VEGUETA, Número 2,1993-1996, (45-61)
Aproximación histórica
a la investigación sobre
la industria lítica
tallada en la
Prehistoria de Canarias
JosÉ E. MARTINC ULEBRA* S
* Departamento de Ciencias Históricas.
Area de Prehistoria y Arqueología.
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
José E. Marfin Cirlebras
E 1 conocimiento de las culturas prehistóricas
del archipi6lago presenta,
como es bien sabido, lagunas importantes
sobre aspectos que, bien por pertenecer al
universo mental de esas primitivas comunidades
o bien por falta de investigadores
interesados o formados para su análisis,
no han sido debidamente estudiados.
De entre todos esos elementos del
pasado insular queremos destacar uno:
las industrias líticas talladas. El estudio
de las mismas es, sin duda, una de las
. 3 c ; n n l C i i r q C r\iimrl;nn+nr u".bfiULuLUY rLltu.L.LLLo dc 13 invcsti-6-"
ción prehistórica en Canarias, por lo que
existen aún muchas preguntas sin respuesta
que los trabajos más recientes
comienzan a despejar. En ese sentido
merece una mención especial la labor que
en la actualidad realiza un reducido
grupo de investigadores, centrado en la
Universidad de La Laguna. el cual desarrolla
los estudios más novedosos y esclarecedores
sobre este punto, alcanzando
interesantes resultados.
Pero, jqué se ha hecho hasta hoy?
¿Qué tratamiento se le ha dado al utillaje
Iílico, tanto la hora de intentar reconstruir
la realidad prehispánica de las islas
como de examinar los hallazgos obtenidos
en excavaciones arqueológicas?
Para intentar dar respuesta a esas
cuestiones esbozaremos en estas páginas
un breve recorrido por las noticias e
investigaciones que, desde los primeros
momentos de la conqiiista hasta hoy, se
han dicho y hecho sobre el particular. No
es nuestra pretensión proporcionar novedades
pero sí aspiramos a facilitar una
visión de conjunto sobre lo que ha sido y
es la investigación sobre la talla prehistórica
de la piedra en las islas. Del mismo
modo, queremos reflejar algunos de los
intcrrogantes que este campo aún suscita
y a los que todavía resulta extremadamente
problemático dar respuesta.
Los primeros datos conocidos y las
primeras investigaciones (siglos XVI-XIX)
Es obligado que comencemos acudiendo a
las crónicas y fuentes etnohistóricas que,
para el período comprendido entre los
siglos XV y XVII, nos proporcionan imágenes
sobre el mundo prehistórico insular.
Sus autores, que en muy pocos casos vivieron
la realidad indígena contemporánea a
la conquista, se detienen a explicar todo
tipo de fenómenos culturales o liistóricos,
dejando reservado para el artefacto lítico
un lugar de escasísimo relieve. No obstante,
si bien no se ahonda en las características
que más nos interesan de esos conjuntos
industriales, sí nos brindan otros datos
de interés referidos a:
A) Noticias sobre las materias primas,
tbcnicas de fabricación y características
esenciales de los instrumentos en piedra
utilizados por las poblaciones aborígenes
en ei momento de ia conquista, información
que en esencia precisa ser cotejada con
la obtenida a partir de los trabajos arqueológicos
de campo procedentes de excavaciones
sistemáticas.
B) Referencias en relación con algunos
de los usos a los que se destinaban esas piezas,
información que en este caso debe ser
confirmada por los análisis funcionales presentes
y futuros.
C) Relaciones de nombres que, supuestamente,
sils dueños asignaban a los útiles
Micos.
Resumiendo su contenido e intentando
c21u2r repeticic?nerc onstuntes cfie -VA- I rLtagonizan,
podemos decir que, al contrario
de lo que sucede con "Le Canarien" que no
hace i-iingui-ia referencia al tema que aquí se
trata, Fr. Alonso de Espinosa, L. Torriani,
Abreu y Galindo, la llamada crónica "Ovetense",
López de Ulloa, A. Sedeno, Marín y
Cubas, P. Gómez Escudero y Andrés Bernáldez
sí nos ofrecen algunos datos relativamente
interesantes..
Espinosa, por ejemplo, al relatarnos el
descubrimiento de la imagen de la Virgen
de Candelaria, nos habla de "tabonas", a las
que define como "piedra prieta (negra) y
lisa como azabache", las cuales se usarían
en forma de "rajas" (lascas) obtenidas por
talla: "herida una (piedra) con otra". Paralelamente
nos dice para qu6 se usaban, al
afirmar que con ellas "se sangran y sajan"
(ESPINOSA1,9 80: 52).
Sobre el mismo episodio la crónica
"Ovetense" (MORALEPSA DRON1,9 93: 167) y
el Licenciado López de Ulloa (Idem: 327)
afirman que lo arrojado por los guanches a
la imagen fue un "cuchillo de pedernal".
¿A qué hacen referencia estos autores?
Espinosa parece describir una lasca de
vidrio volcánico (obsidiana) como las que
se encuentran en gran número en los yacimientos
de la isla de Tenerife; ¿por qué
entonces los otros autores nos hablan de
pedernal?, probablemente por desconocirriieriiu
del ~~i r l i c~qiuae: drscii'viai-1 o por
asimilación, por similitud del mismo, algo
que sí conocían bien: el sílex (pedernal). No
olvidemos que las lascas de silex son un
elemento presente en el utillaje agrícola,
como el trillo, tradicional en el campo hispano.
Tambign era un material utilizado
para la obtención de fuego.
En términos muy similares se expresa L.
Torriani (1988: 101), refiriéndose a la isla de
Gran Canaria, aunque otorga a esos útiles
cl nombre dc "tausas" o "tauas", asignándoles
la misión de cortar, sangrar, servir como
armas o como navajas de afeitar (refiriéndose
a prácticas comiin~sen tre lns campesinos
canarios de su tiempo).
Abreu y Galindo, siguiendo a Espinosa
y a otros, habla de "piedras duras como
pedernal" para Tenerife, iisadas para cortar,
sajar y desollar. También nos dice que en
Fuerteventura J' Lanzarote se usaban "lajas
de pedernales agudas que llaman tafiagues"
(ABREUy GALINDO1, 977: 58 y 295).
Pero, ¿por qué habla de pedernal para estas
islas donde sólo ha sido constatado el uso
del basalto?; probablemente porque esta
tranqportando a esas islas la realidad quc
conoce para Tenerife, aunque adaptándole
otro vocablo.
De igual modo, para Gran Canaria, A.
Bernáldez (MORALEPSA DRON1,9 93: 510) y
A. Sedeño (Idem: 372, 374,379.) mencionan
la presencia de "astillas" y "cucllillus" de
pedernal usados para labrar molinos, cortar
el pelo o trabajar el hueso, al tiempo que
nos informan de un modo de enmangar
esas piezas: "engastado (el cuchillo de
pedernal) i encajado un cuerno de cabra
por puño" (Sedeño). El mismo autor llega a
establecer una diferenciación entre "pedernales"
y "lajas de piedra viva", sin que sepamos
la correcta significación que debemos
darle a cada término.
Por otro lado, Marín y Cubas cita frecuentemente
la presencia de "pedernales"
en distintas islas, relacionándolos siempre
coi-, ac;ividades ;crappU:icas (p,,fAXiN y
CUBAS1,9 86: 151, 266, ... ).
Por fin, es Gómez Escudero (MORALES
PADRON1,9 93: 437) quien nos dice que en
Gran Canaria se usaban "piedras de pedernal
blanco del que tienen a el poniente unos
riscos a la parte de la Gaete". ¿A qué se
refiere el autor? Quizás habla de pedernal
blanco para diferenciarlo del otro (negro o
prieto) del que ya hemos dicho que puede
ser la llamada obsidiana; así, quizás podría
hacer referencia al material silíceo que hoy
sabemos que se extraía de la cuenca de S.
Nicolás de Tolentino (GALVASNA NTOS,
1993: 207).
Estas son, en resumen, las noticias que
ofrecen las fuentes etnohistóricas, una
información que debemos tener en cuenta,
aunque con las necesarias reservas. Algo
similar ocurre cuando nos enfrentamos a
los vocablos aborígenes que se mencionan.
Así, J. Alvarez Delgado (1945: 202-209) afirmaba
que el término "tabona" se aplicó
básicamente a útiles de obsidiana de la isla
Aproximación histórica a la investigación sobre la industria Iítica tallada en la ... 47
OUrvcrsdal <le Las Panias do (,re, Canara i t o e c a Unuestsrs Memma D g a l e Caniris 2015
18 ]osé E. Martín Culebras
de Tenerife, llegándose con el tiempo a
identificar ese término con la materia de
talla (la obsidiana) y no con el útil en sí. Por
otro lado, el término "tausa" o "taua" que
cita Torriani para Gran Canaria, lo atribuye
a una variante dialectal. Sin embargo, bien
podría haber sido un error de interpretación
del c~e~iiüii&iiu, ulvideiiius Id diirmdción
que hace Gómez Escudero sobre los
castellanos: "... siempre controvertieron el
nombre de las cosas i despreciaron sus
vocablos ..." (MORALEPSA DRON1,9 93: 435).
Con posterioridad, el término "tabona" ha
sido aplicado a otras islas, al igual que el
vocablo "tafiague", que además lo encontramos
transcrito como tafrique o tafrigue. De
ello han sido culpables en gran medida los
historiadores que de alguna manera se
acercaron a la cuestión en el siglo XIX y
principios del XX.
Para el siglo XVIII, el autor más interesir,
dUda 1. de Viera y CIarijv
quien, sin embargo, no hace sino repetir lo
que ya hemos referido para autores anteriores.
En el siglo XIX, S. Berthelot sigue la
línea observada en Viera, aunque ofrece
algunos datos novedosos de los que sin
embargo desconocemos de dónde los obtiene;
así afirma que los tafiagues de Lanzarote
eran "una especie de tranchete de obsidiana"
(BERTHELO1T97, 8: 74). Posiblemente
sigue a Abreu en este punto y asigna al
vocablo pedernal que éste usa la significación
de obsidiana.
A finales de esa centuria se publica e1
trabajo de R. Verneau "Cinco Años de
Estancia en Canarias", donde por primera
vez encontramos que a las noticias ofrecidas
por las fuentes escritas se une el contacto
directo con las piezas arqueológicas. Será
este autor el primero eri seiialar al basaltu
como materia prima utilizada en la Prel-iistoria
de las islas para tallar útiles, circunscribiendv
el uso de la obsidiana y del término
tabona a las islas de Gran Canaria y
Tenerife. Hoy se sabe, como veremos, que
este vidrio volcánico también aparece en la
isla de La Palma.Sii obra supone en líneas
generales un paso adelante en la investigación
prehistórica en Canarias.
En la misma centuria trabajaron invcstigadores
como A. Millares Torres, que sigue
a Abreu y otros, Alvarez Rixo o Chil y
Nardrijo, entre otrus, que no llegan a aportar
nada nuevo a esta cuestión y que, en
opinión de L. Diego Cuscoy (1949: 204)
"dictaminaron a la ligera y defectuosamente
sobre yacimientos y utillaje".
La investigación en el siglo XX
Será en la presente centuria cuando comencemos
a observar el avance de la investigación
en el campo que nos ocupa. En la primera
mitad del siglo aún trabajan
investigadores como Verneau; con posterioridad
se desarrolla la época de las Comisarías
Provinciales, la cual nos sitúa a partir
de !os anos cuarenta en adeiai-iie, cüii los
trabajos de L. Diego Cuscoy, J. Alvarez Delgado
o Jiménez Sánchez, entre otros. La creación
del Departamento de Prehistoria en la
Universidad de La Laguna, a finales de la
drcada de los sesenta, supondrá un cambio
muy significativo en la calidad de los trabajos
de investigación sobre la Prehistoria de
las islas, con lo que empieza a llenarse paulatinamente
el vacío q ~ h~astea entonces
caracteri~óe sta materia.
Comenzaremos pues a ver lo que desde
finales de los anos cuarenta hasta hoy se ha
hecho, reservando un lugar especial para
las investigacinn~sm ás recientes e irnoriadoras
en industria lítica; para ello iremos
recorriendo cada una de las islas, haciendo
un ciniilisis dcsdc la pcrspcctiva diacrónica
de lo más interesante entre lo publicado y
distinguiendo, en lo posible, las obras de
carácter general, o específicamente dedicadas
al estudio del material lítico, de los
informes sobre trabajos arqueológicos.
A. TENERIFE
Para esta isla destaca en los primeros
momentos la obra de L. Diego Cuscoy,
Aproximación histórica a la invcstigació~s~ob re la industria lítica tallada en la ... 49
quien en 1947 comienza a describir la
industria lítica tallada, constatando más
tarde el trabajo sobre obsidiana, basalto y
"algún tipo de lava vítrea" (DIEGOC USCOY,
1949: 205-206) en e1 que observa la prrsencia
de "raederas", "raspadores", "buriles",
etc., trabajados sobre lascas obtenidas por
percusión directa. También hacc rcfcrcncia
a cantos tallados con "gruesos golpes", a los
que denomina "picos asturienses". Sin
embargo, el citado autor califica esta indiistria
como atípica, un apelativo que nace por
la práctica de la comparación de los complejos
materiales isleños con otros de contextos
y momentos diferentes y que, desde
entonces, ha identificado a estas industrias
enmascarando el verdadero problema que
subyace tras ellas: la falta de investigación.
En trabajos posteriores L. Diego Cuscoy
(1968 a) definió la cultura que recala en
Tenerife como un "Neolítico de tradición
Cr,psiicr.sc", el c:?a! perdcrariz h.&-. e! c'i-molAn-
XV. Esa afirmación le permite establecer
paralelismos entre la industria lítica de ese
Neolítico rndgkirebí y los conjuntos industriales
de esta isla, describiendo así rectángulos,
segmentos de círculo, láminas de
dorso rebajado, lascas de doble punta,
microburiles y núcleos. Esta perfecta acomodación
de la industria lítica de Tcncrife
con la norteafricana choca con el atipismo
al que hacía referencia en trabajos anteriores.
Las piezas que Cuscog determincí no
siguen siendo consideradas hoy de igual
manera y, con posterioridad, ningún investigador
ha vuelto a efectuar una identificación
tan tajante con el Neolítico de tradición
Capsiense. Sin embargo, SLI obra debe ser
examinada en el momento concreto en que
se publicó y, por tanto, debemos afirmar
que el suyo fue un intento serio de clarificar
el misterio que por entonces suponían esos
materiales.
Como estudio generai para ia Frehistoria
de Tenerife y Gran Canaria podemos
considerar la obra de R. González Antón y
A. Tejera Gaspar "Los Aborígenes Canarios,
Gran Canaria y Tenerife", en cuya reedición
(1990) B. Galván incorpora una síntesis
sobre la industria lítica tallada de Tenerife,
en la cual se constata que los materiales
escogidos para la talla fueron el basalto y la
obsidiana.
La obsidiana se obtendría de distintas
canteras-taller localizadas en diferentes
p u r ~ t md e la geografía insular, mientras
que el basalto provendría de cantos rodados,
bloques y disyunciones columnares.
En el caso de la obsidiana la autora ha
determinado la presencia de un "proceso de
economía de la materia prima de alto rendimiento"
(GONZALEgZ TEJERA19, 90: 355)
atestiguado por la existencia de lascasnúcleo,
piezas a partir de las cuales es posible
la obtención de otras de menor tamaño.
En basalto se afirma la presencia de
dentici'?!arlor, muescar, raederac, raspadores,
elementos bifaciales, perforadores,
buriles y núcleos centrípetos unidireccionales
y bidireccionales.
En obsidiana se cita la aparición de piezas
sobre laxa con retoque abrupto, perforadores,
buriles y puntas determinadas no
por la simple comparación visual sino
mediante el seguimiento de pautas metodológicas
adecuadas.
Sin duda se trata de un rcsumcn general
y como tal lo exponemos, dejando para más
adelante otros trabajos de esa misma autora
que sciiponen e1 desarrollo de una metodología
precisa para el estudio de estos materiales.
Como trabajos más específicos y relacionados
con actividades arqueológicas en
yacimientos concretos cabe destacar, entre
otros n~uchos, los realizados por L. Diego
Cuscoy cn la Cucva dc Los Cabezazos en el
barranco del Agua de Dios (1975) o las
excavaciones realizadas en la necrópolis de
"La Eniaciriiiada" (Teguesiej cri i972. Cii
ellos viene a constatar lo ya expuesto en
50 José E. Martín Culebras
otras de sus obras ya comentadas.
En 1984 M.C. del Arco Aguilar publica
un interesante estudio sobre las excavaciones
realizadas en la Cueva de Los Guanches,
en la que se identifica por primera vez
el retoque sobre obsidiana, pudiéndosc distinguir
ya sin ningún tipo de duda la presencia
de instrumentos concie~üsU. n ditu
más tarde, la misma investigadora presentaba
las conclusiones de sus trabajos en la
Cueva de D. Gaspar, en los que por lo que
se refiere a la piedra tallada, lo examinado
concordaba con lo aparecido en el yacimiento
anterior, con la diferencia de que el
número de láminas y de lascas retocadas
era aquí más elevado.
En 1988 se publican los trabajos de M.C.
del Arco en la Cueva de Las Palomas, de B.
Galván en Chafarí (1 .as Cañadas del Teide)
y de M. Arnay de la Rosa en Montaña de
Bilma (Santiago del Teide); en todos ellos
,,"..l+,A,, c: -..-e ,,,,.,,.,,, !E t h i c a de !es ya
expuestos, destacando el descubrimiento de
un taller dc trabajo de obsidiana, basalto y
traquita en Chafarí.
En 1989 aparecen los resultados de los
trabajos de excavación efectuados en la
Cueva de Quiquirci, dirigidos por 1'. Atoche,
en el que B. Galván estudia la industria
lítica, apreciándose en este yacimiento el
uso exclusivo de obsidiana. En esta ocasión
el análisis se afina más, identificándose
materiales de preparación de la materia
prima, núcleos y productos de lascado de
distinto tipo. La gama de retoques constatados
tras el análisis tipológico es miichn
mayor, utilizando distintas categorías para
su diferenciación. Al final del trabajo, B.
Galván llega a plantear la presencia de talla
laminar a partir de núcleos bipolares, al
tiempo que afirma que la talla se produciría
fuera de los límiies del yruyio yacimiento,
dada la escasísima presencia de residuos
propios de esa actividad en el mismo.
Con posterioridad, B. Galván (1991) da a
conocer un estudio sobre los restos materiales
localizados en un escondrijo lítico en
Chafarí: dos niícleos de obsidiana sin agotar
y preparados para un proceso de talla
unidireccional. Hallazgos como este permiten
un mayor accrccimicnto a los modos de
aprovechamiento de la materia prima y a
las cadenas operativas entre los aborígenes.
Curriu hemos podido ver, desde aquellos
primeros trabajos de Cuscoy hasta
éstos de la profesora Galván se ha producido
un cualitativo avance de nuestros conocimientos
en relación con las técnicas y el
trabajo de talla sobre piedra en la isla de
Tenerife, que hacen que salga de su supuesta
pobreza y su discutible atipismo. Si
embargo, la cantidad y calidad de los trabajos
realizados para esta isla no vamos a
encontrarlos para el resto del archipiélago.
B. GRAN CANARIA
Si los estudios líticos exclusivos y con
visión global son escasos para la isla de
-l-.-..: c-
~rnriilr,:a ~i iui l~i6I1IU1 CJ ~nejurp ara ei
caso de Gran Canaria. Aparte del ya
comentado trabajo de B. Galván en la obra
de Gonzale7 Antón y Tejera Gaspar y de su
propuesta metodológica de estudio, que es
en principio aplicable a todas las islas, sólo
C. Martín de Guzmán hace un esfuerzo por
mejorar este panorama.
Martín de Guzmán comienza su análisis
acercándose a los complejos industriales
presentes en el continente africano, donde
aparecen "centros de tradición mustcrolevalloisiense"
(MARTINDE GL-ZMAN1,9 84:
299), con características retardatarias, que
darían Iiigar a mltixas "prouinci-.n-ic" en e!
Sáhara atlántico. Así, aunque los conjuntos
norteafricanos no podían encuadrarse cronológicamente,
cree poder encontrar semejanzas
entre los útiles pulidos y con talla
bifacial presentes en Gran Canaria (especialmente
en Guayedra) y los existentes en
el Sáhara occidental.
Para el citado autor las materias primas
básicas utilizadas en el trabajo de talla en
Gran Canaria son cl basalto, en general, la
A~roximaciúnh istórica a la investieación sobre la industria lítica tallada en la ... 51
obsidiana y la "laca vítrea", considerando a
la tahona la pieza más frecuente y común al
"acervo pancanario" (se refiere a útiles
sobre lascas de obsidiana). También describc
piezas amigdaloides con talla bifacial,
microlitos de obsidiana que considera
"puntas de mano, lancetas y burilantes" uti-
l i ~ d d ~CUbI I filler Le~apCuticos( MAIIT' IN DE
GLZMAN1,9 84: 301), "cuchillos" sobre lascas
o prismas de basalto y hachas pulidas. Considera
que en Gran Canaria aparecerían
asociados en los mismos contextos instruinentos
propios de la "pebble culture" con
otros ya pulimentados "sin una posible
diferenciación cultural" (MAIZTIDNE GLZMAN,
1984: 302). Dichas piezas estarían
documentadas tanto en contextos habitacionales
como funerarios.
Finalmente, Martín de Guzrnán defiende
la presencia de elementos culturales de
importación, a los que asimila con ciertas
düdas a !u Edad Uc! !3ror,cc, y !!erra a h u
un intento de clasificación tipológica, estableciendo
los siguientes grupos:
1.- Utiles sobre guijarro (cantos rudados,
cantos trabajados, percutores y poliedros).
2.- Instrumentos especializados (hachas
de mano, picos, rabots, unifaccs, bifaces,
punta entre muescas y otros).
3.- Artefactos sobre laxa (distinguibles
según presenten o no huellas de uso, retoque
marginal, filo activo o sean de obsidiana).
Esta sería, de forma muy sucinta, el examen
y propuesta de clasificación que confecciona
el autor en 1984. a cuya obra remitimos,
como para el resto de los autores, en
caso de precisar mayor información.
En lo que a informes dc carácter arqueológico
se refiere se observa como a mediados
de la década de los setenta se publican
los trabajos desarrollados por M.C. Jiménez
Gómez y M.C. del Arco Aguilar en "El lomo
de los Caserones" (S. Nicolás de Tolentino),
un yacimiento tumular fechado por ei Ci4
hacia el 1082+60 d.C. En él aparecieron,
además de piezas sobre cantos basálticos LI
obsidiana, un fragmento de fonolita verde y
dos fragmentos informes de sílex, elementos
que vienen a demostrar el elevado
grado de conocimiento que ya entonces
tenían esas poblaciones del medio en que
habitaban y sus potencialidades.
C. hlartín dc Cuzmcín, por otro lado,
trabajó en los años setenta y ochenta en el
\'alle de Guayedra y en el complejo de la
Cueva Pintada (Gáldar). Difererlcidridn en
Guayedra ya en 1980 tres ámbitos:
a) Un ámbito troglodita en cuevas de
habitación y funerarias, en el que aparecerían
materiales arcaizantes realizados principalmente
sobre cantos y asociados a cerámica
sin decorar.
b) Un ámbito agro-alfarero de tendencia
semi-urbana donde subsiste esa industria
tosca junto a lascas y "cortadores atípicos",
estructuras arquitecturales y cerámica más
we!ucimda.
c) Un ámbito ceremonial, en la zona
superior del valle.
Posteriormente, en 1983, en otro trabajo
sobre la misma zona, Martín de Guzmán
afirma que estos útiles de morfología arcaica
serian "vestigios de la tradición norteafricana
que hubieron de alcanzar las islas
antes de la introducción dc la cerámica en
el litoral atlántico y de la neolitización posterior"
o bien una supervivencia deterrninada
por su funcionalidad (MARTINDE GUZMAN,
1983: 88). Efectúa enlorices una
primera propuesta tipológica que, como él
mismo reconoce, se hace sobre series muy
reducidas y localizadas, según se trate de
utensilios subre guijarro (diferenciados
segí~ne l tipo de talla o forma), lascas (primaria
o secundaria con otras subdivisiones
según el retoque o la forma que presentan),
cuchillos naturales o núclcos (difcrcnciados
por su forma). Como se observa, esta clasificación
supone algunas diferencias con respecto
a ia antes citada.
Ya en 1993 se publica el trabajo de B.
Galván y C.M. Hernández Gómez sobre la
industria lítica de Lomo Granados (S. Nicolás
de Tolentino), centrado más en los útiles
de obsidiana que en los de basalto o sílex.
En dicho trabajo hay que resaltar que se
lleva a cabo por primera vez para esta isla
una determinación precisa de las zonas de
obtei-icióii de reculsvs en 6pücd dbu~igu~,
especialmente los obsidiánicos. El basalto
tendría un carácter local y su uso seria más
frecuente en aquellas áreas donde fuese
abundante. En cambio, el material silíceo se
obtiene en esa misma cuenca. La obsidiana
provendría, según análisis geoquímico, de
las formaciones presentes en la montaña de
Hogarzales, de donde se extraía en forma
de nódulos poliédricos de tendeiicia irregular
y de pequeño tamaño. Los citados autores
han rwonncido tres sistemas de explotación
presentes en e1 yacimiento: bipolar,
unidireccional y bidireccional, faltando sin
embarga =tras c o ~ cv! ~ c;;triY-=-~L u- -y- e! i~-d! -
tidireccional. Así, los núcleos hallados
serían bipolares, explotados por percusión
directa sobre yunque, de los que a veces se
trabajan sólo tres de sus caras. Los uiiidireccionales
se tallaron por percusih directa
manual. Al mismo tiempo se concreta, al
igual que en Tenerife, la presencia de lascas-
núcleo de obsidiana, explotadas por
talla bipolar sobre yunque.
Entre los productos de lascado, se describe
la presencia de lascas bipolares, lascas
de decalotado, unidireccionales, bidireccionales
y lascas provenientes de Lascas-
Núcleo: un estudio de los talones presentes
en las mismas reveló la presencia de puntiformes,
corticales y lisos.
Al ser un yacimiento funerario faltaron
los llamados elementos de técnica (esquirlas,
etc.). Taniporo se encontraron artefactos
retocados, mieiikas que los riúclevs se
depositaron ya agotados.
Como se ve, los estudios, más o menos
extensos, referidos de forma directa o indirecta
a la industria Iítica tallada y con datos
mínimamente novedosos en ese sentido,
son muy escasos, pern se manifiesta Lina
progresiva mejora en la calidad de los mismos.
Con todo, los análisis tecnológicos,
funcionales, geoquímicos y tipológicos son
aún una necesidad y se hace indispensable
extenderlos al conjunto arqueol6gico de la
ibld, d i e r d v paulatinamente del marco
noroccidental en que hasta ahora se han
centrado. Sólo así podría alcanzarse un
conocimiento global, y necesariamente profundo,
de este campo y, por ende, una
mejor comprensión del murido aborigen.
C. LA PALMA
Los estudios específicos publicados
sobre la materia que nos ocupa son para
esta isla casi inexistentes; casi porque existen
dos pequeños trabajos de A. Rodríguez
que, por salirse de la tónica general descrita
para el archipiélago y ser especialmente
novedosos, serán tratados aparte.
As; y.dC3, cOiiSi&i.ai.eMoS cCiii-Loe studios
globales de la prehistoria de La Palma
dos obras de E. Martín, por diferenciarse
claramente de lo que son informes de trabajos
arqueológicos. En el primero de ellos
(1988 a) se afirma que la materia prima
empleada estaría compuesta por traquibasaltos
y fonolitas y, en menor medida, obsidiana,
que se extraerían de cantos rodados
y filones respectivamente. Los soportes
estarían cvmpuestos por los propios cantos
o lascas, diferenciándose una industria de
tendencia mesolítica en basalto y otra de
tendencia microlítica en obsidiana. En
basal to pr~dnminaríñn 10s rñsyador~s
(espesos por la propia característica de la
materia prima), útiles bifaciales, raedera,
muescas, denticulados, hcndcdores, buriles,
etc. El trabajo resulta interesante por su
intento de aproximación a la utilidad que
p i e ~ a sp udieron tener, relacionándose las
lascas con actividades de corte, las muescas
y los buriles con el trabajo sobre hueso y
madera y los raspadores con el aprovechamiento
forestal. Los trabajos en curso arro-
OUrvcrsdal <le Las Panias do Ira, Canara i t o e c a Unuestsrs a e m m D g a l e Caniris 2015
Anroximación histórica a la investieación sobre la industria lítica tallada en la ... 33
jan, como veremos, más datos.
Por otro lado, en el citado trabajo se
hace una primera referencia a la existencia
de una evolución en el tipo de materia
prima utilizada, la cual coincide con el proceso
de ocupación y progresivo conocimiento
de las posibilidades del medio insiilar
y que es compatible con las fases
cerámicas propuestas por el autor y J.F.
Navarro en diferentes yacimientos. Así, en
las fases 1 y 11 los útiles sobre basalto son
abundantes, aunque a partir de la fase 11
comienza a aparecer la obsidiana "cuyo
descubrimiento y explotación estarían relacionados
con la transhumancia pastoril" y,
a un mejor conocimiento de los recursos
existentes (MARTIN1,9 88 a: 42).
El uso de diques basjlticos es minoritario
en la fase 1, incremcnthdose hasta la
fase IV en que llegan a ser muy abundantes,
quizás, como afirma el autor, por agotamiento
de ios filones obsiciiánicos.
En el segundo trabajo (1992) la información
anterior se ve ampliada. Así, la materia
prima para la talla estaría compuesta de
basaltos de varios tipos (diques, disyunciones
columnares, traquibasaltos producto de
coladas lavicas, fonolitas procedentes de
bloques o cantos rodados y basaltos negros)
y de pastas vítreas (obsidiana), localizables
en la Caldera de Taburiente. Por otro lado,
se constata la labor de talla en el interior de
las zonas de habitación, describiéndose la
existencia de un taller dedicado a ello en la
Cueva de El Tendal, al tiempo que se reafirmu
!u presencia de útiles identificahles
sobre lascas que presentan retoque continuo,
junto a cantos tallados unifacial o bifacialmente
y lascds sin retoque.
Como trabajos arqueológicos que confirman
lo antes dicho destacaremos los dados
a conocer por J,E Navarro y el propio E.
Martín, acometidos en diversas fechas en
las cuevas dc San Juan (San Andrés y Sauces),
entre las que sobresale la cueva de El
Tendal en la que se observan las características
antes descritas v se concreta la utilización
de cantos procedentes del fondo del
barranco y de la playa que se forma a la
desembocadura del mismo, así como la
cxplotación de recursos vegetales. Esa
misma tónica se ve reflejada en otros lugares
tales como la Cueva de La Palmera
(Tijarafe).
A. Rodríguez y F.J. Pais (1990) observan
la existencia de algunas diferencias con los
yacimientos anteriores en la industria presente
en las Cuevas de El Kincón (El Paso),
quizás determinadas por el medio geográfico
en que se inscribe. En estas ultimas no se
aprecia el uso de cantos de playa, mientras
que, por el contrario, se generaliza la utilización
de disyuncivnes ~oluinnaresc on o
sin transformación previa. El vidrio volcánico
no aparece representado.
D. LANZAROTE
Si las publicaciones dedicadas a las
ai-LferiUresis las príe&ii parecer cscUsus,
datos que tenemos para las restantes sobre
la cuestión que nos ocupa son aún menorcs.
Cnmn obra de carácter general para la
Prehistoria de Lanzarote, con alguna información
sobre industria lítica, citaremos la
de J.C. Cabrera Pérez (1992 a), en la que se
afirma que el utillaje prehispánico estaría
realizado en basalto y tendría un carácter
multifuncional. Esta es una cuestión en la
que sólo un estudio traceológico, que arroje
rcsultados concretos como los que ya se
poseen para otras islas, permitirá la correcta
y precisa determinación funcional de
esas piwaq Pnr otro lado, se definen como
soportes las lascas, siempre de basalto,
obtenidas por percusión y fragmentos naturales.
En esta isla, la escasez de excavaciones
sistemáticas, unidas al inexistente análisis
de la industria lítica obtenida, riu rrieju~aii
el pariurarna. Así, los trabajos de 1. Dug
Godoy en Zonzamas han proporcionado en
distintos momentos cantos rodados transformados
(ignoramos cómo), "piedras de
54 ]osé E. Mnrtín Culebras
pedernal" (que no sabemos qué son exactamente)
y Inscas de basalto (Dug Godoy:
1972-73,121).
J. de León Hernández describe para la
Cueva dc Los Majos (Tiagua) y la Casa
Honda de Muñique la presencia de lascas
de basalto.
El yacimiento de El Bebedero (Teguise),
excavado por P. Atoche entre 1985 y 1990,
ha proporcionado materiales que están en
proceso de análisis. La existencia e11 este
yacimiento de secuencias estratigráficas y
series de fechas absolutas permitirán un
adecuado estudio diacrónico de esta industria.
E. FUERTEVENTCRA
El trabajo de J.C. Cabrera (1992 b), de
divulgación general, sólo nos dice que el
utillaje lítico de los primitivos majorcros
estaba realizado en basalto y confeccionado
a base de lascas y disyunciones columnares
riatui-des, yuc sc u ~ ~ í c lpialr a trabajar ios
distintos materiales a su disposición.
Por otro lado, 1. Hernátidez et al. (1990),
tras realizar una labor de prospección por
el norte del municipio de La Oliva señalan
la presencia de "material lítico de gran
importancia" en el yacimiento de Los Caserones,
sin que sepamos más al respecto.
Esta rnisma tendencia expuesta se confirma
en lo publicado por F. Hernández y
D. Sánchez sobre la Cueva de Villaverde
(1990). Sin embargo, sobre este yacimiento
hay un interesante trabajo de B. Galván
que, por su entidad, se tratará aparte.
F LA 60h4ER.A
Sobre esta isla y en lo referente a niiestro
tema sólo podemos comentar dos obras
de carácter general para la Prehistoria
gomera, ambas de J.F. Navarro. En la primera
de ellas (1992 a) vemos como las
materias primas utilizadas en la isla fueron
el basalto, traquibasalto, traquitas y fonolit
a ~s,i n que haya sido constatada la presencia
de vidrio volcánico. El soporte de los
útiles estaría compuesto por cantos rodados
(trabajados unifacial y bifacialmente), lascas
(retocadas u no) y disyuncioncs columnares
que no presentan necesariamente un proceso
de transformación. En la segunda (1992
b) se r-rafirr~idl o antes dicho y se exponen
las conclusiones a que ha llegado B. Galván
tras analizar los contextos obtenidos en aras
de sacrificio de el Alto de Garajonay. Así, se
constata la presencia de distintos tipos de
retoque y se definen tres piezas concretas:
una raedera de doble filo que pudo ser
usada como punta, un raspador grueso con
un retoque complejo y un denticulado
/muescaclo.
G. EL HIERRO
Como obra general para explicar el
mundo bimbache contamos con la de M.C.
Jiménez (1993); en ella la autora afirma que
una de las consecuencias de la falta de estudios
realizados sobre el particular ha sido
suponer por mucho tiempo que los primitivos
herrenos no contaban con una industria
Iítica adecuada, sin embargo, los trabajos en
el Conchero de Guinea (Frontera) han proporcionado
utillaje que, una vez estudiado,
ha demostrado seguir pautas similares a las
de otras islas. La materia prima es basáltica
(traquitas y fonolitas), obtenida principalmente
de disyunciones columnares.
Las conclusiones sobre ese yacimiento
se incluyen en un apartado que analizaremos
en el siguiente punto.
Lo publicado sobre trahajns arqueológicos
en esta isla no es precisamente abundante;
si a eso añadimos que contengan
ademk Uutm dc üti!iUad p i r a fiosoti-os es
más raro aún, aunque sabemos que se están
rralizando excavaciones que empiezan a
dar interesantes resultados. Así pues,
hemos de retrotracrnos hasta el año 1966,
momento en el que L. Diego Cuscoy publica
unas notas sobre hallazgos arqueológicos
en El Julan. En esa fecha el autor señala
que al excavar un ara de sacrificio se hallaron
dos cuchillos de basalto y pequeñas lascas
del mismo material. Vistos en fotograAuroximación
histórica a la investieación sobre la industria lítica tallada en la ... 55
fía, los cuchillos podrían identificarse con
fragmentos naturales de basalto, que pudieron
usarse tal cual.
3. Las investigaciones más recientes
Es pues, como hemos visto, a partir de finales
de la década de los ochenta y principios
de Id preserik cudidu el tratamiento y estudio
de las industrias líticas del archipiélago
toman un nuevo rumbo. En ese sentido
resulta evidente que los trabajos de B. Galván
y de otros investigadores que con ella
se han formado han permitido introducir
una metodología científica apropiada en
este campo y comenzar cstudios en áreas
novedosas, lo que supone un mejor conocimiento
del universo industrial prehistórico.
A continuación intentaremos resumir
cinco estudios, analizándolos cronológicamente,
los cuales constituyen la base a partir
de la cual se pueden plantear la realiza-
. ,
Cien de n w w s iavcrtig-ciaxcv.
En 1987 B. Galván, A. Rodríguez y MI.
Francisco presentan una propuesta metodológica
para el estudio de las i~idustridslí licas
talladas prehistóricas canarias, destinada
básicamente al examen de utiles sobre
basalto, donde ya se indica la necesidad de
realizar cuatro niveles de análisis al enfrentarse
con esta materia:
- Análisis traceológico.
- Análisis morfomttricv
- Análisis tipométrico.
- Análisis tipológico.
A partir de aquí se van clarificando las
características de cada uno de los niveles,
aportando como ejemplos los resultados
obtenidos en el Conchero de Guinea y El
Tendal.
Sobre el primer nivel poco se puede
decir ya que ha sido escaso el trabajo reali-
~ d d oen las islas. No obstante, se observa
que este tipo de análisis permite conocer la
materia prima sobre la que incidió el útil,
los posibles cambios en ei uso dei mismo,
los posibles enmangues y determinar si hay
o no restus orgánicos examinables en la
pieza. Por lo que se refiere al análisis morfométrico,
la finalidad que se persigue es el
estudio de la materia prima empleada y
la/s técnica/s usadas para su transformación
con el objetivo de reconstruir la cadena
operativa. En relación con la materia prima
se observa quc sc cstablccc una distinción
entre basaltos, traquitas y fonolitas, obtenidos
de coladas lávicas, disyunciones columnares
y cantos rodados. Los basaltos preleridos
serían los afaníticos, debido a su
grano fino y buenas condiciones para la
talla.
A nivel tecnológico se establecen cuatro
tipos de productos, según lo propuesto por
G. Laplace:
- Materiales de preparación de la materia
prima.
- Núcleos (preparados o no).
- Materiales de técnica (crestas dc reaviv
~ d;c. ! zcc-ic disco ida!^^).
- Productos de lascado (lascas simples y
retocadas con talones diversos).
El análisis tipométrico se centra en el
estudio de los productos de lascado, según
estén o no retocados, procediéndose a la
medición de los mismos y su encuadre en
categorías dimensionales (lascas normales,
anchas, muy anchas, ctc ...).
El análisis tipológico se centra en tres
apartados:
- El soporte (lascas de diversos tipos,
soportes discoides, soportes brutos, cantos
rodados e irreconocihles).
- El retoque, distinto según los criterios:
a) Modo (simple, sobreelevado o de
buril).
b) Amplitiid (marginal o profundo).
c) Dirección (directo, inverso, alterno,
bifacial o normal).
d) Delineación (continuo, muescado o
denticulado).
e) Descamación (escamoso y escaleriforme).
A partir de ahí puede llevarse a cabo
56 José E. Martín Culebras
una clasificación tipológica de los útiles,
distinguiéndose en ambos yacimientos, El
Tendal y Guinea, elementos identificables
como raederas, denticulados, buriles, perforadores
y diversos (que incluyen a los bifaciales).
Este mismo tipo de examen se llevará a
cabo sobre el utillaje recuye~adu en ld
Cueva de Villaverde (Fuerteventura), determinándose
la presencia de basaltos piroxenicos,
olivinicos, microcristalinos, traquibasaltos
y traquitas. La forma de presentación
de estos materiales sería sobre cantos rodados,
disyunciones columnares, fragmentos
brutos e irreconocibles. Tras el pertinente
análisis tipológico se detectó la presencia de
raederas, denticulados, raspadores, buriles,
perforadores y diversos.
En un trabajo posterior, la misma autora
acomete un análisis similar, aunque con
algunas diferencias, para la industria obsidiánicu
de !a Clima dc La F~:cr,trl (Tcr~crifc)
(1991), en el que establece tres niveles de
estudio:
- Materia prima: Obsidiana de distintos
tonos, que podrían dar a entender la presencia
de distintos lugares de obtención de la
misma).
- Tecnología, en la que distingue núcleos
bipolarcs, ccntrípetos, cambiantes, unidireccionales,
multidireccionales, lascas-núcleo,
productos de lascado simple, materiales de
técnica y accidentes de talla).
- Tipología: centrada en el estudio de
útiles tallados, examinando los soportes
Ilascas, láminas o irreconocibles!. los retoques
(según los criterios ya vistos) y la clasificación
tipológica en sí, distinguiéndose el
utillaje simple (raedcras, puntas y denticulados),
abrupto (truncaduras, láminas de
dorso y abruptos) y buriles.
Una línea de investigación paralela es la
que sigue A. Rodríguez, de la que comentaremos
dos trabajos. En el primero (1991),
junto con iví.1. Francisco, eiaboran una colección
experimental de instrumentos tallados
que, usados de distintas formas y sobre
diferentes materias, permitieran efectuar un
análisis traceológico. Se reprodujeron así
algunos útiles de El Tendal y El Rincón (La
Palma) sobre basalto, por mcdio dc talla
directa con percutor duro. Tras elegir las
piezas según las características de sus filos y
lidcer una primera observación macro y
microscópica, fueron usadas para raspar,
aserrar, etc., con distintos movimientos y
sobre diferentes materiales. Una observación
posterior detenida les llevó al registro
de melladuras, desgastes y micropulidos,
diferenciables según la actividad realizada y
la materia afectada. A la analítica anterior se
unió un programa experimental basado en
el estudio de las alteraciones post-deposicionales
que afectan al utillaje lítico.
Un segundo trabajo (1993) se centró en el
análisis de cuatro piezas arqueológicas
sobre basalto afanítico procedentes de la isla
de TLa Palma (E! Tendal). T..-- 2 ----:le:-. 1 - -
L L ~ UUC DCLLYI~ la5
características de los útiles y las huellas de
uso que presentaban, se llega a determinar
con gran fiabilidad que fueron usados sobre
una materia con alto grado de humedad y
lo suficientemente blanda como para que el
útil penetrase profundamente: materia
vegetal (madera fibrosa como la de palmera
o drago, etc ..., o bien fibras vegetales como
el junco).
4. Conclusiones
Hemos intentado hacer un resumen, una
visión cronológica detallada de lo quc ha
sido la investigación sobre los cnmplejm Iíticos
tallados de la Prehistoria canaria. No
hemos pretendido plasmar aquí todos los
trabajos arqueológicos realizados en las
islas, sino solamente los más relevantes
desde la yerspectiba que nos ocupa. Del
rriisrriu mudo, no era nuestra intención reflejar
en estas líneas todo el contenido de las
obras a las que hacemos referencia, sino
orientar al posible interesado en adentrarse
en este campo en el que la información,
OUrvcrsdal <le Las Panias do Ira, Canara i t o e c a Unuestsrs a e m m D g a l e Caniris 2015
Aproximación histórica a la investigación sobre la industria Iítica tallada en la ... 57
amén de escasa, está dispersa.
pelo, yuci.eii-Los &jUi a4"i coiistancia
de nuestras dudas, que son muchas y
aún faltas de solución. Así pues, ¿son las
industrias iiticas taiiadas de Canarias iguales
en todas las islas o, por el contrario,
podemos hablar de siete industrias diferenciadas
y con características propias?
¿Existen diferencias locales notorias dentro
de cada isla, o bien las variaciones que pueden
encontrarse deben atribuirse a las posibilidades
que el medio ofrece? ¿Se puede
rastrear el origen de estas industrias en el
continente africano? ¿Hasta qué punto la
posible evolución insular creó complejos
diferentes? ¿Se puede hahlx hoy, tras la
aparición de procedimientos metodológicos
de análisis específicos que permiten la
A-&...-;mmAA.m &+.n1/.,4"- T 7 &,*";nmnl A- n+; U L L L . t . t L l t U L , \ , L , t. y"""6"" '""U"""', "L "U
pismo en el utillaje Iítico tallado insular?
1' Iay vc-r&&ra5 yvs&i~ida~cdse hacer Uiya
tipología propia? iCuáles eran las zonas
concretas de obtención de recursos materiaies
en época prehistórica? ¿Puede estabiecerse
el traslado de materia prima de unas
zonas a otras de cada isla? ¿Hubo realmente
evolución en estos complejos, no sólo en el
tipo de material usado, sino también en las
formas o la funcionalidad de las piezas?
Son muchas preguntas, pero desgraciadamente
con pocas respuestas disponibles.
Probablemente el desarrollo futuro de los
trabajos de investigación permitirá llegar a
reconstruir las cadenas operativas, la provrrqiva
adaptaciím a! medio y la economía y 0- --
aprovechamiento de recursos entre las
poblaciones prehistóricas de nuestro archi-
-;Al**-
YL"'"b"'
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