Primeras experiencias

de análisis funcional

en los instrumentos de

basalto tallado

de Canarias.

El ejemplo del material

prehistórico de la isla

de La Palma

*ofpartamento dc Ciencias Históricas.

Area de Prehistoria y Arqueología.

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Arrielin C. Rodríguez Rodríguez

1.- Introducción

En los últimos años se han venido realizando

una serie de trabajos ericaininados al

análisis integral de las industrias líticas

talladas de Canarias. Desde aquella propuesta

metodológica presentada en el

Primer Congreso de Historia de Canarias

e11 1986 (Galván et al, 1987) las labores de

investigación de un equipo de trabajo aglutinado

rn trirnti a la doctora Galvdn Santos

se han diversificado, intentando abarcar

todos los aspectos que en aquellas líneas se

sugerían. El análisis f~incionael s una de las

disciplinas abordadas, aunque hasta el

momento son escasos los trabajos publicados

relacionados directamente con el tema

(Rodríguez Rodríguez y Fraricisco Ortega,

1991; Rodríguez Rodríguez 1993a, 1993b).

Las dificultades quc ciitraña un ariilisis traceológico

de rocas de grano grueso justifican

en cierta medida esta circunstacia.

Este artículo pretende ilustrar algunas

de esas dificultades a trav6s del estudio de

parte del material de un conjunto arqueológico

deterrniiiado. El comentario de los

resultados obtenidos sirve de pretexto para

presentar algunas conclusiones a propósito

de Id puLalcirlliddC1 del USO del basallw, una

de las rocas de grano grueso más empleadas

en las Canarias preliistUricas, en toda

una serie de actividdlies.

La metodología y los principales temas de

investigación en traceología son una materia

ampiiamente revisada en ia bibiiograiía de

las dos últimas décadas (Anderson-Gerfaud,

1981; 1985/86/87; Anderson-Gerfaud et al,

1 Y W ; Cliristensen et al, IYYI; Gonzáiez

Urquijo e Ibáñez Estévez, 1994; Grace, 1988;

Grace et alii, 1985; 1987; Gutiérrez Sáez et al,

1988; Hurcombe, 1992; Jardón Giner, 1YYO;

Keeley, 1980; Mansur-Franchomme, 1986,

1987; Richards, 1988, etc). Los problemas

específicos de la aplicación de esta disciplina

en las materias primas de Canarias también

han sido tratados (Rodríguez Rodríguez

1993a) o están pendientes de publicación

(Rodríguez Rodríguez, en prensa). Por tanto,

en este artículo me voy a centrar en los resultados

obtenidos hasta el momento con el análisis

funcional de una niuestra de instrumentos

fabricados en basalto por los antiguos

habitantes de la isla de La Palma.

Las piezas provienen del yacimiento de

palmero de El Tendal (San Andrés y

Sauces). Este lugar ha proporcionado una

gran variedad de datos relativos a la

prehistoria de esa isla, incluyendo los estudios

realizados sobre industrias líticas talladas

(Rodríguei: Rodríguez, 1993a). Las

sucesivas campañas de excavacih arqueológica

han librado un ingente material, qiir

asciende a 11559 piezas talladas. El basalto

supone el 95'9% del total, correspoiidierido

el 4'1% restante a los vidrios volcánicos. Tal

cantidad de evidencias convierte en inviable

un análisis funcional de la totalidad del

curijunto, de manera que se hacía necesario

realizar un test preliminar para evaluar las

posibilidades de análisis traceológico de

estas rocas de grano grueso, mayoritarias

e11 el yacimiento. Sin embargo, las grandes

dimensiones de las piezas líticas por una

parte, y la irregularidad de las superficies a

analizar por otra', son inconvenientes nada

desdeñables a la llora de afrontar su estudiü

iiiicrosciíyirü. A pesar de ello, la existencia

de instrumentos con liuellas de uso

tan desarrolladas que podían ser detectadas

a siiiiyie visia, susciiú eii uii piiiiiri~

nioiiieiito mi interés por el tema, llevándome

a desarrollar un programa experimental

de traceoiogía de rocas voicánicas de gmw

grueso y a iniciar el análisis de alguna de

las piezas líticas talladas que las presentaban.

En las siguientes líneas se van a exponer

las coiiclusiones oblenidas tras el estudio

de una muestra reducida de esas piezas.

Estas fueron seleccionadas siguiendo el criterio

de que ostentaran huellas de uso evidentes:

melladuras encadenadas, acompafiadas

de desgaste; o bien, pulidos bien

desarrollados a simple vista. El material se

presentara según el tipo de soporte de que

se trate en cuatro categorías: lascas retocaPrimeras

experiencias de anjlisis funcional en los instrumentos dc basalto ... 31

das o no; piezas fnconizécs; fragmentos y disyunciones

columnares.

2.- El Material

2.1.- Las lascas

Se han seleccionado doce lascas en este test

preliminar. De ellas, once son de basalto

fenocristalino y una de basalto vítreo. Sus

dimensiones son variadas, oscilando entre

los 4,5 cm. de longitud máxima de la pieza

más pequeña (precisamente la de basalto

vítreo), hasta los 12 cm. Sólo dos de las lascas

están retocadas. y otras dos tienen

amplias extracciones proximales o laterales

para adelgazarlas. El grosor de estas piezas

también varía mucho.

Las piezas de gran tamaño sólo fueron

observadas con la lupa binocular, mientras

que las más pequeñas también fueron analizadas

con el microscopio, al menos en las

caras más planas.

Las tris !astas d i miner tsnlai-?~ti,e nen

en común un porcentaje considerable de

reserva cortical. No están retocadas, pero

cn cllas sc obscrvan claramcntc muchas

melladuras, por lo que fueron seleccionadas

para el análisis.

La más pequeña (fig. 1.1)', de basalto

vítreo, tiene la siguiente fórmula morfotécnica:

!=S rci m- : :.P sin dir. >!'(S! sic di; 2." rct tr;! L y. .:.

La pieza presenta en sil lado distal

numerosas melladuras bifaciales, con terminaciones

en media luna, afinadas y rrflejadas.

El desgaste sólo es visible al microscnpin,

y se acompaIi.a de pecpnas estrils,

dc fondo oscuro, bifaciales y paralelas al

filo. También es posible observar manchas

aisladas de pulido indiferenciado. Todo ello

lleva a emitir la hipótesis de que este filo ha

servido para cortar materia animal blanda.

Otras dos lascas, tienen las fórmulas que

siguen:

[as cx par + aP rct con + aP(S) sin con + a A sin trsl L f c . ~

IC- 1 1) '..o. IiL'

las rct par + aS cx trs + a5 rct par + aS(A) cx trsl L p.x.

(fig. 1.3)

Ambas presentan Iiucllas muy semejantes

incluso en su distribución. En sendos

casos, el filo scnextro y cl distal ticncn un

desgaste bien desarrollado, acompañado de

melladuras bifacialcs cncadcnadas con tcrminaciones

de todos los tipos. En el lado

distal de una de ellas, las melladuras son

predominantemente directas, llegando a

conformar una especie de bisel. Al microscopio

se observa la presencia de un pulido

bifacial, de trama media, moderadamente

brillante, con aspecto rugoso. Su distribución

es irregular, en forma dc manchas aisladas.

aunque penetra bastante hacia el

interior de la pieza. Además existen estrías

de fondo oscuro, bifaciales y mayoritariamente

paralelas al filo, aiinqiir m una de

las piezas también se encuentran algunas

transversales al mismo. Todo ello vuelve a

apuntar hacia el trabajo complejo de una

materia animal blanda.

Otra pieza consiste en un fragmento de

!axa iet~cada:

[iSpb cx div + iSpb cx dir + 15pd cx par + dA rct trsl L-R fr. tr.

En toda la zona retocada puede observarse

un desgaste bien desarrollado. Hay

manchas bifacialcs dc pulido, afcctando a

las partes más salientes de la topografía de

la pieza, que penetran bastante hacia el

interior. En él son visibles a la lupa binocular

hgstantes ectríac paralelas a! filo l a s

dimensiones del instrumento impiden su

observación al microscopio, pero los datos

de la lupa sugieren que ha realizado un trabajo

longitiidinal sobre una materia blanda

y abrasiva.

siguienfe fin2 !rrc2 cnrtiCu! ~ e f i

retoque bilateral, con la siguiente fórmula:

hSmb rct par + a5 cx trs + iSpd rct par - aA rct divl L-R cor. x

Esta exhibe en todos sus lados, excepto

en la parte del talón, una clara abrasión, así

como micromelladuras de terminaciones

diversas. En el lado dextro se observó un

pulido indiferenciado carente de estrías,

r -'-! e que !a c:ne?iática de !a piw,? ~v cvt5

clara, aunque sí se puede afirmar que ha

sido utilizada

3. Ten 87 ¡la / 82 F2

2. Ten 87 IcI81 El

Primeras experiencias de análisis funcional en los instrumentos de basalto ... 33

Otra lasca parcialmente cortical se describe

de la siguiente manera:

las cc par + as sin trx + a5 cx par + a5íA) sin trsl L p.u

La pieza tiene los lados senextro y dista1

ligeramente abrasiunados Jr iiianera uiiiforme.

Estos filos acogen melladuras encadenadas,

mayoritariamente dorsales, de terminación

reflejada y en escalón. La cara

ventral del lado senextro presenta asimismo

un pulido indiferenciado. En este caso,

cl movimiento está claro: transversal, pero

el material de contacto nos es desconocido.

Por último, un lote de seis lascas presenta

huellas de uso similares y bien desarrolladas.

Las fórmulas morfotécnicas son las

que siguen:

- [reSmd cc con - as cx par + as cx par + &(A) sin con + aA

rct trsl L-R fr.x

(fig. 1.6)

- [aS(A) rct par + aS(A) rct div - rSpd=rPpi cu con + aS(A)

cx par + aA cx trsl L-R p.tr

- [aS(A) ru par + &(A) cx trs + aS(A) sin par + aA 4n trsl L p.x

- [as sin par + '1s sin trs I nSsiii par + a11 sin trsl L p. x

- [aS(A) sin par + as cx trs +&(A) sin par + as sin trs] L coi-.*

- [aS(A) rct div + as cx trs + aS(A) rct con + aA rct trsl L p x

E1 análisis de las superficies de estos útiles,

con una única excepción, no puede llevarse

a cabo con el microscopio metalográficu

debido d que SLI gran tainafio inipide

colocar la pieza e11 el "porta" del mismo.

Así pues, a la liipa binocular se observan

ids siguieiiies cal d ~ i rí i~ i i u b .

Las melladuras son abundantes, dispuestas

en pequeños grupos. En ocasiones,

un accidente de estas características rngloba

un conjunto de rnicromelladuras en su

interior. La forma predominante de las mismas

cs semicircuiar o trapczoiaai, mientras

que las terminaciones más comunes son las

abruptas: en escalón o reflejada.

El desgaste del filo es acusado, afectando

incluso a las depresiones formadas por

las melladuras. También hay desgaste en

las caras ventrales de algiinas piezas, indicando

que han actuado con un ángulo de

trabajo muy bajo.

Las estrías son muy numerosas y bifaciales.

Estos accidentes lineales son largos,

estrechos y profundos, y forman haces de

lineas paralelas muy unidos, que se alinean

perpendicularmente al filo.

El pulido también es bifacial y muy profundo,

adentrándose entre 7 y 8 mm.

Ocupa no sólo las partes más salientes dc la

microtopografía de las superficies, sino que

también llega a las depresiones en las zonas

donde está más desarrollado. Es muy

reflectante, de trama cerrada y aspecto aditivo,

confiriendo a las superficies una topografía

ondulada y suavizando la rugosidad

natural del basalto. En todos los casos existe

un segmento del filo de delineación rectilínea

o ligeramente cóncava, donde está

más desarrollado, tanto por su trama más

cerrada, como por la profundidad que

alcanza. De esta manera, forma una especie

de aureola o segmento de círculo (foto l),

que podría indicar qiie rl material trabajado

tenía un diámetro relativamente estrechoi.

Una de las lascas (fig. 1.6) es considera-

I!cmente má c pecpefi-i !1s demás, nrl -l-o-c

en su eje mayor sUlo mide 6'7 cm, y por ello

pudo ser observada al microscopio. Bajo

este aparato cl pulido, tan rcflcctantc a la

lupa binocular se vuelve sorprendentemente

mate, presentando una superficie aplanada

pero rugosa, surcada de estrías muy finas,

de fondo oscuro, indicando la gran cantidad

de abrasivos de la materia de contacto, o

1. c... -1 ..T.J:J- :..L 1 3- 7 - - .--:

UKII CI a l l a u l u u I I ILCLLCIUILu~ Ic ~ u IaI L I ~ U L V ~ .

Estos datos indican que el material de

contacto debía tener un alto grado de humeddcl

y al misino tiempo sei- l-iaslaiile abrasivo,

y lo suficientemente blando como para

permitir una penetración tan profunda del

Íiio de ios útiles. Entre los posi'oies maieriales

de contacto, la piel queda descartada

debido a la ausencia de microcráteres. Estos

datos nos inclinan pues a pensar en madera

blanda o vegetales no leñosos y fibrosos. En

cuanto a la cinemática del trabajo, está claro

su componente transversal, actuando como

una especie de cepillo, si tenemos en cuenta

el desgaste de sus caras ventrales.

Seguramente se trató de piezas para raspar

madera o vegetales no leñosos pero abrasiPrimeras

experiencias de análisis funcional en los instrumentos de basalto ... 15

vos (jel junco quizás?). Si se trata de madera,

podríamos imaginar el trabajo dc pnncr cn

forma ramas o tablones estrechos, dada la

existencia dc la aureola También podría ser

la conseciiencia del tratamiento de la corteza

de ciertos arbustos, como el follao (V~birrmrn

t m t s ssp. rigdurn), que han sido tradicionalmente

empleadas en labores de cestería.

2.2.- Las disyunciones columnares

En este caso se lian sclcccionado dos soportes

de este tipo, ambos dc dimensiones respetables

-62 y 97 mni. de longitud máxima-,

can !as siguientes fói-mtihs.

- [aS(A) icl div + a 4 i c l Lrs + dI' r ~(5i11 1c) m + a'\ rct trs] DC

(fig. 1.4)

- [a5 rrt par + ,3A rct tr.: + aS(4) rct trs + nA sin trsl DC

(fig. 1.5)

La mayor, de sección triaiigular, tiene

sus dos filos laterales con distintos estigmas.

El scncxtro, ostenta un desgaste desarrollado;

con aiisencia de melladi.~ras. A!

microscopio se puede observar un pulido

indiferenciado, acompañado de pequeñas

estrías paralelas, generalmente de foridr)

oscuro. El lado drxtro está completamente

alterado por um sucesi6n de melladuras

encadenadas del tipo media luna y de terminacibn

afinada. También tiene un desgaste

bien desarrollado y al microscopio se

dctccta c.! mis-s p~!idí> y cstrias de! 0ti.0

lado. Todo ello indica un trabajo longitudinal

sobre materia dura y abrasiva, siendo la

difcrcncia de 5ngulos entre los tilos el elemento

determinante para la proliferacih o

no de las melladuras.

¡.a otra pieza tiene una sriri611 ir 1 e g ~ ~ -

lar. Sólu el filo senextro presenta huellas

de uso. Este lado tiene un fuerte desgaste,

adeinás de dburidarites melladuras, predominantemente

dorsales, del tipo media

luna o afinadas. Existe además iin pulido

muy desarrollado, bifarial y muy profui-ido,

que ocupa las p r t e s sobresalientes de

la topografía de la ciisyunción. El pulido

es iiiuy reflectante, liso, invadido por

microfracturas que lo asemejan al producido

por el trabajo de minerales en sílex.

Además está surcado de estrías que forman

haces paralelos al filo, y tienen un

fondo oscuro (foto 2). Estos datos nos Ilevan

a proponer que sirvió para serrar

materia mineral, quizá algún tipo de roca

blanda.

2.3.- Las piezas faconnies

Este tipo de soporte, cuando es empleado

como iitensilio, tiene unos filos generalmente

amplios y fuertes que están ii-idicados

para el trabajo de materias duras coino

la madera, el despiece de animales, el labradu

de ia piedra, rtc.

Seis piezas clasificadas bajo este apelativo

han sido sclcccionadas para esta presentación.

Se trata de cinco elementos bifaciales

y uno multifacial.

La primera es un canto rodado que responde

a la siguiente fórmula morfotCcnicn:

B 17C, S, mp, C z IC, P6). inp. C1 enc, sim.

L i idceia única de su cara inferior tiene

un ligero desgaste en toda sil superficie. El

filo tiene u11 desgaste muy regular en todo

su recorrido. En el pupden observarse escasas

estríds traris\ersales. También hay un

piilido iniiy marginal, que sólo se adentra

aprovccl-inndo alguna de las aristas del

retcique en la cara superior. Todo ello sugiere

el cmpleo de la pieza como cepillo para

raspar una materia 110 determinada.

La segunda cs otro canto rodado con

una f6rmula idéntica a la anterior, y con

unas liucllas de uso más desarrolladas. En el

tilo dista1 se pueden observar incluso a simple

vista unos estigmas que ya hemos descrito

para el caso de algunas de las lascas. Se

trata del pulido "en aureola". En la parte

central de la cara inferior destaca la presencia

de hoyuelos formando una cúpula, propios

del empleo de esta superficie como

yunque o como pcrcutor muy localizado.

La tercera pieza es una disyunción

columnar de gran tamaño, fracturada en su

parte proximal, que resvonde a la sigiiiente

fórmula:

H 12C, S, p, c # lC, S, m cl sin, sini.

(fig. 2.1)

36 Arnelia C. Rodríguez RodrQuez

3. Ten 85 IV2701q

Primeras experiencias de análisis funcional en los instrumentos de basalto ... 37

Uno de los filos naturales de la disyunción

columnar está completamente abrasionado,

de manera que se ha formado una

especie de bisel plano de medio centímetro.

En él se pueden observar estrías transversales

de tipo abrasivo, muy anchas e irregulares.

Parece que este filo se usó para raspar

alternando las caras superior e inferior en el

contacto con la materia, pues sus facetas

aparecen simétricamente desgastadas. El

filo distal presenta igualmente desgaste,

pero sin signos de abrasión. Existen melladuras

encadenadas en el lado superior,

E ~ E ~ Y Ü Sq ü C !a care inf?rioie mtieshi tniiibién

indicios de desgaste. Este lado se

empleó también como cepillo, pero durante

un lapso de tiempo más reducido. Por último,

en la continuación senextra del filo

tallado, donde las extracciones son ya muy

margiriales, se observa el mismo tipo de

pulido "en aureola" previamente rnencionado,

con la particularidad de que, esta

vez, sóio se desarroiia ciaramente en la cara

inferior, mientras que en la superior sólo

hay melladuras y desgaste. Además, también

en esta ocasión en el centro de la cara

inferior existen estigmas de percusión y restos

de un residuo, que parece mineral, de

color rojo. Todos estos datos inclinan a pensar

que este es un instrumento multifiincional,

ya que los estigmas de los distintos

filos responden a un origen diferente, mientras

que el distal podría ser un estadio inicial

del pulido "en aureola". Otro tanto

podría decirse de las trazas de percusión.

Quizá estos estigmas y el lado muy abrasionado

respondan a un trabajo complejo de

machacado y molturación de una materia

mineral (¿almagre?), que ha dejado esas

intensas trazas de abrasión.

La cuarta pieza es un soporte irreconocible

que se describe de la siguiente manera:

B [4C, S, t, c # 2C, S, p, cx . C, S, p, cxl sin, sim.

(fig. 2.3)

En su filo dextro puede observarse el

mismo pulido "en aureola" de las dos piezas

anteriores. Además, en su cara ventral

también hay trazas de percusión, pero en

este caso no responden a la forma de cúpulas,

sino que son prof~indase strías irregulares,

como si la pieza hubiera golpeado o

sido golpeada de manera poco precisa, resbalando

repetidamente en el contacto.

El quinto elemento bifacial tiene la

siguiente fórmula:

6 [ 1C, 5, t, lo t 42, P, t, 4uI rct, sin

(fig. 2.2)

Toda su arista sagita1 presenta un fucrte

desgaste, en el que puede apreciarse

pulido, mientras que las melladuras son

zarse claramente cinco segmentos de filo

activos, que responden todos a un mismo

tipv de actividad: el raspado, actuando la

pieza como cepillo. En estos filos activos

se puede distinguir entre la cara de ataque

y la que ha estado en mayor contacto Con

la materia trabajada, pues esta última presenta

desgaste en toda su superficie. Las

facetas de mayor contacto se localizan

indistintamente sobre la cara inferior o

superior de la pieza, concretamente hay

tres dorsales y dos ventrales. En la pieza

también se han detectado pequeños restos

de un residuo rojizo. La materia de contacto

es desde luego muy abrasiva, pero su

dureya no lo es tanto, dada la escasez de

nlelladurds.

Por último se describe la pieza multifacial.

M [irr, ct]

Esta tiene dos filos activos, asociados a

sus correspondientes superficies desgastadas.

hn ambos casos se trata de filos de

águlo obtuso y en ellos se detecta una

clara abrasióxi, acompañada de melladuras

unifaciales del tipo afinado y en charnela.

Además puede observarse la presencia

de estrías transversales y un pulido

reflectante, aunque restringido a la zona

de desgaste. También aquí está clara la

cinemática del trabajo: raspado, y las caras

de mayor contacto tienen toda su faceta

desgastada. El material trabajado es indeterminado.

En todos los casos, no se describe detalladamente

el pulido porque sólo puede

observarse con la lupa binocular.

2.4.- Los fragmentos

Esta categoría de soportes responde a unos

orígenes diversos, generalmente accidentales:

ciltcracioncs tbrmicas, rotura de instrumentos,

accidente de talla ... Desde luego su

génesis no es el rcsultado de una estritegia

determinada, y por lo tanto no pucdc

hablarse de una predeterminación en su

obtención. Sin embargo, en muchas ocasiones

esivs accideiiies pluveri-i ui-ias h r i i i n s

adecuadas para el uso sin necesidad de

otras transformaciones.

Este es el caso de la única pieza que presentamos

aquí. Sc trata de un fragmento

parcialmente cortical:

F [as cc div + O aS(A) sin con + aA cx trsl

El fragmento tiene una forma apuntada

de manera natural, donde tres facetas crean

un ángulo triedro. El análisis de esas tres

superficies, denominadas a, b, y c, sería el

siguiente. La superficie a, es completamente

cortical. Sus filos están desgastados y de

ellos parten melladuras orientadas hacia la

i~quierdad, sí como algunas que parten del

ápice hacia abajo. También se observa una

pátina diferencial que se asemeja a una

especie de depósito, de naturaleza indeterminada

y aspecto líquido. La faceta b, también

tiene los filas desgastados y de ellos

parten melladuras que vuelven a orientarse

inayoritariamente hacia la izquierda, aunque

hay algunas en sentido contrario. La

faceta c, tiene igualmente desgaste y microiiielladuras,

así como estrías oblícuas al filo

y un pulido de tipo abrasivo, con microcráteres.

En toda la pieza se observan restos de

un residuo rojizo, cuya apariencia empastada

le da iin asprcto orgánico. La disposición

de las melladuras y las estrías sugiere claramente

el empleo del ápice de este fragmento

en in. mo~:iniiento de presión rotatorio, aparentemente

unidireccional, sobre una materia

dura no determinada.

3.- El análisis de residuos

Las descripciones de las piezas anteriores

ofrecen la oportunidad de referirse a un

tema de gran interés en el caso de Canarias:

la pr~smcia de residuos. En efecto, existen

algunos casos excepcionales en los que se

ha detectado la existencia de restos del

material de contacto suhre las filas de algiinos

instrumentos líticos prehistóricos. Estos

residuos pueden ser macro o microscópicos.

Los residuos microscópicos aparecen

generalmente incluidos en los pulidos. P.

Anderson-G~rfaüd (??S?) f ü i !u primcru cr,

detectarlos y atribuye su origen a las partículas

de materia trabajada que se funden

con la sílice eii estado de gel, de miniera

que cuando el pulido solidifica quedan

atrapados en su interior v sólo son visibles

con el microscopio electrónico de bdrrido.

Estos residuos pueden ser de naturaleza

mineral como los silicofitolitos, o de naturaleza

orgaiiica como el caso de ininúscuios

fragmentos de tejido animal o vegetal.

Los residuos macroscópicus tanibiéri están

originados por ese contacto con el material

trabajado y se han preservado en yaciinientos

que poseen determinadas condiciones rlimáticas

y sedimentológicas, espccialmente en

cuevas secas y zonas áridas. Los trabajos de

r.L.Briuer (1979) y H.J. Shcifcr y R.G.

Holloway, (1979) son pioneros en este campo

y han permitido la identificación dc las especies

animales y vegetales que fueron objeto de

modificación por parte del útil lítico.

Estos macrorrestos desaparecen si las

piezas son lavadas o tratadas químicamente,

por lo que es muy importante que no se

limpien durante la excavación sino en el

laboratorio después de que Iiayan sido examinadas

preliminarmente.

Una cuestión importante es la discriminación

entre este tipo de residuos y los procedentes

de contaminaciones deposicionales

posteriores a su uso. Los criterios

fiindamentales en este sentido son su distribución

coherente sobre los filos útiles y su

propia naturaleza.

Primeras experiencias de análisis funcional en los instrumentos de basalto ... 39

Las condiciones ambientales de la cueva

de El Teiidal han permitido la conservacióii

de macrorrestos en varios de los instrumentos

líticos que se han aiializadu, tanto en los

filos como en zonas que pueden ser interpretadas

como lugar de prchensión o de

enmangue. La identificación de estas sustancias

contribuirá a complementar nuestro

conocimiento sobre las actividades socioeconómicas

que se realizaron en el yacimiento

y constituirá un valioso complemento a

los estudios traceológicos.

Fn este wntidn, si se conoce qu6 material

estuvo en contacto con una superficie

que presente huellas de uso, la descripción

de las mismas servirá como modelo de referencia

que permita la comparación con

otras piezas arqueológicas que no hayan

conservado residuos, y tambiCn será útil

para la contrastación con los resultados

obtenidos experimentalmente. Por otra

-y-a.,.: e la iden:ificacióri de: ii-idtei-ia: ilabajado

nunca podrá sustituir al análisis funcional,

pues no puede aclarar cuestiones de

tanla iiiiyorlari~iac urriu la cinemática del

trabajo, el tiempo de empleo o la reutilización

de una misma pieza para realizar distintas

actividades..

Ya hemos hecho alusión a los residuos

de origen claramente mineral, como los restos

ae coiorante rojo, posibiemente almagre,

pero había otros cuya naturaleza parecía

ser orgánica, que exigían un análisis

particular.

Teniendo en cuenta estas premisas se

imponía buscar la metodología adecuada

que permitiera identificar la naturaleza de

esos residuos. La bibliografía especificaba

dos formas de análisis de los niisinos: el

estudio morfológico de las muestras por

medio del rnicruscupiu y la utilización de

procedimientos químicos. Ambos exigen el

concurso de especialistas y la existencia

del instrumental adecuado. En el primer

caso se analizan los tejidos o las células

que conforman los residiios y en e1 segundo

se enlplean diversas sustancias químicas

que reaccionan de distinta manera

según la naturaleza del material de contacto.

Gracias a la colaboración del doctor

Emilio González Reimers, se pudo intentar

poner en práctica alguno de estos procedimientos

con resultado desigual. Primero se

ensayó el análisis histol6gico siguiendo la

metodología habitual en estos casos (M.

Arnay de la Rosa et alii, 1989, pero no se

pudieron identificar estructuras tisulares.

Los primeros resultados positivos se obtuvieron

con la aplicación de un método pronlip~

tnpn r T.H. Soy (IQVV! cnr.sister.te ei. !a r ---

aplicación de tiras reactivas de las usadas

clínicamente para realizar análisis de orina,

para detectar la prcscncia de sangre en los

residuos. Esta prueba está basada en la actividad

peroxidasa de ld Iiernoglubina, que

cataliza la reacción del hiperóxido de cuineno

y la 3,3',5,5' - tetrametilbencidina. El

método es ligeramente más sensible hacia

h ~iciiiugiobirid libre y ia miogiobina que a

los glóbulos rojos intactos. Por otra parte

también reacciona positivamente a la clorofila

que contienen las algas, pero en El

Tendal no hay coiistancia de su existencia.

Los análisis se llevaron a cabo de la

siguiente manera: con la ayuda de una hojilla

de acero se retiró una pequeña cantidad del

residuo y se introdujo en un recipiente estéril

con 1U mililitros de agua. La muestra se dejó

reposar 24 horas y, después de agitarla para

conseguir la máxima disolución, le fue introducida

una tira rcactiva LABSTIX de Miles-

Martin Laboratories S.A.E. La tira se sacaba

inmediatamente y se mantenía en posición

liurizontal para evitar la mezcla de los reactivos

de las zonas adyacentes y el contacto con

las manos. A partir de los 40 segundos la tira

comenzaba a cambiar su color en los casos

en que la muestra contenía sangre, obteniéndose

los mejores resultados a los 5 minutos.

En ocasioiies sólo aparecían pequeñas zonas

que cambiaban de color, lo que indicaba la

presencia de glóbulos rojos aislados.

Después de poco tiempo las tiras comienzan

a decolorarse, por lo que su interpretación

debe hacerse de la manera indicada.

Este método permite, pues, la identificación

de la existencia de sangre en una

muestra, pero no puede precisar la especie

animal a que pertenece. Por tanto se trata

de un primer dato muy importante que

debe complementarse con otros tipos de

análisis que están en proceso de perfilarse.

En este sentidn se ha publicadn recientemente

un trabajo ya realizado en España

(Hortolá, 1996).

El test se aplicó a 26 instrumentos líticos

de El Tendal, procedentes de todos los

estratos del área B. De ellos 12 reaccionaron

que tienen restos de sangre.

Las f6rmulas morfotécnicas de las 12

piezas son las siguientes:

- [as rct con - aA cc div + a s cx di\ + as sin par + aS rct trsl

L p.ch 64/491'26mni.

- [rSmd sin dic + aA rct div + aS sin div + aA sin divl L-R

p.tr h0/58!3hmm

- [aA cc con - rSpd rct div + rSpd cx con + rSpd rct par - as

rct par + rSpd sin trs]L-R e.t 78/'69/38mm

- [as rct par + aA sin con + aS sin par + aA cc trsl L fr.fr

58!33/21mm

-M [es, col CR-R 72/78,'60mrn

- B [K, S, t, c 4C, S, mp, cl sin, si IR-IZ 78/71/43mm

- [as@) rct div + rdSpa sin div + aA sin di\ - aA sin trsl LR

c.t /S/lI2/64nim

- [rS(A)md rct div + rSmd cx trs + d%A) r ~1t011 - rSpi sin

par + a.4 sin trsl L-R p.t 62!75/40n1m

- [rdS(A)md sin div - rSpi cx div + rSpd cx trs + rSpa sin

con + aA sin trsl L-li d.t 73/76/.3bmm

- B [1C, SA, mp c 4C, SP, t, cl sin, si IR-R 73/72/52mm

- [as cx div + O + aA sin par + aA cx trsl L p.a 67/40/19mm

- [ A l A l p i qin div + rSpilcr ru con +&(A\ ru div + nSíA\ ru

trsl L-R c.t /1/93/43mm.

Las 12 piezas que reaccionaron positivamente

pueden ser clasificadas en dos grupos

según su morfología: lascas delgadas

con filos activos sin retocar de ángulos simples;

y grandes y gruesas lascas o intrumentos

unifaciales y bifaciales, con filos retocados

o sin retocar de ángulo simple.

Las laxas delgadas deben estar relacionadas

con las incisiones preliminares que se

practican al animal pard despojarlo de la

piel y vísceras; y las piezas mayores son

adecuadas para el despiece del animal,

corte de tendortes, qiiehrar hiiesos para

extracción de la médula, etc. Estas conclusiones,

refrendadas por programas experimentales

propios o de otros investigadores,

son perfectamente aplicables a los útiles de

El Tendal: las lascas delgadas y de menores

dimensiones tienen su filo utilizado completamente

destruido por la presencia de

melladuras bifaciales escaleriformes de los

tipos reflejado, en escalón y transverso, lo

que indica que se usarnn para cortar y se

embotó rápidamente. Las piezas mayores

presentan filos con menos melladuras. Sin

embargo, no he podido realizar un estudio

detallado de la microtopografía de estas

piezas ni siquiera con la lupa binocular

pücs !us rcsidüus !c cnmuscurur., -- -- Y "" "'

acoiisejable eliminarlos hasta que se lleven

a cabo más análisis sobre su naturaleza.

4.- La relación entre forma y función

Los datos vertidos en los dos apartados

anteriures sirven de introducción al yresente.

La relación entre la forma de los objetos

líticos y su función es otro de los temas de

poiémica entre aiiaiistas íuiicionaies. Es

indudable que existen formas que sólo pueden

ligarse a funciones muy concretas, pero

en la mayoría de los casos las posibilidades

de empleo de una pieza son relativa~nente

amplias, sohre todo cuando se trata de formas

poco estandarizadas como las de los

instrumentos líticos canarios. Por lo tanto

es preciso reiterar que hay que evitar las

atribuciones funcionales basadas exclusivamente

en la morfología de la pieza, así

como las nomenclaturas funcionalistas que

pueden inducir a una falsa interpretación

sobre las actividades que desarrollan los

grupos prehistóricos cuyos conjuntos líticos

se están estudiando.

Tomemos como ejemplo el conjunto de

soportes de El Tendal que el análisis de

residuos y el análisis traceológico han relacionado

con labores de carnicería. Tenemos

lascas de mediano y gran tamaño, procedentes

a veces de los primeros estadios de

las labores de talla como demuestra la gran

cantidad de reserva cortical. También avarecen

piezas bifaciales, de talla centrípeta y

una multifacial. En principio, podría parePrimeras

experiencias de análisis funcional en los - instrumentos -- - - - - de - basalto ... 41

cer que el conjunto no puede responder a la

necesidad de una única actividad de transformacióri.

Sin embargo, la combinación de

estos dos tipos de piezas resulta lo más adecuado

para las labores de carnicería. Hay

una literatura relativamente amplia sobre

experimentación en este tipo de actividades.

Aquí nos centraremos en la relacionada

con instrumentos líticos de origen volcánico.

En la mayoría de los casos se

emplearon lascas de pequeñas dimensiones

para que luego pudieran ser analizadas con

el n~icroscopio metalográfico. G. Odell

(ZY8!l) iitilizS grz-des !arcls de hasalte que

fueron examinadas con la lupa binocular,

pero sus experimentos fueron pocos. l'or

eso es particularmente ilustrativa la labor

de P.R. Jones (19801, más interesado en la

relación entre materias primas y tecnología.

Este investigador realizó un vasto programa

experimental de campo en Olduvai, utilizando

materias primas locales como la

Ir .U .I -1I:sU. I ILe11~ 1, 1 , - V' ~ > < ~LLUI,a i~aquial lde~i iIad,

obsidiana, la cuarcita o el "chert", transformadas

en lascas simples o en útiles bifaciales,

para efectuar el despiece de cabras y

otros animales de mayor porte como búfalos

o cebras. Sus conclusiones son muy interesantes

pues relaciona el tipo de filo y la

morfología general de la pieza con el grado

de efectividad que tiene según el tipo de

trabajo.

Este autor considera que las lascas

pequeñas son utiles para trabajar con animales

de tamaño medio como las cabras,

aunque los filos de basalto y fonolita se

embotan rápidamente, mientras que la

obsidiana es muy efectiva en las labores de

corte: "El corte de piel de cabra con instrumentos

bifaciales mayores era posible, pero

se comprobó que era mucho más difícil que

cuando se hacía con lascas, lo que se debe

principalmente a que los instrumentos

mayores son menos controlables cuando se

requiere realizar un trabajo relativamente

preciso" (Jones, 1980: 158). La labor de

separar la piel se puede efectuar con lascas

o piezas bifaciales indistintamente, ya que

en muchas ocasiones basta con tirar de ella.

Hay que tener en cuenta que el filo no debe

ser muy agudo para no cortarla en sitios no

deseados.

Para el despiece del animal son mejores

los instrumentos de mayor tamaño: "...los

instrumentos grandes, generalmente bifaciales.

son más eficientes que las lascas

pequeñas para la mayoría de las tareas de

carnicería. Las importantes ventajas de los

instrumrntos grandes incliiyen sil peso, la

mayor longitud de sus filos cortantes, y la

facilidad con que pueden asirse con la

mann" (Idem: 153). $&re !es iristrumentes

bifaciales o sobre canto explica que son

igualmente efectivos que las grandes lascas:

"...el chopper y la pieza discoide con los

que experimenté fueron tan eficientes como

los otros bifaces empleados, los únicos

inconvenientes eran que los filos cortantes

eran más pequeños y que había más dificultad

para asir el discoide" (idem:159).

Rccieiiiciiieiiic iiciiius i c d i i ~ ~ ~Uc iI uI ~

experimentación de carnicería similar que

confirma muchos de los datos expuestos

más arriba. En nuestro caso, se pidió a un

pastor experimentado, Antonio Quevedo,

que realizara la matanza de un cerdo con

Útiles liticos.

Las piezas eran de traquita, basalto y

obsidiana, y se tallaron distintos tipos de

soportes: lascas, cantos un1 y bifaciales, así

como piezas bifaciales de explotación centrípeta

completa. La talla, efectuada por

Isabel hancisco, se realizó en el mismo

lugar del trabajo de carnicería, de manera

que el pastor pudo elegir libremente su instrumental,

e incluso pedir la fabricación de

una morfología concreta. Todas las piezas

se usaron sin mango, con la excepción de

dos lascas de pequeño tamaño, de obsidiana

y traquita, que fueron enmangadas en

sendos cuernos de cabra, a la manera de

cuchillos4.

Nuestro colaborador eligió para su trabajo

piezas de grandes dimensiones, que

facilitaban su prehensión. Así, el raspado

preliminar de la piel para eliminar las cerdas,

se realizó preferentemente con grandes

lascas de traquita, que es una roca volcánica

de grano grueso como el basalto. E1 filo

activo de estas piezas tenía una delineación

convexa y un diigulo que podía variar de

plano a simple. En la mayoría de los casos

este filo activo n;> se retocaba. También

seleccionó instrumentos grandes para las

incisiones preliminares y el despiece. Sin

embargo, ese tamaño resultó un problema

en varias ocasiones. Por ejemplo, cuando

los filos afectaban a zonas en las que no se

quería intervenir, como es el caso de las vísrerar

En esos momentos la ~n\wgadi .~rdae

los instrumcntos impedía una bucna

maniobrabilidad. Los "cuchillos" de cuerno

sirvieron para las incisiones preliminares,

pero fueron desechados rápidamente, en

favor de agudas lascas de obsidiana de

mayor tamaño y, por tanto, mayor longitud

de filo útil. Cuando se trataba de seccionar

tendones o huesos se recurría a cantos de

1. .-1., . 1 . . - . : c . 3. c . 7 1 . J<l.:l...... s.

V C ~ ~ L I I L U y L ~ L ~ ~ U I LuL e~ L a l a U C V ~ I I ~ ~ C I i~eL1~~ -

trípeta (2C a C) o a grandes lascas de obsidiana.

Sin embargo, las piezas centrípetas

bifaciales (del tipo B [4C, S, mp, c # 4C, S,

mp, c] sin, sim ) no fueron del agrado del

trabajador por la mayor dificultad de prehensión

y la menor longitud del segmento

de filo potencialmente activo. Por último, se

escogieron lascas de obsidiaiia, más pequeñas

y ae ánguio ae iiio muy agudo, para ias

labores de fileteado de la carne destinada al

consumo inmediato y al almacenamiento.

Otro ejemplo ilustrativo de la gran

variabilidad formal de los soportes que han

realizado un mismo tipo de actividad es el

caso de las piezas que realizaron un movimiento

tranversal, tipo cepillo, sobre una

materia vegetal y abrasiva, dejandu el descrito

pulido en "aureola". En esta ocasión,

volvemos a comprobar cómo lascas de

varios tamaños, cantos bifaciales, piezas

bifaciales de talla centrípeta, e incluso una

gran disyunción columnar tallada bifacialmente

tienen las mismas huellas de uso. El

nexo de unión entre todos estos soportes,

con la excepción de la laxa más pequeña,

es su masa considerable y el ángulo y delineación

del filo activo. Estos son siempre

simples y rectilíi-ieos con tendencia a una

ligera concavidad, estén o no retocados.

La muestra dna l i~a i ae n esta obra también

nos ha proporcionado ejemplos de otra

situación factible: el empleo de un solo

soporte para efectuar distintas labores,

incluyendo las de yunque o percutor.

Otra circunstancia que debe incitar a la

reflexión concurre en la pieza de la figura

2.2. Un análisis tecnológico clásico la habría

clasificado sin duda como núcleo. Nótese

cimo la representación de la derecha tiene

amplias extirpaciones dc ángulo rasante,

que parten desde dos aristas enfrentadas,

mientras que la representación de la

izquierda tiene extirpaciones más cortas y

de ángulo simple que recorren toda la periferia

de la arista, conformando lo que sería

un plano de percusión periférico. Por tanto,

la pieza podría ser descrita como un núcleo

de eñp:"~*ci&i l"idiiCcciun*:, Siii em'v*igo,

hemos visto cómo se trata en realidad de

un útil que ha trabajado como cepillo y que

tiene cinco segmentos de filo activos,

empleados en distintos momentos, pues

también se alteriian las caras de ataque. lo

que nunca podremos saber, es si la pieza

fue concebida como núcleo y luego aprovechada

como instrumento.

5.- Conclusiones

Tras la descripción de las piezas analizadas

con medios ópticos o químicos hay una

serie de conclusiones de utilidad para los

futuros análisis funcionales de este tipo de

rocas en particular y para la comprensión

de los instrumentos Iíticos tallados en general.

La primera cuestión que se debe decidir

es qué piezas someter a análisis. Cuando el

traceólogo se enfrenta al estudio de un conjunto

Iítico abundante (recordemos por

ejemplo que en El Tendal hay más de once

mil plezas talladas), el primer problema

que se debe resolver es la selección de la

muestra a analizar, ya que de su represenPrimeras

tixperiei~ciasd e ariálisis furicioridl en los i~isiruine~itdoes basallu ... 43

tatividad depende la validez de Id aplicación

general los resultados obtenidos.

En todo conjunto lítico existe un grupo

de piezas destinadas a servir como soportes

de los distintos intrumentos y otro, generalmente

mayor en número, constituido por

los desechos producidos durante las labores

de talla. Establecer unos criterios correctos

que permitaii discriininar entre ambos

grupos es fundamental para el analista, ya

que s6lo el primer grupo suiiiiiiistra i ii formación

funcional. T,os especialistas en tecnología

Iítica disponen de información para

identificZr entre tedl nrnrli-ir -r -i-A- n A . , - -iyn iiu- - - -

llas piezas que son restos de talla, elemei-itos

de técnica o de talla plena (plein débitage),

sicndo cstns últimas las que a priori

están destinadas a ser empleadas como útiles.

La realidad Iia niostrado que también

las otras categorías pueden usarse eventualmente

como instrumentos, y por tanto,

hay que intentar llegar a establecer un pará-

111eirv II& h b k .

Un primer dato importante se refiere a

la relación que existe entre la presencia de

huellas de uso y el tamaiío de las piezas.

Por ejemplo, en los productos de lascado

habría que diferenciar entre lascas de basalto

fenocristalino por una parte y lascas de

basalto vitreo y obsidiana por otra.

Hasta el momento no he localizado ninguna

lasca completa de basalto fenocristalino

con dimensiones inferiores a los 30 inm.

que ostente algún tipo de huella de uso

visible o que esté retocada. Sin embargo sí

que hay algunas lascas de basalto vítreo u

obsidiana que miden incluso mcnos dc 20

mm. (sobre todo en el caso de esta última)

con estigmas de utilización. H. Plisson también

observa esta circunstancia en los materiales

del yacimiento tahitiano de Te Piha Ia

Teta, considerando que las piezas inferiores

a 30 mm. pueden ser desechadas en el análisis

funcional: "la niayor parte de las lascas

brutas está constituida por pequeños desechos

de talla (< 3 cm.) que pudrían ser inutilizadas

ya que, con una única excepción,

la dimensión de los soportes completos que

portan liuellas de manipulación es superivr

a 4'5 cm." (H. Plisson, 1985: 154).

Las diferencias entre los dos tipos de

basalto y la obsidiana son lógicas, si se

piensa que los filos del basalto vítreo y la

obsidiana son más cortantes que los del

basalto fenocristalino, debido a su granulometría

bastante más afanítica, por lo que

podrían ser más apreciados a pesar de su

pequeño tamaño. Por otra parte, en el caso

palniero la escasez de las rocas más afaiiíticas

obliga a un aprovechamiento más

exhaustivo de la materia prima, lo que

reperccte en !2 amixr.iciSn de! t.imafic! de

los productos de talla.

Aunque los dos ejemplos de disyuncioncs

coluninnrcs prcscntados ticric11 dimcn

siones considerables, habría que aclarar que

hay muchas piezas de pequeíío tamaiio con

estigmas de utilización. Aquí la relación

entrc dimensión del soporte y presencia de

huellas de uso disminuye a los 20 mm. en

h d i u í t .~~v~. r i~i~e ~iriiicriui suu, iiay digu~id

pieza más pequeiia. En este caso es difícil

identificar cuándo una pieza está fragmentada

con posterioridad a su utilización y

por lo Iaiito deben seguir analizándose

todos los soportes de este tipo.

El caso dc los fragmentos es m5s complicado.

En principio, no tienen por qué

emplearse, ya que en general sc trata de

accidentes no deseados. IJero hemos visto

que también puede suceder que tengan formas

adecuadas y sean útiles efectivamente.

De todas mancras, a las piezas pcqucñas

puede aplicársele el mismo tratamiento discriminante

que n las lascas.

En otro orden de cosas, no pueden

establecerse relaciones rígidas entre la

forma de los objetos líticos y su funcionalidad.

Al menos en La Palma, instrumentos

de morfologías muy variadas pueden realizar

una misma labor, aunque es cierto

que hay diseiíos más adecuados para servir

eficaimente en determinadas tareas.

De todas maneras, las recurrencias están

inás asociadas al ángulo y delineación de

los filos activos que a todo el conjunto de

la pieza. En El Tendal se han identificado

instrumentos diferentes que han intervenido

en una cadena operativa compleja de

procesado del animal, desde las labores

preliminares de despiece hasta el fileteado.

También allí se procesaron materias vegetales

abrasivas con la intención de fabricar

algún tipo de artefactn (¿varas?, ¿lanzas?,

jcestería?) con instrumentos bien distintos

que trabajaron sin embargo con una cinemática

similar. El reciclaje de los útiles

debió de ser importante, a juzgar por alguno

de nuestros ejemplos, de manera que

..m-. n i , - - . --A:, ;,e,,,,*,;, A, A;.,,,,,, U L L U y"&U y"U'" ""U " L"" U' U " " "U"

procesos técnicos, que a su vez podían o

no estar interrelacionados entre sí. Así

pues, en el caso de los instrumentos auari-

NOTAS

1 La rugosidad de las superficies de esta

roca puede observarse en las fotografías

que acompañan este artículo. Precisamenle

esa ii-iegulariddd de la niiciulopogi-alía

de las piezas dificulta la observación

microscópica, así como la realización de

totografías con un amplio espacio bien

enfocado.

2 Las limitaciones editoriales impuestas al

número de ilustraciones han impedido

incluir todos los dibujos de las piezas,

Amelia C. Rodríguez Rodríguez

tas está claro que el tipo de soporte y la

morfología que adoptan no determina de

manera unívoca el fin para el que se fabrica.

Sin embargo, se emplean unas mismas

estrategias de fabricación, que dan como

resultado unos instrumentos de forma reiteradamente

semejante, aunque no estandar

izada

Agradecimientos

Quisiera agradecer el interés y la ayuda de

Emilio González Reimers, así como de todo

el equipo que colaboró en la experimenta-

. ,

C.," A, 1, n,,,:,,,:, A-1 ,,"A, *,m,,-,,A, L..,., UC 1" CU. L I 1 C C 1 1 U UCI LC. U,,, C .J.. L C I L L . U I I U I ,

por Antonio Quevedo, Isabel Francisco y el

entusiata grupo de alumnos de las

Universidades de Las Palmas y La Laguna.

así como añadir alguna microfotografía

más.

Estos estigmas han sido previamente descri-

Los en olro Lidbdj~( I~ODR~GUIIEOZD RIGCEZ,

1993b), donde se presentaban algunas de las

piezas que aquí se muestran. El análisis posterior

del sector C de la Cueva de El Tendal

amplió el número de evidencias.

CEDERO(M ORALEPSA DRÓNe d. 1978) describe

estos cuchillos con mango de cuerno de

cabra en la isla de Gran Canaria.

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