VEGUETA, Número 2,1995-1996, (275-293)
Los niveles de
instrucción de la
población en la isla
de Gvan Canaria:
una aproximación
metodológica
a su estudio
i PL olesoi de Geügi-afia.
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
T radicionalmente se ha considerado que
el nivel de instrucción de una población
implica un determinado nivel de desarrollo,
es decir, un capital humano en reserva,
susceptible de ser explotado y rcntabilizado
al máximo por el sistema capitalista.
Por tanto, el nivel de instrucción podría ser
un arma para el dominio de un espacio
sobre otro u otros. En cualquier caso, se
debe partir de la base de que la educación
es prioritaria por encinia de ciialqiiier ideología,
tal y como lo demuestra el hecho de
que las inversiones realizadas por los gobiernes
ei. odUcaCiSn- 3 p ~ ~dsCrS U h""-,U: -
rentabilidad a corto plazo- son de las más
importantes, aun cuando como decimos,
corren el riesgo de no ser recuriucidiis corriu
fruto de su gestión política.
Sin embargo, habría que plantearse con
más seriedad si un determinado nivel de
desarrollo es consecuencia de un nivel de
instrucción igualmente desarrollado. Desde
nuestro punto de vista existe una gran coincidencia
entre nivel de instrucción alcanzado,
actividad ocupacional y remuneración,
lo cual a priori reafirma la teoría sobre el
fomento y reserva del capital humano como
instrumento y soporte del desarrollo en su
sentido más amplio. No obstante, sería un
grave equívoco si le asignásemos una
caiisa-efecto a pqt2 hipíltwis, p i - 1 l~a~s circunstancias
que rodean cada espacio geoeconómico
en cada momento histórico, condicionan
distintas actitudcs dc la sociedad
ante cl sistema educativo. Así por ejemplo,
la población rural que alcanza niveles de
instrucción aitos o reiativamentc aitos, tiende
a emigrar hacia las urbes; a su vez, la
presión -o estímulo- por parte de los progenitores
del mundo riiral con sus descendientes
para que realicen estudios no obligatorios
es menor que en los ámbitos
urbanos, pues en el campo el hijo supone
una ayuda familiar en las labores agrarias,
un complemento a los ingresos familiares,
mientras que en la ciudad es un gasto adicional.
Así pues, la potencial población en
edad escolar en el mundo rural sufre una
significativa desigualdad con respecto a su
homónima de la urbe, tanto desde las circunstancias
que rodean el ambiente familiar,
como desde la lejanía de los centros
educativos con respecto a la vivienda1.
Si bien es verdad que la "Ley General de
Educación" de 1970 defendía entre otros la
extensión de la educación obligatoria a
todos los jóvenes, además de una mayor
facilidad en el acceso a enseñanzas medias
y superiores, el sistema no sentó las bases
F"'" disniiirir dispari&,des ediicativas
entre espacios urbanos y rurales, debido
sobre todo a una falta de planificación pasa
determinar qué Centros y dónde debían
construirse. Es más, los criterios de ratios
por profesor, aula, etc., sólo tomaron como
referencia la rentabilidad social y económica
(medible en cantidad de alumnos), que
pudiesen completar sus estudios, por lo
que los centros de Medias -y más aun los
Superiores-, se han coiicentrado allí donde
la demanda es mayor, es decir, en los núcleos
urbanos, y a veces con carácter comarcal -o
regional y provincial para el caso de la Universidad'-.
Esto significa distintas opnrtunidades
ante el sistema educativo, que en
absoluto logra paliar el régimen de ayudas
al ecfudig dade e! n r n o r o a i ~ rin~c remo,tr\ r--u----.
del tiempo de acceso a los núcleos urbanos
como consecuencia del caos circulatorio y,
en definitiva, una desigualdad significativa
en cuanto al tiempo disponible para el estudio,
y su posible compatibilidad con cualquicr
otra actividad.
En este contexto, el presente artículo
sólo pretende sentar unas bases metodológicas
sobre la distribución de los niveles
educativos de la población de derecho de
10 y más años en Gran Canaria, según los
datos aportados por el último Censo y
Nonmclátor -ambos de 1991-. Para ello utili7amns
div~rroci.n dicadores de la pohlación
que nos ayudan a explicar dicha distriterminan
por marginar a aquéllos que
quizá sin oportunidad -o estímulo algunono
han podido realizar los estudios no obligatorios,
e incluso los más elementales. Al
final, la población -con distintas capacidades
adquisitivas-, tenderá a asentarse en el
territorio en función de dichos ingresos. De
ahí que diversas variables como cl grado dc
vejez de una población, su grado de urbanización,
altitud de la entidad poblacional,
distancia con respecto a la cabecera municipal,
etc., condicionen de por sí el nivel de
instrucción.
La incidencia de los niveles educativos
por edad y sexo
Como hemos esbozado someramente en la
introducción de este artículo, los niveles de
instrucción difieren notablemente en el
espacio, pero dentro de cada unidad espacial
cabe establecer de la misma manera
ennrmes d e ~ i g i ~ a l d a dene ~fi inriíin principalmente
de la edad. Cada generación -o
cohorte si se quiere-, no ha contado con las
mismas oportunidades ante el sistema cducativo,
ya que la oferta de éste ha variado
con el tiempo, al igual que las características
intrínsecas del sistema ecoi-iórnicr> faniiliar,
emigrando ésta -normalmente del
campo a la ciudad- y posibilitando con ello
un mejor acceso a ia ensenanza ae sus hijos.
Así pues, en estos casos los niveles de instrucción
en la unidad familiar pueden Ilegar
a ser de los más dispares, pues los niveles
educativos máximos alcanzados por los
progenitores, q~ue desarrollaron sus primeros
años de vida en el campo, son bastante
bajos o riulos, mientras que sus deseendientes
-que ya viven en la ciudad, aunque normalmente
en barrios periféricos de carácter
marginal-, puedcn estar en posesión de
titulacioncs Medias o Supcriorcs.
En los gráficos 1 y 11 intentamos desvelar
la incidencia que sobre la población total
de cada grupo de edad rienen ios niveies
extremos de alfabetización, esto es, el nivel
más bajo, integrado por analfabetos y
población sin estudios -y que tradicionalmente
se le ha venido denominando analfabetos
funcionales4- y, por otro, los niveles
mas altos: Enseñanza Media y Suyerior.
Los datos para la isla de Gran Canaria en su
conjunto eran presumibles, aunque la
menor intcnsidad y disparidad de este
fénomeno es significativa en comparación
con periodos precedentes. En efecto, analizando
sólo la tasa de analfabetismo, las
diferencias en enteros entre los analfabetos
de 10 a 19 años y 65 y más han disminuido
radicalmente desde 1970" pues para el caso
canario se cifraba en aquel año en 42, mientras
que en 1991 era sólo de 19 enteros (en
Gran Canaria 18). Estas diferencias se sustentan
en la pervivencia en el primer año de
un colectivo anciano en el que el peso del
analfabetismo era muy importante; sin
embargo, los mayores de 65 años en 1991
habían nacidn preferentemente en la reg1.mda
década y primer lustro de la tercera,
cuando al menos la continuidad de algunas
políticas como las de COSTA" las llevadas
a cabo en la 11 República, ponían especial
énfasis en la alfabetización de la población.
De igual rriaiirra, la Ley dr Villar Palasí de
1970 incide en un descenso extraordinario
de las tasas de analfabetismo entre el grupo
¡&¡Y anos en comparacion con l Y Y l , va
que pasa de 1.8 por ciento a un 0.3. Pero en
cualquier caso, las diferencias más significativas
entre ambos años se establecen en la
cúspide de la pirámide.
Pues bien, desde los 13 años, el porcentaje
de analfabetos y sin estudios en Gran
Canaria sobre cadd grupo de edad crece
continilamente. Los altos valores que registra
el grupo 10-14 años, similares a los de la
cohorte 45-49, se debe a que gran parte de
estos efectivos todavía no han terminado
SUS estudios de Primaria, pues la tasa de
analfabetismo de este grupo de edad (0.3
por ciento) era aun más baja que ia ae í5-íY
años (0.4). No obstante, dentro de la tónica
PORCENTAJE SOBRE CADA GRUPO DE EDAD
p: PORCENTAJE SOBRE CADA D\ O A
O
N
O
W
O
c O
280 losé ÁIIPCI Hernándcz Luis
alcista de la población analfabeta y sin estudios
conforme avanzamos en edad, algunas
políticas alfabetizadoras como las de la 11
República y la mencionada de Villar Palasí
de 1970, suponen una ostensible amortiguación
de la tendencia, como por ejemplo la
caída de la curva -dentro del alza- del
grupo 60-64 años que nació entre 1926 y
1930, y que en su mayoría realizó al menos
la Primaria en la 11 República. Igual ocurre,
coino coi~secuencia de la Ley de 1970, coi1
los niveles de alfabetización comprendidos
entre los 15 y 29 años en relación a 30 y más
donde se detecta un ligero escalonamiento,
sobre todo entre las mujeres. La aplicación
de la Ley de 1970 -quizá acompañada también
de un cambio de mentalidad en los
años sesenta y setenta en cuanto al acceso
de la mujer a las aulas-, supone por primera
vez que por debajo de los 29 afios el
grado de alfabetización sea ligeramente
más elevado en las féminas que en los varones.
En cuanto a la incidencia porcentual de
la población con Enseñanza Media y Superior
sobre su respectivo grupo de edad,
cabe decir que la curva es totalmente inversa
a la anterior, si bien ésta nos está indicando
mayores cotas de alfabetización -o
de cultura- entre los mis jóvenes, quizii
coaccionados debido a la falta de un puesto
de trabajo, con lo que se ven "obligados" a
seguir eslucliaiiclo dnle su inacLividad e11
una suciedad cada vez más urbanizada y
con la esperanza de que sus estudios le proporcionen
con mayor facilidad un puesto
de trabajo, a lo que hay que sumarle la
extensión de la oferta de Medias con la
construcción de nuevos centros, sobre todo
de Formación Profesional en los anos
ochenta. Salvando la caída de la tasa entre
los 15 y 19 años debido lógicamente a que
es imposible que a esta edad un alumno
pueda obtener alyún título universitario,.
INDICE DE INSTRUCCION DE LA POBLACION DE DERECHO POR
GRUPOS DE EDAD Y SEXO EN LA ISLA DE GRAN CANARIA (1991)
Los niveles de instrucción de la población en la isla de Gran Canaria: una aproximación ... 281
las dos políticas mencionadas vuelven a
desviar la tendencia de las curva<, siendn
incluso ligeramente más elevado el grado
de cultura Medid y superior entre las mujeres
de 60-64 años en comparación con las
más jóvenes del quinquenio anterior. Por lo
demás, vuelve a destacar el mayor porcentaje
de nivel cultural entre las mujeres hdstd
los 29 años debido al fenómeno ya indicado.
El índice de instrucción por edad y sexo
Para comprender mejor las disparidades
que en materia educativa se producen en
un espacio -o grupo de edad corno es este
caso-, hemos introducido un índice, que lo
hemos denominado de "instrucci(,n", que
relaciona los extremos de los niveles educativos
en un tiempo dado. Para ello sumamos
los porcentajes de los analfabetos y sin
estudios de un lado, y los de Medias y
Suyei.ioi.es de o;io, yioce&endv a
hallar la diferencia en enteros. De esta
manera conseguimos ajustar al máximo el
nivel educativo real y no ficticio derivado
del análisis de una simple variable, corno
puede ser la del analfabetismo, si bien un
alto porcentaje de éstos implica normalmente
una baja tasa de efectivos en posesión
de títulos medios o universitarios.
Pues bien, partiendo de la base de que
los datos más negativos significan un
mayor nivel de instrucción, los valores van
in crescendo conforme la edad es mayor, lo
cual denota un menor nivel cultural, sobre
todo e n t r ~la s rn~l jprw;S i hi rn hasta los 29
años son los varones los que que están por
debajo de las mujeres -tanto en los niveles
más bajos como en los mcdios y supcriores
como ya comentamos-.
Las curvas de varones y mujeres siguen
un perfil bastante parecido a las de analfabetismo
y sin estudios, a excepción del
grupo 15-19 años. No obstante, los valores
más bajos los obtenemos en la cohorte de
20-24 años, pues como comentamos, la
población entre 15 y 19 aun no ha tenido la
oportiinidad de finalizar, cn su caso, los
estudios Superiores.
Pero quizá más llamativa sea la pequeña
correción de la inflexión que se produce
en el índice de instrucción desde los 40 ri los
49 años entre la población analfabeta y sin
estuciivs (iriflexiúri desce~dei l~ceie i i~~düel
alza); y Enseñanza Media más la Superior
(descendente también pero con sentido
inverso ya que la curva cae progresivamente).
&te grupo de edad -que nació en los
años cuarenta y estudió a finales de esta
década y a la largo de la siguiente-, sólo
tuvo acceso mayoritario a los estudios bhsicos.
Por su parte, el acceso a Medias y Universidad
en los años cincuenta era muy
difícil de alcanzar para el gran grueso de la
población, máxime ante un sistema de ayudas
al estudio precario y limitado. Así pues,
la corrección parcial de la alfabetización de
1 - --LI--:L -..- ,, I nnl ,,LL, ,,,,,,,A; ,a y " " L u L L v l L yur; r L L L// L raruuu c v r r i y r c r i u l
da entre 40 y 49 anos -y que se escolarizó
principalmente a finales de los años cuarcnta
y a lo largo de los cincuenta-, cae por su
propio peso debido a una mayor dificultad
de acceso a la enseñanza no obligatoria,
desapareciendo -o corrigiéndose- esas
inflexiones que se producían en la población
analfabeta y sin estudios por un lado,
y Enseñanza Media y Superior por otro. De
esta manera, la curva del índice de instrucción
se amortigua, dentro de los valores
alcistas, con las cohortes anteriores y posteriores.
Distribución espacial de los niveles
de instrucción
La población, con distintos niveles de instrucción,
se articula en el espacio en función
de barios factores. Pero si como dijirnus, un
nibel de instrucción más elevddu en situación
de activo con empleo obtiene una
mayor remuneración que otro en situación
similar con un nivel de instrucción más
bajo, su asentamiento en el territorio tende282
Tos6 Ánwl Hernúrlriez Luis
rá a reflejar dichos ingresos, produciéndose
una segregación espacial intensionada. De
esta manera, la población con mayores
ingresos y por extensión con mayor nivel
cultural-, ocupará espacios cuyo valor del
suelo es más elevado, mientras que la de
ingresos inferiores tenderá a asentarse en
barrios autoconstruidos, polígonos de protección
oficial, etci. A su vez, las posibilidades
ante el sistema educativo para los descendientes
en uno y otro espacio son de lo
más dispares, pues ante la mejor oferta
educativa en las arcas de alta rcvalorización,
se úne el apoyo económico -y estímulo
psicológico familiar-, que es netamente
diferente entre ambas clases socialesx.
El coste del suelo varía por municipios,
y dentro de éstos incluso en el mismo casco
municipal, si bien hay que tener en cuenta
que la mejora del acceso viario desde las
grandes urbes, el impacto del turismo en la
cccta, !-. csi& do !a ca!iY ad de vida en !as
ciudades, etc., modifica este esquema, ya
que el suelo residencial más revalorizado
puede 1-10 ser el de la cabecera muriiciydl.
iZsí pues, en este punto intentamos aproximarnos
a la distribución de los efectivos en
el territorio, no olvidándonos de las oportunidades
que la población que ha residido
siempre en un mismo lugar ha tenido ante
el sistema educativo que se le ha ofertado.
Situación educativa por municipios
A grandes rasgos los municipios más alejados
de la Capital insular son los más desfavorecidos
en cuanto a los niveles educativos
de su población. Como se desprende de
la lectura del Cuadro 11, donde aparecen
ordenados los municipios scgún su índice
de instrucción de mayor a menor, la media
de distancia vial entre la cabecera de cada
municipio y el casco de Las Palmas de Gran
Canaria se sitúa en 30.4 kilómetros para los
diez municipios con un mayor índice educativo,
mientras que ia d~stanciam edia con
la Capital insular desde los otros diez -con
un índice más desfavorable-, alcanza los 39
kilómetros.
Y es que en efecto, la mayor oferta educativa
se ha centrado en la Capital insular,
pues allí comenzaron las clases de Secundaria
en el primer Instituto oficial el Pércz GaIdós
en 1916, si bien las clases de secundaria
en la Isla habían cvnieiizaclu eri 1645 bdjo
los auspicios del Gabinete Literario. Casi
tres cuartos de siglo más tarde se amplía la
oferta a la Ensenanza Superior, que hasta
finales de los años ochenta se había limitado
a ingeniería, escuelas y colegios universitarios.
De cualquier manera, la oferta educativa
dc Medias en la actualidad se
extiende a gran parte de los municipios,
aunque tardíamente. A su vez, el medio
rural no favorece un mayor nivel cultural
-ni siquiera m los ~stiidiobs ásicos hasta la
obligatoriedad de ésta en 1970-. El sistema
de "ayuda familiar" de los hijos en las laborcr,
dc! czrnp= kr.dr& mücho yüe ver en
ello, sin olvidarnos de la lejanía tradicional
de los centros cducativos y la baja renta per
ccipita para sufragar el coste del transporte
diario hasta ellos -aparte de algunas características
intrínsecas del bajo nivel educativo
alcanzado por los progenitores que tampoco
se traducen en un estímulo de la
educación hacia sus hijos-.
Pues bien, los niveles educativos del
municipio capitalino son inás elevados que
sus homónimos del resto de la Isla con diferencia,
si bien hay que partir de la base de
que en él reside un contingente poblacional
inmigrado importantísimn, de varias prorpdencias,
pero especialmente llamativo
desde el interior de Gran Canaria y desde
las islas de Lanaarote y Fuertcvcntura, y
que comienza a ser importante desde la
década de los cincuenta"'. Estos inmigran-
Les, ~iurrridlrrierite de bajo nivel cultural,
inciden sin embargo en una caída del nivel
educativo del municipio, pero su segregación
dentro del mismo en barrios marginales
los identifica y clasifica casi automáticaplican
por siete (-37.3 y -38.5 respectivamente)
con respecto a la media municipal
(-5.4).
En definitiva, el nivel educativo capitalino
en 1991 era el más favorable de la Isla a
pesar de contar con un índice de vejez ligeramente
superior a la media insular, pues
las facilidades de wtiidio en la ciudad han
sido mayores ante la temprana inauguración
de centros educativos, entre otros factores.
A ello también debe sumársclc una
inmigración con nivel educativo dispar,
principalmente bajo, aunque algunas procedencias
iümo Id p e ~ ~ i ~ ~ b u-yi dqru e sobre
todo se asientan en la Capital insular-, destaca
por su altísimo índice de instrucción
(un -39.5)', esto es, un colectivo con un
nivel cultural tan elevado como el que nos
podamos encontrar en ciialqiiier asentamiento
residencial de lujoE.
Situación educativa por entidades
poblacionales inframunicipales
Con frecuencia los trabajos sobre los niveles
de instrucción de la población se han
decantado por la realización de estudios a
pequeña escala como por ejemplo comarcas,
islas, provincias, etc.-, olvidándose de
las enormes disparidades que se producen
a nivel municipal y, sobre todo, en cada
cntiduc! pb!scioria!", difei-el-iiias que pueden
llegar a ser incluso superiores al nivel
medio de otros municipios que son encasillados
como la antípoda del municipio al
que pertenecen dichas entidades menores.
Conscientes de ello, hemos acudido a la
unidad básica poblacional de la que existen
estadísticas disponibles: el caserío, barrio,
aldea, urbanización, etc. y que aparece
reflejado en el Nomem%for dc 1991 dc ln provinciri
de Las Pnirnas. Además, sólo hemos
considerado aquéllas entidades que contaban
con una población de 30 ó más habitantes
de derecho y cuya edad era de 10 ó más
a ñm; p i i ~ sdi cha cifra riupnne !I existen&
de al menos 6, 7 6 más unidades familiares
que le dan un cierto carácter de entidad al
territorio que ocupan.
Pues bien, las 354 entidades poblacionales
resultantes de la isla de Gran Canaria
para dicha fecha las hemos ordenado de
mayor a menor en función de su porcentaje
de analfabetismo, estudios de tercer grado
e índice de instrucción. Como quiera quc cs
imposible establecer aquí, por problemas
de espacio dichas tablas, hemos optado por
reflejar las veinte entidades que denlrr~ de
cada nivel educativo expresado más subresalen
en los extremos, esto es, que destacan
aentro aei conjunto de entidades por su
mayor y menor porcentaje (y su población
en caso de similares porcentajes). A ambos
grupos extremos le hemos aplicado diversos
indicadores como son el índice de vejez,
la altitud sobre el nivel del mar a la que se
hallan, además de la distancia con respecto
a la cabecera municipal respectiva.
Los datos resultantes son altamente
esclarecedores, pues el índice de vejez entre
las entidades con mayor tasa de analfabetismn
cra muy superior al índice insular que
se situaba en un 39.8 en 1991. Así, dicho
valor era del 59.8, mientras que el índice
respectivo entre las de menor tasa era de
tan sólo un 27.4, hecho que corrobora la
importancia que tiene la estructura por edades
d11ie el riivei de instrucción, pues es íiei
reflejo de las oportunidades que han tenido
los diversos grupos de edad ante el sistema
educativo. Ue igual manera, cl índice de
vejez es ligeramente mayor entre la población
con menor porcentaje de efectivos con
título universitario, índice que sería más
elevado si excluimos algunas entidades de
reciente creación por inmigración, de escasos
efectivos y características marginales
con respecto a su entorno, lo cual explica de
por sí la casi inrxistrncia de titulaciones
superiores (El Rincón en la Capital insiilar,
y otras entidades de Mogán y San Bartoloyo
Tira;=n-\ I U ' " ' J '
En cuanto a la altitud media de las enti288
]osé Angel Hermiizdez Luis
dades con mayor analfabetismo, ésta era de
448 metros, mientras que las de menor tasa
era de sólo 290. Este fenómeno nos explica
que por lo general el nivel educativo desciende
conforme ascendemos en altitud,
donde predominan las comunidades rurales
y el aislamiento es mayor y, además,
coincide por lo general con una población
más envejecida. De cualquier manera, las
diferencias son más extremas cuando analizamos
las entidades con mayor y mcnor
número de efectivos con título universitario,
pues la altitud media de las entidades
en las qiie SP asipnta PIm a ynr pnrc~ntzjed e
efectivos con titulaciones de este tipo es de
sólo 237 metros, mientras que las poblaciones
donde existen un incnor número se
localizan a unos 501 metros como media.
Por su parte, la distancia vial con respecto
a la cabecera rriuriicipal respectiva
parece no concordar demasiado con nuestras
premisas, ya que partíamos de la base
de que su lejanía implicaría un menor nivel
de instrucción debido a que los centros
educativos se han ubicado primero en las
cabeceras municipalcs. En cfccto, los datos
nos indican que entre las entidades con
mayor tasa de analfabetismo la distancia es
de 7.5 kilómetros, mientras que las que prescntan
mcnor tasa la distancia media sube
hasta los 9.5. A su vez. la separacih física
por carretera de las entidades con mayor
número de titulados universitarios es ligeramente
superior (10.9 kilómetros) a las que
menos titulados poseen (10.5). No obstante,
los resultados son lógicos si tenemos en
cüeiito qae muchas de :as riíiidades 'uii
mayor número de titulaciones de tercer
grado, como de menor analfabetismo, es
decir, de mayor nivel cultural, se localizan
en el espacio turístico y costero de Mogán y
San Bartolomé de Tirajana, muy lejos de
sus respectivas cabeceras municipalcs. Si
dejamos de lado las entidades de estos dos
municipios la hipótesis se corrobora totalmente,
pues el mayor porcentaje de analfabetos
se localiza a 5.0 kilómetros de las
cabeceras municipales y el menor a 4.2. Por
lo que respecta a los efectivos titulados de
tercer grado, las entidades con menor porcentaje
de éstos se encuentran a 4.2 kilómetros,
mientras que los de mayor porcentaje
a 3.5.
Por último, el índice de instrucción -que
en definitiva es una síntesis del nivel educativo
por entidades, partiendo de los porcentajes
educativos extremos (analfabetos +
sin estudios y titulación de Enseñanza
Media + titulación Superior)-, nos clarifica
aiin más l is dater oxpectes, p r c 1 s o sYn-= -
cios residenciales de clase media-alta y de
nueva creación -o de reciente expansión no
prvmuvidas por las adminitraciones públicas-,
como algunas entidades de Santa Brígida,
playas de Telde, al igual que de
Mngán y San Bartolomé de Tirajana, son las
colectividades con mayor nivel educativo.
En todas éstas se cumplen los indicadores
señalados, pues el índice de vejez es significativamentc
inferior a la media insular, la
altitud media es de sólo 132 metros y la distancia
vial con respecto a su cabecera municipal
(excluyendo Mogán y San Bartolomé
de Tirajana) de 4 kilómetros.
En las entidades cuyo índice de instrucción
es el más desfavorable, el índice de
V P ~ P~ ~i i mh i~iy pnr encima de l . media, la
altitud a la que se localizan es de 371
metros y la distancia con respecto al casco
respectivo se clcva a 4.8 kilómetros (excluyendo
los dos municipios citados).
Siiuación educaiiva en ei medio rurai y
urbano
Otro de los mCtodos bastante significativos
-y a nuestro entender con resultados óptimos-
es el análisis de la población según su
grado de urbanización en un espacio más o
menos grande, perfectamente delimitable
en Canarias si el marco de estudio es una
isla o un conjunto de ellas1'. El método, al
menos, impide la fácil y desafortunada
dos por la población van siendo menores
conforme avanzamos en edad, si bien no
dejan de estar sujetos a las coyunturas político-
económicas de los años de juventud de
las respectivas cohortes. Espacialmente, los
municipios y entidades poblacionales dentro
de éstos más desfavorecidos, se corresponden
con los más alejados de la Capital - NOTAS
1 Según PUYOL, R. y OTROS (1988): Geografíu
Humana, Ed. Cátedra, Madrid, 727 pp., cfr. p.
175. las sociedades menos desarrolladas
-que podemos asimilar con las entidades - .
rurales-, no sólo se caracterizan yur la
"carencia de saber", sino también por la falta
de oportunidad ante la "posibilidad de
saber".
2 En este sentido, el Mapa escolar de Canarias
para la implantación de la Reforma Educativa,
Consejería de Educación, Santa Cruz de
Tenerife, 1990, 11 tomos, cfr. Tomo 1, pp. 13-
15, propone incrementar la educación, su
calidad y la igualdad en el acceso a ella. Para
ello, se basa en la ampliación a dos anos del
período de escolaridad obligatoria y gratuita,
esto es, entre los catorce y dieciséis anos,
además de cubrir el 100 por cien en la base
del sistema, es decir, la escolarización de los
tres a seis años. Igualmente se intenta romper
con las desigualdades de oportunidad
en el territorio, ya que se plantea aproximar
la Educación Infantil, Primaria y Secundaria
a aquéllos núcleos de población que no contaban
con ella "no quedándose en la simple
oferta o búsqueda de aulas, sino que, po; el
contrario, se pretende una enseñanza de calidad,
ccx !as naxsarios medios matei-ides y
humanos". Con ello, en definitiva, se intenta
evitar en lo posible el transporte de alumnos,
al menos en los primeros nivele< rdiira-
3 En este sentido, GRCBIAARB AIICHAO,.
(1982): Poblnción, empleo y paro, Ed. Pirámide,
Madrid, 158 pp., cfr. p. 69, nos indica que
existe una marcada interrelación entre el sistema
educativo, el tipo de actividad y la
iiiudciúii cudiidiiva Ue ia fuerza de trabajo.
4 El concepto de 'analfabeto funcional' varía
!osé Ángel Hernández Luis
insular y cabecera municipal respectivamente.
De la misma manera, la altitud de la
entidad poblacional parece condicionar la
instrucción, pues en la franja costera el
nivel alcanzado es mayor, a la vez que en
los medios rurales los índices de instrucción
son bastante desfavorables frente a los
urbanos.
inevitablemente con el tiempo, pues las nuevas
técnicas y avances científicos invitan a
que la población se tenga que actualizar
constantemente desde el punto de vista intelectual,
siendo así cada vez más abstracta la
posesión de un título básico. Hasta bien
avanzada la presente centuria todavía se
seguía introduciendo una pregunta cn los
Censos de población referente a si el residente
sabía leer y/o escribir, y a partir de ahí se
le calificaba de alfabeto o analfabeto. En
cualquier caso, ya no es necesario saber leer
y escribir para ser calificado como alfabeto,
tal y como lo recoge la UNESCO en 1958,
argumentando que la persona debe además
saber comprender la lectura y relatar un
hecho de su vida cotidiana (Tomado de DIAZ
RODRIGUEMZa, C. y PULIDOM ANEST,. (1987).
"Aproximación al nivel de instrucción de la
población de Santa Cruz de Tenerife", in
Serta Gratulatoria in honnr~m!u nn Rbgiiln rfr
p. 49-50). En la actualidad, cabe cuestionarse
incluso si dicha resolución de la UNESCO
tiene validez y, si la tuviese, en qué grado se
cxige la compresión de la lectura y el relato
de un texto.
5 natos tomados de DIAZR ODRIGUEZM, ' C,
í1905j: "Estructura de la pobiación", cn ecogrufíu
de Ciznarias, Ed. Interinsular, Tomo 11,
pp. 101-130, cfr. p. 128. - -
6 Nos referimos a la política crnprendida por
el movimiento ~e~e n e r a c i o n i s idae ~ o a ~ b í n
Costa entre otros, que tiene sus frutos en las
primeras dfcadas del siglo. Resultado de
esta política -pero sobre todo de la realizada
por la 11 liepública- es el hecho de que los
alumnos en Enseñanza Secundaria v Supe- . .
rior en Canarias cabi se duplicasen entre los
cursos académicos de 1920-21 y de 1931-32
(Tomado de CABRERAAR MASL, .G. y DIAZD E
LA PAZ, A. (1992): "La economía contemporánea
(11): Las dificultades de la modernización
económica", en Historia de Canarias, fascículo
no 40, Ed. Prensa Canaria, pp. 713-732, cfr. p.
728).
7 MARTINIIU IZJ,. P. (1988): "Análisis geográfico
de la estructura demográfica de la ciudad de
Las Palmds en 19SlU, en Arruuriu dr Ebtudiub
Atlánticos, no 34, pp. 205-244, cfr. p. 213.
Igualmente, ARROYOD ORESTEA,. (1988): El
crecimiento perifé~icode la cilidad de Las Palmas:
el barrio de Pedro Hidalgo, Memoria de Licenciatura
inédita, Dep. de Geografía, Universidad
de La Laguna, 187 pp., cfr. pp. 135-139,
señala que los niveles de instrucción de este
barrio marginal del cono Sur de la ciudad
superan en varios enteros a los de la media
del municipio, pues a pesar de que su población
tenía un bajo índice de vejez en 1981,
predominaba la inmigración rural, de escasa
cualificación.
8 Al respecto véase el trabajo, aunque ya algo
antiguo de MORENBOE CERRAJ,. L. (1982): Edilrflrihn
J , ~ I P Y d~~~ tv nhojn RM Cnnmins, E! Mi -
rinsular Canaria, Santa Cruz de Tcncrife.
9 Para mayor información véase CACERES
MORALEES., (1980): La formación urbana de Las
Palmas, Ed. Dep. de Urbanística, materiales
de trabajo, no 5, E.T.S. de Arquitectura de Las
Palmas de G. C., 124 pp., cfr. pp. 108-113.
10 DIAZH ERNANDERZ. ,( 1990): Origen gcogr~ifíco
de la actual población de Las Palnras de Gran
Canaria, Ed. CIES, Cuadernos Canarios de
Ciencias S=cia!cs, xo 17, Lzr P ~ ! ~ . aUrc Crcr.
Canaria, 469 pp., cfr. pp. 106-111. El autor
señala la fuerte inmigración en la capital
grancanaria, destacando que por ejemplo
casi un 20 por ciento de la población de Tejeda
se trasladase a Las Palmas de Gran Canaria
en tan sólo diez años (1950-1960).
11 Dato elaborado a partir de la población
migrante entre 1981 y 1991 del Censo de
Población y Viviendas, Canarias 1991, ISTAC,
Tvmv Comunidad AutGnuma e Islas, cfr. y.
129. Los inmigrantes de la Península eran
15920 efectivos, de los que un 22.8 por ciento
tenía estiidios de tercer grado, representando
un 10.3 por ciento de la población de la Isla
que en dicho año poseía una titulación universitaria.
12 No obstante, la inmigración de otros ámbitos
geográficos está cobrando mayor auge en
Canarias, pues según DOMINGUMEZU JICAJ,.
(1992): "Canarias en el panorama internacional
de la movilidad poblacional", in Vegueta,
no O, pp. 293-308, cfr. p. 303, la inmigración
extranjera legalmente reconocida suponía en
1981 un 1.5 por ciento de la población dc
derecho del Archipiélago. Según datos del
Censo de Población de 1991, la población inmigrante
-tan sólo entre 1981 y 1991- ya era de
u11 2.6 por cie~ito.
13 Uno de los trabajos pioneros en Canarias en
el análisis inframunicipal es el de DIAZ
RODRIGUEZM, ' C. Y PULIDOM ANEST, . (1985):
"Análisis y valoración espacial del nivel cultural
de la población de Santa Cruz de Tenerife",
Rev. Geografía Canaria, no 1, Serv. Publicaciones
de la Universidad de La Laguna,
pp. 237-269. No obstante, cabe señalar otros . .
trabajos importantes que habían sentado
-entre otros puntos- las bases de una neta
diferenciación espacial en cuanto al sistema
educativo: PULIDO MANEST,. (1979): El barrio
de San A d r é s e11 Surzta Cruz de TerieriJe, Ed.
Aula de Cultura del Cabildo de Tenerife;
G A L V AT~U DELAA,. (1980): Taganana. U n
~rtiidion ntvnyn!&~irns nrinl, Fd A& de C~.lltura
del Cabildo de Tenerife; GARCIAH ERRCRA,
L. M. (1981): Santa Cruz de Tenerife: la formación
de la ciudad ma~,pinalE, d. Aula de Cultura
del Cabildo de Tenerife; GUITIANA YNETOC,.
y NADALP ERDOMO1. ,( 1983): El Sur de Gran
Carraria: entve e! tirvisnro y la mnrginnción,
CIES, etc.
14 Este método ha sido utilizado por la profesora
DELGADAOC OSTAC, . R. (1991): "Distribu- ,.," . , ,,,,, ;,1 A , 1,- -:.,1,." A,. :-"A -..- """ ,."y"C'"' "L A'- A^ 'VY U' " ..'La U,. 11 LO L' ULL'". L UL
la población en la isla de Tenerife", Alisios, no
1, Secretariado de Publicaciones, Universidad
de La Laguna, pp. 21-31. La elección de
esta metodología también implica riesgos,
pues la simple delimitación numérica de lo
que se considera espacio rural, intermedio y
urbano puede llevdr a cuntroversia, debiéndose
enfocar el estudio, además, hacia otros
parámetros como la actividad de la población,
cenlros cuinerciales iriclusu, etc. No
obstante, la autora escoge todo el municipio
para clasificar el grado de urbanización -creernos
que por problemas con las estadísticas
para 1986-, pues la entidad inframunicipal
debiera ser más acertado. Nuestra clasificación
toma por buena la que propone la autora
pero con el matiz mencionado: espacio
rural (hasta 5000 habitantes); intermedio
(5001-20000); y urbano (20001 y más). De esta
1 .ns n i v ~ ld~es in striirrirín de la ~nhlacirínp n la isla de Cran Canaria. iina anrowimación 291
OUrvcrsdal <le Las Panias do (,re, Canara i t o e c a Unuestsrs Memma D g a l e Caniris 2015
manera, sólo tcncmos una cntidad cmincntemente
urbana (Las Palmas de Gran Canaria),
mientras que las intermedias son dieciséis
(Agüimes, Arucas, Gáldar, Carrizal, Ingenio,
Lomo Blanco, Tamaraceite, San Fernando,
Cruce de Sardina, Doctoral (El), Sardina,
Vecindario, Remudas (Las), Telde, Valle de
Jinámar y Teror), el resto se corresponderían
con entidades rurales.
15 Nos referimos al, no obstante, excelente tralosi
Ángel Henuíndez Luis
bajo de DELGADAOC OSTAC, .R. (1991): Op.
cit., cfr. p. 22. La utilización de la población
total del municipio para la isla de Tenerife en
1986 le lleva quizás a que el porcentaje de
analfabetos sea ostensiblemente mayor en los
espacios (municipios) rurales en comparacion
con los intermedios, además de que el
porcentaje de efectivos con tercer grado sea
idéntico en ambos espacios.
Los niveles de instrucción de la población en la isla de Gran Canaria: una aproximación ... 293
BOWLESC., y GINTISH, . (1983): "El problema
de la teoría del capital humano", Educación
y Sociednd, n" 1, Madrid, pp. 197-
206.
Consejería de Educación (1990): Mapa escolar
de Canarias para la irnplantaczon de la
Reforrrla Educativa, Santa Cruz de Tcncrife,
11 tomos
DELGADAOC O~TCA., R. (1992): "Distribución
espacial de los niveles de instrucción
de la población en la isla de Tenerife",
Alisios, no 1, Secretariado de
Publicaciones de la Universidad de La
Laguna, pp. 21-31.
DIAZR ODRIGUEMZ.,C . y PULIDOM ANEST, .
(1987): "Aproximación al nivel de instrucción
de la población de Santa Cruz
de Tenerife", in Serta Grafulatoria in
honorem Juan Régulo, Vol. 111, La Laguna,
pp. 43-64.
FLECHAR,. y otros: "Una investigación sobre
el analfabetismo funcional", Cuadernos
de Pedagogía, no 179, pp. 55-58.
HERNANDELUZI S, J.A. (1993): "Niveles de
instrucción de los recursos humanos del
Norte de La Palma en 1991 ante el Programa
de Desarrollo Integral", IV Jornadas
de la Población Española, La Laguna,
pp. 131-136.
Ministerio de Educación y Ciencia (1989):
Libro Blanco para la Re,forma del Sistema
Edilcativo, Madrid.
NIORENOB ECERRJA. ,L . (1981): Edu~.uciúny
,fuerza de trabajo en Canarias, Ed. Interinsular,
Santa Cruz de Tenerife.
NEGRIKF AJ~RD0O., (1982): La ~ n ~ ~ l i f l l 2e7n f l
Canarias, Ed Excmo. Cabildo Insular de
Gran Canaria, colecc. Guagua, no 42,
Sevilla, pp. 60.
OLIVERPAO LL,A . (1990): "Les disparités
spatiales de la scolarité et des résultats
scolaires en Spagne", Geugraphie Suciale,
París, pp. 173-185.
THUROWL,. (1983): "Educación e igualdad
económica", Educación y Sociedad, no 2,
Madrid, pp. 159-171.
r 7 1 7 - " n n /4 nn?n 'fT-7 '1 - 1 - l--
Ul\L3LU ( ~ Y O / ) . cl ~ltlilibuw en iua
industrializados: situación y acciones",
Persyiecfivus, vol. XVII, 2, pp. 215-306.
VV. AA. (1988): "El sistema educativo en
España", Situación, 11'' 3, Servicio de
Estudios del Banco de Bilbao, Vizcaya.