda para tributar por

el uso del correo y la inserción de publicidad,

ilustra magníficamente la evolución

del sector en aqiiellos difíciles anos.42

Globalmente, el montante concertado por

anuncios de todos los periódicos bajó paulatinamente

desde las 1 261,19 pesetas de

1915 a las 578,22 de 1920, lo que confirma la

contracción de los ingresos por publicidad

de entonces. En contraposición, el franqueo

evolucionó desde las 113,52 pesetas de 3 915

hasta las 510,79 pesetas dc 1920, lo que asimi

smo ev idenc ia e! incrernenta, aunYn-7- In

transitorio, de las tiradas, porque, a continuación,

las cifras concertadas experimentaron

una notable contracción. Por lo

demás, "La Prensa" absorbió porcentajes

superiores al 65% del franqueo y al 75% de

los anuncios concertados en los períodos de

mayor contracción de cada capítulo.

111.- El despliegue del sector en los felices

años 20

Desde que la economía isleña empezó a

remontar el marasmo de la guerra y postguerra,

los periódicos supervivientes en

Tenerife recuperaron su superficie informa-

GT7- L--A:-:---l A- -..-L.,. -LA.--.- CI --..- L L V U L L U U L L L U L W " ' UC LUUUV y U h " L U 3 . LiI yU1U

lelo reajuste de ingresos y gastos con el

encarecimiento del devolvió la

-"L-L:l:A-A -1 ",.,.A,... 1 ..--- -1 A---:-;....&-

C J I C < V I I I C I C I U U& J C C L V I i LUCeV, C1 C I Z C I I I L I C I L L V

económico de los años 20, más aún, cuando

en las Islas conllevó el despegue de la publicidad,*

unido a la regresión del analfabetismo,

disparó los capítulos tradicionales de

ingresos de los peri6dicvs. Aunque en éstos,

y e r i iub pusirliuies dlius de id ReyúL>iird,

tndns acentuaron su cerrazón para con sus

finanzas, indicadores diversos nos desvelan

una espectacular evolución financiera del

sector protagonizada, en esencia, por el

periódico cimero de la Isla, "La Prensa".

En efecto, a mediados de la década

Leoncio Rodríguez amplió las instalaciones

de su periódico adquiriendo un solar contiguo

con la sola ayuda del consignatario de

la Transmediterránea, su cuñado Manuel

Cruz. A su vez, renovó modos y herramientas

reemplazando la vieja linotipia y

dotando de rotativa, estereotipia y fotograbado

a los talleres. A resultas de todo ello,

incrementó la plantilla de asalariados hasta

un número que, desde comienzos de los

años treinta, entre redactores y operarios

superó la veintena.15 El proceso conllevó la

sucesiva extensión de la superficie informativa

del ejemplar hasta alcanzar, desde

1928, las ocho páginas diarias. También, el

hermoseamiento de su presentación con la

paulatina adopción de estrategias típica-

-ente sensuci~na! istusS. e trutu, en def ini t i -

va, de mejoras sólo explicables por una

considerable ampliación de los ingresos y,

m& aún, dc los bcncficios dcl periódico.

Los otros diarios importantes de la Isla,

sin embargo, el ahora católico-conservador

"Gaceta de Tenerife" y el siempre republicano

"El Progreso", a juzgar por el estancamiento

de sus paginados, composición y

contenidos, quedaron anclados en estructuras

financieras más tradicionales. No así el

vespertino "La Tarde" del no menos lúcido

periodista Víctor Zurita que, gestado tras la

división provincial en el seno de un sector

del republicanismo de Santa Cruz, pronto

A:, ,,L..., A,, .,..-, AA ,.,.,,,,:'.. C..

UIV . 7 U V I U U U I I I I L u L a L I u . 7 UC LA y U ' L D ' V ' L ' "U

desapasionada línea editorial, que resumía

el subtitular "Diario de Información

P - - A - . . I ~ ~ 46 &-.-&:-,.-:..L.. .-.. :-s---:A.- AU

L I L L I C I I , L C D L I I I L V I L I C L V L L =u l l l l C l l C l V l l UC

dejar en segundo plano la defensa de su

ideario para seguir los pasos de "La

Prensa".

Otras fuentes más objetivas, el montante

de los conciertos de los periódicos con

iidrieiidd pul riiiuiiiius y ÍJ-diiyueu,~ i usu' 8iu -

confirman el panorama atisbado con las referencias

cualitativas, sino que al detallarnos la

t.volui.ií,n de ambos capítulos en ~ d d ape riúdico,

nos recrea las interioridades del proceso.

En conjunto, las ventas debieron contraerse

cuando tcrrninó el reclamo de la guerra,

pues los pagos por franqueo de todos

los periódicos, que en 1920 sumaban 510,79

pesetas, acusaron una acentuada inflexión

desde entonces, esto es, nada mis concluir

las negociaciones de paz. Asimismo, la

reactivación económica posterior y su incidencia

cn las ventas, quedó evidenciada en

los subsiguientes conciertos que, tras tocar

fondo en 1922 con 404,83 pesetas, en seguida

reiniciaron su expansión. Posteriormente,

su techo anual fueron las 1.223,77 pesetas

de 1928, cifra que bajó bruscamente al

año siguiente para quedar en las 992,27

pesetas de 1930.

Pero fue la publicidad el capítulo de

ingresos que más creció en aquellos años,

tal y como traslucen los pagos que los

periódicos concertaron con Hacienda. En

efecto, obviando incluso la paulatina minoración

del canon impositivo, el montante

glohal de los conciertos; tras tocar fondo en

1920 con 578,22 pesetas, conoció un continuo

incremento que alcanzó su cenit en

1929 con 3.1 33 pesetas, para quedar en 1930

en unas 2.527,60 pesetas, esto es, en cifras

que niultiplicaban por cinco a las de diez

años atrás.

Comparando los datos de los distintos

periódicos, constatamos la indudable hegemonía

de "La Prensa", sobre todo, a partir

de 1928 cuando disparó su siempre ascendente

evolución en ambos capítulos a

costa, ya de manera irreversible, de sus dos

viejos rivales. Así, en 1930, por caso, mientras

"La Prensa" concertaba por franqueo

401,50 pesetas, "Gaceta de Tenerife" apenas

alcanzaba las 140 pesetas. "El

Progreso" seguía sin concertar el pago por

su incvncurrencin a las zonas rurales, mie~itras

"La Tarde", ya alcanzaba 192,80 pesetas.

En publicidad, las diferencias no sólo

mantenían desproporciones similares sino

que, atendiendo a su evolución, tendían a

distanciarse aún más. Aquel año, mientras

"La Prensa" concertó con IIacienda un

pago de 1.103,85 pesetas, "Gaceta de

Tenerife" y "El Progreso" quedaron en

unas respectivas 599,05 y 279,90 pesetas.

"La Tarde", en contraposición, llevaba una

marcha ascendente que marcaba por entonces

las 544,80 pesetas.4'

En definitiva, la estructura financiera

del periodismo tinerfeño y, más concretamente,

de su periódico cimero, "La

Prensa", había experimentado una espectacular

mutación durante la década. En el

proceso, el desarrollo de la publicidad fue

crucial, pues desde que adquirió su moderno

rol comercial en las Islas, generó a los

periódicos los ingresos necesarios para permitir

su emancipación. Como a su vez, los

anunciantes elegían de manera creciente a

los periódicos por su difusión en vez de por

afinidades ideológicas, los que supieron

ganarse una mayor y dispar clientela acapararon

el grueso de los beneficios. "La

Prensa" fue quien mejor percibió el moderno

derrotero del periodismo en la Isla. A su

remolqiie iba "1 a Tarde" F1 inmediato

período republicano, presenciaría la culminación

del proceso.

1V.- La solvencia de los periódicos en los

años de la República

Aparte del montante de los conciertos de

los periódicos con Hacienda y de la información

cualitativa, para los arios 30 contamos

con el inestimable recurso de las fuentes

la vista de unos y otros datos,

estamos en disposición de ofrecer, con

sumo detalle, los ingresos de entonces del

primer periódico de la Isla, "La Prensa".

Aunque no nos atrevemos a hacer lo propio

con sus costos de edición por la carencia de

algunos datos puntuales, creemos que el

cuadro que ofrecemos, sin más, ilustra

magníficamente la espectacular cnpitalización

que liabía adquirido el sector.

En principio, los pagos concert~dosp or

los periódicos con Hacienda, nos confirman

la consolidacióii de la te~idencia detectada

en la década anterior. En efecto, para 1936,

el franqueo convenido por "La Prensa"

había alcanzado las 709,09 pesetas frente a

las 417,29 pesetas de "Gaceta de Tenerife",

a pesar de la circulación eminentemente

rural del diario católico. "La Tarde", que

Laa f i r ini i~a sd e l o s periódicos t~nerfeiiose n l o s aiios de entreguerras 157

como "La Prensa" tenía el grueso de su

ciieriield e11 Jdliid C ~ u ty i d iagüiia y, por

tanto, utilizaba sólo el correo de manera

marginal, aún así, concertaba por franqueo

unas riada desdefiables 339,215 pesetas. Pero

fue en la publicidad donde "La Prensa" y

"La Tarde" sobrepasaban más claramente a

,,cnla ceia de Terieriie": 1.976,49 y 1.483,20

pesetas frente a unas exiguas 853,79 pesetas,

por lo demás, arrancadas por compromiso

a sus sectores afines.

La trayectoria particular de los periódicos,

nos recrea con detalle las secuelas de la

evoiución financiera ae caaa uno. Hsi, "'Ei

Progreso" había desaparecido desde 1932,

mientras que el diario llamado a sucederlo,

el también republicano "HO~ " , 'h~a bía

seguido su misma suerte tras apenas sobrevivir,

y con enormes y crecientes apuros,

tres anos. IJor su parte, "Gaceta de Tenerife"

dejaba testimoniadas sus penurias en

sus propias páginas, con la sucesiva y recurrente

solicitud de suscripciones, anuncios

e, incluso, derramas a sectores afines, inicialmente,

para homologar su superficie

informativa a la de sus rivales, luego, simplemente

para so~t ene r l aM.~ie ntras tanto,

"La Tarde" por sí sola inauguraba un edificio

para ubicar sus talleres y redacción,

renovaba su infraestructura tecnolí>gica y

equiparaba la presentación del ejemplar al

de "La Pren~a".~'

Los ingresos por entonces de "La

Prensa", desglosados por capítulos, resultan

sumamente esclarecedores. En ediciones

de 5.500 ejemplares, el que fuera

"Diario Republicano" ingresaba por ventas

diarias en el tramo central de la República

unas quinientas pesetas (2.000 suscriptores

a 2 pesetas mensuales, 153 pesetas diarias;

3.500 ejemplares al número a 0,10 pesetas,

350 pesetas diarias). En vísperas de la guerra

civil, tras el encarecimiento del ejemplar

por la generalizada inflación de entonces,?'

este capítulo reportaba unas 800 pesetas

(2.000 suscriptores a 2,50 pesetas mensuales,

193 pesetas diarias; 4.000 ejemplares al

número a 0,15 pesetas, 600 pesetas diarias).

La publicidad,"' sin embargo, era el capí-

L..%- -..- ... L- l--L!- "-3- ---- iuiu yut: iiiua iiavio yiusicauuu, puco griit--

raba a "La Prensa" ingresos diarios que tendían

a triplicar a los de las ventas, pues

multiplicaban por diez a las cifras anuales

que concertaba con Hacienda. Se trata, sin

embargo, de una relación inaplicable a los

i",-iricli"s de ei*pd"yiéie&i-i~cs,

como los anuncios eran más pequeños conforme

retrocedemos en el tiempo, sufrían

recargvs niayures (la ley del Timbre de

1926, por caso, gravaba con 0,10 pesetas a

los que costaban menos de 10, y con 0,15

pesetas a ios que iban desde ias 10 a las IVV

pesetas, esto es, dos anuncios de diez pesetas

pagaban más timbre en los aiios 20 que

uno de cien en la República). Sopesando las

distintas fuentes, podríamos resumir la trayectoria

financiera de "La Prensa" indicando

que en ios anos 30 ñabia invertiao ios

porcentajes de sus capítulos de anteguerra:

ahora el 70% de ingresos provenía de la

publicidad; el 30% restante de las ventas. Y

ello, aún cuando la tirada de entonces multiplicaba

por cinco a la fundacional. En

definitiva, el que fuera "Diario Kepublicano",

había evolucionado hacia una empresa

periodística, evidentemente, en la medida

del contexto isleño.

"La Tarde", por lo demás, debió contar

con una estructura financiera muy similar a

la de "La Prensa", mientras "Gaceta de

Tenerife", que ya tenía sus días contados, al

igual que los desaparecidos "El Progreso" y

"Hoy", sobrellevaron en su penosa trayectoria

por los años 30, estructuras financieras

menos evolucionadas.

V. Eco de la evolución financiera en la

información de los periódicos

El estudio de las finanzas de los periódicos

tinerfeños en los años de entreguerras, nos

ha desvelado la paulatina irrupción de las

primeras empresas periodísticas autónomas

de la Isla y, a resultas del proceso, el tránsito

de un periodismo ideológico a otro eminentemente

informativo. En efecto, la hegemonía

de la prensa política en Tenerife

Las finanzas de los periódicos tinerfeiius en los arius de entieguei las 159

personalidades e instituciones afines (véase:

F-n..l- 2-T :te ? A L 1 0 1 7 -A- 1)

V M L C I í I CIC 1 i i l C I I1 C , .1-"-I/.I , y-6' A , '

13 Los requerimientos de los periódicos a los

corresponsales para que los suscriptores

achializaran sus pagos, son una constante en

las páginas de todos los de aquella época.

14 El único dato disponible es la tirada que

declaró "El Progreso" en 1913: 3.000 ejemplares.

Dando por descontado que los periódicos

inflaban la cifra por prestigio, y aceptando

como bueno el porcentaje de amaño

estimado por Gómez Mompart, que otros

investigadores, como Carmelo Garitaonaindía,

consideran corto, tendríamos una tirada

real, a todas luces. exagerada todavía. de

2.000 ejemplares (vtase el artículo de JOSEP

LLUISG ÓMEZM OMPART"¿:E xistió en España

prensa de masas?, la prensa en torno a 1900",

en Historia de los Medios de Corriurkación en

España (1900-1990), opus cit, pág. 33). En realidad,

el único periódico tinerfeño que por

eiiiurices debiú ioiidai esa riliii, fue "La

Prensa".

15 Antes del período restauracionista, los ingresnq

por puhliridad eran prácticamente nulos

para todos los periódicos isleños, pues los

anuncios eran gratuitos para los suscriptores,

los únicos que podían tener alguna razón

para anunciar. Uno de los periódicos de trayectoria

más prolongada de entonces, "E1

Noticioso de Canarias", por caso, aunque

publicaba gratis todos 10s anuncios, riu cuiiseguía

llenar siquiera media página por

ejemplar a mediados de 1854.

16 V P ~ S IPn. P Y P ~ 1s5~-6,-1 91 1; pág. l .

17 Véase: El Propso, 1-12-1911, pág. 1.

18 El audaz semanario satírico "Barreno y...

¡Fuego!", editado entre 1908 y 1909, por caso,

se jactaba de no tener que adular a nadie

para conservar los anuncios de los vapores

(véase: "Barreno y... jFuego!", 1-8-1908, pág.

1 \

1).

19 Véase: Guceta de Terierifr, 9-1-1911, por ejemplo.

20 Véanse, como ejemplo: Heraldo de Canarias, a

finales del siglo XIX, y Noticiero Canario, a

comienzos del XX.

21 Dos fechas concretas: el número inicial, pág.

4; y el correspondiente al 8-1 1-1917, pág. 2.

22 "Gaceta de Tenerife", por caso, tuvo una

asignación fija del Obispado que vio reducida

desde mrdiiidi~b de 1918, cudiido la

Iglesia también acusó la crisis (véase: Gaceta

de Tenerife, 30-5-1918, pág. 1).

23 Véase: La Información, 6-6-1916, pág. 1, datos

tr critGs pcr&&co gra"c''E?! .narin

Tribuno". Si hacemos caso a "Gaceta de

Tenerife", que más tarde indicó que el precio

de la resma antes de la guerra había llegado

a costar 4,59 pesetas, el gasto por papel

ascendería a 27,54 pesetas diarias (véase:

Gaceta de Tmerife, 4-7-1918, pág. 1).

24 Véase: Gncetu de Tenerijt', 4-7- 19 18, phg. i.

25 lbidem, 4-7-1918, pág. l. Se trata de datos

deducidos de las cifras que al respecto ofreci6

"Gaceta de Tenerife", que estimaba en

300 pesetas mensuales el costo de las dos de

anuñcios que por entonces editaba.

26 Véase la obra de Oswaldo Brito González:

Historia del Movimiento Obrero Canario,

Editorial Popular, Madrid, 1980, pág. 145.

Hemos dado como buenas las 3 pesetas considerando

que los salarios de Santa Cruz de

entonces basculaban entre las 2,50 y las 3,50

pesetas.

07 T - 1 -:c..- 1- >-J..::--- a-1 ..--A- 2-1 "--.:A:-

L/ La* LU1U 'U U C U U , L I I I " O UC, CVDL" UCl DCL VIL,"

telegráfico de "Gaceta de Tenerife" en un

mes de los de postguerra, 342,75 pesetas. - ~

Para deducir las 10 pesetas ponderamos la

carestía de entonces y, en sentido contrario,

la modestia del servicio que tenía contratado

este diario, tal y como explícitamente reconoció

(véase: Gaceta de lénerife, 9-2-1919, pág.

1).

28 Datos para el siglo XIX, que evidencian estrecheces

más agobiantes y, por ende, dependencias

aún mayores, fueron desvelados por

el periódico grancanario "El País" en 1864.

Al parecer. el total de los ingresos mensuales

del periódico, 1.000 reales de vellón, provenían

de 200 suscriptores que reunió " ... después

de mil sonrojos y negativas...", a sabiendas

que muchos no iban a pagar. Los gastos

mensuales ascendían a estas cifras: por

impresión, 750 reales; por distribución, 78

..--l-,.. --- ---- 1 1 7 -A---n

L LUILJ, ,, .La..,UJ U 35 rcdcs!, 215

reales; por timbre, 60 reales; y por contribución,

37,30 reales. El balance, pues, arrojaba

un déficit de 167 reales de vellón obviando

otros gastos como la impresión de las fajas

con las direcciones de los suscriptores, los

recibos de cobranza, los sellos y todo el

material de oficina. Los redactores, por lo

demás, no percibían retribución alguna

(véase: El Fénix, 22-4-1864, pág. 1).

29 Además, la coiiipariía "Telegrafía sin Hilos"

ofreció desde el 25 de septiembre de 1914 un

servicio que conectó a las Islas con cualquier

punto de la Península a través de las telegrafías

del Estado al precio de 0,10 pesetas por

palabra (véanse anuncios previos en los

periódicos isleños de la época, por caso:

Gaceta de Tenerife, 23-9-1914, pág. 1). En los

años de anteguerra, toda la información foránea

que recibían los periódicos canarios

venía en el telegrama del corresponsal, que

luego "illfldbdll" las respectivas redacciones,

y en alguna que otra carta por correo, evidentemente,

sin actualidad.

30 Se trata de La Orotava, el Puerto de la Cruz e

Icod (véase: La Prensa, 18-9-1914, 7-12-1914 y

31-5-1916, entre otros).

31 Aunque este semanario apareció a mediados

de mayo de 1915 en Santa Cruz como periódico

"independiente", desde un principio

hizo alarde de una radical germanofilia. Su

compromiso con ia causa aiemana no varió a

pesar que desde mediados de octubre fue

adquirido por las "Juventudes Mauristas".

Desapareció a finales de año tras editar un

total de 19 números.

32 Se trata, por lo demás, de un alarde de recursos

tan desproporcionado que ni "La

Prensa", sin duda, el primer periódico de la

provincia, siquiera se planteó, pues siguió

con sus cuatro páginas tradicionales. Sólo el

generoso apoyo de sectores afines hacen

explicable el despliegue informativo de

"Gaceta de Tenerife" en el tramo central de

la guerra.

33 Véase: Gaceta de TenerifP, 4-1-1916, pág. 1.

34 Véase: Gacetn de Tenenfe, 12-5-1916 y 6-6-1916.

Las cifras dadas por "El Tribuno" en plena

guerra europea, a pesar de su simplificación,

guardan coherencia con las que recabamos

nosotros para los años previos al conflicto.

Sn efecto, Suponiendo una tirada diaria de

1.500 ejemplares a 0,05 pesetas, obtendríamos

unos ingresos de 75 pesetas que, por mitad,

representarían 37,50 pesetas para la adquisición

de papel y otras tantas para los otros

costos de edición. Sumando otras 10 pesetas

a los gastos, que muy bien podía obtener de

la publicidad, aunque no lo confesara, obtendríamos

unas cifras parejas a las nuestras.

35 A partir del 14-6-1917.

36 A partir del 4-Y-IY18.

37 Véase: La Verdad, 28-1-1918.

38 Véase: Gaceta de Tenerife, 21-2-1918, pág 1.

TambiCn, la escasa accptacih dcl periódico

en Santa Cruz, agravada por su germanofilia

de entonces.

39 Ibídem, 26-8-1918, pág. 3

40 Ibídem, 1-1-1921.

41 En efecto, se trata de una amplia y exhaustiva

seriación que, referida a ia p;ovincia de

Santa Cruz de Tenerife para los años que

median entre 1915 y 1938, aún no ha podido

ser rescatada en la Península más que en

pequefias y ocasionales secuencias (véase

cuadro sinúpticu en 10s anexu~d e ia obra de

Julio Antonio Yanes Mesa: Leoiicio Rodr@rez

y "La Prensa": una página del periodismo cnnario,

Cabildo Insular de Tenerife, Caja

Canarias y Editorial Leoncio Rodríguez,

Santa Cruz de Tenerife, 1995, págs. 477-486).

42 La normativa fue desarrollad; en legislación

sucesiva: La Ley de marzo de 1900, que estableció

timbres por franqueo a los periódicos

de 0,25 céntimos por cada 35 gramos de

peso; ia lteai Oraen ae 1-304, que autorizo ai

Ministerio de Hacienda concertar su cobro; y

las posteriores refundiciones legislativas de

1926 y 1932. En publicidad, el Reglamento de

abril de 1909 estableció un pago diario en

timbres de 10 céntimos por cada anuncio

inserto (que las leyes de 1926 y 1932 diversificaron),

previendo la viabilidad de los coiiciertos

(véanse detalles en la obra de Julio

Antonio Yanes Mesa: Leoncio Rodr@m y "Ln

Prensa": una pagina del periodismo canario,

opus cit, págs. 38-40 y 144-149).

43 A partir del 8-12-1920, subió de cinco a diez

céntimos.

44 Un dato sumamente significativo: en la primavera

de 1923 fue noticia en "La Prensa" la

inauguración del primer anuncio luminoso

de Santa Cruz, por el revuelo que causó en la

ciudad (véase: La Prensa, 15-4-1923).

45 Véanse detalles en la obra de Julio Antonio

Yanes Mesa: Leoncio Kon'ri;gi~zy 'La Prensa":

unu página del periodismci canario, opus cit,

págs. 95-154.

46 Véase al respecto el artículo de Julio Antonio

Yanes Mesa: "El feroz tinerfeñismo del diario

"La Tarde" en su etapa fundacional", en

Teheto VI1 Anuario del ArrJ~ivo Histórico

Insular de Fiwfevenfura, Cabildo Insular de

Fuerteventura, Puerto del Rosario, 1994

págs. 83-110.

4'7 La desigual concertación de ambos capitulos

por "Gaceta de Tenerife" y "E1 Progreso",

responde a su desigual adscripción ideológica.

Así, mientras el diario católico-conscrvador

tenía su clientelismo disperso por la geografía

insular; el republicano tenía

concentrado el suyo en Santa Cruz. De ahí el

considerable franqueo que siempre concertó

"Gaceta de Tenerife" frente al nulo de "El

Progreso", que utilizó procedimientos propios

para atender al grueso de su clientela.

Evidentemente, estas singularidades no

hacen sino relativizar los datos a la hora de

su utilización para deducir tiradas (véase

análisis al respecto en la obra de Julio

Antonio Yanes Mesa: L~oncio Rodríguez y "La

IJrensa": una página del periodismo canario,

opus cit, págs. 117-124).

48 Al respecto debemos agradecer la información

que nos brindó e1 antiguo administrador

de "La Prensa", don Julio Fernández.

49 Véase el artículo de Iulio Antonio Yanes

Mesa: "El diario político "Hoy": una anacronismo

informativo en Tenerife durante la

ii Kepúbiica" en Anuuriv Uc Esiuúios

Atlánticos, 11" 38, Patronato de la "Casa de

Colón", Madrid-Las Palmas, 1992, págs.

603-640.

50 Véase el artículo de Julio Antonio Yanes

Mesa: "Gaceta de Tenerife" o la obstinación

de un diario católico-conservador" en Revista

de Historia Canana, nY 177, Universidad de La

Laguna, Santa Cruz de Tenerife, 1995, pp.

175-200).

51 Véase: La 74rde, 9-12-1932.

52 A partir del 6-6-1935, el ejemplar pasó a tostar

0,15 pesetas.

53 Por entonces, la publicidad había alcanzado un

cierto desarrollo en las Islas, tal y como evidencian

procedimientos tan impactantes como el

vuelo de avionetas con anuncios insertos en sus

alas (véase: Gacetu de Tenerife, 8-3-1935, pág. 2).

,54 En efecto, los periódicos "independientes" de

entonces, de una u otra manera, estaban condenados

irremisiblemente al fracaso. Así, mientras

los que dfrvntaban con valentía la proble

mática isleña quedaban expuestos a polémicas,

coacciones y boicoteos, cuando no a embestidas

intimidatorias; los que procuraban evitar

las enenustades, perdían clientela por la i~isulsez

de su línea editorial. La precaria existencia

de estos periódicos en los años de anteguerra

(el más importante de los tinerfeños, "El

Independiente" de Santa Cmz, ni siquiera llegó

a celebrar su primer aniversario), frente a la

proiongacia trayectoria de ios aciscritos a idee

logías, confirma objetivamente tal aseveración

(véanse detalles en el artículo de Julio Antonio

Yanes Mesa: "El diario conservador "El

Tiempo": una víctima informativa del "Pleito

Insular" en los años de la Restauración", en

Anuario de Estudios Atlánticos, ng 40, Patronato

de la "Casa de Colón", Madrid-Las Palmas,

1994, págs. 545-593).

55 Véanse otras vertientes del pro;eso en la

ohra de Julio Antonio Yanes Mesa: Leonclo

Rodrkuez y "La Prrnca": una página del peviodisrno

canario, opus cit.

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