VEGUETA, Número O, mayo 1992, (263-278) 263
Evolrnción del paisa je vegetal
en la «Cumbre Central»
de Gran Canaria
(Islas Canarias). Una
aproximación a la dinámica
recolon izadora de
la vegetación
* Becario de Investigación del M.E.C. Dpto. de Arte, Ciudad y Territorio.
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
2 64 Agustín Nurunjo Cigala
L os estudios realizados hasta ahora demuestran
que los ambientes de montaña
en general y de las cumbres de Gran Canaria
en particular, presentan condiciones aceptables
para la recolonizacion vegetal ( SOBRy~ N
Oririz, 1989). Como primera aproximación del
fenómeno se pretende realizar un análisis general,
que nos permita determinar el proceso
de evoliición de la vegetación, mediante un
análisis diacrónico en las cumbres de esta isla.
Éste se ha realizado a partir de los fotogramas
aéreos de 1957-60, 1977 y 1989 que
muestran la recoloriizticióri vegetal de los últimnr
troint3 3ñnc f 7 s i ~ ~ o " ; A 1n r\r ril A u n r l n r , ,
, ' , V d L L C " I L U U.,".,, I U V V I L L I U U Y", LI LA,J\II, I I *
ral de la dtrcada de los 60.
'Aunque los suelos, en general, se encuentren
parcialmente erosionados a causa de los
procesos tradicionales de deforestacióri. un
volumen anual de precipitaciones de más de
800 mm. es suficiente para permitir una rápida
regeneración natural (GARC~A-Rui1z,9 9 1). Se
constata la existencia de matorrales recolonizadores
que en los casos donde presentan
una densidad y cobertura próxima al 100 % se
rnucstran como cl mejor modelo de comunidad
vegetal para reducir las pérdidas de suelo
Fig. 1 Croquis ce localizacion Cumbre Central
(FILZNCyIS T HORNES1,9 90).S in embargo, a pesar
de estas condiciones favorables, en zonas
relativairieiite horiiogPneas a deterniirradas
escalas de trabajo la vegetación establece su
dinámica en tunción de numerosas variables.
tanto naturales como antrópicas, lo que introduce
una gran heterogeneidad de procesos
regenerativos. En definitiva, este proceso de
recolonización presenta diversas manifestaciones,
según las especies pioneras las situaciones
ambientales y topográficas y el tiempo
de abandono agropastoril
Dcflnici5:: y dcscr'.pri& la zafia de 2~tUdio
Denominamos «Cumbre Central> al área localizada
geograficamente en el centro de la isla
de Gran Canaria, cubas altitudes oscildri desde
los 1 550 m hasta los 1.949 m del Pico de
Las Nieves, cota rriáxirria de la Isla (fiy. 1). En esta
aproximación se descarta la zona Noroeste
de la ciimbre tradicional, es decir, la qiie aharca
desde Los Moriscos al Montañón Negro,
(que queda unida a esta Cumbre Central a través
del ccorredorr de la Cruz de Teleda a unos
1.500 m. dc altitudi, puesto que las diferencias
ambientales que le confiere la marcada exposición
a los vientos de componente Norte,
bien NE o NW, qiie le aporta una humedad
constante, así como su sustrato de naturaleza
volcánica muy reciente (NOGALES Y SCHMI~CKE,
1969). le proporcionan unas características
ecnlógicas específicas, claramente contrastadas
con el área de estudio.
Constituve una plataforma, a modo de relieve
cuiiiiiiidinte residuai í i i ~ i ~ ~StLi\U~ T, WyX
PEREZ-CHACOIYNYU, ), (fig. 11) donde aparecen
algunos edificios piroclásticos y freatomagmáticos
puntuales (Morro de la Salvia. 1.806
m, La Calderilla, 1.750 m., Morro de la Caldera,
1.696 m, etc.) relativamente bien conservados
y a veces con pequenas coladas. Las pendientes
medias son predominantcmcnte suaves,
~ ~ c ~ p t ~ !aens gdraond es escarpoc niia rnn-
Y-- ->'"
forman las cabeceras funcionales de los printig.
IL! Croqüis tieomorfológico de la Cumbre Central, 1 550 m
OUrvcrsdal <le Las Panias do (,re, Canara i t o e c a Unuestsrs Memma D g a l e Caniris 2015
Evolución del ~aisaivee getal en la <CumbreC cntralu dc Gran Canaria. 267
marítimo, y la precipitación media oscila entre
los 700 y los 1.000 mm., más bajas que las maximas
que se registran en las medianía< dcl
Norte a unos 1 000 m de altitud, lo que nos indica
la presencia de una inversión térmica relativamente
frecuente (MARZOL19. 88)e n torno
a la Cumbre Central. Las estaciones estudiadas
demucstran también un marcado contraste
estacional. pues mientras las precipitaciones
en verano son nulas, en invierno se dan
las máximas del año (fiq. VI. En ocasiones estas
precipitaciones son nivales. Todo ello define,
identro del drnbilo del Archipiélago), un clima
cxtrcmi,, dc tipo c o~t i n e~t aiC! ? ~,'69,/5!5,
1975) con veranos calurosos y secos e inviernos
fríos y lluviosos.
Por ultimo, hay que destacar que los tipos
de suelos dominantes corresponden a la asociación
Andept-Litosol, en el eje central: Umbrept
y litosol en torno al Roque Nublo y Llanos
de Pargana y en la cuenca alta del
barranco Oiinig~;id;i; la asoriarión Litosol y
Ochrept en el perímetro de la Caldera de Tirajana;
y localizaciones puntuales de Haplumbrept
(SANCHEZ, 19751, sobre los que se desarrolla
una vegetación arbórea de Piiius
ccznnviensis y Pinus foráneos. repoblados en su
mayor parte, y un matorral arbustivo asociado
con predominio de retamas, (Ttline microphylla),
y codesos, (Adenocarpus foliolosus), junto con
otras especies de porte más reducido relativamente
comunes en la zona, en función de
las matizaciones ambientales qiie introduce
la heterogeneidad topográfica
Administrativamente, siete municipios se
repdrieii la süpei-Íicie de la Cüi-iihie Ccntrn!
Sta. Lucía, Aguimes, Ingenio, S Mateo, Valsequillo,
S. Bartolomé y Tejeda
Criterios de delimitación
Los criterios establecidos para diferenciar el
área estudiada son fundamentalmente de carácter
ambiental, ecológico e históricos, conc
i d c r a ~ dc, ~13 Cur?,,UreC entru! CSMC zonu de
montaña. Teniendo en cuenta las dificultades
que entraña el propio término a nivel conceptual
(ABREyU PIUAL1 Y, 8 1 ; FIIUTOS19, 85; BARRA
et al., 1989; GARC~A-Ru(iEz,d tr.)1 990),a doptamos
<grosso modo) los juicios defendidos en
ABREUy PIDAL(1,9 81) y BARReAt al., (1989)p ara
definirla. dondc sc establecen unos criterios
básicos, como el de ser un territorio de cabecera,
que coincide con terrenos que forman
!as cabeceras de las cuencas hidrograficas,
con un predominio de los usos silvopastorales,
y un bajo tanto por ciento de terreno en
que es posible el cultivo agrícola ~ABREyU P i-
DAL, 1981). En nuestro caso, adcmás, hay que
-z.ñ.-s-r.i.i r que e! efecto de fachada, harlnwnto y
sotavento, no es muy acusado y prescnta
unas condiciones de sustrato y pendientes relativamente
horriogérieas, co~nfiguia~idue,n
definitiva, unos factores naturales más o menos
constantes, a cierta escala de trabajo. A
un mayor nivel de detalle, se produce un mosaico
de combinaciones de factores biogeográficos
que permiten la existencia de facies
de vegetación diferenciadas (AROZENCAR, IAno,
FDFZ-PEILyL OU IRANT1E9S8,2 ). así como
la diversidad y sclccción de especies que el
hombre ha producido mediante su secular
gestión agrosilvopastoral de este territorio,
tácilmentc constatables a simple vista y ya señalados
para algunos sectores en trabajos
precedentes (PÉREz-CHACÓUS, UÁREyZ S ANTANA,
1984).
Esta zona, es pues, un territorio que queda
incluido como unidad ambiental con características
propias (SANTANyA P ÉREZ-CHAC~N,
1988), que históricarriente hd soporlado un
sistema dc cxpli;:aciS~ ugr~s:!ropnstori!. &te
entró en receso, en gran medida, corno corisecuencia
de la desviación del contingente poblacional
y de las actividades economicas a
las zonds costerds. iriducido por el fenómeno
turístico iniciado en la década de los 60.
Material y métodos
Se procedió a ana!izar !a ev~!iición del paisaje
vegetal, con el objeto de coritextudlirar el pro268
Agustín Naranjo Cigala
Cuevas Blancas. 1.609 m.
Pmm. totales anuales
2000 , mm.
Fuente: Serv Hidráulico. Pmm. medias: 782,9 mm.
Mesas forestal. 1680 m.
Pmm. medias mensuales, 1989
mm.
500
4%
400
350
300
250
ZUÜ
150
100
50
o
E F M A M I I L A S O N D
meses
Fiiente. Serv Hidráiilirn
Evolución del waisaie vegetal en la <Cumbre Central) de Gran Canaria ... 269
Hornos presa. 1.625 m.
Pmm. totales anuales
1960 1965 1970 1975 1980 1985 1989
Fuente: Serv Hidráulico. Pmm. medias: 665,9 mm.
Cortijo Huertas. 1700 m.
Pmm. medias mensuales. 1989
E F M A M J J L A S O N D
meses
Fuente: Sem Hidráulico.
Fig. i/ Estaciones pluviornétricas, Cürnbre Central Variación interaniial (30 años) y precipitaciones mensuales de 1989
O U r v ~ r s d a<l l e Las Panias do (m?C anara i t o e c a Unues t s r s aem<,ra D g a l e C ani r i s 2035
270 Agustín Nuranja Cigala
blema fitogeográfico en las <cumbreso de
Gran Canaria, dentro de un marco sistémico e
integrado (BFRTRANI)1,9 68. 1978; PÉREZ-CHACON
y VABRE1,9 85; etc) para afinar en trabajos
encaminados hacia el análisis de !a recolonización
vegetal
La metodología empleada contempla los
distintos niveles de organización de la vegetación
en la zona de cumbres, tal y como propone
F. FOURVEA(CUo, ord, 1986).E l primer nivel
de aproximación lo hemos definido a través
de los diversos mapas de unidades vegetales
(1960-77-891. Los dos primeros sor1 fruto del
trahajo de fotsir,te:prctnción. micntra-, qüc
para el último y el de unidades de paisaje se
precisó de los inventarios florísticos y campañas
de campo que alustasen las características
de las distintas unidades, siguiendo la
metodología modificada de G BERTR~ND
11966), aplicada entre otros por E. PÉK~L-CHACON
y l. VABRE( 1 985) y M. E. AROZEN(A 19, 87).
'l'nrin ~ l l npe rmite la selección de las distintas
especies pioneras en las diversas situaciones
(orientación, topografía, sustrato, edad del
abandono, estratificación vertical, ..i, Iiecesdriac
para los posteriores niveles de análisis y
estudios de detalle y que expondremos en
posteriores trabajos. En el primer nivel del estudio
que aquí se expone, queda incluido el
análisis diacrónico, representado en varios
mapas de la evolución de la vegetación, estableciendo
el diagnóstico cartográfico de la
evolución del paisaje vegetal en esta Cumbre
Central.
Asi pues primeramente fue preceptivo
I ~ I L U~I I dI ~ e ~ ~ d ~ la~ liaes rle~feirven cias históricas
que hacen mención al estado de la vegetación
en las cumbres y aproximarnos a su
reconstrucción, siguiendo propuestas ya elaboradas
[SANTAN1A9,8 6) Seguidamente se
parte de la interpretación de las fotografías
aéreas, a escala 1 : 18.000, para delimitar la distribución
espacial de las formaciones vegeta-
,,,, I-- i--i.+a,.r""u i a l e indücida, en los periodos mei-1-
cionados, y establecer así. la evolución que a
grandes rasgos han experimentado dichas
formaciones en las últimas décadas. De esta
forma, se constata la dinámica propia de la
vegetación espontánea, y de la reforestada a
través del plan de repoblación que establece
el <Perímetro de RepoblaciOn Forestal Obligatoria)
de 1953 (Decreto del 18 de diciembre).
Esto nos marcará las pautas para la elección
de las «parcelas experimentales)) sobre
las que se realizarán. en función del diseño de
muestre0 previamente establecido, un tratamiento
específico encaminado a desvelar el
g,.*i-Aa-u v uA-r ~ u i +- - - :A- A: :z- -1- 1 - - icci i~iaciuii-u13pt.sii uii ur id>
distintas especies mas significativas mediante
tecnicas específicas (CARTE1R9,9 0) Simultáneamente
se estudiarán las variaciones sucesionales
y fenológicas referidas a la
composición florística y grado de cobertura
vegetal de dichas parcelas experimentales
(FRANClI9S9, 0),o bservando con especial interés
!cs factorec ecoant róp~c~q!c!n rnpermten
en la variabilidad de las formaciones vegetales
en los distintos estratos, para intentar
establecer un modelo que explique la velocidad
recolonizadora de las distintas especies
o formaciones (PÉREz- CHACO^, y VABRE1,9 851.
Esta fase se encuentra en estado de elaboración
Evolución secular del estado fitogeográfico
de la Cumbre
Tras ld Conquista castellana, la isla sufre una
intensa deforestación a consccuencia de las
continuas datas, talas, repartimientos y iisurpacioncs
ae ios <<montes»(L ONZALE1Z98,3 ,
SANTANA19, 86; SIJÁREZ1. 987; SANTAUyA
PÉREZ-CHACÓ19N8,8 1, así como de otros aprovechamientos
intensivos:
«Estoscarboneros otrosque no ~ O S ~ J I , C ~ I I S ~ ~ ~ U ~ ~ ~ M
hoy lu \iloxi.ru dul pinar, terrible plaga qrneco~icluiváp or
dejamos sin un Brbol de tan rara especie)), (MILLARES,
A., 1882: 299).
La deíu~estciciúii di~rl~urpl v p ~ r ~ i v ~ ~ e s
preocupantes. a nivel de toda la isla.
Evolución del paisaje vegetal en la «Cumbre Central> de Gran Canaria 271
d a i da de Cciizaria i..) ha vislo d imi n u i r sus 60sques
y que estos desaparecieron poco a poco en grandes
extensiones de terreno, de wiodo que las nuevas talas terrninarin
por destruir enteramente la región donde seencuelztrtiiz~,(
MADOZP, ,1 84 5- 1850 601.
Por supuesto, la Cumbre no se ve ajena a
este proceso general, y a mediados del XVlll
se encuentra practicamente desarbolada:
«(. ) la parte inás alta de la isla está totalmente desolada
y es árida, ya q u n~n p roduce ni hierbas ni n d o -
rrales, a exicpción de las ya citadas retamas; (...)»,
(CLASSC, ., 1764: 65)
Estos t~v t o sn os ofrecen iina visifin histhrica
de la dinámica dcl paisaje vegctal de la
Cumbre Si bien la mentalidad europea de alguiius
de estos viajeros condiciona su apreciación
particular ya que a veces los relatos
resultan contradictorios, posiblemente influenciados
por su propia cultura continental
y occidental, de connotaciones románticas.
Después de observar la tónica general de las
antcriorcs citas, otros textos muestran contradicciones,
si bien pudiera tratarse de un signo
de la dinámica vegetal o de uria observación
con más detalle.
«Este lugar í. .), tendría un aspecto más salvaje si no
estuviese casi por conzplcto cubierto de vegetacion. He
hablado de bosques de pinos que seextienden al norte del
miterde Tejed~tE.x isteez otros al surdeesteabismo 11 del
de Tivajana. Numerosus retamas (..), despli~ganp or todas
partes sus ramos olorosos de flores blan~asC. entenar-
fs de plantas l...), crecen en todas las grietas y
en cualqiiier parte donde la roca este cubierta
por una capa de tierrd por muy fim que esla
Sea>, (VFRNF?I~! ~, , ?,9 1 1 87).
En definitiva, la presión antrópica, trds Id
Conquista, fue creciente y escalando espacios
altitudinalmente hasta alcanzar las cotas
máximas de la isla, perturbando la dinámica
de la vegetación natural. Sin embargo, a
mediados de la presente centuria, por causas
ya mencionadas, esta dinámica entra en
ur! pericdc dende prednmina !a regeneración
natural, pero con una herencia antrópica
que condiciona la progresión espacial y
las especies pioneras de las formaciones vegetales
Situación a finales del siglo XX
El mencionado estudio diacrenico a través
de la fotografía aérea de las décadas de los
60. 70 y finales de los 80, nos conduce hacia
la observaci0n de un proceso evoluLivo que
podemos sintetizar en la consecución de varias
categorías o unidades a gran escala, que
denotan un Lipo de yaisaie dileretite matorral
disperso, matorral denso, pastizal, cuitivos
en ~xnlotación cultivos abandonados
afloramientos rocosos sin apenas vegetación
cartografiable y pinar, que evolucionan
espacialrncnte de la siguieritc manera.
- Década de los 60
La información correspondiente a este período
fue obtenida de la fotografía aérea de
1961 a escald 1: 18.000 y completada con los
vuelos de 1957 a escala 1. 5.000 consultados
en Catastro de la Riqueza Rústica, subsanando
los vacíos existentes en los fotogramas
anteriores. Además, se partía de las descripciones
sobre el estado de la vegetación
proporcionadas por algunos estudios botánicos
realizados a finales de los anos 60:
«Las nzas altas cinzas de Tejeda El Nublo, Bentaiga,
Pozo de las K i ~ yw o tras d d m t r o d~ Gran
Canaria muestran una vegetación paupérrinia representada
por pequeñas sufrútices que apenas puedeui
encontrar ui.ia pequeñu grieta o hendidura donde enraizar
l.. )», (ESTEVE1, 969: 100)
En efecto, e! anjlisis de !3 fctograffa nos
demuestra que en la década de los 60, predominaba
el matorral disperso, de escaso
porte y recubrimiento en la mayor parte de la
superficie estudiada; los pastizales dominaban
en los Llanos de Pargana, Llanos de La
Pez, Mesa del Cuervo, Mesas de Ana López,
Cañada del Salado, Llanos de Sardina y Mesas
de !as Varas Según F ESTFW P! pastizal
estaba compuesto K( ...) fundamentalinente por algunas
eutherójitas del orden Helianthemetah y ni272
Agustín Naranjo Cigala
Fig VI Mapa de vegetación, 1960.
trófilaj. asícorno de algunasformaciones de procedencia
euronediterránea (céspedes de Bromus y Vulpiab.
(ESTEVE1,9 69: 82). Las zonas de cultivo en
Los Llanos de la Pez y en las cercanías de
Cueva Grande, Camaretas y Hoya del Gamonal.
Ya aparecía un incipiente pinar de repoblación
en la zona de los Helechales (fig.VI).
- Década de los 70
El aspecto más característico de la década
de !es 7G, !e cuni t i t~yre ! puu!utins aumente
de la superficie repoblada del pinar. El núcleo
más antiguo, en torno al Pico de Las
Nieves, se expande, a costa del matorral y del
pastizal, hacia la Presa de Los Hornos, Pargana
y Llanos de la Pez, y aparecen algunas
parcelas donde ya son visibles las bandas de
repoblación, en torno al Roque Saucillo, Presa
de Ciievac. Hlancar, y Corra! . e los ! l ~ n c ~ s .
También se consolidan algunas zonas cultivadas
como la finca de los Llanos de la Pez y
persisten, en !as cercanías de los caseríos y
en algunas áreas aisladas. Sin embargo, con
el abandono de otras zonas. se densifica el
matorral, sobre todo en orientaciones norte,
predominando el codeso Ad~nocarpus foliolosus,
y la omnipresente retama de cumbre 'I'elirze
uviicrophgila (fig.VIII.
- Década de los 80-90
E! pina: sc corvrii;:r-, n esta escala de ti-abajo,
en la formación vegetal protagonista en este
período, consolidándose cn las áreas más antiguas
y aumentando su extensión en torno al
Roque Nublo, Cortijo de los Hornos y Mesa de
las Vacas. Los cultivos y el pastizal pierdcn terreno
por ello y a causa también, de lo que es
un fenómeno evidente tras este estudio diacrSnicn:
e! muterrz! csr?psnste fmdarnerit~!
mente por la retama, Telii~eu viicrophglla, el escoEvolución
del paisaje vegetal en la «Cumbre central^ de Gran Canaria.. 273
Fig VIL hlapa de vegetación, 1977
Fiq Vlll Mapa ae begetación, 1989
OUrvcrsdal <le Las Panias do (,re, Canara i t o e c a Unuestsrs Memma D g a l e Caniris 2015
2 76 Agustín Naranjo Cigala
((Jarhna salicifolia y C. texedae). El pastizal de panasco
es cl más frecuente en la cumbre, constituido
por una gran variedad de especies de
gramíneas, dominando entre ellas el cerrillo
[Hiparrhenia Hirta), y la Poa (Poa pitardiana).
Conc1usiones
La zona de Cumbres de la isla de Gran Canaria
iiikrisarnente deforestada a principios de este
siglo, ha experimentado un importante proceso
de recuperación de su cubierta vegetal, a
partir de la década de los 60. Esto se ha podido
demostrar mediante el análisis e interpretación
que hemos realimdn de los fitogrsmar
aéreos a escala 1 j 18.000 de 1960, 1977 y 1989,
así como por el testimonio qiie aportan algunos
científicos que han descrito ld vegetación
de la zona, en dicha fecha (ESTEVE, 19691.
La disminución de la presión humana,
cuyas causas son bastante conocidas. manifestada
por la reducción del proceso multisecular
de explotación del sistema agrosilvopastoril,
así como la intencionalidad de
repoblar lds cumbres a través de las 8.000
Has. del <Perímetro de Repoblación Forestal
Obligatorio, de 1953, favorecieron la restauración
progresiva del paisaje vegetal, actualmente
caracterizado por una cobertera arbórea
de Pinuz canariensis. principalmente, y
por un matorral retamar-codesal, acompañado
por un cortejo florístico propio de esta
zona dc cümbres que en corijüiitü iiriaiiiíiesta
procesos de recolonización natural o
inducida que es preciso contextualizar y
analizar.
Evolución del paisale vegetal en la <Cumbre Central) de Gran Canaria ... 277
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