VEGUETA, Número 2,1995-1996, (227-244) 227
El Ojo Gráfico
en la Guerra de Cuba
*Profesor Titular de Historia del Arte.
Universidad de T as Palmas de Gran Canaria
E 1 conjunto de eventos históricos conocidos
como la ctiestión cubcln~h a tenido
desde su desenlace, hace ya algo menos de
un siglo, un protagonismo inusual entre los
intelectuales del mundo entero'. Desde
1898, año en el que la isla de Cuba logró su
independencia de España hasta la fecha, el
terrid rriar~tierie u11 lidlü de clespecliu en el
que la objetividad ha brillado por su ausencia.
Tal vez, ello sea el resultado de una
ancestral partida a tres bandas -Cuba,
España y los EE.U U- en la que se dilucidaba
la liegemonía política del Caribe.
Esta situación, y su comprensión, se
sitúan en el nivel medio de los compromisos
políticos del siglo XIX. Por otro lado,
tenemos el lógico interés de los cubanos por
recuperar su identidad, o lo que es lo
mismo, su autogobierno. Tampoco, es difícil
comprender que otro país, los EE.UU.,
participen de lleno en la utilización del
estoicismo cübaiio para, er, breve, rccogcr
unos dividendos políticos brotados del
árbol caribeño. De manera, que buena parte
de los ensayos históricos s61o vienen a
demostrar, una vez y otra más, la necesidad
de expansión económica de los pueblos de
la Tierra, ya sean de aquí o de allá.
A pesar de constituir éstas relaciones un
excelente motivo de análisis nos hemos preocupado
desde hace tiempo por otros
aspectos del comportamiento humano, que
a su vez nos explican los argumentos que
alimentan a períodos relevantes como el
que nos ocupa. son comportamientos éstos
qiie h i ~ npd r íamos ~t iqi~ptader domestic
o ~p, o r lo que de frecuentes tienen. Nos
referimos a los efectos de la propaganda
esparcida sobre una sociedad cspccialmcnte
receptiva, ávida de información, y atrapada
en una curiosidad cotidiana pur los
acontecimientos políticos. Tales parámetros
nos han servido despuas de un trasplante
para ensayar sobre la influencia ejercida
por el periodismo grafico español, el cual
encontró un marco de desarrollo idóneo en
el "debate" de la cuestión cubana. Fueron
cincuenta largos años de preguntas y respuestas;
un largo período que supone para
España la recta final del sueño colonial con
la pérdida de los últimos bastiones americanos,
el sufrimiento en su propio territorio
de una guerra, la carlista, el deterioro de su
eco~iomía,e tcétera. Pero también es un
período señalado en el mundo occidental
como la culminación de la re\oluciUri
industrial, de la popularización de los
avances técnicos, o la democratización de
los medios de comunicación de masas. En
este sentido, contabilizamos innumerables
pasos dados por el mundo de la imprenta,
como los que le aporta la litografía o la
fotografía; pasos que determinan el nacimiento
de la revista ilustrada. Ello propicio
iina mayor difusión de los mensajes impresos
aumentando el número de informados,
pues al grueso de lectores alfabetos, se
agrcgurox Uc impr~visou n ni:,-neru muy
superior de gentes iletradas que establecían
su propio nivel de lectura después de
visualizar las imágenes.
La Guerra de Cuba, al igual que otras
crisis políticas de la época, tuvo la fortuna
de ser narrada a la vez que ilustrada por las
gacetas internacionales; pero en España,
dada su implicación directísima, se le dio
un trato preferencial. Trato, qué duda cabe,
parcialista en el que el medio tomó partido
ofreciendo la versión oficial de los acontecimientos
cubanos. Esta es, en esencia, la
trama argumenta1 del presente ensayo, trab
a ! ~q ue por otra parte. pretende introducirnos
en la comprensión de la imagen
como fuente iconográfica con capacidad
para motivar sentimientos, o lo que es lo
mismo, y descendiendo ya al terreno de la
praxis, crear corrientes de opinión.
La muestra
Para llevarlo a efecto hemos recurrido a
extraer catas de las que consideramos revistas
significativas del panorama decimonóEl
OJO Gráfico en la Guerra de Cuba 231
provenientes de Cuba y como tales elogiados
en multitud de ocasiones entre las páginas
de la prensa gráfica hispana.
La crónica cubana que transcurre entre
1868, año en el que Carlos Manuel Céspedes
proclamó un 10 de octubre ¡Cuba
Libre!, hasta la firma en París de la independencia
de la isla, en 1898, está jalonada
por conflictos bélicos y políticos que sacuden
de contínuo a la población4. Sin embargo
la prensa ilustrada, conocedora de su
poder, transmite sobre sus visualizadores,
lectores e iletrados, una aparente tranquilidad
qiip para nada se correspondía con la
realidad vivida en el Caribe.
-Año -Event o
1868 Céspedes se torna en Demajugua
como cabeza visible de la insurrección
gritando ¡Cuba Libre!. Se inicia
así la Guerra de los Diez Años.
Se armó con 160 hombres y liberó, a
ia vez, que dio armas a ios esciavos
de Yara. Nuevo grito: iRevolución de
Yara!
1969 La República en Armas gracias a la
propuesta del abogado Ignacio Agramonte,
después de conquistar Camagüey,
abolió la esclavitud.
En abril se cclcbró la Asamblea de
Guaímaro. adoptándose una constitución.
Céspedes fue nombrado Presidente
de la República en Armas.
Contraataque de las fuerzas militares
españolas. Resistencia de La Habana.
Condena a José Martí con tan solo 16
-.7-- n :A- nz-1:-- 2- 1--
CIllUD. I \ C t l l C D I U I I . I\CYIICCI UC IV3 l l l c l l l l -
bis en la Manigua. Guerrilla.
Caída de Agramonte. Calixto García
y Céspedes. El movimiento quedó
descabezado.
1872 1 República española. La situación
política cubana sigue inalterada.
1876 El general Martínez Campos se hace
cargo de las tropas españolas en la
isla.
Se firma el pacto de Zanjón. Fin de la
Guerra.
'95 Períudu de rearme mural alimentando
el fuego independentista.
Aparece el asalariado (bajos sueldos)
en sustitución de la esclavitud.
Ruina económica. Destrozo de ingenios
azucareros.
Primera intervención económica de
los EE.UU. en la isla al comprar una
explotación azucarera.
Abolición oficial de la esclavitud.
Primer Congreso de Asociacioncs
Negras. Fundacion del Partido Revolucionario
Cubano de Martí.
Antonio Maura presenta a las Cortes
un borrador de estatutos para Cuba.
Rechazado.
24 de febrero se inicia la Guerra de
Cuba en Baire (Oriente).
En marzo se da a conocer el Manifiesto
de Montecristi por el que se exponen
íos objetivos cie ia Guerra.
En abril Maceo toma la capital de la
provincia de Oriente.
En mayo muere en combate el recién
nombrado capitán general del ejército
de Liberación, José Martí.
En septiembre la constitución de
Jimaguayu instaura la república
democrática.
Al mando del ejército español estaba
el general Valeriano Weyler enviado
por Cánovas del Castillo.
Weyler fue sustituido por el general
Ramón Blanco con el cambio político
espnñci! 9.6" cci1cic6 a Sogasta en e?
poder.
Campaña de prensa USA contra el
general Weyler denunciando la no
aplicación de la Carta de los Derechos
Humanos.
Blanco llegó a la isla con la orden de
"pacificar" y auspiciar la formación
de un gobierno-títere integrado por
autonomistas locales. No fue aceptaEl
OJO Gráfico en la Guerra de Cuba 233
OUrvcrsdal <le Las Panias do (,re, Canara i t o e c a Unuestsrs Memma D g a l e Caniris 2015
imágenes, crear una falsa esperanza nacional.
Entre sus páginas se reprodujeron las
características de los acorazados, de las
casas, fuertes, las tropas desplazadas ... sin
cvaluar a conciencia el fenómeno bélico,
con las complicaciones internacionales que
desde la génesis de la misma estaban presentes.
La técnica al servicio de la
democratizacidn de la imagen
En el mundo de la imprenta todo, desde la
palabra hasta la imagen, está supeditada a
!m nvanccs tccnv!6gicvs ciü e pvsen e! taller
en el momento de su difusión. Ello acarrea
una característica axiomática por la que el
mayor conocimiento de un evento por parte
de la población consumidora de un producto
impreso, dependerá no sólo del nivel de
información del informante, sino también
del modo que éste tiene de hacerlo.'
El periódico frente al libro supone un
paso de gigante dado en el sendero de la
formación intelectual de la sociedad, ya sea
ésta de carácter político, social o cultural. Y,
en este sentido la presencia de la ilustración
coadyuvó a cumplir en su totalidad su
principal objetivo. 1.a historia del pwiodismo
tiene en 1605-1629 las primeras noticias
de la utilización de grabados, con el fin de
"Grnament2!" IIs pábn:RLC. do n,thl;r3.. r --&---
~ i o nim presa en Amberes conocida como
"Niuwc Tijdingcn. A éste le siguieron más
tarde una plaga de periódicos que recurrían
a los "recursos", término que en el argot
profesional del momento se aplicaba a los
pequeños grabados eiaboracios en taiia
dulce que se imprimían para anunciar
determinados productos. Pero la ilustración
como fuente documental e informativa se
empezó a generalizar con un periódico londinense,
Wrrkly Nrm, durante el año 1638
con la inclusivn de algunos grabados
impresos a sangre. En realidad estamos
hablando de unos antecedentes y no del
verdadero periodismo ilustrado, que aún
tardaría algunas décadas en aparecer tal y
como hoy lo entendemos. Sería más bien la
Inglaterra del XIX la conocedora de tal
evento con la difusión de diarios como
Penny h4agazinc (1832), L 'lllustuation (1843)
o el que a la postre tuvo mayor eco en el
mundo occidental Tke lllustuated London
News nacido en 1842.
Las claves de este desarrollo las podemos
encontrar en tres adelantos que en la
recta final del Ochocieiitos corren en paralelo:
las mejoras en las maquinarias tipográficas
que descubre la rapidez de impresiónh;
1-" ---- L:-- -- l,.- ---A---? 2- -1-L ---- :A-
~ U JC O I I I L I I C I J c11 L C ~~I V C C J U JC IC C x z u u L n C i u l i
de los grabados pasándose de la talla a la
litografía'; y descubriendo el colodión en el
terreno de la fotografía, lo que reducía considerablemente
el tiempo de exposiciónx.
Los tres consiguen impulsar el fenómeno
periodístico en el que la noticia poseía un
período de caducidad corto, a menudo diario,
por lo que el factor velocidad en cualquiera
de sus múltiples faces era decisivo
para poder competir entre las editoriales.
Todo ello permitió una gradual, pero
eficaz, democratización de la imagen
adquiriendo así nuevas matizaciones la
"lrctiira" cotidiana de la prensa; una lectura
que permitía la comprensión del sentido de
una información aún sin comprender a
cierta siFL&a&& =x=c, -x-.---
6'"
mas llamados palabras. Los muchos estudios
que en España se han realizado sobre
la población escolar iiis~óricali d11 dt.rriustrddo
que hasta mediados del siglo XX; el
número de analfabetos era muy superior al
de ietracios. De eiio eran conscientes los
editores de prensa y revistas cuyo principal
objetivo, salvando los matices ideológicos,
era el aumentar el número de sus tiradas,
pues debemos tener en cuenta que ya en las
medianícis del XIX, los periódicos no sólo
son órganos de expresión, sino verdaderas
empresas que compiten entre sí para ganarse
iina rlirnt~la
Precisamente en España empresas como
las elegidas para este ensayo, IEA y IA, fueron
pioneras en la incorporación de la litografía,
primero, y del fotograbado, con posterioridad,
ya que ellas se sabían mercurios
vanguardistas que alimentaban ideológicamente
a la burguesía y a la aristocracia. Así
lo podemos verificar si analizamos, de una
manera somera, el contenido de estas publicaciones
desde su portada hasta la página
de los anuncios, normalmente la última.
Sus páginas nos llegan repletas de ilustraciones
que ocupan de una forma física más
espacio que el propio texto. Por poner un
.: . ... .. 1 . -. . .. - t - j t - ~ ~ ~yupt~- u - ..: -.. . - 1 .- - - -. .- .-L: c: .- .. - l~ua v ICI LC al Caau LuaI LiuICalcmos
la superficie empleada por IEA en su
número de 8 de junio de 1878 para retratar
a "Los principales jefes de la concluida
insurrección cubana". Coloca un texto
explicativo en la página 366 ocupando una
extensión superficial de 440 cm?, distribuidos
en dos columnas, en la que se viene a
puntualizar el fin de la insurrección, incluyendo
además unas breves biografías de los
personajes: Ignacio Agramonte, José Antonio
Echevarría, Bernabé de Verona, José
Morales, Calixto García Iñiguez, Carlos
Manuel Céspedes, Máximo Cómez, Domingo
de Goicuria ... Sin einbaro cuatro páginas
más adelante, en la 370, publica a toda
página, es decir 925 cm', los bustos graba-
A-- --- R..A:ll- A- 1-,. ,-$,.,:A-.- , - - h - A l l - o U"., y V L Y U U L L L " U C I V d I C L ~ I I U V UL UVLLIILUU.
He aquí una muestra representativa de esa
doble intensión que mantiene este tipo de
publicación empeñada en establecer esos
dos niveles de comprensión. En definitiva,
lograba así aprovechar una técnica para
obtener una difusión (ltase democratización)
de la noticia en cuestióny.
Los mensajes 1. Valor iconográfico
En aras a una mejor comprensión de las
imágenes seleccionadas, éstas han sido reagrupadas
en epígrafes temáticos interrelacionados,
pues no en vano todas ellas for-
-2" n3rt0 A n iin3 pzrte de ~~~~ estrateoia
Y-.L- -- -A-- o--
publicitaria. A su vez, hemos requerido
analizarlas bajo un orden cronológico, que
obviamente, coincide con la evolución de
las técnicas de impresión. Por tanto, el primer
bloque de imágenes viene conformado
por las litografías publicadas en la IEA,
dejando para otro posterior las fotografías
de las que se valió la IA.
Paisaje
Uno de los principales reclamos de los que
se sirvió la prensa gráfica para demostrar el
estado "salvaje", bucólico, de las tierras
cubanas fue el paisaje. Vistas marinas como
1 - A 3- P - . - L : - - - 3- P..l-- /lF A T 7 T l O V l \
laa ut- Jaiiuasu uc Luua ( L L A , LJ- v I-IV/ L),
del puerto de Manzanillo (IEA, 4-X-1873), o
del de Cienfuegos (IEA, 1-VIII-1873) contrastan
con las visiones más exóticas que
demuestran que la civilización occidental
permanece aún ausente en la isla. Así tenemos
la exhibición de bellezas naturales
como las grutas situadas en San Diego de
los Baños, conocida por "Los Portales" (ICA,
16-XTT-1872), los diversos aspectos del
Monte Turquino en las proximidades de
Matanzas (IEA, 16-VI-1872), o el especialmente
reseñado "Templo gótico" (IEA, 24-
IV-1872), un paraje de ensueño formado
por cascadas de agua alrededor, y dentrn,
de las cuevas de Bellamar en Matanzas.
El encanto de la Naturaleza indómita se
,,,,,,e, A" y""""U ,,e,, ,,.,h,rl," ,,C, A,,, ,,,+a C" "O'"" b'"""""" '"U""""" r ""'
de esa cultura posromántica enunciada,
atrapada en el tópico ideal de enseñar el
exotisirio dr~iericdrio.
Frente a ellas culocamos un nuevo subepígrafe
caracterizado por la incorporación
de hombres y arquitecturas que entonan
dentro del conjunto paisajístico. Palafitos,
chabolas, pequeños huertos ... son ahora
parte del decorado junto con hombres,
mujeres y niños de raza negra o mulatos,
semidesnudos, exponiendo su desarrollada
musculatura. La caída del río Almendaris
en La Habana (IEA, 8-V-1872), algunos
p~h! ides i! pie de! T r i q i ' ? i ~( I~E A , 8-IX-
1872) y una vista de Sagua la Grande (IEA,
El Qo Gráfico en la Guerra de Cuba 235
8-VII-1872) nos han parecido los ejemplos
más significativos dentro dc este grupo.
El Trabajo
Como complcmcnto al epígrafe antecedente
ofrecemos uno dedicado al mundo laboral,
aunque en honor a la verdad hay que
decir que éste no queda bieii ~eflqadoe ntre
las páginas de la IEA, pues durante el período
analizado tan sólo tres grabados hacen
referencia al mismo. Además, las ilustraciones
se comparten en representar en exclusiva
las tareas agrícolas de azucareros, recogida
de la caña, la molienda (IEA,
8-VI-1873); y el cultivo del tabaco (IEA, 22-
IX-1874). Lo que nos viene a refrendar que
10s ojos occidentales sUlv veían en tales productos,
el azúcar y el tabaco, las riquemq de
la isla.
La Arquitectura-La Ciudad
Aycl *l i 1 L--- la- ' ---- Eual q u i i~vy -1 1 NJ sioliva UCL pmgrcso
se miden por los niveles constructivos de
una sociedad. En esta línea de pensamiento,
potenciada por las filosofías del desarrollismo
urbano del siglo XIX, la arquitectura
monumental juega un papel decisivo a la
hora de evaluar la grandeza política y cultural
de un país. La Habana mereció durante
mucho tiempo toda la atención de la
prensa gráfica española con la sana intención
de demostrar cuán próspera era la
principal ciudad de la isla, la capital. Se
demuestra, incluso, que las modernidades
urbana se aplican allí con el mismo rigor
ql-ie en E~irnpa DP ahí; que en repetidas
ocasiones se ilustraran aspectos de la alameda
de Isabel 11 (IEA, 15-V-1874), o se dieran
vistas generales dc la plaza de Armas
(IEA, 1-111-1872). Paralelamente se ofrecían
noticias de la inauguración de edificios
punteros como los teatros de Tacón (IEA,
15-VIII-1874) y de Payret (IEA, 21 -111-1877).
Lo mismo ocurre con la puesta en funcionamiento
de obras hidráulicas -inauguración
del acueducto de Burriel (IEA, 24-VIII-
1872)- o la presencia de inmuebles que
resuman progreso en el sector de la ingeniería
civil -el canal de Vento (IEA, 8-IX-
1973) que beneficiaban al grueso de la
población insii lar.
Otra línea de comportamiento dentro de
este mismo apartado la encontramos en las
ilustraciones quc mucstriin 3 los edificios
que soportan la oficialidad colonial. En
otras palabras, a los edificios que manifiestan
el poder, religioso o ci\,il, que garai-itizan
el orden social cubano. Así lo entendemos
en grabados coino el de la fachada
principal de la Casa de Gobierno y la Cárcel
de Pinar del Río (IEA, 25-VIII-1871), o el
exterior de la Catedral de Santiago (IEA, 8-
VIIJ-1872). Imágcncs, al fin y al cabo, que se
entremezclan con otras cargadas de matices
beligerantes que sitúan en una frágil balanza
de opinión del lector de la época.
cnr;orl4
En España preocupan los modos de vida de
los naturales de la isla. Debido a ello la IEA
se ocup6 en repetidas ocasiones de mostrar
al público algunos detalles de la cotidianeidad
cubana. Detalles insignificantes que
sólo reflejaron las actividades ociosas de los
ii-isulares, y que en ningún caso, como ya
hemos visto con anterioridad, la vida laboral
de los mismos. El mensaje, pues, está
bien claro: El Caribe es la parte alcanzable
del edén. Además, en las ilustraciones
sociales quedaba patvnte el calado de las
costumbres burguesas exportadas desde
Europa. Así, la civilización no perdía ningún
riesgo de perderse por falta de práctica.
La vida familiar, el baile, las reuniones
dc salón ... fueron en estos periódicos iitilizados
como fiel reflejo de la "europeidad
americanista". Entramos en detalle con
varios ejemplos ilustrados. El primero quc
analizaremos fue publicado en la IEA el 1
de abril de 1873, un dúo de ilustraciones
que vlenen a reíorzar un minúscuio texto
en el que se muestra una familia terrateIEA
(8-agosto-1873). Una avanzadilla de insurrectos
niente que descansa en su jardín particular;
mientras, otra lo hace en el interior de su
salón más digno. Ambas 1-rialcari u r i modo
de vida "civilizddo" en el que los blancos
como propietarios son representados vistiendo
a ia moda, ieyencio, actividad privilegiada,
en actitudes educadas. Por cl contrario
los negros son presentados como el
personal del servicio doméstico, y por
tanto, alejados de la escena principal.
Sin embargo, existen casos en los que
los papeles se invierten, lo cual nos produce
sorpresa, a la vez que nos da pie para imaginar
que existe una doble vrrsirín iconngráfica
en juego. Como ejemplo hemos elegido
unas ilustraciones aparecidas en la
IEA del 22 de marzo de 1874 bajo los títulos
de "El Guateque, baile de campesinos blancos"
y "Un sarao de gente de color". En ellos
enisie u ~ ~rcrii~ riifiesiam anipuiación ai coiocar
a los campesinos blancos en inferiori-
T. W I R ~ ~ F: .
l t 4 (22-noriembre-1874). F. Socarrds y N. Ribera
Insurrectos cubanos presentados a indulto.
dad de condiciones sociales que una
supuesta burguesía negra. El sujeto principal
de ambas ilustraciones es el baile y
mientras los campesinos lo ejecutan en lo
que parece ser un grancro, la gente de color
lleva a cabo el divertimiento en un salón
palaciego a la usanza europea. Guirnaldas,
banderas, espejos y cortinas contrastan con
las balas de paja; y lo mismo sucede con los
ademanes de la danza, o los atuendos personales,
vestimenta incluida.
Suhliminarmente detectamos un interés
por dar a entender los progresos sociales
experimentados por los naturales, dejando
entrever que existía una capa intermedia
entre la burguesía blanca y el pueblo llano
formada por los mulalos pendientes, la
conocida aristocracia criolla. En este mismo
sentido, encontramos otra iliistraciones
como ei grabado curiucidu como la "doncella
mulata" (IEA, 24-VIII-1871) que viene a
244 4. Sebastián Hernández Gutiérrez
bien conocida por los lectores españoles,
pues sabían de las características de las flotas
del Pacífico y del Atlántico. La IA publicó
el 23 de mayo de 1898 algunas fotografías
de los barcos que componían la fuerza
naval USA: el Oregón, Cincinati, Puritan,
Indiana, New York, Amphitrite, Wilmington
... y otros que, a la postre, llevaron a
efecto el famoso bloqueo cubano. Una
acción, ésta, tejida a mano por el que sería
uno de los grandes protagunistas, el comodoro
Simpson. Su retrato fue publicado en
España (IA, 30-V-1898) con motivo de ofrenn..
1q.- -,...A:-,.*&,.o ,..,-l:--": A- ".." L"' '"S y""""""" L A y " L " C ' C " ' C - ' U\ .3"a
posiciones navales al mando de su escuadra.
La bahía de Santiago de Cuba y sus
alrededores fue llevada a un croquis (IA, 1-
VIII-1898) en el que a todas luces era un
plan magistral que agotaría las posiciones
hispanas.
Otro tanto hemos de decir al contemplar
las ilustraciones que muestran los
desembarcos de las tropas norteamericanas
en la isla (IA, 30-V-1898). Su principal objetivo
fue el alinearse junto al bando cubano
(IA, 8-VIII-1898) lo que supuso para éstos
una inyección de moral, además de una
importante renovación armamentística que
les daría en breves instantes la victoria
deseada.
Entendemos que en las postrimerías del
conflicto fueron abundantes las fotografías
que demostraban la superioridad del ejérci-
4,. -..L-...- .r 4-1 ,..,L:L:":A- l.. :-L -..-..- S-.--
L" LU"", "',, y L"' L A ' L'L"C',"' '" " L L C ' f ., C L ' , l l l , , . 7
como una operación de rnentalización del
pueblo español para enfrentarse a una
catástrofe histórica: la pérdida de la última
colonia americana.
NOTAS
1 A. HUMBOLEDnTsa:y o polltlco sobre la isla de
Cuba. La Habana, 1930.
EMILIOR OIGD E LEUSCHSENRLaI Np eGr r: a
libcrtadora cubana de los treinta años (1868-
18981. Razón de su z~ictoria. La Habana, 1952.
ALBENROU LL:e question cubaine. París, 1898.
2 M. TERESNAoR ER.4 SALTO":L a prensa obrera
madrileña ante la crisis del 98". El siglo XIX
en Espaiza: doce estudios. Barcelona, 1974.
R.F. GONZALMEZ.A, . CABREJ:R J.~R . FERNANDEZ:
La prensa en Canarias. La prensa burguesa
en Canarias ante la guerra de Cuba. Santa Cruz
de Tenerife, 1986.
3 ivlr~ciioaF EKIVAIVUAELZM XGRfUii:b iuriu Lit. iil
Espuriu Conternyurúneu. hladrid, 1959.
4 SAVERTIOU TTINBOre:v e historia de la Reziolución
cubnnn. México, 1979.
5 J.M. PÉREZT OKN~SKemUió: tica de la publicidad.
Barcelona, 1982.
ROLANDB ARTHES":E l mensaje fotográfico".
S~miologíaB. uenos Aires, 1972.
6 M. KRANZBEIIRisGtor:i a de la Tecnología. Barcelona,
1981.
7 ANTONIOG ALLEGHOist:o rifl dd grflblido CI Z
España. Madrid, 1979.
8 JEAN CLAUUL~EM ALUYHi:s toria de la Fotografi.
Barcelona. 1988.
9 Juan Antonio RAMIREZM: cdios de masas e Historia
del Arte. Madrid, 1981.
10 Philip S. FONER: La guerra hispano-cubanaamericana
y el izacimiciito dcl in~perialisrno norteamericano.
Madrid, 1975.
11 Dolores Bhsr1n.4 DE LA CALLE":I magen de la
Üiti~riag uerra cariisia en ias revisias nurteamericanas
de la época". Cuya, Madrid,
marzo-abril, 1990. no 2155, págs. 264-268.
12 José Miguel RUMANA":W eyler, el militar de
hierro". Historia 16, Madrid, no 84.
13 Guillermo C ~ L L E"LJa ~vo:l adura del Maine".
Historia 16, Madrid, n" 176. págs. 12-32.