VEGUETA, Número 2,1995-1996, (73-79)
La Sociedad Protectora
de Animales:
Una iniciativa inglesa
contra la crueldad
isleña
*Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
74 María Isabel Gorizdez Cruz
E 1 inicio del movimiento turístico en las
últimas décadas decimonónicas hizo
que la ciudad de Las Palmas de G.C. adquiriera
gran fama internacional por la bondad
de su clima. Pero su prestigio como estación
sanitaria importante se vio muchas
veces empañado por la triste fama de un
defecto de sus habitantes: el cruel trato yuc
daban a los animales.
En líneas generales, puede decirse que
el desarrollo del Luris~nri en el drchipiélago
fue un fenómeno casual, ajeno por completo
a la iniciativa isleña, que hizo muy poco
para fomentarlo y cuidarlo. lan sólo la
Naturaleza y las circunstancias se encargaron
de enviar turistas a estas latitudes, pues
además de las lógicas deficiencias iniciales
en la oferta hotelera, y los defectos urbanísticos
de la ciudad, había muchos y graves
problemas que entorpecían el fomento de
la actividad turística. La lista de estos
aspectos npgat-ivns es extensa: !a mñ!a ca!ldad
y los abusos del Servicio de Guías e
Intérpretes en el recibimiento a los turistas,
la indccorosa indumentaria y falta de urbanidad
en el lenguaje de los cocheros y tartaneros,
el mal funcionamiento del correo, el
retraso de los buques, el pidvo y el barro en
la carretera del Puerto, la explotación a los
extranjeros en los comercios,' los malos
hábitos sanitarios de una gran parte de la
población i~l e ñ ay,~ e l vergonzoso comportamiento
de algunos jovenzuelos, que con
frecuencia insultaban, e incluso llegaban a
agredir, a los turistas.' Pero todos estos
defectos, que ya en sí eran perjudiciales
para la imagen que los foráneos se llevaban
de los canarios, apenas producían quejas
entre los visitantes. Lo que no podían tnlerar
los turistas ingleses eran las deplorables
escenas de crueldad hacia los animales. Y
estas eran tan frecuentes que muchos optaban
por no salir de los recintos de sus hoteles
y evitarse así un espectáculo que sin
duda d e ~ h ü ~ di~uí~ddh p i u~e ry ut. u n o puúieva
encontrav saliendoj~erad e las rejas del hotel.
... caballos en lamentable estado bajo las
varas de las tartanas que esperan ser
alquiladas; las mulas rendidas cojeando
día tras día por la carretera de arena y
piedras -famélicas y con marcas horribles
detrás del cuello ... Pinchar la cruz dc
un burro ensillado con la púa de un cactus
para hacerle trotar, gulpcai d lds
mulas con el mango del látigo detrás del
cuello- donde más hiere, o clavarles un
cuchillo si se plantan, son prácticas que
están a la orden del día entre los nativos.
De ahí que en la práctica totalidad de
las guías de viaje que traían los turistas
hubiese advertencias sobre la generalizada
crueldad de los canarios hacia los animales,
y se recomendase a los viajeros que procuraran
darnos ejemplo en este sentido.' De
hecho, muchos ingleses no dudaron en
tomarse estas palabras al pie de la letra.
Asi, tenomm o! tostimsx?ie de FraRcisc~
González Díaz, que nos cuenta cómo en
una ocasión vio a una varonil y expeditiva
inglesa arrebatar la tralla dr las milnos u un
desaforado arriero que maltrataba a una mula y
con ella cruzarle la cava. iBuen ejemplo para los
hombres! "
No obstante, ya en la primera década
del siglo XX Margaret D'Este comentaba
que en relación a los veinte años anteriores
se había producido una mejora en este problema,
gracias a la influencia de la colonia
inglesa, y de la Sociedad Protectora de Animales.
Creada por iniciativa de Mr Alfred
Lewis Jones, con la colaboración de residentes
ingleses y españoles, la Protectora
de Animales (en adelante, S.P.A.) fue el
fruto de la necesidad sentida y muchas
veces denunciada por los británicos de
corregir y castigar los innumerables abusos
que con los irracionales cometían los isleños.
Su propósito no era otro que tratar de
erradicar esas escenas de tortura que herían
ia sensioiiidaci de ios viaridantes y de lus
usuarios de los carros y coches, cuyos conLa
Sociedad Protectora de Animales: Una iniciativa inglesa contra la crueldad isleña 75
ductores apaleaban a sus caballerías para
obligarles a arrastrar pesos excesivos.
La idea de constituir esta sociedad fue
rápidamente acogida con gran entusiasmo
por los residentes isleños y extranjeros,
contando a su vez con el decidido concurso
de las autoridades locales. Así, en la tarde
del lunes 10 de aguslu de 1896 se reunieron
en casa de Don Rosendo Ramos, representante
de la casa Elder Dempster y Cía., los
caballeros ingleses Mr Seddon, Mr R. Falkner
y los señores Don Tomás de Zárate y
Morales, Don Miguel Sarmiento Pércz, Don
Cayetano Inglott y Ayala, Don Francisco V.
Reina, Don Domingo Guerra Rodríguez, y
el director del Diario de Las Palmas.
Dun Rosendo les expuso el proyecto de
Mr Jones, que ofrc7cía naliosos donativos para
pveminr a los ~ I J P M O S d~ miviales que mejor les
cuidasm, y vmrnpensar n la vez a los celadores
de la sociedad que denuriciaseri ioda clase de
~ í - ü t l d ~ iydii~c sm i; !G rmi:?:Lc!c"C:L. BC Y? ? ? ~B! ~P: ~CPX.
Una vez aprobado el proyecto de reglamento
que una comisión se encargó de
redactar, la sociedad queddríd cunsliiuida
el 21 de agosto de 1896, designándose la
siguiente Junta Directiva:
-Presidente Honorario: Mr Alfred
Lewis Jones
-Presidente: Don Rosendo Ramos
-Vicepresidente: Don Diego Mesa de
León
-Id. segundo: Mr Richard Blandy
-Secretario: Don Alfredo S. Pérez
-Vicesecretario: Mr Robert Falkner
-Contador: Don Miguel Sarmiento
Pérez
-Tesorero: Mr William Seddon
-Vocales: Don Tomás de Zárate y Morales,
Mr Arthur A. Doorly, Don Domingo
Guerra Rodríguez y Don Francisco J. Bello
Por unaniniidad se decidió distinguir a
Mr Alfred L. Jones con la presidencia de
honor por haber sido el iniciador pava la constitución
ayui de dicha hurriar~itaria sociedad.' k'
para contribuir al sostenimiento de la Asociación
-que tuvo su sede en las dependencias
del Viceconsulado británico, en la calle
Triana no 93- Mr Jones, Don Rosendv
Ramos y Mr R. Blandy se suscribieron
como socios fundadores abonando las
sumas de 500, 250 y 100 pesetas anuales
respectivamente.
Al difundirsc la noticia de la creación en
Las Palmas de una Sociedad Protectora de
Animales ésta einpezaría a recibir la generosa
ayuda de otras iristitucinnes y personas
simpatizantes, incluso desde el extranjero.
Sabemos que la Sociedad de Amigos
de los Animales de Mónaco envió un donativo
de 10 libras esterlinas, y una señora de
nacionalidad inglesa llamada Sofía H. Addlam
rcmitió a su presidente Don Rosendo
Ramos, por conducto de Mr Jones, la suma
de 43 libras y 11 chelines que había reunido
entre sus amigos, prometiendo hacer nuevos
giros en novienzbre pava fomcntav ln Protectora
Ac .4zirn~!ec.~
El primer acuerdo que tomó la saciedad,
después de reclamar el apoyo de las
autoridades locales, fue el de dirigirsc a
todos los dueños del servicio público con el
fin de que éstos recomendasen eficazmente
a sus dependientes que no realizasen actos
de crueldad con las caballerías que tenían a
su cuidado, ya que éstos iban a ser penalizados
por las leyes. Según los articulas de
su reglamento, la S.P.A. sc disponía a conceder
recompensas:
a) A los prupagadores de especies útiles.
b) A los invmtores de aparatos propios
para solaz de animales.
C) A los agentes de la fuerza pública que
se hayan distinguido por haber denuiiciadn
a las autoridades actos de crueldad
o malos tratamientos a los animales, o
por habcr contribuido a corregir abusos
d ) A los guardas dc campo, pastores, servidores
de fincas, conductores de animales,
cocheros, mozos de cuadra, herradores
y a toda persona que hnyd
demostrado en alto grado un buen trata76
María Isabel González Cruz
miento hacia los animales que tenga a su
cuidado o desvelos para mejorar su coiidición
a propagar sus especie^.^
Lns cargos de la S.P.A. no eran remunerados.
Los socios que se inscribieran durante
el primer ano de la creación de la S.P.A.
debían pagar una cuota mensual de 2 pesrtas
50 céntimos por lo menos, y para los
inscritos en fechas posteriores se fijó una
cuota que nci bajase de 5 pesetas al ano.
La acción de la S.P.A. pronto empezó a
surtir efecto: se sucedían las denuncias de
infracciones al Reglamento de Carruajes,
imponiéndose multas y obligando a los
dueños a retirar del servicio a muchos animales
que se encontraban realmente imposibilitados
para el trabajo. Las gestiones de
los vigilantes de la S.P.A. tambitn consiguieron
remediar en niiicho ese eterno abuso
de que 10s coches lleven mayor rlúmero de yiisujpvns
S&G!G~G.'~
La S.P.A se había propuesto acabar con
los espectác~losr ep~lgnnntese n nziestuas calles,
impvoyios de un pueblo culto ... desi~rrlzirdo
pnrn siempre costumbres n todns luces filnestas
cuando están en pugna con los sentimientos del
linrnbrr. Si hasta entonces se presenciaba
cvmo la cosa más corriente del mundo el
apaleamiento de un animal, o cómo se obligaba
al trabajo a caballerías inútiles, Ilegando
a conternplarsc con aparente indiferencia
otras cubiertas de llagas, sin qur
senzejantes abusos fuesen cortudos con mano
filerfe, la labor del inspector de la S.P.A hizo
que en sólo 2 meses se formularan 46
denuncias distribuidas de la forma siguiente:
-cnball~vínc iwrítiles pnvn el fvnbnjo 24
-Id. cubiertas de llagas 11
I d . por ctzfermas 1
P o r maltrntarlas 1 O
TOTAL ............... 46
Gird de las iniciativas tomaaas por id
S.P.A. consistía en celebrar cada año una
exposición-feria de ganado, repartiendo ese
día varios prcmios entre los tartaneros,
cocheros y carreteros que hubiesen permanecido
más tiempo al cuidado de los animales,
distinguiéndose en el buen trato y cuidado
de los mismos; a los dueños de cuadras
y caballerías u otra clase de ganados
que conserven sus locales en el más pcrfecto
estado de higiene y que hayan
demostrado haber atendido y alimentado
el ganado como corresponde; a los
encargados de cuadras que hayan permanecido
más tiempo al servicio de un
mismo dueño, distii-iguiénduse por el
buen trato a los animal~sq ue tengan a su
cuidado y por mantener el local en el
aseo indispensable; a los dependientes
de la autoridad que hayan contribuido
con su vigilancia a descubrir o evitar
actos de crueldad con los animales, y
y l c ~ -:1-s u- _ L~. -. - i i iai s c . i v ~ c i u >s cgúri ius fines
que persigue la sociedad."
Al aproximarse la fecha del primer aniversario
de su fundación, la directiva de la
S.P.A. convocó un concurso para otorgar
varios premios dc distinta cuantía entre los
cocheros, carreros y tartaneros que se
hubiesen distinguido por su cuidddo con
los animales; los dueños y encargados de
cuadra que tuvieran sus caballerías en el
mejor estado de cuidado e higiene del local,
así como los agentes de la autoridad que
más hubiesen cooperado con la S.P.A. Además
de recibir Ins p r ~mi nlio~s nomhres de
los galardonados eran publicados en la
prensa, contribuyendo todo ello al fomento
del respeto a los animnlcs.'?
Iguales medidas, pero en sentido inverso,
se tomarían con los infractores de las
leyes: aquellos que tuvieran los arneses de
las caballerías en mal estaclv o maltrataran
a las mismas, además de sufrir las multas
correspondientes, tendrían que pasar la
vergüenza de ver consignados sus nombres
La Sociedad Protectora de Animales: Una iniciativa inglesa contra la crueldad isleña 77
en los periódicos locales."
De esta manera se consiguió corregir un
poco la salvaje actitud del isleño hacia los
animales, tantas veces criticada por los
turistas británicos. La labor de la S.P.A fue
digna de encomio, junto con la reconocida
influencia de la colonia inglesa, que parecía
tener por bandera a otra irisliluciún inglesa
pionera en la defensa de los animales: la
Roya1 Societyfor tke Preventioiz of Cruelty to
Aízimals, fundada ya en 1824." Sin embargo,
la actividad de la S.P.A de Las Palmas
decayó al cabo de algún tiempo. Al parecer,
el propio don Iiosendo Ramos apuntaba en
1907 que la Sociedad se había disuelto por
fnlta de cooperación popular y pública.'VPero
Margaret D'Este puritualiza que después de
que un testigo en una denuncia por maltrato
fuese apuñalado, la labor de los vigilantes
de la S.P.A. fue obstaculizada y disminuyó
notablemente la culaboración
yüyuiai. Los abüsus hücie !es inimulcs nu
pudieron ser erradicados, y las quejas de
los visitantes en este sentido continuarían
por mucho tiempo. En 1909, tras recunvceila
mejora conseguida por la S.P.A., Margaret
D'Este añadía:
Es difícil despertar en los españoles una
actitud favorable hacia los animales ... y
si un inglés les recrimina por esto, te contestan
que en cualquier caso en la isla no
ha habido necesidad de fundar una
sociedad para proteger a los niños, como
la que nosotros tenemos en nuestro
país.Ib
Ese mismo año de 1909 se intentaba
crear en la capital de España una Sociedad
Protcctora de Animales, una iniciativa en la
que, según su alcalde, el Conde de Penalver,
Las Palmas se hdbíd ddelantado a
Madrid creando hace ahora unos dicz
años una Sociedad Protectora de Animales,
que ha dejado casi de existir por taita
dc apoyo en las autoridades. De haber
subsistido aquella sociedad algún beneficio
hubiera reportado cortando de raíz
las crueldades con que tratan públicamente
a los animales algunos conductores
de vehíciilnq, y no decimos nada de
los carreteros que pegan a las bestias con
enormes garrotes. Ahora se trata de
implantar en Madrid lo quc ya fracasó en
Las Palmas por aquella causa."
El tema seguía siendo tan grave que en
1912 el presidente de la Sociedad Protectora
dc Animales de Londres escribió personalmente
al Gobernador Civil Sr. Euiate
para pedirle que se corrigiera la situación,
con respecto a la crueldad con que se me dice
son tratados los animales en Canarias, especialmente
en Las Palmas.'"
A lo largo de ese año se había venido
pidiendo el restablecimiento, en nombre de
la cultura, de la S.P.A. en Las Palmas, desan-
rorirla pnrfn!tn de n p d n nfirinl, por nn
poder desarrolhzr susJlirrriones e irziciativas con
eficacia. La pluma de González Díaz se pron
u i~c i óre petidamente por la corrccción de
los abusos a los animales, e instó a las autoridades
para que, por la buena fama del
pueblo, acabaran con el
espectáculo odioso de esos malos tratos
que quedan impunes. Los forasteros tienen
que formar mal concepto de una
sociedad que tolera esa explotación crucl
y exagerada.( ...) Pero los hábitos incultos
logran demasiado arraigo y no se los
vence en un día.( ...) Ida propaganda en
este sentido resulta útil muy a la larga;
pero importa mucho más la vigilancia
rigurosa acompañada de las oportunas
sancinnes que impongan el precepto
prohibitivo.(.,.)
Aunque se corra cl riesgo de un nuevo
fracaso, crecmos quc conviene intentar la
obra, por el buen concepto de Las Palmas.(
... ) Nosotros quizá no le damos toda
ia importancia que ie corrcspuridt.; pc~u
el extranjero, dolorosamente sorprendido
78 Maria Isabel Goiizález Cruz
de nuestro abandono y nuestro atraso en
e s t ~pu nto, nos la indica como un
deber."'
Pero ln cierto es que el tema volvió a
pasar al olvido. Razón tenía González Díaz
-a quién inspiraban simpatía esos ingleses
que rcpavfciz papelitos ctz que se lee; "Corlsidtrri~
que el caballo es tufiel amigon- cuando ya en
1907 expresaba su gran pesimismo por lo
iiifructuos« que resultaba luchar contra la
incultura del país. Así lo demostraba, al
menos, el hecho de que hubieran fracasado
los buenos propósitos de la S.P.A.:
... Yo se quiénes la mataron, y quiéncs la
llevaron a enterrar. No se debe resucitarla
porquc será inútil; acabó con ella
desde el primer día de su funcionamiento
la púbica chacota, pues entre nosotros
caen en el ridículo todas aquellas empresas
que chocan con el atraso moral e intelecti.
td de! nr-a-í-c. 1. -D v n +&o n c ~n un b::yiu! jQ::P
ocurrencia! - decían algunos lanzando
carcajadas ...
¿Para qué hablar aquí de asvciaciones en
beneficio de los irracionales si ni aún en
provecho de los racionales se logra organizarlas?
¿Qué sociedad podrá constituirse
en Gran Canaria, donde los agricultores
y los exportadores no se han
unido para defender su interés común?
Descngañ6monos. Muy cándido tiene
que ser, muy infeliz, el que crea en los
éxitos del principio de asociación en esta
tierra. A dormir se ha dicho; y apaguemos
las luces para dormir me~or.'"
No parecen desacertadas las opiniones
que el insigne erudito vertía a comienzos
de la centuria. Y lo más triste es que incluso
en nuestros días haya que seguir dándole
la razón, a1 mcnos en lo concerniente a la
protección de los animales. En la actualidad,
y muy lamentablemente, no hay en
id> Fdimdb ninguna Sociedad que persiga
tan loable fin. Pero no es casual que la última
que existió -entre 1960 y 1980- pudo
constituirse en gran medida gracias a la
ayuda recibida desde Inglaterra por parte
de Miss Phillips Wall, Delegada para España
de la Real Sociedad de Protección de
Animales de Londres. Para favorecerla el
British Club de Las Palmas anualmente organizaba
y hacía un Bazar y u n Té con objetos
regalados. Y es que la aportación de la
moderna colonia inglesa de la capital grancanaria,
hoy como ayer, se dpsbordnba en
todos los aspectos."
P e r o volviendo a la época que nos
ocupa, y para concluir el tema en cuestión,
reproducimos el siguiente recorte de prensa
que a modo anecdótico ilustra los maltragos
cotidianos sufridos por los ingleses a
causa de la típica insensibilidad y desidia
isleñas para con los irracionales:
A las dos y media de esta tarde, unos
ingleses qüe se 1iust>eii~rei n ei hotei
Metropole, indignados de los malos tratamientos
que un carretero estaba infiriendo
durante media hora a las mulas
de un carro que estaba atascado por
carga excesiva denunciaron el hecho por
teléfono a la Delegación de Gobierno. El
Delegado lo transmitió por el mismo
conducto a la Alcaldía y dijo además a
los ingleses que ya que por razón de la
distancia no podía mandar agentes avisaran
en su nombre al primer guardia
que encontrasen y le dijeran el número
del carro. Los ingleses contestaron agradeciendo
la artihid de la ñntoridac! peri
añadiendo que el carro no llevaba número.
Señalamos el hecho con rubor y vergüenza,
y aún debemos aííadir más. Este
grupo de ingleses benéficos y cultos, no
encontrando por aquellas inmediaciones
a ningún agente de la autoridad y en
vista de ello, contrataron por su cuenta
un par de mulas más para reforzar el
tiro. No más ~ornentarios.~~
La Sociedad Protectora de Animales: Una iniciativa inglesa contra la crueldad isleña 79
NOTAS
1 Según denuncia la prensa, en los comercios
isleños las mercancías tenían tres precios:
uno para los turistas, otro para los peninsulares,
y otro para el consumidor del país,
"siendo el primero elevadísimo". (Diario de
[.as Palmas, 17 de julio de 1907, p. 1).
2 Entre los defectos higiénicos de los ciudadanos
de Las Palmas, el doctor Domingo J.
Navarro mencionaba "la mala costumbre de
dejar en montones la basura en las calles...";
y el que se "abusara de los zaguanes, de las
aceras y de !os frontis de los edificios para
satisfacer necesidades yereriiuiids siii iuiiiñien
cuenta los daños de todo género que ocasiona".
En general, las calles eran consideradas
como basurcro común, y a ellas "se arrojan
aguas desperdiciadas, se vierten
inmundicias, SP encienden braseros, se componen
muebles, se estacionan carruajes y se
interceptan las aceras". (D.J. Navarro: ~ & i s e -
/os de higiene pública a la ciudad de Las lJalmas,
1896, p. 28).
3 En su edición del 13 de diciembre de lYU1, ei
Diario de Las Palmas denunció la agresión
sufrida por unas turistas inglesas que se dirigían
al hotel Santa Catalina: una turba de
muchachos desarrapados las empujaron y
arrojaron piedras y fango, inutilizando sus
vestidns, y terminaron por lanzar una piedra
de grandes dimensiones sobre una de ellas,
ocasionándole una contusión. La prensa
también denuncia el hecho de que muchos
chicos deambulasen por la calle sin frecuentar
la escuela, exhibiéndose desarrapados,
pidiendo limosna cun impertinencia, fumando
y ensuciando las paredes y los portales, y
destruyendo las plantas. (Diario de Las Palmas,
22 de julio de 1907, p. 1).
4 MARG.~RET D'EsTE: 111 the Canaries with a
Camera. London, 1909, p. 188.
5 A.A. BROWNB:r own's Madeira, C a ~ z a yIs lands
&r Azores. London, 1910, pág. b7.
6 Ularzo de Las Palmas, 9 enero 1908, pág. 1.
7 Diario de Las Palmas, 21 agosto 1896, pág. 2.
8 Diario sde Lm Palmas, 6 y 9 octubre 1896, pág.
2.
9 Diario de Las Palmas, 17 noviembre 1896,
págs. 1-2.
10 Diario de Las Palmas, 15 enero 1897, pág. 2.
11 Diario de Las Palmas, 29 enero 1897, pág. 1.
12 Diario de Las Palmas, 1 junio 1897, pág. 1.
13 Diario de Las Palmas, 6 marzo 1900, pág. 3.
14 U. MORRA1: 1 ~ ~ l a t ~ rUr 1.T1..E .H.A., México,
1964, pág. 194.
15 Diario de [.as Palmas, 9 diciembre 1907, pág.
3.
16 M. D'EcTEU: p. Cit., págs. 187-188.
17 Diario de Las Palmas, 20 julio 1909, pág. l.
18 Diirvio ~ fLru s PU~I IZL24I Sa,g osto 1912, pág. 2.
19 Diario de Las Palmas, 16 agosto 1912, pág. 1.
20 Diario de Las Pnlnuzs, 11 diciembre 1907, pág.
1.
21 C. REMONL EON:N acimiento y mue r t e de la
Asociación Protectora de Aninzales y Plantas.
Las Palmas de G.C., 1983, págs. 10-14.
ZZ Uzarlo de Las lJalrnas, 11 febrero i ~ ü üp, á g. 2.