VEGUCTA, Número 2,1995-1996, (203-208) 203
Trazas para
la terminación
del lado norte
de la Catedral de
Canarias
Catedrático de Historia Moderna.
Uni\ crsidad dc Las Palmas dc Gran Canaria.
204 Antonio de BtWien~ourth lessieil
L 11 belleza, que no estú reñida con la economía,
y no esta muy de moda en arquitectilra,
y la btísqueda de ambas se considera casi
como un pecado". Valoración y a la par juicio
y análisis de una realidad enunciada no
hace muchos días por uno de nuestros más
eminentes arquitectos al recibir la investidura
como doctor lzorloris causa yur la Universidad
Politécnica de Madrid.
Acierto definitorio, en el que no falta el
advervio muy, como escapado, porque afortunadamente
todavía contamos con alguna
excepción, que nos confirma la regla. Y esa
excepción la tenemos para nuestra suerte
hoy aquí presente. Se trata de Salvador
Fábregas Gil, autor más que de un libro, de
una obra de arte tipográfica, hazas yaru ln
terminación del lado n o r t ~d e la Cnfedral de
Canaria.
Es mucho el honor -y añadiría excesivo-
que se me concede por la Sociedad Eco-
MI;-;?-d"L nA I*:ip &! ?& & ,lLqsp a!maJ & ,.",,,,L,,
Gran Canaria, al ser designado para presentar
tal joya bibliográfica. Y más que joya,
me atravería calificarla de estuche, pues
joya es lo que encierra, su contenido. Un
proyecto concebido con acierto y de una
belleza sin parangón, que nos permitir5
contemplar finalizada la mejor muestra
arquitectónica levantada en el Archipiélago
a lo largo de casi cinco siglos. Sólo soñarlo,
es un auténtico portento.
Aunque lego en la materia, mi intervención
se justifica por una doble circunstancia:
mi pasión por los bellos edificios y su
entorno' pasión que me hizo descubrir
desde temprano la calidad y armonía de los
edificios del Dr. Fábregas -y si se me permite
un inciso, traerle al recuerdo el desventurado
proyecto que le encargamos por
una Cooperativa de Viviendas para el prolesvrdclo
de la LTriiversidad de La Laguna,
junto a la plaza del P. Anchieta-, de una
parte. De otra, la obligación como socio de
la Lcunórn~ca, de tan bisecular vinculación
con el Cabildo catedralicio desde su nacimiento
-joh manos de Cervera y Viera y
Clavija!- de aceptar complacido la insiniiación
de su presidente, Nicolás Díaz Saavedra
de Morales y Junta Directiva.
Y al tiempo de obediencia, felicitar a tan
honorable institución al llevar adelante esta
segunda edicihn, consciente como en tantas
ucdsiories de rendir un nuevo servicio a
Gran Canaria y las Islas Canarias, si consiguieramos
entre todos, ahora concienciados,
de rematar csta veguetera Sinfonía
incompleta.
Y como entiendo yue es difícil mi compromiso
ante lo complejo de las Trazas y
todo lo que esta obra acarrea, trataré en mi
breve exposición de ajustarme en lo posible
al siguiente esquema: el autor, la catedral
inacabada. Las Trazas como carta de salvación,
para terminar más que con unas reflexiones,
con una propuesta -colofón, que
permita florecer tantas miles de horas del
qU&acer gpei-üsü, yirrsias
Salvador Fábregas al servicio de una magna
obra de arte, y de toda la sociedad canaria.
El doctor arquitecto Salvador Fábregas Gil
Es imposible encerrar el dilatado cwricdzirn
de este granadino, transformado, como tantos
otros, en un canario más. Un canario,
además, con siete lustros de un trepidante
quehacer profesional de una enorme calidad
y belleza, enriquecedora de nuestras
Islas. Imposible e inadecuado por dos
poderosas razones: nos llevaría un tiempo
del que desgraciadamente carecemos en
acto aradbmicn de esta natiiralezx Y porque
en la contestación a su entrada como
académico de la de Bellas Artes de San
Migucl ArcAngel, incluida en la presente
edicih, la ha realizado con el acierto que le
caracteriza el profesor Hernández Perera.
Sus carreras universitarias. 1.a formación
en París y Ruma junto a excelentes
maestros. Su larga carrera como docente
desde el nacimiento de nuestra Escuela
superior dc Arquitectura. La valiosa colaTrazas
para la terminación del lado Norte de la Catedral de Canarias 205
boración al servicio de los Colegios profesionales
de Canarias y Nacional. Miembro
de prestigiosos organismos internacionales.
Asesor en materia legislativa referente a la
Cvrislr~iicrióriS. u desigiiarióri c l imn jurado
en prestigiosos concursos. Y al tiempo, no
fue un aislado, pues participó en concursos
internacionales como el convocado para
levantar la nueva Biblioteca de Alejandría.
Consecuencia de su fama más allá de nuestras
fronteras, el hecho de haber sido convocado
a participar en la Exposición Mludial
de Arquitectura, organizada por el prestigioso
Museo de Arte Moderno de Nueva York,
más conocido por las siglas MOMA.
Como proyectista ha ido dejando estela
fructífera de su equilibrada manera de componer,
de su estilo en obras del tipo más
variado. Desde las viviendas sociales a las
de uso religioso, pasando por fábricas,
hoteles, instalaciones extrahoteleras, centros
educativos y cuituraies, etc. Por io que
toca a los monumentos religiosos, le ha llevado
de la mano a la restauración del Patrimonio
y más específicamente a dirigir las
obras de nuestra Catedral. Génesis de estas
espléndidas Trazas para la teriiiii?aciÓn d f l
lado Norte de la Catedral, que hoy presentamos.
Labor tan fecunda que le han convertido,
como ajustadamente señala Hernández
Perera en "uim de las pt.rsoi~didrrdcs
prestigiosas de la cidtura canaria".
Al anterior recorrido quisiera afiadir
alguna observación personal, como leves
pinceladas complementarias a lo dicho.
E&h*nnnn "0 3 3 - n%--3.;&",4- ' U"'L6Us Lil UI I UIYUIILCL", y*"L..,,I " tLqU l-lhl<V L,C&l l
cursó la carrera de Ciencias Exactas. La alta
matemática impone carácter y ahorma el
cerebro. Razón numérica de la que se derivan
los cánones expresión de la Bellezi~c, on
mayúscula. En las Trazas tenemos el desarrollo
de una perfecta teoría de cuanto afirmo.
Y junto a las altas concepciones, su
atrarción intelectual por la historia general
y sobre todo de Arte y la construcción
arquitectónica. Estas le enseñaron el papel
jugado a través de los tiempos de los artesanos.
De ahí su preocupación por los oficios
imprescindibles, lo que le han conducido
a ciomiiiarlns incluso con acrisolada
calidad. Un ejemplo: el ingenio de emplear
gatos hidraúlicos para elevar el cupulín, lo
que le permitio restaurar por completo la
linterna que corona el cimborrio de nuestro
templo basilical.
Finalmente, y como no podía ser menos,
al dominado desde la belleza y áurea composición
al humilde oficio, no se le podía
escapar el medio ambiente en que instalaba
su obra. Me permito traer a cuento el Hotel
Sansofé, modelo diseñado para no quitar ni
una hora de sol a esa maravilla urbana que
encierra la playa de Las Canteras.
Y pasada revista a este artista-artesanoecologista
que es Salvador Fábregas, pasemos
a detener nuestra atención en las trazas.
La hermosura de un proyecto
No es un momento para analizar la historia
de las obras que remataron nuestro templo
catedralicio a fines del setecientos con sumo
acierto por diego Nicolás Eduardo y su discípulo
José Luján Pérez. Tampoco, discernir
sobre los planos vara la inacabada parroquia
de El Sagrario. Viera y Clavijo, Millares
Torres, Benítez Inglott, Marco Dorta,
R ~ i r i i ed~e~ A rmas, Hernánclez Perera,
Cazorla Santana y Loho Cabrera, han realizado
valiosas aportaciones, a las que tene-
" 3 . -
t.Lua ofiodir !us r.u& dcsprcciul;!cs dc
Fábregas Gil.
Al morir Luján Pérez, 1815, las obras
para concluir El Sagrario quedaron paralizadas.
Tal como hoy las contemplamos.
Durante 180 años los viandantes, naturales
o foráneos, han estado condenados a contemplar
semejante horrísono muñón urbanístico,
junto a nuestro templo paradigmático
y en el epicentro del hermoso, sereno,
silencioso y señero barrio de Vegueta.
Pero, para nuestra fortuna, la Dirección
General de Bellas Artes puso en manos del
Dr. Fábregas la dirección y restauración de
la Catedral, quien diseñó y realizó o está en
vías de realización sus meticulosos proyectos
de 1980 y 81, así como los de 1988, 89 y
90.
La sensibilidad estética del arquitecto
fue incapaz de permanecer de brazos cruzados
ante tan abracadabrante panorama.
Su formación le abocó a emprender un
minucioso estudio de la evolución del templo
a lo largo de casi medio milenio. Analizó
la riqueza de planos y datos documentales
conservados en su fabuloso Archivo.
Especialmente los de Eduardo y Luján. Y
con un perfecto conocimiento de causa
puso manos a la obra, decidido por la continuidad
rieocldsicd. CürrierizG, corno nos
señala Fábregas, el tejer y destejer de ese
Tapiz de PenE'lope, pues el problema era
árduo. lras una docena de anos laboriosos
y tenaces, corona su labor con esa bellísima
obra contenida en sus trnzas.
Como en casi todas las grandes catedrales
del orbe cristiano, que se levantaron a lo
largo de siglos, el éxito de los arquitectos
que intervinieron radica en la continuidad,
dentro del estilo peculiar. Este es el primero
de los éxitos del proyecto que presentamos.
Arrancando de los conceptos platónicos
de RET.T.EZA y VERDAD y profundizando
en tratadista tan conspicuo como Vitrubio,
a Belleza y Verdad, añadió los principios
basados en el ORDEN, LA EURITMIA, LA
rn n r ~ n A í T A r n ~ni- 7 T A T -TTT T n A n \/
J l l V l L 11\1A, LA J V L I U L I L , Ln L 1 ILlUtIU I
LA ECONOMIA que definen la perfección
arquitectónica.
Vitrubio si, pero también Palladio, Vignola,
Paccioli, Alberto o el español Arle
entre los tratadistas renacentistas, sin o l ~ i -
dar a contemporáneos nuestros como Hambidge
padre de la Simetría Dinámica.
Armado con semejante bagaje Fábregas
realiza un meticuloso estudio sobre relaciones
proporcionales de los rasgos arquitectónicos
de la fachada de la Basílica, para a
través de la aplicación del método de la Ley
de las proporciones, alcanzar la divim propouclón,
el Número Áureo o la liegln de Oro de la
misma en la constante 1,618.
Feliz hallazgo que le permitirá mediante
proyecciones lineales, proyectar una equilibrada
prolongación de la principal en el
Poniente, así como las que dan al Septentrión
o Naciente, sea en la calle de la
Herrería y a la plaza frontera de la Casa
Colón.
Pero antes de proseguir conviene recordar
que ya en 1983 había dado a luz, lo que
podríamos denominar anteproyecto de las
Trazas, con el título Las nzievns ti.aras del
lado Norte del monumento Catedral de Calzarius.
Hermosísimu ejemplar que con tanta
erriocivri recibí eri Mddrid, pues fui corisciente
que se había emprendido la senda
correcta que llevaría al remate de nuestro
templo paradigmático.
Pues bien, si el diseño de las fachadas
dimanan de la proyección de paralelogramos
de los clementos sustanciales de la
fachada principal, el gran salón para usos
múltiples, o sea el Snlón mayor del edificio, en
sus proporcionadas dimensiones es el
resultado dc una proyección de dentro
hacia afuera sobre la totalidad del salón
disponible del CENTRO VOLUMEN que
ocupa el edificio catedralicio, generador del
proceso compusiti\ u.
Aquí, para mí, radica la explicación de
la mutación de la traza de 1983, que cubría
-1 e-1:- --- -.< .-..1 - - . . l - : - . .L- cl a n l u l l CULL L U L ~C LLYLLICL, ~ U LI u t n CLLLJICI la
originalísima y espectacular. Con pase del
maestro Hernández Perera, por "una ltuninosa
bóveda troizcoyiraniidal alzada sobre un
Rtico horadado por cinco ojos de buey e7z cada
lado. El t ~ r h opl ano de b h d a 1112 rywjo, subdividido
erz casefones por dobles nervaduras pevperzdiculares
que dn Iutniizosida~l por nuezle clnvaboyas
con lilz ceiiitul".
¿Para qué seguir, con los innumerables
aciertos? Valgan como resumen el juicio del
Trazas para la terminación del lado Norte de la Catedral de Canarias
citado profesor: "Es s i n duda una de las
nrquitectuvas nzás conspicuns y originnles que
se hayan sofiado para enriqurcu rl patrintoitio
artística y monunzental del Archipiilugo".
Aunque no perito en la materia, me gustaría
matizar el acertado juicio, sustituyendo
"una de las", por "la mis conspiclrn y ovigi-
121zi".
Finalmente, reconocer que láminas y
dibujos son de tal primor, que hacen de
estas Trazas ahora reeditadas por esta
Sociedad Económica una edición incomparable
con respecto a cuantas se han realizado
en nuestras Islas a lo largo de los siglos.
Coincido plenamente con todas y cada
una de las reflexiones finales a que llega el
autor. Rematar el más importante y emblemático
monumento histórico-artístico del
Archipiélago. Enaltecer uno de los más
característicos signos de identidad de nuestro
pueblo y región. Su culminación afecta
a toda ia Sociedad, a pesar de iduer peri~idnecido
insensible a lo largo de casi dos centurias.
Construirlo pone t6rmino a esa aberración
urbanística en el mismo centro vital
de Vegueta, ahora en vías de restauración
con tanto mimo. Contaremos con un
amplio centro de alto rango para la difusión
cultural, en el sentido más amplio del
vocablo, en medio de tantos otros, así como
museos y archivos. Finalmente, evitaremos
pérdida de los viejos oficios, indispensables
para la conservación de nuestro patrimonio.
Con lo hasta aquí expuesto y el merecidc!
2 ~ 2 eerta mes eh!irora-r-ln-c- a--n.t-upersonalidad
del autor y contenido de las
Trazas pava la terininación del lado Norte de la
Crrledr-al de Canarias, podríamos dar pur presentada
esta valiosa edición, la más meritoria
en su género de cuantas se hayan podido
realizar en nuestras Islas.
Sin embargo, al releer el texto de la
misma, el Dr. Fábregas trae a cuento una
cita que me ha suscitado un último comentario-
propuesta. La cita reza así: TODA
OBRA SE TERMINA A FUERZA DE SER
EMPEZADA.
Pues bien, aunque parezca que no
cvrren tiempos propicios para acabar catedrales
inconclusas, hay cxccpción que confirma
la regla: la Almudena de Madrid.
¿Y nosotros? ¿Por qué no materializamos
estas esplendorosas trazas? ¿Cómo no
terminar la obra empezada con tanta fuerza
por Salvador Fábregas? Fuerza, constancia,
euritmia, función, estética monumental,
urbanística y ambiental.
Que conste. Tenemos sefialddo el acertado
rumbo, que no debe, ni puede ponerse
en cuestión. En otras palabras: proyecto de
una obra insuperable.
Pienso que dificultades presentables a
obra de esa naturaleza, no existen. Ni de
orden político, económico, estético urbanistico.
Por el contrario, todo abona a coronar
el monumento más paradigmático, signo
dc ide~iiidddd e iiuesird Cuiiiuiiidcid.
Y más, si tenemos en cuenta que el
camino es sencillo. Se trata de crear una
Fií~idnrión para terminar el lado Nort? dp la
Catedral de Canarias. Integrarán la misma,
desde las instituciones públicas: Ministerio
de Cultura, Gobiernv de Canarias, Cabildo
o Cabildos Insulares y Ayuntamiento de la
Ciudad. Y al tiempo las numerosas fundaciones
de entidades financieras y empresas
públicas y privadas, que aquí obtienen
beneficios, permaneciendo marginados de
los fines culturales de las mismas. Pero
también de entidades y empresas insulares
qi?e reifirmirán -si sii canzriedar'. C i m e~s
lógico, estos generosos donantes, integrarán
mediante representantes el Patronato
de la rundación.
Aún más. Lo anterior no empece para
proceder a abrir opciones, cuestaciones,
fiestas benéficas, etc., etc., que permita la
solidaridad y la contribución a empresa tan
nuestra, de toda la sociedad canaria. Cada
uno según sus posibilidades, pues la obra
es de todos.
208 Antonio de Béthencourt Mnssieu
Queda un último acierto insoslayable.
Elegir la persona idónea. No trazo ahora su
perfil, pues es fácil de diseñar.
Y que el presupuesto no asuste. Aunque
la estructura cs fácil rcalizarla en poco
tiempo, la labra de los canteros llevará
años. Por tanto los desembolsos no tienen
pvrque realizarse desde el principio.
1999 sería una buena fecha para su inauguración.
Se cumplirá en la misma el cuarto
centenario dc la destrucción de aquella ciudad
emporio del Atlántico del Quinientos
por obra de las huestes de Van der Does.
Hubo con titánico esfuerzo por levantarla
desde sus cimientos. Después de crecer tan
prodigiosamente, su catedral terminada
tras cuatrocientos años de ajetreo ciudadano.
Será una bendición oir de nuevo el alegre
o lúgubre repique de sus campanas
vegueteras y el reloj volviendo a marcar el
quehacer cotidiano.
Sueño realizable. Sueño-realidad que
todos los canarios que somos y sean al disfrutar
del inédito panorama, recuerden a su
maestro arquitecto, el Dr. Don Salvador
Fábregas Gil, quien en la misma puso tanto
ARTE y FUERZA.
No sólo pido ahora para el un aplauso,
sino en mi osadía solicito de la Sociedad
Económica, que ha hecho posible esta edición,
su designación como Socio de Honor
de la misma. Del Ayuntamiento de Las Palmas
de Gran Canaria el merecido título de
Hijo Adoptivo. Así como la concesión del
Can de plata por nuestro Cabildo Insular y
hasta la medalla de Canarias del Gobierno
Autónomo.
Y del amigo que les habla, un solo y
modesto, aunquc crnocionado: Gracias,
muchas gracias, Salvador Fábregas.